LA ESTRATEGIA HYPERTEXTO: NIVELES DESCRIPTIVO Y DE APLICACION Luis Alvarez, Paloma González, Enrique Soler, Julio A. González-Pienda, José Carlos Núñez, Soledad González-Pumariega, Cristina Roces, Paula Solano, Luis Castejón, David García Universidad de Oviedo. España Pedro Rosário Universidad de Minho. Portugal En esta comunicación se pretende informar de la utilidad de la “estrategia hypertexto” en el desarrollo del proceso de enseñanza y aprendizaje. El “hypertexto lo definimos como un procesador que selecciona, de cualquier información, los contenidos importantes, los relaciona a través de oraciones enlace y los concreta en ejemplos. El hypertexto tiene dos ramas de salida: una a la izquierda (que delimita conceptualmente la idea principal) y otra a la derecha (que supone la zona de ampliación informativa). De esta forma, se va configurando una especie de red cuya tendencia es ir ramificando la información y, así, poder integrarla en la memoria permanente de manera más profunda y significativa. Ahora bien, cuando en el desarrollo y ampliación de un hypertexto se llega a algún contenido nuevo que, por su entidad o peso informativo, necesita ser tradado como una unidad en sí mismo, se convierte en un “concepto-puente” el cual nos anuncia el próximo hypertexto. De esta manera, abordamos el tratamiento de la información como un proceso en el que siempre se parte de un hypertexto previo y, a través de conceptos puente, se avanza con hypertextos nuevos que, en su conjunto, dan lugar a una concepción del aprendizaje como cadena de hypertextos. 2339 INTRODUCCIÓN El “hypertexto”, como estrategia de manejo de la información, podemos entenderla, en términos de Kirby (1984), como un proceso macroestratégico que se ocupan del dominio de sistemas de organización y categorización de conceptos, con el fin de establecer las oportunas relaciones entre ellos (Pozo, 1990). Persiguen, por tanto, identificar lo esencial y construir un marco conceptual de relaciones. En este sentido, y en principio, la forma más eficaz de organizar la información es en jerarquías o pirámides de conceptos tal y como establecen, por ejemplo, las «redes de conocimiento» de Danserau (1985), los «mapas conceptuales» de Novak y los «mapas V» de Gowin (Novak, 1998; Novak y Gowin, 1988). Sin embargo, la estrategia “hypertexto” la hemos desarrollado a partir de los estudios sobre los procedimientos de exploración a través de la red (Alvarez et al., 2001). Schroeder y Kenny (1995), apoyándose en la Teoría de la Flexibilidad Cognitiva (TFC) de Spiro et al. (1991), resalta la importancia que tienen los exploradores de conocimiento estructural, o hipertextos, puesto que permiten a los alumnos manejarse mejor entre las ideas o conceptos, al establecer caminos o relaciones potentes entre los mismos. El «Hypertexto» implica parcelar y secuenciar la información para traducirla a estructuras, bloques o «cuantos» informativos que constituyen lo que llamamos Organizadores de Conocimiento (OC). Estos organizadores no son estructuras cerradas, tal y como las plantea Novak, sino que se trata de estructuras secuenciadas, dinámicas y expansivas en las que la información está también internamente secuenciada y organizada jerárquicamente, de manera que los datos informativos se van abriendo permanentemente y avanzando en cascada a través de enlaces entre las informaciones previas y nuevas. La secuencia en la que fueron descubiertos los conceptos, principios y teorías de ciertas disciplinas facilita su organización. A nivel estructural, los Organizadores del Conocimiento (OC), o “hypertexto”, están representados por un conjunto de conceptos relacionados entre sí a través de oraciones, cuya estructura sintáctica básica viene configurada por un sujeto correspondiente al concepto o conceptos previos, un verbo y un complemento cuyo objeto son el concepto o conceptos que vienen inmediatamente a continuación. Los conceptos se van relacionando configurados en estructuras jerárquicas, organizadas verticalmente, cuya tendencia es ir abriendo la información permanentemente y, como norma, a partir del segundo concepto. Cuando un concepto se concreta con un ejemplo realista y cercano al sujeto, ello le permite relacionarlo con su experiencia, lo que hace que pueda llegar a hacerlo propio, funcional y significativo. Es, en este momento, cuando lo conceptual tiene la posibilidad de convertirse en generalizable y ser valorado afectivamente por