Sabate, María Laura Trabajo Final. Devolución Foro 4 ¡Hola a tod

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Sabate, María Laura
Trabajo Final. Devolución Foro 4
¡Hola a tod@s!
Realizo esta devolución como trabajo final del Seminario. En esta oportunidad
trabajaremos analizando nuestras intervenciones en el Foro 4 para intentar identificar recurrencias
y diferencias según algún criterio. Para comenzar como marco y guía me gustaría retomar una
frase de Anijovich: “es importante tener presente que el estudiante no siempre va a producir una
acción espontánea de revisión y/o mejora por el solo hecho de haber recibido una devolución”
(2010:135) y que la práctica de la retroalimentación o devolución debe ser centrada
fundamentalmente en el tipo de tarea realizada y debe formar parte de un proceso continuo. Sin
duda repercutió en el idoneidad de Silvio Martínez: “En este marco a la evaluación debemos verla
como una manera de enseñanza, de allí la aplicación del concepto de retroalimentación” Y de
Silvina Delfino quien suma: “la retroalimentación del docente y de los alumnos respecto a la
consigna propuesta” Y de Ignacio Dasero: “La retroalimentación aparece como una estrategia
riquísima, siendo práctica permanente.”
Se nos trazó como ejes orientadores del Módulo la interacción entre un mundo
académico y el campo del arte, con obras artísticas que ofrecieron la alternativa
de vehiculizar el acceso al conocimiento a través de los sentidos. Es decir, la
existencia de tantos mundos o realidades como modos de describirlos según
los puntos de vistas, los movimientos, las perturbaciones, la creación y el ser. Y
nos sumergimos en el mundo de “la evaluación” comenzando la senda de manera
invertida como refiere Raquel Heckel: “El arte nos permitió vivenciar, sentir,
acercarnos a un tema complejo como es la evaluación a partir de lo emocional...”;
completado por María Rosales: “El hecho de partir desde nuestros propios relatos o
anécdotas, nos permitió "conectarnos" con todo los que nos sucedió, o nos
sucede, en una instancia evaluativa, a nivel emocional y de capacidad/ habilidad
para superar la misma. En los diferentes aportes de los compañeros, pudimos
comprobar cómo ciertas variables o factores se "ponen" en evidencia (cultural,
social, económico, de inclusión o exclusión, entre otros) y condicionan de sobre manera el
"rendimiento”
En la clase se nos consideró la retroalimentación como parte de un proceso divergente,
no lineal, fragmentado y ecléctico, es decir, se insiste en la idea de revisar lo aprendido o
proyectar nuevos aprendizajes, esperando que esta sea una instancia más de aprendizaje,
intercambio e inclusión. Y en este punto resultan útiles las palabras de Claudia Albrecht:
“Analizar las prácticas evaluatorias a través de relatos nos permitió compartir entre los
participantes del seminario, emociones en común, que nos movilizaron y nos pusieron en
situación de momentos “difíciles” que quizá dejaron huellas en nosotros”. El aporte de
Laura Warner: Por lo tanto la retroalimentación debe ser enseñada por los docentes y aprendida
por los estudiantes. Los resultados efectivos de la retroalimentación dependen de la eficacia de la
comunicación emitida por el docente hacia el estudiante, realizada en un adecuado contexto físico
y emocional. Y Héctor Porta concluye: Escuchar las voces de nuestros alumnos no es
ofrecerles a ellos la oportunidad para que éstos puedan comunicar sus ideas y opiniones, sino
además, ser conscientes del papel que pueden tener a la hora de contribuir a los cambios
educativos.
