Texto de Castellano - Southamerican University

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Texto de Castellano
Para grado 10º y 11º
Programa de Bachillerato a Distancia
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Castellano para grado 10° y 11°
Núcleo 1
Literatura española
INTRODUCCIÓN
Literatura española, literatura creada en España y escrita en español, desde el siglo XI
hasta nuestros días. Para más información sobre obras escritas en las otras lenguas de
España y de obras escritas en español fuera de España, véase Literatura vasca;
Literatura catalana; Literatura gallega; Literatura hispanoamericana y también las
literaturas de cada país americano de habla española.
LA EDAD MEDIA
Hasta la edad media, con la aparición del Cantar de mío Cid, no se puede hablar de
literatura española propiamente dicha. Hasta ese momento, se sospecha de la
existencia de una poesía románica popular en aquellos estratos que no fueron
totalmente asimilados por al-Andalus; de hecho, una jarcha, una de las composiciones
más antiguas dentro del territorio español, no es más que la última estrofa de las
moaxajas o muwassahas, unos largos poemas escritos en árabe o hebreo en España.
La literatura medieval española se caracteriza por ser un crisol en el que se
desarrollaron temas profanos y religiosos en diversos géneros literarios con claras
influencias de las ricas culturas judía e islámica, que florecieron en la península Ibérica
en aquel periodo.
Los siglos XI y XII
Como se ha señalado anteriormente, las obras más antiguas en lengua española son
unas breves composiciones líricas de tema amoroso denominadas jarchas,
composiciones escritas en lengua romance que datan de mediados del siglo XI. A
continuación en el tiempo, se sitúan los poemas épicos compuestos por los juglares,
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que los recitaban o cantaban en las plazas públicas o en los castillos. Los temas
principales de estas epopeyas eran las luchas que enfrentaban a los caudillos de los
diversos reinos cristianos de la península Ibérica contra los moros que habían
conquistado la península a comienzos del siglo VIII, así como las rivalidades suscitadas
entre los nobles castellanos y los de los otros reinos cristianos. La épica española
reflejaba la influencia de la poesía germánica, árabe y sobre todo francesa, pero se
distingue de sus modelos en que aborda los acontecimientos históricos de la época, en
lugar de temas antiguos o mitológicos. Tanto en las jarchas como en los poemas épicos
se encuentran ya algunos de los rasgos característicos de lo que será la literatura
castellana: la ausencia de elementos maravillosos y el realismo de los temas que trata;
el ejemplo más antiguo que se conserva del arte de los juglares es el anónimo Cantar
de mío Cid (c. 1140), que narra las fortunas y adversidades de Rodrigo Díaz de Vivar, el
Cid. Esta composición —verdadera obra maestra del arte narrativo que exalta las
virtudes del coraje, la lealtad y la entereza— destaca por el realismo y la fuerza de sus
personajes. La leyenda de los infantes de Lara, El cerco de Zamora y El poema de
Fernán González son otros cantos épicos importantes.
Siglos XIII y XIV
En el siglo XIII los escritores cultos comenzaron a refundir en verso castellano las vidas
de los santos, las leyendas moralizadoras y otros relatos antiguos, comunes en latín.
Esta actividad poética, conocida como mester de clerecía, se desarrolló primero en los
monasterios, caracterizándose, a diferencia del mester de juglaría, por una estricta
observancia de la métrica. El poeta más representativo del mester de clerecía es
Gonzalo de Berceo, poeta riojano que desarrolló su actividad como miembro del
monasterio de San Millán de la Cogolla, y que recreó las narraciones piadosas
dándoles forma de poemas y confiriéndoles una frescura y fervor renovados. Entre sus
obras destaca los Milagros de Nuestra Señora, pequeña colección de 25 narraciones en
verso, que cuenta diferentes milagros de la Virgen con carácter alegórico y de gran
calidad literaria.
La prosa literaria castellana surge con fuerza en la persona de Alfonso X el Sabio.
