La época y los “misterios” de Akhenatón Por el Dr. Constant de Wit, F.R.C., I.R.C. Revista El Rosacruz A.M.O.R.C. En el siglo XIV A. C. el Faraón Amenhotep IV se inició en la escuela de los misterios que había fundado el Faraón Thutmosis III. Se trataba de la hermandad esotérica original de iniciados fundada en principios y métodos similares a los que ha perpetuado la Orden Rosacruz AMORC, en la actualidad. A Amenhotep IV, un faraón por demás iluminado y el primer monoteísta de la historia, lo inspiraron tanto las enseñanzas de los misterios, que le proporcionó un giro totalmente nuevo a la religión y a la filosofía egipcias. Fundó una religión que reconocía a Atón, el disco solar, como la única deidad, la base de la vida misma, el símbolo de la Luz, la Verdad y la Alegría y se cambió el nombre adoptando el de Akhenatón, para que reflejara las nuevas ideas. A pesar de que más adelante se volvió a establecer la religión tradicional, la idea mística se sembró en la consciencia humana y la flama nunca se ha extinguido. AKHENATON es uno de los personajes más extraños y fascinantes del mundo antiguo. Su vida se ha venido discutiendo desde hace más de medio siglo, en varios idiomas y numerosos libros y artículos. En años recientes, se han puesto de moda historias populares, como las que escribieron Francis Giles e Immanuel Velikovsky donde hacen una denuncia en contra del “idealismo romántico” de los primeros egiptólogos, como por ejemplo, E.A.W. Budge y James Breasted. A menudo se han perpetuado las opiniones más exageradas de egiptólogos modernos, entre ellos Alan Gardiner y Cyril Aldred, aunque en algunos casos han sido los mismos científicos quienes han cambiado de opinión. Todo ese cúmulo de narraciones conflictivas o polémicas es lo que ha originado muchos de los “misterios” que rodean a Akhenatón y a su época. Pero, en realidad, ¿qué es lo que sabemos acerca de Akhenatón, cuál es la polémica y cuál es su relación con los misterios de Osiris? Nuestra narración se inicia en Egipto, país acaudalado y poderoso, catorce siglos antes de Cristo. El éxito que alcanzaron las guerras del Nuevo Reinado había afianzado el dominio que Egipto ejercía sobre el mundo conocido. Gracias al intercambio comercial, toda la riqueza del mundo fluyó hacia Egipto. “El oro en Egipto es tan común como el polvo”, escribió Dusratta, Rey de Mitanni. Tal vez las extravagantes dotes faraónicas que se le concedieron al dios Amen y el oscurecimiento de los poderosos sacerdotes tebanos, llevaron a Amenhotep III a comprender que el creciente poder del sacerdocio representaba un peligro para la casa real. Así se podría explicar la razón por la que Amenhotep favorecía a otros dioses junto con Amón, en especial a Herakhti (Horus del horizonte). Bajo el reinado de Amenhotep III el arte se suaviza y se experimenta con un nuevo tipo de arte. Su estatua, que se encuentra ahora en el Museo Británico, es un ejemplo de ello. Así fue como se dieron todos los elementos para que ocurriera la aparición extraordinaria de Amenhotep IV, hijo de Amenhotep III y su magnífica esposa real, Tiyi. Amenhotep IV pronto cambiaría su nombre por el de Akhenatón. Su reino que duró diecisiete años (1364-1347 a.C.), surgió a finales de la XVIII Dinastía, un periodo que también ha recibido un gran reconocimiento por su fino arte idealista. Aketatón, su ciudad, a pesar de que la dejaron convertirse en ruinas, ha sido sujeto de una intensa investigación arqueológica. A partir de 1891, la ciudad y las tumbas cercanas a lo que ahora conocemos como Tell el Amarna, se han investigado a fondo. Primero lo hizo Sir Flinders Petrie y la continuó la Deutsche Orient Gesellschaft y la Sociedad de Exploraciones Egipcias. Las excavaciones que realizaron fulminaron a los historiadores de arte. He reunido algunas de estas maravillas en