Epilepsia en ancianos - Revista de Neurología

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REVISIÓN
Epilepsia en ancianos
J.J. Poza-Aldea
EPILEPSY IN THE ELDERLY
Summary. Introduction. Epilepsy is a frequent pathology in the elderly, but its aetiology, clinical presentation and prognosis
are different to those seen in younger patients. Development. Beyond a certain age physiological modifications take place in
the metabolism that alter the pharmacokinetics of the antiepileptic drugs (AED) and increase the risk of pharmacological
interactions, which is already higher in these patients owing to the frequency of polypharmacy. Moreover, elderly patients are
especially sensitive to certain side effects of AED, such as cognitive disorders, osteoporosis or weight increase. Since the
efficacy of the more important AED is a priori quite similar and the epilepsies we have to deal with at this age usually have a
good prognosis, the choice of AED will depend more on their pharmacokinetics and their potential to trigger certain side
effects than on their effectiveness. Conclusions. The ones with the most favourable pharmacokinetic profile are levetiracetam
and pregabalin, followed oxcarbazepine and lamotrigine. Additionally, these drugs generally have few cognitive effects, do
not give rise to osteoporosis and, with the exception of pregabalin, do not alter the patient’s weight, all of which makes them
first choice drugs for the treatment of epilepsy in the elderly. [REV NEUROL 2006; 42: 42-6]
Key words. Antiepileptic drugs. Elderly. Epilepsy.
INTRODUCCIÓN
La epilepsia es una entidad especialmente común en los mayores de 60 años. Diversos estudios epidemiológicos realizados en
todo el mundo revelan que la prevalencia de epilepsia se dispara
por encima de esta edad, y supera incluso el otro pico de prevalencia que aparece en la infancia. La incidencia de las epilepsias
en mayores de 60 años es el doble que entre 40 y 59 años, y sigue un crecimiento lineal que alcanza en los mayores de 80 años
una cifra de 140/100.000, y triplica a la encontrada entre 60 y 69
años [1-4]. De este modo, la epilepsia constituye junto con la
patología cerebrovascular y las demencias una de las patologías
neurológicas más habituales en la ancianidad. Además, como veremos más adelante, tanto la patología cerebrovascular como las
demencias pueden ser causa de epilepsia. Y dada la tendencia al
envejecimiento de la población en los países occidentales, es
esperable un incremento en el número de pacientes epilépticos
especialmente en este segmento de la población.
A pesar de que cada vez con mayor asiduidad los pacientes
epilépticos que nos encontramos en la consulta son mayores de
60 años, este segmento de edad está muy poco representado en
los ensayos clínicos que han llevado a la aprobación de los distintos fármacos antiepilépticos (FAE). La elevada comorbilidad, la frecuencia de la polifarmacia, el mayor riesgo de efectos
secundarios y de mortalidad por causas intercurrentes en estos
pacientes son, entre otras, las causas de su exclusión casi sistemática de los ensayos clínicos. Así pues, ante la falta de evidencia basada en ensayos clínicos, trataremos de determinar los
FAE más apropiados para estos pacientes con base en las características de su epilepsia, las modificaciones en la capacidad de
metabolismo de los fármacos que ocurren con la edad, la posibilidad de efectos secundarios de especial relevancia en ancianos, y las características de los diferentes fármacos.
Aceptado tras revisión externa: 15.09.05.
Servicio de Neurología. Hospital Donostia. San Sebastián, Guipúzcoa, España.
Correspondencia: Dr. Juan José Poza. Servicio de Neurología. Hospital Donostia. P.º Doctor Beguiristain, s/n. E-20014 San Sebastián (Guipúzcoa).
