JAVIER LATORRE_ROSELL-MENORES-2013 [134,78

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CASO MENORES EN EL NOU CAMP.
Sandro Rosell tiene razón
en el fondo
Por Javier LATORRE MARTÍNEZ 1
Esta semana ha sido agitada en “Can Barça” por las manifestaciones de su presidente,
SANDRO ROSELL, en relación con la inminente prohibición definitiva del acceso de los
menores de siete años en el Nou Camp que no dispongan de entrada. No vamos a
entrar en si han sido afortunadas o no sus declaraciones en relación a este asunto
("Prefiero un titular que diga 'Rosell no deja entrar a un niño' que no uno que diga
'Rosell ha matado a un niño"). Como Vdes. conocen, el presidente barcelonista ha
manifestado que ha tomado una decisión con la que “no está de acuerdo” ni él ni su
Junta Directiva.
Tampoco entraremos en consideraciones de oportunidad si esta declaración se tenía
que haber efectuado hace unas semanas, con ocasión de la celebración de otros partidos
menos trascendentes que el que se avecina el próximo sábado 26 de octubre -ni más ni
menos que el “clásico” ante el eterno rival-, o bien si se debía haber propuesto en la
última Asamblea Extraordinaria del 5 de octubre, en la que, entre otros asuntos, se
aprobó la reforma de los Estatutos sociales.
No cabe duda que alguien se dio cuenta que, al celebrarse el partido FC BARCELONAREAL MADRID, a las 18 h del próximo sábado, en un horario que anima a las familias a
acudir al Estadi, podría ocurrir que se presentaran diez, veinte o treinta mil niños,
acompañados de sus padres, sin entrada, que ocuparían sitios en las gradas del Nou
Camp. Desconocemos si en la decisión han primado motivos económicos, motivos
logísticos o motivos de seguridad; lo que, sin duda, está acreditado es que el próximo
sábado no entraran niños menores de siete años sin entrada, a pesar de que siempre ha
sido costumbre acceder a esta posibilidad en el recinto barcelonista.
Muchos son los comentarios que se han vertido sobre este asunto, unos pasionales,
otros románticos, otros estratégicos –era buen momento para los opositores para
arremeter contra esta Junta Directiva-, y, otros relacionados con la seguridad del
recinto.
Pues bien, analicemos si existe base jurídica para que el presidente SANDRO
ROSELL haya dictaminado un acuerdo tan impopular, a pesar de que
MAITE CASADO, Directora General de la Administración de Seguridad de
la Generalitat de Catalunya, haya manifestado públicamente que no existe
ninguna regulación específica al respecto.
1
Subdirector IUSPORT
Para empezar, y, en base al desarrollo que sigue a continuación, me sorprende que
durante tantos años se haya permitido esta práctica –loable y cariñosa con los niños y
sus familias, por otro lado-, pero que tantas connotaciones de responsabilidad puede
conllevar. Una cosa es que los directivos de un club intenten contentar a su masa social
y otra es que incumplan de forma sistemática y reiterada la normativa existente, de
obligado cumplimiento. Recordemos, además, las posibles responsabilidades jurídicas
que podría contraer el propio club y, por supuesto, los miembros de la Junta Directiva,
en caso de fatales accidentes, aunque, por otro lado, sea mínima la probabilidad de su
existencia, pero la historia ya ha sido cruel y despiadada en otras circunstancias
similares con ocasión de acontecimientos deportivos.
Pues bien, comencemos con las sorpresas. Resulta que hace VEINTE AÑOS que el
ordenamiento jurídico español en relación con el ámbito deportivo ya
obligaba a acceder a un estadio deportivo con la correspondiente entrada.
En ese sentido se manifestaba el Real Decreto 769/1993, de 21 de mayo, por el
que se aprueba el Reglamento para la prevención de la violencia en los
espectáculos deportivos. El artículo 11 de este Real Decreto disponía cuáles eran las
obligaciones de los espectadores presentes en un recinto deportivo en el que se
celebrase un espectáculo deportivo:
“1. Toda persona que pretenda acceder a un recinto deportivo deberá ser
portadora de un billete de entrada expedido a título individual, de
billete múltiple, de abono o de cualquier otro título que autorice a los
interesados a acceder a un espectáculo o a más de uno.”
