MENSAJE Úrsula Suárez, ¡a invencionera VIRGINIA VIDAL a más audaz de las escritoras chilenas fue la primera y se llamó Úrsula Suárez (1666-1749). Nunca mujer alguna había osado oración de amor semejante: «¡Ay!, si yo fuera dios por media hora, experimentaras si yo con vos fuera escasa: nuevos mundos te fabricara con criaturas capaces de tu amor, y todas con el conocimiento que ahora me has dado vos para que todas se empleasen en amarte y ninguna hubiera que te ofendiera. Hiciera cielo la tierra, para que con las alabojizas que estas criaturas te daban en la tierra moraras como entre almas bienaventuradas (...) y si esto hiciera yo por vos en media hora siendo dios, ¿ qué nopodréis hacer vos, cuando en realidad lo sois ?...». Asombran su sensualidad, franqueza y desparpajo para comunicarse con su Amado sin ocultarle sus devaneos y exigirle comprensión. En su escritura se realiza toda la maravilla de sus sueños y ensoñaciones, visionesy fanlasías;ella L 1 Úrsula Suárti (¡666-17490: Relación Autobiográfica. Biblioteca Antigua Chilena. Prftlogo y edición crítica de Mario Ferreccio; Estudio preliminar de Armando de Ramón. Edición en homenaje a] cincuentenario de la Academia Chilena de la Historia. Mayo de 1994.275 pp. escucha voces y sostiene diálogos o "habladeros" con Dios. Un silencio de siglos se cernió sobre la obra de la monja clarisa Úrsula Suárez y no era sino un mito cuando Mario Ferreccio y Armando de Ramón la sacaron a la luz hace diez años'. De su manuscrito sólo se conocían las referencias de José Ignacio Eyzaguirre, José Toribio Medina y Juan de Guernica. Escribió a instancias de su confesor (esta era una práctica de la época), quien conservó cuidadosamente los originales. Es un error considerar la suya como "literatura de encargo": bien se puede aventurar que las confesiones déla monja Úrsula eran tan sabrosas, imaginativas y animadas que su primer confesor, cumpliendo en parte el papel de moderno psiquiatra que le propone a su paciente escribir sus sueños, quiso tenerlas más completas para saborearlas y lo mismo le ocurrió a su sucesor. Ella disponía de escasas , áiciembn 1994 MENSAJE cuartil 1 as, así que para su e scri tura estaba tan limitada como un periodista actual. Su instinto de la composición le permitió lograr la autonomía de los cuadernillos que fue llenando desde 1708 con una relación que abarca casi toda su vida, pues se remonta a sus muy tempranos recuerdos de niña precoz y alcanza a su vejez, después de haber sido abadesa. La primera novelista de Santiago U, muía Suárez escribió una verdadera novela. Desde este punto de vista, ella también es la primera novelista de la ciudad de Santiago. De niña oyó hablar de una "varilla de virtud" y, ansiosa de hallarla, salió de su casa y caminó muchas cuadras, «siendo la acequia mi guía», hasta hallarse enlos burdeles donde se dedicó a mirar "los casamientos" y no le valieron los azotes para reincidir como mirona. Su visión del paraíso limita con la cordillera y el río de fuego de sus sueños se deslizadesdelacalle «que va del convento para Santo Domingo, y tira a la Chimba», y el espanto de ese infierno la hace exclamar como habitante de esta geografía: «Algún volcán se debe haber reventado». Cuenta desde sus arranques soberbios, su crueldad con su maestra de bordar y plisar, los feroces castigos a que es sometida, hasta su fuerza para resistir los chantajes emocionales delamadre. Úrsulaseempecinó a los doce años en no ser prometida en matrimonio, porque para ella la mujer casada era mujer muerta y acaso compartía el sentir criollo: «más vale vestir santos que desnudar borrachos». No ceja hasta meterse en el "monjío" y para lograr- MENSAJE tr 435. diclrmbm 7ÍW lo, «no deja piedra por mover». Su temprana decisión de no casarse y ser religiosa se vincula a un afán de independencia y libertad. Ella estíí decidida a tener su "cuarto propio" y lo consigue cuando compra una celda dentro del monasterio; dicha celda es una verdadera vivienda con cocina, despensa y huerta. Una monja «entera y verdadera» Lsta escritora desbordante de feminidad, describe sin falsos pudores su fisiología, sus ardores, sus sueños. Estos, de gran belleza plástica, recuerdan escenas de Jerónimo Bosch. Alucinante es su pesadilla ante el espejo desde donde un negro cuya «lengua era toda fuego» le echa el aliento. Cuando muy niña oye hablar de las mujeres burladas, les toma «a los hombres aborrecimiento» y nacen en ella las ansias de vengarlas engañándolos y «el deseo de poder ser yo todas las mujeres para esta venganza». No vacila en ejecutar su idea y se aliña con solimán y carmín, se pone mantilla y se encarama en un balcón hasia seducir a un galán que termina requebrándola y ofreciéndole un puñado de plata del que consigue retener un patacón... De esta monja lectora y escritora, «invencionera y ardi losa», se burlan sus compañeras quienes le aplican