/// La Musa

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Poesia
/// La Musa
Musa, dime del hábil varón que en su largo extravío,
tras haber arrasado el alcázar sagrado de Troya,
conoció las ciudades y el genio de innúmeras gentes.1
¿Cómo percibe el poema la figura de la musa? La percepción que tiene la lírica amatoria
de la relación poeta – musa ha sufrido resignificaciones desde el tópico heredado de la
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musa inspiradora cuando “los cantores y poetas dependen totalmente de la Musa divina”
(“el poeta oye la palabra de la Musa y la expresa valiéndose del canto o, en lenguaje
alegórico, es la Musa quien habla a través del poeta”3 ). Desde la musa como amada y
destinataria hasta la musa como sujeto del poema de amor: es posible reconocer un
corrimiento de lugares, lo cual a su vez, asigna distintos grados posibles de proyección de
un “otro”: el “tú” puede ser identificado con la musa, con la amada, con el poeta mismo.
Los poemas de Propercio y de Ruth Fainlight pueden ser enfocados como dos extremos a
partir de sus diferentes construcciones de la imagen de la musa.
Unidad vs. Multiplicidad
En los poemas de Propercio, la musa puede identificarse con la amada y destinataria del
amor y la escritura.
Me preguntáis por qué escribo siempre sobre amores,
por qué mi libro suena tierno en los labios.
No me lo dicta Calíope, no me lo dicta Apolo.
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Mi amada nutre mi ingenio.
Ella (musa, amada) es, fue y será una y única. (“¡Cintia, única, es mía!”5 ). No sólo posee
nombre propio, sino existencia concreta, definida.
Tú sola para mí, hogar; tú sola, Cintia, para mí, padres;
Tú, todos los momentos de mi alegría6
A mí no me es posible amar a otra o desistir de ésta:
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Cintia fue mi primer amor, Cintia será el último.
En cambio, en los versos de Ruth Fainlight la musa “Can easily contain / A million
goddesses or concepts”8 , contiene en sí misma un millón de musas.
Sophia, Anima or Kali,
Black or white, death or wisdom
The central fire
Or all-engulfing water9
Ella no responde a una forma determinada, sino que puede (y hasta, tal vez, necesita) ser
representada de cualquier manera, de diferentes maneras, de muchas maneras (“However
she’s personified / Or represented”10 ). La unidad y la identidad se imponen como
irrelevantes.
No es ya la musa del poeta tradicional, no es ya la destinataria del poema tradicional. El
destinatario se vuelve imaginario, irreal, simbólico, representado. Y aún más, no resulta
necesario definir el receptor del poema y del amor. La musa es una excusa, un pretexto.
El sujeto del poema de amor se reconoce como su propia musa, su propia inspiración, y
hasta como su propio destinatario, constituyéndose, a la vez, como sujeto y objeto de
deseo. La mujer que escribe y la musa devienen la misma substancia.
Exterioridad vs. Interioridad
Al contraponer a Propercio y a Ruth Fainlight, es posible reconocer un desplazamiento
del lugar de la musa, que deja de ser un elemento externo al sujeto de enunciación para
ocupar un espacio interno.
Ya venga triste; ya, por el contrario, alegre, como quiera que esté,
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Diré a mis amigos: “la causa es Cintia”.
En Propercio, la musa, amada y destinataria, es proyectada hacia afuera del sujeto
poético, constituye un elemento exterior y anterior, una causa concreta, que provoca
efectos en dicho sujeto.
Mientras que en Ruth Fainlight se produce un movimiento hacia el interior;
el lugar de la musa se revierte hacia adentro: “My muse is in myself”12. El
“otro” emana del “yo” poético. Es construido, no es previo.
La(s) musa(s) se ubica(n) dentro del sujeto mismo de enunciación, en un interior reducido
y paradójicamente infinito; la voz de la musa es la propia y es todas las voces a la vez.