El ámbito de aplicación de este Real Decreto correspondía a las competiciones
deportivas de ámbito estatal (por ejemplo, la Liga Española de Fútbol) o de carácter
internacional, y en especial, al fútbol profesional, a las calificadas de alto riesgo, y a
aquellas otras que en el futuro se determinasen, a instancia de la Comisión Nacional
contra la Violencia en los Espectáculos Deportivos, creada por la Ley 10/1990 y
regulada por el Real Decreto 75/1992, de 31 de enero.
Unos años más tarde, el legislador español, preocupado por la violencia y otras
actuaciones graves en los recintos deportivos, decidió regular la situación a través de la
Ley 19/2007, de 11 de julio, contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la
intolerancia en el deporte. Dicha Ley, vigente en la actualidad, ha establecido las
obligaciones de las personas espectadoras asistentes a las competiciones y espectáculos
deportivos, y, en concreto en su artículo 6, relativo a las condiciones de acceso al
recinto deportivo, se dispone que:
“1. Queda prohibido:
e) Acceder al recinto sin título válido de ingreso en el
mismo.”
El ámbito objetivo de aplicación de esta Ley 19/2007 está determinado por las
competiciones deportivas oficiales de ámbito estatal, que se organicen por entidades
deportivas en el marco de la Ley 10/1990, de 15 de octubre, del Deporte, o aquellas
otras organizadas o autorizadas por las federaciones deportivas españolas.
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La Disposición adicional primera de esta Ley 19/2007 autorizaba al Gobierno a dictar
las normas reglamentarias tanto en los supuestos específicos previstos en esta Ley y en
aquellos otros que sean necesarios para la efectiva aplicación de las previsiones
contenidas en la misma, sin perjuicio de las competencias de las Comunidades
Autónomas fijadas en sus respectivos Estatutos de Autonomía. Pues bien, así fue. Y, en
concreto, el 1 de julio de 2010 entró en vigor el Real Decreto 203/2010, de 26 de
febrero, por el que se aprueba el Reglamento de prevención de la violencia,
el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte.
El artículo 17 de este Real Decreto 203/2010 regula asimismo las obligaciones de los
espectadores respecto de los billetes de entrada al recinto deportivo, y dispone que
“1. Toda persona que pretenda acceder a un recinto deportivo
deberá ser portadora de un billete de entrada expedido a título
individual, de billete múltiple, de abono o de cualquier otro título que
autorice a los interesados a acceder a un espectáculo o a más de uno.”
No olvidemos que el ámbito de este Reglamento viene definido en el artículo 2, según el
cual las disposiciones en él contenidas serán aplicables con carácter general a las
competiciones deportivas oficiales de ámbito estatal que se organicen por
entidades deportivas en el marco de la Ley 10/1990, de 15 de octubre, del Deporte, así
como a las organizadas o autorizadas por las federaciones deportivas españolas.
En definitiva, es sorprendente el desconocimiento o la no aplicación de lo dispuesto en
la normativa estatal relativa a los espectáculos deportivos. “Contentar al personal
contra legem” puede conducir a consecuencias serias e imprevisibles para los
organizadores de las competiciones deportivas. En definitiva, desde que entró en vigor
el Real Decreto 769/1993, de 21 de mayo, ya han pasado más de 20 años, en los que
siempre se ha exigido que toda persona que acceda a un recinto deportivo en el que se
celebre un espectáculo deportivo vaya provisto de la respectiva entrada. Es decir, tres
normas así lo han establecido: RD 769/1993 (art. 11.1), Ley 19/2007 (art. 19.1.e) y RD
203/2010 (art. 17.1).
Por todo lo anterior, no debería echarse la culpa del incumplimiento de la normativa
exclusivamente a la Junta Directiva de Sandro Rosell –que, ahora ha corregido
inteligentemente su postura permisiva-, sino que desde hace muchos años los
diferentes directivos del club han aceptado la permisividad por encima de la normativa
aplicable. Dicen que “el fin justifica los medios”. La realidad es que no hay iniciativa
más loable y maravillosa que puedan acudir los niños menores de siete años gratis a un
campo de fútbol acompañados de sus padres, pero lo que no cabe duda, es que deben
hacerlo en condiciones de seguridad y siempre, en cumplimiento de la normativa
vigente, puesto que cuando vienen “mal dadas” todos se apuntan a exigir
responsabilidades, en este caso, de los directivos de una entidad deportiva.
