[16] En su lecho de muerte, quince días después de haber sido herido, pidió Garfield un lápiz y un pedazo de papel, y escribió con su mano descarnada: “James A. Garfield: Strangulatus pro Republica.” Inquiétanse mucho los poetas jóvenes por la tardanza de la fama, sin ver que esta no es más que cosa casual y veleidosa; que no viene a veces sino luego de la muerte, y se niega más a aquellos por quienes es más merecida. Pocos nombres hay tan notorios en la moderna literatura inglesa como el del triste Shelley o el de Keats: y en un estudio reciente sobre las primeras obras del más poderoso poeta que tiene hoy Inglaterra, Robert Browning, y que fueron por cierto, muy maltratadas las unas, o calladas las otras, como si se las quisiese espantar con la burla, y sofocar con el silencio, se lee que una bondadosa señora que quiso regalar a Browning las obras de Shelley, que son ahora clásicas, las buscó en vano en todas las librerías de Londres, donde era desconocido el nombre del poeta, muerto ya hacía tres años, y las halló al fin en una tienda de humilde apariencia, con las de “un John Keats”, que le recomendó el buen librero. El 14 de noviembre se abrió en Viena una exhibición de sellos de telégrafos y correos. Débese la exhibición a los esfuerzos de los filatelistas, que así se llaman los miembros de una sociedad de colectores de sellos que mantienen la importancia del estudio de estos como auxiliar poderoso del estudio de la historia, y le conceden tanta importancia como a la numismática. No creen que estudiar monedas enseñe más que estudiar sellos.—Lo que a primera vista se observa en aquel certamen curioso, en apariencia monótono, es el desarrollo rápido y creciente de las comunicaciones en los diversos pueblos de la tierra, y la baratura actual de estas. Una de las agrupaciones más celebradas de la exhibición es la del Dr. Moschkan, que ha reunido todos los sellos usados por Francia y Alemania durante su guerra desastrosa: allí se ven, por los sellos, todas las fases y accidentes de aquella lucha desesperada y tristísima: allí están los sellos de campaña de ambos ejércitos, y el del cuerpo suizo de observación; el sello de correos expedido por los alemanes en Alsacia en 1º de agosto de 1870; cartas enviadas en globo de París a Metz; las cartas reducidas por la fotografía para el correo de palomas; los sellos creados durante la dictadura de Gambetta, y otros expedidos por firmas privadas que tuvieron a su cargo el manejo de la comunicación postal durante la Comuna; un sello que grabaron en 1870 los legitimistas, con el busto de Luis de Chambord, acto anticipado de la revolución monárquica que en aquellos días de desventura patria criminalmente intentaron; y los primeros sellos del nuevo Imperio alemán y la nueva República francesa.—La Duquesa de Longueville, aquella dama ingeniosísima que fue alma y gala de la rebelión aristocrática de la Fronda, está en efigie en la exhibición, como en tributo a haber sido ella la primera que introdujo el uso de los sobres para las cartas que había de distribuir el correo de la ciudad de París.— Colección muy notada es también la de España en que, como reflejo de su turbulenta historia, se ven en un grupo de sellos que abarcan un número breve de años, los bustos de Isabel, Amadeo de Saboya, don Carlos de Borbón y Alfonso XII. En diciembre presentó un senador de California a la Cámara de Representantes de los Estados Unidos el proyecto de formalización de la compañía del Canal de Nicaragua, en la que ha alcanzado ya tanta nota el ingeniero Menocal, cubano. El general Grant figura a la cabeza de los miembros de la compañía, acompañado de nombres de personas muy pudientes, de políticos respetados, de periodistas de valía. El proyecto propone que se autorice a la compañía para todos aquellos actos legales que conduzcan al libre goce de los poderes, privilegios, derechos y beneficios concedidos por la República de Nicaragua, a la sociedad provisional del Canal Interoceánico. Las oficinas de la sociedad se establecerán en New York. Su capital en acciones no podrá ser mayor de cien millones de pesos. Dirigirán la compañía once comisionados, de los cuales uno será nombrado por el Presidente de los Estados Unidos y otro por el gobierno de Nicaragua. Pide el proyecto que el gobierno norteamericano declare que garantizará a la compañía el goce de sus derechos durante 20 años después de la terminación del Canal, y el paso efectivo de los primeros buques de Océano a Océano. En los Estados Unidos hacen un papel excelente del bagazo de la caña. Cuando ya no puede extraerse del bagazo azúcar alguna, aún sirve para hacer papel. En esto acaban las cañas de la Luisiana, de la que no extraen más que un sesenta por ciento del guarapo: el exceso de materia sacarina que, por los procedimientos imperfectos de los agricultores luisianeses queda en la caña, dificulta la elaboración del papel, que es mejor mientras el bagazo sea más seco. La Opinión Nacional. Caracas, 24 de enero de 1882 [Mf. en CEM]