Sobre los muros

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Líber Falco
COMETAS
SOBRE LOS MUROS
1
Sobre los muros
Hoy subo veinte cometas
¡Sobre los muros
veinte cometas!
........................
Debajo de un muro triste
estaba mi corazón.
Como un avaro oculto contando su dinero,
estaba mi corazón.
¿Cómo un avaro o como un prisionero?
Ah…
¡Júbilo marinero!
no más muro carcelero
ni corazón prisionero.
Ya sobre los viejos muros,
está mi corazón.
Y sobre el muro que el hombre
puso al hombre
está mi corazón.
Sube mi corazón, cometa mía.
Roja lágrima mía, encendida en el día
y en el día latiendo amaneceres.
¡Sube! ¡Mi corazón…!
2
Un motivo de nuestra infancia
A la memoria de mi primo Amberes.
¡Muchachos…!
A la quinta Recaeta,
cada cual con su cometa.
Ay, que la mía no sube.
Ay, que sube
sube sube, mi cometa
y no el viento
sino mi corazón
le presta movimiento.
¡Muchachos…!
Ya no hay quinta Recaeta.
Y sin embargo… cada uno
de nosotros, tenemos una cometa.
Más allá de los rascacielos
por arriba de los palacios
está el viento.
¡Amigos! ¡El viento…!
Yo tengo veinte cometas.
Subid vosotros las vuestras.
¡Arriba! ¡Al viento!
Tenso el hilo
y un nudo de amor en el corazón,
para pulsar el viento
¡Amigos! ¡El viento!
3
Proclama
Aquí en Montevideo,
albas madrugadas del mundo
soñó mi corazón, ¡pobre andarín nocturno!
Muchachas de los puertos,
marineros borrachos, desde aquí
cáliz fue mi pecho de vuestro vino amargo.
Hermanos tristes,
yo he visto la luna hacernos muecas
mientras la última estrella de la noche
azul y lejana se perdía…
Noche negra.
Como un necio patriarca, impenetrable, austera
vela la noche o Dios nuestro desvelo.
Y en vosotros la secreta lumbre
y la montaña empinada hacia el cielo
y el río que la ciñe, limpio abrazo.
Y más allá de la noche las estrellas.
Y vuestra lumbre oculta
y la nuestra encendida en los días.
¡hacia la montaña, más allá de la noche
a rescatar la estrella perdida!
4
Apunte
Tú, muchacha, qué buena fuiste.
Un año… ¿recuerdas
cuando en los cines llorabas
tu lloro de desengaños?
Siempre era el mismo (yo sé)
pero tú lo renovabas.
Seis días de lava y lava;
seis días de pico y pala.
Con seis días de sudor
¡qué triste el cine del barrio,
tus sábados de alegrías
y mis domingos de olvido!
Qué triste la vida nuestra.
Que bello fuera vivir.
(Soñábamos con un ojo
y el otro para morir).
Qué triste el cine del barrio.
Tu lloro de ácidos mieles,
sin saber lo que llorabas.
¡Qué triste y antiguo lloro!
5
He visto a una niña triste
Madre, esta llama mía
que a ti te inquietara un día
sigue, madre, y hoy me abrasa.
Y es roja, madre, de día
y por la noche es azul.
Madre, tus ojos azules,
siempre azul vieron mi llama.
Pero yo sé que ella es roja
a la clara luz del día.
A la clara luz del día, madre,
yo he visto a una niña triste
contradiciendo a la vida.
—Vestidito de percal,
moña anudando un ensueño
estaba la niña triste.
—San Pilatos de las niñas,
de las niñas sin zapatos.
Para mí, si encuentras novio,
esta moña te desato.
—Dice la niña— ¡Pero no tiene zapatos!
Madre, tus ojos azules
siempre azul vieron mi llama.
Pero yo sé que ella es roja
a la clara luz del día.
6
Paisaje y ruego
Qué lindo allá en la colina
el arador y los bueyes.
Cielo y tierra: el horizonte
y el arador en el vértice.
¿Aras labrador en tierra
o abres surcos en el cielo?
Ara labrador en tierra.
Con reja de luna y bronce.
Ara labrador en tierra.
¿No olvides a tus hermanos!
7
Poema en la tarde
Niña mía, si estás triste
te bajaré una estrella
y a la rueda rueda
jugarás con ella.
Muchachas, muchachos,
a la rueda rueda
que en el pecho suena
toda la música de la tarde
y una alegría azul tiñe las pupilas.
Muchachas, muchachos,
a la rueda rueda.
Que vuestra sea la calle
y toda la vereda.
8
Oh, calles de los pueblos
........................
Oh, calles de los pobres.
Duermevela la calle.
En una escoba vieja
cabalga mi memoria
y alcanza su madeja:
Desde una esquina,
velo María tu sueño.
En blancas sábanas
tú viajas viaje sereno,
niña de cuerpo moreno.
¡Qué delicado mensaje
y qué rúbrica, tu pelo!
Quiero pensarlo y no quiero.
Tú duermes toda la noche.
Yo toda la noche velo.
