«i/'ii';'' -Tl'*^' *%#.** «'«n •--•> 'V.,, .>-• CABEZAS 7S/f '','. ES PROPIEDAD (ilustraciones de E, Ochoa.) JACINTO BENAVENTE Cuando Jacinto Benavente entró a la Real Aca- demia Española, va Benavente a nos: «A hacer se preguntaron la lo muchos: «¿A qué Academia?» Contestaron algu- que todos académicos hacen; los limpiar, fijar y dar esplendor». No, no iba a eso. En tal recinto, e mente hablando, para limpiar, sentación de Hércules; para para dar esplendor, la del intelectual- necesitaría la repre- fijar, la de Minerva; mismo Apolo. Iba sen- cillamente a demostrar que, por opinión general, quien había logrado todos los triunfos populares merecía también todos los honores oficiales. He dicho populares, porque, aunque Benavente sea 3 RUBÉN DARÍO un autor de élite su nombre es famoso en todas y aun en partes en donde se habla nuestro idioma otras. Benavente representa para España Gapus o un que un lo Bernstein para Francia, o mejor, lo Y que un Bernard Shaw para Inglaterra. condiciones especiales, es el aun, en único que haya lo- grado dar verdadero brillo y resonancia a las Máscaras castellanas. Poco avisados los que puesto al Boulevard. El sus tipos, en la ese mundo luego, más tivos, la mayor le juzgan con mundo en que se oído el mueven parte de sus comedias, es universal que tiene por norma, o menos desde aplicada a sus medios respec- vida parisiense; y si no, fijaos en las es- cenas de los comediógrafos italianos del día. Ese mundo tinos es le monde. Mas los personajes benaven- que se mueven y expresan en el ambiente de Madrid, son de la legítima descendencia clásica; y sus diálogos chispeantes del ingenio que presta su creador, no son sino creteos de Calderón o Ni tan solo en los antiguos Lope modernizados. lo cotidiano social dano inmediato ha de entretenerse de agudas y frivolas 4 les dis- filosofías. y de lo mun- este cultivador De cuando en cuan- JACINTO BENAVENTE PENSADORES do le veréis semejante a algunos retratos del —impregnado de esencias gran Will o con su cara de Shakespeare salir — pues es harto ARTISTAS Y hamletianas, húmedo de los rocíos de las florestas por donde vayan las Rosalindas, las Perditas Gor- las y delias. A pesar Hay de su fama de amargor, confiaos a exquisitos de miel, mucho él. muy entre sus macizos de floridas espinas mu- consuelo humano, cha ternura compensadora de desesperanza. Entrad en su teatro de ensueño y en su teatro de bondad. Dejaos llevar por apartar los ramajes de hostiles. la poética dulzura, del cristalino d«l ruiseñor; su tiempo, en la mano que rayo de luna, del canto y como es conveniente, a el instante preciso, os hará rueta; y le daréis las gracias por el rices Y por una pi- palmo de na- con que os gratifique. os dejará plantados. No le sigáis. Él se va, como murmurando, porque sabe muchas cielo sabe Él os hará el regalo y de el la tierra. No le sigáis. cosas del Podréis movimiento de sus hombros que creer se va riendo, pero no podéis afirmar qu« no vaya lloran- do. ¿No acaba de daros vida, vida brutal, trágica, dolorosa, en esa M(ü<ivArida en que ha concentrado 1 RUBÉN DARÍO todas las fatalidades y el apocalíptico misterio de la mujer: Misterium? El verdadero poder de Benavente consiste en que es un poeta, en que posee la intra y supervi- sión del poeta, y en que todo a lo que toca le co- munica la virtud mágica de su Su inquietud viene de su espíritu. la secreto. intensa vibración de Estará en la soledad consigo mismo. Irá a pasar sus horas con sus amigos los poetas. Luego — no lo dudéis — tras alguna cabriola, en- trará a la casa del Diccionario para hablar con las momias. Y las dejará aún más estupefactas. JOSÉ EMPIQUE RODÓ El oficio de pensar es de los más graves y grosos sobre la faz de la tierra, bajo la cielo. Es como el del del minero. Ir muy ba o muy aeronauta, el del peli- bóveda del marino y lejos explorando, muy el arri- abajo, mantiene alrededor la continua amenaiza del vértigo, del naufragio o del aplasta- miento. Así, la principal condición del pensador es la serenidad. En la América nuestra no hemos tenido casi pensadores; no ha habido tiempo, todo ha sido fe- cundidad verbal, más o menos sibilina, Con pastiche oratoria, dificultad se encontrará feliz, declamación expansión, en toda panfleto. la historia de RUBÉN DARÍO nuestro desarrollo intelectual este producto de otras civilizaciones: el ensayista. José Enrique Rodó es el pensador de nuestros nuevos tiempos, gón en y, para el otro plato buscar siempre el paran- de la balanza americana, diré que corresponde a Emerson. Es Emerson latino, cuya serenidad viene de Grecia, y cuya oración dominical es la salutación a Palas Atenea, la plegaria ante el acrópolis. se afirme el sentido Y advertid que, a pesar de lo que y comente, Rodó no es un renaniano, en que en el común da dialecto literario se a esta palabra. Su tranquila visión está llena de profundidad. El cristal de su oración arrastra are- nas de oro de las más contraréis en él del diversas filosofías, y más que del gordo cura laico biógrafo de N. S. cristo, abate de Jouarres, Desde sus comienzos, ta más en- optimista de los ensayistas, m partibtís la Jesu- infidelium. obra de Rodó se concre- en ideas, en ideas decoradas con pulcritud por gracia dignamente seductora de un estilo la de ala- bastros y mármoles. Solamente que él pigmalioni2a, y el temor de impasibilidad, de frialdad desapa- rece cuando se ve la piedra cincelada que se anima, la estatua que canta. Nació con vocación de belleza y enseñanza. Enseñanza, es decir conducción de 10 JOSÉ ENRIQUE RODÓ PENSADORES almas. A tal ARTISTAS Y pedagogía es a la que se refiere el Dante en un verso referente a Virgilio. Guando apareció su primer opúsculo, Yida Xueva, se vio el surgir de un maestro en su generación, en la gene- Su segundo opúsculo sobre ración continental. el autor de Prosas Profanas, o mejor dicho, sobre este libro de poesías, le afirmó virtuoso de la prosa, de la erudición elegante, y en trabajo, profeta. Altas le la última parte de su y generosas especulaciones ocuparon, y Ariel señala un nuevo triunfo de su espíritu y una nueva conq[uista de sus predicacio- nes, por la hermosura de por la ele- la existencia, vación de los intelectos hispanoamericanos, por culto nunca desfalleciente ni claudicante del puro y alentador de los ideales. Definíase su personalidad, y se hubiera dicho un tónico de la flor del el más más y más filósofo pla- paganismo antiguo, resucitado en tierras americanas. Y tuvo el más bello de sus gestos, cuando, llevado a las controversias de la Prensa y a las agitaciones de la Cámara, por los caprichos de la política, el adorador de los dioses de la Hélade salió a la defensa de nuestro pálido Dios Cristiano, Desterrado de los lugares de allá, la Justicia, como en Francia, por obra de la roja cosa jacobina. 13 U B N Por último, aparece su obra magna hasta hoy, esos Motivos de Proteo, aires mentales, sinfonías, de ideas que llevan dentro tanta virtud bienhechora, libro que ha sido acogido en todas partes con entusiasmo y con razonada admiración. Es un libro fragmentario, ¡pero cuan lleno de riqueza! frag- mentario ocasional o decididamente. Ello hace que su prosecución sea indefinida, y que el provecho se prolonguen en de cada aporte. El tesoro está Aladino baje, estemos atentos. 14 el encanto y la esperanza después allí. Cada vez que . gpa(;a Uno de los críticos qne han estudiado sonalidad intelectual de Graca era éste un nombre espíritu culto, un un talento peregrino, artista de raza capaz de reali- Hoy Graca Aranha ha que le acariciaba el alma» conquistado los más y es conocido y celebrado en todo literario. la escritor de cenáculos «apenas conocido zar el gran sueño de arte do señor del autor de Chanaan, de sus íntimos, que lo sabían laureles, per- la Aranha— el Carvalho— hace notar que antes de que Elysio de gloria iluminase el un aranha Mas su el justos mun- universal renombre no ha he- cho más que hacer brillar mejor el puro diamante de su nacionalismo. Él es brasileño ante todo. 15 Con RUBÉN DARÍO «Me me con orgullo, satisfacción y días: place más ser de los estudiantes de mi decía hace pocos comprendido por tierra, de los escritores europeos» . Y que por en el último primero el el Brasil se le de- vuelve su afecto con creces. Es de los que encarnan el alma de de los representativos. Él ha la raza, es expresado en una prosa impecable y admirable el ideal patriótico, y ha pintado magistralmente escenario fabuloso de ese animado como ninguno de las savias de la tierra de los fuegos fecundantes del sol. varones de pensamiento tuvo el tiene la joven república; presado el vasto y vigoroso país, Muchos y ilustres pasado imperio y pero ninguno había ex- nacional, ni tenido tan hermo- el espíritu samente, en simbólicas figuras, la visión del porvenir, lando como el el joven pensador que llegaba seña- rumbo de resonante era vida nueva, y cuyo libro la — escribía rissimo— «nuevo por el el noble y grande José Ve- tema, nuevo por la inspi- ración y concepción, nuevo por el estilo». Chanaan, que tuvo tan estupenda acogida en patria brasileña, en toda cuando presentada a la América los públicos la del Sur; y de Europa por el introductor de Ibsen, el diplomático y escritor ruso conde Prozor 16 —un gran señor de letras — , que fué PENSADORES Y quien Chanaan fué conocida la tradujo al francés, mayormente, y el talento del ARTISTAS autor adquirió fama y autoridad internacionales. Así al representarse en París, por el teatro de l'CEuvre Malazarte, que in- como Lugne-Poe, De Max, y terpretaron actores esa sutil y encantadora Greta Prozor, flor teatral cultivada por la quiéD era cianos maga Suzaiine el autor, Despres, ya se sabía que ofrecía a un ramo de sus los exigentes lute- rosas radiantes y de sus orquídeas tropicales. Yo he París, visto al glorioso novelista brasileño en en reuniones en donde ha estado represen- tado el pensamiento francés por sus personalidades más eminentes; y le he conocido en su propio me- dio, frente a aquel espectáculo de tasía, que ensueño y de fan- es la bahía de la capital fluminense. vapor en que íbamos los miembros de las El delega- ciones de varios países a la Conferencia Panamericana, había anclado. Iba con nosotros embajador y poderoso intelectual, el ilustre que era Joaquín Nabuco. Llegaban a rodear nuestro barco ferryboats llenos de estudiantes y de músicas, que lan- zaban al aire himnos y vivas. Y un balandro apareció en donde venían varios caballeros de distinción. Entre ellos 2 me fué señalado por Nabuco n — RUBÉN — «¡Vea uuo: me D R A usted, aquél es Graga decía alegre y conmovido quien admiraba y quería el O [ Aranha!» magnífico anciano, al triunfante joven. Lue- go nos presentó, y desde entonces he cultivado con el creador de Chanaan la más cordial de las amis- tades intelectuales. El Brasil es cas, y un país de tradiciones aristocráti- la cultura social se ha aprovechado de todo impone desde luego. Se lo que ha producido la civiliz^ión europea, y se ha plasmado una característica nacional inconfundible, que podría servir de modelo en otras naciones del continente. Al núcleo principal pertenecen hombres como Aranha, en quien y sus condiciones de intelecto y de civilidad hecho uno de esos representantes que tanto han dado a la historia dividualmente, junta esto decir genUeman como el hace transparentarse feliz al caballero; es se resiste de sequedad, cordialidad y la generosa nobleza. tenido la han brillo diplomática de su tierra. In- el que su trato no antes bien, Gra^ las distintas situaciones oficiales la buena fe, la Cuando uno ha oportunidad de conocer a cancilleres barón de Río Branco y el doctor Lauro MuUer; a embajadores como Nabuco, y en la joven diplomacia a representantes como Fontoura Xavier, 18 PENSADORES como Barros Moreira, ARTISTAS como Belloso Rebello, como Gra^a Aranha, comprende cómo los estadistas brasileños han querido que los que llevan el nombre y la autoridad del Brasil al exterior, veteranos vos, formen un cuerpo de excelentes, una y nue- pueda, en todo y en cada uno, ser a la Patria tivos de complacencia. Y que tlite mo- Graca Aranha honra no solamente a su patria natal, sino a su lengua, que es una más grande patria. 19 ZORRILLA DE SAN MARTÍN Hace veinte años que este vi por la admirable uruguayo. Los que han dicho que, hoy como antes, primera vez a le conocen anima un me espíri- tu encendido y palpitante aquel cuerpo que crece al aquella cabeza resplandor de la frase oratoria, de tribuno, aquella cabeza de poeta. fe y respira esperanza, se diría Y como vive de que una inagotable juventud conserva firmes sus nervios, airoso su gesto, cálida y vivificante su palabra, toda energía y ritmo. Le recuerdo en fiestas días de triunfos y de gozos, entre y pompas españolas. Las delegaciones de 21 las RUBÉN DARÍO f repúblicas americanas contaban, como era de ra- zón, sobre todo las tropicales, con sujetos verbosos y hábiles para el discurso; pero en conjunto, no podíamos presentar delante de un delegado uruguayo, a ante Su Majestad Católica. gran poeta unía cuencia, el Gastelar, sino al sazón ministro de su país la A su fama asentada elo- mismo ple- a veces harto fogosa, por lo si de dominante prestigio de una namente representativa de nuestros entusiasmos y vivacidades continentales. Su negra y copiosa cabellera se agitaba en la conmoción de el brazo diestro se alzaba como regando esparciendo, la como un común neomundiales so y lírico, como las oraciones; los ojos, máscara toda contribuían a auditorios; y las arengas; arrojando, la conquista de los orgullo nos producía a los de aquel hombre genero- la victoria que había cantado al épico charrúa Tabaré, y saludaba en vibradores y musicales períodos, en nombre de las naciones nuevas, a la re- gia decaída y maternal España. la Leyenda Patria — que Olegario Andrade, autoridades sac — se colocó Zorrilla número de como como Paúl Grous- de San Martín en el escaso los grandes líricos americanos. Se dicho que siempre en 22 Con Tabaré y con celebraron poetas el ha poeta aparece la amplitud, PENSADORES ARTISTAS Y la exuberancia oratorias. es una No olvidemos que característica de Víctor ello Hugo, y más cerca y no a tañías alturas, de Núñez de Arce. Es una elocuencia llena de lirismo, y esto lo admiramos hasta en el mismo viejo Esquilo. Cuando en mi primaveral juventud llegó a mis manos el poema épico lírico del célebre uruguayo, me por su belleza armoniosa, y por contagio entu- siástico de lo que antaño bre de «inspiración». hermoso poema, con cieras que En Tabaré— el el decir con el nom- nese extraño que acaso sean más las actuales las drán», según el se calificaba impresionó y justi- generaciones que ven- de un meditativo y decoroso pensador que brilla en la juventud uruguaya, Amadeo Almada — encontré en días en que impe- raban endémicas doctrinas, una novedad sana y un sentido de musicalidad honda y trascendente, que venían de la influencia de un poeta «menor» pero de los ña más dignos de admiración del siglo pasado: Bécquer. y amor en la genio admirable y querido, despertador de lescencia poética» una confesión bía, en efecto, sinfonizado en , Espa- «Mi Gustavo Bécquer, dice Zorrilla de mi ado- San Martín en reciente publicada en Mundial. un Ha- eco del arpa de Bécquer, pero un órgano que se diría hecho de las . RUBÉN DARÍO más robustas y sonantes cañas y tras selvas bambúes de nues- americanas. Talaré fué celebrado en España y en toda la América con loas y palmas merecidas. latina Zorrilla de posteriores San Martín reconoce correcciones el perjuicio que causaron a su obra. . «Quise quitar, ¡pecado de mí! ingenuidades en una , obra ingenua; quise razonar.» nua como una de un planta, Sí, su obra es inge- como una flor, como el agua manantial, y ella guardará el frescor y perfume de la más También ha el grata estación de su existencia. citado estos conceptos de Garlyle referentes a Dante: «Si vuestra composición es au- ténticamente musical, no solamente en la palabra, sino en el corazón y en la sustancia, en los pensa- mientos y articulaciones, en toda entonces será poética; mas no de la concepción, otra manera. ¡Musical! ¡Cuánto se encierra en esta palabra! pensamiento musical es lo más íntimo descubierto lo 24 el Un que ha penetrado hasta del corazón de las cosas, y puesto al más recóndito desús misterios...» rPANCISCO GAPCIA CALDERÓN Un joven sabio; palabras nuestra América. siéntanle por A difíciles de juntar en Francisco García Calderón i^al manera los calificativos de sa- vant y de tage. La gravedad espiritual, el desdén de las literaturas adorao, el fáciles, y diremos pioso saber, sostenido por y ponderada, le una de simple , y su co- inteligencia fuerte han dado un lugar nuestra reciente intelectualidad. y busca asi alejamiento del düettantismo especial en Habita en París, los jardines apacibles de la filosofía, en vez de entregarse a las bellas y ligeras letras de la luminosa capital del esprit. Cuando, por la fata- 25 » RUBÉN DARÍO lidad que pesa sobre muchos de los escritores que aquí residimos, «hace periodismo», y finge de coocu- rresponsal a diarios hispanoamericanos, se pa en Gabriel Tarde; en el soliloquio platónico de Renouvier, en Brunetiére que juzga a Renán, en Menéndez Pidal y la cultura española, en los estu- dios penales de Dorado Montero, en el fenómeno en los ideales de religioso de los Estados Unidos, según William James, y en otros tópicos la vida, semejantes. Como muy lejos del veis, todo eso está boulevard. Sus relaciones intelectuales son las monge convienen a semejante filosofía. laico, «MonsieurF. García Calderón fraile est que de la un jeune peroubien qui connait admirablement la France, son histoire , ses ecrivains , philosophes. ses ¿Quién escribe esos conceptos? Es M. Seailles, profesor en la Gabriel Soborna. «Esprit ouvert et curieux, auditeur et auditeur attentif, ardent, cons- ciencieux intelligent, vous mettez votre effort et votre joie á penetrer dans la pensée, hommes que vous voluez dans l'áme des connaltre». «Done s'assi- mur et méme méme les ilusions miler appliquer l'experience de l'ágé temps garder Telan, la foi et de la jeunesse, trover enfin en un tout vivant 26 et le moyen liarmonieux de reunir ees deux ordres PENSADORES ARTISTAS Y de qaalités, en apparence contradictoires, ce est le conseil que, for de vos études et de vos reflexions, vous donnez á votre Patrie. Je crois bien que ce conseil convient a tous les hommes, pays on aura intérét et profit á que votre.» ¿Quién le expresa Monsieur Émile Boutroux, del quien andas y raro, te diré qu'en tout et lire un livre tel opiniones? tales Instituto. Díme con quién eres. Es raro, sí, muy que en nuestros países un espíritu joven y bizarro, de los como lirios el y de García Calderón, deje los mirtos clinarse al pozo de y los el verjel laureles para in- donde se espera ver salir el blanco cuerpo de la verdad. Pocos van a las hon- duras de los problemas espirituales, pocos se consagran al ejercicio del pensamiento en los altos asuntos religiosos y morales. Pocos visten el sayal pesado del estudioso y se encaran con las gravedades de ciencia la vida y de la humanas. Francisco García Calderón dedicado a tales tareas. « Vous n'etes pas frivole esprit de düetanttismev , le dice conse ha mu par un uno de los Y él mismo declaraba en uno de sus primeros libros el propó- sabios que he dictado anteriormente. sito de «levantarse sobre la parcialidad benedictina del análisis, sobre la frivolidad estéril de la hora 27 y RUBÉN DARÍO dar a su espíritu el grave recogimiento que con- viene a la eclosión de futuras obras durables.» La obra fundamental, hasta ahora, de nuestro amable pensador, es la que consagrara á su patria, Le Perou contemporain. Es una obra fuerte de medula, y que indica un vigor de espíritu y un estu- dio tan sólido y de trascendencia, que se diría de años mayores. La obra está escrita, particularidad patriótica, bajo sal, y puede a pesar de la un concepto univer- ser leída con interesen cualquier parte, pues su fondo filosófico, su hondura