los motes de "historiadora" y "filósofa". Al leer su obra se comprende que el monasterio fue el único y real espacio de libertad para la mujer de la época colonial. Allí ella conquistaba poder y lo ejercía, no sólo en el ámbito religioso, sino también en las relaciones sociales. Podía recibir y atender a sus «devocio- Destellos del esplendor sefardí Meses atrás se inició en Toledo la restauración de la sinagoga del Tránsito y se inauguró el nuevo montaje del Museo Sefardí. Toledo es muchas cosas, pero es, sobre todo, el elogio y la nostalgia de una convivencia ejemplar entre lastres culturas o religiones del Libro: judía, cristiana y musulmana. La Edad de Oro de la cultura judia se produjo precisamente aqui, en «Sefarad» (nombre hebreo de España). En Al-Andalus musulmán nacieron, vivieron y crearon algunos de los más grandes poetas y pensadores hebreos de todos los tiempos, y aquí se acrisoló y desarrolló la Cabala. En los reinos cristianos, los judíos desempeñaron un papel relevante como repobladores de las ciudades reconquistadas o recién fundadas, garantizando el comercio o la vida artesanal, dominando la actividad económica, impulsando la osmosis cultura I, -a través, sobre todo, de las Escuelas de Traductores de Toledo- y contribuyendo decisivamente al desarrollo de la lengua castellana. £1 asentamiento de los judíosen Tole do se remonta a los primeros siglos del cristianismo, siendo alternativamente perseguidos o tolerados por los visigodos. Al llegar la dominación árabe, judíos y cristianos mozárabes se beneficiaron del «pacto de tolerancia» o «mushala'h», mantenido después, con más o menos intensidad, por los reyes cristianos Alfonso VI, Alfonso Vil y Alfonso VIII {que llegó a tener amores con la judía Raquel). Fernando Niel Santoconfióajudiosy árabes la educación de su hijo Alfonso Xet Sabio, creador de la célebre Escuela de Traductores de Toledo. El máximo esplendor de los judios toledanos llegó bajo el reinado de Pedro I el Cruel, que tuvo como tesorero y consejero al propio Samuel Leví. Enrique III mantuvo esa actitud de tolerancia, pero en 1407, un grupo de cristianos fanáticos irrumpió en la sinagoga de Santa María la Blanca, saqueándola y matando a muchos judíos. Este hecho, profundamente sentido por el rey -que moriría un año después- marcó el principio del fin: en 1492, los Reyes Católicos decretaban la expulsión de todos los judíos de su reino. Los desterrados de Sefarad mantuvieron durante siglos, sobre todo en el Norte de África y en la Europa oriental, sus señas de identidad. Muchos de ellos aún guardan la llave de la casa de Toledo y cantan, como lo hicieran sus antepasados: «Perdimos a nuestra patria,/a nuestra hermosa Sión,/y también a Sefarad, /tierra de consolación»... MENSAJE nes», es decir, caballeros, amigos y hasta admiradores; no era raro que alguna monja fuera mantenida por uno de ellos. En el caso de Úrsula, le satisfacían aun sus «vicios», es decir, la proveían de yerba mate y rapé, de vestidos y calzado fino. Ella coquetea con hombres que la visitanenel convento, los seduce y los engaña; se deja cortejar por un hombre casado que hasta le compra casa (luego ella lo obligara" a entregarle esa casa a la esposa). Llega al extremo de travestir a un sirviente mulato para que seduzca a unos de los galanes que asedian a las monjas. Confiesa a sus compañeras y se vale de toda su inteligencia para ejercitar el autoanálisis y sortear las dificultades de comunicar su mundo interior. Admirable es la lógica que practica en su defensa. Cuando Diosla recrimina por SUS velei- dades, ella le opone argumentosirrefutables: El es más sabio que ella, F.l predicó el perdón hasta para los enemigos, por eso puede y debe perdonarla, pues ella «es entera y verdadera y sus mentiras son en chanza». También le hace muy claras preguntas: «Seilormío, ¿por qué cuando usas de tus misericordias con ¡as mujeres, anda la Inquisición conociendo de ellas?», m La gesta del marrano MARCOS AOJ1NIS LAGESTA MARRANO Aguinis, Marcos: La fiesta del Marrano. Planeta, Buenos Aires, 1994, 8" edición, 448 pp. Marrano es un mole injurio- so que se aplicó a los judíos conversos al cristianismo desde antes de su proscripción de todas las posesiones de los reyes católicos (hacia fines del s. XV), ya fuese porque se creía que mantenían lazos con su antigua fe o simplemente porque tenían la sangre abyecta. La Gesta del Marrano narra, de modo novelado, la epopeya verídica de Francisco Mnldonado da Silva, un médico judío e hijo de médico judío, que por el 16(X) de la Colonia americana y habiendo vivido enSudamírica{Argenlina,Pení y Chile), redescubre la belleza y el valor de la fe de sus antepasados, y reniega del cristianismo. (Sabemos que también Guillermo Blanco ha contado la historia en su Camisa blanca, 1989). La causa de la reconversión de Maldonado da Silva es compleja. De modo inmediato, ella es