República Bolivariana de Venezuela Instituto Bíblico Teológico “Dios Es Amor” Registrado en el Ministerio del Poder Popular Para la Educación Nº R00390201 Inscrito en el Ministerio del Poder Popular Para Relaciones Interiores y Justicia de la Dirección de Culto Nº 7755 Rif: J- 30950119-4 Telf: (0414) 894-8097 / (0416) 680 46 91 www.ministeriodiosesamor.net.ve Correo: [email protected] Facultad de Pasantías Programa Iglecrecimiento Código 002 IGLECRECIMIENTO Iglecrecimiento, crecimiento sano, crecimiento integral. ¿Qué caracteriza el crecimiento de una iglesia sana? ¿Que factores ayudan a las iglesias a crecer sanamente? ¿Cuales son las barreras? Cada consultante y desarrollador en el área de iglecrecimiento tiene sus propios conceptos. Yo tengo los míos. Algunos factores que ayudan a las iglesias a crecer en ciertas regiones del país no son efectivos en otros lugares. específicos no Algunos modelos que funcionan con ciertos grupos necesariamente funcionan con otros grupos específicos, a menos que sean adaptados. Cada iglesia tiene que descubrir sus propias estrategias de iglecrecimiento. Encontrar un denominador común no es fácil porque no existe un modelo uniforme, estereotipado que encaje en todos los contextos. Pero existen ciertos modelos, que es posible que funcionen en cualquier lugar si son adaptados a contextos específicos. Puedo afirmar que existen principios, elementos que tienen aplicación universal y que son comunes y están visibles en cualquier iglesia sana que esta creciendo. Ahora cada congregación tiene que descubrir y desarrollar su propio estilo de hacer misión. Pues cada congregación tiene su propia personalidad y estilos de hacer misión. En cuanto a la salud eclesiológica expongo la siguiente comparación: Se dice médicamente hablando, que existen pasos prácticos a seguir para tener salud y estar saludables. Estos son: 1. Una buena alimentación balanceada (dieta) 2. Sueño (8 horas) (algunos exageran) 3. El hacer ejercicios 4. Evitar el estrés, la tensión (mientras sea posible) Para evidenciar que sé está saludable se somete la persona a ciertos exámenes los cuales han de proveer la información básica sobre su condición física. Estos tendrán que estar relacionados con sus signos vitales. Pulso, presión, sangre, temperatura, etc. A veces usted se siente bien y esta bien. Y a veces usted puede sentirse bien y no está bien, físicamente hablando. También hay veces que por fuera nos vemos bien, reflejamos salud y estabilidad y lo estamos. Pero hay ocasiones en que el ser humano parece estar bien exteriormente pero por dentro no esta bien o esta sufriendo, o experimentando algún malestar o dolor físico. Comúnmente si usted sigue los consejos de su médico podrá superar, o recuperar y sanar mas rápidamente y si no pues, usted se atiene a las consecuencias. También la iglesia tiene sus signos vitales que nos demostrarán y nos darán la información básica sobre su salud como cuerpo de Cristo. Como existen los ejercicios prácticos para mantener el cuerpo saludable también existen ciertas prácticas en las que la iglesia debe de envolverse si quiere estar saludable eclesiológicamente hablando. Si estas prácticas se ejercitan en la iglesia local podemos anticipar que la iglesia estará saludable, caminará y vivirá saludable, y su desarrollo será saludable. Comúnmente decimos que la persona que se alimenta bien, duerme bien y se ejercita bien debe de estar saludable, podemos inferir entonces que la iglesia que se envuelve en prácticas saludables puede ser una iglesia saludable en crecimiento. Aunque una cosa es crecer y otra es engordar. El Iglecrecimiento no tiene una varita mágica, o un libro específico, en el cual usted encuentre los elementos necesarios y alcance un crecimiento explosivo a corto plazo. Iglecrecimiento comienza cuando las iglesias aplican principios bíblicos que edifican, sanan, crean sentido de misión, de vitalidad y de unidad entre los creyentes. El crecimiento de la iglesia sucede de tres maneras: 1. Biológico 2. Por transferencia (él más predominante en los EUA) 3. Por profesión de fe. Iglecrecimiento y sanidad de la iglesia van mano a mano. Existen evidencias y ciertos signos vitales los cuales nos van a proveer de la data (información) necesaria para reconocer si la iglesia esta creciendo, decreciendo o manteniendo el “status quo” (balance entre los que nacen y mueren) Es necesario cierta información básica de los últimos años tales