Feminidad vs. Masculinidad
Tradicionalmente, el de la Musa es un papel reservado exclusivamente a la mujer y
puesto en escena por una voz poética amatoria masculina, como claramente postula
Propercio: “a ti mi musa”13:
Cintia, la primera, desdichado de mí, me cautivó con sus ojitos,
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antes de que hubiera sido tocado por pasión alguna.
Ruth Fainlight no sólo invierte esta situación, sino que la trasviste, encontrando un
destinatario que, a la vez interno e infinito, se aparta del tópico estereotipado poeta –
musa: una amante femenina se dirige a una amada femenina (que no deja de identificarse
también con la amante misma).
Es importante destacar en este punto que el poema de Ruth Fainlight promueve un
significativo cambio de roles con respecto a los versos de Propercio, ya que es una voz
femenina la que toma la iniciativa en la palabra y en la experiencia amorosa: el amante se
feminiza.
La musa ya no es exclusivamente femenina, y la mujer no es exclusivamente musa
(amada). La escritura define los roles. La mujer es poeta amante, no destinataria amada.
La mujer posee un papel activo generador de escritura, enunciador; y este lugar de
escritura lleva impuesta, además, una cualidad andrógina ya que, al mismo tiempo,
cumple el rol de destinatario.
Diálogo vs. Monólogo
El “tú” que propone el poema de Ruth Fainlight es tan solo aparente; el referente de este
“tú” puede encontrarse también en el sujeto poético; el “yo” y el “tú” se confunden,
juegan.
Entonces, el poema se aparta del dialogismo (“¿Estás loca y no te retiene mi
amor?”15 o “¿Por dónde empezaré, Cintia, a recordar tus desdenes?”16 ) para acercarse a
una escritura monológica: el poema puede leerse como un monólogo del sujeto amatorio
consigo mismo.
Escritura desde la diferencia
No sólo es posible encontrar diferencias en la percepción del poema de la figura de la
musa, sino que también puede distinguirse un corrimiento del lugar de enunciación, un
desplazamiento de la mirada y, por lo tanto, del lugar desde donde el poema percibe a esa
musa.
En la búsqueda del lugar de enunciación de la poesía amatoria femenina y del propio
lugar como sujeto enunciador, la mujer ha pasado de musa a destinataria y de destinataria
a sujeto del poema de amor.
“Gloria” de Ruth Fainlight no compone su musa con la misma fórmula que Propercio:
“Gloria es morir por amor; mayor gloria si es dado gozar / de un solo amor”17.
Paola Cúneo
1. Homero. Odisea. Traducción: José Manuel Pabón. Barcelona: Editorial Gredos, 1993.
I, 1-3.
2. Otto, Walter F. Las musas. El origen divino del canto y del mito. Buenos
Aires: EUDEBA, 1981, p. 61.
3. Bauzá, Hugo Francisco. Voces y Visiones. Poesía y representación en el mundo
antiguo. Buenos Aires: Editorial Biblos, 1997, p. 56.
4. Propercio. Elegías Completas. Traducción: Hugo Francisco Bauzá. Madrid: Alianza
Editorial, 1987. II, 1 (p. 49)
5. Ibid. I, 8 (p. 29)
6. Ibid. I, 11 (p. 33)
7. Ibid. I. 12 (p. 34)
8. Fainlight, Ruth. “Gloria” en Cátedra de Literatura Inglesa - UBA (ed.). La lírica
amorosa en la Literatura Inglesa. Una antología. Buenos Aires: s.Ed., 1998.
9. Ibid.
10. Ibid.
11. Propercio. Op. cit. I, 11 (p. 33)
12. Fainlight, Ruth. Op. cit.
13. Propercio. Op. cit. II, 1 (p. 51)
14. Ibid. I, 1 (p. 15)
15. Ibid. I, 8 (p. 27)
16. Ibid. I, 18 (p. 42)
17. Ibid. II, 1 (p. 51)
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