Vol. XXII – Cabezas. Pensadores y artistas

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CABEZAS
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ES PROPIEDAD
(ilustraciones de E, Ochoa.)
JACINTO BENAVENTE
Cuando
Jacinto Benavente entró a la Real Aca-
demia Española,
va Benavente a
nos:
«A hacer
se preguntaron
la
lo
muchos: «¿A qué
Academia?» Contestaron algu-
que todos
académicos hacen;
los
limpiar, fijar y dar esplendor».
No, no iba a eso. En
tal recinto, e
mente hablando, para limpiar,
sentación de Hércules; para
para dar esplendor, la del
intelectual-
necesitaría la repre-
fijar,
la de
Minerva;
mismo Apolo. Iba
sen-
cillamente a demostrar que, por opinión general,
quien había logrado todos los triunfos populares
merecía también todos los honores
oficiales.
He
dicho populares, porque, aunque Benavente sea
3
RUBÉN DARÍO
un autor de
élite
su nombre es famoso en todas
y aun en
partes en donde se habla nuestro idioma
otras.
Benavente representa para España
Gapus o un
que un
lo
Bernstein para Francia, o mejor, lo
Y
que un Bernard Shaw para Inglaterra.
condiciones especiales, es
el
aun, en
único que haya lo-
grado dar verdadero brillo y resonancia a las Máscaras castellanas.
Poco avisados los que
puesto al Boulevard. El
sus tipos, en la
ese
mundo
luego,
más
tivos, la
mayor
le
juzgan con
mundo en que
se
oído
el
mueven
parte de sus comedias, es
universal que tiene por norma,
o
menos
desde
aplicada a sus medios respec-
vida parisiense; y
si
no,
fijaos
en
las es-
cenas de los comediógrafos italianos del día. Ese
mundo
tinos
es
le
monde. Mas los personajes benaven-
que se mueven y expresan en
el
ambiente de
Madrid, son de la legítima descendencia clásica;
y sus diálogos chispeantes del ingenio que
presta su creador,
no son sino
creteos de Calderón o
Ni tan solo en
los antiguos
Lope modernizados.
lo cotidiano social
dano inmediato ha de entretenerse
de agudas y frivolas
4
les
dis-
filosofías.
y de
lo
mun-
este cultivador
De cuando en cuan-
JACINTO BENAVENTE
PENSADORES
do
le veréis
semejante a algunos retratos del
—impregnado de esencias
gran Will
o
con su cara de Shakespeare
salir
— pues es harto
ARTISTAS
Y
hamletianas,
húmedo de los rocíos de las florestas por donde
vayan
las
Rosalindas,
las
Perditas
Gor-
las
y
delias.
A pesar
Hay
de su fama de amargor, confiaos a
exquisitos de miel,
mucho
él.
muy
entre sus macizos de floridas espinas
mu-
consuelo humano,
cha ternura compensadora de desesperanza.
Entrad en su teatro de ensueño y en su teatro
de bondad. Dejaos llevar por
apartar los ramajes
de
hostiles.
la poética dulzura, del
cristalino d«l ruiseñor;
su tiempo, en
la
mano que
rayo de luna, del canto
y como es conveniente, a
el instante preciso,
os hará
rueta; y le daréis las gracias por el
rices
Y
por
una
pi-
palmo de na-
con que os gratifique.
os dejará plantados.
No
le sigáis.
Él se va,
como murmurando, porque sabe muchas
cielo
sabe
Él os hará el regalo
y de
el
la tierra.
No
le
sigáis.
cosas del
Podréis
movimiento de sus hombros que
creer
se
va
riendo, pero no podéis afirmar qu« no vaya lloran-
do. ¿No acaba de daros vida, vida brutal, trágica,
dolorosa, en esa M(ü<ivArida en que ha concentrado
1
RUBÉN DARÍO
todas las fatalidades y el apocalíptico misterio de
la
mujer: Misterium?
El verdadero poder de Benavente consiste en
que es un poeta, en que posee
la intra y supervi-
sión del poeta, y en que todo a lo que toca le co-
munica
la virtud
mágica de su
Su inquietud viene de
su
espíritu.
la
secreto.
intensa vibración de
Estará en la soledad consigo mismo.
Irá a pasar sus horas con sus amigos los poetas.
Luego
— no
lo dudéis
—
tras
alguna cabriola, en-
trará a la casa del Diccionario para hablar con las
momias.
Y
las dejará
aún más
estupefactas.
JOSÉ EMPIQUE RODÓ
El oficio de pensar es de los
más graves y
grosos sobre la faz de la tierra, bajo la
cielo.
Es como
el del
del minero. Ir
muy
ba o
muy
aeronauta,
el del
peli-
bóveda del
marino y
lejos explorando,
muy
el
arri-
abajo, mantiene alrededor la continua
amenaiza del vértigo, del naufragio o del aplasta-
miento. Así, la principal condición del pensador es
la serenidad.
En
la
América nuestra no hemos tenido
casi
pensadores; no ha habido tiempo, todo ha sido fe-
cundidad verbal, más o menos
sibilina,
Con
pastiche
oratoria,
dificultad se encontrará
feliz,
declamación
expansión,
en toda
panfleto.
la historia
de
RUBÉN DARÍO
nuestro desarrollo intelectual este producto de otras
civilizaciones: el ensayista.
José Enrique Rodó es el pensador de nuestros
nuevos tiempos,
gón en
y, para
el otro plato
buscar siempre
el
paran-
de la balanza americana, diré
que corresponde a Emerson. Es Emerson
latino,
cuya serenidad viene de Grecia, y cuya oración dominical es la salutación a Palas Atenea, la plegaria
ante
el acrópolis.
se afirme
el sentido
Y advertid que,
a pesar de lo que
y comente, Rodó no es un renaniano, en
que en
el
común
da
dialecto literario se
a esta palabra. Su tranquila visión está llena de
profundidad. El cristal de su oración arrastra are-
nas de oro de
las
más
contraréis en él del
diversas filosofías, y
más
que del gordo cura
laico biógrafo de N. S.
cristo, abate de Jouarres,
Desde sus comienzos,
ta
más
en-
optimista de los ensayistas,
m partibtís
la
Jesu-
infidelium.
obra de Rodó se concre-
en ideas, en ideas decoradas con pulcritud por
gracia dignamente seductora de
un
estilo
la
de ala-
bastros y mármoles. Solamente que él pigmalioni2a,
y
el
temor de impasibilidad, de frialdad desapa-
rece cuando se ve la piedra cincelada que se anima,
la estatua
que canta. Nació con vocación de belleza
y enseñanza. Enseñanza, es decir conducción de
10
JOSÉ ENRIQUE
RODÓ
PENSADORES
almas.
A
tal
ARTISTAS
Y
pedagogía es a la que se refiere el
Dante en un verso referente a Virgilio. Guando
apareció su primer opúsculo, Yida Xueva, se vio el
surgir de
un maestro en su generación, en
la gene-
Su segundo opúsculo sobre
ración continental.
el
autor de Prosas Profanas, o mejor dicho, sobre este
libro de poesías, le afirmó virtuoso de la prosa, de
la erudición elegante,
y en
trabajo, profeta. Altas
le
la
última parte de su
y generosas especulaciones
ocuparon, y Ariel señala un nuevo triunfo de su
espíritu
y una nueva conq[uista de sus predicacio-
nes, por la
hermosura de
por la ele-
la existencia,
vación de los intelectos hispanoamericanos, por
culto
nunca
desfalleciente ni claudicante del
puro y alentador de los
ideales. Definíase
su personalidad, y se hubiera dicho un
tónico de la flor del
el
más
más y más
filósofo pla-
paganismo antiguo, resucitado
en tierras americanas.
Y
tuvo
el
más
bello de sus
gestos, cuando, llevado a las controversias de la
Prensa y a
las
agitaciones de la Cámara, por los
caprichos de la política, el adorador de los dioses
de la Hélade salió a la defensa de nuestro pálido
Dios Cristiano, Desterrado
de los lugares de
allá,
la Justicia,
como en
Francia,
por obra de la roja
cosa jacobina.
13
U
B
N
Por último, aparece su obra magna hasta hoy,
esos Motivos de Proteo, aires mentales, sinfonías,
de ideas que llevan dentro tanta virtud bienhechora, libro
que ha sido acogido en todas partes con
entusiasmo y con razonada admiración. Es un libro
fragmentario, ¡pero cuan lleno de riqueza! frag-
mentario ocasional o decididamente. Ello hace que
su prosecución sea indefinida, y que
el
provecho se prolonguen en
de cada aporte. El tesoro está
Aladino baje, estemos atentos.
14
el
encanto y
la esperanza después
allí.
Cada vez que
.
gpa(;a
Uno
de los críticos qne han estudiado
sonalidad intelectual de Graca
era éste
un
nombre
espíritu culto,
un
un
talento peregrino,
artista de raza capaz de reali-
Hoy Graca Aranha ha
que le acariciaba el alma»
conquistado los
más
y es conocido y celebrado en todo
literario.
la
escritor de cenáculos «apenas conocido
zar el gran sueño de arte
do
señor
del autor de Chanaan,
de sus íntimos, que lo sabían
laureles,
per-
la
Aranha— el
Carvalho— hace notar que antes de que
Elysio de
gloria iluminase el
un
aranha
Mas su
el
justos
mun-
universal renombre no ha he-
cho más que hacer brillar mejor
el
puro diamante
de su nacionalismo. Él es brasileño ante todo.
15
Con
RUBÉN DARÍO
«Me
me
con orgullo,
satisfacción y
días:
place
más
ser
de los estudiantes de mi
decía hace pocos
comprendido por
tierra,
de los escritores europeos»
.
Y
que por
en
el
último
primero
el
el Brasil se le
de-
vuelve su afecto con creces. Es de los que encarnan
el
alma de
de los representativos. Él ha
la raza, es
expresado en una prosa impecable y admirable el
ideal patriótico,
y ha pintado magistralmente
escenario fabuloso de ese
animado como ninguno de
las savias de la tierra
de los fuegos fecundantes del
sol.
varones de pensamiento tuvo
el
tiene la joven república;
presado
el
vasto y vigoroso país,
Muchos
y
ilustres
pasado imperio y
pero ninguno había ex-
nacional, ni tenido tan hermo-
el espíritu
samente, en simbólicas figuras, la visión del porvenir,
lando
como
el
el
joven pensador que llegaba seña-
rumbo de
resonante era
vida nueva, y cuyo libro
la
— escribía
rissimo— «nuevo por
el
el
noble y grande José Ve-
tema, nuevo por la inspi-
ración y concepción, nuevo por el estilo».
Chanaan, que tuvo tan estupenda acogida en
patria brasileña,
en toda
cuando presentada a
la
América
los públicos
la
del Sur;
y
de Europa por
el
introductor de Ibsen, el diplomático y escritor ruso
conde Prozor
16
—un gran señor de
letras
—
,
que fué
PENSADORES
Y
quien
Chanaan fué conocida
la tradujo al francés,
mayormente, y
el talento del
ARTISTAS
autor adquirió fama
y autoridad internacionales. Así al representarse en
París, por el teatro de l'CEuvre Malazarte,
que in-
como Lugne-Poe, De Max, y
terpretaron actores
esa sutil y encantadora Greta Prozor, flor teatral
cultivada por la
quiéD era
cianos
maga Suzaiine
el autor,
Despres, ya se sabía
que ofrecía a
un ramo de sus
los exigentes lute-
rosas radiantes y de sus
orquídeas tropicales.
Yo he
París,
visto al glorioso
novelista brasileño en
en reuniones en donde ha estado represen-
tado el pensamiento francés por sus personalidades
más eminentes; y
le
he conocido en su propio me-
dio, frente a aquel espectáculo de
tasía,
que
ensueño y de fan-
es la bahía de la capital fluminense.
vapor en que íbamos los miembros de
las
El
delega-
ciones de varios países a la Conferencia Panamericana,
había anclado. Iba con nosotros
embajador y poderoso
intelectual,
el ilustre
que era Joaquín
Nabuco. Llegaban a rodear nuestro barco ferryboats llenos de estudiantes
y de músicas, que lan-
zaban al aire himnos y vivas.
Y un
balandro
apareció en donde venían varios caballeros de distinción. Entre ellos
2
me
fué señalado por
Nabuco
n
—
RUBÉN
— «¡Vea
uuo:
me
D
R
A
usted, aquél es Graga
decía alegre y
conmovido
quien admiraba y quería
el
O
[
Aranha!»
magnífico anciano,
al triunfante joven.
Lue-
go nos presentó, y desde entonces he cultivado con
el
creador de Chanaan la
más
cordial de las
amis-
tades intelectuales.
El Brasil es
cas,
y
un
país de tradiciones aristocráti-
la cultura social se
ha aprovechado de todo
impone desde luego. Se
lo
que ha producido la
civiliz^ión europea, y se ha plasmado una característica nacional inconfundible,
que podría servir
de modelo en otras naciones del continente. Al
núcleo principal pertenecen hombres como
Aranha, en quien
y sus condiciones de intelecto y de
civilidad
hecho uno de esos representantes que tanto
han dado a
la historia
dividualmente, junta
esto decir
genUeman
como
el
hace transparentarse
feliz
al caballero; es
se resiste de sequedad,
cordialidad y la generosa nobleza.
tenido la
han
brillo
diplomática de su tierra. In-
el
que su trato no
antes bien,
Gra^
las distintas situaciones oficiales
la
buena
fe,
la
Cuando uno ha
oportunidad de conocer a cancilleres
barón de Río Branco y
el
doctor Lauro
MuUer; a embajadores como Nabuco, y en
la joven
diplomacia a representantes como Fontoura Xavier,
18
PENSADORES
como Barros
Moreira,
ARTISTAS
como
Belloso Rebello,
como
Gra^a Aranha, comprende cómo los estadistas brasileños
han querido que
los
que llevan
el
nombre y
la autoridad del Brasil al exterior, veteranos
vos,
formen un cuerpo de excelentes, una
y nue-
pueda, en todo y en cada uno, ser a la Patria
tivos de complacencia.
Y
que
tlite
mo-
Graca Aranha honra no
solamente a su patria natal, sino a su lengua, que
es
una más grande
patria.
19
ZORRILLA DE SAN MARTÍN
Hace veinte años que
este
vi
por
la
admirable uruguayo. Los que
han dicho que, hoy como
antes,
primera vez a
le
conocen
anima un
me
espíri-
tu encendido y palpitante aquel cuerpo que crece
al
aquella cabeza
resplandor de la frase oratoria,
de tribuno, aquella cabeza de poeta.
fe
y respira esperanza,
se diría
Y como vive de
que una inagotable
juventud conserva firmes sus nervios, airoso su
gesto, cálida
y
vivificante su palabra, toda energía
y ritmo.
Le recuerdo en
fiestas
días de triunfos
y de gozos, entre
y pompas españolas. Las delegaciones de
21
las
RUBÉN DARÍO
f repúblicas americanas contaban, como
era de ra-
zón, sobre todo las tropicales, con sujetos verbosos
y hábiles para
el discurso;
pero en conjunto, no
podíamos presentar delante de un
delegado uruguayo, a
ante Su Majestad Católica.
gran poeta unía
cuencia,
el
Gastelar, sino al
sazón ministro de su país
la
A su fama asentada
elo-
mismo
ple-
a veces harto fogosa, por lo
si
de
dominante prestigio de una
namente representativa de nuestros entusiasmos y
vivacidades continentales. Su negra y copiosa cabellera se agitaba en la
conmoción de
el brazo diestro se alzaba
como regando
esparciendo,
la
como
un común
neomundiales
so y lírico,
como
las oraciones; los ojos,
máscara toda contribuían a
auditorios; y
las arengas;
arrojando,
la conquista
de los
orgullo nos producía a los
de aquel hombre genero-
la victoria
que había cantado
al épico charrúa
Tabaré, y saludaba en vibradores y musicales períodos, en
nombre de
las naciones nuevas, a la re-
gia decaída y maternal España.
la
Leyenda Patria
— que
Olegario Andrade, autoridades
sac
— se colocó Zorrilla
número de
como
como Paúl Grous-
de San Martín en
el escaso
los grandes líricos americanos. Se
dicho que siempre en
22
Con Tabaré y con
celebraron poetas
el
ha
poeta aparece la amplitud,
PENSADORES
ARTISTAS
Y
la
exuberancia oratorias.
es
una
No olvidemos que
característica de Víctor
ello
Hugo, y más cerca
y no a tañías alturas, de Núñez de Arce. Es una
elocuencia llena de lirismo, y esto lo admiramos
hasta en el
mismo
viejo Esquilo.
Cuando en mi
primaveral juventud llegó a mis manos
el
poema
épico lírico del célebre uruguayo,
me
por su belleza armoniosa, y por
contagio entu-
siástico de lo
que antaño
bre de «inspiración».
hermoso poema, con
cieras
que
En Tabaré—
el
el decir
con
el
nom-
nese extraño
que acaso sean más
las actuales las
drán», según
el
se calificaba
impresionó
y
justi-
generaciones que ven-
de un meditativo y decoroso
pensador que brilla en la juventud uruguaya,
Amadeo Almada — encontré en
días en que impe-
raban endémicas doctrinas, una novedad sana y un
sentido de musicalidad honda y trascendente, que
venían de la influencia de un poeta «menor» pero de
los
ña
más dignos de admiración
del siglo pasado: Bécquer.
y
amor en
la
genio admirable y querido, despertador de
lescencia poética»
una confesión
bía,
en
efecto,
sinfonizado en
,
Espa-
«Mi Gustavo Bécquer,
dice Zorrilla de
mi ado-
San Martín en
reciente publicada en Mundial.
un
Ha-
eco del arpa de Bécquer, pero
un órgano que
se diría
hecho de
las
.
RUBÉN DARÍO
más
robustas y sonantes cañas y
tras selvas
bambúes de nues-
americanas.
Talaré fué celebrado en España y en toda la
América
con loas y palmas merecidas.
latina
Zorrilla de
posteriores
San Martín reconoce
correcciones
el perjuicio
que
causaron a su obra.
.
«Quise quitar, ¡pecado de mí! ingenuidades en una
,
obra ingenua; quise razonar.»
nua como una
de un
planta,
Sí,
su obra es inge-
como una flor, como
el
agua
manantial, y ella guardará el frescor y
perfume de
la
más
También ha
el
grata estación de su existencia.
citado estos conceptos de Garlyle
referentes a Dante: «Si vuestra composición es au-
ténticamente musical, no solamente en la palabra,
sino en el corazón y en la sustancia, en los pensa-
mientos y articulaciones, en toda
entonces será poética;
mas no de
la
concepción,
otra
manera.
¡Musical! ¡Cuánto se encierra en esta palabra!
pensamiento musical es
lo
más íntimo
descubierto lo
24
el
Un
que ha penetrado hasta
del corazón de las cosas, y puesto al
más
recóndito desús misterios...»
rPANCISCO GAPCIA CALDERÓN
Un
joven sabio; palabras
nuestra América.
siéntanle por
A
difíciles
de juntar en
Francisco García Calderón
i^al manera
los calificativos de sa-
vant y de tage. La gravedad espiritual, el desdén
de las literaturas
adorao,
el
fáciles,
y diremos
pioso saber, sostenido por
y ponderada,
le
una
de simple
,
y su co-
inteligencia fuerte
han dado un lugar
nuestra reciente intelectualidad.
y busca
asi
alejamiento del düettantismo
especial
en
Habita en París,
los jardines apacibles de la filosofía,
en
vez de entregarse a las bellas y ligeras letras de la
luminosa capital del
esprit.
Cuando, por
la fata-
25
»
RUBÉN DARÍO
lidad
que pesa sobre muchos de
los escritores
que
aquí residimos, «hace periodismo», y finge de coocu-
rresponsal a diarios hispanoamericanos, se
pa en Gabriel Tarde; en
el soliloquio platónico
de
Renouvier, en Brunetiére que juzga a Renán, en
Menéndez Pidal y
la cultura española,
en los estu-
dios penales de Dorado Montero, en el fenómeno
en los ideales de
religioso de los Estados Unidos,
según William James, y en otros tópicos
la vida,
semejantes.
Como
muy lejos del
veis, todo eso está
boulevard. Sus relaciones intelectuales son las
monge
convienen a semejante
filosofía.
laico,
«MonsieurF. García Calderón
fraile
est
que
de la
un jeune
peroubien qui connait admirablement la France,
son histoire
,
ses
ecrivains
,
philosophes.
ses
¿Quién escribe esos conceptos? Es M.
Seailles, profesor
en
la
Gabriel
Soborna. «Esprit ouvert
et
curieux, auditeur et auditeur attentif, ardent, cons-
ciencieux intelligent, vous mettez votre effort et votre joie
á penetrer dans
la pensée,
hommes que vous voluez
dans l'áme des
connaltre». «Done s'assi-
mur et méme
méme les ilusions
miler appliquer l'experience de l'ágé
temps garder Telan,
la foi et
de la jeunesse, trover enfin
en un tout vivant
26
et
le
moyen
liarmonieux
de
reunir
ees deux ordres
PENSADORES
ARTISTAS
Y
de qaalités, en apparence contradictoires, ce
est le
conseil que, for de vos études et de vos reflexions,
vous donnez á votre Patrie. Je crois bien que ce
conseil convient a tous les
hommes,
pays on aura intérét et profit á
que
votre.» ¿Quién
le
expresa
Monsieur Émile Boutroux, del
quien andas y
raro,
te diré
qu'en tout
et
lire
un
livre tel
opiniones?
tales
Instituto.
Díme con
quién eres. Es raro,
sí,
muy
que en nuestros países un espíritu joven y
bizarro,
de los
como
lirios
el
y
de García Calderón, deje
los mirtos
clinarse al pozo de
y
los
el verjel
laureles para in-
donde se espera ver
salir
el
blanco cuerpo de la verdad. Pocos van a las hon-
duras de los problemas espirituales, pocos se consagran al ejercicio del pensamiento en los altos
asuntos religiosos y morales.
Pocos visten
el
sayal pesado del estudioso y se
encaran con las gravedades de
ciencia
la vida
y de
la
humanas. Francisco García Calderón
dedicado a tales tareas.
«
Vous n'etes pas
frivole esprit de düetanttismev
,
le dice
conse
ha
mu par un
uno de
los
Y
él
mismo
declaraba en uno de sus primeros libros
el
propó-
sabios que he dictado anteriormente.
sito
de «levantarse sobre la parcialidad benedictina
del análisis, sobre la frivolidad estéril de la hora
27
y
RUBÉN DARÍO
dar a su espíritu
el
grave recogimiento que con-
viene a la eclosión de futuras obras durables.»
La obra fundamental, hasta ahora, de nuestro
amable pensador, es
la
que consagrara á su
patria,
Le Perou contemporain. Es una obra fuerte de medula, y
que indica un vigor de
espíritu
y un
estu-
dio tan sólido y de trascendencia, que se diría de
años mayores. La obra está
escrita,
particularidad patriótica, bajo
sal,
y puede
a pesar de la
un concepto univer-
ser leída con interesen cualquier parte,
pues su fondo
filosófico,
su hondura ideológica,
llamarán la atención, a no importa qué hombre de
pensamiento, en todo lugar del mundo. La sagaci-
dad de intelecto de esta «cabeza» que no sólo per,
tenece al Perú, sino a todo el continente, se
une
al
vigor y a la rapidez con que abarca y profundiza
cualquier cuestión de interés
humano. En
tales es-
peculaciones, y siguiendo cada cual su ideal
tal
y su modalidad,
se junta
men-
con Rodó y con Sanln
Cano.