Y vislumbro que son esas huellas las que nos marcan el camino, las que describen
historias y que nos construyen como sujetos. La evaluación, una huella más, una huella
poderosa, a formado, forma y resignifica nuestros relatos, como indica Gimena Pereyra: “La
evaluación tiende a asociarse con un entorno muy formal, que a veces presiona o genera
estrés en los alumnos y que generalmente tiene como objetivo medir el aprendizaje”. ¿Solo en
los alumnos? ¿Puede generar otras emociones, actitudes o saberes? Claudia Albrecht inicia
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su exposición con las siguientes palabras: “Evaluar, actividad compleja que debemos realizar
los docentes”. Las lecturas obligatorias del Seminario alteraron nuestras huellas y
cuestionaron nuestras prácticas, para Perrenoud y, también, lo delibera José Gómez y
comparte Guillermo Figueroa, en muchos entornos: “Evaluar es crear jerarquías de excelencia,
privilegiar una manera de ser en la clase”.
En la probable, situación inicial de nuestros relatos, “El Anecdotario”, nos suscribió a un
diálogo con las huellas del pasado, traer al presente narraciones que formaban
“bolitas azules, muy frías y diminutas (…) que liberamos en ciertas ocasiones”
(Bernasconi;2012:54) En palabras de Tamara Hlebowicz: “El término “colorín
colorado” que nos acompañó cada clase generó una manera distinta de
pensar la teoría del mismo, generando una lectura que ayudó a los procesos
metacognitivos.” Y como en este relato los protagonistas eran varios, anexa
Anijovich: “La efectividad de una retroalimentación depende de la receptividad
de quien la recibe, pero también de cuan eficaz sea el que la comunica.
Quien emite el feedback debe utilizar un nivel de lenguaje verbal y no verbal
adecuado para su receptor y crear un contexto físico y emocional para que el
mensaje impacte en la dirección deseada” (Anijovich; 2010: 136).
Entonces las huellas crecieron, se recrearon, se asociaron. Y apareció un soplo que
nos hablaba de la evaluación colegiada como forma de construcción de ciudadanía y formas
colaborativas de trabajo… Para ponerle sazón Ignacio Dasero
comentó: El “castigo” es, ni más ni menos, quedarse afuera” y repicó en,
mi huella, un “Juanito Laguna intentando aprender a leer.” Sí,
abordar la evaluación como sistema de distribución de poder y control
social significa comprenderla en la trama del dispositivo curricular
(Bernstein, 1993). Entender la evaluación desde la mirada curricular
implica entender las formas de construcción de la desigualdad y la
exclusión social. Surge aquí, una huella litigada, ya que se pone en
tensión la relación entre el "enseñar Todo a Todos" (como una manera
posible de pensar la inclusión) y el silenciar que en el Todo, nunca
ingresa realmente todo sino que necesariamente dejamos cosas fuera,
huellas perdidas, que no podemos enseñar, y que los Todos, no incluye realmente a todos
(siempre hay muchos que quedan o quedamos fuera). Y si de miradas se trata cedo la voz a
Paola Zambelli y a todos los que se unieron a ella: La evaluación es mirar. La evaluación es una
mirada a todos y los incluye. La evaluación se asoma como una mirada política y moral que
busca la igualdad cuando enseña y cuando evalúa. La evaluación es mirarse para cambiar la
perspectiva y… volver a mirar.
Por eso, volvimos a mirar y vimos florecer huellas forasteras,
“huellas digitales” las TIC, que abren nuevas oportunidades para mirar,
para el ejercicio de los derechos, para habitar el espacio público y construir lo
común, para reducir las brechas socioculturales, para que Juanito Laguna
verdaderamente “aprenda a leer” y para desarrollar una huella poderosa. Se
trata de nuevos canales de expresión, participación y organización. “Estos
medios tienen que ser el espacio donde los diferentes actores establezcan
las bases para el diálogo social, para la circulación de información y para el
proceso de construcción de consensos y expresión de los disensos." (Minzi y
otros, 2011) Según Laura Warner: “Cuando los docentes integramos
las nuevas tecnologías en nuestras prácticas de enseñanza estamos
asumiendo una responsabilidad ética y política respondiendo a las transformaciones
epistemológicas ocurridas socioculturalmente. Analía Cáceres armoniza: La inclusión de las TIC
puede colaborar en la proyección de la igualdad social y debemos considerarla como una práctica
capaz de renovar y renovarse en forma constante. Miguel Gómez aumenta la apuesta: La
inclusión de las TIC en las prácticas de enseñanza (y por lo tanto en los procesos de aprendizaje),
nos colocan como docentes en coordenadas espacio-temporales particulares. Y Susana
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Canelo remata: “La incorporación de las TIC como compensación (lógica compensatoria) y como
las mismas pueden permitir incluir, como transforman no solo la evaluación sino toda la escuela.