E-mail: [email protected]
© 2006, REVISTA DE NEUROLOGÍA
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CARACTERÍSTICAS DE LA
EPILEPSIA EN LOS ANCIANOS
En los pacientes ancianos, la fenomenología crítica presenta peculiaridades que pueden dificultar el diagnóstico. Así, en los
ancianos son poco comunes los automatismos o las auras, y
muchas veces las crisis se manifiestan como episodios confusionales o cuadros sincopales. Por este motivo, en casi la mitad
de los pacientes ancianos a los que finalmente se les diagnostica
epilepsia, ésta no es la sospecha diagnóstica inicial [5]. Además,
la aparición de un estado epiléptico como forma de presentación
de la epilepsia es también más corriente en ancianos [6].
Hay que tener en cuenta que los ancianos tienen mayor riesgo de presentar crisis reactivas. Los trastornos metabólicos que
pueden ocasionar crisis, como la hiper o hipoglucemia, la uremia, la hiponatremia o la hipocalcemia, son más habituales en
pacientes mayores. Además, esta población tiende a consumir
fármacos con más frecuencia, y entre ellos fármacos potencialmente capaces de inducir crisis epilépticas, como algunos antidepresivos, neurolépticos o ciertos antibióticos.
La incidencia de epilepsia es especialmente alta por encima
de los 60 años, pero este aumento de incidencia sólo se corresponde con determinados tipos de epilepsia. Prácticamente no
hay epilepsias idiopáticas que se inicien en esta edad. En todo
caso encontraremos pacientes con epilepsias idiopáticas de inicio a edades mucho más precoces que alcanzan la ancianidad.
Por tanto, la posibilidad de una epilepsia generalizada de inicio
en la ancianidad es muy remota, y ante un paciente mayor de 60
años que inicia una epilepsia deberemos pensar en una epilepsia
focal aun cuando no haya un claro inicio focal de las crisis [7].
Prácticamente dos tercios de las epilepsias de inicio a estas
edades serán sintomáticas, y el otro tercio, criptogénicas. La
causa más usual de epilepsia por encima de los 60 años es la
patología cerebrovascular, relacionada con cerca del 50% de las
epilepsias de los ancianos [8]. Además, la epilepsia puede ser la
primera manifestación de una patología vascular subyacente
todavía no declarada. Así, el riesgo de sufrir epilepsia en los
pacientes hipertensos es cinco veces mayor que en los no hipertensos, probablemente en relación con una patología de pequeño vaso que ocasiona síntomas irritativos antes de provocar un
ictus [9]. Cleary et al siguieron una cohorte de 4.709 pacientes
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EPILEPSIA EN ANCIANOS
Tabla I. Modificaciones farmacocinéticas en el anciano.
Alteración
Causa
Disminución de la absorción
Atrofia de la mucosa gástrica
Disminución de la movilidad intestinal
Alteración del volumen de distribución
Disminución del agua corporal total
Disminución de la unión a proteínas
Disminución de la eliminación
Reducción del metabolismo hepático
Disminución del filtrado glomerular
Competición farmacocinética
Polifarmacia
Tabla II. Efectos secundarios de especial relevancia en el anciano.
Antiepilépticos que pueden producirlo
Trastorno cognitivo
PB, PRM, BDZ, PHT, TPM
Osteoporosis
PB, PHT, CBZ, VPA
Aumento de peso
VPA, CBZ, GBP, PGB
BDZ: benzodiacepinas; CBZ: carbamacepina; PB: fenobarbital; PHT: fenitoína; GBP: gabapentina; PGB: pregabalina; PRM: primidona; TPM: topiramato; VPA: valproato.
con epilepsia criptogénica que se inició por encima de los 60
años y encontraron que el riesgo relativo de sufrir un ictus en
estos pacientes comparados con controles de la misma población era de 2,89; sugirieron que en muchos de estos pacientes
había una alteración de la circulación cerebral que se manifestaba primero como epilepsia, y luego como ictus [10].
Otras causas frecuentemente relacionadas con la epilepsia en
los ancianos son los tumores cerebrales, traumatismos craneales
y las demencias.