Para contrapesar en
la
balanza psíquica el valor
de tales especialísimos médiums habría que poner,
es indiscutible, en el platillo opuesto
mero de toneladas de
un buen nú-
perlas y de rosas.
SANTIAGO RU5IÑ0L
Ved aquí
el país
al catalán
de los jardines, príncipe en
de Bohemia, de una Bohemia de oro, de lin-
dos colores, de sutiles letras y de «hierros- viejos».
Con su cabeza
atesora y
gris
y su barba de roiehevalier,
comunica juventud, y con su
arte fino, su
un tiempo, su
palabra suave y animadora a
sonri-
sa fraterna con sus pares, subyugadora con todos,
va llevando su corona de gloria con la
cuidada naturalidad que su
en
el
fieltro
misma
des-
característico,
cual no podríais suponer un invisible pena-
cho, sino
una pluma de
seda.
39
RUBÉN DARÍO
Pinta y escribe y sabe de
como
íntima y
sica
muchas
los artistas del Renacimiento.
mucha
poesia encuentra el observa-
dor meditativo en su pintura, como
mucha
y gracia pictórica en sus prosas, en que
artista deja ver
sutileza
pensador
el
su alma profunda y delicada.
Comunicar con Rusiñol
píritu.
disciplinas,
Y mucha mú-
es
una
ya en su morada principesca de
para
fiesta
Yo me he complacido con
tales
el es-
momentos,
ya en
Sitges,
la
corte madrileña, ya en la divina isla de Mallorca,
en
la
ama
múltiple Barcelona, en este París que
y que
le
¡Sus jardines de España! Los días pasados,
rez de Ayala,
muy
bello.
él
ha sonreído.
que hace cantos
Gomo
al
beílos,
hizo
Pé-
uno
tamborilero de Pro venza, eso
debe habérsele ocurrido alguna tarde «que vio cantar a Rusiñol.. .»
Pues cantan esos jardines de pin-
tura con sus ramas de verde, sus acordes de oros
y rojos, sus árboles ojivales, sus fuentes en que
vibra el cristal fugaz de la
Tengo a
la vista
una
pluma de agua.
serie de
planchas colorea-
das de esos hechiceros jardines, que son,
como
dice el gran Santiago el upaisatge posat en vers,
i
els versos
am
saba
i
escrits
en plantes... versos víus, versos
amb aroma» y
se diría
que en
la trans-
SANTIAGO RUSIÑOL
,
PENSADORES
posición están la
misma
ARTISTAS
Y
misma armo-
vida, la
nía y el
mismo perfume que en
vegetal.
Son
el
propio paraíso
los dulces vergeles mallorquines,
con
sus rosales,
los
sus aguas, sus
arquitecturas,
edenes moriscos de Granada; arcadas, templetes,
floralias casi religiosas;
como
mo
pinceles,
en
el
árboles
como
ramilletes,
macizos arcos co-
obeliscos;
Caminal de rosers de Aranjuez; bóvedas
de verdura;
les
como
^les
grands jets d'eau
sveltes
parmi
marbresv a la verlainiana caricia de la Luna
,
pues en plena tierra del Mediodía pone Rusiñol, a
La
veces, escenarios de fiesta galante.
Raioca de
Mallorca que evoca algo de romano; visiones del
Generalife, con sus canales, sus arbustos en flor,
sus tiestos
como
cálices; o el Pati de VAlberca,
Granada, en cuyo fondo, reflejado por
estanque,
en
el espejo del
parece fuera a surgir alguna figura de
Zobeida, de Leila, o de Lindaraja;
jos cipreses o los
bouquets de
o bien los vie-
almendros en
que primorosamente nieva o sonrosa
la
flor,
primavera
mallorquína; o esa Glorieta de la bailarina, que es
como una decoración de poema; y
Recó de boixos granadino;
quitectura verde»
que por obra de
3
el
fantástico
y esa prodigiosa «ar-
de Granada, en donde parece
Alah— ¡sobre
él la plegaria
33
y la
RUBÉN DARÍO
paz!
—
se
animase una princesa de
las
Mil y una
noches, por ejemplo, Dulce Amiga, y recitase estas estrofas del poeta:
«¿Vas a escapar lejos de mi, ¡oh, pura sangre de
mi
corazón! tú, cuyo lugar está en este corazón
adolorido, entre
te suplico,
lo
que
mi pecho y mis
oh Tú,
el
entrañas?
— ¡Ah!
Clemente sin límites, reunir
está separado,
Tú,
el
generoso que
distri-
buyes a tu placer los beneficios humanos.»
¿Y ese Jardi
en Mallorca, con sus
del "pirata
rrazas vecinas, su fuente redonda, su horizonte
te-
ma-
rino? ¿Y el altar de flors y el Jardi clasic y la Glo-
de Aranjuez, que recuerda
rieta
Amor
versallés;
y El Laherinte
sus vei-des en sordina,
el
Templo
del
de Barcelona, con
sus azules angélicos,
sus
fanfarrias ocres del fondo, sus recortados macizos y
su ambiente
mas que
para
el
al
par
lírico
siguen, todos
y galante? ¿Y tantos poe-
un encanto para
los ojos
y
alma?
En horas
secas,
complázcome en abrir
esta pro-
visión de sueños, y al son de estas flautas y liras
de
la vista,
por obra de Rusiñol, se
edén de ruiseñores, y mi
me
abre un
instante aburrido flore-
ce y se encanta.
O
bien, para pensar o sonreír,
34
con razonada
,
PENSAD ORES
tristeza o gentil
y
filosófico
ARTISTAS
humor,
leo
algún libro
o comedia del autor de Oracions y de El Mistich, en
su catalán original, aunque haga algún esfuerzo
por más que Gregorio Martínez Sierra haya
zado la
difícil
y hermosa tarea de verter
llano la prosa exquisita de nuestro
reali-
al caste-
amigo victo-
rioso.
35
rEDERICO
GAMBOA
Paso a paso, ganado a puro cerebro y a puro
carácter, Federico
los
más altos
Gamboa ha
llegado a
uno de
puestos del Gobierno de su país: a la
Cancillería mejicana.
Hablando de su desaparecido
hermano José María, y de
él
mismo,
escribía hace
años en su Diario: «Secreta satisfacción de vernos
él
y yo ascendiendo por nosotros mismos, sin ayu-
das que nos enrojezcan,
ni apoyos
que nos aver-
güencen ó humillen».
No habrá uno
solo de sus compatriotas que
no
aplauda su reciente nombramiento, pues sus principios siempre
han estado basados, ante todo, en
un profundo amor
a su Patria. Oid sus palabras:
37
RUBÉN DARÍO
«La idea de Patria
—
la Patria
en forma de carta
geográfica a veces, y a veces en abstracción lumi-
nosa
—
,
acariciándome de
con gobernantes y partidos
muestra
César
la
lejos...
Desligamiento
Esto de-
políticos...»
razón de las generales simpatías. Ni
—ese César anciano y fuera
mismo
al
del poder,
a quien habrá que aplaudir por las enormes etapas
de progreso que hizo adelantar a Méjico
—
se acercó
nunca Federico Gamboa con bajas adulaciones o
súplicas de granjeria. El verdadero valor del
nuevo
ministro de Relaciones exteriores de los Estados
unidos mejicanos es completamente individual:
contituyen
lo
su nobleza de espíritu, su
el talento,
voluntad, una limpia, larga y honrosa carrera diplomática, y
buye a
un
la gloria
alto
nombre
literario,
que contri-
de su país.
¿Quién que conozca
al Sr.
Gamboa no
está segu-
ro de que sus prestigios morales e intelectuales no
contribuirán a pacificar y a hacer brillar en una
nueva era
les
hoy
teraria,
la
Nación, cuyos intereses ini^ernaciona-
le toca dirigir?
que es
lo
Mas, hablaré de su obra
li-
que con mi competencia mejor
se aviene.
Es ante todo Gamboa independiente y personal:
«Mis escritos y mis actos siempre obedecieron a
38
PENSADORES
ARTISTAS
Y
mis propias inspiracioues». Pocas páginas autobiográficas
más
decisivas y
dedicatoria de Mi
do SKPA LEER»
,
más conmovedoras que
diario: «para mi hijo;
la
para cuan-
páginas de gran literatura y de gran
corazón ordenado: Le cceur a son ordre, dice Pascal.
Sabe del mundo, sabe de
la vida, lo cual es decir
que sabe de amor y de dolor.
Y una
vasta piedad
impregna toda su obra.
Yo
le
conocí en Buenos Aires, en la tertulia
li-
Ya había publicado
sus
teraria de Rafael Obligado.
Esbozos contemporáneos. Del natural y Apariencias.
Se encontraba
al
frente de la legación mejicana
como encargado de
Negocios, por ausencia del mi-
Sánchez Azcona. El ingenio y
nistro
personal de
Gamboa
le
charma
el
hacían grato a todos. AUí
dio a la imprenta su volumen de Impresiones y recuerdos.
Después vendrán, ya alejado de
blica Argentina,
Suprema
ley,
La
llaga,
miento», de Madrid. Todo
las, fuera
de su labor para
Repú-
En
Reconquista y dos volúmenes del Diario.
días debe aparecer
la
Metamorfosis, Santa,
estos
por la Casa «Renaci-
esto,
recuerdos y nove-
el teatro.
En
todo te-
rreno ha recogido aplausos y laureles. Su estilo es
castizo
fía es
en dicción y libre en ideas.
sana y
alta;
y
si
Su
filoso-
alguna vez hubiese vacilado
39
RUBÉN DARÍO
en sus creencias,
la experiencia vital
so influjo de lo divino le
Por
ello,
en
dramáticas, hay
mucho
me
—
;
Y
dhal.»
el
alma.
le escribía
en
que se llamó
y guarde usted este elogio que,
viene de
un
lector asiduo
de
un comentador escuchado de Sten-
Domingo
el sutil
tusiásticos juicios:
ciertos
—
brillante espíritu
sobre ser sincero,
Balzac y de
misterio-
de reconfortante. «Las no-
hacen meditar
una ocasión aquel
Gustavo Baz
el
fondo de sus novelas, de sus obras
el
velas de usted
y
han apuntalado
puntos de
íi
Estrada, entre otros en-
menos bajo
Metamorfosis, al
vista,
puede compararse con
las
mejores novelas de Pereda, de Valera y de Pérez
Galdós».
Y más
adelante: «El secreto del encanto
que su libro produce, y que hace que no
dejarlo de la
(yo
me
en la
mano una
se
pueda
vez comenzada su lectura
he pasado cuatro noches sin poner un pie
calle; ¡en París!...),
el estilo.
No
vulgaridad,
ünca principalmente en
conozco otro que sea
más
más imaginado
pedantería,
sin
sencillo sin
más
elegante sin esfuerzo».
No
es Federico
Gamboa de
aquellos pensadores
meritorios de quienes se pueda temer que por los
cuidados y pasiones, por la política, abandonen la
labor mental, que constituye lo
40
más
característico
PENSADORES
•Je
Y
ARTISTAS
SU personalidad. El hombre de estado cumplirá
como bueno
sus tareas, y su discreción y su conoci-
miento de los graves asuntos en que habrá de
citar
y frescura del ingenio, ni
ni el intelletto d'
el
pensamiento creador
amore para su pasión
Otras obras vendrán, Uenas de
de
fe
ejer-
su pericia no han de quitarle ni la vivacidad
en
mente
el
la
suprema
idea,
artística.
amor humano y
que enriquecerán mayor-
acervo intelectual de su patria mejicana,
o mejor dicho de nuestra América, otras novelas,
otras obras para el teatro; y otros posteriores vo-
lúmenes de ese
Diario, tan lleno de ideas, tan inte-
resantemente anecdótico y que fué dedicado desde
su primer tomo a un mi joven amigo que ya sabe
más que
leer... el hijo
amado, Miguel Félix
Gam-
boa y Sagaceta.
41
AMADO NEPVO
En
varias ocasiones he escrito sobre la singular
personalidad de
Amado
simpatía y con el
mismo
Ñervo, y siempre con igual
intelleto d'
amore. ¡Ha sido
tan gentil compañero de sueños, en nuestro París
amado, hace ya tanto tiempo! ¡Y es tan
sutil poeta,
tan comprensivo artista y tan dulce filósofo!
decir que a pesar de los medios a
mente conduce
la diplomacia,
Con
que necesaria-
su espíritu y su co-
razón de sensitivo no han sido contaminados por
las
promiscuidades de
Yo no
leeré
nunca
la carrera...
sin cierta
emoción
el libro
titulado El éjx>do y las flores del camino, en el cual,
43
RUBÉN DARÍO
entre versos deliciosos y prosas llenas del encanto de
la
juventud y del prestigio de \m buen
da,
arte, recuer-
en conceptos ya de humor, ya de melancolía,
nuestras horas parisienses, nuestra amistad con
curiosos ejemplares de humanidad, y la persecución de los favores de Nuestra Señora y Reina la
Belleza.
La evolución de Ñervo, desde
Místicas y Perlas
Negras hasta sus últimas producciones de piadosa,
o irónica
— ¡muy
suavemente!
—
filosofía,
y sus
poemas cortos y sentimentales en que un gran dolor,
de los íntimos y profundos,
cir rítmicos
gran interés en
intelectual.
le
ha hecho produ-
y trémulos sollozos y llantos, es de un
Una
el
conocimiento de su personalidad
faz
nueva
se le
ha reconocido: sus
aficiones a los estudios astronómicos,
que se aviene convenientemente con
cos y las excursiones, en que
el
el
disciplina
los vuelos líri-
pegásico ímpetu es
conductor.
Su antigua
pos
un vago
Dolor
le
Y luego,
fe
había tomado en los últimos tiem-
tinte dubitativo;
mas
el
ha hecho de nuevo recordar
buen maestro
la
senda azul.
siendo favorecido por la Lira, tendrá siem-
pre tiempo de ver reflorecer la primavera, con ojos,
si
conocedores de los lacerantes duelos, siempre
44
PENSADORES
Y
ARTISTAS
brillantes al resurgir de las auroras y al inmortal
llamamiento de
to.
No
que
el
es
las esperanzas. El poeta está intac-
Amado Ñervo
el
que
la
duquesa conoce,
marquesa invita a almorzar,
la
el
que tiene
ya honrosamente marchitos los oros de su casaca
di-
plomática. El sabe bien que en los salones, y sobre
todo delante de sus colegas
familia apolínea
—no
— como
no sean de
la
está bien confesar intimida-
des con las Piérides, ni proclamar alección al viejo
y sagrado laurel, a
menos de
ser poeta
fecciona
un soneto
como
tal
mismo con-
excelentísimo señor ministro, que lo
circunstancial que pone
asom-
bro en los más intrépidos jugadores de bridge.
¿Sabrá
el bridge
Lo que
sí
ya
Amado
Ñervo?...
sabe y sabrá siempre,
es infundir
en
sus versos, que se visten de sencillez y de claridad
como
los
las
horas de cristal que anuncian la paz de
amables días, un misterio delicado y comuni-
cativo que nos
pone en contacto con
el
mundo
ar-
monioso que crea su voluntad intensa.
A
veces, se creería
en un desmayo de energía o
en un desvío de forma.
No hay nada
de eso. Los
conocedores saben lo que hay que saber, para
lle-
gar a conmover lo hondo de nuestro sensorio con
los procedimientos
menos complicados, más sim45
RUBÉN DARÍO
Todo
transparentes.
pies y
ello está,
por cierto,
de la pirotecnia verbal, y de los descoyunta-
lejos
mientos de pianista que suelen tomarse como
dis-
una fuerza poética incontestable, y que
achaca al inüujo de un modernismo— llamémos-
tintivos de
se
le así
—que no hizo bien sino
a quienes se lo
me-
recían.
Una
particularidad que he advertido en
Amado
Ñervo, desde sus obras de comienzo, es un vago
soplo bíblico que suele hacerse percibir en estrofas,
que
se dirían
No
acompañadas de música
olvidaré
en París,
allá
nunca
por
el
la
sacra.
Semana Santa que pasara
tiempo de
la
Exposición, en
constante compañía del pintor Henri de Groux, de
otro pintor mejicano, de
nado
al
Ñervo.
teatro,
Una noche,
este
y hartos de buscarle en
frecuentar, se
mente
le
un joven
gallardo aficio-
también mejicano, y de
me
Amado
soñador se nos desapareció,
los lugares
que solíamos
ocurrió indicar que probable-
encontraríamos en una de
las iglesias
en
donde, por las sagradas celebraciones, se cantaba
canto llano y se sonaban órganos sabios. Le busca-
mos, pues, en varias de
ellas,
y por
fin le
encon-
tramos, lleno de fervor místico-artístico, en Notre-
Dame, adonde había
46
llegado después de recorrer
PENSADORES
Saint-Severin,
la
capilla
ARTISTAS
Y
de la Sorbonne, Val de
Gráce, Saint-Sulpice, hasta que fué a recalar en la
Catedral que, según
un hugólatra,
es la
5
del
nom-
de Hugo.
Había que
oir,
en aquel tiempo, a
vo, a quien yo llamara fraile, o
Amado Ñer-
monje
del arte.
Su
unción, su saber de cosas religiosas, su aire mismo,
daban idea de un admirable oblato, de un seguidor
de Huysmans, a quien desde luego
juventud más pronto que todo!
quedaron para
el
el
mejicano po-
en verdad, y
nía sobre su cabeza. ¡Todo pasa,
De
la
aquellos años
poeta los versos, imperecederos,
y un amor, perecedero, cual
la
triste
carne que
Dios nos dio como armadura, frágil armadura»
ante lo inevitable. El poeta ha clamado trenos y
elegías.
¡Mas
es
suya
el
alba de oro!
47
EXPIQUC RODRÍGUEZ LARRETA
Cuando
el
autor de
La
Gloria de
blicó, para gloria suya, esa
dio
Don Ramiro pu-
obra admirable que
fama rápida y triunfante en todo
rario,
yo
me
llené de entusiasmo,
paña, donde a la sazón
que expresaba mi
me
y
el
le
lite-
escribí en Es-
encontraba,
sentir, ante
mundo
un
artículo
ese esfuerzo
que
honra, no sólo a la República Argentina, sino a
todo nuestro continente,
Y
decíale al Sr. Larreta,
entre otros conceptos, que las únicas cosas que le
faltaban para la victoria completa eran la hostili-
dad y
el
ataque consecuentes, y se diría indispen-
sables, a toda realización
4
superior. Ello vino a su
49
.
RUBÉN DARÍO
tiempo, y sin
más consecuencias que
la
de consa-
La
Gloria de
grar la solidez de la obra.
¿Qué más podría desear
Don Ramiro? Encono de
el
autor de
letras
semejante habría que
buscarlo, en los últimos tiempos, en los panfletos
contra la obra y la personalidad de Hugo, y que él
resumía en
que comienza:
el dístico
Voici le triple aspect de cet
Yo no conocía
conversado con
al Sr.
homme
Luego publicó una
Larreta, sino por haber
la
que tenía
en preparación que
el
de
dirigía la au-
ese tiempo
joven escritor una nove-
le costaba largos estudios,
la
y
personalidad de Santa Rosa
de Lima. El plan se llevó a cabo
íinal
que
M. Paul Groussac. Ya en
en la cual aparecería
bemos que
Buenos Aires.
bella nouvelle de reconstrucción
histórica en la Biblioteca, revista
se hablaba de
.
dos o tres veces, hará cerca de
él
veinte años, en el antiguo Ateneo de
toridad de
feroce.
la mística flor
más
tarde.
Ya
sa-
peruana perfuma, en
el
de la obra combatida y victoriosa, la muerte
Don Ramiro.
Es notorio que
el
autor argentino es
un gran
señor y un diplomático que ayuda al prestigio de
50
PENSADORES
SU
país.
En París— le
instancias,
unas
ARTISTAS
Y
habré visitado, a sus amables
tres o cuatro veces
—
,
sin descui-
dar sus tareas oficiales, cultiva en sus vagares las letras y las artes.
He recordado
tor de Zanoni, a
un
Irving, a
a su propósito al au-
un Valera, a un
Sal-
vador Bermúdez de Castro. El Sr. Larreta, que es
joven, que tiene la felicidad en su noble hogar, en
su alto puesto, en su salud excelente, en su renombre universal, posee junto con su gran talento una
crecida fortuna. Ello es imperdonable. El
piens,
que
homo
sa-
es el lupus hobbeBiano, se eriza ante se-
mejante anomalía, protesta y se indigna. Al hombre
muy
rico, o
simplemente
Rotschild, obras mediocres.
so de la suerte o
rico,
se le
pueden
como a Chatelain o MM. de
admitir, cuando más,
Lo demás
es
un aba-
una parcialidad manifiesta de
Omnipotencia. Pero
el Sr.
la culpa de su excepción,
Larreta, que
no
la
tiene
debe sonreír y seguir
adelante.
Escritores europeos
mont, M.
como M. Remy de Gour-
Maurice Barres, M. Henri Roujon,
M. Paul Adam,
etc.,
han dicho
del único trabajo publicado en
las
excelencias
volumen por
ñor Larreta. La versión francesa hecha por
mero de esos
k
escritores,
da una idea
el se-
el pri-
al lector ex-
51
RUBÉN DARÍO
tranjero de lo que puede ser fundamentalmente la
novela en su idioma original. Pero las calidades de
esa escritura flaubertiana, de que tanto se ha hablado, tan solamente las
podemos apreciar
los ar-
y conocedores de nuestra lengua.
tistas
Intelectualmente, el autor de
Ramiro
está entre las pocas
Hispano-América. Su libro
La
Gloria de
Don
dominantes figuras de
es,
en su género, con
la
honesta abuelita María del colombiano Isaacs,
lo
mejor que en asunto de novelas ha producido
nuestra literatura neomundial. Hágase algo superior,
y Larreta pasará a segundo término.
Entre tanto...
52
LEOPOLDO LUGONES
He
visto los
comienzos de este otro y americano
Spectacle magnifique.
Enorme suma de
geniales apoyadas por la
tad.
ña
Encontrábame en
intelectual,
en
la
más potente
condiciones
y sana volun-
mi sabida campa-
lo vivo de
querida gran ciudad de Bue-
nos Aires, cuando un día se presentó en nuestra
un joven
vibradora hermandad del Ateneo
que, al
mostrar sus credenciales rimadas, fué considerado
ya triunfante. ¡Un
con
el gentil
astro!
nos comunicamos todos,
entusiasmo que
allí
animaba a coetá-
neos y menores. Nuestra unanimidad vaticinó cosas
grandes. Para saludar
te
tal orto
y dorada de mis trompetas.
escogí la
Y
más sonan-
todas las previsio-
53
RUBÉN DARÍO
nes tenidas se han ido cumpliendo. La obra de
Leopoldo Lugones
es,
según
la expresión
de uno de
sus críticos, vasta y tilla como una creación natural,
o bien, como una vasta
ñas.