como crecimiento numérico, participación del liderato, ministerios en las iglesias local, programas de alcance y el estilo trabajo pastoral. Esta data nos va a proveer de información para crear un cuadro mas preciso de la situación. Piense cuantos miembros su iglesia a recibido en los últimos cinco años. Es posible que un grupo de iglesias necesiten de un proceso de revitalización para comenzar a crecer, otras están creciendo, otras están estancadas y otras están muriendo necesitando una resurrección. ¿Cómo podremos delinear una dieta y ejercicios programáticos que mantengan a las iglesias sanas y creciendo? Que áreas necesitamos tener en consideración cuando queremos trabajar con iglesias sanas en crecimiento. Estas son algunas: espiritualidad, adoración, liderato, evangelizmo, discipulado, visión, liderato pastoral, compañerismo. Espiritualidad - I Pedro 2:5 Una iglesia que da gran prioridad al desarrollo espiritual de sus miembros. Que enfatiza una vida de oración, enseñanzas centradas en la biblia, la meditación y lo devocional. Es más que programas, es búsqueda y sentido en la vida interior de los creyentes, es interacción. Espiritualidad es intimidad con Dios, es formación. La salud espiritual produce iglesias fuertes que crecen. Esto es un proceso. Espiritualidad es más que religiosidad. Es saludable recordar que la iglesia es una comunidad de fe; la iglesia es una comunidad que medita, reflexiona y vive la Palabra; y la iglesia es una comunidad de diaconia, que sirve y cuida a los demás. Es practicar la presencia de Dios en la vida diaria. En el concepto reformado de espiritualidad es Dios el que toma la iniciativa. Es el Espíritu el que nos renueva y nos motiva a ser seguidores de Cristo (Juan 1:12,13; Filipenses 2:13) y a ser espirituales. La conversión o entrega del individuo, producto de la elección divina es el primer fruto exterior del trabajo interior del Espíritu, el nuevo nacimiento, el comienzo, el principio de nuestra espiritualidad. El ayudar a las personas a relacionarse con Dios y luego vivir esa relación debe de ser primordial en una iglesia sana en crecimiento. Adoración – Ef. 5:19; Col. 3:16 Es una iglesia que promueve una celebración dinámica, balanceada que inspira, una adoración sanadora que da importancia a la música y las artes. Una adoración que se renueva y se reforma a su misma a través de los tiempos, sin perder su identidad reformada. Una adoración que motive a volver, que pueda crear sentido de misión, que celebra la presencia del Señor, que no sea un simple ritual. Con un balance entre orden y libertad. Con lo mejor del ayer y lo nuevo de hoy. La adoración reformada es la respuesta celebrativa a un Dios que se revela a través de la escritura, la gracia, la fe, como un Dios que renueva a su pueblo constantemente. El libro de Orden de la Iglesia Presbiteriana (EUA)nos dice: “La iglesia siempre ha experimentado tensión entre forma y libertad, en el asunto de la adoración. En la historia de la iglesia, algunos han ofrecido formas establecidas para el ordenamiento de la adoración, de acuerdo con la Palabra de Dios. Otros en el esfuerzo por ser fieles a la Palabra, se han resistido a imponer formas fijas sobre la comunidad adoradora. La Iglesia Presbiteriana (EUA) reconoce que toda forma de adoración es provisional y esta sujeta a reforma. En el ordenamiento de la adoración la iglesia a de perseguir apertura a la creatividad del Espíritu Santo, el cual conduce a la iglesia en la adoración ordenadamente, y sin embargo espontánea, consistente con la Palabra de Dios y abierta al futuro novedoso de Dios”. (W-3.1002, 1.4001) Debemos celebrar una adoración que preserve lo mejor del ayer y del presente y nos guíe con seguridad en este nuevo siglo. La adoración crea un impacto directo en el desarrollo espiritual de los creyentes. Amparados en la Biblia y las confesiones los presbiterianos confesamos que hemos sido creados par adorar. Según el libro: “Worship that is Reformed Acording to Scripture” escrito por Hughes Oliphant Old, existen cinco principios fundamentales que dirigen la adoración reformada. 1. Que la adoración debe de tener sus raíces en la Palabra de Dios 2. Que la adoración debe de ser Cristo céntrica y trinitaria a la vez. 3. Que la adoración es el resultado de la acción del Espíritu Santo en el creyente. 4. Que la adoración proviene de personas que han experimentado una verdadera entrega a Dios y buscan servirle. 