pascua definitiva de la hermana emilia rosa hernández grateron

Congregación de Hermanas Terciarias
Capuchinas de la Sagrada Familia
Provincia de Nuestra Señora de Montiel
Bogotá D.C.
PASCUA DEFINITIVA DE LA HERMANA
EMILIA ROSA HERNÁNDEZ GRATERON
“Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien:
a los que ha llamado conforme a su designio.
A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo,
para que Él fuera el primogénito de muchos hermanos.
A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó;
a los que justificó, los glorificó.
(Rm 8, 28-30)
Nació el 26 de septiembre de 1949 en Bucaramanga Santander en la familia de don Eulogio Hernández L., y de
doña Elvira Graterón E.; recibió su Bautismo el 2 de septiembre de 1950 y la Confirmación el día 29 de septiembre
de 1957
Ingresó a la Congregación: el 1° de agosto de 1969
Hizo su Primera Profesión: el 2 de agosto de 1971 y sus Votos Perpetuos: el 6 de enero de 1980
Falleció: el 8 de septiembre de 2014 en la Clínica de la Asunción en Barranquilla – Atlántico
En la madrugada de este día 8 de septiembre día en que conmemoramos la Fiesta de Nuestra Señora de Montiel,
Patrona de la Provincia, nuestra querida Hermana Emilia Rosa entregaba su alma a Dios; ella escuchó una voz que
decía: “Que llega el esposo, salid a su encuentro”. Es la voz que un día cada una de nosotras ha de escuchar; es la
palabra que susurrará a nuestro oído cuando nos visite la hermana muerte.
En la monición de los laudes de la festividad, la Hna. Ofelia Isaza B., expresaba: “Hoy para nosotras es un día
especial. El amor de Dios se desborda en gratuidad. Nos regala este espacio para que unidas celebremos el
nacimiento de la Virgen María, la glorificación de nuestra querida Hna. Emilia Rosa, que a Ella habíamos presentado,
con la plena certeza de que en su día, la tendría gozando de su presencia, súplica que fue escuchada.
Hagamos viva memoria de la Virgencita de Montiel a cuya sombra nuestra querida Provincia, ha ido generando vida,
dejando huella; traigamos a nuestra mente aquella imagen candorosa y tierna, afable y dulce, sencilla y humilde, la
mujer que con su Sí, sigue siendo para nosotras referente de Consagración, de entrega, fidelidad.
Ofrendemos hoy a María nuestra Madre, la vida de cada una de las fraternidades de la Provincia, la Vida de Emilia
Rosa entretejida de esfuerzo, luchas. Una semilla más que se siembra y cuyos frutos engendrarán nueva vida.
Con estos sentimientos, con todo aquello que en este momento aflora en nuestro corazón, dispongámonos a vivir este
primer encuentro comunitario, reconociendo que el Señor está presente y que Emilia Rosa vive y celebra desde el
cielo esta inolvidable fecha”.
El Señor y la Virgencita de Montiel tuvieron una gran delicadeza con Emilia Rosa: hicieron sonar la campanilla para
anunciar su llegada. Le regalaron dos meses aproximadamente, para prepararse; y, en su lecho de enfermedad, Ella
fue experimentando su paso por el “Huerto de Getsemaní” y seguramente, como Jesús, gritó más de una vez, “que
pase de mí este cáliz, pero que no se haga lo que yo quiero sino lo que quisieras Tú”.
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Tenía tal ansia de vivir que le costó dejar esta tierra nuestra; pero, nos imaginamos, que en esos largos ratos de
silencio e inconciencia en la clínica, terminó haciendo suya la estrofa de la canción “Cuando a mi puerta la muerte se
detenga y me diga que es hora de partir; hermana muerte le diré: llévame a Dios para vivir junto con Él la eternidad”.
Y en ese camino de preparación para encontrarse con el Amado, la fuimos acompañando todas, física o
espiritualmente, desde la oración, la cercanía y el cariño de Hermanas.
Como Consagrada supo donarse, siendo una buena Terciaria Capuchina, renunciando a las comodidades que el
mundo le ofrecía, para servir principalmente a Jesús en los más pobres y excluidos, por quienes tuvo siempre una
exquisita sensibilidad, de quienes fue madre, hermana, amiga y compañera; todos vieron en ella, su rectitud, acogida
y cariño, una gran trabajadora en la viña del Señor.
Se caracterizó por ser una mujer alegre, sencilla, comprometida, líder, crítica y con una profunda confianza en el
Señor; durante su vida caminó siempre con la mirada puesta en Él. Ahora la muerte es, como la llamada del Amante,
que con esperanza deseaba llevarla en sus brazos al festín de bodas. El mismo amor que la creó y santificó, el mismo
amor que la predestinó y la llamó, para vivir esta vida de discípula y misionera, la ha venido a buscar para regalarle
ahora, la plenitud del gozo, del amor y la dulzura.
Durante 34 años de Consagración, Emilia Rosa, trabajó con tesón, ahínco y entrega, en las tareas que la obediencia
le encomendó, desarrollando su misión en el campo de la Docencia y la Pastoral en medios marginados: Colegio
Sagrada Familia – Barranquilla (1972), colegio Sagrada Familia – Fundación (1974 - 1975), Colegio Santa Teresa –
El Banco (1976 - 1978), Obra de Pastoral Alto de la Capilla – Puente Nacional (1980 - 1981), Comunidad Apostólica
Requena – Perú (1982 – 1987 y 1991 - 1992), Comunidad Formadora Lima – Perú (1988), Obra de Pastoral y
Catequesis Iquitos – Perú (1989), Comunidad Iglesia Nueva Aponte – Nariño (1993 - 2001), Escuela Sagrado Corazón
– Manaure La Guajira (2002 - 2005), Consejera Provincial (2004 - 2007), Colegio Sagrada Familia – Riohacha (2006
- 2011) e Internado Indígena Camino Verde – Uribia (2012 - 2014). Ahora ella tiene su morada en el Paraíso, en la
eternidad, en la contemplación gozosa del rostro de Dios.
Cabe destacar que nuestra querida Hermana Emilia Rosa, junto con otras Hermanas, fueron las primeras en llevar el
mensaje del Evangelio y nuestro carisma a tierras Peruanas, nos cuenta el libro 10 AÑOS DE HISTORIA DE
NUESTRA PROVINCIA, pág. 94 “El 27 de febrero de 1982 la Hna. Adela Paternina V., hace el envío de las Hermanas
y en un solo corazón se unen los anhelos de Lourdes Carballo Fernández, Terciaria Capuchina de la Provincia de la
Sagrada Familia de España, Emilia Rosa Hernández Graterón y Luris Leonor Melo Guerrero, colombianas de nuestra
Provincia”
Emilia Rosa, descansa en la paz del Señor y ruega desde el cielo por nuestra Congregación, para que haya
misioneros y misioneras fieles que sigan la obra comenzada, que sembremos la fe, el amor y la esperanza que tanto
necesitan nuestros pueblos.
Sus exequias se realizaron el día 9 de septiembre en el Colegio Sagrada Familia de Barranquilla y sus cenizas
reposan en la cripta de las Hermanas de la Visitación en Bucaramanga, Santander.
Hna. Lidya Romero Q.
Secretaria Provincial
Bogotá, septiembre 8 de 2014