El análisis curricular injusto nos permite poner el foco no solo en la evaluación sino en todas las
prácticas escolares que dificultan la inclusión.”
Y colorín colorado este cuento se ha… ¿terminado? LA ESCUELA -¡Qué huella!
¿No?- ¿Debe proponerse preparar a los alumnos para trabajar con otros, ejercitar la tolerancia y
la capacidad de escucha, valorar el aporte del compañero, respetar las posturas diferentes y tener
capacidad para defender con argumentos las posturas personales, etc.? La escuela, tal vez, la
que moldeamos día a día cada uno de nosotros ¿Puede ser generadora de nuevos vientos?
El trabajo en grupo es una de las modalidades de enseñanza que promueven el aprendizaje
activo, centrado en el alumno y que crean, en consecuencia, condiciones para el aprendizaje
profundo (Camilloni, 2010: 152). ¿Podemos generar vientos que estimulen a mudar de aires?
Héctor Porta nos indica: “Todos los años de estudio, primero la primaria, secundario, después el
profesorado y el post-grado, marcaron la herencia de una continua evaluación, todo sustentado
por la pedagogía tradicional.¿Qué propósito tiene la evaluación? Con el relato de una evaluación
me movilizó mucho al recordar cómo eran cuando estaba estudiando, evaluaciones
amenazantes, invasivas, terroríficas.” ¿Existirán docentes que se dediquen a mantener los
nuevos vientos? Si el clima es de confianza, si se facilita la participación de todos y si se
disminuye la ansiedad excesiva, que constituye un obstáculo para el aprendizaje, creo que es
posible, la intervención de Silvina Delfino e Ignacio Dasero trasfieren otros
aires, Silvia: “Considero que es importante empezar a tomar el error como
una instancia para aprender, como una propuesta donde se lo quite del
lugar de considerarlo como algo temido.”; Ignacio: “De uno u otro modo, los
ejes han cambiado. Nosotr@s, docentes, somos los responsables de lograr
nuevos relatos, basados en nuevas prácticas inclusivas.
Todavía se plantea que el error escolar como práctica
sancionable pero aparece
el error digital como expresión de
participación, y entran en controversia. ¿Huellas paralelas, diferidas o
apegadas? Uno de los estigmas que se nos puso en relieve y polémica fue la creencia (acertada
o no) de que ya se tiene ese saber y no es necesario adquirirlo. Las tecnologías constituyen una
herramienta altamente potente para promover entornos complejos para las prácticas de
evaluación en los que la riqueza de la complejidad constituye, como dice Burbules, su máximo
peligro. El carácter colaborativo y en red está en el centro del “éxito” de la Web y se ancla en el
principio del error y el “no saber” como movilizador. Es decir, el no saber y el error son
claramente el éxito de la colaboración y participación. Apostemos a Isabel Salis: Las Tic
permiten construir y difundir conocimiento, nos brindan nuevas oportunidades de interacción a la
vez, observamos la destreza y habilidades de creatividad de los alumnos a la hora de poner en
práctica lo aprendido.
Sin dudas recordamos, recorrimos, remarcamos, aprendimos huellas, reflexionamos y
construimos nuevas miradas, salimos al encuentro, proyectamos e intentamos fundar nuevos
vientos, nuevas realidades… Termino con la frase que nos defirió Gimena Pereyra: "Los
analfabetos del SXXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir sino aquellos que
no sepan aprender, desaprender y reaprender" Alvin Toffler
¡Gracias Eva!
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