tentes o se condenen a improductibilidad ricas zonas que pudieran

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tentes o se condenen a improductibilidad ricas zonas que pudieran contribuir al abastecimiento de un producto que podemos considerar como de primera necesidad.
La solución está en la redacción y puesta en marcha de proyectos de Ordenación que comprendan, al menos, todos los montes incluidos en la zona
maderera. Su importancia no es despreciable; solamente en la isla de La
Palma existen diversos grupos de montes en estas condiciones, que pasamos
a enumerar como confirmación de nuestro aserto.
El primero y principal lo constituyen los montes situados en la vertiente
Norte de la isla: montes públicos de Barlovento (2.185 Ha), Garafía (4.480 Ha.),
Puntagorda (950 Ha.), Puntallana (342 Ha.) y Tijarafe (1.600 Ha.); es decir,
cerca de 10.000 Ha. catalogadas, a las que hay que añadir una cifra muy importante de pinares particulares, que solamente en el término de San Andrés
y Sauces sobrepasa ampliamente el millar de hectáreas.
Otro grupo importante de pinares explotables lo constituyen los de
El Paso (3.450 Ha.) y Fuencaliente (920 Ha.), ambos catalogados y rodeados
de masas de propiedad particular cuya extensión no resulta fácil de determinar ahora. Aún existen otras masas importantes en Santa Cruz de la Palma, Mazo, Caldera de Taburiente, etc.
Las cifras que acabamos de indicar hacen patente la existencia de una
fuente de riqueza muy considerable; pero hay que evitar a todo trance que
la explotación se convierta en devastación, y eso no puede conseguirse sin
una política firme, apoyada en estudios técnicos precisos, tanto de conjunto
como particulares para cada uno de los casos que pueda presentarse.
Aparte de la producción de madera y de la benéfica influencia que en relación al clima local ejercen estos pinares de Canarias, son objeto de otra
serie de aprovechamientos, apenas contrastados, muy difíciles de valorar
económicamente; pero que en ocasiones resultan de importancia extraordinaria para la economía general del Archipiélago. A continuación revisaremos
de un modo somero los más importantes de ellos.
En las zonas situadas cerca de los cultivos intensivos, mucha mayor importancia que la explotación de la madera tienen, en la actualidad, los aprovechamientos del barrujo o pinocha, con el que se resuelven problemas vitales para la agricultura, cual son: el abastecimiento del estiércol necesario
como abono orgánico y el embalaje de los plátanos. Esta extracción de barrujos, realizada con enorme intensidad en los últimos años, ha acabado
por agotar todas las reservas existentes, por lo que, selvícolamente, ha llegado el momento de intervenir para detener ese barrido continuo que se lleva
las únicas materias fertilizantes de que dispone el suelo forestal, por lo que,
a la larga, sus efectos sobre el arbolado han de ser desastrosos.
Existen, sin embargo, grandes dificultades para el acotamiento total de
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