uno de mis libros La Statuaire de Tell el Amarna (Esculturas de Tell el Amarna). En su juventud, Akhenatón aparece con ojos soñadores, boca sensual y con el labio y el mentón caídos. La estatua más caricaturesca de todas surgió al principio de su reinado. Más adelante, el arte se suaviza y bajo los reinados de Smenker y Tutankamón se torna más clásica. Los estudiosos han escrito cientos de páginas describiendo lo que ellos denominan, la enfermedad de Akhenatón, intentando explicar el tamaño de su abdomen, que se asemeja más al de una mujer que al de un hombre. Una de las estatuas, tal vez inconclusa, es el típico tema de polémica, porque el cuerpo aparece desnudo, mostrando un abdomen enorme sin genitales. Los escritores han ido tan lejos en sus especulaciones que han expresado que Akhenatón era un eunuco, lo cual es imposible. Por todos lados existen representaciones de Akhenatón rodeado de sus hijas. Por otro lado, no vamos a mencionar aquí todas las enfermedades que se han propuesto tratando de explicar el fenómeno de esta estatua. Sin embargo, la explicación se debe considerar de una manera simbólica. Hay un texto que dice que Akhenatón es “el padre y madre de todas las cosas”, lo cual lo convierte en una energía primitiva del poder cósmico. Entonces, no es sorprendente que como tal, la representación de Akhenatón sea asexual. Al parecer, Akhenatón creció en Tebas y estaba muy interesado en temas religiosos. Después de su acceso al trono como corregente, lo desposaron con Nefertiti, la cual era miembro de la realeza y le designaron un harén. La traducción del nombre de Nefertiti, “la bella ha venido”, originó que algunas personas sugirieran que tal vez se tratara de una princesa de Mitanni o que fuera Taduhepa, la hija de Dusratta. No obstante, parecería que ese no es el caso. También se ha mencionado que Tiyi, la madre de Akhenatón, tenía una conexión con Mitanni. Sin embargo, los padres de Tiyi, Yuya y Tuiu, fueron egipcios de cuna noble. La mayoría de los egiptólogos están de acuerdo en que Ay y Teyi fueron los padres de Nefertiti. Smenker A los nueve años de su reinado, Akhenatón y Nefertiti ya habían concebido seis hijas. La mayor de las princesas reales, Mery-Atón, se casó con Smenker; la segunda, MeketAtón, murió muy joven y la tercera, Ankhesenpa-Atón, se casó con Tutankamón. No se sabe con certeza quienes fueron los padres de Smenker, el corregente, ni de Tutan-kamón, el sucesor inmediato de Akhenatón. Según F. Giles, podrían ser hijos de Akhenatón con alguna otra mujer, que no fuera Nefertiti. Los hijos reales nunca aparecieron en los bajorrelieves de Tell el-Amarna. Sin embargo, un rey de Mitanni le escribió a Akhenatón preguntándole por la salud de “sus hijos”. Esto podría suponer que los dos herederos en realidad eran los hijos naturales de Akhenatón. En una estatua, el león de Soleb en Nubia, Sudán, Tutankamón llama a Amenhotep III “su padre”; sin embargo, eso podría sólo significar “antepasado”, como sucede en otros casos parecidos. En la tumba de Tutankamón se encontraron objetos personales pertenecientes a Akhenatón, así como un mechón del cabello de Tiyi. Pero si Tiyi hubiera sido la verdadera madre de Tutankamón, como algunos sostienen, habría tenido 54 años cuando éste nació. Hasta cierto punto, sería increíble aceptar que hubiese ocurrido tal milagro. Hay muchos conceptos erróneos alrededor de la personalidad singular de Akhenatón. Por ejemplo, en el pasado se ha mencionado que Akhenatón era monógamo. Sin embargo, eso no está confirmado, puesto que se sabe que tenía otra esposa llamada Kia. Cuando el joven rey subió al trono, se le conocía con el nombre de “Nefer-Kheperu-re” “Amenhotep”, cuya traducción es, “hermosas son las Transformaciones de Re; Amón (el Oculto) está complacido”. Para el quinto año de su reinado, ya se había