5. Que el provecho de la adoración es la edificación de la iglesia. Liderato y Discipulado – Mateo 28:18-20; Ef. 4:11-16 El descubrir y desarrollar líderes. Una iglesia que cree que el ministerio de la iglesia, es un ministerio compartido y que cada miembro tiene capacidades del Espíritu para realizar un ministerio particular (Efesios 4:11-12; romanos 12:4-8; 1 Corintios 12:1-12) Discipulado es incorporación, madurez y reproducción. Un discípulo es un miembro activo, responsable y reproductivo en la iglesia local. Cada miembro tiene su lugar en el ministerio de la iglesia local. ¿Cuales son sus dones de ministerio? Identifíquelos. Un discípulo es más que un asistente dominical. En el discipulado se da importancia a la formación, capacitación y madurez de los creyentes. El ministerio de la iglesia no pertenece a un grupo selecto de creyentes, ni un creyente tiene todos los dones o capacidades para actuar en nombre de todos en la iglesia. La responsabilidad de la iglesia es un ministerio compartido. Véase 1 Pedro 4:10. Una forma presbiteriana de gobierno reconoce que todos los miembros comparten la responsabilidad del ministerio. Cada miembro es la iglesia en el mundo, dotado por el Espíritu Santo de algún don de ministerio y en su situación particular es responsable de la integridad de su propio testimonio. Véase el libro de orden G-6.0104-05. John C. Maxwell decía: “La fortaleza de cualquier organización es el resultado directo de la fortaleza de sus lideres” Evangelismo – Juan 20:21; Marcos 16:15; Rom. 10:14; Hechos 1:8 Es compartir las buenas nuevas en una manera sistemática, organizada y definida. Usando diferentes métodos permanentes adaptados a su propio contexto. El evangelizmo efectivo es una combinación de métodos. La evangelización es mensaje, invitación, educación, asimilación, praxis (practica), incorporación y discipulado. Esto no es una simple actividad adicional programática. Debe de ser el estilo de vida de las congregaciones. Evangelismo no es un comité. Es un ministerio congregacional. No se debe de privatizar de la fe de los hermanos y hermanas. Una cosa es el que una persona tenga el don de evangelismo y otra es la responsabilidad evangelistica de toda la iglesia. La iglesia es la agencia misionera de Jesucristo. Véase Hechos 10:24. Visión – Salmo 60:12 Es un sueño, un cuadro del futuro. Una meta de fe. Un puente entre el presente y el futuro. Un cuadro mental de que es lo que deseamos hacer. “Sin visión el pueblo perece.” Una iglesia que cree que tiene la capacidad de crecer, sueña ese crecimiento, y toma acción, pasos de fe para alcanzar ese sueño. Es una iglesia y un pastor/ra con visión de crecimiento. Dispuesta/o a forjarse un futuro prometedor. Es una iglesia con sentido de propósito y dirección. El Dr. Cecilio Arrastia decía: “Al perder la visión, hemos perdido la misión”. Pastor – Jer. 3:15; Hebreos 13:7, 17 El pastor/ra es el 50% del logro de cualquier congregación que crece. El pastor/ra es uno de los factores más importantes. Necesita ser un hombre o una mujer con visión, pasión, disposición, corazón pastoral, de esfuerzo, espiritual, comprometido, capacitado y un creyente en el discipulado. Capacitador/ra, no un hombre o mujer orquesta. Pastores conforme al corazón de Dios (ver Jeremías 3:15; 23:4. Zacarías 11:16) Si el pastor o pastora no cree en el iglecrecimiento y no es capaz de pagar el precio que conlleva el crecimiento, esa iglesia no logrará crecer integralmente. Compañerismo (Koinonia) – Hechos 2:41-47; 5:12-16 Una iglesia que preserva y desarrolla un ambiente de hermandad, aceptación, perdón y restauración entre los miembros, un agente de reconciliación (Gálatas 6:1) Una iglesia que promueve la unidad en medio de su diversidad. Donde todos se sienten bienvenidos, amados y aceptados. Una iglesia que no discrimina, polariza o fanatiza. La Biblia dice que: “el amor cubrirá multitud de pecados” (1 Pedro 4:8) Estos párrafos no son la última información sobre iglecrecimiento, pero clarifica algunas cosas y ayuda a entender que es necesario dar unos pasos en diferentes áreas si queremos que nuestras iglesias crezcan sanas e integralmente. Los principios de iglecrecimiento son para todas las culturas. El evangelio trasciende las culturas. El movimiento de Iglecrecimiento en los EUA postula lo siguiente: 1. El crecimiento de la iglesia ocurre cuando existe la convicción teológica de que es la voluntad de Dios que la iglesia crezca. Dios quiere que su iglesia crezca. I Corintios 3:6 nos dice: “Yo plante, Apolos regó; Pero el crecimiento lo ha dado Dios”. Hechos: 2:47 nos dice: “Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de 2. El crecimiento de la iglesia ocurre cuando existe una fe ferviente y contagiosa. (Fe, pasión, compromiso del pueblo) Intencional, agresivo, con ganas. 