El hecho de que nos vayamos a enfrentar a epilepsias sintomáticas condiciona la actitud terapéutica, pues el riesgo de
recurrencia va a ser muy alto [11], mayor de un 90%, por lo
que se puede plantear iniciar el tratamiento después de la primera crisis. En la mayoría de los casos es esperable un buen
control de estas epilepsias, pero el tratamiento será indefinido,
sin plantearnos suspenderlo aun cuando pasen años con ausencia de crisis, pues la recurrencia es casi segura, aunque este último punto debe valorarse en cada caso particular, ya que depende en gran medida de los riesgos que el paciente y el médico quieran asumir [12].
MODIFICACIONES DEL
METABOLISMO EN ANCIANOS
Los pacientes ancianos presentan alteraciones en su fisiología
que modifican la farmacocinética de los FAE y les hacen más
susceptibles de padecer efectos secundarios (Tabla I). En primer
lugar, presentan una atrofia de la mucosa gástrica y una disminución de la motilidad intestinal, lo que puede modificar la
absorción de los FAE, y hacerla irregular. Además, hay una reducción del agua corporal total, lo que lleva a una alteración del
volumen de distribución de los fármacos y de su vida media,
hecho que en ocasiones puede tener consecuencias importantes.
Así, la vida media del diacepam pasa de 20 horas en individuos
jóvenes a 80 horas en los mayores de 80 años, con el consiguiente riesgo de acumulación del fármaco.
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La unión de fármacos a proteínas plasmáticas está
también disminuida. En consecuencia, la fracción libre
de fármacos que se unen intensamente a proteínas, como el ácido valproico, la fenitoína o la tiagabina, puede
incrementarse hasta en un 60%, y con ella el riesgo de
efectos secundarios por intoxicación [13].
La capacidad de eliminación de fármacos es también menor en los ancianos que en los jóvenes. El metabolismo hepático es más lento, lo que puede llevar a
acumulación de fármacos con intenso metabolismo hepático, como la carbamacepina, la fenitoína o la lamotrigina. Asimismo, estos pacientes serán más sensibles a
los fenómenos de inducción o inhibición hepática, pues
su reserva hepática es menor. Por otro lado, el filtrado
glomerular está también reducido, lo que habrá que tener en cuenta en los fármacos de eliminación renal, como el levetiracetam, la gabapentina o la pregabalina.
Un problema añadido es que a menudo los ancianos
consumen múltiples medicaciones, lo que aumenta el
riesgo de interacciones y la posibilidad de efectos secundarios. En este sentido, cuanto menor unión a proteínas y
menor metabolismo hepático presente un fármaco, tanto
más sencillo será su uso y menor el riesgo de interaccionar con otros posibles fármacos concomitantes.
EFECTOS SECUNDARIOS DE ESPECIAL
RELEVANCIA EN ANCIANOS
Los pacientes ancianos son, en general, más sensibles a los
efectos secundarios de los fármacos, incluso en dosis bajas.
Además, determinados efectos secundarios frecuentemente relacionados con los FAE tienen una relevancia especial en los
ancianos (Tabla II).
Debido a su acción inhibidora sobre el sistema nervioso
central, muchos FAE pueden provocar trastornos cognitivos.
Los pacientes ancianos presentan a menudo una reducción en
su reserva funcional cerebral, que les hace especialmente sensibles a este efecto secundario. La posibilidad de inducir trastornos cognitivos es muy alta con fármacos como el fenobarbital,
la primidona o las benzodiacepinas, y es más moderado con la
fenitoína y el topiramato. Este último fármaco induce usualmente una dificultad para encontrar las palabras muy característica. Los fármacos que con menos frecuencia originan un
trastorno cognitivo –y por tanto los más seguros para esta población– son la oxcarbacepina, el levetiracetam, la gabapentina
y la lamotrigina.