ideológica, llamarán la atención, a no importa qué hombre de pensamiento, en todo lugar del mundo. La sagaci- dad de intelecto de esta «cabeza» que no sólo per, tenece al Perú, sino a todo el continente, se une al vigor y a la rapidez con que abarca y profundiza cualquier cuestión de interés humano. En tales es- peculaciones, y siguiendo cada cual su ideal tal y su modalidad, se junta men- con Rodó y con Sanln Cano. Para contrapesar en la balanza psíquica el valor de tales especialísimos médiums habría que poner, es indiscutible, en el platillo opuesto mero de toneladas de un buen nú- perlas y de rosas. SANTIAGO RU5IÑ0L Ved aquí el país al catalán de los jardines, príncipe en de Bohemia, de una Bohemia de oro, de lin- dos colores, de sutiles letras y de «hierros- viejos». Con su cabeza atesora y gris y su barba de roiehevalier, comunica juventud, y con su arte fino, su un tiempo, su palabra suave y animadora a sonri- sa fraterna con sus pares, subyugadora con todos, va llevando su corona de gloria con la cuidada naturalidad que su en el fieltro misma des- característico, cual no podríais suponer un invisible pena- cho, sino una pluma de seda. 39 RUBÉN DARÍO Pinta y escribe y sabe de como íntima y sica muchas los artistas del Renacimiento. mucha poesia encuentra el observa- dor meditativo en su pintura, como mucha y gracia pictórica en sus prosas, en que artista deja ver sutileza pensador el su alma profunda y delicada. Comunicar con Rusiñol píritu. disciplinas, Y mucha mú- es una ya en su morada principesca de para fiesta Yo me he complacido con tales el es- momentos, ya en Sitges, la corte madrileña, ya en la divina isla de Mallorca, en la ama múltiple Barcelona, en este París que y que le ¡Sus jardines de España! Los días pasados, rez de Ayala, muy bello. él ha sonreído. que hace cantos Gomo al beílos, hizo Pé- uno tamborilero de Pro venza, eso debe habérsele ocurrido alguna tarde «que vio cantar a Rusiñol.. .» Pues cantan esos jardines de pin- tura con sus ramas de verde, sus acordes de oros y rojos, sus árboles ojivales, sus fuentes en que vibra el cristal fugaz de la Tengo a la vista una pluma de agua. serie de planchas colorea- das de esos hechiceros jardines, que son, como dice el gran Santiago el upaisatge posat en vers, i els versos am saba i escrits en plantes... versos víus, versos amb aroma» y se diría que en la trans- SANTIAGO RUSIÑOL , PENSADORES posición están la misma ARTISTAS Y misma armo- vida, la nía y el mismo perfume que en vegetal. Son el propio paraíso los dulces vergeles mallorquines, con sus rosales, los sus aguas, sus arquitecturas, edenes moriscos de Granada; arcadas, templetes, floralias casi religiosas; como mo pinceles, en el árboles como ramilletes, macizos arcos co- obeliscos; Caminal de rosers de Aranjuez; bóvedas de verdura; les como ^les grands jets d'eau sveltes parmi marbresv a la verlainiana caricia de la Luna , pues en plena tierra del Mediodía pone Rusiñol, a La veces, escenarios de fiesta galante. Raioca de Mallorca que evoca algo de romano; visiones del Generalife, con sus canales, sus arbustos en flor, sus tiestos como cálices; o el Pati de VAlberca, Granada, en cuyo fondo, reflejado por estanque, en el espejo del parece fuera a surgir alguna figura de Zobeida, de Leila, o de Lindaraja; jos cipreses o los bouquets de o bien los vie- almendros en que primorosamente nieva o sonrosa la flor, primavera mallorquína; o esa Glorieta de la bailarina, que es como una decoración de poema; y Recó de boixos granadino; quitectura verde» que por obra de 3 el fantástico y esa prodigiosa «ar- de Granada, en donde parece Alah— ¡sobre él la plegaria 33 y la RUBÉN DARÍO paz! — se animase una princesa de las Mil y una noches, por ejemplo, Dulce Amiga, y recitase estas estrofas del poeta: «¿Vas a escapar lejos de mi, ¡oh, pura sangre de mi corazón! tú, cuyo lugar está en este corazón adolorido, entre te suplico, lo que mi pecho y mis oh Tú, el entrañas? — ¡Ah! Clemente sin límites, reunir está separado, Tú, el generoso que distri- buyes a tu placer los beneficios humanos.» ¿Y ese Jardi en Mallorca, con sus del "pirata rrazas vecinas, su fuente redonda, su horizonte te- ma- rino? ¿Y el altar de flors y el Jardi clasic y la Glo- de Aranjuez, que recuerda rieta Amor versallés; y El Laherinte sus vei-des en sordina, el Templo del de Barcelona, con sus azules angélicos, sus fanfarrias ocres del fondo, sus recortados macizos y su ambiente mas que para el al par lírico siguen, todos y galante? ¿Y tantos poe- un encanto para los ojos y alma? En horas secas, complázcome en abrir esta pro- visión de sueños, y al son de estas flautas y liras de la vista, por obra de Rusiñol, se edén de ruiseñores, y mi me abre un instante aburrido flore- ce y se encanta. O bien, para pensar o sonreír, 34 con razonada , PENSAD ORES tristeza o gentil y filosófico ARTISTAS humor, leo algún libro o comedia del autor de Oracions y de El Mistich, en su catalán original, aunque haga algún esfuerzo por más que Gregorio Martínez Sierra haya zado la difícil y hermosa tarea de verter llano la prosa exquisita de nuestro reali- al caste- amigo victo- rioso. 35 rEDERICO GAMBOA Paso a paso, ganado a puro cerebro y a puro carácter, Federico los más altos Gamboa ha llegado a uno de puestos del Gobierno de su país: a la Cancillería mejicana. Hablando de su desaparecido hermano José María, y de él mismo, escribía hace años en su Diario: «Secreta satisfacción de vernos él y yo ascendiendo por nosotros mismos, sin ayu- das que nos enrojezcan, ni apoyos que nos aver- güencen ó humillen». No habrá uno solo de sus compatriotas que no aplauda su reciente nombramiento, pues sus principios siempre han estado basados, ante todo, en un profundo amor a su Patria. Oid sus palabras: 37 RUBÉN DARÍO «La idea de Patria — la Patria en forma de carta geográfica a veces, y a veces en abstracción lumi- nosa — , acariciándome de con gobernantes y partidos muestra César la lejos... Desligamiento Esto de- políticos...» razón de las generales simpatías. Ni —ese César anciano y fuera mismo al del poder, a quien habrá que aplaudir por las enormes etapas de progreso que hizo adelantar a Méjico — se acercó nunca Federico Gamboa con bajas adulaciones o súplicas de granjeria. El verdadero valor del nuevo ministro de Relaciones exteriores de los Estados unidos mejicanos es completamente individual: contituyen lo su nobleza de espíritu, su el talento, voluntad, una limpia, larga y honrosa carrera diplomática, y buye a un la gloria alto nombre literario, que contri- de su país. ¿Quién que conozca al Sr. Gamboa no está segu- ro de que sus prestigios morales e intelectuales no contribuirán a pacificar y a hacer brillar en una nueva era les hoy teraria, la Nación, cuyos intereses ini^ernaciona- le toca dirigir? que es lo Mas, hablaré de su obra li- que con mi competencia mejor se aviene. Es ante todo Gamboa independiente y personal: «Mis escritos y mis actos siempre obedecieron a 38 PENSADORES ARTISTAS Y mis propias inspiracioues». Pocas páginas autobiográficas más decisivas y dedicatoria de Mi do SKPA LEER» , más conmovedoras que diario: «para mi hijo; la para cuan- páginas de gran literatura y de gran corazón ordenado: Le cceur a son ordre, dice Pascal. Sabe del mundo, sabe de la vida, lo cual es decir que sabe de amor y de dolor. Y una vasta piedad impregna toda su obra. Yo le conocí en Buenos Aires, en la tertulia li- Ya había publicado sus teraria de Rafael Obligado. Esbozos contemporáneos. Del natural y Apariencias. Se encontraba al frente de la legación mejicana como encargado de Negocios, por ausencia del mi- Sánchez Azcona. El ingenio y nistro personal de Gamboa le charma el hacían grato a todos. AUí dio a la imprenta su volumen de Impresiones y recuerdos. Después vendrán, ya alejado de blica Argentina, Suprema ley, La llaga, miento», de Madrid. Todo las, fuera de su labor para Repú- En Reconquista y dos volúmenes del Diario. días debe aparecer la Metamorfosis, Santa, estos por la Casa «Renaci- esto, recuerdos y nove- el teatro. En todo te- rreno ha recogido aplausos y laureles. Su estilo es castizo fía es en dicción y libre en ideas. sana y alta; y si Su filoso- alguna vez hubiese vacilado 39 RUBÉN DARÍO en sus creencias, la experiencia vital so influjo de lo divino le Por ello, en dramáticas, hay mucho me — ; Y dhal.» el alma. le escribía en que se llamó y guarde usted este elogio que, viene de un lector asiduo de un comentador escuchado de Sten- Domingo el sutil tusiásticos juicios: ciertos — brillante espíritu sobre ser sincero, Balzac y de misterio- de reconfortante. «Las no- hacen meditar una ocasión aquel Gustavo Baz el fondo de sus novelas, de sus obras el velas de usted y han apuntalado puntos de íi Estrada, entre otros en- menos bajo Metamorfosis, al vista, puede compararse con las mejores novelas de Pereda, de Valera y de Pérez Galdós». Y más adelante: «El secreto del encanto que su libro produce, y que hace que no dejarlo de la (yo me en la mano una se pueda vez comenzada su lectura he pasado cuatro noches sin poner un pie calle; ¡en París!...), el estilo. No vulgaridad, ünca principalmente en conozco otro que sea más más imaginado pedantería, sin sencillo sin más elegante sin esfuerzo». No es Federico Gamboa de aquellos pensadores meritorios de quienes se pueda temer que por los cuidados y pasiones, por la política, abandonen la labor mental, que constituye lo 40 más característico PENSADORES •Je Y ARTISTAS SU personalidad. El hombre de estado cumplirá como bueno sus tareas, y su discreción y su conoci- miento de los graves asuntos en que habrá de citar y frescura del ingenio, ni ni el intelletto d' el pensamiento creador amore para su pasión Otras obras vendrán, Uenas de de fe ejer- su pericia no han de quitarle ni la vivacidad en mente el la suprema idea, artística. amor humano y que enriquecerán mayor- acervo intelectual de su patria mejicana, o mejor dicho de nuestra América, otras novelas, otras obras para el teatro; y otros posteriores vo- lúmenes de ese Diario, tan lleno de ideas, tan inte- resantemente anecdótico y que fué dedicado desde su primer tomo a un mi joven amigo que ya sabe más que leer... el hijo amado, Miguel Félix Gam- boa y Sagaceta. 41 AMADO NEPVO En varias ocasiones he escrito sobre la singular personalidad de Amado simpatía y con el mismo Ñervo, y siempre con igual intelleto d' amore. ¡Ha sido tan gentil compañero de sueños, en nuestro París amado, hace ya tanto tiempo! ¡Y es tan sutil poeta, tan comprensivo artista y tan dulce filósofo! decir que a pesar de los medios a mente conduce la diplomacia, Con que necesaria- su espíritu y su co- razón de sensitivo no han sido contaminados por las promiscuidades de Yo no leeré nunca la carrera... sin cierta emoción el libro titulado El éjx>do y las flores del camino, en el cual, 43 RUBÉN DARÍO entre versos deliciosos y prosas llenas del encanto de la juventud y del prestigio de \m buen da, arte, recuer- en conceptos ya de humor, ya de melancolía, nuestras horas parisienses, nuestra amistad con curiosos ejemplares de humanidad, y la persecución de los favores de Nuestra Señora y Reina la Belleza. La evolución de Ñervo, desde Místicas y Perlas Negras hasta sus últimas producciones de piadosa, o irónica — ¡muy suavemente! — filosofía, y sus poemas cortos y sentimentales en que un gran dolor, de los íntimos y profundos, cir rítmicos gran interés en intelectual. le ha hecho produ- y trémulos sollozos y llantos, es de un Una el conocimiento de su personalidad faz nueva se le ha reconocido: sus aficiones a los estudios astronómicos, que se aviene convenientemente con cos y las excursiones, en que el el disciplina los vuelos líri- pegásico ímpetu es conductor. Su antigua pos un vago Dolor le Y luego, fe había tomado en los últimos tiem- tinte dubitativo; mas el ha hecho de nuevo recordar buen maestro la senda azul. siendo favorecido por la Lira, tendrá siem- pre tiempo de ver reflorecer la primavera, con ojos, si conocedores de los lacerantes duelos, siempre 44 PENSADORES Y ARTISTAS brillantes al resurgir de las auroras y al inmortal llamamiento de to. No que el es las esperanzas. El poeta está intac- Amado Ñervo el que la duquesa conoce, marquesa invita a almorzar, la el que tiene ya honrosamente marchitos los oros de su casaca di- plomática. El sabe bien que en los salones, y sobre todo delante de sus colegas familia apolínea —no — como no sean de la está bien confesar intimida- des con las Piérides, ni proclamar alección al viejo y sagrado laurel, a menos de ser poeta fecciona un soneto como tal mismo con- excelentísimo señor ministro, que lo circunstancial que pone asom- bro en los más intrépidos jugadores de bridge. ¿Sabrá el bridge Lo que sí ya Amado Ñervo?... sabe y sabrá siempre, es infundir en sus versos, que se visten de sencillez y de claridad como los las horas de cristal que anuncian la paz de amables días, un misterio delicado y comuni- cativo que nos pone en contacto con el mundo ar- monioso que crea su voluntad intensa. A veces, se creería en un desmayo de energía o en un desvío de forma. No hay nada de eso. Los conocedores saben lo que hay que saber, para lle- gar a conmover lo hondo de nuestro sensorio con los procedimientos menos complicados, más sim45 RUBÉN DARÍO Todo transparentes. pies y ello está, por cierto, de la pirotecnia verbal, y de los descoyunta- lejos mientos de pianista que suelen tomarse como dis- una fuerza poética incontestable, y que achaca al inüujo de un modernismo— llamémos- tintivos de se le así —que no hizo bien sino a quienes se lo me- recían. Una particularidad que he advertido en Amado Ñervo, desde sus obras de comienzo, es un vago soplo bíblico que suele hacerse percibir en estrofas, que se dirían No acompañadas de música olvidaré en París, allá nunca por el la sacra. Semana Santa que pasara tiempo de la Exposición, en constante compañía del pintor Henri de Groux, de otro pintor mejicano, de nado al Ñervo. teatro, Una noche, este y hartos de buscarle en frecuentar, se mente le un joven gallardo aficio- también mejicano, y de me Amado soñador se nos desapareció, los lugares que solíamos ocurrió indicar que probable- encontraríamos en una de las iglesias en donde, por las sagradas celebraciones, se cantaba canto llano y se sonaban órganos sabios. Le busca- mos, pues, en varias de ellas, y por fin le encon- tramos, lleno de fervor místico-artístico, en Notre- Dame, adonde había 46 llegado después de recorrer PENSADORES Saint-Severin, la capilla ARTISTAS Y de la Sorbonne, Val de Gráce, Saint-Sulpice, hasta que fué a recalar en la Catedral que, según un hugólatra, es la 5 del nom- de Hugo. Había que oir, en aquel tiempo, a vo, a quien yo llamara fraile, o Amado Ñer- monje del arte. Su unción, su saber de cosas religiosas, su aire mismo, daban idea de un admirable oblato, de un seguidor de Huysmans, a quien desde luego juventud más pronto que todo! quedaron para el el mejicano po- en verdad, y nía sobre su cabeza. ¡Todo pasa, De la aquellos años poeta los versos, imperecederos, y un amor, perecedero, cual la triste carne que Dios nos dio como armadura, frágil armadura» ante lo inevitable. El poeta ha clamado trenos y elegías. ¡Mas es suya el alba de oro! 47 EXPIQUC RODRÍGUEZ LARRETA Cuando el autor de La Gloria de blicó, para gloria suya, esa dio Don Ramiro pu- obra admirable que fama rápida y triunfante en todo rario, yo me llené de entusiasmo, paña, donde a la sazón que expresaba mi me y el le lite- escribí en Es- encontraba, sentir, ante mundo un artículo ese esfuerzo que honra, no sólo a la República Argentina, sino a todo nuestro continente, Y decíale al Sr. Larreta, entre otros conceptos, que las únicas cosas que le faltaban para la victoria completa eran la hostili- dad y el ataque consecuentes, y se diría indispen- sables, a toda realización 4 superior. Ello vino a su 49 . RUBÉN DARÍO tiempo, y sin más consecuencias que la de consa- La Gloria de grar la solidez de la obra. ¿Qué más podría desear Don Ramiro? Encono de el autor de letras semejante habría que buscarlo, en los últimos tiempos, en los panfletos contra la obra y la personalidad de Hugo, y que él resumía en que comienza: el dístico Voici le triple aspect de cet Yo no conocía conversado con al Sr. homme Luego publicó una Larreta, sino por haber la que tenía en preparación que el de dirigía la au- ese tiempo joven escritor una nove- le costaba largos estudios, la y personalidad de Santa Rosa de Lima. El plan se llevó a cabo íinal que M. Paul Groussac. Ya en en la cual aparecería bemos que Buenos Aires. bella nouvelle de reconstrucción histórica en la Biblioteca, revista se hablaba de . dos o tres veces, hará cerca de él veinte años, en el antiguo Ateneo de toridad de feroce. la mística flor más tarde. Ya sa- peruana perfuma, en el de la obra combatida y victoriosa, la muerte Don Ramiro. Es notorio que el autor argentino es un gran señor y un diplomático que ayuda al prestigio de 50 PENSADORES SU país. En París— le instancias, unas ARTISTAS Y habré visitado, a sus amables tres o cuatro veces — , sin descui- dar sus tareas oficiales, cultiva en sus vagares las letras y las artes. He recordado tor de Zanoni, a un Irving, a a su propósito al au- un Valera, a un Sal- vador Bermúdez de Castro. El Sr. Larreta, que es joven, que tiene la felicidad en su noble hogar, en su alto puesto, en su salud excelente, en su renombre universal, posee junto con su gran talento una crecida fortuna. Ello es imperdonable. El piens, que homo sa- es el lupus hobbeBiano, se eriza ante se- mejante anomalía, protesta y se indigna. Al hombre muy rico, o simplemente Rotschild, obras mediocres. so de la suerte o rico, se le pueden como a Chatelain o MM. de admitir, cuando más, Lo demás es un aba- una parcialidad manifiesta de Omnipotencia. Pero el Sr. la culpa de su excepción, Larreta, que no la tiene debe sonreír y seguir adelante. Escritores europeos mont, M. como M. Remy de Gour- Maurice Barres, M. Henri Roujon, M. Paul Adam, etc., han dicho del único trabajo publicado en las excelencias volumen por ñor Larreta. La versión francesa hecha por mero de esos k escritores, da una idea el se- el pri- al lector ex- 51 RUBÉN DARÍO tranjero de lo que puede ser fundamentalmente la novela en su idioma original. Pero las calidades de esa escritura flaubertiana, de que tanto se ha hablado, tan solamente las podemos apreciar los ar- y conocedores de nuestra lengua. tistas Intelectualmente, el autor de Ramiro está entre las pocas Hispano-América. Su libro La Gloria de Don dominantes figuras de es, en su género, con la honesta abuelita María del colombiano Isaacs, lo mejor que en asunto de novelas ha producido nuestra literatura neomundial. Hágase algo superior, y Larreta pasará a segundo término. Entre tanto... 