cambiado la última parte de su nombre a “Uan-re Akhenatón”, o “el único de Re, el que le es útil a Atón”. Cuando se cambió el nombre, Akhenatón ya estaba construyendo su ciudad, Aketatón, “horizonte del Disco Solar (Atón)”. Atón En contra de algunas opiniones, Akhenatón no inició un nuevo culto a Atón. Atón es el Disco del Sol y se le ha conocido como Atón o Atén desde la V Dinastía, en el Bajo Egipto. En la pirámide de Unas en Sakkara, cerca de Menfis, Atón ya aparecía con manos, la representación típica del disco con manos que se encontró en Amarna. Sin embargo, el nombre de Atón refleja ciertos cambios en la época de Akhenatón. Al principio de su reinado, Atón se llamaba: “Re-Horakhty vive regocijándose en el horizonte,” “en su nombre de Shu que es en el Atón”. Más adelante, le cambiaron el nombre para que dijera: “Que Re, quien gobierna en los dos horizontes, viva, se regocija en el horizonte; en su nombre del padre que viene como Atón”. Estos títulos se pueden utilizar para establecer las épocas del periodo de Amarna. Cuando Akhenatón decidió establecer su nueva residencia, que hoy conocemos como Tell el Amarna, o simple-mente Amarna, es muy probable que su padre se sintiera aliviado, ya que éste se encontraba construyendo un nuevo templo en Luxor, cerca de Tebas, a la honra de Amón. En un nuevo sitio lejos de Luxor, su corregente, Akhenatón, continuaría con sus experiencias religiosas y místicas, mientras que el resto de la vida egipcia continuaría como siempre. Sabemos que el reinado de Akhenatón no duró más de diecisiete años, de los cuales, sólo la mitad los pudo pasar en Amarna. En Amarna se erigieron varios templos de Atón aquí y se construyó toda una ciudad. En las montañas de Amarna se encuentran tumbas de nobles, que resultan muy interesantes para el estudio de su arte y por los puntos históricos que se pueden obtener de los textos de Amarna. Todo esto se puede encontrar en los seis volúmenes de G. Davis acerca de Las tumbas de roca de el Amarna. Los egiptólogos e historiadores más serios han negado o afirmado vigorosamente el problema acerca de la existencia de una corregencia entre Akhenatón y su padre. Gardiner basa sus afirmaciones de que Akhenatón sólo subió al trono hasta la muerte de su padre, en su interpretación de las cartas de Tell el Amarna. En 1958 H. Helck proporcionó un argumento aún más extenso en contra de la corregencia, pero aún a éste le falta convicción. Yo opino que el caso a favor de la corregencia es el más potente y es una teoría que podría obtener aún más evidencia para apoyarla, ya que el santuario de Akhenatón en Karnak está reconstruido. El padre de Akhenatón reinó durante unas cuatro décadas aproximadamente. No se sabe dónde murió. La momia que se le ha adjudicado, podría ser de un rey más reciente. A partir del momento en que murió su padre, lo único que frenaba el fanatismo religioso de Akhenatón se liberó y encontramos en cientos de monumentos las mutilaciones que le hicieron a los nombres de Amón, Mut y Khonsu. Al parecer, la evidencia de esta deformación se detuvo al mismo tiempo que el Faraón Akhenatón designó a su yerno, Smenker, como corregente. Sin embargo, a Smenker lo sepultaron sin aparente ceremonia en una tumba que aún estaba inconclusa en Tebas, a tan sólo 15 meses de la corregencia. Giles opina que Akhenatón y Smenker fueron asesinados al mismo tiempo. No obstante, al igual que en otros comentarios sin fundamento, no contamos con la confirmación de la evidencia que representaría el cuerpo de Akhenatón. Una de las polémicas más extraordinarias acerca de la patología de Akhenatón ocurrió cuando la momia que se creía que pertenecía a la Reina Tiyi, resultó ser de un hombre. La tumba inconclusa, que se le adjudicaba a Tiyi, ahora parece tratarse de un basurero de objetos ritualísticos, como los cuatro