La recolección comienza con la cogida de lá

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das, que suelen resultar menos costosos, pero advertidamente o ^nitimos otros gastos, como la poda
y saneamiento de raíces, que suponen un capítulo
importante, si bien no son operaciones de cultivo
anual.
RECOLECCION
En octubre comienza a madurar la naranja de
las variedades más tempranas, pero desde dos o
tres meses antes comienzan los tratos y operaciones de venta, sobre todo si el negocio se presenta
halag^eño en la ternporada que va a comenzar.
Las ventas se hacen a un tanto alzado por finca, cualquiera que sea la cantidad de naranja que
tengan ]os árboles, o por cierto precio por unidad
de peso o de millar de fxutos. Las ventas a tanto
alzado son las llamadas a o jo, pues el acierto de
la operacíón consiste en la exactitud del aprecio
de la cantidad que pueda haber. En la región le.vantina son muchos los práeticos en esto, y los
emplean los comerciantes para calcular el núme^ro de arrobas y tener con ello una base en l3s
compras que pretenden realizar.
! En las que se hacen a' tanto por unidad de
peso, generalmente la arroba, que equivale a
i2,5i3 kilos, o el millar de frutos, antes de salir
del campo ia naranja se pesa o cuent^ a presencia de los representantes del vendedor y comptador.
La recolección comienza con la cogida de lá
Primera fase de la recoleccióu.
naranja en el árbol, operación que se hace cortando el pezón o pedúnculo por su parte superior
inmediata a la corteza, con unos alicates de corte
lateral, que manejados por los obreros con la
mano derecha, les permiten tener libre la otra
para recoger en ella dos o tres frutos, que una
vez cortados se depositan cuidadosamente en capazos acolchados preparados al efecto. Si el árbol es alto, la operación se hace con el attxilio
de escaleras de mano y tos capazos Ilevan una horquilla para colgarlos de alguna rama.
No debe cogerse naranja para su exportación
sin que esté 1a piel completamente seca, habíendo
desaparecido la humedad que deja la Iluvia y el
rocío. Debe cortarse la naranja con el mayor cuidado, evitando lesionar el fruto con las uñas o los
alicates. Cada raspadura o arañazo es una entrada por donde penetran los gérmenes que pudren la fruta antes de ser consurnida. También
deben dejarse las naranjas cogidas en el capazo
que las recoja, sin arrojarlas desde lo alto o a
distancia, evitando el golpe tan perjudicial para
su conservación, sobre todo si son ricas en zumo.
Los comerciantes escrupulosos que quieren
asegurar la conservación de la fruta enviada hacen que sus cogedores se pongan guantes, para
así evitar los efectos a que antes hemos aludido.
D.el pie del árbol es transportada en los capaxos a un lugar, donde se recoge toda la de la
finca. Allí se amontona sobre una alfombra de
paja de arroz trillada, encima dé la que se coloca
una manta de saco. E1 montón se protege de las
Otra vista del alicatado de 1a naranja.
IIU^'Ia5 y^ r„ríns pur un:, icla inipcn,ical,lc yuc ^^
culuca tapanrln la naranja u formandu tulc1i11a sustcni^ia pur lialu: ^^ cueril,ts ala^las a lus árbulcs
inn,e^lialus.
^11 llrgar al urunt^^n sufi-e la prin,era selecciim.
Lus capa•r.os sc vicrten al pic ^lc varias operarias
Yrimera sclecci^^n de Itr nar.uija en cl huert^^.
yue separan los frutus podridos, los sucios o ^lc
peyueño tamaño, pasando ]us aceptadus al mrnitón de donde son envasados cn capazos o cajones para su traslado al almacén. F.ntonces es
cuando, si se trata de verrtas por arrobas o n,iilares, se pesa la fruta o se cuenta, cogiendo dos
hombres cuatro naranjas en cada mano y hacicnclo rl cálculo rápiclan^ente.
En el carro o carni^in en que se hace e] transporte se disponen por mcdio cle tablunes varios
-^)3-
coml,rirtiniicntus ;ili^^mhra^lus ^lonclc ^lesransan
lus rapaz^,s sin sufrir cl peso ^Ie los cle arriba. Si
las lincas cst^ín cn lu^ares a{iartados de los can,in^s, el transporte sc rcaliza por medio <le cahallerías que sosticnen seis capazus en unas angarillas ^lisl^uestas al cfecto.
Máquina de limpiar y seleccionar nar^u^ja.
Llegada al almarén se procede al lavado, de^infección y limpia por medio de máquinas especialcs. Colocada la naranja c•n una gradilla de listones rodacla, pasa a una caldera con agua caliente que lleva ciertas sustancias en disoluci^n.
^-n elevador la sube, dejánclola rn un hlano inclinado p^r cjonde se desliza recibiendo una lluvia
de serrín de madera v una corriente cle aire calicnte yuc 1a seca, hasando ^ie allí autornáticamente a tzn conjunto de cepill^s cilín^lricos de niovi.-
miento contrario, que la pulen, arrojándola sobre
los capazos o pasándola a un surco formado por
clos cintas rodantes que van aumentando la distancia entre si, con lo cual la naranja va caye^ido según su tamaño, quedando clasificada y siendo recogida en los capazos preparados al efecto.
Existen máquinas de mecanismo más compl;cado, que someten la f ruta a un doble lavado y la
clasifican más perfectamente.
Limpia, pulida y clasificada, se lleva la naranja en capazos o por medio de cintas deslizantes a las operarias encargadas de emgapelarla
y marcarla, si es que se desea presentar así la
fruta y no se realizan estas operaciones mecámcamente por medio de las máquinas de marcar y
empapelar.
Envueltas en su papel de seda impresa con la
marca del exportador y con el número que le corresponde en el registro oficial, pasan a la sección de cajas, donde son embaladas para su transporte a los mercados consumidores.
Las cajas son de tipo americano y español. En
las primeras la fruta se dispone a granel, de modo
yue al rendir viaje y sufrir los golpes de la travesía dejan un espacio libre en el cajón, en el
que llegan sueltas. Las cajas españolas se arreglan colocando ordenadamente las naranjas de
manera que se presionen ligeramente unas a otras
y todas reciban la presión de la tapa, que además de clavarse, se ata con una cuerda e}e es
parto. L;n estas cajas la naranja no bailca en el in-
Caja española.
terior y llega en las n^ismas condiciones en yue se
envió.
La operación de encajar sc r^aliza por operarias especialira<las. habiendo cajas de me<lidas
Otra caja española, entreahierta.
tija^.jas por la lc^^, para cada tamaño de naranja.
La caja cerrada o la naranja suelta, si el envi^
se hace a granel, se 1levan a la estación o a]
pucrto, donde son inspeccionadas por el Servicio
(^firial, l^ara evitar yue salga defectuosa, suci^
-^c^ he(a<la, y recil,iclo el corresponcliente certificaei^^
cle sanidad, se cargan en el vagón o barco quc
las ha de llevar a]os países consumiclores.
Existcn cnvases especiales de h^jo empleados
especialrnente en ]as manclarinas. Son cajitas de
rnadera en las que caben doce frutos, que se en-
Cajones americanos.
vuelven en papel de estaño y se cubren con lito^rafias cíe las marcas de sus exhediciores. La caja
va cerracía con unas grapas cle latón y claveteada.
Iíay otras de cartón en furma de cajitas sin^ilares a las de chocolates, donde se colocan seis u
ucho naranjas de distintas clases. Estas cajitas
se aeoplan bien, en número de cincuenta o eienta,
en cajones graudes de madera.
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