52 LEOPOLDO LUGONES He visto los comienzos de este otro y americano Spectacle magnifique. Enorme suma de geniales apoyadas por la tad. ña Encontrábame en intelectual, en la más potente condiciones y sana volun- mi sabida campa- lo vivo de querida gran ciudad de Bue- nos Aires, cuando un día se presentó en nuestra un joven vibradora hermandad del Ateneo que, al mostrar sus credenciales rimadas, fué considerado ya triunfante. ¡Un con el gentil astro! nos comunicamos todos, entusiasmo que allí animaba a coetá- neos y menores. Nuestra unanimidad vaticinó cosas grandes. Para saludar te tal orto y dorada de mis trompetas. escogí la Y más sonan- todas las previsio- 53 RUBÉN DARÍO nes tenidas se han ido cumpliendo. La obra de Leopoldo Lugones es, según la expresión de uno de sus críticos, vasta y tilla como una creación natural, o bien, como una vasta ñas. En serie panorámica de monta- verdad, las que han atraído mayormente en esa encantada cordillera, son, por de el brillo sus cumbres, por la riqueza de sus entrañas, por más de un las misterio cabalístico, o miliunanchesco, montañas ras: del oro. Fijaos bien en las otras altu- hay amontonamientos de rocas, entre les históricas ruinas; hay colinas fértiles, queñas ciudades, jardines y quioscos de las cua- con pe- arte; hay aglomeraciones de fábricas con chimeneas y casas de veinte pisos como las de los yanqui»; hay intrin- y abajo, cadas y sabias arquitecturas, pampa con la extensa sus bíblicos ganados. Pero las Monta- ñas del Oro, que conocen bien tan sólo los simbades del castellano, montañas que consagrará la primavera, y en donde tiene su palacio la juventud, digo en verdad los buscadores de que atraerán siempre a todos milagro y cateadores de poesía. ¡Áureo, bravo, caro Lugones! Vigoroso por tem- peramento, nutrido de los mejores saberes y remi- so en toda aplastadora apretura escolar, desde muy temprano supo aprovechar si 54 el don, rarísimo se PENSADORES mira bien, de la propio. Tal, por ARTISTAS Y autocomprensión y Talorizamiento mayor suma de aristocracias, se denunciara anarquista de los más encendidos. La violencia del color — ¡Aplaudido sea el profeta! fué con el tiempo comida por el sol, hoy subsista go de la el no sin — que nato combativo caza-coronas y ami- República francesa, a pesar de las Españas ancestrales. Antiguamente decían a los Lugones, Lunone*, por venir estos varones del gran castillo. Y tenían de Lana los sus blasones. Su genealogía mental — ¡por Dios, siempre des- cendemos, o ascendemos de alguien, y ha existido el Adán literario!— ¿le emparen tacón cuáles ante- cesores? Pero ningún espíritu encuentro ternal para el suyo que el de Edgar Poe más —tanto fra- en todo va buscando su equilibrio nuestra balanza continental. ¿Mas, a donde no llega la vista, a cual- quiera de los puntos cardinales que se dirija, desde la cumbre de sus montañas? Listo para todos los combates, apolíneo, hercú- leo, perséico, davídico, ello transmutado en sangre neomundial, su iniciación en la orden del Arte, queda como un acontecimiento en la historia del 55 RUBÉN DARÍO pensamiento hispanoamericano, y no es uno de mis menores orgullos el haberme tocado ser, en días floridos, Anquises de tal Marcelo. Todo conquistado: renombre, respeto y conside- ración en los propios patrios sanedrines, admiración y afecto entre sus iguales. Todo, hasta el de- nuesto regocijador y la parodia plausible. Todo, menos la verdadera comprensión de ciertas cosas suyas al lado de las cuales se ha pasado sin penetrar lo que dentro se contiene. Mas, ¿desde cuando comunicado a todos es el sckiholeth? La obra primigenia de tal héroe, cuyo análisis sea para estudiosos y minuciosos críticos, háceme pensar en las adolescencias proféticas, en una pérdida y encuentro, no en res, sino en el el templo entre los docto- bosque entre los leones. Hay allí, sobre todo, un infuso conocimiento de cosas inme- moriales que se ha transmitido a través de innúmeras generaciones, y que hace vagamente reconocer- se, apenas, con algún rarísimo contem'poráneoy en un rápido choque de miradas, o en la similitud de interpretación de un gesto, de un signo, de una palabra. Ya en mina la tarea de ideas, revélase la inagotable verbal, la facultad enciclopédica, el 56 dominio PENSADORES ARTISTAS Y absoluto del instrumento y la preponderancia del don principal y distintivo: la Propaganda fuerza. patriótica, ciencia civil, historia, cuento, enseñan- za, discurso ocasionad, todo es pletórico, todo está lleno de vital y viril fuerza. Verdad que oiréis un son de flauta en los Crepúsculos del Jardín. Acordaos del Polifemo que canta Teócrito y Poussin pinta. leone'í Y potente No luego: ¿Quid dulcius melle quid fortius et ¿No habían vibrado antes en una lengua de amor versos capaces de encender estatuas? creo yo que en nuestras Lugoues, quien antes de llegar de América tierras haya hoy personalidad superior a al la de Leopoldo medio del camino de la vida, se ha levantado ya inconmovible pedestal para el futuro monumento. Las Montañas del Oro, Los crepúsculos del jardín, El imperio jesuítico, La guerra gaucha. Las fuerzas extrañas. Lunario sentimental. Piedras limitiares, Didáctica, Prometeo, Odas seculares. Allá en la lejana Córdoba del Plata, una ancia- na tiembla aún de temeroso gozo maternal. ¡Misia Custodia, qué nombre en de las glorias argentinas!... la Catedral el de usted, para ser llevado 57 ENRIQUE GÓMEZ CARRILLO En una Sr. de las muchas cartas que conservo del Gómez Carrillo — de de—, hay una en que a París. ¿Cómo fué un me ello? interés para agradece Ya vez. Dirigía yo, allá por el lo el he contado alguna año de 1890, en Guate- mala, un diario: El Correo de la Tarde. presentó con unos trabajos más tar- haber venido Un día se un joven, muy joven, de un moreno dorado, de copiosos cabellos y ojos de soñador, y que manejaba ya cierta sonrisa caprichosa, con cuyas consecuencias habría de cargar yo mismo pasando yo señalé el el tiempo. Intimamos. camino de Y entonces París. 59 RUBÉN DARÍO ~~~~~ i' camino de ¡El París! ¿Sabría Gómez Carrillo era el de su tierra prometida? Cierto que en él, que por su madre, había sangre francesa; pero su padre, historiador notorio y escritor de cepa castiza, era de puro origen español, severo en dogmas de gra- mática y de bien decir, y con entronques aristocráticos en camino la Península. Era, pues, quizás, el de Madrid que hubiese tomado, sin mi dichosa el intervención, el futuro autor de tanto libro de pro- y armoniosa, que había de como un parisiense adoptado, y sa danzante, preciosa ser tenido después alabado por escritores de renombre en esta capital de las capitales. Llegó a París a luchas y luchó. Luchó primero en Fréres. ¿Quién diría mo la inevitable que Gasa de Garnier el escritor sutil y libérri- hubiera colaborado en la seria y académica ta- rea de hacer Pronto el un diccionario? guatemalteco se saturó de París. Su primera producción, una j^laquete ble, a punto de que creo que tiene, suda el el hoy inencontra- propio autor no la más amizclado y enfermizo de los Parises por todas sus letras. Llegado en p^eno her- vor simbolista, Gómez Carrillo había ya conocido a todos los dioses, semidioses y corifeos del movi- miento. Era amigo de Verlaine, de Moreas, de 60 ^1 ,er^^ ENRIQUE GÓMEZ CARRILLO PENSADORES ARTISTAS Y Reynaud, de Dupleásis, de todos concurrentes los a las comidas y reuniones de La Piume. Su cultura aumentó te día por día en este ambien- de arte; y, relacionado con España, comenzó a escribir en la Prensa de Madrid, tan constante y brillantemente, los cronistas». que le han llamado Entró con el t Príncipe de tiempo a íormar parte del cuerpo de corresponsales de La Nación de Bue- nos Aires, y su producción adquirió mayores quilates. Se dedicó, por higiene, a la esgrima, y esas prác> ticas le convirtieron en uno de los más conocidos Conoce varias annas, y creo duelistas parisienses. que también En su obra el boae. pasada prevalecen, junto con un ines- perado sentimentalismo que se diría romántico, mucha modernidad, la euritmia, las meninas, la danza, los personajes de italiana, la el^ancias la fe- «comedia» anécdota maliciosa, la conversación con sus amigos célebres, la ironía, sidad, el goce, todo lleno de de modo que se diría el halago, la perver- una sutileza francesa escrito, o por lo menos pen- sado en francés, en parisiense. Luego llegaron sus ron considerar como libros de viajes, que el Loti castellano, le hicie- pues apare63 RUBÉN DARÍO cieron dones de penetración, afinidades filosóficas, calma y serenidad, además de sus condiciones de y descriptor, dueño de una paisajista siempre vibrante ante figura sugestiva. Su el rica paleta, y espectáculo artístico o la libro sobre Grecia señaló prin- cipalmente la nueva manera. Y su libro sobre la Tierra Santa, adonde hiciera recientemente una visita, es, tido, lo a mi entender, lo más meditado y pues quizás, así fuese más firme, lo más sen- estudiado de toda su obra; por un momento, influencias ancestrales despertaron en él la verdadera emoción y la seguridad ideal, sin lo cual nada se escribe de duradero y de firme. y erudito libro. Y realizó un bello, Es un ¡Antes de aparecer su obra, bia le un obispo de Colom- ha excolmugado! Lo cual hará para Jeru- salén y la Tierra Santa una singular propaganda. Le han prologado y alabado sus res armonioso escritor dichoso. como Paul, libros, escrito- Adam, Jean Morcas, Emile Faguet, CatuUe Mendes, Vicenti, Cortón, quien estas líneas escribe, y otros hombre le nombres más. quisiese, prologaría ahora un El Gobierno francés gión de Honor. 64 ¡Si aun después de este diablo de la excomunión, cardenal! le hizo caballero de la Le- RICAPOO ROJ?XS Poned a esta cabeza réis ser la de dríais a un turbante de un joven maharadja; un un noble egipcio. De di- seda, y fez, y ten- la India, del Igipto, de Ceylán, de Oriente en su aspecto; y ello no os sorprenderá, puesto que sabéis de las discusiones sobre las relaciones orientales prehistóricas, entre los aborígenes amerícanos y los pueblos de Orien- te: La cabeza de Ricardo Rojas, la de un cacique. A él ello alienta y vive de su América. la cabeza física, ea le Un complace, pues espíritu seductor y un poeta gentil, Eduardo Talero, cuando Ricardo Rojas se preparaba para venir Europa, excla- maba: «¿El poeta Rojas en Europa?... ¿Qué va a 6 65 RUBÉN DARÍO hacer? ¿Por qué exponerse a que las grisetas del bulevar lo miren de hito en hito, que sin sospechar bajo el color oliva de su rostro hierve el aceite de una lámpara de y que bajo esas oro, fibras de car- bón adusto al peine yacen en huacas de indio las cristalizaciones del sol A como a Rojas, los más linajudo de la tierra? demás poetas bien raigales, debía la República coronarles de roble y ñandubay, y en Eu- vez de permitirles estas excursiones por ropa, ponerles en lo mas intrincado de la selva a recoger mieles líricas en los panales y los nidos, a ver de olvidar lo que aprendieron en la escuela y a ponerse en acecho de los sátiros y mafirihadas aborigénes». — «¡Ah! — Contesta Ricardo Rojas, desde París, no sin tristeza siquier dominada por su preexistente carácter — ¡si la República coronara de roble y de ñandubay a sus poetas, no buscaran ellos en lenitivo para el el éxodo y las peregrinaciones azarosas el desús secretas amarguras, ni recurrieran, sustento del camino a la producción forza- da y premiosa, que, nos la —Y si no malogra, retarda obra donde florece luego... digno de ella «Yo procuré en el el al me- genio de una raza!» ser útil a extranjero. mi Yo no patria llevé y mi ofrenda de mirra salvaje a la casa de los pontífices 68 ; PEN RE SA D o literarios. Yo desdeñé maitres que ignoroban ARTISTAS Y ¿> elogio el monumentos con a hombres y fácil de los mi idioma. Yo me acerqué tal independencia mental, que mis opiniones de meteco sublevaron Yo algo una protesta. mundo a públicos del viejo dije las esperanzas del Yo nuevo. torné más al- y puro mi corazón ante las nobles figuras del arte clásico. Yo admiré de Europa la razón secular to de su cultura, e inspirándome en mis lectores del Plata la devoción al ideal ella, un evangelio de como contrapeso a dores materiales. Ahí reside para mí prediqué a belleza. . . los esplen- la diferencia entre las viejas y las nuevas civilizaciones, admirar de estas sociedades la tradición y civil al de su cultura, no lo hice en detrimento de las cosas nativas: antes bien, procuré dar culto europeo del ideal de como mi alma, que enardeció hombre. talento. la nueva vida a ese pasión americana la ausencia.» Este es el Y al conocerle os conquistan bondad y Y la primera condición ¡cuan rara ahora en un intelectual! Su pensar crece ampliamente. Consagrado al culto patrio, lucha porque se man- tenga el principio nacionalista a través de las invasiones que tierra el mundo argentina. todo envía a la proficua Su americanismo y su patrio67 RUBÉN DARÍO tismo tienen muchos puntos de contacto con los del gran cubano Martí. El trabaja en lo que llama su «evangelización idealista» , y dotado del don peda- gógico inculca sus enseñanzas en la generación Todo eso en universitaria que le escucha. el co- mienzo de su camino. Hace cinco años, en el pués de haber yo hecho manoir de Boultous, des- la presentación del poeta argentino al rpíncipe lírico de las analogías y de las imágenes en lengua francesa, no Saint-Pol-Roux, llamado grande y bue- al magnífico en los el bellos tiempos del simbolismo francés, mos nos pusi- a hablar, durante el almuerzo y a la hora del champaña, de nuestras respectivas edades. cir Ricardo Rojas labios del la suya, maitre de réans, Saint-Pol-Rou7 , Y al de- una palabra brota de de señora de la linda y gentil, de los hijos. Divi- ne, Coecilian, Loredan; y esa misma ¡Bravo! Se aplaudía, como un una música amable, la confesión palabra era: bello verso o de la como más lozana juventud. En plena juventud, pues, trabaja ese cultiva- dor de ideales y constructor de sueños. La producción que ha dado ya, garantiza para piosas y firmes obras. Pocos 68 como él mañana coposeen igual PENSADORES ARTISTAS Y suma de inquebrantables y nobles deseos y esa virtud de consagración, sin aportar constante bre- ga o para llegar al punto ambicionado, sacrificio que no es una etapa que en los señalados, sino, nuevos caminos y ascensiones. inicia Sus calidades de pensador y de estudioso y sus disposiciones catedráticas, se advierte en obras co- mo La restauración nacionalista, la introdución a la Bibliografía de Sarmiento, y el excelente libro so- bre abolengo de los argentinos el de plata. bil, titulado: Blasón Asimismo, en sus Cartas de Europa, há- documentada y nutrida labor de periodismo, como en todo pero en donde, traréis de pronto el poder lo de Rojas, encon- lírico, el tender a la trascendencia, y una armoniosa y aun elocuente riqueza verbal. Y emoción, pues también es un sentimental, un sensible y En un estas él a esto no dejéis de agregar la sensitivo. líneas, concentradas y sintéticas, no quiero ni puedo hablaros de sus procedimientos, de sus parentescos mentales, de su técnica. Ello conviene a otra clase de estudio. El poeta se inició con La Victoria del hombre, se avenía obra poemal que no con mis gustos, pero en como me acontece con la cual hallé, cualquier obra de cual- RUBÉN DARÍO quier escuela o de cualquier autor, la parte de belleza que podía satisfacerme y que podía admirar. leído Los Uses del blasón, libro de un ex- celente artífice, exquisito y frío, trabajado y pu- Luego he lido, y en el cual se siente el dominio de la forma, erudición poética, y voluntaria o involuntaiia fuerza de asimilación. ¿Mas en quién, mas grandes, no encontrar janza en el momentos; no me si ha hecho pasar gratos seré yo quien se detenga a señalar que por completo no que los prodigioso universo de la Lira? Este libro de poesías lo aun entre un antecedente o seme- ción, o por dilectantismo móreo, amador de satisfaga. Sólo afirmaré exceso en el deseo de perfec- peca, es por en los descuidos. Mar- lo clásico, moderno, sapiente o «funambulesco», quien ha escrito esos versos es un apolonida, mento divino. espíritu un prestigioso Yo me y de admirar su tocador del instru- precio de feliz comprender su consagración. Mucho debo también a sus gallardos entusiasmos y a su afecto. rían Gongora, Banville, Montesquieu, celebra- más de una de sus ejecuciones. alabará a quien en su retiro varios como las cosas y compuso los días, ¿Y quién no esos poemas, en loa del Amor, de la Amistad, de la Belleza, de la Patria, que 70 PENSADORES Y ARTISTAS fueron tregua y ornamento en medio de la vida amarga y bella? más completa Vendrán frutos de mayor jugo y más tem- sazón; vendrán productos perados y de vastas proyecciones; pero el de las horas primaverales permanecerá en frescor las co- en que me sechas primigenias. Hay un soneto final en el volumen ocupo, que hace ver un Ricardo Rojas supersticioso, de como cumple a un verdadero interrogador mundo. Tratan esos catorce los misterios del una versos de la malhadada profecía de que al probar en el gitana, poeta su saber quiromántico, interpretó el fatídico signo de una muerte tem- prana: Déme esa triste dicha de perecer mañana La Lívida qne acecha mi paso en el camino. Cuando aún mi carne llore por el arte divino arda mi alma en la lumbre de su pasión humana. Corte el hilo invisible de mi vida su diente. Antes que se marchite la rosa de mi frente; Mas concédame, al menos, en mi destino raro, Realizar en el mundo la visión de mis sueños, Que es dejar a otra frente mi corona de ensueños, T mi amor en el ritmo de poema preclaro. Y Las gitanas, como todas las sibilas, suelen con bastante frecuencia equivocarse, y el poeta tiene posiblemente en su vigor de voluntad el secreto 71 de U B N SU vivir. Después de Los Uses del blasón, después de El Libro de Perséphone, después de La Sangre del Sol, dos libros, estos últimos, que aun no co- nozco, han de venir otros poemas. Y más firmes y melodiosos el patriótico idealista completará tam- bién la tarea para la que ha nacido. .SAMUEL UGARTE El Sr. Manuel Ugarte, tan ventajosa y profusa- mente conocido en España, en el la Prensa hispanoamericana, en elemento socialista de Francia; que ha sido un ferviente adorador de gracias; las musas y de las que recientísimamente ha publicado ub libro de gran resonancia, que ha tenido comenta- dores hasta en el lejano Japón, El porvenir de la América latina, recorre hoy los países de nuestro continente e islas castellanas, dando en conferencias voces de tario de alarma, señalando, gesto complemen- su doctrina opuesta, el peligro en Cuba, y a pesar de que ha mentado yanqui. la Ya soga en 73 H U B DARÍO N E casa del ahorcado, fué recibido con la usual ferviente gentileza que, para los escritores extranjeros tienen los hombres de letras cubanos. Los mereci- mientos de Manuel Ugarte harán, desde luego, que en todos que los países visite sea acogido con fra- ternal cordialidad. Supongo que las prédicas del pondrán y desarrollarán él llama sencillo, pero que no modestia lo declara. siasmo, y, hasta en las garras el el nuevo cruzado ex- el espíritu Hay en de su libro, que lo es tanto como su él ideas, estilo, entu- águila de la cubierta, que lleva pabellón de los Estados Unidos, había de llamar la atención sobre todo al yanqui. Así fué que, en la tierra de los dólares, fué exami- nada o combatida su obra, mayor y más detenida- mente que en ninguna libro de buena fe, -que, para el ideal que otra parte. Tal libro es diría Montaigne, que sostiene, hacía falta. un un libro El grito de alarma se había dado ya líricamente. Vargas Vila, entre otros, había lanzado terribles clamores; José Martí, más de una vez, había dicho cosas bellas y Norte. ^ proféticas sobre el acecho de los Yo mismo, hace ya Mr. Rooscvelt, zo, el fuerte hombres del bastante tiempo, lancé cazador, un trompeta- por otra parte inofensivo. Pero esas son cosas 74 PENSADORES ARTISTAS Y de poetas. El volumen de Manuel Ugarte es trabajo de estudioso, con observaciones aunque ción, método, y, teratura. Y, sensacional. ello es li- ba sido un volumen sobre todo, Todo erudi- felices, autor no lo quiera, el me- hermoso, plausible y ritorio. «Claro está to de — dice Manuel Ugarte— que todo gri- polémica tiene que levantar objeciones. Unos censurarán la desconfianza que nace acaso de la contradicción, entre el valor inapreciable de nues- que nos imposibilita tro porvenir y la debilidad como el la aprieta en para defenderlo. Sois, nos dirán, ba cogido una mariposa y de la €l mano niño que el hueco a riesgo de destruirla. Otros criticarán optimismo, brote espontáneo de una concepción batalladora y enérgica de la vida. Los pondrán en tela de juicio Los más hábiles le el más hostiles interés del estudio. darán un alcance que no tiene. Éstos le motejarán de antipatriótico. Aquéllos ve- rán en él un síntoma de imperialismo. Y condena- da aquí a una circulación piraciones inútiles, silenciosa por las cons- levantada allá por las olas confusas de las divergencias, la obra estará siempre lejos de conseguir no «oy de una aprobación unánime.» Yo los hostiles, y digo: el libro es interesan- 75 RUBÉN DARÍO te, muy Aplaudo interesante. optimismo, porque el es bello y saludable. Celebro la intención tica y generosa. aplaudo