La osteoporosis es un trastorno común por encima de los 60
años, especialmente en mujeres, y puede ser una causa de incapacidad importante por inducir dolor crónico y por predisponer
a sufrir fracturas. Varios FAE pueden inducir osteoporosis, y
acentuar un riesgo que ya es alto solamente por el envejecimiento. Algunos, como el fenobarbital, la fenitoína o la carbamacepina, lo hacen interfiriendo el metabolismo de la vitamina
D. El valproato también puede inducir osteoporosis al activar
los osteoblastos que destruyen tejido óseo. El riesgo de complicaciones por osteoporosis se multiplica en un paciente anciano
si le añadimos un FAE capaz de inducir osteoporosis. Así, la
posibilidad de sufrir una fractura de cadera en mujeres mayores
de 65 años se duplica cuando se toma uno de estos fármacos [14].
Por tanto, a priori deberíamos evitar el uso de fármacos inductores de osteoporosis en esta población.
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La posibilidad que tienen varios FAE de
inducir un aumento de peso se conoce bien.
En general, tendemos a valorar este efecto
secundario al tratar a pacientes jóvenes, sobre
todo mujeres, basándonos en que estos pacientes pueden ser los más preocupados por
su estética corporal. Sin embargo, la posibilidad de provocar un aumento de peso es algo
que se ha de tener muy en cuenta en pacientes
ancianos, no ya por motivos estéticos, sino de
salud. El aumento de peso incrementa el riesgo de diabetes del tipo II, de mortalidad cardiovascular y de problemas osteoarticulares
en una población en la que el riesgo ya de por
sí es más alto. Además, el aumento de peso
provoca torpeza en una población que tiende
a ser más torpe, y eleva la posibilidad de caídas en una población con un mayor riesgo de
padecer osteoporosis y, por tanto, con un mayor riesgo de sufrir fracturas. Los FAE que se
asocian más a menudo a la ganancia de peso
son el valproato (más de la mitad de los pacientes), la carbamacepina (aproximadamente un cuarto de los pacientes), la gabapentina
(15-20%) y la pregabalina (14%) [15-18]. El
topiramato puede inducir una pérdida de peso, lo que puede ser útil en pacientes obesos,
pero en otros casos este efecto también puede
ser muy perjudicial, ya que podría ocasionar
desnutrición [19]. Por tanto, los fármacos
más recomendables en esta población serán
los que no tienden a modificar el peso, como
la lamotrigina, el levetiracetam o la oxcarbacepina [20,21].
Tabla III. Ventajas e inconvenientes de cada uno de los fármacos antiepilépticos (FAE).
Ventajas
Inconvenientes
Fenobarbital
Antiepiléptico potente
Posibilidad de administración
parenteral
Efectos cognitivos marcados
Osteoporosis
Muchas interacciones farmacológicas
Fenitoína
Antiepiléptico potente
Posibilidad de administración
parenteral
Titulación rápida
No modifica el peso
Absorción modificable por comida o antiácidos
Alta unión a proteínas (80-95%)
Cinética compleja, no lineal
Inductora enzimática. Inducible
Osteoporosis
Ácido valproico
Antiepiléptico potente
Posibilidad de administración
parenteral
Efectos cognitivos mínimos
Alta unión a proteínas (80-95%)
Inhibidor enzimático
Ganancia de peso (> 50%)
Osteoporosis
Temblor
Trombopenia
Carbamacepina Antiepiléptico potente
Efectos cognitivos mínimos
Alta unión a proteínas (80%)
Metabolismo hepático
Inductora enzimática. Autoinducción
Osteoporosis
Ganancia de peso
Hiponatremia
Alteraciones de la conducción cardíaca
Titulación lenta
Reacción alérgica
Oxcarbacepina
Antiepiléptico potente
Cinética lineal
Sin efectos cognitivos
No modifica el peso
Leve inductor hepático