Tampoco puede olvidarse que la normativa de la Comunidad Autónoma catalana
también vela por la seguridad en los recintos deportivos mientras se celebren en ellos
espectáculos de tal naturaleza, como podremos ver a continuación. El legislador
catalán, con competencia en la materia sobre espectáculos públicos, dictó la Ley
11/2009, de 6 de julio, de regulación administrativa de los espectáculos públicos y las
actividades recreativas. En su artículo 5, establecía los derechos y obligaciones de los
espectadores y los usuarios, entre los que se destacan:
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1. Los espectadores, los participantes y los usuarios de los espectáculos públicos
y de las actividades recreativas tienen los siguientes derechos: (…)
c) Ser admitidos al establecimiento o al espacio abierto al público en las mismas
condiciones objetivas para todos los asistentes, siempre que la capacidad de
aforo lo permita y que no se dé ninguna de las causas de exclusión, que deben
ser establecidas por reglamento, por razones de seguridad, para evitar la
alteración del orden público o en aplicación del derecho de admisión.
2. Los espectadores, los participantes y los usuarios de los
espectáculos públicos y de las actividades recreativas tienen las
siguientes obligaciones:
a) Ocupar sus localidades o permanecer en las zonas señaladas para
el público, sin invadir el espacio destinado a otras finalidades, salvo
que esté previsto en el desarrollo del espectáculo o que sea inherente a la
naturaleza de la actividad. (…)
f) Cumplir los requisitos y las normas de acceso y de admisión
establecidos con carácter general por los titulares de los
establecimientos abiertos al público o por los organizadores de las
actividades. Los criterios de acceso y admisión deben darse a conocer
mediante rótulos visibles colocados en los lugares de acceso y por los demás
medios que se determinen por reglamento.”
Como puede deducirse, se obliga a cada espectador a que ocupe “SU
LOCALIDAD”, la cual se especifica en la entrada o carnet de socio correspondiente.
Es decir, alguien previamente debía dictaminar dónde se debe situar cada menor sin
entrada que acceda a un estadio de fútbol, o dictaminar cuáles son las zonas señaladas
para su ocupación, y hasta ahora no consta que se haya hecho así en el Nou Camp.
Posteriormente, se desarrolla esta Ley 11/2009, de 6 de julio, mediante el Decreto
112/2010, de 31 de agosto, por el que se aprueba el Reglamento de
espectáculos públicos y actividades recreativas.
El artículo 90 de este Decreto dispone, en relación con la venta de entradas o
localidades, que:
“1. En los espectáculos públicos y actividades recreativas en los que se requiera
la venta de entradas o localidades, las personas organizadoras deben
habilitar las expendedurías necesarias, en relación con el número de
localidades, para despacharlas directamente al público.”
Si entráramos en un terreno de conflicto de competencias entre Administraciones
Públicas, se podría discutir la aplicación o no, en el caso de la competición liguera
española cuando los partidos se celebren en el Nou Camp, de la NORMATIVA
ESTATAL (Ley 19/2007, de 11 de julio, contra la violencia, el racismo, la xenofobia y
la intolerancia en el deporte, y el Real Decreto 203/2010, de 26 de febrero, por el que
se aprueba el Reglamento de prevención de la violencia, el racismo, la xenofobia y la
intolerancia en el deporte), donde se expresa taxativamente la obligación de acceder al
recinto deportivo con entrada, o de la NORMATIVA CATALANA (Ley 11/2009, de 6 de
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julio, de regulación administrativa de los espectáculos públicos y las actividades recreativas, y Decreto
112/2010, de 31 de agosto, por el que se aprueba el Reglamento de espectáculos
públicos y actividades recreativas), en la que no consta expresamente dicha
obligación, pero sí que se deduce positivamente de su articulado.