Y el viaje. Pero... me declaro en donde el román- después de aplaudir el libro, en cuanto a los resultados, absolutamente pesimista. Unos pueblos dólar impera ya, están contentísimos según parece. Y en los otros, hay quienes tienen envidia a los primeros, y desean que el monstruo les devore. «Conozco mucho tiempo en New- York. Y desde dijesen: cSeñor al monstruo porque he vivido sus entrañas», decía José Marti, los pueblos enfermos parece monstruo, le damos que las gracias, puesto que nos va a comer en salsa de oro». Por no es lo que toca al autor y oral propagandista, que detalle secundario lo se diga de él. digo que, aunque el porvenir de sea el previsto fatalmente, esfuerzos en el libro, habrá ganado 76 el en mejor la Y yo América Latina Manuel Ugarte, con sus la Sorbona y en el viaje, laurel para su cabeza. ÁNGEL ZAPRSGa Llegó de tierra mejicana a Europa joven, muy joven. Escribía versos, pintaba cuadros, estaba lleno de ilusiones de gloria. Los versos y las pinturas y fresco talento, en dada cultura, el revelaban un hermoso cual se encontraba una cui- la decisión y la pasión del artista nacido y la chispa americana. Se fué a la madre patria, a España; los versos fueron poco a poco quedando en segundo término y Ángel Zárraga, como poseído de su verdadera vocación, buscó a los maestros pintores peninsulares, 77 RUBÉN DARÍO y estudió visitó el Museo del Prado, entró al taller del admirable técnico que es Sorolla; aprendió todo lo que pudo aprender; se relacionó con los intelec- tuales, fué íntimo de Valle Inclán, de los Baroja; se unió a los jóvenes que hoy brillan en pañol. Luego fué a Bélgica, ensayó el arte es- tales o cuales novedades, neo-impresionismo, divisionlsmo; dejó piafar su juventud ansiosa. cambió tros. los La reflexión llegó, nuevos buscadores por los viejos y maes- Quintín, Metsys, Memling, todos los grandes flamencos fueron admirados y comprendidos por el que hijo del país azteca, venas. En Holanda raro de la pintura, lleva sangre vasca en las conoció y trató a como ese misterioso más de un y singular Toorop, sobre quien se diría ha soplado una ráfaga venida de las entrañas de la antigua India. Luego, Ángel Zárraga pasó a más Italia, y fué encantado perla maravillosa y deleitable música de los ojos, con los poderosos creadores del Renacimiento, con los príncipes del dibujo y reyes del color, con los suntuosos y soberbios decoradores de iglesias y palacios que dejaron a y fuerza pictóricas. los siglos sus tesoros de gracia Mas no fueron solamente los italianos, sino otros grandes de otras partes quie- nes prefiriera su deseo de perfeccionamiento. T8 Y así PENSADORES ha escrito Rodolfo Panichi: «II roHe, i ARTISTAS- Y il Tintoretto, veri maestri che lo Zárraga ochio, ed egli si Rembrandt, Velázquez, il pone il ha nell' il Mo- Goya, sonó- il ánima e nell' principio che, coi mezzi meravigliosi dei Veneti del decimosesto secólo e degli Spagnuoli del decimosettimo si possa espri- mere vita tutta la complessitá e inquietudine della 1' contemporánea. Egli trascura perianto ogni artificio di técnica moderna, rieecendo ad ottenere una luminositá composta, una intonazione gradevole e poética, alia quale tuttavia i suoi studi sulla divisione e sovraposizione del colore devono avergli giovato notevolmente. un senso suoi lavori di Cosi, se c'e talora nei manierismo nella distribu- zione delle parti principali, e di convenzionalismo negli accessori che ricordano le composizioni del nostro risorgimento, egli mente indipendente». Y cursión por el espíritu del arte moderno, sultado obras que tienen sello personal sólo que, una han re- característica, un inconfundible en figuras magistrales, como tipo de los resta pero psicológica- es lo cierto que, de su in- lo hace notar el campos mismo Panichi, el es distinto, «es el pais castella- no, son los contornos de Toledo y de Segovia los que el pinsor siente y reproduce: un país lleno dfr RUBÉN DARÍO melancolía y de tristeza...» trado Zárraga muchas de sas ora, arrugada y triste de En España ha enconfiguras una pena . La vieja que secular; La mala consejera, la, celestina de cara de buho, junto a la muchacha La rozagante, carne de vicio; la vieja del rosario y El bailarina La mendiga y desnada y la trotaconventos maternal; de las dos mozas Tríptico el viejo del escapulario, apretado, fermosas y amo- jamado, pero viviente de su vida sórdida, devota y tradicional. ¡Y las lindas figuras femeninas de Ángel Zárraga! La del Don, Marta y Maria, ascetismo y volup- tuosidad; el otro cálido desnudo de la Alegoría del Otoño, cuadro digno de los buenos tiempos de necia; un precioso retrato de adolescente; la un arrodillada ante el San Sebastián, zado del Voto, que se expuso en Otoño; la hembra de la femme Ve- dama tanto pagani- el pasado Salón de et le pantin; y, sobre todos, esa maravillosa Novia, cuadro que con sus dos desnudos es un canto misterioso a la arcilla ideal, al hechizo enigmático de gamente sugiere en abierta, el la mujer, y que, va- la simbólica Granada entre- arcano amoroso y la iniciación de las iniciaciones. Paso a paso, consciente y con segu- ridad, va 80 Ángel Zárraga camino de la gloria. ALBERTO DEL SOLAR La Real Academia Española, que acaba de abrir sus puertas al escritor chileno Alberto del Solar en calid£td un de miembro correspondiente, ha realizado acto de completa justicia. Ha tiempo que el autor de tantos libros plausibles, que acaban de aparecer compilados en una bella edición de Ohras Completas, era merecedor de tal homenaje. Fuera de sus méritos de novelista, de narrador, de poeta, de autor dramático, ha sido siempre cultivador de la tradición castiza de nuestra lengua, sigido ni aun con la singular que se debe a D. Andrés Bello, de como conjunción en 6 los casos y no ha tran- costumbre, que creo iisar la i latina en que todos usamos 81 RUBÉN DARÍO la y griega o ye. Va bien, pues, Del Solar, entre los que tienen por especial misión limpiar, ñjar y dar esplendor al idioma castellano. Una de las particularidades que distinguen a Al- berto del Solar es su americanismo, demostrado desde antaño. Desde sus recuerdos sobre la guerra del Pacífico, en la cual, siendo parte por mar y por muy tierra, hasta sus joven, tomó últimos tra- bajos, casi todos, todos puede decirse, se refieren a nuestra América, y principalmente a Chile, su pao a la República Argentina, patria de sus tria, hijos. En esos recuerdos a que un vibrante amor de rias, me he referido la tierra natal, brilla y de sus glo- y se habla con palabras de verdad y de entu- siasmo — «yo yo estaba vi, allí» — del heroísmo del soldado chileno, de su terribleza y de su resistencia. Y no hay, desde luego, ninguna manifesta- ción de odio o rencor al enemigo. En la novela Suincahual, que pasa en tiempos del antiguo Arauco, y que habría regocijado a Marmontel y logrado la aprobación de Chateaubriand, se trata de luchas y amores entre personajes de la conquistadora clara, sencilla, 83 y las razas la autóctona. contrarias: La narración es con justa y precisa erudición, como — PENSADORES que se apoyaba el ARTISTAS Y autor en documentos del emi- nente americanista Medina, y de un interés soste- nido y atrayente. «Me ha gustado e interesado tan- que pienso hablar de to, novelas ella cuando hable de otras hispanoamericanas», escribía D. Juan Valera. En Rasiaquouere, otra novela, trabaja Del Solar en materia contemporánea y graciosísima; muy muy galanamente escrita, y contiene está muchas y saludables enseñanzas. La novela Contra como la marea, entusiasmó a poetas Rafael Obligado, cuando fué leída en reunio- nes literarias en casa de ese noble e ilustre amigo; yo asistí Buenos a algunas durante mi permanencia en Aires. Es también labor americana, de am- biente argentino, y en ella, como en El Faro, novela escrita sin que conociese el autor otra La Tour d'Amour, de Rachilde, aparece uno de los elementos que ejercen mayor atracción en la facultad ima- ginativa y creadora de Alberto del Solar: el mar. En las concertadas líneas de esta ccabcza» no podría ni someramente juzgar ni presentar toda la obra ya numerosa de mi eminente amigo. Al- guna vez — hace pensares en el ya años expresé mis elogiosos prólogo de uno de sus libros. Hoy RUBÉN DARÍO podría agregar que ha contribuido a la formación del teatro nacional argentino, con la pre- más de una obra celebrada a pesar de lo dificultoso de la empresa. De su comedia El sentación de doctor Morris, en inglés, que creo se ha representado también decía el poeta Díaz Romero: de las obras de teatro más representado en este país». co y otros trabajos se «Es una seductoras que se hayan Y de El Faro, Chacabu- han hecho los juicios más satisfactorios. Mucho habría que decir del crítico, del conferen- de algún excelente ensayo de historia; cista, mas no cabría sino en líneas mayores. Debo, sin ello embargo, hablar del poeta. Y dar cómo aviva su fantasía, y se métrica, sonoramente ca, advertida aquí volveré a recorle mueve a expresar- la vasta influencia oceáni- desde su infancia en la pintoresca y encantadora Valparaíso. Guando aparecieron en La Nación, de Buenos Aires, versos de Del Solar, hecho causó asombro. Sus colegas de asombraron: ante los el la prosa se mundanos y ante los de los millones perdió méritos; los poetas, celosos de su ciudad sagrada, ellos le exigieron supo entenderse; y el schiboleth. al publicar Con todos recientemente su poema El Diamante azul, en que siempre apare84 PENSADORES ce la prodigiosa Thalassa, se de un verdadero lírico, ARTISTAS Y ha que se trata visto conocedor de nuestro par- naso y de los grandes poetas ingleses, y cuya factura de corte clásico no le impide vuelos dernos, pegaso se han ellas una notable de Luis Berisso alaba el nativa. dominio de Yo he poema— entre sobre ese hermoso escrito muy mo- y aeroplano. Páginas entusiásticas leído la expresión — y y en eUas se , la fuerza imagi- con detención esos resonantes y ágiles versos que expresan un significativo «mito» y que juntan la gracia de las ficciones y metamorfosis antiguas a un tema que no puede ser más real, en las férreas y mecánicas tragedias de nuestros días: el naufragio del Titanio. Una leyenda comen- tada por los diarios a raíz de la pérdida de aquel colosal barco, dio se motivo a que Del Solar escribie- su conmovedora y musical obra, y el poema surgió, digno del poeta y de la poesía. 85 JACINTO OCTAVIO PICÓN La reciente elección de la Real muy ñola ha sido, con justicia, círculos intelectuales. Academia Espa- bien recibida en los El elemento antineo se ha sentido con gran regocijo; pues hubo lucha en el reino gramatical, y, sin la oportuna llegada de votos importantes como Galdós y guro que hubiera triunfado vador, el nn ce, pues, WK' Yo no casi se- espíritu simpáticamente vivaz, los mejores escritores de su país leman cuya corrección se 1 Selles, es candidato conser- eminente anónimo D. Ángel María De- carrete. Picón es uno de el mi le viste y un gent- de amabilidad: hi- visita a Picón. conocía personalmente; no obstante, 87 RUBÉN DARÍO un académico siempre tiene ante nuestra imagi- nación cierta gravedad doctoral: imaginado, ¡ni así, siquiera anteojos! re, donde preside en el mi sorpresa, no pudo disimularse: nada de lo al ser presentado, el más discreto arreglo y decoración, En su ¿rarfonm'é- y elegante gusto vive entre libros y más joven que obras de arte: viudo que parece sus hijos ya hombres. Hidalgo antiguo con el aspecto de un clubman moderno: dedicado a sus li- bros viejos para saber y decir cosas nuevas. Al mirar, los ojos finos parecen que registran las intenciones; el ademán es franco y noble, el apretón de manos da la sensación de la sinceridad. Es afectuoso y varonil, sin melosidades falsas ni chinerías de fórmulas. una nueva y con tal A poco, ya estamos viendo edición del Quijote hecha en Inglaterra; causa admiro su conversación erudita, su pericia de bibliófilo y su seguridad crítica. Me muestra buena parte de sus libros raros, de sus ejemplares preciosos, con orgullo de buen artesa- no que supiera la calidad de sus útiles, con el aire de un maestro de armas que enseñase sus .mejores «spadas y floretes. refranes, ya la Ya es un curiosísimo un Quevedo que tuvo libro de entre sus manos censura de la Inquisición, con versos y estrofas PENSADORES Y ARTISTAS tachados, que en Jas ediciones posteriores, o están reemplazados por puntos suspensivos, o suprimidos; o ya por mostrar lo que es el lujo aristocrático de la tipografía española, la imprenta — «¿Un real, o cigarrillo?» Tengo que que to, volúmenes de Monfort, de de Sancha. me encogimien- confesar, con verdadero es extraño el Agróable tabac, charmant amusement Qui d'nn langage muet entretient en fumant, como sel: dice el ramplón rimador del Portrait Univer- y como se sorprendiese no fuma! — sostengo nente citando a nuestros comenzando con el americano que más ilustres fumadores, general Mitre. Le pregunto algo sobre mia y cuándo — ¡Un honor de nuestro conti- el la recepción se verificaría. — «Vea en la Acade- usted — me dice—, ha sido costumbre generalmente adoptada en este Instituto, que los académicos elegidos dejen pasar tres, cuatro, cinco y hasta nueve años para ingresar en sesión pública y pronunciar el discurso de reglamento. Yo pienso hacerlo probablemente a principios de año, quizá en el próximo marzo. me I salgo de la regla por varias razones, y no Y es la » RUBÉN DARÍO menor que sea D. Juan Valera quien tenga que el contestarme. Nuestro D. Juan está, aunque todavía fuerte, muy en una edad una enfermedad avanzada, ciego: y a sus años, por leve que fuera, le impediría ocupar su puesto en fieso que prefiero salirme de mica a privarme de sea Valera quien Además... (y me la mi la honra y recepción. Con- costumbre acadéel placer de reciba al ocupar aquí no sé si mi sea indiscreto amigo, aunque lleno mi labor de periodista, producir las palabras del Sr. neos se han portado Picón), que sillón. como al re- además, los muy mal conmigo en esta me apoyaban, Los académicos que emergencia. habían anteriormente ayudado a la elección de un candidato conservador, con la condición de que mi candidatura no encontraría obstáculo de parte de he podido vencer, aquéllos. Pues bien, ahora, si ha sido con ellos, la oposición de y gracias a que dos votos que faltaban llegaron a tiempo, haciendo viaje exprofeso Galdós de Santander Portugal, en Quiero, que me pues, donde a la y Selles de sazón se encontraban. entrar pronto y ocupar el puesto corresponde entre los de filiación; contri- buir a evitar algunas cosas y a realizar otras. Yo miraba a aquel hombre 90 nervioso, . . vibrante PENSADORES de intelectualidad, en lo extranjero entre calvas ARTISTAS Y más firme de sus años, y «pelucas», y recordaba sus páginas valientes de arte y de idea; sus varios pinchazos a la misma Academia, como graciosa nota de un aquella capítulo de Dulce y sabrosa: «El autor había escrito manguitos. La Academia ^\CQ mangotes. ¡Paciencia!»; su libertad de juicio, su continuo volar hacia adelante sin perder por esto sus adoraciones antiguas y cultos clásicos; sus declaraciones de partidario del progreso y hasta sus audacias de aquella que en dado raso, socialista; un prólogo suyo contra todas las moderno y frases como le declara ideas «sol- ven- casi cidas de lo pasado y a favor de las esperanzas de lo porvenir, no triunfantes todavía». No llega, pues, con las simpatías de los inmortales orto- Mas puede doxos. decir al entrar las palabras de Warburton a lord Sandwich: Orthodoxy my Lord, is my doxy. — Lo que será reñido— presidente, le dije — , es la elección que debe estar próxima, pues el de conde de Cheste enfermo, y cerca de los cien años, deberá tener pronto reemplazante. — Sí. Los neos querrán imponer a su candidato _j nosotros haremos lo posible por impedirlo. — RUBÉN DARÍO — Pero usted atacaría a Menéndez y Pelayo pregunté, pensando en el le más meritorio del grupo conservador. — No se trata de Menéndez y Pelayo. Marcelino, que, con su alto pensar y su inmenso saber, no se ha sujetado al cenáculo intransigente, ni se ha prestado a ciertas combinaciones, es ahora poco simpático a una parte de los académicos de su partido. Así es que, al llegar sucesor al conde de Cheste, cia al tratarse de momento de el como habría elegir disiden- Menéndez y Pelayo, todos por unanimidad votarán a Pidal. — Debe estar usted muy satisfecho de par el sillón a ocu- ir de Gastelar. — Ciertamente, y en esto saldré también de los usos de la Academia: en que no haré el exordio acostumbrado sino que, como «Gastelar» es el tema de mi discurso, entraré llanamente a hablar de Gastelar y su obra, to. telar se el tal como yo pienso Para eso estoy leyendo todo ha escrito. Fui lo del asun- que sobre Gas- muy amigo suyo. Ha último de nuestros grandes estadistas. sido Hom- bres, así, soñadores o no, nos hacen falta... Aquí la conversación entró en otro terreno. Dos diamantes de energía pasaron por los ojos pene92 PENSADORES Era trantes. el hombre amante de su pobre venida a menos; tuales el patria conocedor de las desgracias ac- y de sus causas. — Ha venido usted rribles para España. grande España muy tosa enfermedad tierra: la tre, ARTISTAS Y el a vernos en momentos Ha te- amada y caído nuestra abajo; y lo peor es la espan- nueva aquí, que ha atacado a conformidad, la indiferencia con encogimiento de hombros ante Crea usted: aquí no nos hacen esta el desas- la ruina. falta inteligencias, no estamos necesitados de talentos que se encuen- tran a cada paso: lo que no tenemos son voluntades, la abulia es la adolencia actual nuestra. La antigua alma española ha sufrido como una transformación. Antes se habría puesto el pecho al frente, se habría luchado por la reconstrucción del perdido poderío; se habrían multiplicado los esfuerzos. Hoy, apenas se iniciativas individuales. las es el Gobierno. políticas dañosas oye Y el el levantamiento de primero en impedir- Por un lado apatía, por otro y descuido de los verdaderos in- tereses del pueblo español; saque usted la conse- cuencia. Y nuestro eterno enemigo: ¡el expediente! El pa- pelerío cierra el paso a toda obra, desde la más 93 ele- RUBÉN DARÍO vada hasta España la si lo más modesta. ¿Cómo va a prosperar primero que hay que pasar, para la menor cosa que implique un adelanto, es una mon- taña de expedientes y ríos de tinta oficinesca? Voy a contar a usted un caso: En cierta provincia hubo un individuo que qui- so dotar al pueblo de su residencia con ría. una cañe- Creyó que para hacer aquel bien municipal le bastaría con su dinero y con su buena voluntad, y encargó los tubos y materiales necesarios para var a cabo la obra. lle- Pero sucede que, junto al pue- blo de que hablo hay una carretera, y precisamente bajo esa carretera debía pasar la cañería que conduciría el agua a la población. bajos, pero Comenzaron como había que remover la carretera, la el los tra- terreno de Autoridad manifestó al vecino gene- roso que tenía que pedir el permiso necesario para continuar la obra. Se dirigió al Ministro y en el Ministerio se_^tardaron largos días para, por último, ponerle «pase a la Junta consultiva»: la tal Junta consultiva envió a su vez, después de enorme gastado, el un tiempo expediente a otra Comisión, creo que de ingenieros oficiales. Allí la cosa tardó no y sé cuántos meses, para pasar después a la Junta al Ministerio, 94 y ¡no sé a dónde más! Resumen: PENSADORES ARTISTAS Y mientras los papeles iban de Herodes a Pilatos, los materiales de la cañería se arruinaron; no tuvo agua, el pueblo el vecino gastó su dinero y su pa- ciencia; ¡pero triunfó el papel sellado! Toqué el punto de la intelectualidad, del trabajo mental, de la producción literaria. tó muy Picón la crítica de mi iguales se manifes- — , más menos o — con ideas, opiniones gran placer y observaciones o semejantes a las que os he comunicado ya. Pero, ciones expresó parte No optimista. Desde luego, al hablar de llamáronme bastante como ésta: la atención revela- que aquí no puede haber crítica imparcial, o con simples preocupaciones de arte, por razones de pura consideración personal y a veces hasta de caridad... Un cuando no es un escritor autor publica rico, algo al flaco puchero de su casa. el mundo se vive en le libro, Ese autor tiene famUia, mujer, hijos; conoce a todo todo un para tener que echar el mundo y conoce, pues en el de las letras Madrid como en familia, y el crítico que «pega un palo», como dicen aquí, al libro de aquel autor, sabe que contribuirá al hambre de muchos inocentes. (Desde luego, yo tenía deseos de observarle a este propósito que en se necesitan brazos se y la campaña argentina hacen fortunas.) 