1 INDICACIONES AL CANTO LITURGICO1 Con el fin de que podamos contribuir de una mejor manera, con el servicio de la música, a nuestras celebraciones litúrgicas, presentamos una serie de indicaciones prácticas. Todas ellas orientadas a contribuir que la liturgia constituya siempre la cumbre y la fuente de la vida de la Iglesia, ya que el canto en la liturgia impulsada por el Vaticano II busca la participación activa, consciente y fructuosa de los fieles en la celebración. 1. PREPARACIÓN Y SELECCIÓN DE LOS CANTOS. Todo el canto debe contribuir a favorecer la celebración del Misterio pascual de Jesucristo, que, según los tiempos o festividades propios, destacan un aspecto de este misterio. Por tanto, al seleccionar los cantos se debe tener presente este criterio básico. En las grandes celebraciones, la selección de los cantos se realiza con los encargados de la música. Se debe evitar sobrecargar la liturgia con cantos. Debe producirse una armonía entre el canto, la apalabra y el silencio. La selección del canto debe tener en cuenta la participación de la asamblea, especialmente en las aclamaciones, en los diálogos con el que preside y en los textos fijos. Los cantos nuevos, principalmente en estos momentos, deben ser ensayados con la asamblea previamente. 2. TONALIDADES PARA LOS CANTOS. Es conveniente que los cantos mantengan una uniformidad en sus tonos, sin realizar excesivas variaciones en ellos. Con este fin, en los ensayos es importante unificar las armonías básicas y la tonalidad del canto. Conviene recordar que durante las mañanas, por una serie de razones fisiológicas, se tiende a bajar el tono de los cantos. Hay que cuidar las disminuciones de tonos, pues pueden ser traicioneras con el propio canto. Una forma práctica de revisar la tonalidad es poniendo atención a la parte más alta y más baja de la canción, a partir de la tonalidad original. Normalmente cantos altos bajan en un medio tono a un tono en las mañanas. Un buen calentamiento de la voz, las gárgaras con algún líquido, contribuye a despejar las vías respiratorias y calentar las cuerdas vocales. Evitar cantar inmediatamente levantado. 3. USO DE INSTRUMENTOS. Los instrumentos cumplen la función de acompañar el canto de la asamblea litúrgica. No pueden opacarla. Hay que cuidar la dignidad y expresión artísticas de su ejecución. Con Texto escrito por: Equipo de Canto 1995. Seminario Pontificio Mayor. Santiago de Chile, en, Cantoral Litúrgico, Santiago, Ed. San Pablo y Seminario Pontificio Mayor, 1996. Este texto fue adaptado en algunos puntos por: EICHIN Cristián. 1 2 respecto a la guitarra, lo idea es arpegio, el punteo y u rasgueo en algunos momentos (según los cantos) sin que sea estridente. Tanto el órgano como la guitarra, flauta, etc., pueden ser ejecutados sin el canto en algunos momentos como: acompañar rito de incensación, ofertorio, comunión, al final de la celebración, ambientación previa. 4. LOS DOMINGOS Y LAS SOLEMNIDADES. Conviene que podamos destacar con la música la importancia del domingo y de las solemnidades. Para ello en la semana, el canto debe tener una mayor sobriedad, acentuar momentos de silencio; e incluso el canto a capella. De esta forma en el domingo y las solemnidades, el canto se reviste de un mayor colorido. 5. CELEBRACION EUCARISTICA. Los cantos deben intentar realizar un todo con el acento que destaca la celebración del misterio pascual. Así debe haber una armonía entre canto, oraciones, lecturas y ritos. Debe, por otra parte, cuidarse el estilo de cantos que se utilizarán en la celebración. Esto es, que, idealmente entre ellos se comparta un patrón musical común (folclóricos, gregorianos, neocatecumenales, etc.). Si bien esto es un elemento a tener presente, debe tener prioridad la peculiaridad del misterio a celebrar. Cada uno de los cantos en la celebración litúrgica tiene un carácter y una función propios, que contribuyen al todo de la celebración. Canto de entrada Con este canto se constituye la asamblea, se unifica en torno al canto, se acompaña la procesión del que preside y de los ministros, y se nos introduce en el misterio que se celebra. La letra debe caracterizarse por el “nosotros” litúrgico. El canto concluye cuando el que preside se encuentra instalado en la sede, dispuesto a iniciar la celebración. En un canto con varias estrofas, pueden elegirse algunas y no necesariamente tener que cantarlo completamente. Se pueden utilizar como canto de entrada algún himno de la Liturgia de las Horas, que sea motivador de la acentuación que presenta la liturgia del día. Rito de la aspersión. Se acompaña la aspersión del agua con el canto que evoque la condición bautismal o de purificación. Puede ser un canto o un salmo. Kyrie Constituye una breve letanía de aclamación al Señor de la misericordia. Es una aclamación donde debe participar toda la asamblea. 