Boston: Simbolismo de una modeenna masacre

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INTERNACIONAL / TRIBUNA
do el navío USS Constitution, el más antiguo de la Armada norteamericana, en servicio desde 1797.
De regreso al centro, la escala obligada
debe ser el escenario del Boston Tea Party
(1774), emblemática muestra de irritación
de los bostonianos. Sin tratar de cruzar la raya de exigir la independencia, protestaron
queda de la felicidad”. La primera deriva del por la imposición de tasas sobre la imporderecho natural, la segunda está jurídica- tación del té. Taxation without representamente garantizada, pero la búsqueda (que tion (impuestos sin representación) fue el grino la garantía) de la felicidad es lo que ca- to de guerra civilizada. Pero las reticencias
balmente define la genuina idea americana, inglesas a responder a esta petición razoy de Boston.
nable terminaron con la paciencia de la poLa forma más lógica de rastrear este códi- blación e inspiraron la “revolución” que acago es dejarse llevar por el meticulosamente bó por extenderse por todas las colonias.
señalado “sendero de la libertad” (Freedom
Por esos motivos los fundadores del actual
Trail), señalado en las aceras y pavimento movimiento político de tendencia contestacon losa rojiza. Inaugurado en 1951, con un tario que ha considerado la oscilación cenrecorrido de unos 4 kms., cubre 16 iconos. trista del Partido Republicano como una desSe puede comenzar en el parque Boston viación consideran conveniente apropiarse
de la emblemática etiqueta.
No es casualidad que la variedad ideológica de Boston
fuera la cuna de la carrera
del frustrado candidato republicano Mitt Romney. Para equilibrar el ánimo, el día
debe acabar obligadamente
en Faneiul Hall, con una
bien merecida cena de frescos productos marineros.
La paradoja de Estados
Unidos consiste en disfrutar
de un legado de rechazo del
Boston ocupa un lugar preferente en el altar de los mitos identitarios de EE UU.
coloniaje británico y luego
conservar sus tradiciones poCommon y visitar el cementerio donde es- líticas y normas jurídicas, para cimentar la
tán enterrados algunos de los líderes y fun- construcción de la nueva nación en la atracdadores de la nueva nación (Franklin, ción de los extranjeros, cualquiera fuera su
Adams). Luego se puede visitar la South Mee- procedencia. Boston es una muestra palpating House, uno de los edificios fundacio- ble. Aceptando la invitación de Edna Lazanales del sistema deliberativo del que tan or- rus inscrita en la Estatua de la Libertad (“dadgullosos los norteamericanos.
me vuestras masas hambrientas, anhelando
Luego el itinerario adecuado es encami- ser libres”) las familias de los presuntos tenarse a la casa de Paul Revere (mitificado rroristas chechenos llegaron a Boston. La
patriota de origen francés hugonote), donde moderna y masiva bienvenida al resto del
se diseñó el sistema de alertar a la población mundo mostrada por la maratón fue castiacerca del lugar de penetración de las fuer- gada por la nueva masacre de Boston. Pero
zas británicas, con el uso de señales de lin- el año próximo, se celebrará otra carrera, de
terna: dos por mar, una por tierra. El periplo luto por la segunda moderna masacre, pero
debe terminar en el monolito de Bunker Hill. en busca de la felicidad. ●
*Catedrático Jean Monnet y director del Centro de la Unión
Una ruta alternativa es tomar un ferry en el
Europea de la Universidad de Miami.
puerto hasta el muelle donde está amarra-
BOSTON: SIMBOLISMO DE
UNA MODERNA MASACRE
Por Joaquín Roy*
cualquier visitante en Boston se
le recuerda que en 1770 se produjo delante de la Old State
House (edificio gubernamental
colonial), la llamada Boston Massacre. Fue
una muestra de la represión violenta de las
tropas inglesas contra las protestas anticoloniales. Los perpetradores de la nueva matanza de Boston quizá no repararon que
mandaron un mensaje político. Boston ocupa un lugar preferente en el altar de los mitos identitarios de Estados Unidos. La ciudad es Estados Unidos en esencia pura, con
todas sus excelencias, carencias y contradicciones. Cultura, historia, experiencia inmigratoria, política se palpan con pleno sabor americano. Quizá por eso los asesinos
decidieron segar las vidas de los maratonianos de decenas de países que se adherían
al sueño,
Boston presume de un impresionante elenco universitario, de todas clases y costos, cobijo de conservadurismo, liberalismo y radicalismo. Nada extraña que el puritano John
Winthrope en 1630 sermoneara a sus conciudadanos acerca del destino de la urbe a
convertirse en una “ciudad en la colina” (City
upon a Hill), calidad de reminiscencias bíblicas. Como mérito y cumplimento de la
misión recibida, Boston presume de haber
fundado la primera escuela pública de Estados Unidos, la Latin School de Boston
(1635). Conseguir el ingreso en Harvard (la
primera universidad de Estados Unidos, fundada en 1636) o en MIT es una proeza y garantía de éxito laboral.
Pero lo más identificable de Boston es su
especial “parque temático” de hitos históricos, reales y magnificados, reverenciados y
protegidos, como si de ellos dependiera la
existencia de una nación que no ha sido desde su nacimiento más que una idea. El credo nacional sigue estando basado en un trío
fundamental: “La vida, la libertad y la bús-
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nº 1017. 6–12 de mayo de 2013
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