En
serie
panorámica de monta-
verdad, las que han atraído
mayormente
en esa encantada cordillera, son, por
de
el brillo
sus cumbres, por la riqueza de sus entrañas, por
más de un
las
misterio cabalístico, o miliunanchesco,
montañas
ras:
del oro. Fijaos bien
en las otras altu-
hay amontonamientos de rocas, entre
les históricas ruinas;
hay colinas
fértiles,
queñas ciudades, jardines y quioscos de
las
cua-
con pe-
arte;
hay
aglomeraciones de fábricas con chimeneas y casas
de veinte pisos como
las
de los yanqui»; hay intrin-
y abajo,
cadas y sabias arquitecturas,
pampa con
la
extensa
sus bíblicos ganados. Pero las Monta-
ñas del Oro, que conocen bien tan sólo los simbades del castellano,
montañas que consagrará
la
primavera, y en donde tiene su palacio la juventud, digo en verdad
los buscadores de
que atraerán siempre a todos
milagro y cateadores de poesía.
¡Áureo, bravo, caro Lugones! Vigoroso por tem-
peramento, nutrido de
los
mejores saberes y remi-
so en toda aplastadora apretura escolar, desde
muy
temprano supo aprovechar
si
54
el
don, rarísimo
se
PENSADORES
mira bien, de
la
propio. Tal, por
ARTISTAS
Y
autocomprensión y Talorizamiento
mayor suma de
aristocracias, se
denunciara anarquista de los más encendidos. La
violencia del color
— ¡Aplaudido
sea el profeta!
fué con el tiempo comida por el sol,
hoy subsista
go de
la
el
no
sin
—
que
nato combativo caza-coronas y ami-
República francesa, a pesar de las Españas
ancestrales.
Antiguamente decían
a los Lugones, Lunone*,
por venir estos varones
del gran castillo. Y tenían
de Lana los sus blasones.
Su genealogía mental
— ¡por Dios,
siempre des-
cendemos, o ascendemos de alguien, y ha existido
el
Adán
literario!— ¿le
emparen tacón cuáles ante-
cesores? Pero ningún espíritu encuentro
ternal para el suyo
que
el
de Edgar Poe
más
—tanto
fra-
en
todo va buscando su equilibrio nuestra balanza
continental. ¿Mas, a donde no llega la vista, a cual-
quiera de los puntos cardinales que se dirija, desde
la
cumbre de sus montañas?
Listo para todos los combates, apolíneo, hercú-
leo, perséico, davídico, ello
transmutado en sangre
neomundial, su iniciación en
la
orden del Arte,
queda como un acontecimiento en
la historia del
55
RUBÉN DARÍO
pensamiento hispanoamericano, y no es uno de
mis menores orgullos
el
haberme tocado
ser,
en
días floridos, Anquises de tal Marcelo.
Todo conquistado: renombre,
respeto y conside-
ración en los propios patrios sanedrines, admiración y afecto entre sus iguales. Todo, hasta
el
de-
nuesto regocijador y la parodia plausible. Todo,
menos
la
verdadera comprensión de ciertas cosas
suyas al lado de las cuales se ha pasado sin penetrar lo
que dentro se contiene. Mas, ¿desde cuando
comunicado a todos
es
el sckiholeth?
La obra primigenia de
tal
héroe, cuyo análisis
sea para estudiosos y minuciosos críticos,
háceme
pensar en las adolescencias proféticas, en una pérdida y encuentro, no en
res, sino
en
el
el
templo entre los docto-
bosque entre los leones. Hay
allí,
sobre todo, un infuso conocimiento de cosas inme-
moriales que se ha transmitido a través de innúmeras generaciones, y
que hace vagamente reconocer-
se,
apenas, con algún rarísimo contem'poráneoy en
un
rápido choque de miradas, o en la similitud de
interpretación de
un
gesto,
de un signo, de una
palabra.
Ya en
mina
la tarea
de ideas, revélase la inagotable
verbal, la facultad enciclopédica, el
56
dominio
PENSADORES
ARTISTAS
Y
absoluto del instrumento y la preponderancia del
don principal y
distintivo: la
Propaganda
fuerza.
patriótica, ciencia civil, historia, cuento,
enseñan-
za, discurso ocasionad, todo es pletórico,
todo está
lleno de vital
y
viril fuerza.
Verdad que
oiréis
un
son de flauta en los Crepúsculos del Jardín. Acordaos del Polifemo que canta Teócrito y Poussin
pinta.
leone'í
Y
potente
No
luego: ¿Quid dulcius melle
quid fortius
et
¿No habían vibrado antes en una lengua de
amor
versos capaces de encender estatuas?
creo yo que en nuestras
Lugoues, quien antes de llegar
de América
tierras
haya hoy personalidad superior a
al
la
de Leopoldo
medio
del
camino
de la vida, se ha levantado ya inconmovible pedestal
para
el
futuro
monumento. Las Montañas
del
Oro, Los crepúsculos del jardín, El imperio jesuítico,
La guerra gaucha. Las fuerzas
extrañas. Lunario
sentimental. Piedras limitiares, Didáctica, Prometeo,
Odas seculares.
Allá en la lejana Córdoba del Plata, una ancia-
na tiembla aún de temeroso gozo maternal. ¡Misia
Custodia, qué
nombre
en
de las glorias argentinas!...
la Catedral
el
de usted, para ser llevado
57
ENRIQUE GÓMEZ CARRILLO
En una
Sr.
de las muchas cartas que conservo del
Gómez
Carrillo
— de
de—, hay una en que
a París. ¿Cómo fué
un
me
ello?
interés para
agradece
Ya
vez. Dirigía yo, allá por el
lo
el
he contado alguna
año de 1890, en Guate-
mala, un diario: El Correo de la Tarde.
presentó con unos trabajos
más tar-
haber venido
Un
día se
un joven, muy joven,
de un moreno dorado, de copiosos cabellos y ojos
de soñador, y que manejaba ya cierta sonrisa caprichosa, con cuyas consecuencias habría de cargar yo
mismo pasando
yo señalé
el
el
tiempo. Intimamos.
camino de
Y
entonces
París.
59
RUBÉN DARÍO
~~~~~
i'
camino de
¡El
París! ¿Sabría
Gómez
Carrillo
era el de su tierra prometida? Cierto que en
él,
que
por
su madre, había sangre francesa; pero su padre,
historiador notorio y escritor de cepa castiza, era
de puro origen español, severo en dogmas de gra-
mática y de bien decir, y con entronques aristocráticos
en
camino
la Península. Era, pues, quizás, el
de Madrid
que hubiese tomado, sin mi dichosa
el
intervención, el futuro autor de tanto libro de pro-
y armoniosa, que había de
como un parisiense adoptado, y
sa danzante, preciosa
ser tenido después
alabado por escritores de renombre en esta capital
de las capitales. Llegó a París a luchas y luchó.
Luchó primero en
Fréres. ¿Quién diría
mo
la inevitable
que
Gasa de Garnier
el escritor sutil
y
libérri-
hubiera colaborado en la seria y académica ta-
rea de hacer
Pronto
el
un
diccionario?
guatemalteco se saturó de París. Su
primera producción, una
j^laquete
ble, a
punto de que creo que
tiene,
suda
el
el
hoy inencontra-
propio autor no la
más amizclado y enfermizo de
los
Parises por todas sus letras. Llegado en p^eno her-
vor simbolista, Gómez Carrillo había ya conocido
a todos
los dioses, semidioses y corifeos
del
movi-
miento. Era amigo de Verlaine, de Moreas, de
60
^1
,er^^
ENRIQUE GÓMEZ CARRILLO
PENSADORES
ARTISTAS
Y
Reynaud, de Dupleásis, de todos
concurrentes
los
a las comidas y reuniones de La Piume.
Su cultura aumentó
te
día por día en este
ambien-
de arte; y, relacionado con España, comenzó a
escribir
en
la
Prensa de Madrid, tan constante y
brillantemente,
los cronistas».
que
le
han llamado
Entró con
el
t Príncipe
de
tiempo a íormar parte
del cuerpo de corresponsales de
La
Nación de Bue-
nos Aires, y su producción adquirió mayores quilates.
Se dedicó, por higiene, a la esgrima, y esas prác>
ticas le convirtieron
en uno de los más conocidos
Conoce varias annas, y creo
duelistas parisienses.
que también
En su obra
el boae.
pasada prevalecen, junto con
un ines-
perado sentimentalismo que se diría romántico,
mucha modernidad,
la euritmia, las
meninas, la danza, los personajes de
italiana, la
el^ancias
la
fe-
«comedia»
anécdota maliciosa, la conversación con
sus amigos célebres, la ironía,
sidad, el goce, todo lleno de
de modo que se diría
el
halago, la perver-
una
sutileza francesa
escrito, o
por lo menos pen-
sado en francés, en parisiense.
Luego llegaron sus
ron considerar como
libros de viajes,
que
el Loti castellano,
le hicie-
pues apare63
RUBÉN DARÍO
cieron dones de penetración, afinidades filosóficas,
calma y serenidad, además de sus condiciones de
y descriptor, dueño de una
paisajista
siempre vibrante ante
figura sugestiva.
Su
el
rica paleta,
y
espectáculo artístico o la
libro sobre Grecia señaló prin-
cipalmente la nueva manera.
Y
su libro sobre la
Tierra Santa, adonde hiciera recientemente una
visita, es,
tido, lo
a
mi
entender, lo
más meditado y
pues quizás,
así fuese
más
firme, lo
más
sen-
estudiado de toda su obra;
por un momento, influencias
ancestrales despertaron en él la verdadera emoción
y
la
seguridad ideal, sin lo cual nada se escribe de
duradero y de firme.
y erudito
libro.
Y realizó un bello,
Es un
¡Antes de aparecer su obra,
bia le
un obispo de Colom-
ha excolmugado! Lo cual hará para Jeru-
salén y la Tierra Santa
una singular propaganda.
Le han prologado y alabado sus
res
armonioso
escritor dichoso.
como
Paul,
libros,
escrito-
Adam, Jean Morcas, Emile Faguet,
CatuUe Mendes, Vicenti, Cortón, quien estas líneas
escribe, y otros
hombre
le
nombres más.
quisiese,
prologaría ahora
un
El Gobierno francés
gión de Honor.
64
¡Si
aun después de
este diablo de
la
excomunión,
cardenal!
le hizo caballero
de la Le-
RICAPOO ROJ?XS
Poned a
esta cabeza
réis ser la de
dríais a
un turbante de
un joven maharadja; un
un noble
egipcio.
De
di-
seda, y
fez,
y ten-
la India, del Igipto,
de Ceylán, de Oriente en su aspecto; y ello no os
sorprenderá, puesto que sabéis de las discusiones
sobre las relaciones orientales prehistóricas, entre
los aborígenes
amerícanos y los pueblos de Orien-
te:
La cabeza de Ricardo Rojas,
la
de un cacique.
A
él ello
alienta y vive de su América.
la cabeza física, ea
le
Un
complace,
pues
espíritu seductor
y un poeta gentil, Eduardo Talero, cuando Ricardo
Rojas se preparaba para
venir
Europa, excla-
maba: «¿El poeta Rojas en Europa?... ¿Qué va a
6
65
RUBÉN DARÍO
hacer? ¿Por qué exponerse a que las grisetas del bulevar lo miren de hito en hito,
que
sin sospechar
bajo el color oliva de su rostro hierve el aceite de
una lámpara de
y que bajo esas
oro,
fibras de car-
bón adusto al peine yacen en huacas de indio las
cristalizaciones del sol
A
como a
Rojas,
los
más
linajudo de la tierra?
demás poetas bien
raigales,
debía la República coronarles de roble y ñandubay,
y en
Eu-
vez de permitirles estas excursiones por
ropa, ponerles en lo
mas
intrincado de la selva a
recoger mieles líricas en los panales y los nidos, a
ver de olvidar lo que aprendieron en la escuela y
a ponerse en acecho de los sátiros y mafirihadas
aborigénes».
— «¡Ah! — Contesta
Ricardo
Rojas,
desde París, no sin tristeza siquier dominada por
su preexistente carácter
—
¡si
la
República coronara
de roble y de ñandubay a sus poetas, no buscaran
ellos
en
lenitivo
para
el
el
éxodo y
las peregrinaciones azarosas el
desús secretas amarguras, ni recurrieran,
sustento del camino a la producción forza-
da y premiosa, que,
nos
la
—Y
si
no malogra, retarda
obra donde florece
luego...
digno de
ella
«Yo procuré
en
el
el
al
me-
genio de una raza!»
ser útil a
extranjero.
mi
Yo no
patria
llevé
y
mi
ofrenda de mirra salvaje a la casa de los pontífices
68
;
PEN
RE
SA D o
literarios.
Yo desdeñé
maitres que ignoroban
ARTISTAS
Y
¿>
elogio
el
monumentos con
a hombres y
fácil
de
los
mi idioma. Yo me acerqué
tal
independencia
mental, que mis opiniones de meteco sublevaron
Yo
algo una protesta.
mundo
a públicos del viejo
dije
las esperanzas del
Yo
nuevo.
torné
más
al-
y puro mi corazón ante las nobles figuras del
arte clásico. Yo admiré de Europa la razón secular
to
de su cultura, e inspirándome en
mis
lectores del Plata
la devoción al ideal
ella,
un evangelio de
como contrapeso a
dores materiales. Ahí reside para
mí
prediqué a
belleza.
.
.
los esplen-
la diferencia
entre las viejas y las nuevas civilizaciones,
admirar de estas sociedades la tradición
y
civil
al
de
su cultura, no lo hice en detrimento de las cosas
nativas: antes bien, procuré dar
culto europeo del ideal
de
como
mi alma, que enardeció
hombre.
talento.
la
nueva vida a ese
pasión americana
la ausencia.» Este es el
Y al conocerle os conquistan bondad y
Y la primera condición ¡cuan rara ahora
en un intelectual! Su pensar crece ampliamente.
Consagrado
al culto patrio,
lucha porque se
man-
tenga el principio nacionalista a través de las invasiones que
tierra
el
mundo
argentina.
todo envía a la proficua
Su americanismo y su patrio67
RUBÉN DARÍO
tismo tienen muchos puntos de contacto con los del
gran cubano Martí. El trabaja en lo que llama su
«evangelización idealista»
,
y dotado del don peda-
gógico inculca sus enseñanzas en
la
generación
Todo eso en
universitaria que le escucha.
el
co-
mienzo de su camino.
Hace cinco años, en
el
pués de haber yo hecho
manoir de Boultous, des-
la
presentación del poeta
argentino al rpíncipe lírico de las analogías y de
las
imágenes en lengua francesa,
no Saint-Pol-Roux, llamado
grande y bue-
al
magnífico en los
el
bellos tiempos del simbolismo francés,
mos
nos pusi-
a hablar, durante el almuerzo y a la hora del
champaña, de nuestras respectivas edades.
cir
Ricardo Rojas
labios
del
la suya,
maitre de réans,
Saint-Pol-Rou7
,
Y al de-
una palabra brota de
de
señora de
la
linda y gentil, de los hijos. Divi-
ne, Coecilian, Loredan; y esa
misma
¡Bravo! Se aplaudía,
como un
una música amable,
la confesión
palabra era:
bello verso o
de la
como
más lozana
juventud.
En
plena juventud, pues, trabaja ese cultiva-
dor de ideales y constructor de sueños. La producción que ha dado ya, garantiza para
piosas y firmes obras. Pocos
68
como
él
mañana coposeen igual
PENSADORES
ARTISTAS
Y
suma de inquebrantables y nobles
deseos y esa
virtud de consagración, sin aportar constante bre-
ga o
para llegar al punto ambicionado,
sacrificio
que no es
una etapa que
en los señalados,
sino,
nuevos caminos y ascensiones.
inicia
Sus calidades de pensador y de estudioso y sus
disposiciones catedráticas, se advierte en obras co-
mo La restauración
nacionalista, la introdución a la
Bibliografía de Sarmiento, y el excelente libro so-
bre
abolengo de los argentinos
el
de plata.
bil,
titulado: Blasón
Asimismo, en sus Cartas de Europa, há-
documentada y nutrida labor de periodismo,
como en todo
pero en donde,
traréis
de pronto
el
poder
lo
de Rojas, encon-
lírico, el
tender a la
trascendencia, y
una armoniosa y aun elocuente
riqueza verbal.
Y
emoción, pues
también es un sentimental, un
sensible y
En
un
estas
él
a esto no dejéis de agregar la
sensitivo.
líneas,
concentradas y sintéticas, no
quiero ni puedo hablaros de sus procedimientos,
de sus parentescos mentales, de su técnica. Ello
conviene a otra clase de estudio. El poeta se inició
con La Victoria del hombre,
se avenía
obra poemal que no
con mis gustos, pero en
como me acontece con
la
cual hallé,
cualquier obra de cual-
RUBÉN DARÍO
quier escuela o de cualquier autor, la parte de belleza
que podía satisfacerme y que podía admirar.
leído Los Uses del blasón, libro de
un ex-
celente artífice, exquisito y frío, trabajado
y pu-
Luego he
lido,
y en
el
cual se siente el dominio de la forma,
erudición poética, y voluntaria o involuntaiia fuerza de asimilación. ¿Mas en quién,
mas
grandes, no encontrar
janza en
el
momentos; no
me
si
ha hecho pasar gratos
seré yo quien se detenga a señalar
que por completo no
que
los
prodigioso universo de la Lira?
Este libro de poesías
lo
aun entre
un antecedente o seme-
ción, o por dilectantismo
móreo, amador de
satisfaga. Sólo afirmaré
exceso en el deseo de perfec-
peca, es por
en los descuidos. Mar-
lo clásico,
moderno, sapiente o
«funambulesco», quien ha escrito esos versos es
un
apolonida,
mento
divino.
espíritu
un
prestigioso
Yo me
y de admirar su
tocador del instru-
precio de
feliz
comprender su
consagración.
Mucho
debo también a sus gallardos entusiasmos y a su
afecto.
rían
Gongora, Banville, Montesquieu, celebra-
más de una de
sus ejecuciones.
alabará a quien en su retiro
varios
como
las cosas
y
compuso
los días,
¿Y quién no
esos poemas,
en loa del Amor,
de la Amistad, de la Belleza, de la Patria, que
70
PENSADORES
Y
ARTISTAS
fueron tregua y ornamento en medio de la vida
amarga y
bella?
más completa
Vendrán
frutos de
mayor jugo y
más tem-
sazón; vendrán productos
perados y de vastas proyecciones; pero
el
de las horas primaverales permanecerá en
frescor
las
co-
en que
me
sechas primigenias.
Hay un
soneto final en el volumen
ocupo, que hace ver un Ricardo Rojas supersticioso,
de
como cumple a un verdadero
interrogador
mundo. Tratan
esos catorce
los misterios del
una
versos de la malhadada profecía de
que
al
probar en
el
gitana,
poeta su saber quiromántico,
interpretó el fatídico signo de
una muerte tem-
prana:
Déme esa triste dicha de perecer mañana
La Lívida qne acecha mi paso en el camino.
Cuando aún mi carne
llore por el arte divino
arda mi alma en la lumbre de su pasión humana.
Corte el hilo invisible de mi vida su diente.
Antes que se marchite la rosa de mi frente;
Mas concédame, al menos, en mi destino raro,
Realizar en el mundo la visión de mis sueños,
Que es dejar a otra frente mi corona de ensueños,
T mi amor en el ritmo de poema preclaro.
Y
Las gitanas, como todas
las
sibilas,
suelen con
bastante frecuencia equivocarse, y el poeta tiene
posiblemente en su vigor de voluntad
el secreto
71
de
U
B
N
SU vivir. Después de Los Uses del blasón, después
de El Libro de Perséphone, después de La Sangre
del Sol,
dos libros, estos últimos, que aun no co-
nozco, han de venir otros
poemas.
Y
más
firmes y melodiosos
el patriótico idealista
completará tam-
bién la tarea para la que ha nacido.
.SAMUEL UGARTE
El Sr. Manuel Ugarte, tan ventajosa y profusa-
mente conocido en
España, en
el
la
Prensa hispanoamericana, en
elemento socialista de Francia; que
ha sido un ferviente adorador de
gracias;
las
musas y de
las
que recientísimamente ha publicado ub
libro de gran resonancia,
que ha tenido comenta-
dores hasta en el lejano Japón, El porvenir de la
América
latina, recorre
hoy
los países de nuestro
continente e islas castellanas, dando en conferencias voces de
tario de
alarma, señalando, gesto complemen-
su doctrina opuesta,
el peligro
en Cuba, y a pesar de que ha mentado
yanqui.
la
Ya
soga en
73
H
U
B
DARÍO
N
E
casa del ahorcado, fué recibido con la usual ferviente gentileza que, para los escritores extranjeros
tienen los hombres de letras cubanos. Los mereci-
mientos de Manuel Ugarte harán, desde luego, que
en todos
que
los países
visite sea
acogido con fra-
ternal cordialidad.
Supongo que
las prédicas del
pondrán y desarrollarán
él
llama sencillo, pero que no
modestia lo declara.
siasmo, y, hasta
en las garras
el
el
nuevo cruzado ex-
el espíritu
Hay en
de su libro, que
lo es tanto
como su
él ideas, estilo,
entu-
águila de la cubierta, que lleva
pabellón de los Estados Unidos,
había de llamar la atención sobre todo al yanqui.
Así fué que, en la tierra de los dólares, fué exami-
nada o combatida su obra, mayor y más detenida-
mente que en ninguna
libro de buena fe,
-que,
para
el ideal
que
otra parte. Tal libro es
diría Montaigne,
que sostiene, hacía
falta.
un
un
libro
El grito
de alarma se había dado ya líricamente. Vargas
Vila, entre otros, había lanzado terribles clamores;
José Martí, más de una vez, había dicho cosas bellas
y
Norte.
^
proféticas sobre el acecho de los
Yo mismo, hace ya
Mr. Rooscvelt,
zo,
el fuerte
hombres del
bastante tiempo, lancé
cazador,
un trompeta-
por otra parte inofensivo. Pero esas son cosas
74
PENSADORES
ARTISTAS
Y
de poetas. El volumen de Manuel Ugarte es trabajo de estudioso,
con observaciones
aunque
ción, método, y,
teratura.
Y,
sensacional.
ello es
li-
ba sido un volumen
sobre todo,
Todo
erudi-
felices,
autor no lo quiera,
el
me-
hermoso, plausible y
ritorio.
«Claro está
to de
— dice Manuel Ugarte— que todo
gri-
polémica tiene que levantar objeciones. Unos
censurarán la desconfianza que nace acaso de la
contradicción, entre el valor inapreciable de nues-
que nos imposibilita
tro porvenir y la debilidad
como
el
la aprieta
en
para defenderlo. Sois, nos dirán,
ba cogido una mariposa y
de la
€l
mano
niño que
el
hueco
a riesgo de destruirla. Otros criticarán
optimismo, brote espontáneo de una concepción
batalladora y enérgica de la vida. Los
pondrán en
tela de juicio
Los más hábiles
le
el
más
hostiles
interés del estudio.
darán un alcance que no tiene.
Éstos le motejarán de antipatriótico. Aquéllos ve-
rán en
él
un síntoma de imperialismo. Y condena-
da aquí a una circulación
piraciones
inútiles,
silenciosa por las cons-
levantada allá
por las olas
confusas de las divergencias, la obra estará siempre
lejos de conseguir
no «oy de
una aprobación unánime.» Yo
los hostiles,
y digo:
el libro es interesan-
75
RUBÉN DARÍO
te,
muy
Aplaudo
interesante.
optimismo, porque
el
es bello y saludable. Celebro la intención
tica
y generosa.
aplaudo
Y
el viaje. Pero...
me declaro
en donde
el
román-
después de aplaudir el libro,
en cuanto a los resultados,
absolutamente pesimista. Unos pueblos
dólar impera ya, están contentísimos
según parece.