95 RUBÉN DARÍO Lo propio que con Una cómicos. crificios artísticos buen corazón de los garbanzos. los autores acontece infeliz tiple con los que sostiene con sus sa- a su familia, tiene de su parte el la crítica, Luego, que no querrá críticos evitarla y autores se ven a cada paso y son más o menos amigos. «Si Clarín residiera en la Corte y no escribiría con la no en Oviedo, le aseguro que independencia relativa con que escribe.» Y esto traía a mi recuerdo el aspecto de la mayor parte de los «luchadores por la vida» o struggleforlifers de la pluma que circulan por Madrid en si- tuaciones lamentables. La perpetua preocupación del «sablista» en los artículos satíricos ras, las levitas melancólicas, los sibles, la y caricatu- sombreros impo- indumentaria toda amargamente revela- que logran seis duros en un periódico por un artículo. ¡Ah! los dora en el gremio. ¡Ah! los felices que hablan de cosas fabulosas, entre envidiosos y asombrados: «¿Sabe usted cuánto le pagan a Valera por artículo? ¡treinta duros!» «¿Sabe usted cuánto gana Gavia que mira al mes? ¡Una barbaridad!» ¿Y la suerte del el joven autor de teatro que logra triunfar, lo cual constituye ciertamente una verda- dera ganga, y se lanza a buscar su Eldorado de las 96 PENSADORES tablas con una pieza que no nunca? ¿Y tarse — el soñador ¡y gracias! le han de representar que tiene que conten- infeliz — con ARTISTAS Y dejarse de literaturas y reportear largo y tendido por doce o quince duros mensuales? Tal pensaba al salir de da al despedirme del nuevo académico, su encantadora casita de rico, donde se los lujos que le vienen en antojo y compra es- tampas raras y ediciones princeps. Su obra para es ya considerable, desde sus Apuntes la historia de la caricatura, hasta su valioso volumen sobre Velázquez recién publicado, en crítica Pero para mi, y para todo lo la de arte, y desde Lázaro hasta sus Xovelitas. humano y el que tenga de lo pulcro, aparece el gusto de como el más preciado fruto de su árbol literario esa Dulce y sabrosa, manzana de Garcilaso, novela de maestro, figuración llena de vida y hechizo. Libro es ese en que se nos presenta el deseo incontenido de lo leja- no, de lo que no poseemos, de lo que difícil, antes el deseo de lo imposible, tan íntimo en los ar- tistas. Dulce y sabrosa es la mujer amada, lograda y dejada; pero que luego en poder ajeno despierta una nueva ansia de posesión y arrastra hasta la lo- cura por conseguirla. Todos hemos tenido nuestra 7 91 RUBÉN DARÍO Cristeta; todos en lo un poco tida de Todellas. una Y hoodo de nuestro pecho somos esa Tabulación sencilla y ves- realidad que admite una confrontación Inmediata, deja al gustarlo una grata sensación de descanso. Jamás más bellamente un U final semejante ha establecido amor como cuando libertad del acaba «esta entre verídica e imaginada historia, con el raro pone ejemplo de una mujer que todo al dí-seo de ser amada». Picón es castizo hasta estilo. una cultura moderna como lo pos- En lo que respecta al la medula, pero con junta a los la suya, donaires y elegancias de sus viejos autores la ma- nera de describir, por ejemplo, y de sentir ciertas que poseen cesas, los maestros las literaturas extranjeras. contemporáneos de Lo que constituye una modo caracleristica suya, su especialidad, es cómo y cómo agrega, con elementos penetra plá.>ticos, a la el arle el arquitectura de su obra, singulares bizarrías y gracias. Tanto más que, por haber leído seguramente mucho a los místicos españoles, hay en el aima de su espiritual, discurso, casi a cada paso, un deseo de vu^-lo, rar a la altura, que en pocos escritores ráneos se pueden hallar en España. dulo Cate 98 un ímpetu un querer y un No liberal. Cree, lal contrario!, aspi- contempoes un incré- en la eterna PENSAD ORES ARTISTAS Divinidad, esto es, en la eterna justicia, en la eterna bondad y en la eterna belleza. Por eso se deleita en la construcción de sus ensueños de regeneración social, quiere a los infelices de abajo, y cauta los besos y celebra las «batallas de pluma» con las amor en campo de mujeres hermosas. 00 rPAY CPE5CENTE EPRAZURI5 Esta cabeza religiosa está llena de cordura, de ciencia, de erudición más y de sutileza. Es una de fuertes de Chile. Si estáis ante él, sus agudas penetrarán hasta lo intenciones. Si os enseña, mucho en saberes y de divinos. vuestras aprender Si queréis tendréis que prepararos a la No solamente plinas teológicas tendréis que humanos y ser su contrincante, derrota. mas hondo de las miradas se ha ejercitado religión, en disci- conforme con su vocación y estado, sino que se ha nutrido de letras profanas, de acuerdo con San Buenaventura o San Gregorio Nacianceno, San Juan Damasceno u Ori101 . RUBÉN DARÍO genes. Podría, como Sedulio, ser llamado vir scho- lasticissimus Cuenta ya largos años de vida, y ha dado a su patria vigorosos productos de su entendimiento, y habiéndola servido en siglo, el continúa en el claustro dándole lustre y sana gloria. Se dedicó a los estudios históricos, y ello hace recordar el párrafo me en que Cicerón habla de que: «uno de los principales deberes de los Pontíflces lo máximos de que se llamaba Roma, la antigua era el escribir «grandes anales», y ponerlos de manifiesto en su casa, para que todo tuviese la libertad de tomar lo el mundo que quisiera de aquel tesoro de la república. La Memoria sobre Chile, dio al P. años de la historia de Seis Errazuris fama de concienzudo na- rrador y escritor gallardo. El Sr. Huneeus Gana dice de esta obra, en su libro sobre la producción intelectual de Chile, que es «por su también por su prolijidad, uno de mayor erudición histórica sucesos parciales y épocas la extensión, y los libros de que conocemos, sobre determinadas. Abraza narración fidedigna y comprobada, escrupulosa y completa, de los días mas aciagos y sangrientos de toda 102 la Era colonial (23 de diciembre de 1598 PENSADORES ARTISTAS Y desde la muerte a 9 de abril de 1605), es decir, del lamentado gobernador Oñez de Loyola, hasta D, Martín bernador D. Alonso García Ramón». justificado entusiasmo el Sr. rración, que atraviesa el de una de las epopeyas García segunda llegada del go- la Y agrega coü Huneeus: «Esta na- campo áspero y luctuoso más sangrientas y heroicas de la Humanidad, que refiere minuciosamente las jornadas homéricas y ca>i increíbles de y Cadeguala, y que narra con serenidad Curalaba espan- la table destrucción de Villarrica, y las sublimes he- roicidades que allí desplegaron dores; este libro, vencidos y vence- que resume, en fin, el período álgido y crítico de la guerra inmortal entre espa- ñoles y araucanos, yíjue parece un más valiente soldado escritor que la de la obra de un fraile li- debe considerarse, en justicia, terato, obra histór.ca de más empuje y de más como la vigorosa unidad que se ha escrito sobre período alguno de nuestra vida colonial». Tales palabras se justifican con el conocimiento de la labor fuerte, elegante minuciosa de ese estudioso admirable, a qitíen ledad y el retiro dará mayor concentración para sus actividades mentales. Chilena, que le dan y la so- el Ya sus Orígenes de la iglesia puesto de un Baronio hispa103 RUBÉN DARÍO no-americano, afianzaron su autoridad y su prestigio. Fr. Grescente será estilo lleno más tarde un clásico, por su de pulcritud y elegancia, y porque toda en su obra es ordenado. El ha seguido bien la palabra de San Agustín: lllud a me accipiatis voló. St quis temeré de sine ordine disciplinar um inrerum cognitionem audet ii'ruere,pro studioso illum curiosum pro docto credülum, pro cauto incredulum En la Historia del pre surge alguna figura sacerdotal. rrente P. López, el P. Escudero, Fr. ra, fieri. pensamiento en Chile siemel ocu- Manuel Otei- Desde cada cual con sus méritos y sus defectos de época y de temperamento, lie, el jesuíta P. el historiador P. Ova- Diego de Rosales, Fr. Juan de Jesús María, el P. Suárez de Vidaurre, y los jesuíPastor, tas Caldera, Olivares, lina, Olivares, Bel, Ceballos, Rivadeneira, Sobrino, S. J. historiador, que escribió en los frailes Oré, el el Ferrufino, P. Miguel de famoso abate Mo- italiano, el obispo Lizarraga, también obispos, como Fr. R. Ja- cinto Jorquera y Fr. G. de Villarroel, el P. P. de Torres, Fr. Alonso Briceño, y otros cuantos notables, el P. como el P. Lacunza, Fr. Antonio Aguilar, Parra y Fr. J. Ramírez, citados por Huneeus, hasta el gran Fr. Camilo Henriquez, Fr. 104 Melchor PENSADORES Y Martínez, hasta los Eizaguirre, Orrego, Casanova, ARTISTAS Valdivieso, Salas, Fernández Concha, Donoso, Jara el crisóstomo, Taforó y otros más, la Iglesia chilena ha tenido activa y aquilatada representa- ción en la intelectualidad del país. resalta Y entre todos con aspecto singular y señalado Fr. Gres- cente Errázuris, con sus ancestrales cualidades vascas y sus particularidades del carácter nacional, que hacen de un ministro Y él «un hombre», incrustado en del catolicismo. Chile, su patria le respeta y le admira. 1» EUGENIO GARZÓN Caballeros, he aquí un caballero. Caballero pro- bado en los combates de su tierra uruguaya, caballero de la pluma, caballero de los salones; y con todo eso: quel chamiant Garzón! Su padre fué un bravo, aquel general Garzón de las guerras patrióticas, guay es figura épica, mente la palabra que en la historia del Uru- y que ha pintado tan bella- del crisóstomo Zorrilla de San Martín. El Sr. D. Eugenio Garzón nació para her- mosas empresas, que ha llevado a término con su carácter refleiivo y firme, y su talento de diplomático prodigioso. Este último adjetivo no es mío, es de ese famoso director de diario — ¡saludad! — que m » RUBÉN DARÍO se llam^, M. Gastón Galmette... «Notre coUabora- teur mérite tous nos remerciements et toiis vos applaudissements. Son oeuvre patriotique est splendide, presque feerique: a rapproche deux conti- il nents! II a uní les republiques sud-americaines la republique francaise, avec Paris. Dont vous avez fait raéme temps que vous une méme á capitale: votre ville d'adoption, en faisiez du Fígaro votre Jour- nal de predilection... Je vous dedande de feter ce diplómate prodlgieux . . . Diplomático prodigioso. Él ha contado su aventura figaresca en frases de sabroso humor, en que vemos cómo su paciencia tesonera logra ¡Y qué triunfo 1 el triunfo. El ilustre ministro de la República Argentina, Sr. Rodríguez Larreta, ha dicho de la obra de Eugenio Garzón en un el Fígaro, una obra de arte y una obra maestra de noble sagacidad y de previsión. ella por cierto en francés amable que intentaré traducir... «es produce en ciertos espíritus dora de la facilidad, como No tacto, os extrañéis la ilusión de si engaña- tantas otras obras maes- tras». Una vez lograda la toma de la fortaleza messant, de Magnard, de Galmatte, he yo llamara en otra ocasión el de Ville- allí a quien gaucho-dandy, en la PENSADORES Y ARTISTAS prosecución de su proficua labor. Y ella es en su apariencia, sencilla, y en sus resultados, formida- Son unos pequeños telegramas, llenos de ble. unos pequeños telegramas quedicen cifras; do de los negocios y de nómicas, el las al mun- grandes empresas eco- estado de progreso, de vitalidad, de las repúblicas hispanoamericanas, especialmente de aquellas que han logrado grandeza y el desarrollo de su trabajo y de su riqueza. prestigio por Y esos telegramitas se ven en los mercados de Europa con un admirable termómetro financiero. De cuando en cuando, un personaje de nuestros países llega a París, y Eugenio Garzón conversa con él, y expone en el Fígaro miras y proyectos patrióticos. en el expositor cia, Y hay una serena ecuanimidad, pruden- mesura, tacto, claridad y habilidad. Luego Eugenio Garzón es un solicitado elemento en la vida social de las colonias hispanoamericanas. Sabidos son su don de gentes, su dandismo discreto, sus facultades singulares de causeur y la multipli- cidad de sus vinculaciones amistosas, pues quien le trata til una vez queda filósofo sujeto al charme de ese gen- de «monocle» que nos favorece con el bienhechor contagio de su optimismo. ¿Y el escritor? Probado ha sido en el Río de la 109 RUBÉN DARÍO Plata en los entreveros de la polémica política, en las bregas del diarismo. Mas siempre ha cultivado .con esmero su jardín literario, y sobre el un libro ruidoso, archiduque enigm.ático Jean Orth, no hace mucho tiempo renombre europeo, jor dicho, universal. Tiene por publicar ña del boulevard, libro psicólogo y un estilista La las condiciones un la savia de París. Mundial publica un capítulo de esa obra, y podrán apreciar me- entra- parisiense escrito por que no ha perdido a pesar de sas asimilaciones criolla, le dio o, allí se de nervio y brillo que caracterizan las proáas producidas por esa «cabeza». Su figura es de aquellas que llaman la aten- ción al presentaráe, y nada podría yo decir mejor de lo que contiene este párrafo del Sr. Larreta: «Su persona evoca para mí todo que en lo España servia para distinguir desde noble y el el la vieja lejos la sangre honor. Creo ver a veces en sus espaldas negro manto de velludo, con la cruz de Santiago o de Calairava bordada sobre el lado izquierdo en seda roja. Cuando anda, pienso en el rumor de las espuelas de oro de los antiguos caballeros de Gastilla; y si lleva ahora que ese trozo de el mismo 110 «monocle» cristal es, sin duda, por- hace levantar la cabeza con gesto altivo e imponente que suscitaba PENSAD ORES en el rostro la ARTISTAS pluma caprichosa que rodeaba sombrero y caía hacia atrás». Ello vale por ra de un soneto de Heredia; y Eugenio Garzón merecedor de tal el la figu- es homenaje. Célibe— ¡Garzón para su garfonniere! — es admi- rador de las damas hermosas, gusta de las obras de arte, de las grandes empresas, de los altos ideales, déla elegancia, de sobrio y abstemio. la cordura, Y de la distinción. Es realiza este prodigio: tener sus mejores amigos entre poUticos, banqueros y poetas. 111 5. n. I Al entrar en plicará el EL PCY DON el ALTONSO salón de recepciones lector fácilmente — el — se lo XIII ex- poeta prevaleció sobre el ministro. Aquella pompa, aquella ceremonia, aquel joven descendiente de los fueron, por unos reyes, Como es costumbre en tumbre que, a pesar de instantes, la corte todo, más gloriosos la Historia. de España talentosos y verbosos hispanoamericanos nuncian discurso ante res. Yo ciales, el dije dos palabras — cos- han infringido algunos Rey sino los — no pro, embajado- para entregar mis creden- y luego, pronto estuvo Don Alfonso en con- versación conmigo. ¿Podría juzgarlo por esa vez? Desde luego que no . Todos sabemos las preparacio- nes del Protocolo. Pero, en otras ocasiones, sea (jue ík 115 RUBÉN DARÍO hablase conmigo, sea que se dirigiese a otros diplo- máticos al lado mío, pude darme cuenta de la seguridad y cordura con que trata cualquier asunto que inicia. cho de él El retrato que en pocas palabras ha he- un observador como una absoluta es de exactitud: famoso M. Paoli, el «Sa haute et fine silhouette s'accusait avec une elegante aisance dans un complet gris large sourire éclairait son un clair; visage fortement hale, son visage imberbe d'adolescent qu'ornaid un grand nez á barbe courbe la bourbonienne, cumpé en bec d'aigle entre deux yeux tres noirs, pleins luego la impresión de oficial: ñamme Y ma de malice». et «Quelle ne fut pas surprise, ensuite, lorsque, a Orléans, oíi l'on avait premiére étape fixé la tre, cette fois, ral, la officielle, je le vis apparal- en gran uniforme de capitaine gene- physionomie empreinte d'une singuliére no- blesse, la démarche altiére, imposant á toux le respect, par l'impressionnante dignité qui se déga- geait de sa personne, ayant le mot juste pour cha- cun, souceux des moindres nuances de I'étiquette, évoluant, causant, souriant au milieu des unifor- mes chamarros, avec une aisance trant du premier coup souveraine, qu'il connaissait quiconque son métier de roi». Su 116 mon- mieux que oficio de rey. Arduo ría oficio en los días actuales. Porque de las gentes no ven sino la parte la mayo- dorada y le- No saben gendaria de esas vidas principales. los cuidados y las inquietudes de hombres que hay en esos personajes simbólicos que encarnan a los pueblos. Por eso es absurda, sobre todo, la ciega pre- ocupación anarquista. Generalmente se quiere ver en el Rey de España un rey sportmant por su conocida ejercicios físicos. Ya he dicho en afición a los otra ocasión a ese respecto lo siguiente: Bk La educación *^procuró, del Rey fué como correspondía. Se sin fatigar su espíritu, darle apropiada, y teniendo taleza muy una cultura en cuenta la poca for- de sus primeros años, se tendió a su mejora- miento progresivo físico, al cultivo caz del corpore sano. haya aficionado a toda De prudente y efi- ahí que desde niño se clase de deportes, sin menos- cabo de sus condiciones intelectuales y sin descui- do de una instrucción tan metódica como variada. Los principales principios la historia científicos y literarios, y las disciplinas militares le fueron in- culcados. Inútil decir que la religión tuvo la mejor parte, en quien debía ostentar el hispánico y con- sagrado título de S. M. Católica, y en quien tuvo ni RUBÉN DARÍO por padrino al Pontífice caso de tomar esposa, protestante que, León XIII. Una vez en eligió a la el bella princesa convertida al Catolicismo, trajo sus prestigios y encantos al Palacio de Madrid. Entre la reina Cristina, maternalmente amorosa, austera y tradicional, y la ''reina Victoria, primaveral, reina de cuento azul, se alza la figura del rey joven, mirando hacia mienzos del siglo No rey gmtleman. porvenir en los co- el XX. Es un un rey es un rey caballero. Es fanático, ni un rey del pasado. Es de su instante histórico, sin perder natural y felizmente el antiguo e invariable con- cepto de la jerarquía, base de todo Gobierno nárquico. Ama Dichosamente el aire libre, la mo- agilidad, el vigor. libre de la oratoria, en otros sobe- ranos tan puesta de manifiesto, sabe hablar cuan- do la ocasión llega, que atrae a que seduce las al y sabe conversar. Posee algo muchedumbres: mundo: el valor. la simpatía, y algo Es uno más de la serie de los ilustres Alfonsos de España. Para el soberano de España no haré nunca jor que repetir la enumeración de un capítulo de mi me- mi pasado Espuria contemporánea, sobre los ilustres Alfonsos españoles: «El I, 118 férrea flor de Covadonga, todavía con la pura savia goda, fuerte como un roble de sus bos ques, lancero formidable de Cristo, terror de la morería, y en nobleza; el el corazón primitivo un diamante de iluminado, favorecido con ma- II, casi nifeátacione extranaturales, meditaciones, Alfonso el hombre de Casio; lectura» y el III, Magno, el bizarro y aguerrido desde lo freáco de la juventud, como terror del mogrebita, varón de tanta fe lor; el los V como más IV, quien un monasterio buscaría en espiritual; el V, va- tarde el César Carla tranquilidad de los buenos fueros, legiglador el y espíritu de Consejo, también luchador los infieles y sostenedor de la fe; el VI, feliz coa que aparo- ce soberanamente a su lado la figura del mío Ciá el rey de la conquista de Toledo, y que tuvo la previsión de ver hacia abajo y favorecer al pueblo con leyes bondadosas y fueros justos; fonso el Emperador; bre suyo en las Vn, Alel nom- que caballero de combate, aman- de la Sabiduría cerebro y brazo, el que perpetuó Navas de Tolosa; siendo después, al propio tiempo te el S'III, el el IX; el X, formidable figura, rey de las Partidas, alquimista y poeta, astrónomo y filósofo, cuya palabra aun se escucha y se escuchará en los siglos, ya comience: cFicieron los ornes...», o inicie los balbuceos en119 — . RUBÉN DARÍO cantadores de sus toscas estrofas; XI, que juntó el monarca de la habilidad política al vigor militar, largas vistas y «ya ditos; uno de los muy quien verá animado por más amantes de cerca por la palabra maternal, el inmedia- eco de su vida; será su padre. Será para él el to rey modelo y honrará la memoria de A sus sub- — agregaba ideal, el Pacificador. ha tocado un tiempo de decadencia de todo él le de despertamiento de odios, de exacerba- miento de pasiones y violencias ras colectivas sociales, de locu- que se traducen en furiosos ímpetus aislados; de ansia de goces, agonía de esperanzas y luchas terribles por El Dinero, el la consecución del dinero Dios de la época. El bíblico Becerro del Sinaí, multiplicado en los toros auricoronados que se apacientan en el Far West y en las Pampas, y que se propagan por toda la redondez de la Tierra entre cisnes» . una creciente desbandada de águilas y Acontecimientos posteriores han puesto a la vista del mundo, en muy hermosa luz, la figu- ra de ese excelente príncipe, que ha podido digna- mente encarnar la España moderna, conservando las dos virtudes tradicionales de su cia y valor. Recordé M. Paoli, el veterano conductor de reyes. Gonclui120 al comenzar país: inteligen- este artículo a ré con C'est una frase suya referente a Don Alfonso XIII; un charmeur. ¿Y cómo podría ser de otro mo- do puesto que es hijo de aquel rey querido del pueblo que se llamó Don Alfonso XII y de Doña María Cristina, que junta a más la amabilidad personal exquisita, la dignidad de las más rígidas aría- tocracias. 