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EDUARDO VUELVE A CONSULTA
SIMÓN GONZÁLEZ DARÍO, ZURITA CARRASCO MARÍA, SERRANO SANTAMARÍA MANUEL
Eduardo es un niño de 8 años que acude a consulta acompañado de su padre por alteración del comportamiento. El padre le ve un
problema de actitud, “quiere dictar sus propias leyes”.
ANTECEDENTES PERSONALES
Primera gestación de curso fisiológico y con toma de antidepresivos. Parto por cesárea. A los 5 días de vida episodio de apnea por RGE
que se volvió a repetir a los 4 meses. Lactancia artificial. Desarrollo psicomotor enlentecido con dificultades en el lenguaje. Obesidad.
Talla normal. Sin estudio de cariotipo, no RAMc.
Nacido en país extranjero; su madre le hablaba en español y su padre en inglés. Escolarización a los 3 años. Múltiples cambios de
domicilio de la familia. El padre refiere problemas de adaptación con iguales al entrar en el colegio. Recibida atención temprana y
apoyos psicopedagógicos y monitor durante escolarización en infantil. Los maestros le refieren que hay que estar “siempre pendiente de
él”.
Atendido en SM a los tres años por comportamiento disruptivo, retraso significativo del desarrollo del lenguaje comprensivo y expresivo
y alteraciones en áreas de socialización y comunicación, con impresión diagnóstica de trastorno de espectro autista; diagnóstico
rechazado por sus padres que defienden que su hijo es un chico nervioso ( “ como su padre”) sin otros problemas del desarrollo y que
posteriormente deciden abandonar el seguimiento especializado aludiendo a una mejoría clínica significativa.
HISTORIA ACTUAL:
Eduardo vuelve al Psiquiatra con su padre: Desde que fallece su madre el pasado año vienen notando un empeoramiento funcional del
pequeño que rechaza a sus iguales, se queda muchas veces solo jugando y han observado cierta hipersensibilidad a los ruidos.
En consulta destaca cierta evitación del contacto ocular, prosodia particular con corrección de normas al padre; tendencia a hablar de un
único interés (informática)
En este punto nos paramos: ¿qué nos puede contar de la madre? Ella, diagnosticada de depresión sufrió una profunda recaída durante
el embarazo y los primeros años de la vida de Eduardo siendo los conflictos de pareja frecuentes. Sin embargo pudo recuperarse
disfrutando de su hijo en los últimos dos años, tal cual relata el padre, que se lamenta: cuando mejor estábamos una pancreatitis
fulminante se la llevó.
EVOLUCIÓN
Valorado 12 meses después las conductas son cada vez más disruptivas y su pediatra le
prescribe varios tratamientos farmacológicos sin resultado.
La impresión diagnostica sigue siendo de un T. del espectro autista y la particularidad
del caso reside en la relación causal directa que parece existir entre la mejoría anímica
de una madre enferma y el avance clínico de su hijo, que vuelve a regresar cuando esta
fallece.
CONCLUSIÓN:
Benedek mostró que una relación simbiótica entre el lactante y la madre es necesaria para el desarrollo sano del niño y para la
maduración de la madre misma.
En su trabajo con niños esquizofrénicos Mahler comprobó que los más enfermos son los que nunca establecieron una relación
simbiótica con la madre; algo que Searles corroboró en su trabajo con adultos estudiando los procesos de diferenciación /
integración.
Posteriormente Mahler propuso una experiencia simbiótica correctiva madre- hijo como elección terapéutica que restituyese
así la pretérita y precaria relación simbiótica merced a lo que el infante sería capaz de reducir / eliminar la angustia existencial
que experimenta en su contacto cotidiano con la realidad. Otros autores como Bettelheim rechazaron esto y propusieron
separar al hijo de la madre e incluirlo en un entorno residencial.
La evolución de este caso podría explicarse según la teoría de Mahler por el restablecimiento de una relación simbiótica madre
– hijo que fue de inicio muy precaria por la depresión de la madre. El empeoramiento tras la muerte podría responder a lo que
Tustin llamó repliegue autista.
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