Unión a proteínas (67%)
Hiponatremia
Alteración de la conducción hepática
Topiramato
Antiepiléptico potente
Sin unión a proteínas
Trastorno cognitivo
Leve inductor hepático. Inducible
Litiasis renal
Acidosis metabólica
Titulación lenta
Lamotrigina
Antiepiléptico potente
Cinética lineal
Sin efectos cognitivos
No modifica el peso
Metabolismo hepático
Leve inductor hepático. Muy inducible
Unión a proteínas (55-60%)
Reacciones alérgicas
Titulación lenta
Tiagabina
Antiepiléptico débil
Tres dosis
FÁRMACOS ANTIEPILÉPTICOS DE
Alta unión a proteínas (96%)
PRIMERA ELECCIÓN EN ANCIANOS
Metabolismo hepático. Inducible
Somnolencia
De lo expuesto deducimos que nos enfrentamos a una población que va a presentar habi- Gabapentina
Titulación rápida
Antiepiléptico débil
Sin metabolismo hepático
Tres dosis
tualmente epilepsias focales sintomáticas, en
Sin unión a proteínas
Absorción saturable
las que cabe esperar una buena respuesta al
Sin interacciones
Ganancia de peso
tratamiento médico, incluso en dosis bajas
Antiepiléptico potente
Somnolencia
[22]. La mayoría de los FAE de que dispone- Pregabalina
Titulación rápida
Ganancia de peso
mos han demostrado una eficacia similar para
Absorción rápida no saturable
Sin metabolismo hepático
tratar este tipo de crisis [23-26]. Por lo tanto,
Sin unión a proteínas
la elección del fármaco va a depender fundaSin interacciones
mentalmente de su perfil farmacocinético y
Irritabilidad y trastornos psiquiátricos
de la posibilidad de provocar los efectos se- Levetiracetam Antiepiléptico potente
Titulación rápida
poco frecuentes (< 7%)
cundarios [27] que hemos visto que tienen
Sin metabolismo hepático
Sin unión a proteínas
una especial repercusión en los ancianos. AnaSin interacciones
licemos pues los FAE desde esta perspectiva.
Sin alteración cognitiva
El fenobarbital es un antiepiléptico potente, pero por sus marcados efectos cognitivos, la posibilidad de inducir osteoporosis y las
posibles interacciones farmacológicas, queda descartado para el nar con otros fármacos, de inducir osteoporosis y sus efectos
cognitivos hacen que sea poco recomendable [28].
tratamiento de epilepsias de inicio en este grupo de pacientes.
El ácido valproico es un antiepiléptico de amplio espectro,
La fenitoína es probablemente el fármaco más utilizado en
pacientes ancianos debido a la posibilidad de hacer una titula- muy eficaz tanto en epilepsias focales como generalizadas, aunción rápida y de administrarlo por vía intravenosa. Sin embargo, que en esta población nos interesan principalmente las primeras.
lo complejo de su farmacocinética, la posibilidad de interaccio- Se puede administrar por vía intravenosa, lo que permite una
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EPILEPSIA EN ANCIANOS
titulación rápida, el tratamiento de estados epilépticos y poder
darlo sin problemas, si el paciente tiene que estar a dieta absoluta por una enfermedad intercurrente. Su farmacocinética presenta algunos problemas, como su alta unión a proteínas y su capacidad de inhibición hepática, que puede provocar interacciones
farmacológicas. Pero su principal problema estriba en la frecuencia con que hace aumentar de peso, lo que como hemos visto tiene especial trascendencia sanitaria en estos pacientes. Otros
efectos secundarios de relevancia en pacientes mayores son la
osteoporosis y el temblor, e incluso el parkinsonismo, en una
población especialmente expuesta a sufrir osteoporosis y temblor o parkinsonismo por su edad. La trombopenia es un efecto
secundario que aparece también con más frecuencia en ancianos.