3 Dependiendo de la modalidad elegida es posible cantarlo intercalado o ligado. Gloria. Antiquísimo y venerable himno trinitario de la Iglesia. Es importante cantar el texto litúrgico, evitando las paráfrasis. Se cantan según las normas litúrgicas. Cantos interleccionales: a. Salmo responsorial. Con el salmo, la asamblea medita la lectura proclamada; haciéndose éste eco de la lectura. Idealmente conviene cantar todo el salmo. Para ello se puede colocar una antífona intercalada que canta la asamblea, y un salmista, solista, o coro, que canta las estrofas del salmo. Otra posibilidad es que toda la asamblea cante el salmo, si la melodía es conocida por todos. b. Secuencia. Antiguos textos que introducen a la lectura del Evangelio. Sólo son dos las más importantes: la secuencia de Pascua: “Victima paschali laudes”, que se canta durante la octava de Pascua; y “Ven espíritu divino” en la solemnidad de Pentecostés. También en otras celebraciones: Corpus Christi con “Glorifica, Sión, a tu salvador” (optativa), etc. Una vez cantada la secuencia, se entona el Aleluya. c. Aleluya. Se canta en todos los tiempos litúrgicos, excepto Cuaresma. Es una aclamación. Por eso por sí misma es un rito, o bien un acto, por el que la asamblea de los fieles acoge y saluda al Señor, quien le hablará en el Evangelio, y en la cual profesa su fe con el canto. Acompaña la procesión con el libro de los Evangelios, en el caso que se realice. Se intercala con versículos tomados del leccionario. En la práctica también tomamos algún versículo del oficio. Se puede repetir si se estima conveniente. Aclamación al final del Evangelio. La respuesta “Gloria y honor a ti, Señor Jesús”, es ideal poder cantarla; para ello, tener melodías para elegir. Si se recita esta aclamación, podría no cantar nada o cantar alguna antífona que aclame al Señor en su Palabra. Credo y oración universal. Es ideal que en algunas circunstancias importantes se pueda cantar el credo con alternancia entre la asamblea y el coro. Para ello se puede usar alguna melodía de dístico y/o una antífona acorde al texto. Cantar el credo significa cantar el texto litúrgico y no una paráfrasis. 4 En la oración universal se puede cantar la respuesta de la asamblea, como también las peticiones. Preparación de los dones. El canto busca disponer para la Liturgia Eucarística. No siempre debe hacer referencia explícita a los dones que se colocan sobre el altar. El canto se alarga hasta que los dones hayan sido dispuestos sobre el alatar o hasta concluida la incensación. Puede también acompañarse este momento de la celebración sólo con música instrumental. En los días de semana se puede realizar la preparación de los dones en silencio. Plegaria Eucarística. Cuando el celebrante principal la canta, conviene acompañarle con algún instrumento sólo si se ha ensayado previamente con él. De otras forma que cante a capella. Santo. Forma parte de la Plegaria Eucarística. Debe cantarlo toda la asamblea junto al coro. Debe cantarse el texto litúrgico. Aclamaciones. Las aclamaciones, concluido el relato de la Institución pueden ser cantadas, en el mismo estilo musical del canto del relato, si es que lo hubo. Para la doxología final, conviene en los domingos y solemnidades cantar el “Amén”, siguiendo las mismas orientaciones anteriores. Padrenuestro: Puede y conviene en algunos momentos cantarlo, sin recurrir para ello a paráfrasis de la oración. Según las circunstancias, es posible cantar el texto en latín y con melodía gregoriana, al igual que las otras partes fijas de los textos de la misa confiados a la asamblea. Un criterio importante para el uso del latín es el que todos puedan cantar porque conocen previamente la melodía, como también conocen y/o tiene a mano el txto