Castilla fue uno de los primeros estados europeos en desarrollar este tipo de literatura,
muy diferente a los poemas que venían escribiéndose hasta entonces. Una multitud de
jurisconsultos, historiadores, traductores y especialistas en diversos campos del saber
trabajaron bajo su supervisión en un formidable intento de recopilar todo el
conocimiento de la época en la Escuela de traductores de Toledo. Para ello, recurrieron
a fuentes islámicas, judías y cristianas, pues el reino de Castilla era en aquella época
un punto de encuentro para las personas doctas de las tres culturas. Este trabajo en
conjunto estimuló el flujo de la cultura oriental hacia el occidente europeo. La prosa
castellana, que con Alfonso X se convirtió en un poderoso medio de expresión, alcanzó
la madurez artística en la obra de su sobrino, el infante Don Juan Manuel, quien
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escribió la colección de relatos didácticos El conde Lucanor (1335). Hacia 1305
apareció el primer libro de caballerías español de cierta longitud —El caballero Zifar—.
La poesía de Juan Ruiz, también llamado Arcipreste de Hita, forma parte de lo más
selecto de la literatura española. Sus ideales y recursos estilísticos eran en principio los
de la edad media, pero supo expresar su individualidad de una manera que se asemeja
más a los escritores renacentistas que a los medievales. Su Libro de Buen Amor es una
colección de poesías escritas en forma de autobiografía satírica y contiene ejemplos de
prácticamente todas las formas y temas poéticos de la edad media. La fama de que
gozó el Libro de Buen Amor, desde el momento en que fue escrito, hizo que los juglares
recitaran de forma oral los pasajes más divertidos, para divulgarlos entre el pueblo
llano. Al igual que su contemporáneo Geoffrey Chaucer, Juan Ruiz contempla la vida
con un aguzado sentido del humor, semejante a los textos de la literatura goliárdica.
Siglo XV
Durante el siglo XV la producción literaria española aumentó de un modo espectacular.
Los poetas más destacados de este periodo son Íñigo López de Mendoza, marqués de
Santillana, Juan de Mena y sobre todo Jorge Manrique, quien en las Coplas a la muerte
de su padre dio expresión perfecta a la aceptación cristiana de la muerte. Las historias
de los poemas épicos estaban reunidas en los romanceros, colecciones de romances
que se cantaban con acompañamiento instrumental. Con las modificaciones
introducidas por los juglares, el romancero adoptó su forma definitiva, ocupándose
también de los acontecimientos de cada época.
Durante el siglo XV floreció la literatura satírica e histórica. Con el reinado de los Reyes
Católicos comienza una nueva etapa en la literatura española, que se caracteriza por el
pleno desarrollo del humanismo y la lectura directa de los textos clásicos de Roma y
Grecia. El humanista más destacado de la época fue el gramático y lexicógrafo Antonio
de Nebrija, autor de la Gramática de la lengua castellana (1492). En este periodo cobró
también forma definitiva la novela de caballerías española más famosa e imitada, el
Amadís de Gaula (1508). A semejanza suya se publicaron muchas novelas de
caballerías durante el siglo XVI.
La Celestina o Tragicomedia de Calisto y Melibea (1499), escrita por Fernando de
Rojas, es otra de las obras más significativas de la literatura española. La Celestina es
una novela dialogada que combina elementos narrativos y teatrales. Las fuentes
literarias de esta obra, que ejerció una influencia considerable en la literatura posterior,
son latinas y medievales, pero expresan un concepto de la vida que difiere con
radicalidad del espíritu religioso de la edad media. El argumento desarrolla una historia
de amor apasionado: el joven Calisto busca la ayuda y la complicidad del siervo
Sempronio y la trotaconventos o alcahueta Celestina, para convencer a Melibea de que
le entregue su amor. Las vidas de estos personajes se entrelazan de tal manera que es
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la causa de su perdición. Nunca hasta entonces se había presentado la tragedia de la
vida en la literatura española con tal profundidad psicológica y tanta maestría en el
manejo de los medios de expresión. La madurez artística y el dominio de los registros
estilísticos de Fernando de Rojas fueron un modelo valiosísimo para los escritores del
siglo de oro español, que se inició poco después de la publicación de esta obra pionera.