121 r i^E La EL GENCPAL política suele velar D( proporáones de D. RArAEL REYES con nubes engañosas las las altas figuras. No sean esos va- pores tranáitorios un obstáculo para el buscador y «Qáalzador de las bellas verdades. He conocido a un ex presidente de Colombia, que ha demostrado, antes de ocupar puesto de su patria, de como en el más elevado la tradicional los talentos literarios la acción es tierra también de- mostrativa de la fuerza vital de tan glorioso país. Reino de sueños, pero asimismo, con sus héroes y trabajadores, república de energías. Hubiera habido paz desde luengos años, y ya vería allí el mundo otro emporio de labor y riqueza hispanoamericano. 123 RUBÉN DARÍO Al tratar al general D. Rafael Reyes uno en- cuentra, desde luego, esa cultura colombiana, distintiva y propia, que hiciera antaño de Bogotá la de América, algo como primada de las Alma mater continental. Se sabe un con un explorador, con un varón de militar, letras hechos, y sin embargo, surge el conversador sagaz, se han el el que se habla con hombre diserto, el estudioso y el cultivado; y si leído las narraciones de ese bravo pionner^ que supo de bregas y de penas en peras selvas, hay que saludar a el corazón de ás- un descendiente de aquellos conquistadores, hierro y fe, que asombran a la Historia, Hablando de tales hazañas del general Reyes, ha escrito estas palabras Santiago Pérez Triana: «...recorrió en su juventud aquellas in- mensas en selvas (las ellas, marañas amazónicas) realizando en compañía de sus hermanos D. Néstor y D. Enrique, labores de explorador dignas de los más heroicos esfuerzos en ese fecundo actividad humana, americana desde campo de la de cuantos registra la historia las atrevidas y cuasi temerarias empresas de los conquistadores hasta nuestros días. Cuando se escriba la historia, cualesquiera los veredictos que elle que sean pronuncie sobre los hechos de su vida, respecto de los de cualquier hombre, 124 PENSADORES que en lo general ARTISTAS Y poco pueden vaticinar los con- temporáneos, seguramente habrá una hermosa página en que se consignen los esfuerzos hechos para llevar la civilización a aquellas regiones de la patria colombiana, tan remotas de los centros habi- tados por el general Reyes y por sus dos hermanos, esfuerzos consagrados, rio, como fuera por el marti- si ya que dos de los exploradores pagaron con su propia vida su atrevida incursión en la selva primitiva». Pues obra de este colombiano eminente es de la aqueUas que en países europeos se vinculan a la propia grandeza de la Patria, y la que ha hecho el renombre y el reconocimiento debido a los Brazza, a los Shakleton, a los Marchand. Las Sociedades geográficas del mundo han del general Reyes, y el sabido apreciar la labor nombre de americano ha sido honrado con este prestigioso el elogio de los sa- bios europeos. Cuando, lejos malezas políticas que las de los combates de partido y las — más Uenas de de las florestas vírgenes— ha venido al viejo continente, azares y peligros el general Reyes ha sido recibido en todas partes con la imparcial justicia que es debida a sus merecimientos. Y ha sido sobre todo en la 125 Ma- RUBÉN DARÍO dre patria, en la tierra de las hidalguías y de los nobles heroísmos, donde se le han hecho mayores manifestaciones de cordialidad y de aprecis, si se viese en él, a quien, un vastago de los audaces como he como dicho antes, es y luchadores caballeros que hicieron en América poemas de vida y de ac- Nada ción, cantos de gesta realizados. ver el tiene que concenso universal de intereses, de pasión, de disensiones de hermanos, en las interioridades de un país, de un Gobierno o de un partido, cuan- do la personalidad tiene del momento sobre las circunstancias altura y brillo individuales, que ais- lan el mérito, poniéndole bien lejos de las lluvias de dardos que casi siempre caen sobre la cabeza de los hombres públicos, en nuestras arduas y crespas democracias. La justicia se hace definitiva, con la sanción in- apelable del tiempo, y la Patria no ve sino los he- chos meritorios que señalan en hijos preclaros y beneméritos. todos nuestros países americanos, el recuento a los Colombia, si entre ha sido caldea- da por tantas hogueras de guerra y agitada por tantos contrarios huracanes de odios fraternos, de violencias luctuosas, ha orgullo de sus 126 élites^ sabido siempre tener el de la progenie que ilustra sus PENSADORES historias y faltos. turo, que cuando se Y Y ARlíSTAS tened por cierto, que en se hable de las energías han dirigido en pro el fu- memorables del verdadero progreso y del engrandecimiento de la patria colombiana, nombre del general D. Rafael el Reyes quedará ante los ojos de las generaciones futuras, en su defini- do, indestructible prestigio. 127 CANOV7X5 DEL CASTILLO Medalla ücaslonal. Preciso es Castillo para no haber conocido a Cánovas del asombrarse del incidente de corte que hoy preocupa a Madrid. Gánoyas es la energía, muy mucho, y un poco la violencia. Populares son por la caricatura sus ojos, sus espejuelos, sus bigotes y su imperante gesto. Cuando Cánovas ocupa sejo de Ministros, el la presidencia del Con- gran Palacio Real, rico y le- gendario, adquiere su verdadera alma; mientras la honrada y buena reina extranjera recuerda, queño rey juega, y 9 el pe- la infanta Isabel, distinguida 129 RUBÉN DARÍO vjBorUman^ monta a caballo, inicia fiestas o caza. Cánovas es de la Baza de aquellos fuertes minis- tros antiguos Y reyes. que eran verdaderos tutores de los ese andaluz de Andalucía, candalucísimo», tiene un ese andaluz orgullo del peso de su talento. no Si es cierta, es bien inventada la frase que se asegura dijo al rey Alfonso XII, en ocasión en que este monarca, a quien él había colocado en el Tro- no, le manifestó deseos de agraciarle con el título de príncipe que ostentara antaño el memorable Godoy: «No se preocupe Vuestra Majestad de eso. jPríncipes los hago yo!» No es el tiempo ya en que la pobre francesa Isa- bel pasaba por las torturas de la inflexible de las cortes, pero si mundo en donde estricta, es en más aprietada e hay algún país del la etiqueta sea coaservadora el país de Felipe II. Y Cánovas, y gran cortesano y gran conservador, tiene el don que hace la fuerza En de los hombres: el carácter. vida de Alfonso XII, Cánovas, en sus tiem- pos de gobierno» fué siempre rante. 130 el absoluto impe- Asimiámo profesaba al joven rey un afecto pro- íundo y una lealtad inquebrantable. A la muerte de Doña María de las Mercedes, y cuando la reina Doña María Criátina llegó a ocupar su puesto en el trono de España como nueva Cánovas fué grande amigo de mer momento. Y copioso. Y no humor te el esposa de Alfonso, la Reina desde el pri- anecdotario de esa época es es la nota menos del hijo de Isabel II, saliente el excelen- que gustaba de la broma, alegre y atrayente Borbón. Cuéntanse en la corte muchas de esas anécdotas que no ¿abemos quedarán más tarde confirma- si das por a'gún S lint-Simon de la época. Entre ellas, eáta: Cuando la reina Doña María Cristina llegó a Madrid, y fué es osa de Alfonso XII, no hablaba casi español, y lo comprendía muy poco. Su real consorte era su profesor. Un «Deseo saludar a Cánovas día le dice ella: con una frase española que le agrade, cuando ven- ga mañana». — «Bien— dice Don te: ¡Qué chispero Alfonso -dile sencillamen- estás, Al día siguiente, el Cánovas!» primer ministro llega y se dirige a bes<r la niano de la Reina. Y ella, arrastrando las erres gt-rmánicamente: 131 N D — «¡Qué chispeggo estás, No se dice lo Cánovas!» que contestó el andaluz, pero sí que Alfonso tuvo para muchos días de buen humor. Cánovas vive en su mansión de La Huerta, como un Muchas veces potenjtado. rica morada en donde vive se el ha hablado de esa primer estadista del inundo actual según opinan algunos. , Su todo serrt es famosa, el recinto es mucho más: la biblioteca un encanto, y la emperatriz de todo eso y de D. Antonio además, es la dama ele- gante y vivaz a quien los amigos de la casa llaman concisamente «Joaquina» — doña Joaquina de Os- ma, una espléndida peruana, exuberante de hermosa y culta, que habla parisiense. Cierto es novas En lo que más se que en el vida, español con la errt las recepciones de Cá- oye hablar es francés. casa de Cánovas llama la atención de quien observa la profusión de los desnudos. Entre tanto rico mueble y obra de arte, mármol, bronce, bibelot, el desnudo se impone. En cada sa- lón os llamará la atención ese detalle. Sobre todo, en el jardín, si os acercáis a una magnífica gruta, adornada de enredaderas verdes 7 132 c en donde frescas, el agua cae y gotea armoniosa- mente, veréis una ninfa de tamaño natural, blanca, de mármol puro y línea admirable y de una gracia mastoidea y calipigia que os hará pensar en muchas mitologías. Entre todas esas elegancias, la dueña de casa discurre llenando con su amable presencia y animan- do con su conversación los grupos de invitados en las recepciones. En esas fiestas el talento del viejo Cánovas chispea. Quien estas líneas traza, hale visto un sinnúmero de personajes de dades, con un tacto y oído entre distintas nacionali- que revelaba la frecuencia de la vida cortesana y diplomática, hablar a cada cual de lo que más de nombres, detalles personales, títulos de libro, cues- tiones, cerca le interesaba, sin olvidar anécdotas y toda suerte de asuntos. Y el viejo Cánovas, con la firmeza de qaien conoce su poder, vibraba, iba y venía, tan lleno de una bra- va y contagiosa juventud. En su mesa solía reunir, en la época a que se re- fieren las anteriores palabras, a k algunos america133 RUBÉN DARÍO nos. Sus preferidos eran el mejicano Riva Palacio, el argentino Quesada, ralta, el centroamericano de Pe- y algún otro. Siempre tiene extranjeros notables invitados. Su mesa a es de la luculeana primer orden; aunque no iguale mesa de Castelar. Allí, al los mejores vinos, se oye un amor de alegre brotar de ideas, de ocurrencias, de alusiones, de anécdotas en que el anfitrión muestra toda su Andalucía, y doña Joaquina su Lima, su París y su Madrid. Y uno ve al vigoroso ministro, lleno de vida, con sus cabellos blancos, relampagueándole los teando Y se la ojos, ges- como un dominador. explica que en el Palacio Real Su Majestad Reina Regente se apresure a presentarle sus excusas después de un caso como ese de la salida al balcón. Doña María Cristina Isabel de Francia. 20 mayo 134 1897. no ha leido las cartas dd JOSÉ PEDRO RAMÍREZ Es en la vida pública como en la privada, este gran repúblico uruguayo, como en su credo político y en el civismo que nos muestra en la historia contemporánea de su nación, algo suave que se desliza por senderos cercanos a vergeles revestidos de paz y de amor. Obediente sólo a los deberes de su conciencia, alerta siempre a las naturales exigencias y necesi- dades de su patria, toda su existencia la encamina al cumplimiento del deber; y con sa, alta la frente, facilidad traspa- tranquila la mirada, todos los escollos de todas las miserias sociales por las pasó, como concusiones, tantos otros prohombres, que como son ignominias y hasta crímenes, que pudieron atajar su paso por la vida política. 135 RUBÉN DARÍO Pero esto pasó ya, y obtuvo gallardamente sus reivindicaciones. Así, en cierta ocasión, el presi- dente Batlle, que por cierto estaba de él algo dis- tanciado, dijo, para hacer callar a determinados murmuradores: «A fin de que la actitud del Dr. Ramírez no se despoje de la majestad que le rodea, es neceserio no se falte al República, y más humilde de el que tal los habitantes de la haga, o será castigado o de- rribará a dicho ministro, porque su política no es de mañas ni astucias, sino política de actitudes francas y decididas.» vil, Cuando estalló la guerra ci- calamidad perniciosa que sufrieron la mayoría de las jóvenes repúblicas americanas, y después de varias tentativas para el restablecimiento de la ñor • malidad, que, claro está, resultaron infecundas, se recurrió a él, como caso extremo. Enfermo estaba, prometió su decidido concurso, y lo plió con sagacidad y fe. Salió, como cum- pues, a través de campos verdes, que bien podían simbolizar para él esperanzas; enarbolaba la bandera de paz, y a poco de comenzadas las negociaciones, por doquiera que pasaba, surgían los vítores y saludos; y los labra- dores abandonaban las armas y tornaban a los aperos, y las 136 mujeres y los niños agitaban sonrientes sus pañuelos en señal de albricias. Al encontrarse con un regimiento mandado por Mesa, los bravos soldados, estimulados por sus jefes, levantaban sus quepis y le saludaban, como debe saludarse a un varón bienhechor, porque ya todos, militares y revolucionarlos, el pueblo entero, parecía aspirar al consuelo de la paz.» Pero anotad esto también. Más tarde ¡acaso seis años después! la República hierve nuevamente en otra guerra civil; es y de ahí a poco, el Sr. bondad y bríos humanos, llido se lanza a calmar La labor es más costosa, su gestión luchar por conseguir que, el éxito, como nimbo, corona mayor más ardua; hombre ya dos al es de ver si hubo de es la gloria sus esfuerzos; y es la ansiedad pública, por explotar Y el esta- que amenaza. pero al fin logra vencer dificultades, y el Ramírez de nuevo requerido. Noble y lealmente, lleno de mayor de júbilo ante veces benemérito de su patria. en esta ocasión, como en pueblo de todas las la pasada, ciudades que corre a amon- tonarse a su encuentro, vitoreándole, abrazándole, atropellando a éstos los otros que les siguen; y cómo desde cones, 1^ no las terrazas se ven sino y azoteas, en aceras flores y bal- que caen a su paso y RUBÉN DARÍO llenan su coche, ni se oyen tas, llenas más que palabras gra- de sonoridades, que celebran al mensa- jero de la concordia. El Dr. Ramírez presidió en 1886 de la Conciliación. Nadie como nio más alto de ministerio el él ofreció testimo- patriotismo e integridad. Des- de entonces, su nombre es popular, su prestigio aumentó, y su moralidad fué saludable. Pues, ¿quién pudo añadir al ardoroso ímpetu que señalan suá grandes entusiasmos iniciales, la serenidad equilibrada y heterogénea que se sobrepone al espíritu, al contraste Fué más periodista, en la lucha? y en el periodismo pasó la parte agitada de su existencia; y las páginas tensas de la vida nacional pluma, *» io^8OT ,oi i más in- uruguaya nacieron de su Por esto pláceme mucho, en ocasión en que acaba de ser glorificado por su patria, ofrecer tigioso representante del alma de su al pres- a esa país, figura respetable y respetada, ajena en la actualidad a las pasiones del momento, un homenaje, la con- firmación del reconocimiento de tan gran patricio, cuyos títulos cívicos y méritos intelectuales y mo- rales testifican su personalidad política chora en 138 la y bienhe- República Oriental del Uruguay. CA5TELAR No vista hace mucho tiempo he hablado de mi con Castelar. Debía ser la última. entre- Ya reposa en San Isidro, junto a ios huesos de su hermana. Su caída ¡buen roble! conmovió al do le vi, cuando le mundo. Cuan- hablé por la postrera vez, ya estaba señalado por la Intrusa, pálido, enflaquecido, viejo, él que fué todo juventud y vida. Partió al imperio silencioso de lo no sabido, después de haber clarineado su verbo de poeta de las multitudes hacia los cuatro vientos del espíritu. Y España queda hoy sin su representativo emersoniano, sin el hombre noble que de su raza, como fué en su siglo lengua y gesto Italia sin Garibaldi, Inglaterra RUBÉN DARÍO sin Gladstone, sin Alemania Hugo. En su sin Bismarck y Francia tierra ardiente y sonora fué el crisostómico parlante y el caballero de su ideal. Ahí queda la inmensa Mancha democrática por donde cabalgó en su pegaso-rocinante; ahí los mo- linos de viento, ahí las armas de su lírica grandi- locuencia, que nadie, moverá; ahí Dulcinea, sin más enamorado verdadero que el frío y analizador Pi y Margall. Español de España, español netísi- mo, con toda España en el corazón y en el cerebro, era la concreción del orbe cervantino; en el gene- roso combate de su ilusión no se ocultaba Quijote; Don como Sancho mismo, no dejaba de com- parecer en su célebre buen apetito. Cuéntase que Taine en una ocasión, al verle en la redaccción del Journal des DébatSy preguntó desdeñoso: «¿Es ese el famoso canario español?» Cierto, un alma de pájaro de Floreal, como el ruiseñor Lamartine, pero a quien no faltaba la fuerza para la realización de obras enormes, así la libertad de los negros de las Antillas. Quedará en los siglos cuerdo de esta singular figura en más alta el el re- decimonono de España entre las altas de la tierra; la y aparecerá, a medida que el tiempo vuelque su ur- na, rodeado del resplandor que tan solamente ofre140 ce a los preferidos suyos la divina Poesía. Fué de los más potentes órganos de su boca habló el espíritu en obra de bien, apoyo alas si uno Humanidad. Por la de su patria, y, siempre algunas veces no le prestó su Verdad, jamás dejó de escudarle con sus la mágicas la Belleza. Sus mismos errores caían vestidos de púrpura. Era el apolonida de la cracia, el Demo- decorador de sus ambiguos y confusos laberintos. Hermosa llama de esas llamas latina, guías de pueblos que el Sol de Dios enciende en las naciones para que señalen los saludables rum- hombres bos, o para que a su rededor se junten los y realicen hechos grandes. Aquella alma venía de Atenas, cuando fué a encarnarse cia venía de Atenas, Cádiz; impregnado de Oriente; de pompa y llas líneas, la pasión pitagórica el imperio de la día en la feni- modo este asiática de su discurso meros y im después de haberse el amor explico la a las be- de los celestes nú- música bajo el cual hacía galopar sus cuadrigas de ideas y sus tropas de palabras. daluzas, plátano, brisas de En se su huerto, junto a las flores analzaba un rama un tiempo esbelto del Academo, mientras de la fuente de mármol, la y reverdecido que movieran fluía, como el las agua doctrina platónica. RUBÉN DARÍO obra, que fatiga en su masa, es La como un inmenso museo, que hay que admirar por mentos: ya un fresco vasto, ya una frag- más estatua del blanco pentélico, ya un bajo relieve, en que las frases van como ordenadas teorías de graciosas venes o danzantes efebos. Fué un Y del entusiasmo. si jó- gran cultivador ya en los postreros años de su existencia tuvo alguna vez que padecer tristezas y decaimientos, para