latino con una adecuada traducción. Saludo de la paz. Más que un canto, es un gesto. Se realiza en silencio. Si se prolonga demasiado se le acompaña con música de instrumentos. Cordero de Dios. Se canta mientras se realiza la fracción. Muchas veces se invita a aclamar al Cordero mediante una breve monición. Se canta mientras dura la fracción del pan, repitiéndose 5 el canto las veces que fuera necesario. La última vez concluirá con las palabras “danos la paz”. Cantos de comunión. Si se siguen los criterios dados para el canto de entrada, haciendo en este caso referencia la letra a la celebración del día y/o a la Eucaristía, el canto debe expresar la unión espiritual de quienes comulgan y la alegría de los que avanzan a recibir el Cuerpo del Señor. El canto se inicia después de la comunión del sacerdote que preside. Por razones prácticas conviene que inmediatamente comulguen los que ejercitan el ministerio de la música en la celebración. Puedes, especialmente durante la semana, acompañarse con silencio. En algunas oportunidades puede ejecutarse sólo música o algún canto a cargo sólo del coro. Terminado el canto conviene un espacio de silencio. Canto final. Acostumbramos que sea una aclamación a la Virgen maría. Puede también ser otro canto que invite a vivir lo celebrado. Puede ser también un canto que nos invite a la misión. El canto concluye una vez que los sacerdotes y ministros han concluido la procesión de salida por medio de la asamblea. También es posible concluir la celebración con música instrumental, principalmente órgano. 6. LITURGIA DE LAS HORAS. Cuando no se encuentra ligada a la Eucaristía, es conveniente cantar en los siguientes momentos: Himno. Se debe tratar de cantar el propio del día. Cuando sea posible, se puede sustituir por canto que cumpla las funciones del himno: introducir en la hora y el misterio que se celebra. Salmos. Debemos cantarlos los domingos, solemnidades, y en algunas fiestas importantes. Los días de semana de feria, es conveniente de cantar algunos salmos. También se pueden recitar.de esta forma se destacan los días de mayor importancia litúrgica. Cuando se cantan antífonas entre medio de los salmos o cánticos, hay que cuidar que no interrumpan demasiado la lectura del salmo. Conviene agrupar estrofas y cantar la antífona entre medio de estas agrupaciones. 6 Responsorio. Los mismos criterios anteriores. Cántico evangélico: Como momento culminante de la Liturgia de las Horas, conviene cantarlo. En el caso de las vísperas, es posible cambiarlo por algún Magníficat conocido, cuya letra mantenga el sentido del texto bíblico. En estos casos se concluye con el Gloria. La antífona al inicio y al final del cántico. Preces. Puede algunos días colocarse respuestas aclamatorias repetidas por toda la asamblea. Padrenuestro. Junto al cántico evangélico es un momento culminante. Según las circunstancias conviene cantarlo. Canto final. Acostumbrados a realizar con él una aclamación mariana. Puede ser alguna antífona u otro canto. Cuando la Liturgia de las Horas se une a la Eucaristía, mantenemos los mismos criterios anteriores respecto a la salmodia. El cántico evangélico puede ser sólo leído. Puede utilizarse el himno como canto de entrada, si éste va de acuerdo con la acentuación del misterio que se celebra. 7. OTRAS RECOMENDACIONES. Es importante no olvidar una serie de detalles prácticos menores, pero no menos importantes: Antes de la celebración eucarística u otra, colocarse de acuerdo en la modalidad del rito penitencial, canto del Padrenuestro, etc. Ensayar previamente con el equipo que corresponda. Juntarse una media hora antes de la celebración. Ideal es haber ensayado con anticipación. Participar en la preparación ordinaria y extraordinaria del equipo de canto y exponer allí las dudas, inquietudes, sugerencias, etc. Afinar los instrumentos con el tono del órgano. Las guitarras, cuerda a cuerda; la flauta en las octavas de Do natural. No debemos olvidar que el canto constituye un ministerio en la liturgia; y que, participando de la liturgia y ejercitando este ministerio, hacemos oración y nos unimos al 7 misterio, ayudando a que toda la asamblea lo pueda hacer: para que todos unidos en un mismo cuerpo y en un mismo Espírito, glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.