El proceso comunicativo dentro del aula

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El proceso comunicativo
dentro del aula
Juan Manuel Cañas Tirado
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2010. Juan Manuel Cañas Tirado
Portada diseño: Celeste Ortega (www.cedeceleste.com)
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ÍNDICE
I.-
INTRODUCCIÓN
II.-
CONCEPTOS GENERALES
III.-
SISTEMAS DE COMUNICACIÓN
IV.
EL PROCESO COMUNICATIVO
V.-
COMUNICACIÓN VERBAL
VI.-
COMUNICACIÓN NO VERBAL
VII.-
COMUNICACIÓN ESCRITA
VIII.-
EL SILENCIO EN LA COMUNICACIÓN
IX.-
LA COMUNICACIÓN EN EL AULA
X.-
ESCUCHA ACTIVA
XI.-
PAPEL DEL PROFESOR EN LA COMUNICACIÓN
DIDACTICA
XII.-
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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A mi esposa Paqui
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I.- INTRODUCCIÓN.
No se puede hablar de verdadera enseñanza si no se da comunicación, pues debe haber
contacto entre docente y alumno para que haya ajustes en el proceso educativo. Esta es la
base para que se de una enseñanza que tenga en cuenta a la persona y las diferencias que,
como tal, ésta presenta. Esta comunicación debe ser normal y fluida, debiendo saber el
profesor en que momento se necesita un tipo u otro de sistema de comunicación para el
perfecto desarrollo de las clases. Ni que decir tiene que si lo que queremos es que nuestros
alumnos escuchen nuestras explicaciones debemos utilizar una comunicación de tipo
unidireccional o unívoca, ya que es la más apropiada para este tipo de propuestas. Una
comunicación biunívoca es apropiada para establecer un diálogo con los alumnos, para
responder a sus preguntas y sonsacarles lo que el profesor estime necesario. Y, por último,
una comunicación múltiple es apta para momentos de juego, de debate, de aprendizaje
común, ya que en todo momento todos se ven a un mismo nivel y se aprende más
fácilmente unos de otros.
Tampoco se puede entender una educación en la que no se permita y atienda a la
manifestación de la persona como individuo: a esto debe dirigirse la comunicación. Es en
este caso en el que no debe darse con demasiada frecuencia un tipo de comunicación
unívoca, ya que además de no atender a las necesidades de los alumnos con igualdad de
oportunidades, esta comunicación puede resultar un tanto cortante para las intervenciones
de éstos, ya que el profesor es visto como un rey o algo así, mientras los alumnos se
pueden llegar a creer que son sus súbditos, no interviniendo por miedo al reproche.
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Dentro de la enseñanza, el alumno no es sólo un ser que recibe, sino también que
emite y tiene que ser atendido para que su personalidad tenga un correcto desarrollo.
No se puede hablar de comunicación si no se da un exquisito respeto y consideración por
el otro; en demasiadas ocasiones, nuestros propios mensajes nos parecen tan importantes
que no dejamos posibilidad de respuesta o no prestamos atención a ésta, que es lo mismo.
Por todo ello, concluiremos que la comunicación en educación es nuestro medio de
intervención, reúne las posibilidades de influencia educativa. La comunicación que
nosotros realizamos no se limita a la verbal sino que se dan simultáneamente diversos
mensajes por otros canales, a veces contradictorios entre sí. Cuanto menor es la edad de los
alumnos, mayor predominio hay de la comunicación no verbal mientras que en los más
mayores hay una creciente influencia de los verbales. No obstante, el lenguaje tampoco
tiene para todas las personas los mismos significados y connotaciones. También hay que
tener en cuenta que transmitimos, sin conocerlo, aspectos ideológicos.
Los profesores no han de fijarse únicamente en los mensajes que ellos emiten, sino en la
respuesta que producen en sus alumnos así como los mensajes espontáneos que estos
producen. De este modo, el profesorado siempre comprenderá perfectamente lo que sus
alumnos quieren comentarle, sus ruegos, preguntas, rarezas...El profesor debe conocer en
todo momento lo que se cuece en la clase, los comentarios que en ella surgen, ya que son
de vital importancia para conocer el estado de los alumnos: si necesitan descansar, seguir,
cambiar de actividad...
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II.- CONCEPTOS GENERALES
La Comunicación es un proceso de interacción o transacción entre elementos de un
sistema.
Los elementos que participan en la comunicación son los recogidos en el esquema
tradicional que todos conocemos:
CODIGO
RECEPTOR
EMISOR
MENSAJE
CANAL
Recordemos cada uno de ellos:
El Emisor es la persona que envía el mensaje.
El Receptor es quien lo recibe.
El Mensaje es lo que el emisor quiere comunicar al receptor. E la información que el
emisor transmite al receptor. No hay que confundir mensaje con signo. Puede que
un mensaje sea un signo, porque el mensaje es un conjunto de signos que transmiten
una información completa
El Código es el lenguaje común del emisor y el receptor. Es cada lengua concreta; lo
importante para la comunicación es que emisor y receptor compartan un mismo
código.
El Canal es la vía por la que se transmite el mensaje.
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El Contexto: suele explicar a aquello que rodea al emisor y al receptor. Vamos a
definirlo como una serie de factores que se agrupan en tres bloques:
•
Situación espacio-temporal en que se encuentran
emisor y receptor.
•
El contexto lingüístico o contexto; es el conjunto
de mensajes que rodean al mensaje en sí.
•
Las
presuposiciones
pragmáticas;
los
conocimientos de todo tipo que comparten el emisor y receptor.
El emisor envía un mensaje al receptor, mediante el cual busca una determinada
conducta o acción de éste.
El proceso es bidireccional porque en la comunicación no sólo el emisor, sino también
el receptor envía mensajes. Esto provoca una interacción entre ambos.
Existe comunicación siempre que una persona influye en el comportamiento de otra.
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III.- SISTEMAS DE COMUNICACIÓN.
La Semiología también denominada semiótica, es la disciplina que estudia los signos.
Esta disciplina fue propuesta por Saussure, quien la definió como la ciencia que debe
estudiar el funcionamiento de los signos en la vida social. Un poco después el
norteamericano Pierce comenzó a hablar de semiótica, que definió como la ciencia de
los signos y de las propiedades de los sistemas que estos forman.
Un signo es algo que se percibe por los sentidos y evoca una cosa diferente de sí misma,
o sea, es cualquier cosa que se percibe sensorialmente y que posee un significado para
quien lo percibe. La semiología tradicionalmente distingue tres tipos de signos:
A) Iconos: es aquel que muestra un parecido con la realidad que evoca, con lo que
representa.
B) Indicios: aquel que tiene una relación causa-efecto con aquello que representa, de
modo que el signo sirve para reconocer algo a partir de él.
C) Símbolos: son signos que no cumplen ninguna de las cualidades anteriores, sino que
simplemente presentan una relación convencional o arbitraria con aquello que
representan.
Los símbolos mas dados son los signos lingüísticos, los cuales se agrupan formando
sistemas que son un conjunto de signos. Así pues el signo es la unión del contenido con
la expresión.
Los códigos o sistemas de comunicación son los conjuntos que forman signos y las
reglas para combinar esos signos y que se destinan a la transmisión de información
entre un emisor y un receptor mediante la producción de mensajes. Haremos una
primera clasificación general de los códigos de comunicación:
Humanos: son los que usamos los seres humanos para comunicarnos; dichos códigos
pueden ser de dos tipos:
•
Código lingüístico, es decir, el lenguaje.
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•
Códigos no lingüísticos como las matemáticas, las señales de
tráfico,...
No humanos: son los códigos que emplean los animales para comunicarse entre sí.
Una segunda clasificación es la que distingue entre:
a) Naturales, código humano y códigos animales. Pertenecen a la naturaleza del ser
que lo usa.
b) Artificiales, sistemas no lingüísticos. Son creaciones artificiales del hombre.
Los códigos de comunicación se dan en todos los seres animados, y los rasgos que
comparten todos esos sistemas de comunicación naturales son:
•
Carácter congénito; nacen con el organismo que los emplea, van en
sus propios genes.
•
Inmutabilidad; los sistemas de comunicación natural como tales no
cambian nunca.
•
Universalidad; son siempre iguales para todos los individuos de la
especie, independiente del lugar o tiempo.
•
No puede ser aprendido, ni olvidado.
a) Según la expresión o forma distinguimos:
•
Códigos Articulados: son aquellos cuyos signos
pueden descomponerse en otros signos menores.
•
Códigos No Articulados: aquellos cuyos signos no
pueden descomponerse en otros elementos menores que también sean
signos.
