¿Por qué celebramos la Fiesta de la Niña María? Juana de Lestonnac iba un día visitando las clases de su primer Colegio de Burdeos. Le gustaba comprobar si las niñas adelantaban en todo. Esto lo aprovechaba para hablarles de Jesús y de María y animarlas a ser amigas. Un día sintió deseos de consagrar a la Virgen a todas aquellas niñas. Comenzó estimulando a cada niña para que hiciese una promesa especial a la Virgen y a que deseasen imitarla en todas las acciones de la vida. Luego explicó a sus compañeras la manera en que deseaba que se celebrase esta fiesta el día de la Presentación de la Virgen: en la Capilla del Espíritu Santo harían su ofrenda lo mismo que un día hizo la Virgen en el templo de Jerusalén. Este Proyecto se celebró en Burdeos el 21 de Noviembre de 1610. Se abrieron las puertas del Colegio y fueron saliendo en procesión, de dos en dos y con una vela en la mano. A la cabeza iba una alumna llevando una imagen de la Virgen. El sacerdote esperaba a la puerta de la iglesia y, después de recibir la imagen, la colocó en el presbiterio sobre una especie de trono. Acto seguido se celebró una misa cantada. Así se celebró por primera vez en la Orden de Nuestra Señora la fiesta de la Niña María, como genialmente la concibió su Fundadora, la Madre Lestonnac, en homenaje a María y en agradecimiento al Señor por los favores recibidos. La Madre Lestonnac dejó establecido que esta fiesta se celebrara TODOS LOS AÑOS. La Presentación de la Santísima Virgen María Celebraremos junto con toda la Iglesia, la Presentación en el Templo de la niña Santa María. Es en una antigua y piadosa tradición donde encontramos los orígenes de esta fiesta mariana que surge en el escrito apócrifo llamado "Protoevangelio de Santiago". Este relato cuenta que cuando la Virgen María era muy niña sus padres San Joaquín y Santa Ana la llevaron al templo de Jerusalén y allá la dejaron por un tiempo, junto con otro grupo de niñas, para ser instruida muy cuidadosamente respecto a la religión y a todos los deberes para con Dios. Históricamente, el inicio de esta celebración fue la dedicación de la Iglesia de Santa María la Nueva en Jerusalén en el año 543. Estas fiestas se vienen conmemorando en Oriente desde el siglo VI, inclusive el emperador Miguel Comeno cuenta sobre esto en una Constitución de 1166. Más adelante, en 1372, el canciller en la corte del Rey de Chipre, habiendo sido enviado a Aviñón, en calidad de embajador ante el Papa Gregorio XI, le contó la magnificencia con que en Grecia celebraban esta fiesta el 21 de noviembre. El Papa entonces la introdujo en Aviñón, y Sixto V la impuso a toda la Iglesia. « Protoevangelio de Santiago » SOBRE LA PRESENTACIÓN DE MARÍA EN EL TEMPLO Al llegar la niña a los tres años, dijo Joaquín: «Llamad a las doncellas hebreas que están sin mancilla y que tomen sendas candelas encendidas (para que la acompañen), no sea que la niña se vuelva atrás y su corazón sea cautivado por alguna cosa fuera del templo de Dios.» Y así lo hicieron mientras iban subiendo al templo de Dios. Y la recibió el sacerdote, quien, después de haberla besado, la bendijo y exclamó: «El Señor ha engrandecido tu nombre por todas las generaciones, pues al fin de los tiempos manifestará en ti su redención a los hijos de Israel.» Entonces la hizo sentar sobre la tercera grada del altar. El Señor derramó gracia sobre la niña, quien danzó, haciéndose querer de toda la casa de Israel. Bajaron sus padres, llenos de admiración, alabando al Señor Dios porque la niña no se había vuelto atrás. Y María permaneció en el templo como una paloma, recibiendo alimento de manos de un ángel. ORACIÓN Oh Dios que has querido que la Santísima Virgen María, morada del Espíritu Santo, fuera presentada en el templo, concédenos, que por su intercesión, merezcamos ser presentados al templo de tu gloria.