3. El crecimiento de la Iglesia ocurre cuando el liderato laico es movilizado para hacer ministerio. Adiestrar para capacitar equipar al pueblo viene a ser vital en la movilización del liderato laico. 4. El crecimiento de la iglesia ocurre cuando la iglesia es estructurada para crecer. Organización, diseño. 5. El crecimiento de la iglesia ocurre cuando la congregación esta dispuesta a correr el “riesgo” para crecer. Esto es a “pagar el precio” en energías, capacitación, dinero, tiempo, el resurgimiento de nuevos ministerios y el enterramiento de otros no productivos. Nueva gente, nuevas ideas, y nuevas expectaciones. Cambios, oportunidades. 6. El crecimiento de la Iglesia ocurre cuando la iglesia labora en campos productivos. 7. El crecimiento de la Iglesia ocurre cuando se alcanza a grupos homogéneos. 8. El crecimiento de la Iglesia ocurre cuando se plantan nuevas iglesias. 9. El crecimiento de la Iglesia ocurre cuando se tiene información precisa de la situación. (análisis) 10. El crecimiento de la Iglesia puede ocurrir cuando hay liderato con perspectivas de crecimiento. precio. Con visión, dispuestos a pagar el No piedras de tropiezo. Sin el apoyo del liderato de la iglesia el crecimiento es solo hipotético. Ejemplo de esto es Pastor + Consistorio + liderato +congregación = iglecrecimiento. Conclusión Ahora la pregunta es: ¿Queremos crecer? Estamos abiertos al cambio? Muchos pueden concluir que la respuesta es obvia y que cada iglesia quiere crecer y multiplicarse. Pues no nos olvidemos que ningún ministerio transformador se improvisa. El crecimiento tiene que ser planificado. Iglecrecimiento trae como consecuencias cambios, oportunidades, retos y riesgos para algunos. Ahora todo esfuerzo verdadero e intencional produce frutos, y tiene sus meritos. Si estamos dispuestos a “pagar el precio” en tiempo, energías, renovación y compromiso con Dios y su iglesia, el crecimiento vendrá. Todo esfuerzo verdadero e intencional produce frutos. El Dr. Ken Hemphill en su libro “El Modelo de Antioquia dice: “El crecimiento de la iglesia no es algo que nosotros logramos para Dios, sino que es una actividad divina a la que somos llamados a participar y para la cual Él nos capacita”. ¿Cuál es nuestro entendimiento teológico, misiológico y eclesiológico al respecto? ¿Queremos crecer? Esforcémonos por nuestro pueblo. El “Iglecrecimiento” Publicado por Jhon en Lunes, Marzo 3, 2008 En las últimas décadas hemos sido fuertemente influidos por el surgimiento de las megas iglesias. No podemos ignorar el impacto ni la presión que ejerce esta tendencia sobre nosotros. En medio de tanta literatura sobre el tema, que se ha convertido en un verdadero aluvión de consejos, necesitamos volver a recuperar algunos principios bíblicos relacionados con el crecimiento. Todos reconocemos el crecimiento cuando lo vemos, especialmente cuando se manifiesta con elementos físicos. Los que andamos en Cristo anhelamos que esta misma transformación se produzca en la esfera de lo espiritual. No obstante, se hace cada vez más difícil saber a qué clase de crecimiento debemos apuntar. En las últimas décadas hemos sido fuertemente influidos por el surgimiento de las megas iglesias. Un estudio de la prestigiosa revista norteamericana Forbes, revela que en 1970 había apenas diez iglesias en los Estados Unidos con más de 2.000 miembros. En 1990 existían 250 iglesias con esa cantidad de personas y hoy, hay más de 750 congregaciones arriba de esa cifra. Tanto es así que las diez más grandes de la nación tienen más de 15.000 miembros cada una. No podemos ignorar el impacto ni la presión que ejerce esta tendencia sobre nosotros, ni tampoco podemos dejar de lado la tensión que la creciente cantidad de mega iglesias en nuestro propio continente (de la cual no tenemos datos) agrega a este hecho. De este fenómeno surgió el movimiento de Iglecrecimiento, siendo C. Peter Wagner su más fantasioso representante. A partir de ese momento se han publicado interminables cantidades de libros con los «secretos» para alcanzar estas proporciones. Quienes leen la literatura