activada por la Inquisición que persigue y aniquila a su familia paterna, y luego la familia que él mismo logra constituir. Míís en pro- fundidad, el cambio se opera en Francisco por una experiencia religiosa del Dios de Israel que lo enfervoriza a abandonar la simulación para ser leal consigo mismo y la identidad espiritual de los suyos. La libertad de conciencia adquiere un valor infinito. Noobstantesucrítica aguda a un cristianismo «inquisitorial» e intolerante, esta obra es profundamente religiosa. M. Aguinis, con y sin ironía, vincula teológicamente la suerte de Maldonado da Silva con la del judío Jesús. Duelen los padeeimienios que la Iglesia católica ha causado al pueblo judío. Estremece pensar que el Sanio Oficio haya podido hacer tamo daño en nombre de Cristo, quien también fuera un torturado. Parte del éxito de esta novela es sugerir al lector que la crueldad de la Inquisición ha podido superar con creces la imaginación 1 iteraría. Yésta es, también, partedesu limitación. J.C.C. . dlcü-nünv ÍVV4 Reseñas Sistemas agrarios en América Latina Chonchol, Jacques: Sistemas agrarios en América Latina. De la etapa prehispánica a la modernización conservadora. Fondo de Cultura Económica, Santiago, 1994,445 pp. Durante su presentación el mes pasado en la Biblioteca Nacional, esta obra fue calificada de monumental por los dos comentaristas: un historiador, Leopoldo Castedo, y un especialista en asuntos agrarios, Jorge Echenique. En verdad, implicó 23 años de trabajo a su autor, quien, después de ser ministro responsable de la reforma agraria en Chile, en los tiempos del presidente Allende, partió al exilio a París. Allí fue acogido en el Instituto de Altos Estudios de América Latina, por el entonces director, el geógrafo Pierre Monbeig. Y en la década pasada, fue elegido él mismo director, cargo que conservó hasta este año cuando regresó a Chile. Desde el inicio de su trabnjo en París quiso dedicarse auna cátedra sobre «sistemas agrarios», cuyas investigaciones, docencia, dirección de tesis y asesorías en diversos paí- MSKH/E ff 43í, dkirmbff 1994 ses del continente, le permitió recoger materiales y construir poco a poco la notable síntesis presentada en este libro. El autor se remonta a 40.000 años antes de Cristo, en la época en que el hombre llega a América, para comenzar el análisis del lento desarrollo de la agricultura amerindia que surgehaciael año20(X)a.deC, predecesora de los sistemas agrícolas que florecen bajo las grandes civilizaciones de Mesoamérica y Sudamérica antes de la Conquista. Se destacan entonces sistemas de riego, de terrazas y de complementariedad de cosechas, capaces de respetar el entorno ecológico. El segundo momento analizado es el de la colonización, cuando se imponen sistemas agrarios españoles y portugueses: la hacienda de explotación extensiva y las plantaciones de monocultivos orientados a la exportación. Ambos tienen rasgos sociales que han marcado nuestra historia: los sistemas de peonaje y de esclavitud negra. El tercer momento, de repúblicas oligárquicas que se prolongan hasta el comienzo del siglo XX, llevan a la incorporación de vastos espacios agrícolas a la producción, consolidando tanto las haciendas como las plantaciones. Sin embargo, se produce una modernización agrícola de la infraestructura de transportes, puertos, nuevos cultivos, razas ganaderas, maquinarias, ele, que el autor considera lanío o más importante que la actual modernización. Esta última se produce sobre lodo a partir de los años 60, junio con una urbanización acelerada, con las lecnologías de la «revolución verde» y más recientemente de los complejos agroindustriales, sin queesto signifique la desaparición total de la gran agricultura tradicional y una agricultura campesi- na que pasa por serios apuros. Esta modernización de inspiración neoliberal es calificada de «conservadora» por el autor. Chonchol termina identificando ciertas constantes que se marcan desde la época de la Conquista y Colonia, y que a pesar de las modernizaciones del siglo XX, perduran hoy signi ficati vamente: persistenci a de latifundios y minifundistas; prioridad dada a la agricultura de exportación respecto a la de consumo interno; importancia del monocultivo ligado a sistemas de plantación, sobre todo en regiones tropicales y subtropicales; la no liberación de los campesinos, contrariamente a los modelos occidentales de agricultura, por privación de suficienle tierra de cullivo, y, por último, la no aceptación de los campesinos de esla situación, lo que se mani fiesta en luchas y rebeliones emprendidas en el pasado siglo y en el presente. El autor termina declarando que con su libro no tiene más ambición que «contribuir a crear conciencia de que la actual modernización agrícoiaque considera, con todo, indispensable- no puede seguir haciéndose en un con texto de marginaüzación». GAC .S, dtclrmt** 1994