el sujeto. Cuando, en el 2340 desarrollo de un OC, llegamos a algún contenido nuevo que, por su entidad y peso informativo, necesita ser tratado por separado, se convierte en un «concepto puente». El concepto-puente no conviene estructurarlo directamente; más bien, nos adelanta lo que, una vez estructurado y elaborado, da lugar a un nuevo Organizador. Cada concepto-puente se coloca dentro de un rectángulo, en la zona de ampliación informativa del organizador, parte derecha del mismo, lo que nos va a indicar el tipo de información nueva que se va a desarrollar a continuación (ver figura 1). FIGURA 1. Estructura básica del Organizador Secuencial inicial IDEA PRINCIPAL Oración CONCEPTO Oración CONCEPTO Oración CONCEPTO Oración CONCEPTO PUENTE Oración CONCEPTO CONCEPTO Ejemplo 2341 En un proceso de enseñanza-aprendizaje, los pasos entre Organizadores conviene darlos en las mejores condiciones y, por eso, entre ellos, es necesario incluir aplicaciones intermedias que hagan funcional el aprendizaje. En la Figura 2 podemos ver gráficamente cómo quedaría la secuencia del proceso de enseñanza-aprendizaje con la incorporación de las aplicaciones intermedias dentro de la cadena de Organizadores. FIGURA 2. Representación gráfica de una estructura de hypertexto con aplicaciones intermedias ORGANIZADOR PREVIO IDEA PRINCIPAL Oración Oración CONCEPTO CONCEPTO Oración Oración CONCEPTO CONCEPTO PUENTE Oración CONCEPTO Ejemplo CONCEPTO APLICACION INTERMEDIA ORGANIZADOR SECUENCIAL CONCEPTO PUENTE Oración Oración CONCEPTO CONCEPTO Oración Oración CONCEPTO CONCEPTO PUENTE Oración CONCEPTO CONCEPTO Ejemplo 2342 De acuerdo con lo que hemos visto hasta el momento, la transmisión formal de información debe empezar con un Organizador Previo que recogería todos los prerrequisitos. A continuación, se constituirán, a partir de esa estructura, los nuevos aprendizajes organizados también en Organizadores Secuenciales que engloben pequeñas unidades de conocimiento que irían avanzando a lo largo de una cadena o autopista de información. Así, cada autopista o vía de información empieza con un Organizador Previo (OP), que debe recoger todos los prerrequisitos iniciales que van a servir de inclusores, o conceptos conocidos sobre los que se van a construir los nuevos aprendizajes. Al OP, sigue una secuencia de organizadores, los Organizadores Secuenciales, que organizan, es decir, estructuran y elaboran, no sólo los nuevos contenidos según su lógica y el desarrollo cognitivo del alumno (de ahí su mayor o menor complejidad), sino también más prerrequisitos eventualmente necesarios. Como hemos dicho, cuando en el desarrollo de un Organizador llegamos a algún contenido nuevo que por su entidad y peso informativo necesita ser tratado por separado, se convierte en un «concepto puente» (CP) que nos adelanta lo que, una vez estructurado y elaborado, da lugar a un nuevo Organizador. Por consiguiente, cada Organizador recoge los conocimientos, previos y nuevos, necesarios para acceder al siguiente. Así, el primer Organizador Secuencial explica el concepto puente del OP (organizador secuencial anterior); el segundo Organizador explica el concepto puente del primer Organizador, y así sucesivamente. Un Organizador es, de hecho, un OP del Organizador Secuencial siguiente. El conjunto de Organizadores constituye la secuencia de una determinada línea informativa. En último término, un Organizador relaciona sus propios elementos internos y, a su vez, queda relacionado con el siguiente Organizador, en un proceso flexible susceptible de modificar y de enriquecer permanentemente la información. Esto nos lleva a una representación gráfica como la de la Figura 3, en la que una Idea Principal (IP) se estructura y elabora en el Organizador Secuencial inicial hasta llegar a un primer «concepto puente» (CP1), que a su vez se estructura y elabora en el segundo Organizador Secuencial (OS) hasta llegar a un segundo «concepto puente» (CP2), y así sucesivamente. A medida que vamos avanzando en la estructuración de la información, cada uno de los Organizadores Secuenciales anteriores se convierten automáticamente en Organizadores Previos (OP) del Organizador Secuencial siguiente. La información integrada de esta manera en la estructura cognitiva del y por el alumno de una manera progresivamente diferenciada modifica los conocimientos previos y provoca una reestructuración o una estructuración progresiva estableciendo relaciones más