9
Parábola
Es de noche y la ciudad dormida,
duerme.
Y el mar espera.
Y la noche espera.
Y en el cielo una sola estrella
sola espera.
Zumba de pronto un tranvía.
Zumba que zumba en la vía.
Sube la cuesta de una calle.
se balancea, zumba, cabecea
y cae
y sube
ya fuera de la vida, sube
un tranvía.
........................
En la línea del mar,
donde el mar es mar y es cielo,
en una isla, en la línea más alta del mar,
un guardia y un motorman se abrazan,
se restriegan las manos
se suben a los árboles
se miran y sonríen
… En una isla
En la línea más alta del mar.
Uno dice:
«Qué bellas naranjas color de oro».
Y el otro alborozado:
10
—El oro es un color ahora, camarada.
El Sol también es Sol
y el agua, agua.
Un color más tiene la vida ahora.
Y nosotros más vida
y menos muerte.
11
El abismo
Estoy debajo de mis sueños.
Ya ni estrellas ni pájaros nocturnos
levantarán mi canto.
Puente de plata y oro es el amor.
Amada, tú eras el único asidero
pero yo he mirado el abismo
donde ondula (libre de nosotros)
el limo de mis sueños y tus sueños.
Desde entonces ¡ah!
que solo estoy en la tierra.
Y tú, qué sola.
No lo sabes y disuelves tus lágrimas en risas.
Desde entonces,
cuando apoyo mi frente
en el tibio regazo de tu seno,
algo quiero olvidar que no conozco todavía.
Y crece mi ternura para ahuyentar el miedo.
Lejana erra mi alma
y en sus flancos llueve la tristeza.
Deja que te llore y que me llore allá…
12
Soledad
A veces los algodones grises
de la soledad,
rozan mi pupila.
Y brilla…
Entonces, los horizontes
no son ya…
hay plenitud.
Pero me pesa el recuerdo
y en los senderos de la noche
—regazos que abrieron del misterio—
muere la almohada negra del silencio.
Y espero.
13
Así fue…
Arquero hoy de olvidados sueños,
he flechado tu imagen
con un dardo imprevisto del recuerdo.
Rubia muñeca de bazar de lujo,
en mis memorias de adolescente
con marco gris tú yaces displicente,
mientras tus humos tejen
en rancio novelón: héroe ficticio.
¿Y con esta complicada cocina
tú y yo doramos al amor?
Ah, el instinto. Padre Nuestro
que muerde y miente
cautelosamente.
14
Evocación y apóstrofe
¿Únicamente en playas de cenizas
escribiré tu nombre?
Para siempre el Otoño se ha posado en tus ojos.
Tus ojos,
¿desde dónde se mueven?
¡desde dónde crucifican mi anhelo?
Entre pinares vas
entre piadosas sombras vas
sonámbula y astral, solo atenta a la noche.
Y he de decirte:
Ya me estraga tu imagen, que acaso
de mi bilis se nutre en los humores…
Sabios de egregia estirpe,
decídnoslo más fuerte que la vida es un pan.
Y ya no habrá pinares
que vuelquen sombras vanas
y sí, flores del ceibo en el día
y ventanas.
15
Mi corazón
Mi corazón
nostálgico acuñador de ensueños,
imantado de amor
tuvo la ficción del Norte
en los cuatro puntos cardinales.
Mi corazón poeta y buril loco
en el mármol frígido de las razones,
—muriendo ya—saludará
en los cromos lejanos de la tarde
a una mano fúlgida,
clamante viajera de horizontes,
que llama… llama…
16
En la noche
Esta noche me estiran las calles.
Con amor de hermanas
algo llevan de mí
que es de ellas. Mis hermanas.
Y en el hilo de oro
de una estrella —fina escala—
de mí dispara y sube,
cautiva de este tiempo,
una antigua ilusión que ya olvidaba.
Desde allá abajo, sube
el canto de los gallos
y un aire recién amanecido va esponjando a la tierra,
y me anuda en dulzura los recuerdos.
¡Ah!, el canto de los gallos
donde la noche prolonga su agonía…
Se orquestan en mi pecho
todos esos cantos.
Y son ahora
frente al día
un clamor de adioses
al ensueño.
17
Canto a la invisible amante
¿Dónde te escondes tú?
¿Acaso en esta ciudad enorme
cuando posan las noches
que incuban a mis sueños?
En las calles sin rumbos
que descubre mi anhelo,
se ha curvado mi pecho de ternura
llamando sin palabras por tu nombre.
........................
Ya los gallos eslabonan
un collar de cantos a la aurora.
¿Dónde te escondes tú?
No te veré en la luz…
Solo en la Noche alientas.
18
Oración de la desesperanza
Noche sin luna
y yo aquí.
Ni velamen ni vientos,
ovillado en la noche
interrogante signo sin frase.
Y este dolor
sin raigambre en las cosas
—fantasma sin memoria—
¿vino de un mundo donde no hay ojos,
que velen a la muerte?
Quiero solamente,
en bautismos de alegría y de dolor,
apretarme a la Tierra
bajo el ala quebrada del desvelo.
19
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