Y
en los otros, hay quienes tienen
envidia a los primeros, y desean que el monstruo
les devore.
«Conozco
mucho tiempo en
New- York. Y
desde
dijesen: cSeñor
al
monstruo porque he vivido
sus entrañas», decía José Marti,
los pueblos enfermos parece
monstruo,
le
damos
que
las gracias,
puesto que nos va a comer en salsa de oro».
Por
no es
lo
que toca
al
autor y oral propagandista,
que
detalle secundario lo
se diga de él.
digo que, aunque el porvenir de
sea el previsto fatalmente,
esfuerzos en
el libro,
habrá ganado
76
el
en
mejor
la
Y
yo
América Latina
Manuel Ugarte, con sus
la
Sorbona y en
el viaje,
laurel para su cabeza.
ÁNGEL ZAPRSGa
Llegó de tierra mejicana a Europa joven,
muy
joven.
Escribía versos, pintaba cuadros, estaba lleno de
ilusiones de gloria.
Los versos y
las pinturas
y fresco talento, en
dada cultura,
el
revelaban
un hermoso
cual se encontraba una cui-
la decisión
y
la
pasión del artista
nacido y la chispa americana.
Se fué a
la
madre
patria, a España; los versos
fueron poco a poco quedando en segundo término
y Ángel Zárraga, como poseído de su verdadera vocación, buscó a los maestros pintores peninsulares,
77
RUBÉN DARÍO
y estudió
visitó
el
Museo
del Prado, entró al taller
del admirable técnico que es Sorolla; aprendió todo
lo
que pudo aprender;
se relacionó con los intelec-
tuales, fué íntimo de Valle Inclán, de los Baroja;
se
unió a los jóvenes que hoy brillan en
pañol.
Luego fué a Bélgica, ensayó
el
arte es-
tales o cuales
novedades, neo-impresionismo, divisionlsmo; dejó
piafar su juventud ansiosa.
cambió
tros.
los
La
reflexión llegó,
nuevos buscadores por
los viejos
y
maes-
Quintín, Metsys, Memling, todos los grandes
flamencos fueron admirados y comprendidos por el
que
hijo del país azteca,
venas.
En Holanda
raro de la pintura,
lleva sangre vasca en las
conoció y trató a
como
ese misterioso
más de un
y singular
Toorop, sobre quien se diría ha soplado una ráfaga
venida de las entrañas de la antigua India. Luego,
Ángel Zárraga pasó a
más
Italia,
y fué encantado perla
maravillosa y deleitable música de los ojos,
con los poderosos creadores del Renacimiento, con
los príncipes del dibujo
y reyes del
color, con los
suntuosos y soberbios decoradores de iglesias y palacios
que dejaron a
y fuerza pictóricas.
los siglos sus tesoros de gracia
Mas no fueron solamente
los
italianos, sino otros grandes de otras partes quie-
nes prefiriera su deseo de perfeccionamiento.
T8
Y así
PENSADORES
ha
escrito Rodolfo Panichi: «II
roHe,
i
ARTISTAS-
Y
il
Tintoretto,
veri maestri che lo Zárraga
ochio, ed egli
si
Rembrandt,
Velázquez,
il
pone
il
ha
nell'
il
Mo-
Goya, sonó-
il
ánima
e nell'
principio che, coi mezzi
meravigliosi dei Veneti del decimosesto secólo e
degli Spagnuoli del decimosettimo si possa espri-
mere
vita
tutta la complessitá e
inquietudine della
1'
contemporánea. Egli trascura perianto ogni
artificio di técnica
moderna, rieecendo ad ottenere
una luminositá composta, una intonazione gradevole e poética, alia quale tuttavia
i
suoi studi sulla
divisione e sovraposizione del colore devono avergli giovato
notevolmente.
un senso
suoi lavori
di
Cosi, se c'e talora nei
manierismo nella distribu-
zione delle parti principali, e di convenzionalismo
negli accessori che ricordano le composizioni del
nostro risorgimento,
egli
mente indipendente».
Y
cursión por
el espíritu
del arte moderno,
sultado obras que tienen
sello personal
sólo que,
una
han re-
característica,
un
inconfundible en figuras magistrales,
como
tipo de los
resta pero psicológica-
es lo cierto que, de su in-
lo hace notar el
campos
mismo
Panichi, el
es distinto, «es el pais castella-
no, son los contornos de Toledo y de Segovia los
que
el
pinsor siente y reproduce:
un
país lleno dfr
RUBÉN DARÍO
melancolía y de tristeza...»
trado Zárraga
muchas de sas
ora, arrugada y triste de
En España ha enconfiguras
una pena
.
La
vieja que
secular;
La mala
consejera, la, celestina de cara de buho, junto a la
muchacha
La
rozagante, carne de vicio;
la vieja del rosario
y El
bailarina
La mendiga y
desnada y la trotaconventos maternal;
de las dos mozas
Tríptico
el viejo del escapulario, apretado,
fermosas y
amo-
jamado, pero viviente de su vida sórdida, devota
y
tradicional.
¡Y las lindas figuras femeninas de Ángel Zárraga!
La
del Don,
Marta y Maria, ascetismo y volup-
tuosidad; el otro cálido desnudo de la Alegoría del
Otoño, cuadro digno de los buenos tiempos de
necia;
un
precioso retrato de adolescente; la
un
arrodillada ante el San Sebastián,
zado del Voto, que se expuso en
Otoño; la hembra de la femme
Ve-
dama
tanto pagani-
el
pasado Salón de
et le
pantin; y, sobre
todos, esa maravillosa Novia, cuadro
que con sus
dos desnudos es un canto misterioso a la arcilla
ideal, al hechizo
enigmático de
gamente sugiere en
abierta, el
la
mujer, y que, va-
la simbólica
Granada entre-
arcano amoroso y la iniciación de las
iniciaciones. Paso a paso, consciente y con segu-
ridad, va
80
Ángel Zárraga camino de
la gloria.
ALBERTO DEL SOLAR
La Real Academia Española, que acaba de
abrir
sus puertas al escritor chileno Alberto del Solar en
calid£td
un
de miembro correspondiente, ha realizado
acto de completa justicia.
Ha tiempo que
el
autor de tantos libros plausibles, que acaban de aparecer compilados en
una
bella edición de
Ohras
Completas, era merecedor de tal homenaje. Fuera
de sus méritos de novelista, de narrador, de poeta,
de autor dramático, ha sido siempre cultivador de
la tradición castiza de nuestra lengua,
sigido ni
aun con
la singular
que se debe a D. Andrés Bello, de
como conjunción en
6
los casos
y no ha tran-
costumbre, que creo
iisar la
i
latina
en que todos usamos
81
RUBÉN DARÍO
la
y griega o
ye.
Va
bien, pues, Del Solar, entre los
que tienen por especial misión limpiar, ñjar y dar
esplendor al idioma castellano.
Una
de las particularidades que distinguen a Al-
berto del Solar es su americanismo, demostrado
desde antaño. Desde sus recuerdos sobre la guerra
del Pacífico, en la cual, siendo
parte por
mar y por
muy
tierra, hasta sus
joven,
tomó
últimos tra-
bajos, casi todos, todos puede decirse, se refieren a
nuestra América, y principalmente a Chile, su pao a la República Argentina, patria de sus
tria,
hijos.
En
esos recuerdos a que
un vibrante amor de
rias,
me
he referido
la tierra natal,
brilla
y de sus glo-
y se habla con palabras de verdad y de entu-
siasmo
— «yo
yo estaba
vi,
allí»
—
del
heroísmo
del soldado chileno, de su terribleza y de su resistencia.
Y
no hay, desde luego, ninguna manifesta-
ción de odio o rencor al enemigo.
En
la
novela
Suincahual, que pasa en tiempos del antiguo Arauco, y
que habría regocijado a Marmontel y logrado
la aprobación de Chateaubriand, se trata de luchas
y amores entre personajes de
la conquistadora
clara, sencilla,
83
y
las razas
la autóctona.
contrarias:
La narración es
con justa y precisa erudición, como
—
PENSADORES
que se apoyaba
el
ARTISTAS
Y
autor en documentos del emi-
nente americanista Medina, y de
un
interés soste-
nido y atrayente. «Me ha gustado e interesado tan-
que pienso hablar de
to,
novelas
ella
cuando hable de otras
hispanoamericanas»,
escribía D.
Juan
Valera.
En
Rasiaquouere, otra novela, trabaja Del Solar
en materia contemporánea y graciosísima;
muy
muy
galanamente
escrita,
y contiene
está
muchas y
saludables enseñanzas.
La novela Contra
como
la
marea, entusiasmó a poetas
Rafael Obligado, cuando fué leída en reunio-
nes literarias en casa de ese noble e ilustre amigo;
yo
asistí
Buenos
a algunas durante mi permanencia en
Aires.
Es también labor americana, de am-
biente argentino, y en ella,
como en El Faro,
novela escrita sin que conociese el autor
otra
La Tour
d'Amour, de Rachilde, aparece uno de los elementos
que ejercen mayor atracción en
la facultad
ima-
ginativa y creadora de Alberto del Solar: el mar.
En
las concertadas líneas
de esta ccabcza» no
podría ni someramente juzgar ni presentar toda
la obra
ya numerosa de mi eminente amigo. Al-
guna vez
— hace
pensares en
el
ya años
expresé mis elogiosos
prólogo de uno de sus libros.
Hoy
RUBÉN DARÍO
podría agregar que ha contribuido a la formación del teatro nacional argentino, con la pre-
más de una obra
celebrada a pesar
de lo dificultoso de la empresa.
De su comedia El
sentación de
doctor Morris,
en
inglés,
que creo
se
ha representado también
decía el poeta Díaz Romero:
de las obras de teatro
más
representado en este país».
co
y otros trabajos
se
«Es una
seductoras que se hayan
Y
de El Faro, Chacabu-
han hecho
los juicios
más
satisfactorios.
Mucho
habría que decir del crítico, del conferen-
de algún excelente ensayo de historia;
cista,
mas
no cabría sino en líneas mayores. Debo, sin
ello
embargo, hablar del poeta.
Y
dar cómo aviva su fantasía, y
se métrica,
sonoramente
ca, advertida
aquí volveré a recorle
mueve a
expresar-
la vasta influencia oceáni-
desde su infancia en la pintoresca y
encantadora Valparaíso. Guando aparecieron en La
Nación, de Buenos Aires, versos de Del Solar,
hecho causó asombro. Sus colegas de
asombraron: ante
los
el
la prosa se
mundanos y ante
los
de los
millones perdió méritos; los poetas, celosos de su
ciudad sagrada,
ellos
le
exigieron
supo entenderse; y
el schiboleth.
al publicar
Con todos
recientemente
su poema El Diamante azul, en que siempre apare84
PENSADORES
ce la prodigiosa Thalassa, se
de un verdadero
lírico,
ARTISTAS
Y
ha
que se trata
visto
conocedor de nuestro par-
naso y de los grandes poetas ingleses, y cuya factura de corte clásico no le impide vuelos
dernos, pegaso
se
han
ellas
una notable de Luis Berisso
alaba
el
nativa.
dominio de
Yo he
poema— entre
sobre ese hermoso
escrito
muy mo-
y aeroplano. Páginas entusiásticas
leído
la expresión
—
y
y en eUas se
,
la fuerza
imagi-
con detención esos resonantes
y ágiles versos que expresan un significativo «mito»
y que juntan la gracia de las ficciones y metamorfosis
antiguas a
un tema que no puede
ser
más
real,
en las férreas y mecánicas tragedias de nuestros
días: el naufragio del Titanio.
Una
leyenda comen-
tada por los diarios a raíz de la pérdida de aquel
colosal barco, dio
se
motivo a que Del Solar escribie-
su conmovedora y musical obra, y
el
poema
surgió, digno del poeta y de la poesía.
85
JACINTO OCTAVIO PICÓN
La
reciente elección de la Real
muy
ñola ha sido, con justicia,
círculos intelectuales.
Academia Espa-
bien recibida en los
El elemento antineo se ha
sentido con gran regocijo;
pues hubo lucha en
el
reino gramatical, y, sin la oportuna llegada de votos importantes
como Galdós y
guro que hubiera triunfado
vador,
el
nn
ce, pues,
WK' Yo no
casi se-
espíritu simpáticamente vivaz,
los mejores escritores de su país
leman cuya corrección se
1
Selles, es
candidato conser-
eminente anónimo D. Ángel María De-
carrete. Picón es
uno de
el
mi
le
viste
y un gent-
de amabilidad: hi-
visita a Picón.
conocía personalmente; no obstante,
87
RUBÉN DARÍO
un académico siempre
tiene ante nuestra imagi-
nación cierta gravedad doctoral:
imaginado,
¡ni
así,
siquiera anteojos!
re,
donde preside
en
el
mi
sorpresa,
no pudo disimularse: nada de lo
al ser presentado,
el
más
discreto
arreglo y decoración,
En
su ¿rarfonm'é-
y elegante gusto
vive entre libros y
más joven que
obras de arte: viudo que parece
sus hijos ya hombres. Hidalgo antiguo con el aspecto de
un clubman moderno: dedicado
a sus li-
bros viejos para saber y decir cosas nuevas. Al
mirar, los ojos finos parecen que registran las intenciones; el
ademán
es franco
y noble,
el
apretón
de manos da la sensación de la sinceridad. Es
afectuoso y varonil, sin melosidades falsas ni chinerías de fórmulas.
una nueva
y con
tal
A
poco,
ya estamos viendo
edición del Quijote hecha en Inglaterra;
causa admiro su conversación erudita,
su pericia de bibliófilo y su seguridad
crítica.
Me
muestra buena parte de sus libros raros, de sus
ejemplares preciosos, con orgullo de buen artesa-
no que supiera
la calidad
de sus
útiles,
con
el aire
de un maestro de armas que enseñase sus .mejores
«spadas y
floretes.
refranes, ya
la
Ya
es
un curiosísimo
un Quevedo que tuvo
libro de
entre sus
manos
censura de la Inquisición, con versos y estrofas
PENSADORES
Y
ARTISTAS
tachados, que en Jas ediciones posteriores, o están
reemplazados por puntos suspensivos, o suprimidos;
o ya por mostrar lo que es el lujo aristocrático de
la tipografía española,
la
imprenta
— «¿Un
real, o
cigarrillo?»
Tengo que
que
to,
volúmenes de Monfort, de
de Sancha.
me
encogimien-
confesar, con verdadero
es extraño el
Agróable tabac, charmant amusement
Qui d'nn langage muet entretient en fumant,
como
sel:
dice el
ramplón rimador del Portrait Univer-
y como se sorprendiese
no fuma!
— sostengo
nente citando a nuestros
comenzando con
el
americano que
más
ilustres
fumadores,
general Mitre.
Le pregunto algo sobre
mia y cuándo
— ¡Un
honor de nuestro conti-
el
la recepción
se verificaría.
— «Vea
en
la Acade-
usted
— me
dice—, ha sido costumbre generalmente adoptada
en este Instituto, que los académicos elegidos dejen
pasar
tres, cuatro,
cinco y hasta nueve años para
ingresar en sesión pública y pronunciar el discurso
de reglamento.
Yo pienso
hacerlo probablemente a
principios de año, quizá en el próximo marzo.
me
I
salgo de la regla por varias razones,
y no
Y
es la
»
RUBÉN DARÍO
menor
que sea D. Juan Valera quien tenga que
el
contestarme. Nuestro D. Juan está, aunque todavía fuerte,
muy
en una edad
una enfermedad
avanzada, ciego: y
a sus años, por leve que fuera, le
impediría ocupar su puesto en
fieso
que prefiero salirme de
mica a privarme de
sea Valera quien
Además...
(y
me
la
mi
la
honra y
recepción. Con-
costumbre acadéel
placer de
reciba al ocupar
aquí no sé
si
mi
sea indiscreto
amigo, aunque lleno mi labor de periodista,
producir las palabras del Sr.
neos se han portado
Picón),
que
sillón.
como
al re-
además, los
muy mal conmigo en esta
me apoyaban,
Los académicos que
emergencia.
habían anteriormente ayudado a la elección de un
candidato conservador, con la condición de que
mi
candidatura no encontraría obstáculo de parte de
he podido vencer,
aquéllos. Pues bien, ahora,
si
ha sido con
ellos,
la oposición
de
y gracias a que
dos votos que faltaban llegaron a tiempo, haciendo
viaje exprofeso Galdós de Santander
Portugal, en
Quiero,
que
me
pues,
donde a
la
y
Selles de
sazón se encontraban.
entrar pronto y ocupar el puesto
corresponde entre los de
filiación; contri-
buir a evitar algunas cosas y a realizar otras.
Yo miraba a aquel hombre
90
nervioso,
. .
vibrante
PENSADORES
de intelectualidad, en lo
extranjero entre calvas
ARTISTAS
Y
más
firme de sus años,
y «pelucas»,
y recordaba
sus páginas valientes de arte y de idea; sus varios
pinchazos a la
misma Academia, como
graciosa nota de
un
aquella
capítulo de Dulce y sabrosa:
«El autor había escrito manguitos. La Academia
^\CQ mangotes. ¡Paciencia!»; su libertad de juicio,
su continuo volar hacia adelante sin perder por
esto sus adoraciones antiguas
y cultos clásicos; sus
declaraciones de partidario del progreso
y hasta sus audacias de
aquella que en
dado raso,
socialista;
un prólogo suyo
contra todas
las
moderno
y frases como
le declara
ideas
«sol-
ven-
casi
cidas de lo pasado y a favor de las esperanzas de
lo
porvenir,
no triunfantes todavía». No
llega,
pues, con las simpatías de los inmortales orto-
Mas puede
doxos.
decir al entrar las palabras de
Warburton a lord Sandwich: Orthodoxy my Lord,
is
my
doxy.
— Lo que será reñido—
presidente,
le dije
—
,
es la elección
que debe estar próxima, pues
el
de
conde
de Cheste enfermo, y cerca de los cien años, deberá
tener pronto reemplazante.
—
Sí.
Los neos querrán imponer a su candidato
_j nosotros haremos lo posible por impedirlo.
—
RUBÉN DARÍO
— Pero
usted atacaría a Menéndez y Pelayo
pregunté, pensando en el
le
más
meritorio del
grupo conservador.
— No se trata de Menéndez y Pelayo. Marcelino,
que, con su alto pensar y su inmenso saber, no se
ha sujetado
al
cenáculo intransigente, ni se ha
prestado a ciertas combinaciones, es ahora poco
simpático a una parte de los académicos de su partido.
Así es que, al llegar
sucesor al conde de Cheste,
cia al tratarse de
momento de
el
como habría
elegir
disiden-
Menéndez y Pelayo, todos por
unanimidad votarán a Pidal.
— Debe estar usted muy satisfecho de
par
el sillón
a ocu-
ir
de Gastelar.
— Ciertamente, y en esto saldré
también de los
usos de la Academia: en que no haré
el
exordio
acostumbrado sino que, como «Gastelar»
es
el
tema de mi discurso, entraré llanamente a hablar
de Gastelar y su obra,
to.
telar se
el
tal
como yo pienso
Para eso estoy leyendo todo
ha
escrito.
Fui
lo
del asun-
que sobre Gas-
muy amigo
suyo.
Ha
último de nuestros grandes estadistas.
sido
Hom-
bres, así, soñadores o no, nos hacen falta...
Aquí
la conversación entró
en otro terreno. Dos
diamantes de energía pasaron por los ojos pene92
PENSADORES
Era
trantes.
el
hombre amante de su pobre
venida a menos;
tuales
el
patria
conocedor de las desgracias ac-
y de sus causas.
— Ha venido usted
rribles para España.
grande España
muy
tosa enfermedad
tierra: la
tre,
ARTISTAS
Y
el
a vernos en momentos
Ha
te-
amada y
caído nuestra
abajo; y lo peor es la espan-
nueva aquí, que ha atacado a
conformidad, la indiferencia con
encogimiento de hombros ante
Crea usted: aquí no nos hacen
esta
el desas-
la
ruina.
falta inteligencias,
no estamos necesitados de talentos que
se
encuen-
tran a cada paso: lo que no tenemos son voluntades, la abulia es la adolencia actual nuestra.
La antigua alma española ha sufrido como una
transformación. Antes se habría puesto el pecho al
frente, se habría
luchado por
la reconstrucción del
perdido poderío; se habrían multiplicado los esfuerzos.
Hoy, apenas
se
iniciativas individuales.
las es el Gobierno.
políticas dañosas
oye
Y
el
el
levantamiento de
primero en impedir-
Por un lado apatía, por otro
y descuido de
los verdaderos in-
tereses del pueblo español; saque usted la conse-
cuencia.
Y nuestro eterno enemigo:
¡el
expediente! El pa-
pelerío cierra el paso a toda obra, desde la
más
93
ele-
RUBÉN DARÍO
vada hasta
España
la
si lo
más modesta. ¿Cómo va
a prosperar
primero que hay que pasar, para la
menor cosa que implique un
adelanto, es
una mon-
taña de expedientes y ríos de tinta oficinesca?
Voy
a contar a usted un caso:
En
cierta provincia
hubo un individuo que qui-
so dotar al pueblo de su residencia con
ría.
una cañe-
Creyó que para hacer aquel bien municipal le
bastaría con su dinero y con su
buena voluntad, y
encargó los tubos y materiales necesarios para
var a cabo
la obra.
lle-
Pero sucede que, junto al pue-
blo de que hablo hay
una
carretera,
y precisamente
bajo esa carretera debía pasar la cañería que conduciría el agua a la población.
bajos, pero
Comenzaron
como había que remover
la carretera, la
el
los tra-
terreno de
Autoridad manifestó al vecino gene-
roso que tenía que pedir
el
permiso necesario para
continuar la obra. Se dirigió al Ministro y en
el
Ministerio se_^tardaron largos días para, por último,
ponerle «pase a la Junta consultiva»: la tal Junta
consultiva envió a su vez, después de
enorme gastado,
el
un tiempo
expediente a otra Comisión,
creo que de ingenieros oficiales. Allí la cosa tardó
no
y
sé cuántos meses, para pasar después a la Junta
al Ministerio,
94
y ¡no sé a dónde más! Resumen:
PENSADORES
ARTISTAS
Y
mientras los papeles iban de Herodes a Pilatos, los
materiales de la cañería se arruinaron;
no tuvo agua,
el
pueblo
el
vecino gastó su dinero y su pa-
ciencia; ¡pero triunfó el papel sellado!
Toqué
el
punto de
la intelectualidad, del trabajo
mental, de la producción literaria.
tó
muy
Picón
la crítica
de
mi
iguales
se manifes-
—
,
más
menos
o
— con
ideas, opiniones
gran placer
y observaciones
o semejantes a las que os he comunicado
ya. Pero,
ciones
expresó
parte
No
optimista. Desde luego, al hablar de
llamáronme bastante
como
ésta:
la
atención revela-
que aquí no puede haber
crítica
imparcial, o con simples preocupaciones de arte,
por razones de pura consideración personal y a veces hasta de caridad...