•
Códigos con Stand By: es aquel que permite dejar
en suspenso una secuencia de signos para introducir otra secuencia,
después de la cual se recupera la primera.
b) Según la expresión y el contenido:
•
Códigos icónicos: aquellos sistemas cuyos signos
tienen un parecido con aquello que representan.
•
Códigos simbólicos: en estos no hay motivación
real, ningún parecido o similitud entre el signo y lo que este
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representa, sino que su relación se establece de forma convencional y
arbitraria.
Códigos sinonímicos: es el que tiene la posibilidad
•
de usar diferentes expresiones para transmitir un mismo contenido.
Códigos no sinonímicos: aquel que no permite esa
•
posibilidad.
c) Según su contenido:
● Códigos finitos: solo pueden reflejar una parcela limitada de
contenidos.
●
Códigos infinitos: pueden transmitir cualquier contenido.
●
Códigos analógicos: aquel que permite expresar los puntos
intermedios entre dos contenidos.
●
Códigos digitales: no tienen la posibilidad de marcar los puntos
intermedios entre dos contenidos.
d) Según el sentido por el que se percibe el código:
•
Códigos auditivos: el más importante es el
lenguaje humano.
•
Códigos visuales: señales de humo, gestos de
sordomudos,...
•
Códigos táctiles: el braille, las hormigas.
•
Códigos olfativos: el pis de los perros,...
•
Códigos gustativos: prácticamente no existen.
e) Según el modo en que se transmiten los contenidos:
•
Códigos
primarios:
es
aquel
que
transmite
directamente sus informaciones.
•
Códigos secundarios: son los que crea el hombre
para sustituir el código primario.
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IV. EL PROCESO COMUNICATIVO.
La comunicación se produce en dos pasos que son complementarios. Estos dos pasos
son la codificación y la descodificación. La codificación es el proceso por el cual el
emisor, mediante los recursos que le aporta el propio código, forma un mensaje. Por el
contrario la descodificación es el proceso inverso por el cual el receptor interpreta el
mensaje que le ha transmitido el emisor.
Si el acto comunicativo es el proceso mediante el cual se transmite un contenido del
emisor al receptor, todo acto comunicativo tiene la función de informar o comunicar.
Jakobson parte del hecho de que el mensaje puede hacer incidencia en cada uno de los
factores que intervienen en la comunicación, lo que da lugar a seis funciones:
Funciones de la comunicación:
•
Informativa.- Lo que se pretende es transmitir un mensaje objetivo y que este
llegue a un destino o receptor; lo que importa aquí es el mensaje, lo que estamos
transmitiendo, el conjunto de cosas que decimos. Lo que realmente nos interesa es
el mensaje como objeto.
13
•
Afectiva.- Además de ponerse en juego mensajes también se pone en juego la
relación entre los sujetos; los que se comunican son personas, dos mensajes
iguales dichos de igual o diferente forma son absolutamente distintos, tenemos
que entender cómo es percibido eso por los alumnos. Les cuesta mucho separarse
de lo que a ellos les pasa.
•
Empática.- Hace relación a la necesidad de que haya contacto entre las personas
para una buena comunicación. En el aula el contacto, la mirada, llamar la
atención, son importantes.
•
Educativa o metacomunicativa.- Hay veces que pretendemos enseñar a
comunicar. El objetivo de la comunicación es enseñar a comunicarse. La
información no es lo importante sino la comunicación múltiple. Mejorar el
lenguaje tanto verbal como corporal es una tarea a realizar por parte del
profesorado para ser entendido de la mejor manera posible. En la expresión
corporal se reflejan tanto el lenguaje verbal como el corporal, y es una asignatura
muy a tener en cuenta para conseguir nuestros fines.
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V.-COMUNICACIÓN VERBAL
La comunicación verbal es aquella en la que lo que prima es el contenido verbal, las
palabras.
Uno de los principales problemas que encuentran las personas con poca experiencia en
hablar en público es utilizar un lenguaje natural y fluido. Pero si previamente se ha
resumido y analizado la información y se ha elaborado un esquema previo, la tarea de
exponer las ideas se simplifica. Primero hay que prepararse todo el material del que se
desea hablar, elaborar un esquema que no tiene porqué ser definitivo, que sólo se
utilizará como guía, y que se modificará cuando sea necesario y luego, seguir
determinadas pautas, o cualidades de estilo que se han de seguir en todo mensaje oral y
que son las siguientes:
1.- Claridad:
Significa expresar nítidamente el pensamiento, sin dar lugar a la incomprensión.
Las ideas confusas, mal expresadas, dichas con palabras o formas equivocadas,
insuficientemente
diferenciadas
de
otras
similares,
expresadas
en
lenguaje
incomprensible para el alumno o estructuradas sin orden confunden al oyente.
Ejemplo:
En el ejemplo siguiente, gramaticalmente correcto, puede apreciarse la oscuridad
derivada de su excesiva complejidad oracional:
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“Un mensaje equívoco, cualquiera que sea su naturaleza, escrito u oral, lingüístico,
gráfico o numérico, provoca la necesidad de posteriores y aclaratorios mensajes, con el
objeto de mejorar la comunicación, de todo lo cual, se origina a su vez, una pérdida
lamentable de esfuerzos, así como de tiempo, tanto por parte del emisor como del
receptor”
¿Podemos decir lo mismo de manera más clara?
Si por ejemplo.
“Un mensaje claro ahorra tiempo y esfuerzo”
2.- Brevedad:
El pensamiento debe expresarse en el tiempo adecuado y necesario. Margar una
expresión es contraproducente y a veces irritante. No debe decirse con diez palabras lo
que cabe en cinco.
Las expresiones breves son más fáciles de seguir mentalmente por el oyente desde el
principio hasta el fin, más agradables y más convincentes. No debe caerse, sin embargo
en el defecto contrario, la parquedad telegráfica, porque a su vez, es molesta y no da
tiempo suficiente a la inteligencia del oyente para interpretar lo escuchado.
3.- Naturalidad:
Hablar con naturalidad consiste en expresarse de forma llana y no rebuscada, sin
recurrir a palabras o frases inusuales, complicadas, ceremoniosas o meramente
llamativas.
El estilo correcto en formación es el natural o coloquial, sin llegar a ser demasiado
familiar.
Los lingüistas distinguen tres niveles de lenguaje o comunicación verbal: el superior, el
medio y el inferior. Casi todas las ideas y hechos pueden expresarse en estos tres
niveles.
El estilo medio es el más indicado en la exposición de contenidos en el aula.
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4. Corrección gramatical:
Es exponer los pensamientos con estructuras y palabras gramaticales legítimas.
Ejemplo:
Es incorrecto decir: ‘fue allí que le vi ” en lugar de “fue allí donde le vi ”, por razones
estrictamente gramaticales, y así muchísimos casos más.
La forma más práctica y recomendable de mejorar la gramaticalidad de la expresión es
la lectura de los buenos escritores y escuchar a los buenos conferenciantes, así como
consultar el diccionario y las gramáticas.
VI.- COMUNICACIÓN NO VERBAL
Toda comunicación oral ante un auditorio incluye en cierta medida aspectos relativos al
comportamiento no verbal del expositor.
En el caso de la comunicación en el aula es necesario satisfacer ciertos requisitos para
no perjudicar el aprendizaje del alumno.
Los estándares de conducta no verbal varían en función de la cultura. La primera regla,
por tanto, es adaptarnos a las normas existentes en el entorno en el que tiene lugar la
formación.
Podemos reducir a seis los componentes no verbales básicos que, manejados
adecuadamente, apoyan y matizan nuestra exposición dotándola de mayor energía y
convicción; pero que si los descuidamos, actúan negativamente provocando el rechazo
de los alumnos.
► El primero de ellos es nuestra APARIENCIA FÍSICA, que debe adecuarse a
la audiencia a la que vamos a dirigirnos, a la ocasión y a la naturaleza del mensaje. En
la apariencia física podemos considerar dos aspectos:
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- Los rasgos físicos, sobre los que nuestro control es muy limitado.
- Los denominados artefactos, que podemos manipular a nuestro antojo (vestido,
joyas,...).
Dentro de nuestro margen de actuación podemos asegurarnos una impresión favorable
mostrando un aspecto cuidado y limpio, un atuendo discreto, y evitando cualquier signo
externo o adorno que pudiera ser mal interpretado, molestar a nuestros oyentes o actuar
como elemento distractor.