profundas y duraderas entre los contenidos informativos previos y nuevos. En algunos casos, dicha integración provocará una modificación y ajuste parcial de los conocimientos ya adquiridos, sobre todo si hay conflictos y discrepancias, o incluso una reorganización global de su estructura conceptual para que el nuevo 2343 conocimiento encaje en ellos. FIGURA 3. Estructuras de hypertexto como “autopistas de información” Organizador Previo IP Organizador Secuencial CP1 CONCEPTO CP2 CONCEPTO CP1 Conjunto de inclusores Organizador Secuencial CP2 Información nueva estructurada CONCEPTO CP3 Información nueva estructurada Esta recombinación de la información es lo que Ausubel denomina reconciliación integradora, que, a diferencia de la diferenciación progresiva, es una estrategia de reestructuración de la información cuya característica principal es la horizontalidad y no la jerarquización. Por este motivo, su objetivo es hacer avanzar las cadenas de aprendizaje; es decir, a medida que tienen lugar reconciliaciones integradoras, se produce un desarrollo, ampliación o modificación de los conceptos previos, dando lugar a un conocimiento progresivamente diferenciado. Ambas estrategias son complementarias y las dos deben tenerse en cuenta a la hora de establecer procesos de aprendizaje con cierto grado de significatividad. El tratamiento de la información estructurada en este doble sentido es lo que diferencia el aprendizaje significativo del aprendizaje repetitivo, puesto que establece conexiones intra e inter conceptos. Las conexiones no implican un recuerdo total y permanente de la información, pero facilitan su activación, sobre todo cuando comienza la etapa «obliterativa» de la asimilación que es cuando las ideas nuevas, al no disociarse con facilidad de las más inclusivas, se puedan reducir a las de mayor generalidad y concretarse nuevamente a partir de éstas. La estrategia “hypertexto” también ha sido desarrollada informáticamente para su utilización a través del ordenador personal, lo cual constituye un plus de interés tanto para alumnos como para los profesores. La estrategia es utilizada por los profesores para guiar el proceso instruccional (para presentar un Organizador Previo al trabajo sobre la información 2344 concreta, para guiar el trabajo de los alumnos en grupo e individualmente al conocer cómo deberían dejar organizada la información los alumnos, para finalizar presentando un PostOrganizador) y por los alumnos para trabajar los conocimientos matemáticos (organizando, según las reglas de la estrategia, los conceptos importantes seleccionados a partir de la relación existente entre los mismos y con la información previa, reestructurando organizaciones previas, afianzando las estructuras y los elementos informativos que las componen a través del trabajo sobre actividades intermedias -ejercicios, aplicaciones, actividades, preguntas, etc.-, evaluando la significatividad de las relaciones establecidas en los OS así como el grado de comprensión adquirido, etc. 2345 REFERENCIAS Álvarez, L., Soler, E., González-Pienda, J.A. y Núñez, J.C. (2001). Aprender a estudiar con hypertexto. Madrid: CEPE. Dansereau, D.F. (1985). Learning strategy research. En J.W. Segal, S.F. Chipman y R. Glaser (Eds), Thinking and learning skills, Vol. 1: Relating instruction to research. (pp.209-239). Hillsdale, NJ.: Lawrence Erlbaum. Kirby, J.R. (1984). Cognitive strategies and educational performance. New York: Academic Press. Novak, J.D. (1998). Conocimiento y aprendizaje. Los mapas conceptuales como herramientas facilitadoras para escuelas y empresas. Madrid: Alianza. Novak, J.D. y Gowin, D.B. (1988). Aprendiendo a aprender. Barcelona: Martínez Roca. Pozo, J.I. (1990). Estrategias de aprendizaje. En C. Coll, J. Palacios y A. Marchesi (Eds), Desarrollo psicológico y educación, II. Madrid: Alianza. Schroeder, E.E. y Kenny, R.F. (1995). Learning strategies for interactive multimedia instruction: Appliying linear and spatial notetaking. Canadian Journal of Educational Communication, 24, 27-47. Spiro, R.J., Feltovich, P.J., Jacobon, M.J. y Coulson, R.L. (1991). Cognitive flexibility, constructivism and hypertext: Random access instruction for advanced knowledge acquisition in ill-structured domains. Educational Technology, 31, 24-33. Nota: Los resultados provienen de un Trabajo de Investigación financiado con fondos del proyecto B.S.O.-2002-01295 del Ministerio de Ciencia y Tecnología (MCYT). 2346