Estrategia IEC 2014-2016 - Iglesia Episcopal de Cuba

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Iglesia Episcopal de Cuba - Nuestra acción a futuro
“Estaremos en la verdad y el amor, e iremos creciendo cada vez más para
alcanzar a aquel que es la cabeza, Cristo. El hace que el cuerpo crezca, con una
red de articulaciones que le dan armonía y firmeza, tomando en cuenta y
valorizando las capacidades de cada uno. Y así el cuerpo se va construyendo en
el amor.” (Efesios 4: 15-16)
En los últimos meses del 2013 la Iglesia Episcopal de Cuba elaboró su estrategia
de trabajo para el periodo 2014-2016.
El proceso inspirado en los valores del Evangelio y la construcción del reino de
Dios, contó con la participación de personas, clérigos y laicos, que representan las
diversas instancias de la Diócesis cubana, que se comprometieron con acciones
tendientes a fortalecer la misión evangelizadora de la Iglesia.
Por segunda vez en los últimos tres años, la Iglesia Episcopal de Cuba bajo la
dirección de la Obispa Diocesana, Revdma Griselda Delgado del Carpio,
desarrolló un proceso de evaluación y proyección estratégica, el cual contó con el
apoyo de un equipo experimentado de facilitación que empleó instrumentos
metodológicos de probada eficacia.
En un ambiente participativo, crítico y constructivo se realizaron valoraciones
generales del trabajo en el trienio 2011-2013. Fueron identificados los resultados
planificados que se alcanzaron y los resultados alcanzados que no habían sido
planificados. Al propio tiempo se resaltaron las lecciones aprendidas, las prácticas
que se seguirían haciendo igual y lo que se haría diferente en el futuro.
Este fue un momento particularmente significativo, ya que puso a los participantes
ante una situación nueva, es decir, la necesidad de evaluar los resultados
alcanzados por comités y áreas de la Iglesia Episcopal de Cuba, más que describir
el cúmulo de actividades realizadas en el periodo.
Fue algo inédito. La Iglesia Episcopal de Cuba lograba por primera vez en su
historia conocida definir colectivamente y con el auxilio de instrumentos
metodológicos los efectos e impactos alcanzados en una etapa de trabajo, a partir
de una planificación participativa realizada tres años antes.
Se determinó que los efectos fundamentales del trabajo realizado hasta el 2013 se
centran en los siguientes resultados concretos:
 Las mejoras en el funcionamiento, estabilidad y acercamiento de la Iglesia a la
comunidad.
 La renovación de los métodos y estilos de trabajo, con énfasis en el trabajo en
equipo.
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 El descubrimiento y desarrollo de talentos y capacidades para la planificación y
evaluación en cualquier tipo de programas y proyectos.
 El reforzamiento de los lazos y alianzas inter-eclesiales, nacionales e
internacionales, con salida en una mejor imagen de la Iglesia Episcopal de
Cuba.
El principal impacto de la Iglesia Episcopal de Cuba en los tres últimos años
consistió en haber logrado un mayor acercamiento a la vida de las personas en las
comunidades de fe, fruto de los cambios estratégicos en la visión respecto a la
misión evangelizadora.
El consenso de las personas participantes convino en señalar que estos
resultados son el fruto de tres razones fundamentales:
(1) El liderazgo de la Obispa Diocesana, Revdma Griselda Delgado del Carpio,
caracterizado por su visión estratégica, el carácter emprendedor de su gestión y el
valor relacional que genera, como resultado de su incansable accionar.
(2) El compromiso consensual de la comunidad eclesial, desde el liderazgo laico y
clerical, hasta las mujeres
y hombres de todas las
edades que integran las
comunidades de fe.
(3) El legado y la
experiencia
histórica
acumulada en la Diócesis,
como uno de los valores
que permite enfrentar con
éxito
los
desafíos
presentes y futuros.
El liderazgo
de la Obispa
Diocesana
El legado y la
experiencia
histórica de la
Diocesis
cubana
El
compromiso
de la
comunidad
episcopal
En el proceso de Planificación Estratégica hacia el 2016 se analizó también el
contexto de la Iglesia Episcopal de Cuba, sus desafíos y potencialidades para la
siguiente etapa, y las fortalezas y debilidades al interior de la misma.
En este sentido, las personas participantes en el proceso concordaron en señalar
que los desafíos fundamentales de la Iglesia Episcopal de Cuba giran alrededor
del trabajo con las vocaciones al Ministerio Ordenado, y las relaciones de
coordinación y comunicación entre las diferentes áreas de trabajo misionero,
como los arcedianatos y comunidades locales, así como entre Diócesis- clérigoslaicos- comunidades eclesiales.