► Uno de los factores más importantes en la comunicación es el CONTACTO
VISUAL, el mirar directamente a los ojos a nuestros alumnos. Desde el primer
momento,
el docente debe capturar la atención de la clase,
para esto la vista
acompañada de buena voz son fundamentales. Pero la vista bien orientada no solamente
permite esa captación inicial, si no que ayuda a mantener la atención de los estudiantes.
Es recomendable iniciar la exposición concentrando la vista en alguno de los
estudiantes y sostener la mirada en éste hasta sentir que se complete la idea; y
alternativamente ir mirando a los alumnos y completando ideas de tal forma que se haga
imperceptible el movimiento de la cabeza, pero que la clase sienta que se les mira de
frente. Se ha comprobado que cuando el docente tiene un buen control visual,
automáticamente sus ideas tienden a ser más coherentes y organizadas, y disminuyen el
uso de "muletillas".
En los casos de docentes con muletillas su frecuencia es mayor cuando se mira al piso o
a alguno de los medios que lo auxilian en la comunicación.
Nunca se debe mirar al vacío. Por ejemplo, centrar la mirada entre el techo y la
cabeza de los que escuchan, esto refleja una mirada perdida o vaga que llega a afectar la
percepción del mensaje por los alumnos que tratan de conseguir la mirada del docente.
Por esta razón tampoco es conveniente utilizar lentes oscuros. Desde luego debe
evitarse la insistencia de mirar en una sola dirección, esto le hace sentir subestimado a
los demás.
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En el caso concreto de acciones formativas éste debe ser completo, es decir, no omitir a
ninguna persona del aula y no interrumpirse por ningún movimiento o postura
inadecuados (dar la espalda, hablar de costado,...).
Mediante un contacto visual adecuado podemos:
- Crear una relación personal con los alumnos, reforzando la impresión de hablar
para cada uno de ellos. Una técnica para conseguir este efecto consiste en
realizar barridos visuales periódicos (de derecha a izquierda o al revés) fijando la
mirada en cada persona durante el tiempo suficiente para expresar una idea
completa (de tres a cinco segundos).
-Transmitir seguridad y energía. El desviar la mirada evitando fijarla en los
presentes puede interpretarse como síntoma de nerviosismo o inseguridad.
- Concentrarnos con mayor facilidad en lo que estamos diciendo. Es cuando
dejamos vagar la mirada a nuestro alrededor cuando más posibilidades tenemos
de que nuestros pensamientos vaguen con ella y perdamos la concentración ante
cualquier estimulo nuevo que aparezca en nuestro campo visual.
- Recoger información de los alumnos. Sus gestos, expresiones y postura son un
indicador exacto de su grado de comprensión del interés por el tema, y una guía
fiable a la hora de conducir nuestra exposición de la forma en que mejor se
adecue a sus necesidades e intereses.
► El factor determinante que diferencia la comunicación oral de otros tipos de
comunicaciones es la VOZ. La voz es producto del aire expelido por los órganos
respiratorios que al pasar por la laringe hace vibrar las cuerdas vocales y emiten el
sonido voz. Por esta razón cuando un docente pierde parcialmente el tono original de la
voz o manifiesta pérdida de la última palabra o sílaba de la frase y no puede mantener la
potencia de la voz; lo más probable es que tenga escasez de oxígeno. Esto proviene
naturalmente por cuestiones emocionales.
Lo mejor en estos casos es aspirar o
fundamente tratando de relajar el cuerpo, siendo un esfuerzo mental para alcanzar el
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equilibrio. La aspiración profunda garantiza la capacidad pulmonar necesaria para
expeler el aire querido para mantener la voz.
Desde luego que esto solamente no vasta, es necesario también el control del tono
(modulación) de voz dependiendo del tamaño del ambiente de trabajo o si se utiliza
micrófono. Sí es una exposición natural, (sin elementos eléctricos), la función mecánica
de la lengua, los labios y las mandíbulas son preponderantes. Por otra parte, el tono de
voz tiene que ver directamente con las cavidades del tórax y de los senos nasales que
por sus vibraciones le dan la resonancia adecuada para que se escuche a distancia.
Estas aclaratorias son evidencias que para un buen control de la voz durante una
comunicación oral en grupo,
la normalización del ritmo respiratorio junto con el
dominio de los demás órganos que participan en el proceso es vital, de otra manera se
corre el riesgo de caer en malos hábitos, por ejemplo hablar entre dientes, con los labios
casi cerrados o producir sonidos deformes.
Sin embargo, es habitualmente uno de los
aspectos más descuidados,
produciendo defectos cómo no ser audible para todos los alumnos, resultar inanimada y
monótona o expresar poco entusiasmo o energía. Para evitar esto hemos de controlar:
- El volumen: La exposición debe realizarse con un volumen tal que cada una de
las palabras del mismo sea claramente audible por todos los alumnos. Debemos
cuidar especialmente los finales de las frases que, inconscientemente, tendemos
a pronunciar más bajo. Si no estamos seguros de cual es el volumen adecuado
para ser audibles sin necesidad de gritar, lo mejor es realizar una prueba previa
en el aula con ayuda de un acompañante.
- La pronunciación: debemos usar una pronunciación culta. En cuanto al acento
no existen reglas fijas, aunque es preferible ser natural que aparecer forzado
tratando de disimular nuestro acento y, por supuesto, nunca imitar el acento de
nuestro auditorio, a no ser que seamos verdaderamente maestros, pues podría
considerarse como una burla.
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- La entonación: Una voz monótona pierde toda su capacidad de persuasión y su
atractivo para captar la atención de los alumnos.
En función del énfasis que queramos dar o de la importancia relativa de los conceptos
que estemos exponiendo, habremos de variar la entonación incrementando el volumen o
disminuyéndolo en función de nuestros objetivos.
En general, las partes más importantes suelen pronunciarse en un volumen más alto y
las menos importantes en uno más bajo, aunque hay veces en que resulta más eficaz,
para despertar interés o captar la atención, el bajar el volumen de voz hasta registros
casi inaudibles.
La velocidad: Como siempre debemos ajustarnos a las características de nuestro
auditorio. De cualquier forma debemos adoptar una velocidad tal que demos
tiempo para que lo que decimos sea procesado, comprendido y relacionado con
el resto de los contenidos; sin ser tan lentos que los alumnos se cansen de esperar
a la siguiente palabra y dejen de prestarnos atención.
El ritmo: La clave, como en la entonación, es la variedad. Deben combinarse
momentos rápidos con pausas y otros más lentos en función de las características
de los contenidos, su importancia y su complejidad.
Las pausas: Sirven para hacer descansar la tensión intelectual del alumno, darle
tiempo para reflexionar y anunciar el paso de una idea a otra. Son también un
medio eficaz para captar la atención antes de comenzar a hablar, después de una
interrupción o para resaltar un contenido especialmente importante, dejando una
pausa antes y otra después del elemento clave.
Todo silencio incorpora cierta ansiedad, tanto para el que lo oye como para el que lo
utiliza, por lo que debemos ser cuidadosos en su uso y no generar un grado de tensión
que no seamos capaces de controlar.
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► En cuanto a la POSTURA que adoptemos en el aula, lo primero a decidir es
si vamos a dirigimos a la clase de pie o sentados. En general hablar de pie es más
atractivo y conveniente que hacerlo sentado. En esta última forma la relación visual se
deteriora, los gestos se tornan menos relevantes, los alumnos se sienten más alejados y
la voz es más difícil de emplear en toda su intensidad.
Cuando se habla de pie, el cuerpo debe mantenerse erguido sin rigidez, la cabeza en el
eje de la columna y los pies fijos en su sitio, levemente separados, con el peso
distribuido por igual; evitando aparecer excesivamente relajados (indica desinterés) o
tensos (nerviosismo, inseguridad).
► Otro de los elementos que influyen en el desarrollo de la exposición es el
MOVIMIENTO. Resulta conveniente moverse por el aula, entre los alumnos, pues
atenúa la monotonía de la exposición.
Podemos utilizar el movimiento para marcar la transición de un punto a otro, enfatizar
un contenido, captar la atención de alguna persona, añadir variedad a nuestra
presentación o usar los medios audiovisuales; es decir, siempre con un objetivo
concreto, evitando movimientos sin sentido o nerviosos, que lo que provocan es la
distracción de la audiencia.
En todo caso debemos poner cuidado en permanecer de frente a los alumnos sin perder
el contacto visual con ellos.
► Pero no únicamente nos movemos desplazándonos por el aula, sino que
también podemos poner en movimiento partes de nuestro cuerpo como son la cara o las
manos: es el lenguaje de los GESTOS.