ladrillos mágicos de principios del reinado de Akhenatón, en el que le llaman Osiris; sellos que llevan el nombre de Tutankamón; y el santuario funerario de Tiyi. En este santuario, el nombre de Atón es el titular y aparecen los nombres de Amenhotep III y de Akhenatón. Por lo tanto, podemos estar seguros de que Amenhotep III aún vivía cuando Akhenatón le obsequió el santuario mencionado a Tiyi. Si su padre hubiese muerto, habrían utilizado las palabras ma kheru “voz verdadera” (finado). El cuerpo que primero se pensó que pertenecía a Tiyi y después a Akhenatón, ha sido identificado como el de Smenker. El nombre de Smenker se ha borrado de todas partes, pero está comprobado que el grupo sanguíneo es el mismo que el de su hermano, Tutankamón. La controversia que rodea a Akhenatón no termina aquí. Se ha sugerido que Akhenatón pudo ser homosexual. Lo cual nos parece una verdadera tontería. La única prueba que se ha proporcionado es una estela en la que Akhenatón y Smenker aparecen juntos en un trono. Akhenatón está sosteniendo el mentón de Smenker. Sin embargo, si Smenker se trataba del hijo de Akhenatón, lo cual es posible, entonces éste sería tan solo un gesto filial. En otra estela, Smenker está vertiendo vino en una copa que sostiene Akhenatón. El significado podría ser que tan sólo se tratara de una escena doméstica y familiar de las que abundan en el estilo de Amarna. Después de Akhenatón, subió al trono de Egipto Tutankatón, que contaba con once años y con toda seguridad era otro de sus parientes cercanos, o tal vez su hijo. Después de reinar varios años desde Tell el Amarna, Tutankatón abandonó por fin el “horizonte de Aton” y regresó la sede del poder a Tebas. Sin embargo, su reinado ahí fue muy corto porque Tutankatón, quien tuvo que cambiarse el nombre al de Tutankamón, murió aproximadamente siete años después de su acceso al trono. Aún cuando se acogió al culto de Amón, algunos efectos funerarios que se encontraron en su tumba son de Amarna y siguen llevando los nombres de ambos. Los misterios de Osiris Muchos de los argumentos dirigidos a la polémica que existe acerca de la personalidad de Akhenatón, podrían resultar innecesarios si se analizara a Akhenatón con más detalle, con relación a los misterios de Osiris, que personifica no a la muerte, sino a los ideales de la Renovación Eterna y el Orden Cósmico. A veces los textos afirman que Akhenatón vivió en Maat, o verdad, confirmando así la creencia que tienen algunos acerca de que el estilo caricaturizado del arte de Amarna, en especial las piezas que lo representan como un Osiris, en realidad muestran la apariencia del rey Atonista en la vida real. En un estudio de R. Anthes, titulado Die Maat des Echnaton, éste tradujo libremente la palabra Maat como “verdad y justicia”. Pero Maat es algo más que eso. Maat es el Orden Cósmico. La concepción de Maat como Orden Cósmico la comprobó C. Bleeker en un estudio en holandés: “De Beteekenis van de Egiptische Godin Maat”. Esta obra se merece más publicidad. En breve, Maat es la ofrenda más elevada que puede hacer un rey o sacerdote mayor en el templo. En los templos de Edfu y Dendera, Maat se encuentra en el santuario como la última ofrenda que el rey le hace al dios. El jeroglífico de Maat es un lote apaisado de tierra cultivable. Más adelante, este jeroglífico adquirió un significado Cósmico al convertirse en un pedestal para los reyes cósmicos, como Min y Osiris. Se dice que los dioses o tronos están “de pié” sobre el Orden Cósmico. Osiris y la renovación eterna La “masculinidad” del dios cósmico Min representa el principio de la fertilidad. Osiris, al que por lo general se le considera el dios de los muertos, es algo más que eso. Pocas personas se dan cuenta de que Osiris representa el principio de la renovación eterna. Algunos autores consideran