Un
cuando no es un escritor
autor publica
rico,
algo al flaco puchero de su casa.
el
mundo
se vive en
le
libro,
Ese autor tiene
famUia, mujer, hijos; conoce a todo
todo
un
para tener que echar
el
mundo y
conoce, pues en el de las letras
Madrid como en familia, y
el crítico
que
«pega un palo», como dicen aquí, al libro de aquel
autor, sabe que contribuirá al
hambre de muchos
inocentes. (Desde luego, yo tenía deseos de observarle a este propósito
que en
se necesitan brazos
se
y
la
campaña argentina
hacen fortunas.)
95
RUBÉN DARÍO
Lo propio que con
Una
cómicos.
crificios artísticos
buen corazón de
los garbanzos.
los autores acontece
infeliz tiple
con los
que sostiene con sus
sa-
a su familia, tiene de su parte el
la crítica,
Luego,
que no querrá
críticos
evitarla
y autores se ven a
cada paso y son más o menos amigos. «Si Clarín
residiera en la Corte y
no
escribiría
con
la
no en Oviedo,
le
aseguro que
independencia relativa con que
escribe.»
Y esto traía a mi recuerdo
el
aspecto de la
mayor
parte de los «luchadores por la vida» o struggleforlifers
de la pluma que circulan por Madrid en
si-
tuaciones lamentables. La perpetua preocupación
del «sablista» en los artículos satíricos
ras, las levitas melancólicas, los
sibles, la
y caricatu-
sombreros impo-
indumentaria toda amargamente revela-
que logran
seis
duros en un periódico por un artículo. ¡Ah!
los
dora en
el
gremio. ¡Ah! los
felices
que hablan de cosas fabulosas, entre envidiosos y
asombrados: «¿Sabe usted cuánto
le
pagan a Valera
por artículo? ¡treinta duros!» «¿Sabe usted cuánto
gana Gavia
que mira
al
mes? ¡Una barbaridad!» ¿Y
la suerte del
el
joven
autor de teatro que logra
triunfar, lo cual constituye ciertamente
una verda-
dera ganga, y se lanza a buscar su Eldorado de las
96
PENSADORES
tablas
con una pieza que no
nunca? ¿Y
tarse
—
el
soñador
¡y gracias!
le
han de representar
que tiene que conten-
infeliz
— con
ARTISTAS
Y
dejarse de literaturas y
reportear largo y tendido por doce o quince duros
mensuales?
Tal pensaba
al salir de
da
al
despedirme del nuevo académico,
su encantadora casita de rico, donde se
los lujos
que
le
vienen en antojo y compra es-
tampas raras y ediciones princeps.
Su obra
para
es
ya considerable, desde sus Apuntes
la historia de la caricatura, hasta
su valioso
volumen sobre Velázquez recién publicado, en
crítica
Pero para mi, y para todo
lo
la
de arte, y desde Lázaro hasta sus Xovelitas.
humano y
el
que tenga
de lo pulcro, aparece
el
gusto de
como
el
más
preciado fruto de su árbol literario esa Dulce y sabrosa,
manzana de
Garcilaso,
novela de maestro,
figuración llena de vida y hechizo. Libro es ese en
que
se nos presenta el deseo incontenido de lo leja-
no, de lo que no poseemos, de lo
que
difícil,
antes
el
deseo de lo imposible, tan íntimo en los ar-
tistas.
Dulce y sabrosa es la mujer amada, lograda
y dejada; pero que luego en poder ajeno despierta
una nueva ansia de posesión y
arrastra hasta la lo-
cura por conseguirla. Todos hemos tenido nuestra
7
91
RUBÉN DARÍO
Cristeta; todos en lo
un poco
tida de
Todellas.
una
Y
hoodo de nuestro pecho somos
esa Tabulación sencilla y ves-
realidad que admite
una confrontación
Inmediata, deja al gustarlo una grata sensación de
descanso. Jamás
más bellamente
un
U
final
semejante ha establecido
amor como cuando
libertad del
acaba «esta entre verídica e imaginada historia,
con
el raro
pone
ejemplo de una mujer que todo
al dí-seo
de ser amada».
Picón es castizo hasta
estilo.
una cultura moderna como
lo pos-
En
lo que respecta al
la
medula, pero con
junta a los
la suya,
donaires y elegancias de sus viejos autores la
ma-
nera de describir, por ejemplo, y de sentir ciertas
que poseen
cesas,
los maestros
las literaturas extranjeras.
contemporáneos de
Lo que constituye una
modo
caracleristica suya,
su especialidad, es
cómo
y cómo agrega, con elementos
penetra
plá.>ticos,
a
la
el arle
el
arquitectura de su obra, singulares
bizarrías y gracias.
Tanto más que, por haber leído
seguramente mucho a los místicos españoles, hay en
el
aima de su
espiritual,
discurso, casi a cada paso,
un deseo de
vu^-lo,
rar a la altura, que en pocos escritores
ráneos se pueden hallar en España.
dulo Cate
98
un ímpetu
un querer y un
No
liberal. Cree, lal contrario!,
aspi-
contempoes
un
incré-
en
la
eterna
PENSAD ORES
ARTISTAS
Divinidad, esto es, en la eterna justicia, en la eterna
bondad y en
la
eterna belleza. Por eso se deleita en
la construcción de sus
ensueños de regeneración
social, quiere a los infelices
de abajo, y cauta los
besos y celebra las «batallas de
pluma» con
las
amor en campo de
mujeres hermosas.
00
rPAY CPE5CENTE EPRAZURI5
Esta cabeza religiosa está llena de cordura, de
ciencia, de erudición
más
y de
sutileza.
Es una de
fuertes de Chile. Si estáis ante él, sus
agudas penetrarán hasta
lo
intenciones. Si os enseña,
mucho en
saberes
y de
divinos.
vuestras
aprender
Si queréis
tendréis que prepararos a la
No solamente
plinas teológicas
tendréis que
humanos y
ser su contrincante,
derrota.
mas hondo de
las
miradas
se
ha
ejercitado
religión,
en
disci-
conforme con su
vocación y estado, sino que se ha nutrido de letras
profanas, de acuerdo con San Buenaventura o
San
Gregorio Nacianceno, San Juan Damasceno u Ori101
.
RUBÉN DARÍO
genes. Podría,
como
Sedulio, ser llamado vir scho-
lasticissimus
Cuenta ya largos años de vida, y ha dado a su
patria vigorosos productos de su entendimiento, y
habiéndola servido en
siglo,
el
continúa en
el
claustro dándole lustre y sana gloria.
Se dedicó a los estudios históricos, y ello
hace recordar
el párrafo
me
en que Cicerón habla de
que: «uno de los principales deberes de los Pontíflces
lo
máximos de
que
se
llamaba
Roma,
la antigua
era el escribir
«grandes anales», y ponerlos
de manifiesto en su casa, para que todo
tuviese la libertad de
tomar
lo
el
mundo
que quisiera de
aquel tesoro de la república.
La Memoria sobre
Chile, dio al P.
años de la historia de
Seis
Errazuris fama de concienzudo na-
rrador y escritor gallardo. El Sr.
Huneeus Gana
dice de esta obra, en su libro sobre la producción
intelectual de Chile,
que
es «por su
también por su prolijidad, uno de
mayor erudición
histórica
sucesos parciales y épocas
la
extensión, y
los libros de
que conocemos, sobre
determinadas.
Abraza
narración fidedigna y comprobada, escrupulosa
y completa, de los días mas aciagos y sangrientos
de toda
102
la
Era colonial (23 de diciembre de 1598
PENSADORES
ARTISTAS
Y
desde la muerte
a 9 de abril de 1605), es decir,
del
lamentado
gobernador
Oñez de Loyola, hasta
D,
Martín
bernador D. Alonso García Ramón».
justificado entusiasmo el Sr.
rración, que atraviesa el
de una de las epopeyas
García
segunda llegada del go-
la
Y agrega coü
Huneeus:
«Esta na-
campo áspero y luctuoso
más
sangrientas y heroicas
de la Humanidad, que refiere minuciosamente las
jornadas homéricas y ca>i
increíbles de
y Cadeguala, y que narra con serenidad
Curalaba
espan-
la
table destrucción de Villarrica, y las sublimes he-
roicidades que allí desplegaron
dores; este libro,
vencidos y vence-
que resume, en
fin,
el
período
álgido y crítico de la guerra inmortal entre espa-
ñoles y araucanos, yíjue parece
un
más
valiente soldado escritor que la de
la
obra de
un
fraile li-
debe considerarse, en justicia,
terato,
obra histór.ca de
más empuje y de más
como
la
vigorosa
unidad que se ha escrito sobre período alguno de
nuestra vida colonial». Tales palabras se justifican
con
el
conocimiento de
la labor fuerte, elegante
minuciosa de ese estudioso admirable, a qitíen
ledad y el retiro dará
mayor concentración para sus
actividades mentales.
Chilena,
que
le
dan
y
la so-
el
Ya
sus Orígenes de la iglesia
puesto de
un Baronio
hispa103
RUBÉN DARÍO
no-americano, afianzaron su autoridad y su prestigio. Fr. Grescente será
estilo lleno
más
tarde
un
clásico,
por su
de pulcritud y elegancia, y porque toda
en su obra es ordenado. El ha seguido bien la palabra de San Agustín: lllud a
me
accipiatis voló. St
quis temeré de sine ordine disciplinar um
inrerum
cognitionem audet ii'ruere,pro studioso illum curiosum
pro docto credülum, pro cauto incredulum
En
la Historia del
pre surge alguna figura sacerdotal.
rrente P. López, el P. Escudero, Fr.
ra,
fieri.
pensamiento en Chile siemel
ocu-
Manuel
Otei-
Desde
cada cual con sus méritos y sus defectos de
época y de temperamento,
lie, el
jesuíta
P.
el
historiador P.
Ova-
Diego de Rosales, Fr. Juan de
Jesús María, el P. Suárez de Vidaurre, y los jesuíPastor,
tas
Caldera,
Olivares,
lina,
Olivares,
Bel,
Ceballos,
Rivadeneira, Sobrino,
S.
J. historiador,
que escribió en
los frailes Oré,
el
el
Ferrufino,
P. Miguel
de
famoso abate Mo-
italiano, el obispo Lizarraga,
también obispos, como Fr. R. Ja-
cinto Jorquera y Fr. G. de Villarroel, el P. P. de
Torres, Fr. Alonso Briceño, y otros cuantos notables,
el P.
como
el
P. Lacunza, Fr. Antonio Aguilar,
Parra y Fr.
J.
Ramírez, citados por Huneeus,
hasta el gran Fr. Camilo Henriquez, Fr.
104
Melchor
PENSADORES
Y
Martínez, hasta los Eizaguirre,
Orrego, Casanova,
ARTISTAS
Valdivieso, Salas,
Fernández Concha, Donoso,
Jara el crisóstomo, Taforó y otros más, la Iglesia
chilena ha tenido activa y aquilatada representa-
ción en la intelectualidad del país.
resalta
Y
entre todos
con aspecto singular y señalado Fr. Gres-
cente Errázuris,
con
sus ancestrales
cualidades
vascas y sus particularidades del carácter nacional,
que hacen de
un ministro
Y
él
«un hombre», incrustado en
del catolicismo.
Chile, su patria le respeta y le admira.
1»
EUGENIO GARZÓN
Caballeros, he aquí
un
caballero. Caballero pro-
bado en los combates de su tierra uruguaya, caballero de la
pluma, caballero de
los salones;
y con
todo eso: quel chamiant Garzón!
Su padre fué un bravo, aquel general Garzón de
las guerras patrióticas,
guay
es figura épica,
mente
la palabra
que en
la historia del
Uru-
y que ha pintado tan bella-
del crisóstomo Zorrilla de
San
Martín. El Sr. D. Eugenio Garzón nació para her-
mosas empresas, que ha llevado a término con su
carácter refleiivo y firme, y su talento de diplomático prodigioso. Este
último adjetivo no es mío, es
de ese famoso director de diario
— ¡saludad! — que
m
»
RUBÉN DARÍO
se llam^,
M. Gastón Galmette... «Notre coUabora-
teur mérite tous nos remerciements et toiis vos
applaudissements. Son oeuvre patriotique est splendide, presque feerique:
a rapproche deux conti-
il
nents! II a uní les republiques sud-americaines
la republique francaise, avec
Paris.
Dont vous avez
fait
raéme temps que vous
une
méme
á
capitale:
votre ville d'adoption, en
faisiez
du Fígaro votre Jour-
nal de predilection... Je vous dedande de feter ce
diplómate prodlgieux
. . .
Diplomático prodigioso. Él ha contado su aventura figaresca en frases de sabroso humor, en que
vemos cómo su paciencia tesonera logra
¡Y qué triunfo
1
el triunfo.
El ilustre ministro de la República
Argentina, Sr. Rodríguez Larreta, ha dicho de la
obra de Eugenio Garzón en
un
el Fígaro,
una obra de
arte y
una obra maestra de
noble sagacidad y de previsión.
ella
por cierto en
francés amable que intentaré traducir... «es
produce en ciertos espíritus
dora de la facilidad,
como
No
tacto,
os extrañéis
la ilusión
de
si
engaña-
tantas otras obras maes-
tras».
Una
vez lograda la
toma de
la fortaleza
messant, de Magnard, de Galmatte, he
yo llamara en otra ocasión
el
de Ville-
allí
a quien
gaucho-dandy, en la
PENSADORES
Y
ARTISTAS
prosecución de su proficua labor.
Y
ella es
en su
apariencia, sencilla, y en sus resultados, formida-
Son unos pequeños telegramas, llenos de
ble.
unos pequeños telegramas quedicen
cifras;
do de los negocios y de
nómicas,
el
las
al
mun-
grandes empresas eco-
estado de progreso, de vitalidad, de las
repúblicas hispanoamericanas,
especialmente de
aquellas que
han logrado grandeza y
el desarrollo
de su trabajo y de su riqueza.
prestigio por
Y
esos
telegramitas se ven en los mercados de Europa con
un admirable termómetro
financiero.
De cuando
en cuando, un personaje de nuestros países llega a
París,
y Eugenio Garzón conversa con
él,
y expone
en
el
Fígaro miras y proyectos patrióticos.
en
el
expositor
cia,
Y
hay
una serena ecuanimidad, pruden-
mesura, tacto, claridad y habilidad. Luego
Eugenio Garzón es un solicitado elemento en
la
vida social de las colonias hispanoamericanas. Sabidos son su don de gentes, su dandismo discreto,
sus facultades singulares de causeur y la multipli-
cidad de sus vinculaciones amistosas, pues quien
le trata
til
una vez queda
filósofo
sujeto al charme de ese gen-
de «monocle» que nos favorece con
el
bienhechor contagio de su optimismo.
¿Y
el escritor?
Probado ha sido en
el
Río de la
109
RUBÉN DARÍO
Plata en los entreveros de la polémica política, en
las bregas del diarismo.
Mas siempre ha cultivado
.con esmero su jardín literario, y
sobre
el
un
libro ruidoso,
archiduque enigm.ático Jean Orth,
no hace mucho tiempo renombre europeo,
jor dicho, universal. Tiene por publicar
ña
del boulevard, libro
psicólogo y
un
estilista
La
las condiciones
un
la savia
de
París.
Mundial publica un capítulo de esa obra, y
podrán apreciar
me-
entra-
parisiense escrito por
que no ha perdido
a pesar de sas asimilaciones
criolla,
le dio
o,
allí se
de nervio y brillo
que caracterizan las proáas producidas por esa «cabeza».
Su
figura es de aquellas
que llaman
la aten-
ción al presentaráe, y nada podría yo decir mejor
de lo que contiene este párrafo del Sr. Larreta:
«Su persona evoca para mí todo
que en
lo
España servia para distinguir desde
noble y
el
el
la vieja
lejos la sangre
honor. Creo ver a veces en sus espaldas
negro manto de velludo, con la cruz de Santiago
o de Calairava bordada sobre
el
lado izquierdo en
seda roja. Cuando anda, pienso en
el
rumor de
las
espuelas de oro de los antiguos caballeros de Gastilla;
y
si
lleva ahora
que ese trozo de
el
mismo
110
«monocle»
cristal
es, sin
duda, por-
hace levantar la cabeza con
gesto altivo e imponente que suscitaba
PENSAD ORES
en
el rostro la
ARTISTAS
pluma caprichosa que rodeaba
sombrero y caía hacia atrás». Ello vale por
ra de
un soneto de Heredia; y Eugenio Garzón
merecedor de
tal
el
la figu-
es
homenaje.
Célibe— ¡Garzón para su garfonniere!
— es admi-
rador de las damas hermosas, gusta de las obras de
arte,
de las grandes empresas, de los altos ideales,
déla elegancia, de
sobrio y abstemio.
la cordura,
Y
de la distinción. Es
realiza este
prodigio: tener
sus mejores amigos entre poUticos,
banqueros y
poetas.
111
5. n.
I
Al entrar en
plicará
el
EL PCY DON
el
ALTONSO
salón de recepciones
lector fácilmente
—
el
— se lo
XIII
ex-
poeta prevaleció
sobre el ministro. Aquella pompa, aquella ceremonia, aquel joven descendiente de los
fueron, por unos
reyes,
Como
es
costumbre en
tumbre que, a pesar de
instantes,
la corte
todo,
más
gloriosos
la
Historia.
de España
talentosos y verbosos hispanoamericanos
nuncian discurso ante
res.
Yo
ciales,
el
dije dos palabras
— cos-
han infringido algunos
Rey sino
los
— no pro,
embajado-
para entregar mis creden-
y luego, pronto estuvo
Don Alfonso en con-
versación conmigo. ¿Podría juzgarlo por esa vez?
Desde luego que no
.
Todos sabemos
las preparacio-
nes del Protocolo. Pero, en otras ocasiones, sea (jue
ík
115
RUBÉN DARÍO
hablase conmigo, sea que se dirigiese a otros diplo-
máticos al lado mío, pude darme cuenta de la seguridad y cordura con que trata cualquier asunto
que
inicia.
cho de
él
El retrato que en pocas palabras ha he-
un observador como
una absoluta
es de
exactitud:
famoso M. Paoli,
el
«Sa haute
et
fine
silhouette s'accusait avec
une elegante aisance dans
un complet gris
large sourire éclairait son
un
clair;
visage fortement hale, son visage imberbe d'adolescent qu'ornaid
un grand nez á
barbe courbe
la
bourbonienne, cumpé en bec d'aigle entre deux
yeux
tres noirs, pleins
luego la impresión
de
oficial:
ñamme
Y
ma
de malice».
et
«Quelle ne fut pas
surprise, ensuite, lorsque, a Orléans, oíi l'on avait
premiére étape
fixé la
tre, cette fois,
ral, la
officielle, je le
vis
apparal-
en gran uniforme de capitaine gene-
physionomie empreinte d'une singuliére no-
blesse, la
démarche
altiére,
imposant á toux
le
respect, par l'impressionnante dignité qui se déga-
geait de sa personne, ayant le
mot
juste pour cha-
cun, souceux des moindres nuances de I'étiquette,
évoluant, causant, souriant au milieu des unifor-
mes chamarros, avec une aisance
trant
du premier coup
souveraine,
qu'il connaissait
quiconque son métier de roi». Su
116
mon-
mieux que
oficio
de rey.
Arduo
ría
oficio
en los días actuales. Porque
de las gentes no ven sino
la parte
la
mayo-
dorada y le-
No saben
gendaria de esas vidas principales.
los
cuidados y las inquietudes de hombres que hay en
esos personajes simbólicos que encarnan a los pueblos.
Por eso
es absurda, sobre todo, la ciega pre-
ocupación anarquista.
Generalmente se quiere ver en
el
Rey de España
un rey sportmant por su conocida
ejercicios físicos.
Ya he dicho en
afición a los
otra ocasión a ese
respecto lo siguiente:
Bk
La educación
*^procuró,
del
Rey fué como correspondía. Se
sin fatigar su espíritu, darle
apropiada, y teniendo
taleza
muy
una cultura
en cuenta la poca
for-
de sus primeros años, se tendió a su mejora-
miento progresivo
físico, al cultivo
caz del corpore sano.
haya aficionado a toda
De
prudente y
efi-
ahí que desde niño se
clase de deportes, sin
menos-
cabo de sus condiciones intelectuales y sin descui-
do de una instrucción tan metódica como variada.
Los principales principios
la historia
científicos
y
literarios,
y las disciplinas militares
le
fueron in-
culcados. Inútil decir que la religión tuvo la mejor
parte, en quien debía ostentar el hispánico
y con-
sagrado título de S. M. Católica, y en quien tuvo
ni
RUBÉN DARÍO
por padrino
al Pontífice
caso de tomar esposa,
protestante que,
León XIII. Una vez en
eligió a la
el
bella princesa
convertida al Catolicismo,
trajo
sus prestigios y encantos al Palacio de Madrid.
Entre
la reina Cristina,
maternalmente amorosa,
austera y tradicional, y la ''reina Victoria, primaveral,
reina de cuento azul, se alza la figura del
rey joven, mirando hacia
mienzos del
siglo
No
rey gmtleman.
porvenir en los co-
el
XX. Es un
un rey
es
un
rey caballero. Es
fanático, ni
un rey
del pasado. Es de su instante histórico, sin perder
natural y felizmente
el
antiguo e invariable con-
cepto de la jerarquía, base de todo Gobierno
nárquico.
Ama
Dichosamente
el aire libre, la
mo-
agilidad, el vigor.
libre de la oratoria,
en otros sobe-
ranos tan puesta de manifiesto, sabe hablar cuan-
do
la ocasión llega,
que atrae a
que seduce
las
al
y sabe conversar. Posee algo
muchedumbres:
mundo:
el valor.
la simpatía,
y algo
Es uno más de
la
serie de los ilustres Alfonsos de España.
Para
el
soberano de España no haré nunca
jor que repetir la enumeración de un
capítulo de
mi
me-
mi pasado
Espuria contemporánea, sobre los
ilustres Alfonsos españoles:
«El
I,
118
férrea flor de Covadonga, todavía con la
pura savia goda, fuerte como un roble de sus bos
ques, lancero formidable de Cristo, terror de la
morería, y en
nobleza; el
el
corazón primitivo
un diamante de
iluminado, favorecido con ma-
II, casi
nifeátacione extranaturales,
meditaciones, Alfonso
el
hombre de
Casio;
lectura» y
el III,
Magno,
el
bizarro y aguerrido desde lo freáco de la juventud,
como
terror del mogrebita, varón de tanta fe
lor; el
los
V
como más
IV, quien
un monasterio
buscaría en
espiritual; el
V,
va-
tarde el César Carla
tranquilidad
de los buenos fueros, legiglador
el
y espíritu de Consejo, también luchador
los infieles y sostenedor de la fe; el VI,
feliz
coa
que aparo-
ce soberanamente a su lado la figura del mío Ciá
el
rey de la conquista de Toledo, y que tuvo la
previsión de ver hacia abajo y favorecer al pueblo
con leyes bondadosas y fueros justos;
fonso
el
Emperador;
bre suyo en
las
Vn, Alel
nom-
que caballero de combate, aman-
de la Sabiduría
cerebro y brazo,
el
que perpetuó
Navas de Tolosa; siendo después,
al propio tiempo
te
el S'III,
el
el
IX;
el
X, formidable
figura,
rey de las Partidas, alquimista
y poeta, astrónomo y
filósofo,
cuya palabra aun
se
escucha y se escuchará en los siglos, ya comience:
cFicieron los ornes...», o inicie los balbuceos en119
—
.