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En la exposición de contenidos en el aula y en cuanto a comunicación no verbal hay
que tener en cuenta seis componentes:
- La apariencia física.
- El contacto visual.
- La voz.
- La postura.
- Los gestos.
- El movimiento.
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VII.- COMUNICACIÓN ESCRITA
La comunicación sería ideal, si el emisor lograra que su mensaje llegase completo al
receptor, no sólo las palabras, sino lo que éstas significan para el emisor, así como sus
actitudes y sentimientos. El diálogo cara a cara, es la forma más eficaz de que
disponemos, pero a veces en el aula es necesario recurrir a comunicaciones escritas para
presentar contenidos, ejercicios prácticos, evaluaciones, etc.
En la comunicación escrita el contacto personal desaparece y la respuesta inmediata
resulta imposible. Obviamente en este tipo de comunicación, no se pueden utilizar
expresiones faciales o inflexiones de voz para poner énfasis en los puntos de mayor
importancia, por poner un ejemplo, por lo que al escribir hay que compensar en la
medida de lo posible las deficiencias de la comunicación escrita. Por lo tanto, como
formadores, tendremos que realizar un auténtico esfuerzo, para lograr que nuestros
escritos sean eficaces.
Hay dos factores que a menudo hacen que la comunicación escrita sea menos
satisfactoria que el diálogo personal:
1. La mayoría de los escritos están redactados en un lenguaje frío,
impersonal y anticuado, en vez de poseer un estilo.• coloquial, cordial y
sincero.
2. La mayor parte de ellos, están escritos sin considerar el punto de vista
del alumno ni los diferentes aspectos de la situación. Nos referimos a la
extensión del documento, el lector al que va dirigido y la dificultad de su
lectura.
Una redacción eficaz y clara significa que tiene que ser sencilla y fácil de entender. No
caben dudas acerca de lo que el escrito quiere expresar. El secreto de la claridad está en
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exponer las ideas de una en una. Así se logra que cada idea resalte. Incluso la más
técnica de las explicaciones, puede resultar clara si se exponen las ideas de una en una.
Si hay que transmitir varias ideas, debe evitarse la tentación de encadenar una con otra
mediante voces como “y’ “pero”, “para”, “sin embargo” “además” etc. El exceso de
conexiones produce construcciones que confunden al alumno.
En cuanto a la construcción de frases la elección debe basarse en el doble criterio de
claridad y establecimiento de buenas relaciones entre emisor y receptor, es decir, entre
formador y alumno.
Es preferible utilizar palabras sencillas al redactar, ya que de este modo aseguramos la
comprensión de quien lo lee. La utilización de palabras complicadas tiene como
resultado la distorsión del significado del mensaje, se pierde tiempo y se pone en peligro
la imagen de quien escribe.
Si un término es de uso corriente en el ambiente profesional del alumno sí deberá
emplearse dicho término, si no deberá utilizarse una palabra más sencilla, ya que el
alumno no tiene por qué estar al tanto del lenguaje especializado.
Hay que buscar la forma de expresarse con claridad, y en pocas palabras, evitando las
repeticiones, alusiones a hechos evidentes y redundancias.
Nuestros alumnos necesitan ser escuchados si no, no hay comunicación
La elección de palabras, depende del conocimiento de las circunstancias personales y
profesionales del alumno a quien va dirigido el escrito y el propósito debe ser la
claridad y la eficacia.
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VIII.- EL SILENCIO EN LA COMUNICACIÓN
Dentro de la teoría tradicional de la comunicación, al silencio siempre se le ha puesto la
etiqueta de ausencia, ausencia de ruido, por tanto, ausencia de la comunicación. En la
década de los años setenta se han realizado una cantidad elevada de estudios y se acabó
considerando el silencio como un fenómeno importante dentro de la comunicación,
igual que las palabras, los gestos o cualquier otro canal.
El zoólogo Bateson, hizo muchas teorías sobre el tema, y una de las cosas que sacó en
claro es que la persona no puede no comunicar, es decir, que incluso la omisión de
palabras, el comportamiento esperado e inesperado comunica. A esta teoría ya hizo
alusión unos años antes Sapir, lingüista americano, que había observado el hecho que a
veces todos nos hacemos un juicio más preciso acerca de una persona, no por lo que ha
dicho, sino que justamente por lo que no ha dicho.
Con lo comentado anteriormente parece ser que le prestamos más atención a lo
implícito de la lengua, que no a todo aquello que es más evidente, ya que, esto ocurre en
cualquier situación cotidiana.
Los individuos cuando nos relacionamos, usamos una serie de “rituales” pautados
dependiendo de las situaciones en que nos encontramos. Primero hay un saludo,
después pasamos a la fase que si hay un cierto grado de confianza se habla del trabajo,
estudios, amigos, familia, novio…en el caso que no se haya mencionado uno de estos
temas, hemos tenido ausencia de información, por lo tanto en seguida pensamos –“¿se
habrá quedado sin trabajo?”- -“¿le habrá dejado el novio?”-. En este caso, el vacío
que han dejado las palabras es más significativo que si nos hubiera dicho: -“Con el
novio como siempre”- porque con el mensaje “como siempre” da la sensación de dar
mucha información, pero en realidad no dice nada en concreto. Todo esto nos da a
entender que en las relaciones humanas, ningún silencio deja de tener significado y la
ausencia de palabras puede decirnos más que páginas enteras escritas.
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El sociólogo Goffman en su obra “La presentación de la persona en la vida cotidiana”,
nos explica que todas las personas participan en un sistema social dónde todo
comportamiento nos da una información, desde gestos, miradas y por supuesto silencio.
A esta conclusión también llega el psiquiatra Watzlawick, partiendo de la idea: “es
imposible no comportarse, por lo tanto es imposible no comunicar”.
Estas teorías nos permiten ver una perspectiva más amplia y enriquecedora de la
realidad y aunque los investigadores hayan partido el estudio por diferentes vías, todos
coinciden en la tesis que es imposible no comunicar, lo cual aparecen una serie de ideas
claras:
-
Las personas estamos emitiendo continuamente mensajes.
-
La interacción es un continuo intercambio de mensajes que se producen entre
los interactantes.
-
El silencio en la interacción no es ausencia, sino que constituye un mensaje
más.
Existe otra teoría llamada la teoría de los sistemas, que esta relacionada con la teoría
anterior. En ésta nos dice que el comportamiento humano esta regulado por códigos,
unos códigos que nos ha impuesto la sociedad que vivimos, estos códigos rige la
adecuación y su significado de cada actuación individual en el contexto. Por ejemplo,
uno de estos códigos a los que me refiero sería el saludo, ese estrechamiento de manos
que hacemos para saludar en algunas situaciones, esta costumbre la hemos aprendido en
la sociedad que vivimos, desde que nacemos estamos adoptando un comportamiento
social dónde existen una serie de usos que vamos aprendiendo. Esto nos da a entender
que el individuo desde que abre la boca y le habla al otro esta usando una cantidad
enorme de reglas de todo tipo: reglas de formación del lenguaje, reglas para utilizar un
nivel del lenguaje apropiado a su interlocutor, el tema del que hablan, etc.…
Asimismo es evidente que el comportamiento humano es un sistema de sistemas, donde
tanto el gesto, como la palabra, como el silencio crean un subsistema que si lo usamos
hay un buen funcionamiento a lo largo de una conversación.
Pero además de existir este sistema, también hay que apuntar que en la comunicación
también hay otro sistema, pero éste se hace inconscientemente, se trata de la gramática,
seguimos unas pautas para hablar correctamente. Estas pautas las empezamos a adquirir
27
en el momento en que tenemos contacto con la sociedad y nuestro entorno, a partir de
ahí desarrollamos de forma natural una serie de reglas y lenguajes que poco a poco
iremos desarrollando.
En todo lo explicado anteriormente entendemos que la comunicación en general es la
suma de la comunicación verbal y la comunicación no verbal, una comparación que nos
dejaría más clara esta idea sería poniendo un ejemplo con una orquesta. En la orquesta a
veces suenan todos los instrumentos a la vez, pero hay veces que no todos
conjuntamente hacen música, sino que solo suena alguno de ellos, pues eso no quiere
decir que porque alguno de ellos deje de sonar en ese momento, la orquesta pase a ser
formada por solo unos pocos instrumentos, sino que los que no suenan también están
ahí aunque no se haga uso de ellos. Lo que quiero decir con esto es que en el proceso de
la comunicación pasa lo mismo, a veces se hace más uso de la parte verbal y otras veces
de la parte no verbal, pues si en ese momento no usas los dos tipos de comunicaciones
no quiere decir que no exista la parte que no ha sido usada, simplemente que no has
hecho uso de ella, pero a pesar de eso sigue estando presente.