Recordemos que la Directora General de Administración de Seguridad de la Generalitat
de Catalunya, MAITE CASADO, ya se ha apresurado a manifestar que el FC Barcelona
tiene la potestad de vetar la entrada al Camp Nou de niños menores de siete años sin
entrada pero que no existe una regulación específica, y ha destacado que
decisiones de este tipo entran "dentro del derecho de admisión, de la capacidad de
gestión y de una cierta capacidad de discreción que le corresponde al club". La
Directora General ha asegurado que el club no les ha consultado en materia de
seguridad antes de tomar la decisión, pero ha puntualizado que no es necesario
comunicar esta medida a la administración, y ha valorado que "si el FC Barcelona lo
considera adecuado puede adoptar las medidas oportunas porque el tema no
está regulado de manera concreta".
Es decir que, según se desprende de las palabras de la Directora General de
Administración de Seguridad de la Generalitat de Catalunya, parece que no exista
norma expresa alguna que obligue al presidente del FC Barcelona a
adoptar la medida restrictiva de impedir la entrada de menores de siete
años sin entrada.
No podemos compartir dicha afirmación por dos motivos:
1) De la propia normativa catalana (Ley 11/2009, de 6 de julio, de regulación
administrativa de los espectáculos públicos y las actividades recreativas, y su posterior desarrollo,
mediante el Decreto 112/2010, de 31 de agosto, por el que se aprueba el
Reglamento de espectáculos públicos y actividades recreativas), se
desprende la obligación del club titular del recinto deportivo en el
que se celebrará un espectáculo deportivo de que los espectadores
ocupen “sus localidades” o “permanecer en las zonas señaladas para el
público, sin invadir el espacio destinado a otras finalidades”; por tanto, las
localidades deben haber sido asignadas previamente mediante la entrada o
invitación correspondiente, o bien, mediante el carnet de asociado que asigne la
localidad; en su lugar, deberían asignarse zonas para casos especiales sin
entrada, como sería el caso de los niños menores de siete años. Podemos
interpretar que la normativa catalana no se corresponde con la situación de
permisividad que ha venido sucediendo en los últimos años en el Nou Camp con
los menores de edad.
Por tanto, aunque es cierto que la normativa catalana no contempla
de forma expresa la obligación de acceder con entrada al recinto
deportivo, ya deja claro en su articulado que no debe improvisarse
en materia de control de aforos, por obvios motivos de seguridad y el
que dicha situación no estuviera regulada vulneraría la normativa existente.
2) En segundo lugar, en el caso de la competición en la que participa el FC
Barcelona, la Liga de Fútbol Profesional, también son de obligada
aplicación las normas estatales al respecto (como la Ley 19/2007, de 11
de julio, contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el
deporte, y el Real Decreto 203/2010, de 26 de febrero, por el que se aprueba el
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Reglamento de prevención de la violencia, el racismo, la xenofobia y la
intolerancia en el deporte), en las que se deja de forma meridianamente clara
que toda persona que pretenda acceder a un recinto deportivo, en el
que se celebren competiciones oficiales de ámbito estatal, deberá ser
portadora de un billete de entrada expedido a título individual. Su
ámbito de aplicación se extiende a toda competición oficial de carácter estatal,
de acuerdo con los requisitos explicitados, y, no hay dudas de que la Liga de
Fútbol Profesional no es ajena a su aplicación.
En consecuencia, sí que existen normas aplicables a este caso concreto, que
impiden el acceso al estadio sin entrada, pero son de ámbito estatal.
3) Si la razón esgrimida para rechazar la aplicación de dicha normativa estatal a los
partidos de Liga Española que celebre el FC BARCELONA en el Nou Camp,
tuviera origen en las competencias que tiene otorgadas la Generalitat de
Catalunya en materia de espectáculos -entre los cuales se incluyen los que se
celebren en un campo de fútbol-, deberíamos rechazar tal afirmación de
acuerdo con la Sentencia del Tribunal Constitucional 148/2000,
correspondiente al conflicto positivo de competencia núm. 3242/93, promovido
por el Consejo Ejecutivo de la Generalitat de Catalunya contra el anteriormente
citado Real Decreto 769/1993 (que, como hemos dicho anteriormente, fue
derogado posteriormente por el RD 203/2010 por el que se aprueba el
Reglamento de prevención de la violencia, el racismo, la xenofobia y la
intolerancia en el deporte).