que Osiris es un dios de la vegetación—que muere y resucita como en la narración mitológica de Osiris, Isis y Horus. Sin embargo, Osiris no es Nepri, el dios del maíz, sino que como principio de la renovación eterna, está relacionado con la resurrección del grano. Además, Osiris no es el Nilo. El dios de las inundaciones es Hápi. Sin embargo, Osiris está relacionado a las inundaciones del Nilo porque él es el principio de la renovación eterna. Al alinearse con el principio de renovación eterna, Akhenatón le impregna inmortalidad a la índole de la religión abstracta del Disco Solar. Tal vez para Akhenatón, la repugnancia de la llamada “muerte”, que interrumpe la vida, se transformó en vida eterna. La única conclusión a la que podemos llegar es que más de medio siglo de investigaciones, opiniones y polémicas no han disminuido el misterio o atracción que existe hacia el visionario Akhenatón. De hecho, nuestra moderna atracción hacia el sueño, la tragedia y el misterio se ha profundizado; el idealismo romántico elemental ha aumentado en el corazón de todo buscador que desea imaginarse las profundidades artísticas, religiosas y místicas de la época de Akhenatón. Después de todo, en cada uno de nosotros yace la necesidad de comprender el misterio y la intensidad de nuestros propios sueños que esperan satisfacerse y renovarse eternamente en otra época. Reconocimiento: El Dr. De Wit agradece la ayuda de la Soror June Schaa en la preparación de este artículo. Fuentes: Aldred/Sandison “The Pharaoh Akhenaten: a problem in Egyptology and pathology,” (El Faraón Akhenaten: un problema en egiptología y patología) Bulletin of the History of Medicine, XXXVI1:193-316, 1962 Aldred, Cyril Akhenaten & Nefertiti, (New York Viking Press, 1973). Anthes, R. “De Maat des Echnaton von Amarna”, suplemento del Journal of the American Oriental Society, (Baltimore, 1953). Bleeker, C., “De Beteekenis van de Egyptische Godin Maat” (Netherlands: Leiden, 1929). Davis, N. De G. The Rock Tombs of El Amarna (Las tumbas de roca de El Amarna), Vol. 6, (London: Egyptian Exploration Society, Archeological Survey of Egypt, 1903-08). Desroches-Noblecourt, C. Tutankhamen (New York: New York Graphic Society Ltd., 1963). Fischer, H.G. “An Early Example of Atenist Iconoclasm” Journal of the American Research Center in Egypt, Vol. XIII:131-132, (New Jersey: Princeton, 1976). Gardiner, A. Egypt of the Pharaohs [El Egipto de los Faraones] (England: University Press, 1961). Oxford Giles, F. Ikhnaton: Legend and History [Ikhnaton: Leyenda e Historia] (London, 1970). Harrison, B., Connolly R., / Abdalla A. “Kingship of Smenkhare & Tutankamen Demonstrated Serologically,” (Reinado de Smenkhare y Tutankamen demostrado serológicamente), Nature (224):325-326, 1969. Helck, H. Zur Verwaltung des Mittieren und Neuen Reichs. Problems der Aegyptologie, (Netherlands, Leiden, 1958). De Wit, Constance La Statuaire de Tell el Amarna [ ] (Bruselas, 1950). Nota del editor: El Dr. Constant de Wit, finado, fue un Rosacruz y eminente egiptólogo, que se doctoró en filología e historia oriental en la Universidad de Bruselas, Bélgica. Durante su vida se especializó en el antiguo idioma egipcio, literatura e historia y era una autoridad reconocida en el campo del arte de Amarna, es decir, el arte de la época de Akhenatón. Durante muchos años, fue profesor de egiptología en la Universidad de Louvain, Bélgica. El Dr. De Wit también fue curador del Museo Egipcio de Bruselas y escribió varias publicaciones. Mientras impartía conferencias en calidad de profesor visitante de egiptología en la Universidad de California, en Los Angeles, el Dr. De Wit también fue asesor del Museo Egipcio Rosacruz en San José. En su momento, se jubiló y pasó sus últimos años viviendo y haciendo investigación acerca de la Ribera Occidental en Luxor, Egipto.