La carbamacepina es un antiepiléptico potente, con efectos
cognitivos mínimos. Su principal inconveniente es su capacidad
inductora hepática, que hace que el riesgo de interacciones con
otros fármacos sea alto, lo cual es especialmente importante en
una población en la que la polifarmacia es usual. Además, puede inducir osteoporosis y ganancia de peso. Otros dos efectos
secundarios que hay que tener en cuenta porque se dan con
mayor asiduidad en ancianos son la hiponatremia y las alteraciones de la conducción cardíaca, que pueden ocasionar cuadros confusionales o sincopales respectivamente.
Los problemas que presentaba la carbamacepina se han resuelto en gran parte con la oxcarbacepina, cuya capacidad de
inducción hepática y de alteraciones en la conducción cardíaca
es menor que con su predecesor. Sin embargo, induce hiponatremia más comúnmente que la carbamacepina [29].
El topiramato es un antiepiléptico potente, pero la asiduidad
con la que provoca trastornos cognitivos –especialmente problemas de nominación– lo hacen poco aconsejable como primera opción en esta población. Otros efectos secundarios que se
han de valorar por su posible gravedad, aunque son poco comunes, son la litiasis renal y la acidosis metabólica. Finalmente, la
frecuencia de efectos secundarios obliga a una titulación muy
lenta del fármaco, lo que implica un largo período hasta que el
paciente está protegido [30].
La lamotrigina es un antiepiléptico potente sin efectos cognitivos, con una cinética lineal, que lo hace muy atractivo para
esta población. Desde el punto de vista farmacocinético, su
principal inconveniente es su metabolismo hepático, que puede
estar inducido por otros fármacos, con reducción significativa
de sus niveles plasmáticos [31]. Por el contrario, el ácido valproico eleva significativamente sus niveles y puede doblar su
vida media [32]. Es además un leve inductor hepático. Asimismo, la posibilidad de reacciones alérgicas graves obliga a titularlo de forma muy lenta, por lo que se tarda varias semanas en
alcanzar una dosis eficaz. Este tiempo suele ser menor en ancia-
nos, pues en general se necesitan dosis más bajas para controlar
su epilepsia.
La tiagabina es un fármaco gabérgico de escasa potencia
antiepiléptica, que precisa una administración en tres dosis, y
que con frecuencia induce somnolencia importante, por lo que
no parece que sea recomendable en esta población.
La gabapentina tiene un perfil farmacocinético muy favorable, pero su escasa actividad antiepiléptica hace que no sea
aconsejable. Su sucesor, la pregabalina, mantiene el mismo perfil farmacocinético, con la ventaja de que su potencia antiepiléptica es similar a la de los otros FAE mayores [33]. Se puede
iniciar el tratamiento directamente con una dosis eficaz. Sus
principales inconvenientes son la capacidad de inducir somnolencia y el aumento de peso [34,35].
Finalmente, el levetiracetam es un potente antiepiléptico
con un perfil farmacocinético muy adecuado, pues no se une a
proteínas, no se metaboliza en hígado y no induce ni resulta
inducido. Se titula muy rápidamente, ya que desde el inicio del
tratamiento el paciente está con una dosis eficaz. Su único
inconveniente es la posibilidad de provocar una ligera irritabilidad o leves alteraciones psiquiátricas en menos del 7% de los
pacientes ancianos, generalmente en pacientes con retraso psicomotor previo [36-38].
La tabla III resume las principales ventajas e inconvenientes
de cada uno de los FAE.
A la vista de estas características, podríamos decir que, para
una eficacia a priori similar, los fármacos con un perfil farmacocinético más favorable serían el levetiracetam y la pregabalina, seguidos de la oxcarbacepina y la lamotrigina, cuyo metabolismo hepático y su unión a proteínas aumenta ligeramente el
riesgo de interacciones medicamentosas. Además, son fármacos
con escasos efectos cognitivos, que no provocan osteoporosis y
–salvo la pregabalina– que no modifican el peso corporal, lo
que los hace especialmente atractivos para tratar las epilepsias
de los ancianos.
En resumen, la epilepsia es un trastorno frecuente en el anciano.