RUBÉN DARÍO
cantadores de sus toscas estrofas;
XI, que juntó
el
monarca de
la habilidad política al vigor militar,
largas vistas y
«ya
ditos;
uno de
los
muy
quien verá
animado por
más amantes de
cerca
por
la palabra maternal,
el
inmedia-
eco de su vida; será su padre. Será para él el
to
rey modelo y honrará la memoria de
A
sus sub-
— agregaba
ideal,
el
Pacificador.
ha tocado un tiempo de decadencia de todo
él le
de despertamiento de odios, de exacerba-
miento de pasiones y violencias
ras colectivas
sociales, de locu-
que se traducen en furiosos ímpetus
aislados; de ansia de goces, agonía de esperanzas
y luchas terribles por
El Dinero,
el
la
consecución del dinero
Dios de la época. El bíblico Becerro
del Sinaí, multiplicado en los toros auricoronados
que se apacientan en
el
Far West y en
las
Pampas,
y que se propagan por toda la redondez de la Tierra entre
cisnes»
.
una creciente desbandada de águilas y
Acontecimientos posteriores han puesto a
la vista del
mundo, en muy hermosa
luz, la figu-
ra de ese excelente príncipe, que ha podido digna-
mente encarnar
la
España moderna, conservando
las
dos virtudes tradicionales de su
cia
y valor. Recordé
M.
Paoli, el veterano conductor de reyes. Gonclui120
al
comenzar
país: inteligen-
este artículo a
ré con
C'est
una
frase
suya referente a Don Alfonso XIII;
un charmeur. ¿Y cómo podría
ser de otro
mo-
do puesto que es hijo de aquel rey querido del
pueblo que se llamó
Don Alfonso XII y de Doña
María Cristina, que junta a
más
la
amabilidad personal
exquisita, la dignidad de las
más
rígidas aría-
tocracias.
121
r
i^E
La
EL GENCPAL
política
suele velar
D(
proporáones de
D.
RArAEL REYES
con nubes engañosas las
las altas figuras.
No
sean esos va-
pores tranáitorios un obstáculo para el buscador y
«Qáalzador de las bellas verdades.
He conocido
a
un ex
presidente de Colombia, que
ha demostrado, antes de ocupar
puesto de su patria,
de
como en
el
más
elevado
la tradicional
los talentos literarios la acción es
tierra
también de-
mostrativa de la fuerza vital de tan glorioso país.
Reino de sueños, pero asimismo, con sus héroes y
trabajadores, república de energías. Hubiera habido
paz desde luengos años, y ya vería
allí
el
mundo
otro emporio de labor y riqueza hispanoamericano.
123
RUBÉN DARÍO
Al
tratar al general
D. Rafael Reyes uno en-
cuentra, desde luego, esa cultura colombiana, distintiva
y propia, que hiciera antaño de Bogotá la
de América, algo como
primada de
las
Alma mater
continental. Se sabe
un
con un explorador, con un varón de
militar,
letras
hechos, y sin embargo, surge el
conversador sagaz,
se
han
el
el
que se habla con
hombre
diserto, el
estudioso y el cultivado; y
si
leído las narraciones de ese bravo pionner^
que supo de bregas y de penas en
peras selvas, hay que saludar a
el
corazón de ás-
un descendiente de
aquellos conquistadores, hierro y
fe,
que asombran
a la Historia, Hablando de tales hazañas del general
Reyes,
ha
escrito
estas palabras
Santiago Pérez
Triana: «...recorrió en su juventud aquellas in-
mensas
en
selvas (las
ellas,
marañas amazónicas) realizando
en compañía de sus hermanos D. Néstor
y D. Enrique, labores de explorador dignas de los
más
heroicos esfuerzos en ese fecundo
actividad
humana,
americana desde
campo de
la
de cuantos registra la historia
las atrevidas
y cuasi temerarias
empresas de los conquistadores hasta nuestros días.
Cuando
se escriba la historia, cualesquiera
los veredictos
que
elle
que sean
pronuncie sobre los hechos
de su vida, respecto de los de cualquier hombre,
124
PENSADORES
que en
lo general
ARTISTAS
Y
poco pueden vaticinar los con-
temporáneos, seguramente habrá una hermosa página en que se consignen los esfuerzos hechos para
llevar la civilización a aquellas regiones de la patria
colombiana, tan remotas de los centros habi-
tados por el general Reyes y por sus dos hermanos,
esfuerzos consagrados,
rio,
como
fuera por el marti-
si
ya que dos de los exploradores pagaron con su
propia vida su atrevida incursión en la selva primitiva».
Pues
obra de este colombiano eminente es de
la
aqueUas que en países europeos se vinculan a
la
propia grandeza de la Patria, y la que ha hecho el
renombre y
el
reconocimiento debido a los Brazza,
a los Shakleton, a los Marchand. Las Sociedades
geográficas del
mundo han
del general Reyes, y el
sabido apreciar la labor
nombre de
americano ha sido honrado con
este prestigioso
el elogio
de los sa-
bios europeos.
Cuando,
lejos
malezas políticas
que
las
de los combates de partido y las
— más Uenas de
de las florestas vírgenes—
ha venido
al viejo continente,
azares y peligros
el
general Reyes
ha sido recibido en
todas partes con la imparcial justicia que es debida a
sus merecimientos.
Y ha
sido sobre todo en la
125
Ma-
RUBÉN DARÍO
dre patria, en la tierra de las hidalguías y de los
nobles heroísmos, donde se le han hecho mayores
manifestaciones de cordialidad y de aprecis,
si
se viese en él, a quien,
un vastago de
los audaces
como he
como
dicho antes, es
y luchadores caballeros
que hicieron en América poemas de vida y de ac-
Nada
ción, cantos de gesta realizados.
ver
el
tiene
que
concenso universal de intereses, de pasión,
de disensiones de hermanos, en las interioridades
de un país, de un Gobierno o de un partido, cuan-
do
la personalidad tiene
del
momento
sobre las circunstancias
altura y brillo individuales, que ais-
lan el mérito, poniéndole bien lejos de las lluvias
de dardos que casi siempre caen sobre la cabeza de
los
hombres públicos, en nuestras arduas y crespas
democracias.
La justicia
se hace definitiva,
con la sanción in-
apelable del tiempo, y la Patria no ve sino los he-
chos meritorios que señalan en
hijos preclaros
y beneméritos.
todos nuestros países americanos,
el
recuento a los
Colombia,
si
entre
ha sido caldea-
da por tantas hogueras de guerra y agitada por tantos contrarios
huracanes de odios fraternos, de
violencias luctuosas, ha
orgullo de sus
126
élites^
sabido siempre tener el
de la progenie que ilustra sus
PENSADORES
historias y faltos.
turo,
que
cuando
se
Y
Y
ARlíSTAS
tened por cierto, que en
se hable de las energías
han dirigido en pro
el
fu-
memorables
del verdadero progreso
y del engrandecimiento de la patria colombiana,
nombre
del general D. Rafael
el
Reyes quedará ante
los ojos de las generaciones futuras,
en su defini-
do, indestructible prestigio.
127
CANOV7X5 DEL CASTILLO
Medalla ücaslonal.
Preciso
es
Castillo para
no haber conocido a Cánovas del
asombrarse del incidente de corte que
hoy preocupa a Madrid.
Gánoyas es
la energía,
muy mucho,
y un poco
la violencia.
Populares son por la caricatura sus ojos, sus espejuelos, sus bigotes y su imperante gesto.
Cuando Cánovas ocupa
sejo de Ministros, el
la presidencia del
Con-
gran Palacio Real, rico y
le-
gendario, adquiere su verdadera alma; mientras la
honrada y buena reina extranjera recuerda,
queño rey juega, y
9
el pe-
la infanta Isabel, distinguida
129
RUBÉN DARÍO
vjBorUman^ monta a caballo, inicia fiestas o caza.
Cánovas
es de la Baza de aquellos fuertes minis-
tros antiguos
Y
reyes.
que eran verdaderos tutores de los
ese andaluz de Andalucía,
candalucísimo», tiene
un
ese andaluz
orgullo del peso de su
talento.
no
Si
es cierta, es bien inventada la frase
que se
asegura dijo al rey Alfonso XII, en ocasión en que
este
monarca, a quien
él
había colocado en
el
Tro-
no, le manifestó deseos de agraciarle con el título
de príncipe que ostentara antaño
el
memorable
Godoy: «No se preocupe Vuestra Majestad de
eso.
jPríncipes los hago yo!»
No
es el
tiempo ya en que
la
pobre francesa Isa-
bel pasaba por las torturas de la
inflexible de las cortes, pero si
mundo en donde
estricta, es
en
más
aprietada e
hay algún
país del
la etiqueta sea coaservadora
el país
de Felipe
II.
Y Cánovas,
y
gran
cortesano y gran conservador, tiene el don que
hace
la fuerza
En
de los hombres:
el carácter.
vida de Alfonso XII, Cánovas, en sus tiem-
pos de gobierno» fué siempre
rante.
130
el
absoluto impe-
Asimiámo profesaba
al
joven rey un afecto pro-
íundo y una lealtad inquebrantable.
A
la
muerte
de Doña María de las Mercedes, y cuando la reina
Doña María
Criátina llegó a ocupar su puesto en el
trono de España
como nueva
Cánovas fué grande amigo de
mer momento. Y
copioso.
Y no
humor
te
el
esposa de Alfonso,
la
Reina desde
el pri-
anecdotario de esa época es
es la nota
menos
del hijo de Isabel II,
saliente el excelen-
que gustaba de
la
broma, alegre y atrayente Borbón.
Cuéntanse en la corte muchas de esas anécdotas
que no ¿abemos
quedarán más tarde confirma-
si
das por a'gún S lint-Simon de la época.
Entre
ellas, eáta:
Cuando
la reina
Doña María
Cristina llegó a Madrid, y fué es osa de Alfonso
XII, no hablaba casi español, y lo comprendía
muy
poco. Su real consorte era su profesor.
Un
«Deseo saludar a Cánovas
día le dice ella:
con una frase española que
le
agrade, cuando ven-
ga mañana».
— «Bien— dice Don
te:
¡Qué chispero
Alfonso -dile sencillamen-
estás,
Al día siguiente,
el
Cánovas!»
primer ministro llega y se
dirige a bes<r la niano de la Reina.
Y
ella,
arrastrando las erres gt-rmánicamente:
131
N
D
— «¡Qué chispeggo estás,
No
se dice lo
Cánovas!»
que contestó
el
andaluz, pero
sí
que Alfonso tuvo para muchos días de buen humor.
Cánovas vive en su mansión de La Huerta, como
un
Muchas veces
potenjtado.
rica
morada en donde vive
se
el
ha hablado de esa
primer estadista del
inundo actual según opinan algunos.
,
Su
todo
serrt es famosa,
el recinto es
mucho más:
la biblioteca
un encanto, y
la
emperatriz de
todo eso y de D. Antonio además, es la
dama
ele-
gante y vivaz a quien los amigos de la casa llaman
concisamente «Joaquina»
— doña Joaquina de Os-
ma, una espléndida peruana, exuberante de
hermosa y
culta,
que habla
parisiense. Cierto es
novas
En
lo
que más
se
que en
el
vida,
español con la errt
las recepciones de
Cá-
oye hablar es francés.
casa de Cánovas llama la atención de quien
observa la profusión de los desnudos.
Entre tanto rico mueble y obra de arte, mármol,
bronce,
bibelot, el
desnudo se impone. En cada sa-
lón os llamará la atención ese detalle.
Sobre todo, en
el
jardín,
si
os acercáis a
una
magnífica gruta, adornada de enredaderas verdes 7
132
c
en donde
frescas,
el
agua cae y gotea armoniosa-
mente, veréis una ninfa de tamaño natural, blanca,
de mármol puro y línea admirable y de una
gracia mastoidea y calipigia que os hará pensar en
muchas
mitologías.
Entre todas esas elegancias, la dueña de casa discurre llenando con su amable presencia y animan-
do con su conversación los grupos de invitados en
las recepciones.
En
esas
fiestas
el
talento
del viejo
Cánovas
chispea.
Quien
estas líneas traza, hale visto
un sinnúmero de personajes de
dades, con
un
tacto
y oído entre
distintas nacionali-
que revelaba
la frecuencia
de
la
vida cortesana y diplomática, hablar a cada cual
de lo que
más de
nombres,
detalles personales, títulos de libro, cues-
tiones,
cerca le interesaba,
sin olvidar
anécdotas y toda suerte de asuntos.
Y
el
viejo Cánovas, con la firmeza de qaien conoce su
poder, vibraba, iba y venía, tan lleno de
una
bra-
va y contagiosa juventud.
En
su mesa solía reunir, en la época a que se re-
fieren las anteriores palabras, a
k
algunos america133
RUBÉN DARÍO
nos. Sus preferidos eran el mejicano Riva Palacio,
el argentino Quesada,
ralta,
el
centroamericano de Pe-
y algún otro.
Siempre tiene extranjeros notables invitados.
Su mesa
a
es de
la luculeana
primer orden; aunque no iguale
mesa de
Castelar. Allí, al
los mejores vinos, se oye
un
amor de
alegre brotar de ideas,
de ocurrencias, de alusiones, de anécdotas en que
el anfitrión
muestra toda su Andalucía, y doña
Joaquina su Lima, su París y su Madrid.
Y uno
ve al vigoroso ministro, lleno de vida, con sus cabellos blancos, relampagueándole los
teando
Y se
la
ojos,
ges-
como un dominador.
explica
que en
el Palacio
Real Su Majestad
Reina Regente se apresure a presentarle sus
excusas después de
un
caso
como
ese de la salida
al balcón.
Doña María
Cristina
Isabel de Francia.
20
mayo
134
1897.
no ha leido
las cartas
dd
JOSÉ PEDRO RAMÍREZ
Es en
la vida pública
como en
la
privada,
este
gran repúblico uruguayo, como en su credo político
y en
el
civismo que nos muestra en la historia
contemporánea de su nación, algo suave que
se
desliza por senderos cercanos a vergeles revestidos
de paz y de amor.
Obediente sólo a los deberes de su conciencia,
alerta siempre a las naturales exigencias
y necesi-
dades de su patria, toda su existencia la encamina
al
cumplimiento del deber; y con
sa, alta la frente,
facilidad traspa-
tranquila la mirada,
todos los
escollos de todas las miserias sociales por las
pasó,
como
concusiones,
tantos otros prohombres,
que
como son
ignominias y hasta crímenes, que
pudieron atajar su paso por
la vida política.
135
RUBÉN DARÍO
Pero esto pasó ya, y obtuvo gallardamente sus
reivindicaciones. Así, en cierta ocasión, el presi-
dente Batlle, que por cierto estaba de
él
algo dis-
tanciado, dijo, para hacer callar a determinados
murmuradores:
«A
fin
de que la actitud del Dr. Ramírez no se
despoje de la majestad que le rodea, es neceserio
no
se falte al
República, y
más humilde de
el
que
tal
los habitantes de la
haga, o será castigado o de-
rribará a dicho ministro, porque su política no es
de mañas ni astucias, sino política de actitudes
francas y decididas.»
vil,
Cuando
estalló la guerra ci-
calamidad perniciosa que sufrieron
la
mayoría
de las jóvenes repúblicas americanas, y después de
varias tentativas para el restablecimiento de la ñor
•
malidad, que, claro está, resultaron infecundas, se
recurrió a
él,
como
caso extremo. Enfermo
estaba, prometió su decidido concurso, y lo
plió con
sagacidad y
fe.
Salió,
como
cum-
pues, a través de
campos verdes, que bien podían simbolizar para
él
esperanzas; enarbolaba la bandera de paz, y a poco
de comenzadas las negociaciones, por doquiera que
pasaba, surgían los vítores y saludos; y los labra-
dores abandonaban las armas y tornaban a los aperos,
y
las
136
mujeres y los niños agitaban sonrientes
sus pañuelos en señal de albricias. Al encontrarse
con un regimiento mandado por Mesa, los bravos
soldados, estimulados por sus jefes, levantaban sus
quepis y
le
saludaban,
como debe
saludarse a
un
varón bienhechor, porque ya todos, militares y revolucionarlos, el pueblo entero, parecía aspirar al
consuelo de la paz.»
Pero anotad esto también. Más tarde ¡acaso seis
años después!
la
República hierve nuevamente en
otra guerra civil;
es
y de ahí a poco,
el Sr.
bondad y bríos humanos,
llido
se lanza a
calmar
La labor
es
más
costosa, su gestión
luchar por conseguir
que,
el
éxito,
como nimbo, corona
mayor
más ardua;
hombre ya dos
al
es de ver
si
hubo de
es la gloria
sus esfuerzos; y
es la ansiedad pública, por explotar
Y
el esta-
que amenaza.
pero al fin logra vencer dificultades, y
el
Ramírez
de nuevo requerido. Noble y lealmente, lleno de
mayor
de júbilo ante
veces benemérito de su patria.
en esta ocasión, como en
pueblo de todas
las
la pasada,
ciudades que corre a
amon-
tonarse a su encuentro, vitoreándole, abrazándole,
atropellando a éstos los otros que les siguen; y
cómo desde
cones,
1^
no
las terrazas
se
ven sino
y azoteas, en aceras
flores
y bal-
que caen a su paso y
RUBÉN DARÍO
llenan su coche, ni se oyen
tas, llenas
más que
palabras gra-
de sonoridades, que celebran al mensa-
jero de la concordia.
El Dr. Ramírez presidió en 1886
de la Conciliación. Nadie como
nio
más
alto de
ministerio
el
él ofreció
testimo-
patriotismo e integridad. Des-
de entonces, su nombre es popular, su prestigio
aumentó, y su moralidad fué
saludable. Pues,
¿quién pudo añadir al ardoroso ímpetu que señalan
suá grandes entusiasmos iniciales,
la
serenidad
equilibrada y heterogénea que se sobrepone al espíritu, al contraste
Fué
más
periodista,
en la lucha?
y en
el
periodismo pasó la parte
agitada de su existencia; y las páginas
tensas de
la vida nacional
pluma,
*» io^8OT ,oi
i
más
in-
uruguaya nacieron de su
Por esto pláceme mucho, en ocasión en que acaba de ser glorificado por su patria, ofrecer
tigioso representante del
alma de su
al pres-
a esa
país,
figura respetable y respetada, ajena en la actualidad
a
las pasiones del
momento, un homenaje,
la con-
firmación del reconocimiento de tan gran patricio,
cuyos
títulos cívicos
y méritos intelectuales y mo-
rales testifican su personalidad política
chora en
138
la
y bienhe-
República Oriental del Uruguay.
CA5TELAR
No
vista
hace
mucho tiempo he hablado de mi
con Castelar. Debía ser
la última.
entre-
Ya reposa
en San Isidro, junto a ios huesos de su hermana.
Su
caída ¡buen roble! conmovió al
do
le vi,
cuando
le
mundo. Cuan-
hablé por la postrera vez, ya
estaba señalado por la Intrusa, pálido, enflaquecido, viejo, él que fué todo juventud y vida. Partió
al imperio silencioso de lo
no sabido, después de
haber clarineado su verbo de poeta de las multitudes hacia los cuatro vientos del espíritu.
Y España
queda hoy sin su representativo emersoniano, sin
el
hombre noble que
de su raza, como
fué en su siglo lengua y gesto
Italia sin Garibaldi,
Inglaterra
RUBÉN DARÍO
sin Gladstone,
sin
Alemania
Hugo. En su
sin
Bismarck y Francia
tierra ardiente
y sonora fué
el
crisostómico parlante y el caballero de su ideal.
Ahí queda
la
inmensa Mancha democrática por
donde cabalgó en su pegaso-rocinante; ahí
los
mo-
linos de viento, ahí las armas de su lírica grandi-
locuencia, que nadie, moverá; ahí Dulcinea, sin
más enamorado verdadero que
el frío
y analizador
Pi y Margall. Español de España, español netísi-
mo, con toda España en
el
corazón y en
el cerebro,
era la concreción del orbe cervantino; en el gene-
roso combate de su ilusión no se ocultaba
Quijote;
Don
como Sancho mismo, no dejaba de com-
parecer en su célebre buen apetito. Cuéntase que
Taine en una ocasión,
al verle
en
la redaccción del
Journal des DébatSy preguntó desdeñoso: «¿Es ese
el
famoso canario español?» Cierto, un alma de
pájaro de Floreal,
como
el
ruiseñor Lamartine,
pero a quien no faltaba la fuerza para la realización de obras enormes, así la libertad de los negros de las Antillas. Quedará en los siglos
cuerdo de esta singular figura en
más
alta
el
el
re-
decimonono
de España entre las altas de la
tierra;
la
y
aparecerá, a medida que el tiempo vuelque su ur-
na, rodeado del resplandor que tan solamente ofre140
ce a los preferidos suyos la divina Poesía. Fué
de los más potentes órganos de
su boca habló
el espíritu
en obra de bien,
apoyo
alas
si
uno
Humanidad. Por
la
de su patria, y, siempre
algunas veces no
le prestó
su
Verdad, jamás dejó de escudarle con sus
la
mágicas
la Belleza.
Sus mismos errores caían
vestidos de púrpura. Era el apolonida de la
cracia, el
Demo-
decorador de sus ambiguos y confusos
laberintos.
Hermosa llama
de esas llamas
latina,
guías de pueblos que el Sol de Dios enciende en
las naciones
para que señalen los saludables
rum-
hombres
bos, o para que a su rededor se junten los
y realicen hechos grandes. Aquella alma venía de
Atenas, cuando fué a encarnarse
cia
venía de Atenas,
Cádiz;
impregnado de Oriente; de
pompa
y
llas líneas, la pasión pitagórica
el
imperio de
la
día en la feni-
modo
este
asiática de su discurso
meros y
im
después de haberse
el
amor
explico la
a las be-
de los celestes nú-
música bajo
el
cual hacía
galopar sus cuadrigas de ideas y sus tropas de
palabras.
daluzas,
plátano,
brisas de
En
se
su huerto, junto a las flores analzaba
un
rama un tiempo
esbelto
del
Academo, mientras
de la fuente de mármol,
la
y
reverdecido
que movieran
fluía,
como
el
las
agua
doctrina platónica.
RUBÉN DARÍO
obra, que fatiga en su masa, es
La
como un
inmenso museo, que hay que admirar por
mentos: ya un fresco vasto, ya una
frag-
más
estatua del
blanco pentélico, ya un bajo relieve, en que las
frases
van como ordenadas teorías de graciosas
venes o danzantes efebos. Fué un
Y
del entusiasmo.
si
jó-
gran cultivador
ya en los postreros años de su
existencia tuvo alguna vez que padecer tristezas y
decaimientos, para morir, viejo gladiador, supo esculpir su última actitud en el discurso que cierra
la diluvial serie
comenzada
el
1854 en
Teatro de
el
Oriente, discurso en que volvió a surgir su elocuencia
empachada y sonora, para mostrar
el
que hay que seguir, según su entender, a
que escucharon
el decir
bios de oro. Se recuerdan sus discursos
mosas manifestaciones de
iris
o boreales auroras:
tal otro».