morir, viejo gladiador, supo esculpir su última actitud en el discurso que cierra la diluvial serie comenzada el 1854 en Teatro de el Oriente, discurso en que volvió a surgir su elocuencia empachada y sonora, para mostrar el que hay que seguir, según su entender, a que escucharon el decir bios de oro. Se recuerdan sus discursos mosas manifestaciones de iris o boreales auroras: tal otro». En el o de sus como la- her- la Naturaleza, inusitados Yo le oí tal año». «Yo en tiempo de su aparición, pio democrático era lo par- Su elocuencia cautivó a tidarios de la República. las generaciones camino los más avanzado, lo el princi- más atra- yente para los espíritus libres, la fórmula del progreso. Él se consagró por tal manera, y con pasión su muerte, los españoles demó- tanta, que cratas no han podido menos de exclamar: «iLa li9 al saber democracia ha muerto!» dividualista rales del A aquel inconmovible in- no pudieron ganarle movimiento social los mirajes auró- de estoá últimos años; y discurso suyo hay en que combatiendo al socia- lismo, maravilla su esfuerzo de soñador, al resonar delante del moro de la verdad la suntuosa orquesta- ción de sus líricos argumentos. Porque, ante todo, hombre que convence encantando, fué el orador, el o que, aunque no convence, canta y encanta. Parecía que, como en lo antiguo, acompañase sus oraciones, geometría, el un flautista hilo armónico, la sucesión verbales regidas por de los giros; y él un compás, en la propio se escuchaba hacerlo las aves de más maestro era la melodiosa tal fino canto de ondas musicalidad como deben y los poetns or- gullosos de haber visto cuanto es crespa y dorada de arco de plata. la crin del Dios No olvidaré una noche, en una recepción dada por doña Emilia Pardo Bazán, a los delegados tas colombinas, el currido, y como en estaba presente, americanos a las fies- año de 1892. Castelar había contodas partes en donde Caslelar un corrillo se formó alrededor suyo, en uno de los salones. Nadie hablaba, fuera de Castelar, porque es sabido que en su presencia el primer deber era la atención. El tema de sus pa143 RUBÉN DARÍO labras se relacionaba con la oratoria, y vino él a recordar a este propósito a los distintos oradores que había oído en su memoria dos con vida. estaba siempre citas parte de su excepcional ilustraba sus recuer- y fragmentos de discursos. Así nos pintaba a Gambetta, de «ncamado Y como lista, tal guisa que le veíamos delante de nosotros, y luego decía un discurso de Gambetta, a Víctor una Hugo, y luego decía un trozo de discurso de Víctor Hugo, y así de varios oradores extranjeros. Después llegó a los españoles, y comenzando con Ríos Rosas, recorrió buena parte de con que cuenta la lista de bravos oradores este país de varones verbosos, ex- plicando sus maneras y facultades hasta llegar a él mismo, y entonces se nos transfiguró momentánea- mente, se nos presentó con sus atavíos reales. pedido de un amigo circunstante, trajo a su ria Y a memo- una parte de su célebre discurso del 12 de abril de 1869, pronunciado en ocasión famosa, y que hizo pensar a su propio contrincante el cardenal Manterpla lo. Aun guiando trueno si no tendría ante sus ojos un nuevo Sau- veo los ojos iluminados y la el período: «Grande es le precede, el mano como Dios de Sinaí; el rayo le acompaña, la luz le el envuelve, la tierra tiembla, los montes se desgajan; 144 pero hay un Dios que no más grande, más grande todavía, es el majestuoso Dios del Sinaí, sino el hu- milde Dios del Calvario, clavado en una cruz, herido, yerto, coronado de espinas, con labios y sin embargo diciendo: «Padre mío, perdó- nalos, perdona a la hiél en los mis verdugos, perdona a mis per- seguidores, porque no saben lo que hacen». Gran- más grande de es la religión del poder, pero es la religión del amor; grande es la religión de la justi- cia implacable, pero es más grande la religión del perdón misericordioso: y yo, en nombre del Evangelio, vengo aquí a pediros que escribáis en vues- tro código fundamental la libertad religiosa, es de- cir, libertad, fraternidad, igualdad entre todos los hombres». Se recordarán sus discursos célebres, en lo futuro, como hoy móstenes; de^de como aeda y el las históricas arengas de De- primero en que se presentó paladín de su amada Democracia, hasta el último en que ya para morir, apóstol consecuente, dejó su disposición testamentaria de política, üel a su credo republicano; señalada la larga carrera por las innumerables brillantes estaciones, entre las que más resplandecen el discurso en favor de la libertad religiosa, que es de los esclavos de Cuba, y 10 el de la redención al cual se refería cuando 145 RUBÉN DARÍO OÍ de SU boca la frase admirable: «Yo he libertado a doscientos mil negros con un discurso» el ; del sufragio universal, de ágil y elástica dialéctica; el de Ja entrada a la Real Academia de la Len- gua, lección colosal de un lirismo cósmico; el de París, en la Sorbona, cuando los estudiantes le recibieron con el aplauso clásico, como a un nuevo Lulio. Lejos la oratoria amartillada de los hombres del Norte, en la suya reventaba como una rosa de co- lor perenne el sol Meridional; suya era la profusión y la riqueza latinas, menso de te los siglos, y nunca más se escuchó, en lo in- rítmico y sonante torren- en cátedra o tribuna. Los íranceses, tan parcos con lo extranjero, le admiraron y celebraron, en su francés claudicante, o en el español de bronce y plata que no comprendían al oirle. que dijese, como en una ocasión: ubelle «ceur» de l'Espagne? te venía la tempestad de en que el mal cette oyen- el orador poliglota. Hugo pues en su alto valer, y sabida es la anécdota el César de los poetas se a su mesa, esta silla, 146 la sonrisa del la ovación, soberano triunfaba contra le tenía Tras ¿Qué importa La Frunce, una silla le ofreció, al sentar- imperial: «Os he señalado en que se sienta siempre D. Pedro del Brasil. — ¡Pues no me siento!» — respondió renzo. Nueátro compañero Ladevese cuenta gidas respetuosas y afectuosas, dame Adam, de Cernuschi, de midades con Caste- en esto a su idealizada Aldonza Lo- lar, fiel hasta como el y Gambetta y mundo, veía en Castelar la encarnación de España; de la ña caballeresca ma- la Rattazzi, las inti- como Thiers políticos Julio Simón. Francia, las aco- en casa de Espa- hidalga y pintoresca. e idealista, Oxford quiso escucharle, invitó a su «doctor» hono- que fuese a dar conferencias, y rario para la honra. A América pensó ir él declinó en varias ocasiones, pero, por desgracia, se cumplió lo que yo decía en 1892: «Castelar no irá nunca a América». América quizás más que en labra resonaba yanquis le Y en parte alguna, su pa- como una campana de avaluaban abiertamente: Los gloria. si la Libertad de Bartholdi tiene la antorcha, Castelar «tenía la palabra». Sus discur>05 niag.rescos fueron una vez por la el cable; los moQazines no le más de quitaban mira y los dólares venían áin regiteo. En nuesAmérica de lengua Castellana, no habrá pueblo o villorrio donde no haya llegado su fama. Creo, sin tra equivocarme, que en una colonia o villa la que República Argentina hay lleva su nombre. Y él ama- 147 RUBÉN DARÍO ba a la América nuestra, agradecido. Es mento de manifestar cómo fué el mo- para ese conti- nente gran parte de su producción, ya en tiempos de deíitierro penoso, ya en el apogeo de su existencia, tan solamente interrumpido su trahajo cuando se excusara con la dirección de los diarios de que era corresponsal, por verse ob'igado a sus- pender la labor «a cansa de tener que ocup.ir la presidencia de la República española»; y nía en el recuerdo de su gratitud a Buenos Aires, y cómo te- La Nación, de Monitor Republtcano, de Méjico, al entre todas las publicaciones qae fueron honradas Y América con su colaboración, toda fué con él siempre simpática, a pesar de aquel resentimiento memorable, cuando práctico político frase: a Antes el político lírico y pronunciara la quimera ser trascend'^nte que republicano soy eápañol». Pues fué siempre el levita fanático, inspirado ante el fatal ra, resplandor del ídolo Patria; y a la suya salva- como se observa justamente después de la re- ciente catástrofe, en ocasión en que ejerciendo la presidencia de la República, estuvo en un cabello que no se rompieran los Estados Jovellar estaba en 148 las relaciones entre Unidos por la cuestión del Cuba y España y Virginius. se resistía a la entrega apresado barco norteamericano, después de del los fusilamientos de laban la cubanos y yanquis que tripu- nave revolucionaria, y entonces fué la pa- labra de Castelar, jefe del Estado, haciendo enten- der al general «que en España nadie comprende que, ni en pensamiento, se resistan a cumplir compromiso internacional del Gobierno, un y no com- prende que quiera ser Cuba más española que España. Una guerra con los Estados Unidos sería hoy una demencia verdadera, y aunque fuera popularíslma la guerra, impedir lo la para esto están los Gobiernos, para locura de los pueblos. Recuerde V. E. que hizo Thier» cuando los franceses gritaban: lA Berlín!; demostrarles que desastre. Y la ahí se ha capturado guerra sería un un buque en alta mar, se ha fusilado españoles y extranjeros, sin esperar a conocer el espíritu del Gobierno central, que preveía grandes cometer la catástrofes, y ahora se quiere última demencia desobedeciendo al Go- bieruo nacional. Todos los argumentos de los Estados Unidos consisten en decir que España no manda en Cuba, gumento. No no. Hay que tomándose se y van ahora a confirmar ese ar- puede discutir un acto del Gobier- obedecerle. Influyase en la opinión; la debidas precauciones, entregúese el 149 RUBÉN DARÍO Yirginius la tripulación superviviente, y nera que menos pueda herir el de la ma- sentimiento públi- co, pero entregúese sin dilación ni excusa. El yor servicio que puede prestarse a obedecerla ciegamente. ma- la Patria, es No mencione V. E. la di- misión mientras no estén cumplidas las órdenes del Gobierno. Cúmplalas con rigorismo militar. no Bayona: se vuelva a hablar de allí Y hubo reyes traidores que vendieron la Patria al extranjero; aquí hay patriotas que quieren salvarla de las locu- una incomprensible debi- ras de ahí, avivadas por lidad». Esto fué en 1873. años después bres útiles el criterio que llevó miento y a Cuan distinto veinticinco de un Gobierno de hom- al país a la derrota, al venci- la mutilación, del criterio de aquel «poeta» que libró a España de un peligro seguro supo ser en sus obras y en sus sueños patriota, el primer español de su tiempo, y el primer el más es- pañol de los españoles. Porque desde su Patmos, desde su Guernesey, desde su nube, desde su trí- pode, sabía ser certero en su vistazo aquilino. No era tan iluso cuando dio su flecha tantas veces en el blanco, cuando llegó bizarramente a la primera magistratura del Estado, y cuando ya en su vejez, al ver con desilusión que su república cuasi plató- 150 nica no correspondía a su tiró de la lucha, ble fe en el ideal no himno incesante, se re- sin antes declarar su invaria- por toda su eiistencia perseguido y su ningún contacto con monarquía. Jamás la habló a la Reina Regenta. Cuando murió su hermana, a quien él pésame. te amaba En San tanto, Sebastián la un Reina le envió su día se encontró fren- a frente Su Genio con Su Majestad. Su Genio se quitó el sombrero y saludó. Hubo demócratas que murmuraron. ¿Quienes fueron esos hidalgos por tan mal lado tomaban democracia? Aquel la que caballero creía en la caballerosidad. Creía en la Patria. Creía en Dios. En el liberal, progreso» había en el un hombre de «la fórmula del creyente. Jesucristo aparecía a sus ojos a través de sentimentales vitraux en que estaban representados su España portadora de la cruz y su infancia doméstica: la buena madre, quien a la continua es nombrada por gen de sus creencias religiosas. él como ori- Cuando habla de asuntos de religión, su órgano se desborda en los más augustos magníficat, o en los misereres. Sus conferencias sobre más profundos la civilización en los cinco primeros siglos del Cristianismo, su Re- dención del esclavo, muchos de sus discursos, son la m RUBÉN DARÍO gloriñcación cristiana expresada por Incesantes ferTientes ondas de vocablos, de frases, un Gasto como saturados de un misticismo español. cálido misticismo, de alguna ocasión en que, era, se pensó las fatigas de la vida civil qui- cuando cansado de siera recogerse en el reposo de su espíritu, se orde- Y aun él mismo, naría sacramentalmente. rar un Avila, dio a entender, con muy al admi- día cierta antigua casulla de la Catedral de un decir, que no andaban en error los que tenían ese pensamiento. poeta de América publicó una vez Un un futuro sermón de Castelar en San Pedro de Roma, que al orador hizo amablemente sonreír. su entrevista con ral curiosidad; y Sumo el él No hace mucho tiempo Pontífice avivó la gene- propio confesó ser la conversa- ción con el Papa de hondo interés, pero que noestaba autorizado para publicar nada de ella hasta después de la muerte de León XIII. antes, besando un crucifijo. Y él ha muerto El Papa blanco ha po- dido todavía autorizar que se hiciesen, a pesar de la liturgia, tre, honras fúnebres a su interlocutor ilus- en San Francisco honras En el la religiosidad no como en 153 el Grande, con todo y ser las día de San Fernando. de Gastelar hay algo de profa- la religiosidad de Murillo. Sus pintu- ras de las gracias divinas son como las pintoras de aqueJ pintor coloreadas de cierto sensualiámo, que- en este caso se agrava con la castidad sabida dei imaginativo artífice de la una palabra. Al pintar virgen se nota en su verba cierta complacencia hu- mana, y sus ángeles imaginados en la gloria o juz- gados en los cuadros de los Museos, semejantes a esos ángeles voluptuosos frescos de que animara Goya en sus San Antonio de nos pareceo la Florida, mujeres hechiceras, tan camales como espirituales. La castidad de Castelar, por los bufones de copla ñe la política, fué bien sabida y erplotada y lápiz en humanas se cerebral en que todas las facultades condensan en el de Juan la enemistades las uno de esos casos de absorción obra del pensamiento; casos el del Apocalipsis, que morado en página que no perece. como Hugo ha reme- ¿Qué unión, qué matrimonio no habría podido efectuar este dueño- de la fama? Célibe y casto vivió, célibe y casto rió. Y vado. aquí es de recordar al paso al mu- hombre pri- Supo pasar buenos años hermosamente, como debe vivir antes que nadie todo artista aris- tocrático. Se le tacharon alguna vez sus lujos y hombre vivió siem- pre de su trabajo apenas ayudado por la fraterna) grandezas, sin saber que aquel 153 Ik RUBÉN DARÍO simpatía de señalados amigos; y que €011 ciertos lujos, no cabía en ello si se regalaba vanidad ninguna, sino la comprensión de la estética de la existencia, la cual tiene obligación de procurar, quien poseía, como adorador y don incomparable él Los que fuimos favo- del gusto. recidos con la invitación a su mesa, sabemos lo Luculo comía en casa de Castelar. Tenía en <iue esto, ca. como sacerdote de la belleza, el como en Comía con apetito de otras cosas, el gusto de un abad. Tenía una cualidad eclesiásti- un monsignor y con la el amable costumbre que Quincey nos revela de Kant; siempre había invitados a su mesa, y, siguiendo la regla de lord Chesteríield, el número de los que se sentaban, él prendido, no era nunca inferior ni superior al de las Musas. Y el al com- de las Gracias mejor condimen- to era su charla monopolizadora del tiempo, a la cual ayudaba su memoria única con el más so anecdotario que sea posible imaginar. «n su copio- Después salón, al conversar, según fueren los asun- tos, se dejaba llevar de su fuga tribunicia, y sus palabras se convertían en párrafos de verdaderos discursos; y su vibración era contagiosa, y trasladaba en un salto invisible, fuera del to. él se momen- Cuéntase que un día acontecióle encontrarse en molestos apuros de dinero. Era en invierno y la chimenea estaba encendida, como su conversación, sobre un asunto político, delante de varios íntimos. Llega una carta de América, con una letra por mil duros. Grata sorpresa que interrumpe un su hablar. Pero continúa, con carta y mano; el discurso, Irase rotunda instante letra en la a poco, se precipita, y con una y un gesto supremo, carta y letra hechos nerviosamente una pelota, ya están ardien- do en la chimenea. Otra vez hizo aguardar largas horas a un personaje político, cuya presencia en la antesala se le anunciaba repetidas veces, porque le tenía asidos lengua y pensamiento una disertación sobre Botticelli y los primitivos. Y que aquel obrero tenía el obrador de la casa en mental puesto para servicio de tantos diarios y revistas del globo, salía mucho bien, mucho favor personal, mucho consuelo a los pequeños, apoyo intelectual a quien lo necesitaba, consejo o aplauso, y la al pobre que le pedía, como ayuda eficaz pues entre los hxmíildes entre los grandes, entre las palmas y lauros sobre los cuales sobresalía su calva cabeza pensadora, resplandecía la virtud moral de aquel sencillo, de aquel corazón hombre bueno. Por eso su muerte ha causado un doloroso estre- 165 Ik ; RUBÉN DARÍO mecimiento en España entera, paralelo al estreme- cimiento simpático del mundo. Había ido Castelar a buscar vigor a tantas la orilla del reces cantado en — el mar Mediterráneo sus hímnicas proas — había ido después de su último esfuerzo en la arena poKtica, cuando los republicanos le rodeaban comO' al hombre do ver en fuerte de las pasadas él la y extenuada. Pero frió tanto con campañas, creyen- salud de la patria el hoy tan maltrecha- así estaba el tribuno, el que su- gran desastre, y que sintiendo lle- gar su última hora, comunicó en una carta a una- amiga ña». extranjera: Una «Muero con tarde, a la orilla del la agonía de Espa- mar, ve a unos pes- cadores y se acerca a ellos. Los peces que se asfixia- ban saltando sobre la tierra, impresión: «¡Si iré a morir tos de oxígeno!» la noticia, ya Y mientras la actitud de así el fueron para como murió. Al día siguiente de- pueblo de Madrid comentaba un ministro incorrecto y falto de seso, cerca de la Puerta del Sol tuve que jamás él triste- estos peces, fal- se borrará de una sensación mi memoria. Un ciego, de- esos que aquí andan por las calles pidiendo limosna, improvisando coplas de actualidad al son de- sús lamentables guitarras, cantaba en tono doloroso delante de un círculo de transeúntes que aumen- . taba a cada paso. Por curiosidad on el canto el nombre de del arroyo, en versos me detuve, al oír Castelar. El pobre coplero muy malos decía cosas senti das y húmedas de llanto sincero; y aun no sé qué arte singular hacía coincidir su pena con el decir ingenuo, el acompañar de las cuerdas afónicas de aquel instrumento imposible. Cuando volví la vista, las mujeres lloraban; los obreros tenían las ca- Y ras serias y tristes. con el instinto la maligna política apareció, popular que sabe soltar su avispa certera para que pique en donde se debe, con estrolas como ésta que recuerdo: Don Emilio Castelar, Qae toda Earopa conoce. Quiso Dios que se muriera Antes que abrieran las Corles... En todas, en la puerta del Sol, el rumor se en los cafés, acentuaba contra en las calles el Gobierno y especial contra el ministro de la Guerra, gene- ral Polavieja. Se acababa de publicar absurdo en que se lio Castelar tículo 1.