EL RENACIMIENTO Y EL SIGLO DE ORO
Bajo el reinado de Carlos I, España dominó gran parte de Europa y estableció un
imperio colonial en América. Durante este periodo los escritores españoles siguieron las
tendencias filosóficas y artísticas del renacimiento. En el campo de la ideas, Erasmo de
Rotterdam fue quien ejerció mayor influencia. Las obras de algunos de sus discípulos
españoles, entre los que se encontraban el filósofo Luis Vives y el teólogo Juan de
Valdés, fueron muy leídas y se tradujeron a diversas lenguas europeas. Lo mismo cabe
decir de las obras de su contemporáneo Antonio de Guevara, divulgador e historiador
franciscano. Durante este periodo se escribieron diálogos humanísticos, especialmente
por parte de los seguidores de Erasmo, y se cultivó la historiografía. Los historiadores
más importantes del renacimiento y el siglo de oro español son Diego Hurtado de
Mendoza y el jesuita Juan de Mariana.
Romanticismo
Pese a que el siglo de oro español había servido de inspiración y modelo a escritores
románticos de otros países, España no alumbró autores románticos significativos hasta
la década de 1830. El romanticismo fue introducido con éxito en el teatro español por
Ángel Saavedra, duque de Rivas, con Don Álvaro o la fuerza del sino (1835). Discípulo
del duque de Rivas fue el poeta y dramaturgo José Zorrilla, quien comparte con aquél el
mérito de haber recuperado los temas legendarios e históricos en brillantes poemas
narrativos. El espíritu romántico de rebeldía está representado por José de Espronceda,
considerado por algunos críticos como el mejor poeta español de este periodo. Para
muchos, sin embargo, la obra de Espronceda se ve superada por la de Gustavo Adolfo
Bécquer, quien, además de su obra en prosa dedicada a resucitar el gusto por lo
sobrenatural y el misterio de épocas remotas titulada Leyendas, asentó su fama sobre
su obra poética, Rimas, que fue componiendo a lo largo de su vida. Las Rimas son
composiciones breves y generalmente con rima asonante que tratan diversos temas,
desde el motivo de la poesía y sus fundamentos, hasta el amor y la soledad.
Otra representante de este periodo de renovación es Rosalía de Castro, que escribe
tanto en castellano como en su lengua materna, el gallego.
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La prosa romántica de más calidad se encuentra en los escritos de los costumbristas,
autores que describieron al pueblo y sus costumbres desde una nueva perspectiva y
que a menudo desarrollan su labor desde las páginas de los periódicos. Uno de los
autores más destacados del costumbrismo es Mariano José de Larra, cuyos artículos
satíricos describen una sociedad a la que critica sin pudor, con una prosa directa y
moderna. Su novela El doncel de Don Enrique el Doliente sigue la moda de la novela
histórica impuesta por Walter Scott. La narrativa, por el hecho de aparecer también en
los periódicos, experimenta un crecimiento de lectores, especialmente la novela de
folletín que aparece por entregas o capítulos a lo largo de varios días o semanas en la
prensa.
Realismo
En la segunda mitad del siglo XIX, se produce un cambio en el pensamiento y la cultura
españoles que tuvo su traducción en un nuevo movimiento literario: el realismo. El
realismo español alcanzó su máximo esplendor con la obra de Benito Pérez Galdós,
quien figura entre los grandes novelistas europeos de todos los tiempos. En una serie
de 46 relatos históricos agrupados bajo el título de Episodios nacionales (1873-1879 y
1898-1912), Galdós interpreta la historia del siglo XIX de España en forma novelada.
Por otra parte, Galdós escribió novelas de tesis en las que se abordan los problemas
religiosos, sociales o políticos. Su tesis principal —la maldad de la intolerancia
religiosa— es desarrollada con vigor en su novela Doña Perfecta (1876), pero sus obras
maestras son una serie de novelas realistas, entre las que destaca Fortunata y Jacinta
(1887), que retratan la sociedad madrileña.
Otros novelistas describieron la vida en diversas regiones españolas: José María de
Pereda retrató la vida de Santander; Pedro Antonio de Alarcón y Juan Valera, la de
Andalucía; y la condesa Emilia Pardo Bazán, la de Galicia. Pardo Bazán y Clarín
(seudónimo del novelista Leopoldo Alas) adoptaron las técnicas del naturalismo. Valera,
por el contrario, se distingue de los realistas por su afán de perseguir la belleza más
que la exactitud. Los otros dos novelistas de este periodo que adquirieron renombre
internacional son Armando Palacio Valdés y Vicente Blasco Ibáñez, que en sus novelas
retrata la realidad más dura de los trabajadores de la huerta valenciana.