28
IX.- LA COMUNICACIÓN EN EL AULA
En este tema nos centraremos en el conocimiento de los canales que se usan para
comunicar en Educación (auditivo, visual y táctil), así como las funciones que adquiere
dicha comunicación (informativa, afectiva, empática y educativa).
La comunicación es la clave para el contacto entre docente y alumnos. En la medida en
la que somos capaces de acercarnos al alumno (sus necesidades, su punto de partida) es
más fácil su progreso. En esto tiene una parte de especial relevancia la habilidad para la
comunicación, tanto la emisión como la sensibilidad para recibir los mensajes que nos
emiten los alumnos.
La comunicación en el aula es uno de los principales elementos con los que se
debe contar y dominar perfectamente por parte de cada profesor, ya que de este modo,
las explicaciones, comentarios, preguntas, dudas, etc. que puedan tener nuestros
alumnos, se verán reducidas de manera considerable o, de no ser así, serán resueltas de
la manera más ventajosa tanto para su entendimiento como para nuestro control sobre la
clase.
Las habilidades de comunicación sólo se mejoran cuando se ponen en práctica, pero,
para sacar de ésta un mayor provecho, será conveniente que nos conozcamos algunas de
las características y las funciones de la comunicación en Educación. Por otro lado, hay
que ser conscientes de que comunicamos más de lo que creemos (y a veces en sentido
contradictorio con lo que deseamos emitir).
La comunicación, como herramienta del profesor, tiene distintas formas y momentos de
darse en cada clase, distintas funciones y diferentes canales.
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Existen varios tipo de modelos de comunicación tienen unas conexiones importantes
con el como entendemos la enseñanza.
Nos encontramos con tres tipos:
◘ Unívoca.Se trata de aquel tipo de comunicación en el que existe un personaje principal
denominado profesor que es el encargado de emitir todos los mensajes a los discentes o
alumnos. El profesor habla y los alumnos escuchan, obteniendo de esta manera una
posición de mayor jerarquía sobre los alumnos, engrandeciendo su figura más si cabe de
este modo. No suele existir diferencias entre los alumnos, siendo siempre el mensaje
igual para todos ellos, para que de este modo participen todos por igual y tengan las
mismas oportunidades.
El valor social que se deriva de este tipo de comunicación es el referente a la existencia
de un cierto estatus o jerarquía que está por encima de las demás, ya que el profesor está
en su situación de “poder” mientras los alumnos serían los “sumisos” teniendo éstos que
respetar esa situación.
Se adecua al método directivo. El alumno debe adaptarse al profesor, a la propuesta
genérica que se da para todos.
Ejemplos de este tipo de comunicación son una conferencia, cuando dictan apuntes, en
el aula cuando el profesor explica una actividad...etc.
◘ Biunívoca.Puede existir un cambio de dirección en lo referente a la comunicación, es decir,
aunque la mayoría de los mensajes emitidos a lo largo de la clase sean realizados por
parte del profesor, algunos son dirigidos por los alumnos, lo que genera un cambio de
dirección en la comunicación.
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El valor social que se transmite en este tipo de comunicación es el de respeto hacia el
resto de compañeros; debemos escuchar.
Ejemplos de este tipo de comunicación son cuando el profesor pregunta
al alumno, cuando el alumno pregunta al profesor, en los momentos de
reflexión ...En un examen también se produce este tipo de comunicación,
ya que existe una relación entre lo que dice el profesor y lo que
responden los alumnos.
◘ Múltiple.Este tipo de comunicación consiste en que cualquier persona puede convertirse en foco
principal, todos los participantes son protagonistas y actúan como tales, todas las
personas tienen conocimiento, y el resto de ellas puede aprender de otras, es decir,
podemos de este modo aprender los unos de los otros.
Ejemplos de este tipo de comunicación son los debates, ya que todo el mundo participa,
cuando los alumnos exponen sus respuestas, propuestas, es decir, dentro de un estilo
productivo, el conocimiento reside igualmente en los alumnos y pueden enriquecerse
unos a otros; no solo reside en el profesor.
Modelos de comunicación en el aula
A la vista de lo explicado anteriormente existen varios tipos de profesores según el uso
de la comunicación
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En función de las palabras que dirigimos a los alumnos podemos comunicar una actitud
de escucha o, por el contrario, de ignorancia y desatención. Según analiza el psicólogo
K. Steede en su libro “Los diez errores más comunes de los maestros/as y cómo
evitarlos”, existe una tipología de maestros/as basada en las respuestas que ofrecen a sus
alumnos/as y que derivan en las llamadas conversaciones cerradas, aquellas en las que
no hay lugar para la expresión de sentimientos o, de haberla, éstos se niegan o
infravaloran.
Por último, hay que mencionar la cantidad de situaciones en las que la comunicación es
sinónimo de silencio (aunque parezca paradójico). En la vida de un alumno/a, como en
la de cualquier persona, hay ocasiones en que la relación más adecuada pasa por la
compañía, por el apoyo silencioso. Ante un sermón del padre es preferible, a veces, una
palmada en la espalda cargada de complicidad y de afecto, una actitud que demuestre
disponibilidad y a la vez respeto por el dolor o sentimiento negativo que siente el otro.
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X.- ESCUCHA ACTIVA.
La escucha activa es una de las competencias comunicativas decisivas para lograr
aprendizajes significativos, formación democrática y construcción de ciudadanía.
Desarrollar estrategias para lograrlo exige ser conscientes de su importancia y de los
mecanismos necesarios para hacerlo.
La escucha activa es fundamental para crear en el aula ambientes democráticos basados
en la confianza, y comunidades de aprendizaje donde cada cual pueda expresarse, de
manera libre y auténtica, sin tratar de imponer el conocimiento ni la forma de acceder a
él de quien enseña, evitando validar creencias que vayan en contra de los conocimientos
centrales de las disciplinas o de los principios que sustentan los derechos humanos. Se
trata de construir el conocimiento conjuntamente, desde los saberes previos y las nuevas
comprensiones, lo que implica reconocerles a todas las personas que el poder de
transformarse está en ellas y que eso sólo lo logran a partir de sus propias decisiones.
El diálogo constructivo requiere escuchar atentamente; es decir, tener la actitud y la
disposición consciente de oír y comprender lo que la otra persona está diciendo o
tratando de comunicar, pero también saber expresar. En ese acto, oír y comprender no
significa estar de acuerdo; el otro argumento es una idea más que merece tenerse en
cuenta así no se comparta. Más que de imponer o negar las tesis contrarias, se trata de
abrirse a nuevas posibilidades.
En el aula, esto quiere decir que cada persona merece ser tenida en cuenta, que cuando
tiene la palabra es la más importante del mundo y que, si la escucha es activa, se
aprenderá algo de ella. De hecho, es muy útil proponerse aprender de lo que la persona
dice. Así, uno está más interesado en oír que en ser oído, en cómo el otro comprende
que en ser comprendido. Otra estrategia es bajarle el volumen al pensamiento propio y
subirle al de los demás. Desactivar el pensamiento, principalmente los juicios y las
evaluaciones que hacemos sobre otros, les da espacio a las otras personas para
33
expresarse.
El interés verdadero por comprender lo que otros tienen para decir y compartir, muestra
un camino para establecer relaciones sociales incluyentes en las que todas las personas
cuenten y se favorezca el libre desarrollo de la personalidad, sin más límites que los que
imponen los derechos de los demás y el orden jurídico. Es la importancia del diálogo
constructivo -saber oír y expresar- para fomentar competencias comunicativas, otra
manera de fortalecer las competencias ciudadanas.
Nuestros alumnos necesitan ser escuchados si no, no hay comunicación
Como dijimos en el primer apartado el proceso de comunicación es bidireccional
porque no sólo el emisor, sino también el receptor envía mensajes.
En la formación como vimos también, el receptor es el alumno; éste muchas veces, con
sus preguntas, respuestas y forma de actuar envía mensajes al formador (emisor).
Ser un buen formador no significa sólo “emitir” mensajes correctos (según los
principios de comunicación verbal y no verbal) sino que implica de manera muy
importante la tarea de ESCUCHAR al alumno.
SOLO si escuchamos lo que el alumno dice podremos adecuar nuestro mensaje como
formadores a sus necesidades.
Vamos a comparar diferentes actividades: Escribir, leer, hablar, escuchar.
¿Cuál es la que más se enseña en el colegio?
