Cuentos tristes de mi pasado alegre

Cuentos tristes de
mi pasado alegre
Cuentos tristes de
mi pasado alegre
Fabián Vergel García
Cuentos Tristes de mi Pasado Alegre
Fabián Vergel García
Copyright © 2010
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ningún medio, ya sea eléctrico, electrónico, mecánico, químico,
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por escrito del autor.
Presente edición: AE 2012
Diseño interior: Fabián Amaya
Imagen de cubierta: Julián Panqueva
San José de Cúcuta, Colombia
ISBN: 000 000 000 0
Impreso en Colombia
Edición por: Fabián Amaya
Para información sobre el autor escriba a
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A mis amigos por respetar mis pensamientos y hacerme sentir
gigante cuando mis sueños mueren.
PRESENTACION
SIEMPRE ES LO MISMO
D
icen que escribir un libro es una actividad mágica, que
mejora el discurso de la persona que lo hace, que ayuda a
alcanzar un pleno desarrollo de las actividades mentales (en
especial de la imaginación y/o de la creatividad) pero yo coincido
con los que dicen que hacer esto (escribir un libro), no es fácil y
que por un momento el lápiz y el papel sólo son eso: un lápiz y un
papel. Muy a menudo el desespero me invade, mi mente se
confunde, me siento triste y deseo escribir algo alegre o viceversa
y por esto la producción la producción no fluye. En ocasiones mis
amigos dicen que hacer esto es algo loco y les creo. Mi inspiración
se evapora como está acostumbrada a hacerlo cuando las ideas
chocan y es por estas y otras razones que no me considero un
escritor.
Solo estoy jugando con una historia a la cual le puedo añadir
una segunda parte, no sin encontrarme con los mismos tropiezos
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Cuentos Tristes de mi Pasado Alegre
de la primera. Juego con el significado del amor que no es tan
perfecto como los enamorados y los filántropos dicen debido a
que un “te amo” se puede decir en cualquier momento y mirando a
los ojos de tantas personas que pronto se desvanece su verdadero
significado.
Un día una persona rompe nuestro corazón e intenta destruir
nuestro mundo (aunque éste mundo ya está a punto de ser
destruido por las decisiones inútiles de los inútiles que manejan el
poder) y la única alternativa que se nos ocurre para enfrentar este
hecho es soñar que con esa persona que estuvo a punto de
demolernos la existencia podemos iniciar un nuevo rumbo y
cambiar todo para que al final la historia sea como solía serlo al
principio. Siempre es lo mismo. A veces me confundo y no
comprendo hasta qué punto todo esto es válido. A veces creo que
la gente que dice que el que se enamora pierde no se equivoca. A
veces, cuando hablo sólo me pregunto ¿Qué es el amor? Y ¿si
existe dónde está? En el fondo se que son dos preguntas con
respuestas totalmente subjetivas. Siempre es lo mismo. Esto es
bueno. La objetividad no nos deja ser diferentes y el mundo se
puede enojar. Espero no tener que repetir esta historia.
Con este relato también intento jugar con el concepto de la
religión y el camino sin fin de la historia del hombre en la
búsqueda de Dios. Creados de los bioelementos, del barro o del
maíz o de la simple nada siempre buscaremos la manera de
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sentirnos inferiores y temerosos frente a algo para controlar
nuestras más profundas y salvajes intensiones. El ser humano es
salvaje y no se detiene. Nosotros también seguimos instintos.
Nosotros tampoco pensamos.
No importa que Dios busquemos ni como lo hagamos, el fin
debe ser vivir en paz. El asunto importante no es la reencarnación,
la vida eterna, la adoración a los muertos, el regreso al paraíso, el
paso por el infierno ni la absorción de las necesidades humanas
mediante la meditación extrema. No importa si somos
vegetarianos o carnívoros compulsivos porque plantas y animales
están desapareciendo a una velocidad inigualable y pocos
reflexionan sobre estos hechos.
Este planeta pronto será
recordado como un paraíso verde que se salió de control.
Desafortunadamente nunca se dirá que nuestras acciones lo
mataron. Siempre es lo mismo.
Finalmente cabe decir que un colosal libro una pequeña
historia permite un juego subjetivo donde se expresan una serie
de ideas que en un principio solo tienen validez para quien las
escribe pero que en determinado momento pueden cambiar el
pensamiento de quien las lee.
Un día alguien despertará y no encontrará nada porque donde
antes hubo vida solo existirán polvo, rocas fundidas y millones de
recuerdos almacenados desorganizadamente en un lugar sin
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acceso. Estamos hechos para lastimar y para ser lastimados. Esto
jamás va a cambiar. Siempre será lo mismo. Esta puede ser la
historia que resume los sueños de alguien a quien le rompieron el
corazón o el futuro agonizante del planeta en el cual vivimos. Son
dos relatos de extrema similitud. Una es la historia que resume un
capitulo de mi vida que seguramente la memoria no me ayudara o
olvidar y la otra es mi más profunda preocupación en este camino
hacia la pronta extinción. Al fusionarlas surgieron los cuentos
tristes de mi pasado alegre: La montaña de los desiertos.
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