Uno de los retos de la Iglesia Episcopal de Cuba radica en el desarrollo de las
capacidades del clero y el laicado, con énfasis en los temas del Ministerio
Ordenado, el liderazgo emprendedor, la tarea evangelizadora, el protagonismo de
los jóvenes y los estilos de trabajo cada vez más participativos y en equipo.
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También se instó a fortalecer la capacidad de gestión, que incluye los procesos de
planificación, evaluación, sistematización y la visibilidad de los resultados de la
Iglesia hacia adentro y fuera.
El proceso de Planificación Estratégica permitió redefinir la visión, misión y los
valores de la Iglesia Episcopal de Cuba.
El sueño de la Iglesia Episcopal de Cuba (VISIÓN) es llegar a ser una Iglesia que,
unida en la diversidad, celebra, evangeliza, enseña, sirve y comparte el amor de
Dios.
Para alcanzar este sueño se pretende en los próximos tres años (MISIÓN) servir a
Cristo Jesús en todas las personas, proclamando, enseñando y viviendo el
Evangelio, en aras de su crecimiento humano y espiritual, con una Iglesia mejor
articulada desde lo diocesano hasta lo local.
Para alcanzar la misión se establecieron principios y reglas bien definidas
(VALORES) para la gestión de la Iglesia Episcopal de Cuba.
Principios de la Iglesia Episcopal de Cuba
Promoción de una liturgia creativa, expresión de vida y
fe desde nuestra más profunda tradición anglicana que
nos renueva para salir al mundo a servir y amar con el
poder del Espíritu Santo.
Afirmación de Jesucristo como el camino para alcanzar el
Reino de Dios y su justicia y llamado a compartirlo para
así traer más personas a Jesucristo.
Creencia de que la Educación Cristiana es un
instrumento formativo necesario para la evangelización
que propicia un compromiso para impulsarnos a un
crecimiento integral de la Iglesia.
Asunción del principio de San Agustín: “En lo esencial,
unidad; en lo no esencial, libertad; y en todas las cosas
amor.”
Al término del proceso de Planificación Estratégica se identificaron los objetivos
estratégicos, líneas de acción y resultados globales esperados para la etapa 20142106.
Los siete grandes objetivos a alcanzar hasta el 2016 son:
1. Trabajar en función de fortalecer el crecimiento de la vocación pastoral, el
Ministerio Ordenado y el Ministerio Laico, el liderazgo emprendedor, la tarea
evangelizadora, el protagonismo de los jóvenes y los estilos de trabajo cada
vez más participativos.
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2. Lograr mayor vinculación y articulación entre los diferentes ámbitos del
quehacer
eclesial,
(ministerios,
arcedianatos,
departamentos etc.)
fundamentalmente entre lo diocesano y lo local.
3. Fomentar y aprovechar espacios existentes de reflexión y formación bíblicoteológica en lo local, arcedianal y diocesano, en temáticas de valores, ética,
historia de nuestra Iglesia, identidad, espiritualidad y familia, utilizando el
liderazgo capacitado con que contamos y la apertura socio política para
trabajar estos temas.
4. Reforzar la comunicación y visibilidad del quehacer de la Iglesia hacia adentro
y fuera de la misma.
5. Sensibilizar a las comunidades de Fe y promover acciones pastorales de
servicio y acompañamiento a personas y grupos en condiciones de exclusión y
vulnerabilidad, tales como discapacidad, 3ra edad, VIH, alcoholismo, etc.
6. Fortalecer la capacidad de gestión y organización, que incluye los procesos de
planificación, control, evaluación y sistematización.
7. Incrementar la sostenibilidad de la Iglesia mediante la mayordomía, la gestión
de proyectos y la exploración de las posibilidades que ofrece el nuevo modelo
económico.
Finalmente, las personas participantes coincidieron en la necesidad de reforzar la
comunicación a todos los niveles, en compromiso entre los variados ámbitos del
quehacer eclesial y la necesidad de aprovechar al máximo los recursos
disponibles (tiempo, talentos humanos y recursos materiales).
En este sentido se hizo un llamado a optimizar el uso de las instalaciones e
infraestructuras de la Iglesia, así como de los recursos locales existentes, a utilizar
los presupuestos de manera responsable en función de los resultados
planificados, y a explorar las posibilidades para captar recursos y fondos de
manera sostenible.
El proceso de Planificación Estratégica fue evaluado de forma satisfactoria.
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