Evidentemente, la escritura es la más enseñada, después vendría la lectura, el hablar, y
por último, escuchar.
Saber escuchar es una aptitud fundamental y es la que menos hemos aprendido.
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Las expresiones que empleamos son indicativas de que el oído es el órgano de la
comprensión, pero que a menudo funciona mal: “no se oye gran cosa... “no hay peor
sordo que el que no quiere oír” “hacer oídos sordos”. Sin embargo, la boca como órgano
de entrada /salida tiene mejor reputación : “alguien se lleva un buen bocado “, “tiene un
pico de oro “ “se le hace la boca agua “, etc.
Todo esto nos subraya la necesidad de revalorizar la función de la escucha, con
frecuencia demasiado ignorada.
A través de diversos estudios se ha podido determinar que la mayoría de las personas:
HABLAMOS, por término medio, a razón de 125 PALABRAS por minuto.
ESCUCHAMOS, por término medio, a razón de 300 PALABRAS por minuto.
PENSAMOS, por término medio, a razón de 800 PALABRAS por minuto.
Casi todas las personas dedican un 70 % de su jornada a comunicarse de alguna manera:
El 40% de ese tiempo lo dedicamos a escuchar.
El 35% a hablar.
E116% a leer.
El 9% a escribir.
La escucha es una destreza que se mejora con la práctica. En las páginas que siguen se
ofrecen las seis mejores sugerencias para llegar a ser buenos “escuchadores”.
1.
Cambiar el entorno.
Escuchar es una tarea difícil. ¿Por qué hacerla más difícil todavía?. Evitemos o
eliminemos la mayor cantidad posible de distracciones. ‘Pensemos durante unos
minutos en cuáles son las barreras ambientales (temperatura inadecuada, ruidos...) que
podemos suprimir y que dificultan el proceso de comunicación en el aula.
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2. Mantener el contacto visual.
Existen, al menos, tres razones para mantener el contacto visual.
Primera: Resulta un gran medio para evitar las distracciones. Es más fácil concentrarse
sobre lo que nuestro alumno está diciendo, porque hay menos cosas que llamen nuestra
atención.
Segunda: El alumno estará más deseoso de cooperar cuando perciba signos de que
estamos dedicando tiempo a escucharle. Uno de estos signos es el contacto visual.
Tercera: Quizás la más importante si nos referimos a alumnos conflictivos: la gente
tiende a ser menos agresiva en sus manifestaciones verbales, cuando media un contacto
visual. Con la mayoría de las personas resulta más difícil que quieran atacamos de
palabra cuando les miramos directamente a los ojos.
Hay suficientes ventajas en el uso del contacto visual como para hacer recomendable su
práctica.
3.
Observar el lenguaje del cuerpo.
La investigación en materia de comunicación nos revela que tan sólo recibimos un 10%
del mensaje que se nos transmite mediante palabras. La explicación es:
Del mensaje recibido:
10% se capta mediante palabras.
55% se capta mediante el lenguaje corporal (los ojos, la expresión de la
cara, los gestos con las manos etc.).
31% se capta mediante la voz (énfasis, velocidad, entonación, volumen, )
Resto, mediante otros sistemas.
En la mayor parte de las situaciones, por tanto, si no observamos al interlocutor
podremos perder parte de lo que realmente se está diciendo.
Cuando escuchemos, preguntémonos: ¿Qué es lo que la persona está diciendo de
manera no verbal?
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4.
No interrumpir o sacar conclusiones precipitadas.
En un intento de ahorrar tiempo o de demostrarle al alumno lo mucho que sabemos,
solemos pensar a veces que ya sabemos lo que quiere decir, le interrumpimos y decimos
precipitadamente lo que él iba a decir. En ocasiones, esto resulta incómodo (sobre todo
cuando nos equivocamos), y casi molesto (pensemos cuando otros nos interrumpen).
Demos al alumno una oportunidad para que diga lo que tiene que decir.
Si algo de lo que se dice resalta nuestra cólera, no empecemos a pensar en el
contraataque. En el momento en el que comenzamos a construir nuestro contra
argumento, dejamos de escuchar.
En las ocasiones en las que sentimos la imperiosa necesidad de responder
inmediatamente, viene muy bien recordar la recomendación de un famoso
psicoterapeuta: Carl Roger, se conoce como la Regla de Roger:
“Antes de responder, repitamos la frase de nuestro interlocutor, lo que le causará cierta
satisfacción y a nosotros una agradable sorpresa, al descubrir que no estamos tan lejos
de su visión como a nosotros nos parecía. Incluso si nuestra visión es diferente, al
menos daremos a entender a la otra persona que la hemos escuchado atentamente. Esto
supone un gran avance de cara a encontrar una solución “.
5.
Usar el tiempo que sobra para pensar.
A nuestra mente le resulta muy fácil vagabundear, debido a la rapidez con que se
elaboran los pensamientos, superior a la capacidad de nuestro interlocutor en articular
palabras. Utilicemos, pues, la rapidez de nuestro pensamiento en beneficio propio:
Identificando los puntos esenciales, ordenándolos mentalmente mientras nuestro alumno
sigue hablando.
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Concentrando nuestra atención en las palabras clave, lo .que ayudará a recordar los
detalles importantes.
Clasificando sus afirmaciones por categorías, como por ejemplo: similitudes y
diferencias, pros y contras, etc.
Comprobando que hemos escuchado bien, mediante la repetición en voz alta de
lo que hemos oído.
6.
Juzgar el contenido, no al alumno
Si carecemos de una mente abierta, aparece uno de los mayores obstáculos para la
escucha: la mala interpretación personal.
Independientemente de cuales sean las razones por las que nuestro alumno dice lo que
dice, aceptemos siempre el hecho de que sus ideas pueden ser buenas y su información
valiosa. Si empleamos el tiempo de pensamiento que nos sobra, podremos ir filtrando
aquello que no nos interese. Pero si, por el contrario, nos dedicamos a juzgar
personalmente a nuestro alumno, o la forma en la que dice las cosas, su forma de vestir,
etc., probablemente no estaremos ya prestando atención a su mensaje. Y si este mensaje
es importante, no importa quien lo diga.
Seis sugerencias para llegar a ser buenos “escuchadores”:
1.
Cambiar el entorno.
2.
Mantener en contacto visual.
3.
Observar el lenguaje del cuerpo.
4.
No interrumpir o sacar conclusiones precipitadas.
5.
Usar el tiempo que sobra para pensar.
6.
Juzgar el contenido, no al alumno.
38
XI.- PAPEL
DIDACTICA
DEL
PROFESOR
EN
LA
COMUNICACIÓN
En función de las palabras que un profesor dirija a sus alumnos puede comunicar una
actitud de escucha o, por el contrario, de ignorancia y desatención. Según analiza el
psicólogo K. Steede en su libro “Los diez errores más comunes de los maestros/as y
cómo evitarlos”, existe una tipología de maestros/as basada en las respuestas que
ofrecen a sus alumnos/as y que derivan en las llamadas conversaciones cerradas,
aquellas en las que no hay lugar para la expresión de sentimientos o, de haberla, éstos se
niegan o infravaloran:
•
Los maestros/as autoritarios: temen perder el control de la situación y
utilizan órdenes, gritos o amenazas para obligar al niño a hacer algo. Tienen
muy poco en cuenta las necesidades del niño.
•
Los maestros/as que hacen sentir culpa: interesados (consciente o
inconscientemente) en que su alumno/a sepa que ellos son más listos y con más
experiencia, estos maestros/as utilizan el lenguaje en negativo, infravalorando
las acciones o las actitudes de sus alumnos/as. Comentarios del tipo "no corras,
que te caerás", "ves, ya te lo decía yo, que esa torre del mecano era demasiado
alta y se caería" o, "eres un desordenado incorregible". Son frases aparentemente
neutras que todos los maestros/as usamos alguna vez.
•
Los maestros/as que quitan importancia a las cosas: es fácil caer en el
hábito de restar importancia a los problemas de nuestros alumnos/as sobre todo
si realmente pensamos que sus problemas son poca cosa en comparación a los
nuestros. Comentarios del tipo "¡bah, no te preocupes, seguro que mañana
volvéis a ser amigas!", "no será para tanto, seguro que apruebas, llevas
preparándote toda la semana", pretenden tranquilizar inmediatamente a un niño
o a un joven en medio de un conflicto. Pero el resultado es un rechazo casi
inmediato hacia el adulto que se percibe como poco o nada receptivo a escuchar.