La mayoría de los pacientes epilépticos tienen más de 60 años.
Estos pacientes van a presentar habitualmente crisis parciales
sintomáticas, con gran tendencia a la recurrencia, pero con una
buena respuesta al tratamiento antiepiléptico. Dado que en principio la eficacia de todos los FAE mayores es similar para el
tratamiento de las crisis parciales sintomáticas, la elección del
FAE en esta población va a depender de sus peculiaridades farmacocinéticas y de sus efectos secundarios. En este sentido, los
FAE con un perfil más conveniente para iniciar el tratamiento
antiepiléptico en pacientes ancianos son el levetiracetam, la pregabalina, la lamotrigina y la oxcarbacepina.
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EPILEPSIA EN ANCIANOS
Resumen. Introducción. La epilepsia en ancianos es una patología
muy habitual, que difiere en etiología, presentación clínica y pronóstico en relación con los pacientes más jóvenes. Desarrollo. Por encima de cierta edad se producen modificaciones fisiológicas en el metabolismo que alteran la farmacocinética de los fármacos antiepilépticos (FAE) y aumentan el riesgo de interacciones farmacológicas, ya
de por sí mayor en estos pacientes por la frecuencia de la polifarmacia. Por otro lado, los pacientes ancianos son especialmente sensibles
a ciertos efectos secundarios de los FAE, como pueden ser los trastornos cognitivos, la osteoporosis o el aumento de peso. Dado que la eficacia de los FAE mayores es a priori bastante similar, y que las epilepsias a las que nos enfrentamos a esta edad son en principio de
buen pronóstico, la elección de los FAE va a depender más de su farmacocinética y de la capacidad de inducir determinados efectos secundarios que de su eficacia. Conclusiones. El levetiracetam y la pregabalina, seguidos de la oxcarbacepina y la lamotrigina son los que
tienen un perfil farmacocinético más favorable. Además, estos fármacos tienen en general escasos efectos cognitivos, no inducen osteoporosis y, salvo la pregabalina, no modifican el peso, lo que los convierte en los fármacos de primera elección para el tratamiento de la epilepsia en los ancianos. [REV NEUROL 2006; 42: 42-6]
Palabras clave. Ancianos. Epilepsia. Fármacos antiepilépticos.
EPILEPSIA NOS IDOSOS
Resumo. Introdução. A epilepsia nos idosos é uma patologia muito
comum, que difere em etiologia, apresentação clínica e prognóstico
relativamente aos doentes mais jovens. Desenvolvimento. A partir
de determinada idade ocorrem modificações fisiológicas no metabolismo, que alteram a farmacocinética dos fármacos antiepilépticos
(FAE) e aumentam o risco de interacções farmacológicas, já em si
superiores nestes doentes, devido à frequência do consumo de vários
fármacos. Por outro lado, os doentes idosos são especialmente sensíveis a certos efeitos secundários dos FAE, como as perturbações
cognitivas, a osteoporose ou o aumento de peso. Dado que a eficácia
dos FAE superiores é a priori bastante semelhante, e que as epilepsias com as quais nos deparamos nesta faixa etária têm em princípio
um bom prognóstico, a escolha dos FAE irá depender mais da sua
farmacocinética e da capacidade de induzir determinados efeitos
secundários do que da sua eficácia. Conclusões. O levetiracetam e a
pregabalina, seguidos da oxcarbacepina e a lamotrigina são os fármacos com perfil farmacocinético mais favorável. Além disso, estes
fármacos têm, de modo geral, raros efeitos cognitivos, não induzem
a osteoporose e, com a excepção da pregabalina, não alteram o
peso, o que os transforma em fármacos de primeira linha para o tratamento da epilepsia nos idosos. [REV NEUROL 2006; 42: 42-6]
Palavras chave. Epilepsia. Fármacos antiepilépticos. Idosos.
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REV NEUROL 2006; 42 (1): 42-46
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