Recordemos que el 4 de noviembre de 1993, la representación procesal del Consejo
Ejecutivo de la Generalitat de Catalunya formalizó conflicto positivo de competencia
contra el Real Decreto 769/1993, de 21 de mayo, por el que se aprobó el Reglamento
para la prevención de la violencia en los espectáculos deportivos. La representación de
la Generalitat consideraba que el Real Decreto 769/1993 se incardinaba en el ámbito
material de los "espectáculos" y en el de las normas de organización y
actuación de los cuerpos policiales, competencias propias de la Generalitat,
además que lo relacionado con el “deporte” era competencia exclusiva de la Comunidad
Autónoma.
Por su parte, el Abogado del Estado alegó que el Reglamento para la prevención de la
violencia en los espectáculos deportivos contenía una serie de normas destinadas a
prevenir la violencia en determinadas competiciones deportivas concretas, por lo que
no cabe duda alguna de que la competencia que el Estado ejercita es la relativa
a la "seguridad pública" (art. 149.1.29 CE). Y ello sin perjuicio de que concurriera
también la potestad sancionadora prevista y habilitada por la Ley del Deporte.
El texto controvertido disciplinaba las medidas que habían de adoptarse para que
determinadas competiciones de fútbol, singularmente las de ámbito estatal o
internacional y las calificadas de alto riesgo, pudieran celebrarse con orden, seguridad y
sin peligro para las personas asistentes, aspectos todos ellos que determinan que, según
el Tribunal Constitucional, el Real Decreto no podía incardinarse en la materia
"deporte", pues tanto el objeto como la finalidad de sus preceptos no son propios de
este título competencial.
Por tanto, se trataba de analizar si sus preceptos se incardinaban en las materias
"espectáculos" y "Policía autónoma", pertenecientes al ámbito competencial de la
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Generalitat de Catalunya, como sostenía su representación procesal, o, por el contrario,
en la de "seguridad pública", según reivindicaba el Abogado del Estado.
Según afirmó el Tribunal Constitucional, es obvio que el control informatizado de
acceso al recinto y de venta de entradas, la obligación de que las
localidades sean de asiento y numeradas y de que existan zonas reservadas y
distantes entre sí para situar a las aficiones rivales, impidiéndose la circulación de una
zona a otra mediante verjas o elementos similares y la localización específica del
personal de los medios de comunicación y la exhibición de su acreditación, son, todas
ellas, medidas preventivas de seguridad que no han de adoptarse con carácter general
en los espectáculos deportivos y que, por ello, trascienden el ámbito de la
actividad administrativa ordinaria propia de la materia "espectáculos" y se
sitúan en la de "seguridad pública", pues tales medidas se han revelado como
absolutamente necesarias para prevenir y, en su caso, disminuir los efectos derivados
de los comportamientos violentos.
En definitiva, una vez dictaminada la competencia estatal sobre "seguridad pública"
(art. 149.1.29 CE), por ser desarrollo directo del Título IX de la Ley 10/1990, de 15 de
octubre, del Deporte, ya que los espectáculos deportivos presentan especiales
características de riesgo de alteración del orden y la seguridad, el Tribunal
Constitucional acordó en su sentencia desestimar el conflicto positivo de competencia
núm. 3242/93, promovido por el Consejo Ejecutivo de la Generalidad de Cataluña
frente al Real Decreto 769/1993, de 21 de mayo, por el que se aprueba el Reglamento
para la prevención de la violencia en los espectáculos deportivos.
Por todo lo anterior, debemos afirmar que la normativa estatal en materia de
prevención de la violencia en el ámbito deportivo, en la que se obliga a
acceder con entrada a un recinto deportivo en competición oficial estatal,
es de rigurosa aplicación a este caso concreto de los menores de siete años
en el Nou Camp, siendo también aplicable en materia de “espectáculos deportivos” la
normativa catalana, de la cual se deduce, de forma tácita, no expresa, la necesidad de
acceder con entrada en un recinto deportivo de Cataluña. Ya se encargó el Tribunal
Constitucional de manifestar con claridad que nos hallamos ante una materia de
seguridad pública, competencia del Estado, y, por ello, consideramos que sí que existe
regulación específica (Ley 19/2007 y RD 203/2010) que debe aplicar Sandro Rosell
pese a lo manifestado por la Directora General de Administración de la Generalitat de
Catalunya.
Octubre de 2013.
© Javier LATORRE MARTÍNEZ (Autor)
© Iusport (Editor). 2013.
www.iusport.com
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