sobre el tema por lo general esperan reproducir resultados similares en sus propios emprendimientos, lo cual rara vez ocurre. En medio de este verdadero aluvión de consejos, necesitamos volver a recuperar algunos principios bíblicos relacionados con el crecimiento, si es que queremos despejar la confusión que existe sobre el tema. La analogía más común en la Biblia referente al crecimiento es la de la semilla echada en tierra. De su frecuente uso extraemos algunos principios, los cuales dan una importante orientación al respecto: Es necesario afirmar que la falta de crecimiento no es normal. Es decir, lo que no crece está muerto (o en vías de morir), porque el crecimiento es común a todo ser viviente. En la parábola de las semillas (Mt 13), Cristo claramente indicó que algunas semillas no prosperan. Pero para la analogía, solamente las que crecen son de interés. Aunque resulte duro, debemos preguntarnos qué pasa con aquellas congregaciones que durante años, y a veces décadas, no han experimentado ningún tipo de crecimiento. Pablo claramente nos advierte, en Gálatas 6.7, que segamos lo que cosechamos. Este es un principio que rige la vida del labrador: si planta trigo no esperará cosechar manzanas. No obstante, muchas congregaciones están esperando cosechar nuevos discípulos sin sembrar nada. La congregación que no ama y gime por los que andan en tinieblas no tendrá el privilegio de verlos nacer a luz. El proceso de crecimiento no es igual en todas las iglesias, ni tampoco lo es el producto final. Cristo señaló, en otra parábola, que algunas semillas daban treinta, otras sesenta y otras ciento por uno (Mr 4.8). En ningún momento indicó que la semilla que produjo treinta era un fracaso. No obstante, uno de las más obstinadas creencias en la iglesia hoy es que Dios desea que todas las congregaciones sean mega iglesias. Deslumbrados por el tamaño de estos gigantes hemos olvidado que representan menos de 0,01% de la totalidad de congregaciones sobre la faz de la tierra. Cristo indicó que en ciertas ocasiones algunos siembran y otros cosechan (Jn 4.37). Por tanto, es importante que tengamos el compromiso de extender el reino y trabajemos incansablemente para esto, aunque otros cosechen los frutos de nuestro trabajo. Todos debemos trabajar para la gloria del mismo Señor. El pastor argentino Eduardo Lorenzo, en un encuentro de líderes, señaló que no hemos sido llamados a llenar nuestros edificios con personas, sino a extender el reino. Cristo habló muy poco de la institución que nosotros llamamos «iglesia», sin embargo, nunca cesó de proclamar la llegada del reino, el cual debía crecer más y más. No debemos perder de vista que el crecimiento viene de la mano de dificultades. Mientras el labrador descansaba, el enemigo plantó cizaña (Mt 13.27). La semilla de mostaza, que llegó a ser un árbol, permitió que las aves del cielo vinieran a hacer sus nidos en ella (Mt 13.32). En la Biblia, las aves del cielo no representan cosas buenas. Es posible, entonces, que a muchos no se les haya concedido crecer porque no están dispuestos a pagar el precio. Jesús declaró, con respecto al labrador, que «la semilla brota y crece sin que él sepa cómo» (Mr 4.26). Este es el principio más importante a considerar con respecto al crecimiento: es un proceso envuelto en misterio. Nuestros veinte siglos de «progreso» no nos han ayudado a descifrar los secretos por los cuales las cosas crecen. Todo pastor que cree haber encontrado la fórmula para el crecimiento de su congregación, seguramente fracasará. Podemos leer, estudiar, analizar y proyectar, pero en últimas instancias solamente Dios concede crecimiento. ¡A él es a quien debemos clamar y buscar si deseamos ver crecimiento en la vida de nuestras congregaciones! Aunque el crecimiento es un proceso fuera de nuestras manos, el buen labrador no se queda cruzado de brazos. Sale, prepara la tierra, siembra la semilla y cuida de que la planta crezca sana. Aunque no controla el viento, la lluvia o el sol, sí puede trabajar para crear las mejores condiciones para el crecimiento. Quizás, como pastores, nuestro mejor aporte es crear un ambiente propicio para el mover de Dios, lo cual parece haber sido el modelo de la iglesia de los primeros tiempos. En medio de un cuerpo vigoroso y pujante, el Señor añadía día a día los que debían ser salvos (Hch 2.67). ¡Que Dios, en su infinita gracia, conceda que se pueda comentar lo mismo de nuestras congregaciones!