En
el
o
de sus
como
la-
her-
la Naturaleza, inusitados
Yo
le oí tal
año». «Yo en
tiempo de su aparición,
pio democrático era lo
par-
Su elocuencia cautivó a
tidarios de la República.
las generaciones
camino
los
más avanzado,
lo
el princi-
más
atra-
yente para los espíritus libres, la fórmula del progreso. Él se consagró por tal manera, y con pasión
su muerte, los españoles demó-
tanta,
que
cratas
no han podido menos de exclamar: «iLa
li9
al saber
democracia ha muerto!»
dividualista
rales del
A
aquel inconmovible in-
no pudieron ganarle
movimiento
social
los mirajes auró-
de estoá últimos años;
y discurso suyo hay en que combatiendo
al socia-
lismo, maravilla su esfuerzo de soñador, al resonar
delante del
moro de
la
verdad la suntuosa orquesta-
ción de sus líricos argumentos. Porque, ante todo,
hombre que convence encantando,
fué el orador, el
o que, aunque no convence, canta y encanta. Parecía que,
como en
lo antiguo,
acompañase sus oraciones,
geometría,
el
un
flautista
hilo armónico, la sucesión
verbales regidas por
de los giros; y
él
un compás, en
la
propio se escuchaba
hacerlo las aves de
más
maestro
era la melodiosa
tal
fino canto
de ondas
musicalidad
como deben
y los poetns or-
gullosos de haber visto cuanto es crespa y dorada
de arco de plata.
la crin del Dios
No
olvidaré
una
noche, en una recepción dada por doña Emilia
Pardo Bazán, a
los delegados
tas colombinas,
el
currido, y
como en
estaba presente,
americanos a
las fies-
año de 1892. Castelar había contodas partes en donde Caslelar
un
corrillo
se
formó alrededor
suyo, en uno de los salones. Nadie hablaba, fuera
de Castelar, porque es sabido que en su presencia
el
primer deber era
la atención.
El tema de sus pa143
RUBÉN DARÍO
labras se relacionaba con la oratoria, y vino él a
recordar a este propósito a los distintos oradores
que había oído en su
memoria
dos con
vida.
estaba siempre
citas
parte de
su excepcional
ilustraba sus recuer-
y fragmentos de discursos. Así nos
pintaba a Gambetta, de
«ncamado
Y como
lista,
tal
guisa que le veíamos
delante de nosotros, y luego decía
un
discurso de Gambetta, a Víctor
una
Hugo,
y luego decía un trozo de discurso de Víctor Hugo,
y
así de varios oradores extranjeros.
Después llegó
a los españoles, y comenzando con Ríos Rosas, recorrió
buena parte de
con que cuenta
la lista
de bravos oradores
este país de varones verbosos, ex-
plicando sus maneras y facultades hasta llegar a él
mismo, y entonces
se nos transfiguró
momentánea-
mente, se nos presentó con sus atavíos
reales.
pedido de un amigo circunstante, trajo a su
ria
Y
a
memo-
una parte de su célebre discurso del 12 de
abril
de 1869, pronunciado en ocasión famosa, y que
hizo pensar a su propio contrincante el cardenal
Manterpla
lo.
Aun
guiando
trueno
si
no tendría ante sus ojos un nuevo Sau-
veo los ojos iluminados y la
el período:
«Grande es
le precede, el
mano como
Dios de Sinaí;
el
rayo le acompaña, la luz
le
el
envuelve, la tierra tiembla, los montes se desgajan;
144
pero hay un Dios
que no
más grande, más grande
todavía,
es el majestuoso Dios del Sinaí, sino el
hu-
milde Dios del Calvario, clavado en una cruz, herido, yerto,
coronado de espinas, con
labios y sin
embargo diciendo: «Padre mío, perdó-
nalos, perdona a
la hiél
en los
mis verdugos, perdona a mis per-
seguidores, porque no saben lo que hacen». Gran-
más grande
de es la religión del poder, pero es
la
religión del amor; grande es la religión de la justi-
cia implacable, pero es
más grande
la religión del
perdón misericordioso: y yo, en nombre del Evangelio,
vengo aquí a pediros que escribáis en vues-
tro código
fundamental
la libertad religiosa, es de-
cir, libertad, fraternidad,
igualdad entre todos los
hombres». Se recordarán sus discursos célebres, en
lo futuro,
como hoy
móstenes; de^de
como aeda y
el
las históricas
arengas de De-
primero en que se presentó
paladín de su
amada Democracia,
hasta el último en que ya para morir, apóstol consecuente, dejó su disposición testamentaria de política, üel
a su credo republicano; señalada la larga
carrera por las innumerables brillantes estaciones,
entre las que
más
resplandecen el discurso en favor
de la libertad religiosa, que es
de los esclavos de Cuba, y
10
el
de la redención
al cual se refería
cuando
145
RUBÉN DARÍO
OÍ
de SU boca la frase admirable: «Yo he libertado
a doscientos mil negros con un discurso»
el
;
del
sufragio universal, de ágil y elástica dialéctica;
el
de
Ja
entrada a la Real Academia de la Len-
gua, lección colosal de un lirismo cósmico; el
de París, en
la
Sorbona, cuando los estudiantes le
recibieron con el aplauso clásico,
como a un nuevo
Lulio.
Lejos la oratoria amartillada de los hombres del
Norte, en la suya reventaba
como una
rosa de co-
lor perenne el sol Meridional; suya era la profusión
y
la riqueza latinas,
menso de
te
los siglos,
y nunca
más
se escuchó,
en
lo in-
rítmico y sonante torren-
en cátedra o tribuna. Los íranceses, tan parcos
con
lo extranjero, le
admiraron y celebraron, en
su francés claudicante, o en el español de bronce y
plata que no comprendían al oirle.
que
dijese,
como en una
ocasión:
ubelle «ceur» de l'Espagne?
te
venía
la
tempestad de
en que
el
mal
cette
oyen-
el
orador
poliglota.
Hugo
pues
en su alto valer, y sabida es la anécdota
el
César de los poetas
se a su mesa,
esta silla,
146
la sonrisa del
la ovación,
soberano triunfaba contra
le tenía
Tras
¿Qué importa
La Frunce,
una
silla
le ofreció, al sentar-
imperial:
«Os he señalado
en que se sienta siempre D.
Pedro del
Brasil.
— ¡Pues no
me
siento!»
— respondió
renzo. Nueátro
compañero Ladevese cuenta
gidas respetuosas y afectuosas,
dame Adam, de Cernuschi, de
midades con
Caste-
en esto a su idealizada Aldonza Lo-
lar, fiel hasta
como
el
y
Gambetta y
mundo,
veía en
Castelar la encarnación de España; de la
ña caballeresca
ma-
la Rattazzi, las inti-
como Thiers
políticos
Julio Simón. Francia,
las aco-
en casa de
Espa-
hidalga y pintoresca.
e idealista,
Oxford quiso escucharle, invitó a su «doctor» hono-
que fuese a dar conferencias, y
rario para
la honra.
A
América pensó
ir
él
declinó
en varias ocasiones,
pero, por desgracia, se cumplió lo que yo decía en
1892: «Castelar no irá nunca a América».
América quizás más que en
labra resonaba
yanquis
le
Y
en
parte alguna, su pa-
como una campana de
avaluaban abiertamente:
Los
gloria.
si la
Libertad
de Bartholdi tiene la antorcha, Castelar «tenía la
palabra». Sus discur>05 niag.rescos fueron
una vez por
la
el cable; los
moQazines no
le
más de
quitaban
mira y
los dólares venían áin regiteo. En nuesAmérica de lengua Castellana, no habrá pueblo
o villorrio donde no haya llegado su fama. Creo, sin
tra
equivocarme, que en
una colonia o
villa
la
que
República Argentina hay
lleva su
nombre.
Y
él
ama-
147
RUBÉN DARÍO
ba a
la
América nuestra, agradecido. Es
mento de manifestar cómo
fué
el
mo-
para ese conti-
nente gran parte de su producción, ya en tiempos de
deíitierro
penoso, ya en el apogeo de su
existencia, tan solamente interrumpido su trahajo
cuando
se excusara
con
la dirección de los diarios
de que era corresponsal, por verse ob'igado a sus-
pender
la
labor «a cansa de tener que ocup.ir la
presidencia de la República española»; y
nía en el recuerdo de su gratitud a
Buenos Aires, y
cómo
te-
La Nación, de
Monitor Republtcano, de Méjico,
al
entre todas las publicaciones qae fueron honradas
Y América
con su colaboración,
toda fué con él
siempre simpática, a pesar de aquel resentimiento
memorable, cuando
práctico
político
frase: a Antes
el político lírico
y pronunciara
la
quimera ser
trascend'^nte
que republicano soy eápañol». Pues
fué siempre el levita fanático, inspirado ante el
fatal
ra,
resplandor del ídolo Patria; y a la suya salva-
como
se observa justamente después de la re-
ciente catástrofe, en ocasión en
que ejerciendo
la
presidencia de la República, estuvo en un cabello
que no
se
rompieran
los Estados
Jovellar estaba en
148
las relaciones entre
Unidos por
la cuestión del
Cuba y
España y
Virginius.
se resistía a la entrega
apresado barco norteamericano, después de
del
los fusilamientos de
laban
la
cubanos y yanquis que tripu-
nave revolucionaria, y entonces fué
la pa-
labra de Castelar, jefe del Estado, haciendo enten-
der al general «que en España nadie comprende
que, ni en pensamiento, se resistan a cumplir
compromiso internacional
del Gobierno,
un
y no com-
prende que quiera ser Cuba más española que España.
Una
guerra con los Estados Unidos sería hoy
una demencia verdadera, y aunque fuera popularíslma
la guerra,
impedir
lo
la
para esto están los Gobiernos, para
locura de los pueblos. Recuerde V. E.
que hizo Thier» cuando
los franceses gritaban:
lA Berlín!; demostrarles que
desastre.
Y
la
ahí se ha capturado
guerra sería un
un buque en
alta
mar, se ha fusilado españoles y extranjeros, sin esperar a conocer el espíritu del Gobierno central,
que preveía grandes
cometer
la
catástrofes,
y ahora
se quiere
última demencia desobedeciendo al Go-
bieruo nacional. Todos los argumentos de los Estados Unidos consisten en decir que España no
manda en Cuba,
gumento. No
no.
Hay que
tomándose
se
y van ahora a confirmar ese ar-
puede discutir un acto del Gobier-
obedecerle. Influyase en la opinión;
la debidas precauciones, entregúese el
149
RUBÉN DARÍO
Yirginius
la tripulación superviviente,
y
nera que menos pueda herir
el
de
la
ma-
sentimiento públi-
co, pero entregúese sin dilación ni excusa. El
yor servicio que puede prestarse a
obedecerla ciegamente.
ma-
la Patria, es
No mencione V. E.
la di-
misión mientras no estén cumplidas las órdenes
del Gobierno. Cúmplalas con rigorismo militar.
no
Bayona:
se vuelva a hablar de
allí
Y
hubo reyes
traidores que vendieron la Patria al extranjero;
aquí hay patriotas que quieren salvarla de las locu-
una incomprensible debi-
ras de ahí, avivadas por
lidad». Esto fué en 1873.
años después
bres
útiles
el criterio
que llevó
miento y a
Cuan
distinto veinticinco
de un Gobierno de hom-
al país
a la derrota, al venci-
la mutilación,
del criterio de aquel
«poeta» que libró a España de
un
peligro seguro
supo ser en sus obras y en sus sueños
patriota, el
primer español de su tiempo,
y
el
primer
el
más es-
pañol de los españoles. Porque desde su Patmos,
desde su Guernesey, desde su nube, desde su
trí-
pode, sabía ser certero en su vistazo aquilino.
No
era tan iluso cuando dio su flecha tantas veces en
el
blanco, cuando llegó bizarramente a la primera
magistratura del Estado, y cuando ya en su vejez,
al ver
con desilusión que su república cuasi plató-
150
nica no correspondía a su
tiró de la lucha,
ble fe en
el ideal
no
himno
incesante, se re-
sin antes declarar
su invaria-
por toda su eiistencia perseguido
y su ningún contacto con
monarquía. Jamás
la
habló a la Reina Regenta. Cuando murió su hermana, a quien él
pésame.
te
amaba
En San
tanto,
Sebastián
la
un
Reina
le
envió su
día se encontró fren-
a frente Su Genio con Su Majestad. Su Genio se
quitó el sombrero y saludó.
Hubo demócratas que
murmuraron. ¿Quienes fueron
esos hidalgos
por tan mal lado tomaban
democracia? Aquel
la
que
caballero creía en la caballerosidad. Creía en la Patria.
Creía en Dios.
En
el liberal,
progreso» había
en
el
un
hombre de
«la
fórmula del
creyente. Jesucristo aparecía a
sus ojos a través de sentimentales vitraux en que
estaban representados su España portadora de la
cruz y su infancia doméstica: la buena madre,
quien a
la
continua es nombrada por
gen de sus creencias
religiosas.
él
como
ori-
Cuando habla de
asuntos de religión, su órgano se desborda en los
más
augustos magníficat, o en los
misereres.
Sus conferencias sobre
más profundos
la civilización
en
los cinco primeros siglos del Cristianismo, su Re-
dención del esclavo,
muchos de sus discursos, son la
m
RUBÉN DARÍO
gloriñcación cristiana expresada por Incesantes ferTientes ondas de vocablos, de frases,
un
Gasto
como
saturados de
un misticismo español.
cálido misticismo, de
alguna ocasión en que,
era, se pensó
las fatigas de la vida civil qui-
cuando cansado de
siera recogerse en el reposo de su espíritu, se orde-
Y aun él mismo,
naría sacramentalmente.
rar
un
Avila, dio a entender, con
muy
al
admi-
día cierta antigua casulla de la Catedral de
un
decir,
que no andaban
en error los que tenían ese pensamiento.
poeta de América publicó una vez
Un
un futuro sermón
de Castelar en San Pedro de Roma, que al orador
hizo amablemente sonreír.
su entrevista con
ral curiosidad;
y
Sumo
el
él
No
hace
mucho tiempo
Pontífice avivó la gene-
propio confesó ser la conversa-
ción con el Papa de hondo interés, pero que noestaba autorizado para publicar nada de ella hasta
después de la muerte de León XIII.
antes, besando
un
crucifijo.
Y él ha muerto
El Papa blanco ha po-
dido todavía autorizar que se hiciesen, a pesar de
la liturgia,
tre,
honras fúnebres a su interlocutor ilus-
en San Francisco
honras
En
el
la religiosidad
no como en
153
el
Grande, con todo y ser las
día de San Fernando.
de Gastelar hay algo de profa-
la religiosidad de Murillo. Sus pintu-
ras de las gracias divinas son
como
las pintoras
de
aqueJ pintor coloreadas de cierto sensualiámo, que-
en
este caso se
agrava con la castidad sabida dei
imaginativo artífice de
la
una
palabra. Al pintar
virgen se nota en su verba cierta complacencia hu-
mana, y sus ángeles imaginados en
la gloria o juz-
gados en los cuadros de los Museos, semejantes a
esos ángeles voluptuosos
frescos de
que animara Goya en sus
San Antonio de
nos pareceo
la Florida,
mujeres hechiceras, tan camales como espirituales.
La
castidad de Castelar,
por
los bufones de copla
ñe
la política, fué
bien sabida y erplotada
y
lápiz
en
humanas se
cerebral en que todas las facultades
condensan en
el
de Juan
la
enemistades
las
uno de esos casos de absorción
obra del pensamiento; casos
el del
Apocalipsis, que
morado en página que no
perece.
como
Hugo ha reme-
¿Qué unión, qué
matrimonio no habría podido efectuar
este dueño-
de la fama? Célibe y casto vivió, célibe y casto
rió.
Y
vado.
aquí es de recordar
al
paso
al
mu-
hombre
pri-
Supo pasar buenos años hermosamente,
como debe
vivir antes
que nadie todo
artista aris-
tocrático. Se le tacharon alguna vez sus lujos
y
hombre
vivió siem-
pre de su trabajo apenas ayudado por
la fraterna)
grandezas, sin saber que aquel
153
Ik
RUBÉN DARÍO
simpatía de señalados amigos; y que
€011 ciertos lujos,
no cabía en
ello
si
se regalaba
vanidad ninguna,
sino la comprensión de la estética de la existencia,
la cual tiene obligación de procurar, quien
poseía,
como adorador y
don incomparable
él
Los que fuimos favo-
del gusto.
recidos con la invitación a su mesa,
sabemos
lo
Luculo comía en casa de Castelar. Tenía en
<iue
esto,
ca.
como
sacerdote de la belleza, el
como en
Comía con
apetito de
otras cosas,
el
gusto de
un abad. Tenía
una cualidad
eclesiásti-
un monsignor y con
la
el
amable costumbre que
Quincey nos revela de Kant; siempre había invitados a su mesa, y, siguiendo la regla de lord Chesteríield, el
número de
los
que
se sentaban, él
prendido, no era nunca inferior
ni superior al de las Musas.
Y
el
al
com-
de las Gracias
mejor condimen-
to era su charla monopolizadora del tiempo, a la
cual ayudaba su memoria única con
el
más
so anecdotario que sea posible imaginar.
«n su
copio-
Después
salón, al conversar, según fueren los asun-
tos, se
dejaba llevar de su fuga tribunicia, y sus
palabras se convertían en párrafos de verdaderos
discursos;
y su vibración era contagiosa, y
trasladaba en un salto invisible, fuera del
to.
él se
momen-
Cuéntase que un día acontecióle encontrarse en
molestos apuros de dinero. Era en invierno y la
chimenea estaba encendida, como su conversación,
sobre un asunto político, delante de varios íntimos.
Llega una carta de América, con una letra por mil
duros. Grata sorpresa que interrumpe
un
su hablar. Pero continúa, con carta y
mano;
el discurso,
Irase rotunda
instante
letra
en la
a poco, se precipita, y con una
y un gesto supremo, carta y
letra
hechos nerviosamente una pelota, ya están ardien-
do en
la
chimenea. Otra vez hizo aguardar largas
horas a un personaje político, cuya presencia en la
antesala se
le
anunciaba repetidas veces, porque
le
tenía asidos lengua y pensamiento
una disertación
sobre Botticelli y los primitivos.
Y
que aquel obrero
tenía el obrador
de la casa en
mental puesto
para servicio de tantos diarios y revistas del globo,
salía
mucho
bien,
mucho
favor personal,
mucho
consuelo a los pequeños, apoyo intelectual a quien
lo necesitaba, consejo o aplauso, y la
al pobre que le pedía,
como
ayuda
eficaz
pues entre los hxmíildes
entre los grandes, entre las palmas y lauros
sobre los cuales sobresalía su calva cabeza pensadora, resplandecía la virtud moral de aquel
sencillo, de aquel corazón
hombre
bueno.
Por eso su muerte ha causado un doloroso
estre-
165
Ik
;
RUBÉN DARÍO
mecimiento en España entera, paralelo
al
estreme-
cimiento simpático del mundo. Había ido Castelar
a buscar vigor a
tantas
la orilla del
reces cantado en
— el mar
Mediterráneo
sus hímnicas proas
—
había ido después de su último esfuerzo en la arena
poKtica, cuando los republicanos le rodeaban comO'
al
hombre
do ver en
fuerte de las pasadas
él la
y extenuada. Pero
frió tanto
con
campañas, creyen-
salud de la patria
el
hoy tan maltrecha-
así estaba el tribuno, el
que su-
gran desastre, y que sintiendo
lle-
gar su última hora, comunicó en una carta a una-
amiga
ña».
extranjera:
Una
«Muero con
tarde, a la orilla del
la
agonía de Espa-
mar, ve a unos pes-
cadores y se acerca a ellos. Los peces que se asfixia-
ban saltando sobre
la tierra,
impresión: «¡Si iré a morir
tos de oxígeno!»
la noticia,
ya
Y
mientras
la actitud de
así
el
fueron para
como
murió. Al día siguiente
de-
pueblo de Madrid comentaba
un ministro
incorrecto y falto de
seso, cerca de la Puerta del Sol tuve
que jamás
él triste-
estos peces, fal-
se borrará de
una sensación
mi memoria. Un
ciego, de-
esos que aquí andan por las calles pidiendo limosna, improvisando coplas de actualidad al son de-
sús lamentables guitarras, cantaba en tono doloroso delante de
un
círculo de transeúntes que
aumen-
.
taba a cada paso. Por curiosidad
on
el
canto el
nombre de
del arroyo, en versos
me
detuve, al oír
Castelar. El pobre coplero
muy
malos decía cosas senti
das y húmedas de llanto sincero; y aun no
sé
qué
arte singular hacía coincidir su pena con el decir
ingenuo,
el
acompañar de
las
cuerdas afónicas de
aquel instrumento imposible. Cuando volví la vista, las
mujeres lloraban; los obreros tenían las ca-
Y
ras serias y tristes.
con
el instinto
la
maligna
política apareció,
popular que sabe soltar su avispa
certera para que pique en donde se debe, con estrolas
como
ésta
que recuerdo:
Don Emilio Castelar,
Qae toda Earopa conoce.
Quiso Dios que se muriera
Antes que abrieran las Corles...
En
todas,
en
la puerta del Sol,
el
rumor
se
en los
cafés,
acentuaba contra
en las calles
el
Gobierno y
especial contra el ministro de la Guerra, gene-
ral Polavieja. Se acababa de publicar
absurdo en que se
lio Castelar
tículo
1.**,
leía:
un
decreto
«Resultando: que D. Emi-
ha muerto en honrada pobreza;
los gastos
— Ar-
que ocasionen su enterramien-
to y honras fúnebres, serán de cuenta del Estado»
Así, frío
como un compromiso, duro como una li-
RUBÉN DARÍO
mosna. lY
esto
en
el
país de las prosopopeyas
y
mano»
fórmulas, en la tierra de «Beso a usted la
y donde para nombrar a un ministro con sus
los, se lleca
un medio
pliego!
títu-
El pueblo irritado
no contenía sus censuras. jEn aquellos momentos,
Cámaras
las
italianas
y portuguesas enviaban su
pésame a ese mismo Gobierno mezquino;
de la República Argentina se ponía de
el
Senado
pie; el anto-
crático Gobierno ruso manifestaba su pesar; el Instituto de Francia
la
lamentaba a su ilustre miembro;
Prensa de la tierra se enlutaba,
el
pensamiento
universal estaba de duelol Después se supo que
Castelar
no tendría honores
militares;
que
se
había
prohibido a los artilleros reunirse para tributar
Cuerpo de
Artillería,
antiguo presidente que tanto hizo por
el ejérci-
homenajes
al
to;
al organizador del
después, que se autorizaba a los generales que
quisiesen concurrir, para que lo hiciesen con traje
de diario y con banda. La Prensa cumplió con su
deber. Se habló claro; se dijeron verdades al rojo
blanco. Entretanto, el cadáver de Castelar llega a
Madrid en doloroso
triunfo;
y se deposita en
lacio del Congreso. Allí desfiló el pueblo,
menaje último
allí
al
el
pa-
en ho-
gran' pastor de multitudes; por
pasó, entre tantas gentes, el ciego que yo oi
168
cantar y de cuya visita
Pues
le
al
cadáver habló El Liberal.
preguntaron al verle con su guitarra bajo
el
brazo, con sus ojos sin sol: «¿Para qué vienes,
si
no has de
Terle?»