39
•
Los maestros/as que dan conferencias: la palabra más usada por los
maestros/as en situaciones de "conferencia o de sermón" es: deberías. Son las
típicas respuestas que pretenden enseñar al alumno/a en base a nuestra propia
experiencia, desdeñando su caminar diario y sus caídas.
Todo profesor debe utilizar diferentes técnicas didácticas en las clases con el fin de que
los alumnos conozcan los conceptos básicos de los temas a tratar y los puedan aplicar en
su vida diaria. Debe diseñar actividades, tareas o algunos casos en los que se promueve
la participación activa y la responsabilidad en el aprendizaje; al mismo tiempo debe
tratar de incorporar diferentes estrategias para que el aprendizaje de los alumnos que
pasan por el aula, sea más atractivo y enriquecedor. Se preocupa el profesor de que los
procesos de evaluación sean cada vez más claros y transparentes; y, entre muchas otras
cosas, al final el profesor debe estar frente al grupo va mucho más allá que enseñar el
aprecio por una clase o su aplicación fuera de ella. Ahora, que hablamos de maestros
que en lugar de educar, forman; que más que transmitir conocimientos, los facilitan; o
que antes que ofrecer una cátedra, promueven el trabajo activo y la participación
continua; puedo afirmar categóricamente que como profesor tiene que aprender a ver, a
escuchar y a hacer.
Saber ver
Aunque es imposible pensar que haya una técnica mejor que otras o que haya alguna
que sea definitivamente la más apropiada para formar alumnos, el método de casos
ofrece una gran oportunidad para enseñar, pero sobre todo para aprender. Pues aunque
durante algún tiempo la atención del profesor se centra en los aspectos del uso de la
técnica didáctica, con el tiempo se percata de que además debe aprender cómo motivar
la participación, hacer las preguntas correctas en el momento adecuado, evaluar
"objetivamente" o hacer un plan de enseñanza, en conclusión debe aprende a saber ver.
Tiene que mirar a su alrededor y darse cuenta cuál era la dinámica del grupo, qué
reacciones tienen ante su intervención o la de sus compañeros, cómo y dónde se
sentaban, o simplemente, qué muecas mostraba su rostro a lo largo de la clase.
40
El profesor entiende que aunque no seamos concientes, poco a poco cada uno de los
que están en ese espacio de trabajo nos muestran y se dejan ver. Por esta razón,
tenemos que educarnos como maestros para aprender a ver. No para saber quién
participa o quién ha leído mejor el material, sino para poder mirar mejor a las personas
con quienes trabajamos, para reconocer en ellas a la persona sensible que nos muestra
una parte de sí misma. Los profesores tienen que aprender a ver para permitirles estar
más cerca de los estudiantes aunque la distancia física se lo impida. Miren a sus
alumnos, pero además de observar su rostro, vean su personalidad llena de gustos,
intereses o actitudes ante la clase o, inclusive ante la vida. No solamente les permitirán
aprender algo sobre ellos, seguramente les dejarán reconocerlos y aprender algo sobre
nosotros mismos. No tienen que ser psicólogos, sociólogos o algo que se parezca, basta
con estar conciente de que el aula es un espacio donde suceden más cosas que la simple
y llana transmisión de conocimientos. Pero, no basta saber ver. Por mucho que dibujen
lo que les acontece, o le pongan color a la obra que se va construyendo cuando imparten
un curso, no es suficiente con reconocer qué es lo que está pasando con su mirada.
También, debe darse cuenta que si quiere ser formador en el sentido más amplio de la
palabra, debo aprender a escuchar.
Saber escuchar
En las clases, los alumnos se la pasan hablando, o al menos así debería ser cuando se
utilizan técnicas didácticas participativas. Formar personas, implica también escuchar.
Pero, no en la manera en la que estamos acostumbrados a hacerlo, es decir, a
seleccionar únicamente aquella información que nos es útil para el propósito del curso.
Escuchar significa, ver a los estudiantes, oír lo que nos están diciendo y saber si aquello
que se muestra tiene de fondo algo sobre lo que debemos trabajar con el fin de
ayudarlos a formarse.
Tener la habilidad para ir más allá de lo meramente conceptual y ocuparnos de la
persona, además los conocimientos que le podamos proveer, me parece que el día de
hoy es una exigencia para formar personas. En más de una ocasión, el profesor se he
enfrenta ante alguien que comenta algo sobre su familia, (por ejemplo un proceso de
divorcio), sobre su persona o inclusive sobre prácticas laborales de personas cercanas al
41
alumno. En muchas de las ocasiones, quien participa de esta manera lo hace
concientemente, pero en muchas otras no. Como facilitadores del aprendizaje, debe el
profesor propiciar un clima de confianza, de respeto y de corresponsabilidad. Somos
responsables de lo que se dice y lo que se escucha en el aula. Debemos asumir esa
responsabilidad y aprender a discriminar la información de la clase y de la persona. Pero
no por ello dejemos de escuchar a nuestros muchachos.
El profesor observará detenidamente lo que pasa, afinará sus oídos para entender mejor
a los estudiantes y pensará qué puede hacer o cómo puede actuar con lo que sabe.
Escuchará no solamente con nuestros oídos sino con nuestros ojos y el corazón.
Saber actuar
Definitivamente, los profesores conocen su trabajo y lo que ello implica. Sabe qué hacer
y qué no hacer con los contenidos o las estrategias para enseñar lo que nos ocupa. Sin
embargo, hoy más que antes, es necesario hacer más. Ya no basta con enseñar y
compartir los conocimientos. Desde el momento en que nos hemos permitido abrir
espacios en los que nos mostramos desde diferentes ángulos. Ser formadores, significa
ser capaces moldear o ayudar a que cada quién se construya de manera distinta y única.
Esto incluye lo afectivo, lo moral, lo social y, por qué no, lo físico.
Si el profesor asume ese rol, que hoy les toca jugar, además de proveer a nuestros
alumnos de conocimientos y habilidades, puede cambiarles la vida. Y esto no significa
que tenga que adentrarse en aquello que es personal y que por respeto no hemos de
tratar. Significa que debe ser capaz para saber cómo actuar y de qué manera hace mejor
su función de formador. No siempre se presentan estas oportunidades, ni tampoco en
cada ocasión que haya la oportunidad deberá intervenir o acercarse más de lo necesario.
Habrá ocasiones en los que baste con escuchar, algunas en las que será necesario
acercarse al alumno para preguntar si requiere una mano, y algunas más en las que
necesitará pensar en algo que apoye el desarrollo de la persona con que se trabaja.
Es importante mencionar que no es responsabilidad del maestro lo que les pasa a los
alumnos, pero sí de lo que hacemos que pase y de la manera en que reacciona ante ello.
42
¿Cómo lograr la comunicación didáctica en el Aula?
En la dirección del aula el desarrollo de los aprendizajes depende de las estrategias y los
métodos de enseñanzas, como ya se ha indicado anteriormente, los cuales siempre
orientan a actividad comunicacional. Esta actividad casi siempre es preparada por el
docente quien estimula el desarrollo comunicacional en el marco de la estrategia, o los
métodos de enseñanza, sin embargo, hay algunas reglas de carácter general que debe
caracterizar toda expresión verbal del docente.
La Voz
Para un buen control de la voz durante una comunicación oral en grupo es jmprtante
la normalización del ritmo respiratorio junto con el dominio de los demás órganos
que participan en el proceso es vital, de otra manera se corre el riesgo de caer en malos
hábitos, por ejemplo hablar entre dientes, con los labios casi cerrados o producir sonidos
deformes.
También se hacen presentes las típicas "muletillas". La variación del ritmo de
exposición que se traduzca en modulaciones para destacar algunas informaciones,
ayuda significativamente en la persuasión del docente sobre los estudiantes.
Igualmente importantes son la buena pronunciación y acentuación de las palabras y
aunque los errores de sintaxis o de construcción no son tan relevantes en
la
comunicación oral, el docente deber ser cuidadoso de ellas.
•
Control Visual.
Desde el primer momento, el docente debe capturar la atención de la clase, para
esto la vista acompañada de buena voz son fundamentales. Pero la vista bien orientada
no solamente permite esa captación inicial, si no que ayuda a mantener la atención de
los estudiantes.
Es recomendable iniciar la exposición concentrando la vista en alguno de los
estudiantes y sostener la mirada en éste hasta sentir que se complete la idea; y
alternativamente ir mirando a los alumnos y completando ideas de tal forma que se haga
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imperceptible el movimiento de la cabeza, pero que la clase sienta que se les mira de
frente.