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Literatura Hispanoamericana del Siglo XX
La literatura hispanoamericana contemporánea surge con la llegada a finales del siglo
XIX del modernismo de José Martí, Rubén Darío, José Asunción Silva, apartándose de
un canon literario específicamente europeo.
Gabriel García Márquez, premio Nóbel de la Literatura en 1982
Gabriel García Márquez es escritor y novelista y entre sus mayores éxitos se encuentra
el Premio Nobel de la literatura de 1982. Nace en Colombia el 6 de Marzo de 1928
como uno de los doce hijos del matrimonio entre Gabriel Eligio García, que trabajaba
como telegrafista en el momento del nacimiento del autor, y Luisa Santiaga Márquez,
quien pertenecía a la aristocracia rural no acaudalada de la zona bananera de Colombia
en la costa del Atlántico y el Caribe. Era hija de un coronel del ejército que había
participado en numerosos conflictos bélicos colombianos y quien fue un personaje muy
importante dentro de la vida del escritor pues convivió con él hasta los ocho años.
García Márquez afirmaría con posterioridad a su muerte: "A partir de entonces (de la
muerte del abuelo materno) ya no me ha sucedido nada importante en la vida". Este
abuelo sirvió igualmente de modelo de los diversos "coroneles" que atraviesan las
distintas obras de García Márquez como personajes emblemáticos que tal vez no sean
más que figuraciones entorno a ese abuelo, Nicolás Márquez Iguarán.
Gabriel García Márquez
Cien Años de Soledad – Resumen de los capítulos:
1. Capítulo
Macondo era el pueblo de José Arcadio Buendía, un habitante con gran imaginación,
casado con Úrsula Iguarán, que solía comprar inventos a Melquiades, el cabecilla de un
grupo de gitanos que aparecían una vez al año con novedosos artilugios. Entre los
objetos que le compró había un imán para buscar oro, una lupa a la cual le pretendía
dar aplicaciones militares, mapas portugueses y instrumentos de navegación. La
mayoría de sus experimentos se frustraron, como consecuencia llevó a cabo una
expedición para conocer otros pueblos, descubrió que Macondo estaba rodeada por
agua.
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Los primeros dos hijos de José Arcadio y Úrsula fueron José Arcadio, el mayor y
Aureliano, el pequeño. Al año siguiente cuando volvieron los gitanos ya no estaba con
ellos Melquíades, que había muerto. La novedad que trajeron los gitanos aquel año fue
el hielo.
2. Capítulo
Antes de vivir en Macondo, José Arcadio y Úrsula habían vivido en una ranchería
situada en la sierra con sus respectivas familias, se casaron a pesar de ser primos, un
precedente indicaba que de un matrimonio en el cual hubieran vínculos familiares podía
surgir un hijo con cola de cerdo, pero eso no ocurrió. José Arcadio mató a Prudencio
Aguilar (un vecino del pueblo), en un duelo de honor, pero este se le aparecía después
de muerto. Estas circunstancias llevaron a José Arcadio a abandonar la sierra junto con
otras familias, se establecieron al lado de un río y formaron un nuevo pueblo, Macondo.
El primogénito, José Arcadio empezó a mantener relaciones sexuales con Pilar Ternera,
una mujer que se dedicaba a leer las cartas, no tardó en quedarse embarazada.
Cuando llegaron los gitanos, el primogénito vio a una joven gitana de la cual se
enamoró rápidamente. Al día siguiente este se había fugado con los gitanos y la chica.
Úrsula al enterarse fue en su busca, José Arcadio se hizo cargo de Aureliano y de
nueva hija, llamada Amaranta. A los cinco meses regresó Úrsula sin su hijo pero con
gente de otros pueblos.