Y
verá mi lazarillo!» ¿Y
él
el
contestó:
«¡Por
llegó con su hijita de luto, la cual llevaba
queño ramo de
flores,
mí
le
obrero humildísimo que
un pe-
y pidió permiso para ponerlo
sobre el féretro, entre tanta monumental corona?
Y
llegó el entierro. Fluía en el
tarde la dulzura de
un
ambiente de
cielo de acuarela.
desbordaba como un hirviente
va-io.
la
Madrid se
Suspendida la
circulación por las calles que debía recorrer el fú-
nebre cortejo, la concurrencia se aglomeraba, los
balcones se tupían. La calle de Alcalá,
del Sol, la calle
río
Puerta
la
Mayor estaban inumladas por
humano. Desde temprano
el
se esperó por largas
horas. Por fin apareció a lo lejos el pelotón azul de
la
Guardia
civil
de a caballo. Se abre paso entre el
espeso gentío, y comienza el desfile. Van, prece-
diendo, las profusas coronas; se deslaca la
beral,
ú^.
El Li^
enorme y negra, sobre un fondo de seda
blanco; van los recogidos del hospicio y del asilo
de San Bemardino; los grupos de varias asociaciones; los comerciantes, numerosos; la
Academia de
la Historia, el Ateneo, el Círculo de Bellas Artes;
189
H
U
DARÍO
N
E
B
como ner-
ahí distingo a Núñez de Arce, pálido y
vioso; ahí ya la barbilla canosa de Zapata, junto al
músico Bretón;
Echegaray, con su aire enfer-
allí
mizo y gastado. Ahí
el todo
Madrid de
la celebri-
dad: periodistas, artistas, sabios, académicos.
clero, de sobrepelliz,
anunciado por
la parroquia, embucio negro y oro.
Y
mundo
se descubre, todo el
ludo. Sobre el féretro no se ve
ramito de
flores...
¡es el
le
Y
el
manga de
ahí va Cas-
muerto, en su carroza severa. Todo
telar
do
la
el
mun-
da su último sa-
más que un
ramito de
la
aislado
niña del
obrero! La guardia de honor sigue, de soldados de
la Civil.
De pronto
se oye entre la
muchedumbre:
«¡Bravo! ¡bien!» Son los militares que vienen, a
pesar de la mezquindad ministerial. ¡Bravo! ¡Bien!
Es
el
penacho blanco de Martínez Campos,
mo
gran guerrero, que
1er,
que viene sin penacho, pero acorazado
asiste
el últi-
de toda gala; es
Weyel
pe-
cho de condecoraciones y medallas, Weyler, de
íama
terrible, pero
momento
que hoy se conquista por un
las simpatías,
pequeño, acerado, ceñudo,
•apretada y reveladora la saliente mandíbula. ¡Bien!
jBravo!
Son
los penachos,
son los entorchados, son
los uniformes de otros tantos generales, de
merables
160
jefes
y
oficiales
innu-
que honran a Castelar a
pesar de todo; es
que
lleros,
pma
la
U
comiáión del Cuerpo de
lleva su ofrenda. ¡Bien! ¡Bravo!
antigua que aplaude a las espadas que no
han echado en olvido
Y
arti-
Es Es-
España!
la hidalguía. ,ViTa
pasan más comisiones y los diplomáticos, He-
nos de oro. entre los cuales resaltan
el
Nuncio y
el
embajador de China, vestido de seda, con sn botón de cristal y su
pluma de pavón. Y luego
presidencia del Consejo de Ministros, y
que
civil
gente, y
la
cierra la procesión, y detrás
más
gente.
Y
el
aún más
munjiullo general se
acentúa contra quienes no han sabido honrar
memoria
del
más grande de
época, a quien sus
los españoles
id,
la
la eterai-
a quien no ha habido una sola lengua españo-
que no haya consagrado una palabra de admira-
ción,
como
al hijo
que mejor supo sobre
universo, honrar a su madre patria.
herido a esa
ante
te
la
de su
mismos enemigos tienen una
palma que ofrecer cuando va camino de
d
la
Guardia
el
amada
Y
la íaz del
quienes han
patria con rencores inauditos
cadáver de aquel que supo combatirles fren-
a frente en su vida gloriosa y nobilísima, son los
mismos que han contribuido a
la desgracia nacio-
nal por degenerados o débiles, o ciegos instrumentos de errores
11
y
desidias; son los
que han vuelto
161
RUBÉN DARÍO
de la derrota con pasmosa írescura y a quienes una
voz, harto elocuente en el Congreso,
condenó a ser
ahorcados con los fajines de sus uniformes... Uili-
morum... ¿No era Castelar
tarilnts cur¿3 et severitzte
tan gran admirador de Tácito?
Siendo la oratoria casi un arte teatral y basado
de manera principal en dotes físicas que
va aminorando poco a poco,
tímos años no era sino
victorias. Decía él
el
tiempo
Castelar de los úl-
el reflejo del
mismo en un
mucho tiempo: «Por
por la
el
de las pasadas
discurso
no hace
esto los oradores se acaban,
misma razón que
se acaban,
cuando no hay
guerra, los héroes. Por esto nuestra imaginación
se amortigua, nuestro entendimiento se atrofia, las
en otros tiempos armoniosas cuerdas bucales
ma-
rran, el estro lírico plega sus alas, el acento con-
movedor concluye; pues, implacables,
la sociedad
y la naturaleza destrozan en sus inmensas y complicadas
máquinas a todos aquellos
les sirven
cumplir
fin
videncia»
.
que ya no
alguno en
el
plan histórico de la Pro-
Pero desde los umbrales de la ciudaí!
oscura podía
él
volverse y contemplar la obra que
queda fuera de aquella que
tenía la vida de
basada de manera exclusiva en
162
seres
para cosa ninguna, y que no han de
lo
un
eco,
sonoro de su pe-
rorar, en lo arrebatador de sus actitudes o
en la
cascada de sus alientos; es una serie de edificios de
maravillosas arquitecturas construidos en su repú-
montones de
blica, sobre sólidos terrenos o sobre
arena movediza, o apoyados apenas en
que flotaban los colores y
las líneas de
el aire
en
su fantasía;
o paisajes, frescos cíclicos de las luchas de pueblos
y Gobiernos, de ideas y de hombres en
te
el
continen-
europeo, en América, en Asia, en Airica; o cin-
celadas alhambras, kioscos de capricho, o preciosas loggias
que improvisaba por
novela que le resulta vasto
que
historia
la
le
resulta
deleite de arte; o la
poema en
semblanza de personaje o boceto de idea que
resulta oda fascinante; o el gran
(le
poema en
le
estrofas
prosa, a ondas o a bloques, métrica ciclópea; o
la villa
de
mármol y de
riquezas antiguas que la-
bra con sus recuerdos de
de
prosa; o la
himno multiplicado, o
mármol también,
Italia;
o el
monumento
a Byron, y cien estatuas, y
mil bustos, y un millón de camafeos, todos
íimor de
un
jardín singular en donde
mueve
ai
el
viento armoniosos laureles griegos y robustas enci-
nas romanas.
Y
aquel idealista, aquel optimista,
no ha partido contemplando sobre
el
mundo nubes
de color de rosa que presagien un día de dicha y
163
RUBÉN DARÍO
de tranquilidad, antes bien
muy negros, muy ame-
nazadores nubarrones, mientras se reúne» y deli-
beran los congregados de la paz en La Haya. Su
último artículo que ha publicado el Tem-ps hace Ter
a Francia
res
poco favorable a un olvido de sus reaco-
con Alemania; a Alemania, más militarizada
cada
día, sin permitir el
menor menoscabo en su
preponderancia; a Inglaterra y a los Estados Uni-
dos en
ia
un acuerdo
hegemonía de
tácito para
imponer en
los países de
el
globo
lengua inglesa.
Y
concluye: «El descontento del Gobierno italiano,
producido recientemente a consecuencia de sus fracasos diplomáticos en la cuestión de China; las di-
ücultades suscitadas entre Francia e Inglaterra por
el
Sudán y
inglesa,
el
Nilo;
el
aumento de
la
escuadra
que ha necesitado una suspensión de
amortización y un
déficit
de importancia;
el
la
cam-
bio de América, que ha modificado su tempera-
mento
industrial y trabajador para
marchar a
la
guerra y a la conquÍ3ta; el reparto de la China, deseado por universalf-s ambiciones; los progresos
del ferrocarril ruso en la Mougolia; los conflictos
del Transvaal entre la presidencia de
Krúger y
la
dictadura del desequilibrado Napoleón del Cabo;
las
amenazas contra Portugal y sus colonias; los
temores y los espantos, lan fundados como
mos
legíti-
de nuestra desgraciada España; la rivalidad de
Turquía y de Grecia, de Francia y de Prusla, de
Rusia e Inglaterra; los motines en Austria;
el
mo-
vimiento interior que reclama y pide una Alemania más consi derable y numerosa que la Alemania actual; los
gérmenes de desacuerdo entre las primeras
potencias porconsecuencia de las ex tensioicsterri to-
nales de sus colonias. Todas estas cosas dicen que
después de la Exposición de 1909 no tendremos ni
una hora de
paz,
y elementos de guerra estarán
disemioados y extendidos por todas partes».
ünalizar bendice, a pesar de todo,
i
el
Y
al
Congreso de
a paz.
En
en
la única,
la infinita,
en la eterna, en la que todo entra,
ha penetrado
de la elocuencia castellana,
la idea escrita, el
como im
celeste se detendrá, para
mantina y pura, en
la libertad
un rumbo nuevo, bajo
le
prodigioso príncipe
estupendo artista de
predicador de la libertad. El «ca-
nario» de Taine ha volado
qué roca
el
el
el
águila. ¿En
que su alma
dia-
de la muerte tome
viento de Dios? España
un monumento de mármol y de bronsu nombre irá resonante por el tiempo como
levantará
ce;
k
u« orbe de
oro.
Un
tiempo quizá llegue en que sa
165
RUBÉN DARÍO
espíritu se regocije, desde la
rio, al
sombra de su miste-
ver florecido en una inesperada primavera
su ideal. Figuraos una ciudad, Walhalla o Jerusalén de las almas soberanas que giraron por la tierra,
actualmente cumpliendo con su misión semi-
divina, ciudad de héroes, de artistas, de santos, de
sabios y de poetas, los genios de la fuerza, los genios de la belleza, los genios del carácter y del corazón, los genios de la voluntad.
En un aire
cruzarán las ondas de los pensamientos
una
electricidad
subsiste
biente.
suprema. La personalidad que
no obstará a una comunidad de
Pues bien, yo
me
gloria
am-
imagino a nuestro bueno
y grande Gastelar en el coro
tales sintiendo
de luz
como en
magQO de
esos inmor-
en un instante del futuro como una
voz que le da al oiría
un nuevo
esplendor,
una
inesperada voz de la tierra que llega a conmoverle
a lo infinito. Será cuando España haya vuelto a
alzar la cabeza
como en
días antiguos,
poseída
del orgullo de su fuerza nueva, de las palpitacio-
nes de su nueva sangre. Junto a los boscajes de
ensueño de esa sublime ciudad, Jerusalén o Walhalla,
los pensadores
y los soñadores siguen en
progresiva ascensión, construyendo las fábricas de
sus cálculos, los palacios de sus fantasías.
166
Me ima-
gíQO en esa hora del Señor, que
el lírico
tribuno
sonríe al escuchar en lo eterno, del lado de la tierra, del
lado de las columnas de Hércules, algo
semejante a una salutación y a un truent:
rugido.
Platóm.— ¿Qué
CASTELáLii.
es eso?
— ¡Es mi león!
167
un
índice
PágiBas.
Pensadores y
artistas:
Jacinto Benavente
José Knriqae Rodó
Gra^a Aranha
Zorrilla de San Martín
Francisco García Calderón
Santiago Rnsiñol
Federico Gamboa
Amado Ñervo
Enrique Rodríguez Larreta
Leopoldo Lngones
Enrique Gómez Carrillo
Ricardo Rojas
Manuel Ugarte
Ángel Zarraga
Alberto del Solar
Jacinto Octavio Picón
Fray Crescente Errazuri»
Eugenio Garzón
3
9
15
21
25
29
37
43
49
53
59
65
73
77
81
87
101
107
PoUtlcos:
8n Majestad
el Rey Don Alfonso XIII
El General D. Rafael Reyes
115
123
Cánovas del Castillo
129
José Pedro Ramíre7
135
Ca.stelar
139
EDITORIAL
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LATINO,,
APARTADO 502— MADRID.
I
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PCñTñLOGO
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DE FEANCISCO VILLAE8PESA
I.— Intimidades.— Flores de Almendro
n.— Luchas.—Confidencias..
—
III.— La copa del Rej de Thule.
L» muga enferma
IV. El alto de los Bohemios. Rapsodias
V. Las horas que pasan. (Veladas de amor)
VI.— Las joyas de Margarita: Breviario de amor.—
La tela de Penólope.— El milagro del vaso
de agua
VII.— Doña María de PjMÜIla.— La cea» de los car-
—
—
k
—
denales
S,00
3,00
3,00
3,00
3,00
3,00
3,00
.
EXTRACTO DEL CATÁLOGO GBNEBAL
Pesetas.
VIII.— El milagro de ]asrosas.— Resurrección.—Amigas viejas
IX.
3,0C
—Las granadas de rubíes. —Las pupilas de Almotadid. —Las garras de la pantera. — El
último Abderramán
X.
— Tristitise
XI.—La
3,00
rerum
3,00
lenna de Castilla.— En el desierto
XII.— El rej Galaor.— El
triunfo del
3,00
amor
3,00
DE RUBÉN DARÍO
(Ilustraciones de Ochoa)
Tomos
publicados:
— La caravana pasa
II. — Prosas profanas.
III. — Tierras solares
3,50
IV.— Azul
3,50
3,50
I.
3,50
V.—Pari»iana
VI.— Los
3,50
3,50
raros
VIL— Cantos de vida y esperanza
VIII.—Letras
IX. Canto a la Argentina
X. Opiniones
XI. Poemas del otoño y otros poemas.
XII. Peregrinaciones
XIII.— Prosas políticas
XIV. Cuentos y crónicas ...
XV.— Autobiografía
XVL— El Canto Errante
XVII. Viaje a Nicaragua o Historia de mis libros...
Ediciones especiales de lujo, con decoraciones «
mano de Enrique Ochoa.
—
—
—
—
—
—
.
3,50
3,50
3,50
3,50
3,50
3,50
3,50
8,50
3,50
3,50
3,r)0
EXTRACTO DSL CATÁLOGO OBHBBAL
HENRIK IBSEN
TEATRO OOMPI-KTO
I.—Catilina. L» tumba del guerrero. La
caste-
llana de Ostrat
II.— La
—
III.
del
amor
3,50
3,50
Las columnas de
La casa de una muñeca ....
la jurentud.
la socieda'l.
VIL— Emperador y
— Espectros.
Galileo
Un enemigo
del pueblo. El pato
3,50
—La casa de Rosmer. La dama del mar. Hedda
Gabler
X.
3,50
3,50
silvestre
IX.
3,50
3,50
IV.— Brand
V.—PeerGynt
VI. —La anión de
VIII.
3,50
He Sclhaug. Olaf Liliekrans. Los
guerreros ea HelgeKnd
Los pretendientes a la corona j La comedia
fieata
3,50
— El constructor Solnesa. El niño Eyolf. Ál despertar de nuestra muerte
3,50
JOSÉ FRANCÉS
Kl aüo artístico 1915
—
—
6,0!'
tela
8,00
El año artístico 1916 (con 250 grabados)
—
—
—
—
10,00
tela
El año artístico 1917 (coa 250 grabados)
—
—
En
.
preparación
—
ol
—
de 1918.
12,00
11,5a
tela
13,0»)
.
.
XTRACTO DBL CATÁLOGO GENERAL
COLECCIÓN DE AUTORES ESPAÑOLES
N0VELA8
JSémundo Qonxáíez Blanco.— Jesús de Nazareht
Jeai Jhrancét.
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3,00
— La estatua de carne
3,00
El alma viajera
Lúptz de Saá. Los indianos vuelven
Braja do amor
Por tin milagro de annor
W. Fernández Flórez. La procesión de los días ...
—
—
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Elici»
y.
Cerda.— Hou Quijote en
la guerra
Severo Carvallo..
Según labremos.
—
Laíil.
—
3,50
3,50
3,50
3,00
2,00'
Garda Marti.-Don
María Luisa
3,50
2,50
.
.
3,00
.
Genoveva
2,50
Sugenio Noel.—m allegreto de la Sinfonía VII
Rafael Cansinos Assens. Las cuatro gracias
...
Francisco Delicado. La lozana andaluza ...
./. de Lucas Aeevedo.
La Caja de Pandora
Maríírt áe ¿a C'dTíiara.— Vidas llameantes
iMWíara.— Historia en camisa
—
—
—
.
.
3,00
3,50
3,00
3,0t^
3,0»)
3,00
ESTUDIOS y CRÓmCAH
Ramírez Ángel. — Bomliilla-Sol-Ventas..
./. M. Carretero. — Lo que sé por raí (dos series)
..
./.Cosía. — Alemania contra España.
P&dro Pellicena,— Los Cosacos
Margarita de la Torre. — Jardín de damas curiosas..
Fola Igurbide.—m Actor
Alberto Ohiraldo. — Los nuevos caminos
Eneiso. — El soneto en España
fímiliano
.
3,00
3,00
3,00
3,50
3,50
3,60
3,50
3,00
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tito
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— El esfuerzo
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galantes y de
los crepúsculos de otoño
Corazón de la noche
Motivos líricos
Correré.— El retablo de los poetas. (Anto-
logía)
2,50
2,50
2,50
3.50
TEATRO
Muñoz &eea y López Núñez.—El Bayo
ii«en.—Dramas líricos
3,00
//.
—
La
—
Espectros
2,00
castellana de Ostrat
2,00
2,00
LA8 GRANDES FIGURAS DE LA GUERRA
EUROPEA
Biograüas de los generales: Alberto I de Bélgica.—
Joffre.— Sir Jlion FrenclL— Lord Kitchener. Con
preciosas fototipias, a
..
300
COLECCIÓN DE AUTORES
EXTRANJEROS
raducidas por Felipe Trigo, Rafael Caminos
y
Pedro de liépide.
Victoriano de Saustay.—L.& ciencia del beso
Hené J?mer¿/.— Santa María Magdalena
3.5<j
3,50
Afaquiavelo.—OhT&8 festivas: La Mandragora— El
P. Alberico.— La Celestina.— El archidiablo Belfegor
Claudia Laniaitre.—Jnegos de Damtia
3,00
3 50
.
EXTRACTO DBL GATÁLOaO GENERAL.
CELEBRIDADES ESPAÑOLAS
—
L Bóoquer
(encuadernados ea tela)
—
II.— Zorrilla
III.— Espronceda.
3,50
.
3,50
—
3,50
COLECCIÓN SELECTA
—
Tomás de Quincey. Log últimos días de Kant
Kalidasa. El reconocimiento de Sakuntala
....
Rousseau. Discurso sobre las artes y las ciencias.
Luciano de SamoscUa. La diosa de Siria
L. Steriie. Viaje sentimental de un iag-lés a Francia.
—
—
.
—
—
F.
Alvmr»d:—S\
filósofo rancio. (Cartas)
1,00
1,00
1,00
1,0J
1,00
1,50
COLECCIÓN CIENCIA Y ARTE
Ricardo Tesmres,
—
— ¿Qué
quieres aprender? Electri-
cidad. Encuadernado en tela..
3,50
¿Qué quieres ser? Automovilista.
Encuadernado en tela
3,50
OBRAS VARIAS
—
Del amor
E. M. Segovia (Oficial del Banco de España).—Los
documentos de crédito
RÍ9eró. Legislación de clases pasivas. Volumen de
5'X) páginas, encuadernado en tela
R. Yetares. Ayuda memoria del mecáuico electricista. Ua volumea, encuadernad»
entela
Síhendml.
6,C0
5,00
—
10,00
—
1,.'')0
.
EXTRACTO DEL CATALOGO GBNBBAI.
LIBROS DE CARTAS
El arte de escribir cartas
Manual
1,00
epistolar (encuadernado
en
tela)
2,00
Cartas amorosas
.Epistolario de
0,60
amor (encuadernado)
2,00
COLECCIONES POPULARES
COLECCIÓN »MAO-BULL>
Obras sensacionales, ori^nales del couocido escritor
ssñor Bedoya, cnya maestría en esta literatura es
universal:
El millonario detective
El secreto del Kaiser
La bola de sangre
2,00
El alma de
2,00
^
1,50
1,50
las brajas
COLECCIÓN PICARESCA
Tomos de 130 páginas, de amena lectura de índole
burlesca y galante, con bonitas portadas en bicolor. Van publicados:
Voluptuosidad y perversión
la mala vida
Corazón de piedra
0,50
En camino de
Memorias galantes de un
abate del siglo
0,50
0,60
J"^e°t«<i
0,50
(
xvm..
'
Mis amores en París
0,60
Amores de
0,50
otoño..
Lágrimas de amor
De
0,50
en flor (Historia de un cínico
El maldito dinero (Historia de amor y de maldad)
flor
0,50
^
.
0,50
F.XTl{\CrO
DIíI,
CATALOGO
GENlílíAL
COLECCIÓN folletín
Esta colección contendrá las obras más famosas de la
Literatura Universal, en elegantes volúmenes de
150 a 200 páfifinas, con primorosas cubiertas en coloi".
Van
publicados:
El último Mohieano
El misterio de los Apaches
0,50
Amor
0,50
salvaje
Margarita de Borgoña
Lucrecia Borgia
La Dama de las Camelias
Flecha de oro
El Capitán rojo
0,50
0,50
0,50
0.50
0,50
0,50
Werther
0,50
El Espía de las rocas
0,5<)
Manon Lescaut
0,50
Un
0,50
viajo a la luna
Mignon
0,50
COLECCIÓN MARAVILLAS DE LA GUERRA
Narraciones sensacionales del conocido periodista
señor López Moya, cuya fantasía corre parejas cou
su ani.Miidad.
Van
publicados:
Azañas de Vedrines
Proezas do un siibmarino inglés
Tragedia en los aires
0,50
El misterio de los Zeppeliucs
El fantasma del mar del Norte
0,50
Bazo heroico
0,50
0,50
0,50
0,50
EXTRACTO DKL CATÁLOGO OBNRRAL
Pesetas.
COLECCIÓN MEPISTÓFELES
Primorosos volúmenes de sugestiva lectura. Van publicados:
La magia negra
El A B C del hipnotismo
0,50
Los misterios del sonambulismo
Ocultismo experimental
Los misterios de las piedras preciosas
Las plantas en las habitaciones
0,50
0,50
0,50
.
0,50
0,50
LIBROS TAURINOS
—
El Caballero Audaz. El libro de los toreros: epílogo
de José Francés. (Bomba, Joselito, Gallo, Belmente, Pastor, Gaoua, Carpió. Con fotografías. Libro
de éxito enorme
Los amores de los toreros. Cuadernos de gran tamaño y muy interesantes para la afíción a toros. Van
publicados: Bdmonte.— Pastor.— Gallo —Gallito.
Gaona. — Lo» crímenes del galiismo. Cada cua"I
derno.
2,00
0.20
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Darío,
7519
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1917
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Obras ccMipletas
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