Esta práctica ayudará a evitar la nefasta costumbre de hablar y mirar hacia el piso; al
techo; a las paredes; al retroproyector, pizarrón o cualquier otro recurso audiovisual que
se esté utilizando. La idea es que el docente fije comunicación visual con toda
la
clase alternativamente, no debe tratar de mirarse a todos rápidamente, alternativamente
quiere decir, tomando el tiempo necesario para completar una idea cada vez que se
centra la mirada en un miembro de la clase. Además, los alumnos que están alrededor
del estudiante captado con la mirada del docente, sienten que son objeto de observación
en el mejor sentido de la palabra.
Se ha comprobado que cuando el docente tiene un buen control visual,
automáticamente sus ideas tienden a ser más coherentes y organizadas, y disminuyen el
uso de "muletillas".
En los casos de docentes con muletillas su frecuencia es mayor cuando se mira al piso
o a alguno de los medios que lo auxilian en la comunicación.
Nunca se debe mirar al vacío. Por ejemplo, centrar la mirada entre el techo y la
cabeza de los que escuchan, esto refleja una mirada perdida o vaga que llega a afectar la
percepción del mensaje por los alumnos que tratan de conseguir la mirada del docente.
Por esta razón tampoco es conveniente utilizar lentes oscuros. Desde luego debe
evitarse la insistencia de mirar en una sola dirección, esto le hace sentir subestimado a
los demás.
•
Control de Movimiento y Expresión Corporal.
Cuando un docente expone un tema ante una clase se genera una serie de
manifestaciones físicas que bien utilizadas ayudan al éxito de la comunicación, pero
sino se controlan pueden derribar la más brillante exposición. Algunos de los
movimientos suelen ser de origen nervioso generalmente inconscientes.
Por regla general la forma como se exhibe el docente con sus movimientos e incluso
su presencia en vestir influyen en la efectividad del mensaje en otras palabras hay una
44
especie de lengua; corporal que coadyuva el entendimiento de la disertación si se
sabe llevar con armonía en la comunicación.
En las manifestaciones externas son claves los gestos faciales, los movimientos de
las piernas, brazos y manos. Parece existir una relación entre estas manifestaciones y el
miedo, y aunque éste tiene un origen predominantemente psicológico, como que se
materializa en actitudes de balanceo del cuerpo; afincarse en un mueble; recargarse a las
paredes; jugueteo con objetos en la mano incluyendo el apuntador, acariciarse las
mano, entrecruzar los dedos y otros ademanes.
Por razones estratégicas se recomienda no usar el puntero para señalar partes
escritas en retroproyecciones, rota folios, etc. Primero porque cuando se deja de
indicar sirve como objeto distractor y segundo, porque es más efectivo hacerlo con
el dedo índice de la mano izquierda directamente sobre la proyección en la pantalla
colocado al lado izquierdo de lo que se señala.
En todo caso el miedo es un estado nervioso de naturaleza transitoria y dominable.
Flores y Orozco (1988), “es una especie de energía que bien liberada puede ayudar a
transmitir el mensaje con mayor efectividad, se afirma que la mejor forma de
liberarla es a través de movimientos de las manos en concordancia y armonía con lo que
se expresa”.
Para esto se recomienda mantener una postura balanceada, esto es, descansando
sobre ambas piernas entre abiertas en forma natural; reposar los brazos con naturalidad
y moverlos armónicamente cuando se hagan gestos para imaginar cosas, ideas o
palabras.
La concordancia entre los movimientos y la expresión corporal debe seguir el curso
del pensamiento; el discurso debe progresar sin precipitaciones, con sencillez, pero con
firmeza, con elegancia pero sin actitudes presuntuosas.
Es inconveniente que algún mueble separe al docente de los estudiantes, por lo cual
no es conveniente colocarse detrás de mesas o sillas, esto es una actitud inconsciente de
esconderse detrás de algo. Si se tiene que estar sentado, el cuerpo debe estar erecto, los
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pies con caída normal sin cruzarlos y las manos apoyadas suavemente en la mesa.
Cuando el docente logra una comunicación didáctica en el aula, a través de una
adecuada modulación de la voz, un buen control visual y apropiados movimientos y
expresión corporal, las probabilidades de éxito en el proceso de son muchos mayores
por cuanto se genera una zona de coincidencia con los estudiantes y, contrariamente si
el docente no es clínico o didáctico en la comunicación se aleja el éxito del proceso.
Sobre esta base se puede generalizar que el proceso de aprendizaje es un acto donde
predomina la comunicación entre docente y estudiante que sólo se produce en la medida
en la medida en que aquél, el emisor y estos receptores tengan una amplia zona común
en sus repertorios.
En este caso la percepción del receptor concuerda, con la del emisor y en
consecuencia la continua percepción de símbolos por parte del receptor genera en éste
modificaciones de conductas o aprendizajes.
Esta es una de las razones por las cuales docente, más que un simple emisor de
informaciones tiene que ser un facilitador de los mensajes, elaborando éstos, no
solamente
siguiendo
las
leyes
del lenguaje (ortografía, sintaxis y lógica), sino
siguiendo también otras leyes (psicología, sociología, estadística, etc.).
Características Básicas del profesor respecto a la didáctica en la Comunicación.
1. Sensibilidad: la primera condición para un docente exitoso está referida a la
calidad humana, a su sensibilidad, que los sentimientos se equilibren con la
razón.
Si estudiante está al frente de un docente sensible y honrado capaz de
ofrecer sus sentimientos humanos y calor de gente, estará dispuesto a ser
recíproco, es un poco aquello de que “la cortesía se paga con cortesía”.
2. Sentido Común: la inteligencia y sentido común van parejos en el docente
didáctico, ambos existen, normalmente se dispone de una gran capacidad de
comprensión que dotan al docente de agilidad y rapidez requerida para percibir
compatiblemente con el estudiante y para establecer las relaciones de afinidad
necesaria entre los seres humanos. El sentido común debe traducirse también en
46
habilidad
para
desarrollar el pensamiento en una perspectiva favorable al
sistema que representa.
3. Creatividad: cuando el docente didáctico habla con el estudiante, sobre la
base de escuchado y en la perspectiva de su misión la imaginación debe darle
la oportunidad para solucionar situaciones concretas. De tal forma que éstas sean
atractivas y agradables para el estudiante sin perder de vista las políticas fines de
la organización.
4. Laxitud: se refiere a la seguridad y serenidad con que el docente clínico debe
actuar, sólo así podrá canalizar en forma justa las informaciones con su
interlocutor. La laxitud implica una salud mental que garantice un ser humano
fuera de sobretensión, es decir con un nivel óptimo de sobretensión (NOS), un
NOS garantiza un mejor entendimiento de las conductas individuales de los
demás y facilita la consecución de las soluciones a los problemas.
5. Cultura
Tecnológica: la
cultura tecnológica es el conocimiento y la
experiencia que debe tener el docente clínico respecto a los conocimientos que
caracteriza los procesos donde le toca actuar. Poseer los conocimientos y
experiencia ayudan al docente al establecimiento de unas relaciones honestas
con los estudiantes, además de garantizar la ética en su gestión. De la cultura
tecnológica la más importante, en la comunicación didáctica se refiere al
dominio de los métodos y procedimientos gerenciales aplicados en las
operaciones que se enseñan.
6. Moral y Ética: La condición del docente lo obliga a ser respetuoso de los
valores que imperan en la organización (Sistema de Valores) y
del
estudiante
los
valores
(valores individuales). Pero además predicar sobre ejemplo,
sólo así podrá inspirar confianza en los demás. La moral y la ética del docente
constituye una especie de fuerza seductora si la inspira, si no es una fuerza
repulsora.
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XII.- REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
● Arreguin, J. L. M. (1986). Sistemas de comunicación y enseñanza. México: Trillas.
● Borden, G. Y Stone, J. (1982). La comunicación humana en el proceso de
interrelación. Buenos Aires: Ateneo.
● González, G. (1990). Principios Básicos de comunicación. México: Trillas.
● Richaudeau, F. (1984). Los secretos de la comunicación eficaz. Bilbao, España:
Mensajero.
● Ruiz, J. (1992). Gerencia en el aula. Yaracuy, Venezuela :INSTIVOC.
● Sarramona, J. (ed.) (1988): Comunicación y educación, eds. CEAC, S.A., Barcelona.
● Tapia, Jesús Alonso (1991): Motivacion y aprendizaje en el aula. como enseñar a
pensar, ed. Santillana, Madrid, 1991.
● Woolfolk, Anita, E. (1990): PSICOLOGIA EDUCATIVA, eds. Prentice-Hall,
México.
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