**, leía: un decreto «Resultando: que D. Emi- ha muerto en honrada pobreza; los gastos — Ar- que ocasionen su enterramien- to y honras fúnebres, serán de cuenta del Estado» Así, frío como un compromiso, duro como una li- RUBÉN DARÍO mosna. lY esto en el país de las prosopopeyas y mano» fórmulas, en la tierra de «Beso a usted la y donde para nombrar a un ministro con sus los, se lleca un medio pliego! títu- El pueblo irritado no contenía sus censuras. jEn aquellos momentos, Cámaras las italianas y portuguesas enviaban su pésame a ese mismo Gobierno mezquino; de la República Argentina se ponía de el Senado pie; el anto- crático Gobierno ruso manifestaba su pesar; el Instituto de Francia la lamentaba a su ilustre miembro; Prensa de la tierra se enlutaba, el pensamiento universal estaba de duelol Después se supo que Castelar no tendría honores militares; que se había prohibido a los artilleros reunirse para tributar Cuerpo de Artillería, antiguo presidente que tanto hizo por el ejérci- homenajes al to; al organizador del después, que se autorizaba a los generales que quisiesen concurrir, para que lo hiciesen con traje de diario y con banda. La Prensa cumplió con su deber. Se habló claro; se dijeron verdades al rojo blanco. Entretanto, el cadáver de Castelar llega a Madrid en doloroso triunfo; y se deposita en lacio del Congreso. Allí desfiló el pueblo, menaje último allí al el pa- en ho- gran' pastor de multitudes; por pasó, entre tantas gentes, el ciego que yo oi 168 cantar y de cuya visita Pues le al cadáver habló El Liberal. preguntaron al verle con su guitarra bajo el brazo, con sus ojos sin sol: «¿Para qué vienes, si no has de Terle?» Y verá mi lazarillo!» ¿Y él el contestó: «¡Por llegó con su hijita de luto, la cual llevaba queño ramo de flores, mí le obrero humildísimo que un pe- y pidió permiso para ponerlo sobre el féretro, entre tanta monumental corona? Y llegó el entierro. Fluía en el tarde la dulzura de un ambiente de cielo de acuarela. desbordaba como un hirviente va-io. la Madrid se Suspendida la circulación por las calles que debía recorrer el fú- nebre cortejo, la concurrencia se aglomeraba, los balcones se tupían. La calle de Alcalá, del Sol, la calle río Puerta la Mayor estaban inumladas por humano. Desde temprano el se esperó por largas horas. Por fin apareció a lo lejos el pelotón azul de la Guardia civil de a caballo. Se abre paso entre el espeso gentío, y comienza el desfile. Van, prece- diendo, las profusas coronas; se deslaca la beral, ú^. El Li^ enorme y negra, sobre un fondo de seda blanco; van los recogidos del hospicio y del asilo de San Bemardino; los grupos de varias asociaciones; los comerciantes, numerosos; la Academia de la Historia, el Ateneo, el Círculo de Bellas Artes; 189 H U DARÍO N E B como ner- ahí distingo a Núñez de Arce, pálido y vioso; ahí ya la barbilla canosa de Zapata, junto al músico Bretón; Echegaray, con su aire enfer- allí mizo y gastado. Ahí el todo Madrid de la celebri- dad: periodistas, artistas, sabios, académicos. clero, de sobrepelliz, anunciado por la parroquia, embucio negro y oro. Y mundo se descubre, todo el ludo. Sobre el féretro no se ve ramito de flores... ¡es el le Y el manga de ahí va Cas- muerto, en su carroza severa. Todo telar do la el mun- da su último sa- más que un ramito de la aislado niña del obrero! La guardia de honor sigue, de soldados de la Civil. De pronto se oye entre la muchedumbre: «¡Bravo! ¡bien!» Son los militares que vienen, a pesar de la mezquindad ministerial. ¡Bravo! ¡Bien! Es el penacho blanco de Martínez Campos, mo gran guerrero, que 1er, que viene sin penacho, pero acorazado asiste el últi- de toda gala; es Weyel pe- cho de condecoraciones y medallas, Weyler, de íama terrible, pero momento que hoy se conquista por un las simpatías, pequeño, acerado, ceñudo, •apretada y reveladora la saliente mandíbula. ¡Bien! jBravo! Son los penachos, son los entorchados, son los uniformes de otros tantos generales, de merables 160 jefes y oficiales innu- que honran a Castelar a pesar de todo; es que lleros, pma la U comiáión del Cuerpo de lleva su ofrenda. ¡Bien! ¡Bravo! antigua que aplaude a las espadas que no han echado en olvido Y arti- Es Es- España! la hidalguía. ,ViTa pasan más comisiones y los diplomáticos, He- nos de oro. entre los cuales resaltan el Nuncio y el embajador de China, vestido de seda, con sn botón de cristal y su pluma de pavón. Y luego presidencia del Consejo de Ministros, y que civil gente, y la cierra la procesión, y detrás más gente. Y el aún más munjiullo general se acentúa contra quienes no han sabido honrar memoria del más grande de época, a quien sus los españoles id, la la eterai- a quien no ha habido una sola lengua españo- que no haya consagrado una palabra de admira- ción, como al hijo que mejor supo sobre universo, honrar a su madre patria. herido a esa ante te la de su mismos enemigos tienen una palma que ofrecer cuando va camino de d la Guardia el amada Y la íaz del quienes han patria con rencores inauditos cadáver de aquel que supo combatirles fren- a frente en su vida gloriosa y nobilísima, son los mismos que han contribuido a la desgracia nacio- nal por degenerados o débiles, o ciegos instrumentos de errores 11 y desidias; son los que han vuelto 161 RUBÉN DARÍO de la derrota con pasmosa írescura y a quienes una voz, harto elocuente en el Congreso, condenó a ser ahorcados con los fajines de sus uniformes... Uili- morum... ¿No era Castelar tarilnts cur¿3 et severitzte tan gran admirador de Tácito? Siendo la oratoria casi un arte teatral y basado de manera principal en dotes físicas que va aminorando poco a poco, tímos años no era sino victorias. Decía él el tiempo Castelar de los úl- el reflejo del mismo en un mucho tiempo: «Por por la el de las pasadas discurso no hace esto los oradores se acaban, misma razón que se acaban, cuando no hay guerra, los héroes. Por esto nuestra imaginación se amortigua, nuestro entendimiento se atrofia, las en otros tiempos armoniosas cuerdas bucales ma- rran, el estro lírico plega sus alas, el acento con- movedor concluye; pues, implacables, la sociedad y la naturaleza destrozan en sus inmensas y complicadas máquinas a todos aquellos les sirven cumplir fin videncia» . que ya no alguno en el plan histórico de la Pro- Pero desde los umbrales de la ciudaí! oscura podía él volverse y contemplar la obra que queda fuera de aquella que tenía la vida de basada de manera exclusiva en 162 seres para cosa ninguna, y que no han de lo un eco, sonoro de su pe- rorar, en lo arrebatador de sus actitudes o en la cascada de sus alientos; es una serie de edificios de maravillosas arquitecturas construidos en su repú- montones de blica, sobre sólidos terrenos o sobre arena movediza, o apoyados apenas en que flotaban los colores y las líneas de el aire en su fantasía; o paisajes, frescos cíclicos de las luchas de pueblos y Gobiernos, de ideas y de hombres en te el continen- europeo, en América, en Asia, en Airica; o cin- celadas alhambras, kioscos de capricho, o preciosas loggias que improvisaba por novela que le resulta vasto que historia la le resulta deleite de arte; o la poema en semblanza de personaje o boceto de idea que resulta oda fascinante; o el gran (le poema en le estrofas prosa, a ondas o a bloques, métrica ciclópea; o la villa de mármol y de riquezas antiguas que la- bra con sus recuerdos de de prosa; o la himno multiplicado, o mármol también, Italia; o el monumento a Byron, y cien estatuas, y mil bustos, y un millón de camafeos, todos íimor de un jardín singular en donde mueve ai el viento armoniosos laureles griegos y robustas enci- nas romanas. Y aquel idealista, aquel optimista, no ha partido contemplando sobre el mundo nubes de color de rosa que presagien un día de dicha y 163 RUBÉN DARÍO de tranquilidad, antes bien muy negros, muy ame- nazadores nubarrones, mientras se reúne» y deli- beran los congregados de la paz en La Haya. Su último artículo que ha publicado el Tem-ps hace Ter a Francia res poco favorable a un olvido de sus reaco- con Alemania; a Alemania, más militarizada cada día, sin permitir el menor menoscabo en su preponderancia; a Inglaterra y a los Estados Uni- dos en ia un acuerdo hegemonía de tácito para imponer en los países de el globo lengua inglesa. Y concluye: «El descontento del Gobierno italiano, producido recientemente a consecuencia de sus fracasos diplomáticos en la cuestión de China; las di- ücultades suscitadas entre Francia e Inglaterra por el Sudán y inglesa, el Nilo; el aumento de la escuadra que ha necesitado una suspensión de amortización y un déficit de importancia; el la cam- bio de América, que ha modificado su tempera- mento industrial y trabajador para marchar a la guerra y a la conquÍ3ta; el reparto de la China, deseado por universalf-s ambiciones; los progresos del ferrocarril ruso en la Mougolia; los conflictos del Transvaal entre la presidencia de Krúger y la dictadura del desequilibrado Napoleón del Cabo; las amenazas contra Portugal y sus colonias; los temores y los espantos, lan fundados como mos legíti- de nuestra desgraciada España; la rivalidad de Turquía y de Grecia, de Francia y de Prusla, de Rusia e Inglaterra; los motines en Austria; el mo- vimiento interior que reclama y pide una Alemania más consi derable y numerosa que la Alemania actual; los gérmenes de desacuerdo entre las primeras potencias porconsecuencia de las ex tensioicsterri to- nales de sus colonias. Todas estas cosas dicen que después de la Exposición de 1909 no tendremos ni una hora de paz, y elementos de guerra estarán disemioados y extendidos por todas partes». ünalizar bendice, a pesar de todo, i el Y al Congreso de a paz. En en la única, la infinita, en la eterna, en la que todo entra, ha penetrado de la elocuencia castellana, la idea escrita, el como im celeste se detendrá, para mantina y pura, en la libertad un rumbo nuevo, bajo le prodigioso príncipe estupendo artista de predicador de la libertad. El «ca- nario» de Taine ha volado qué roca el el el águila. ¿En que su alma dia- de la muerte tome viento de Dios? España un monumento de mármol y de bronsu nombre irá resonante por el tiempo como levantará ce; k u« orbe de oro. Un tiempo quizá llegue en que sa 165 RUBÉN DARÍO espíritu se regocije, desde la rio, al sombra de su miste- ver florecido en una inesperada primavera su ideal. Figuraos una ciudad, Walhalla o Jerusalén de las almas soberanas que giraron por la tierra, actualmente cumpliendo con su misión semi- divina, ciudad de héroes, de artistas, de santos, de sabios y de poetas, los genios de la fuerza, los genios de la belleza, los genios del carácter y del corazón, los genios de la voluntad. En un aire cruzarán las ondas de los pensamientos una electricidad subsiste biente. suprema. La personalidad que no obstará a una comunidad de Pues bien, yo me gloria am- imagino a nuestro bueno y grande Gastelar en el coro tales sintiendo de luz como en magQO de esos inmor- en un instante del futuro como una voz que le da al oiría un nuevo esplendor, una inesperada voz de la tierra que llega a conmoverle a lo infinito. Será cuando España haya vuelto a alzar la cabeza como en días antiguos, poseída del orgullo de su fuerza nueva, de las palpitacio- nes de su nueva sangre. Junto a los boscajes de ensueño de esa sublime ciudad, Jerusalén o Walhalla, los pensadores y los soñadores siguen en progresiva ascensión, construyendo las fábricas de sus cálculos, los palacios de sus fantasías. 166 Me ima- gíQO en esa hora del Señor, que el lírico tribuno sonríe al escuchar en lo eterno, del lado de la tierra, del lado de las columnas de Hércules, algo semejante a una salutación y a un truent: rugido. Platóm.— ¿Qué CASTELáLii. es eso? — ¡Es mi león! 167 un índice PágiBas. Pensadores y artistas: Jacinto Benavente José Knriqae Rodó Gra^a Aranha Zorrilla de San Martín Francisco García Calderón Santiago Rnsiñol Federico Gamboa Amado Ñervo Enrique Rodríguez Larreta Leopoldo Lngones Enrique Gómez Carrillo Ricardo Rojas Manuel Ugarte Ángel Zarraga Alberto del Solar Jacinto Octavio Picón Fray Crescente Errazuri» Eugenio Garzón 3 9 15 21 25 29 37 43 49 53 59 65 73 77 81 87 101 107 PoUtlcos: 8n Majestad el Rey Don Alfonso XIII El General D. Rafael Reyes 115 123 Cánovas del Castillo 129 José Pedro Ramíre7 135 Ca.stelar 139 EDITORIAL "MUNDO LATINO,, APARTADO 502— MADRID. I FK0VI5I0/^ñL PCñTñLOGO (extracto del catálogo general) OBRAS COMPLETAS DE RICARDO DE LEÓN (Je Ift Beal AcademU Española) Edición del Banco de España. Ocho volúmenes en 4.**, encuadernados en tela, con alegorías de Coallaut Valera y retrato del autor, por Vacqué A plazos (5 pesetas mensuales) 50,00 60,00 DE FEANCISCO VILLAE8PESA I.— Intimidades.— Flores de Almendro n.— Luchas.—Confidencias.. — III.— La copa del Rej de Thule. L» muga enferma IV. El alto de los Bohemios. Rapsodias V. Las horas que pasan. (Veladas de amor) VI.— Las joyas de Margarita: Breviario de amor.— La tela de Penólope.— El milagro del vaso de agua VII.— Doña María de PjMÜIla.— La cea» de los car- — — k — denales S,00 3,00 3,00 3,00 3,00 3,00 3,00 . EXTRACTO DEL CATÁLOGO GBNEBAL Pesetas. VIII.— El milagro de ]asrosas.— Resurrección.—Amigas viejas IX. 3,0C —Las granadas de rubíes. —Las pupilas de Almotadid. —Las garras de la pantera. — El último Abderramán X. — Tristitise XI.—La 3,00 rerum 3,00 lenna de Castilla.— En el desierto XII.— El rej Galaor.— El triunfo del 3,00 amor 3,00 DE RUBÉN DARÍO (Ilustraciones de Ochoa) Tomos publicados: — La caravana pasa II. — Prosas profanas. III. — Tierras solares 3,50 IV.— Azul 3,50 3,50 I. 3,50 V.—Pari»iana VI.— Los 3,50 3,50 raros VIL— Cantos de vida y esperanza VIII.—Letras IX. Canto a la Argentina X. Opiniones XI. Poemas del otoño y otros poemas. XII. Peregrinaciones XIII.— Prosas políticas XIV. Cuentos y crónicas ... XV.— Autobiografía XVL— El Canto Errante XVII. Viaje a Nicaragua o Historia de mis libros... Ediciones especiales de lujo, con decoraciones « mano de Enrique Ochoa. — — — — — — . 3,50 3,50 3,50 3,50 3,50 3,50 3,50 8,50 3,50 3,50 3,r)0 EXTRACTO DSL CATÁLOGO OBHBBAL HENRIK IBSEN TEATRO OOMPI-KTO I.—Catilina. L» tumba del guerrero. La caste- llana de Ostrat II.— La — III. del amor 3,50 3,50 Las columnas de La casa de una muñeca .... la jurentud. la socieda'l. VIL— Emperador y — Espectros. Galileo Un enemigo del pueblo. El pato 3,50 —La casa de Rosmer. La dama del mar. Hedda Gabler X. 3,50 3,50 silvestre IX. 3,50 3,50 IV.— Brand V.—PeerGynt VI. —La anión de VIII. 3,50 He Sclhaug. Olaf Liliekrans. Los guerreros ea HelgeKnd Los pretendientes a la corona j La comedia fieata 3,50 — El constructor Solnesa. El niño Eyolf. Ál despertar de nuestra muerte 3,50 JOSÉ FRANCÉS Kl aüo artístico 1915 — — 6,0!' tela 8,00 El año artístico 1916 (con 250 grabados) — — — — 10,00 tela El año artístico 1917 (coa 250 grabados) — — En . preparación — ol — de 1918. 12,00 11,5a tela 13,0») . . XTRACTO DBL CATÁLOGO GENERAL COLECCIÓN DE AUTORES ESPAÑOLES N0VELA8 JSémundo Qonxáíez Blanco.— Jesús de Nazareht Jeai Jhrancét. — 3,00 — La estatua de carne 3,00 El alma viajera Lúptz de Saá. Los indianos vuelven Braja do amor Por tin milagro de annor W. Fernández Flórez. La procesión de los días ... — — — — Elici» y. Cerda.— Hou Quijote en la guerra Severo Carvallo.. Según labremos. — Laíil. — 3,50 3,50 3,50 3,00 2,00' Garda Marti.-Don María Luisa 3,50 2,50 . . 3,00 . Genoveva 2,50 Sugenio Noel.—m allegreto de la Sinfonía VII Rafael Cansinos Assens. Las cuatro gracias ... Francisco Delicado. La lozana andaluza ... ./. de Lucas Aeevedo. La Caja de Pandora Maríírt áe ¿a C'dTíiara.— Vidas llameantes iMWíara.— Historia en camisa — — — . . 3,00 3,50 3,00 3,0t^ 3,0») 3,00 ESTUDIOS y CRÓmCAH Ramírez Ángel. — Bomliilla-Sol-Ventas.. ./. M. Carretero. — Lo que sé por raí (dos series) .. ./.Cosía. — Alemania contra España. P&dro Pellicena,— Los Cosacos Margarita de la Torre. — Jardín de damas curiosas.. Fola Igurbide.—m Actor Alberto Ohiraldo. — Los nuevos caminos Eneiso. — El soneto en España fímiliano . 3,00 3,00 3,00 3,50 3,50 3,60 3,50 3,00 POXSJAS José Montero.^ — Yelmo florido (con ilustraciones) ZuriU.— Picaro» y donosos . - 4,00 3,00 BXTBACTO DBL CATÁLOGO 6KMEBAL Pesetas. .\faurieio Baearisse. Eliodoro Puche. tito t — El esfuerzo — Libro de los elogios 3,00 galantes y de los crepúsculos de otoño Corazón de la noche Motivos líricos Correré.— El retablo de los poetas. (Anto- logía) 2,50 2,50 2,50 3.50 TEATRO Muñoz &eea y López Núñez.—El Bayo ii«en.—Dramas líricos 3,00 //. — La — Espectros 2,00 castellana de Ostrat 2,00 2,00 LA8 GRANDES FIGURAS DE LA GUERRA EUROPEA Biograüas de los generales: Alberto I de Bélgica.— Joffre.— Sir Jlion FrenclL— Lord Kitchener. Con preciosas fototipias, a .. 300 COLECCIÓN DE AUTORES EXTRANJEROS raducidas por Felipe Trigo, Rafael Caminos y Pedro de liépide. Victoriano de Saustay.—L.& ciencia del beso Hené J?mer¿/.— Santa María Magdalena 3.5<j 3,50 Afaquiavelo.—OhT&8 festivas: La Mandragora— El P. Alberico.— La Celestina.— El archidiablo Belfegor Claudia Laniaitre.—Jnegos de Damtia 3,00 3 50 . EXTRACTO DBL GATÁLOaO GENERAL. CELEBRIDADES ESPAÑOLAS — L Bóoquer (encuadernados ea tela) — II.— Zorrilla III.— Espronceda. 3,50 . 3,50 — 3,50 COLECCIÓN SELECTA — Tomás de Quincey. Log últimos días de Kant Kalidasa. El reconocimiento de Sakuntala .... Rousseau. Discurso sobre las artes y las ciencias. Luciano de SamoscUa. La diosa de Siria L. Steriie. Viaje sentimental de un iag-lés a Francia. — — . — — F. Alvmr»d:—S\ filósofo rancio. (Cartas) 1,00 1,00 1,00 1,0J 1,00 1,50 COLECCIÓN CIENCIA Y ARTE Ricardo Tesmres, — — ¿Qué quieres aprender? Electri- cidad. Encuadernado en tela.. 3,50 ¿Qué quieres ser? Automovilista. Encuadernado en tela 3,50 OBRAS VARIAS — Del amor E. M. Segovia (Oficial del Banco de España).—Los documentos de crédito RÍ9eró. Legislación de clases pasivas. Volumen de 5'X) páginas, encuadernado en tela R. Yetares. Ayuda memoria del mecáuico electricista. Ua volumea, encuadernad» entela Síhendml. 6,C0 5,00 — 10,00 — 1,.'')0 . EXTRACTO DEL CATALOGO GBNBBAI. LIBROS DE CARTAS El arte de escribir cartas Manual 1,00 epistolar (encuadernado en tela) 2,00 Cartas amorosas .Epistolario de 0,60 amor (encuadernado) 2,00 COLECCIONES POPULARES COLECCIÓN »MAO-BULL> Obras sensacionales, ori^nales del couocido escritor ssñor Bedoya, cnya maestría en esta literatura es universal: El millonario detective El secreto del Kaiser La bola de sangre 2,00 El alma de 2,00 ^ 1,50 1,50 las brajas COLECCIÓN PICARESCA Tomos de 130 páginas, de amena lectura de índole burlesca y galante, con bonitas portadas en bicolor. Van publicados: Voluptuosidad y perversión la mala vida Corazón de piedra 0,50 En camino de Memorias galantes de un abate del siglo 0,50 0,60 J"^e°t«<i 0,50 ( xvm.. ' Mis amores en París 0,60 Amores de 0,50 otoño.. Lágrimas de amor De 0,50 en flor (Historia de un cínico El maldito dinero (Historia de amor y de maldad) flor 0,50 ^ . 0,50 F.XTl{\CrO DIíI, CATALOGO GENlílíAL COLECCIÓN folletín Esta colección contendrá las obras más famosas de la Literatura Universal, en elegantes volúmenes de 150 a 200 páfifinas, con primorosas cubiertas en coloi". Van publicados: El último Mohieano El misterio de los Apaches 0,50 Amor 0,50 salvaje Margarita de Borgoña Lucrecia Borgia La Dama de las Camelias Flecha de oro El Capitán rojo 0,50 0,50 0,50 0.50 0,50 0,50 Werther 0,50 El Espía de las rocas 0,5<) Manon Lescaut 0,50 Un 0,50 viajo a la luna Mignon 0,50 COLECCIÓN MARAVILLAS DE LA GUERRA Narraciones sensacionales del conocido periodista señor López Moya, cuya fantasía corre parejas cou su ani.Miidad. Van publicados: Azañas de Vedrines Proezas do un siibmarino inglés Tragedia en los aires 0,50 El misterio de los Zeppeliucs El fantasma del mar del Norte 0,50 Bazo heroico 0,50 0,50 0,50 0,50 EXTRACTO DKL CATÁLOGO OBNRRAL Pesetas. COLECCIÓN MEPISTÓFELES Primorosos volúmenes de sugestiva lectura. Van publicados: La magia negra El A B C del hipnotismo 0,50 Los misterios del sonambulismo Ocultismo experimental Los misterios de las piedras preciosas Las plantas en las habitaciones 0,50 0,50 0,50 . 0,50 0,50 LIBROS TAURINOS — El Caballero Audaz. El libro de los toreros: epílogo de José Francés. (Bomba, Joselito, Gallo, Belmente, Pastor, Gaoua, Carpió. Con fotografías. Libro de éxito enorme Los amores de los toreros. Cuadernos de gran tamaño y muy interesantes para la afíción a toros. Van publicados: Bdmonte.— Pastor.— Gallo —Gallito. Gaona. — Lo» crímenes del galiismo. Cada cua"I derno. 2,00 0.20 Jl^-h ^i*^¿^ '^t.Vi In;»),/^ t"^;- ..-V PQ Darío, 7519 D3 1917 RuMn Obras ccMipletas y.22 PLEASE CARDS OR DO NOT REMOVE SLIPS UNIVERSITY FROM THIS OF TORONTO POCKET LIBRARY í