3. Capítulo
Úrsula y José Arcadio aceptaron al hijo de Pilar Ternera de mala gana. Le llamaron
Arcadio. Los niños de la casa eran cuidados por Visitación, una india que había llegado
a Macondo huyendo de una peste de insomnio. Regresaron los gitanos, pero no había
ni rastro de José Arcadio. También llegaron a Macondo unos traficantes de pieles que
llevaron a la casa de los Buendía una niña y una carta, la carta era de alguien que les
conocía y pedía a Úrsula y a José Arcadio que la acogieran ya que era familia lejana y
no tenia padres. La llamaron Rebeca, esta trajo al poblado la enfermedad del sueño,
que afectó en poco tiempo a todo el poblado, pero que gracias a una fórmula de
Melquíades pudieron curar. Úrsula decidió ampliar la casa, la cual intento hacer pintar
de azul un corregidor que llegó a Macondo mandado por el gobierno. José Arcadio no
solo se negó a pintarla, si no que le impuso unas condiciones para quedarse en el
pueblo.
4. Capítulo
Se organiza una fiesta para inaugurar las reformas de la casa, se compra un
instrumento desconocido en Macondo, es la pianola. Para instalar la pianola y enseñar
su funcionamiento viene Pietro Crespi, un italiano de refinados modales que se
enamora de Rebeca. Esta le corresponde pero por medio está Amaranta que también
se ha enamorado del italiano. Rebeca y Pietro fijan una boda que Amaranta intentará
evitar, por eso Úrsula decide mandarla de viaje. Melquíades había muerto ahogado en
el río y había sido enterrado en medio del terreno destinado al cementerio. Pilar Ternera
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cansada de esperar a José Arcadio se acuesta con Aureliano que va a buscarla una
noche a su casa para calmar el amor que siente por Remedios, la hija pequeña del
corregidor, después de confesárselo a Pilar esta lo arregla para conseguir fijar la boda.
José Arcadio Buendía se trastoca y tienen que atarlo a un árbol para que no destroce la
casa después de volver a ver a Prudencio Aguilar.
5. Capítulo
Aureliano y Remedios Moscote fueron casados por el padre Nicanor. Ese mismo día
se tendrían que haber casado Rebeca y Pietro Crespi si este no hubiera recibido el día
antes la noticia de la muerte inminente de su madre. La boda no se podía realizar hasta
al cabo de tres años, ya que por esos tiempos ya se habría acabado el templo. Pero el
hecho que llevó al aplazamiento indefinido fue la muerte de Remedios poco antes de
cumplirse los tres años.
Vuelve a Macondo José Arcadio. Rebeca al verlo se enamora del y deja al italiano, tres
días después se casan. Amaranta intenta seducir a Pietro que le propone matrimonio
pero ella le sugiere esperar un tiempo. En Macondo tuvieron lugar unas elecciones en
que Aureliano debido a su amistad con el corrector descubre que los conservadores
amañan las elecciones. Esto le lleva a buscar la revolución en favor de los liberales.
Aureliano pasa a ser el coronel Aureliano Buendía
6. Capítulo
El coronel Aureliano se va de Macondo para unirse a las fuerzas liberales y deja a
Arcadio a cargo de Macondo, este fue el peor de los gobernantes que tuvo Macondo y
llevo a cabo diversos fusilamientos. Úrsula evitó el fusilamiento del corregidor. Arcadio
busca tener relaciones sexuales con Pilar Ternera, ya que este no sabe que es su
madre. Pilar le manda al dormitorio a Santa Sofía de la Piedad con quien tiene una hija.
Arcadio acabo fusilado en la plaza del pueblo por los conservadores. El coronel
Aureliano tuvo diecisiete hijos con diecisiete mujeres distintas durante la guerra.
Amaranta rechaza la propuesta de matrimonio de Pietro Crespi que acaba
suicidándose.
7. Capítulo
La guerra terminó en mayo, el coronel Aureliano y Gerineldo Márquez (su hombre de
confianza) fueron hechos prisioneros. Aureliano fue condenado a muerte y su último
deseo era morir en Macondo. Cuando se disponían a fusilarlo apareció José Arcadio
con una escopeta y consiguió que lo soltaran. El capitán Roque Carnicero (capitán del
pelotón de fusilamiento) y sus seis hombres intentaron salvar al general liberal Victorio
Medina, pero cuando llegaron ya lo habían fusilado.
El coronel Aureliano consiguió reunir un ejército y proclamó la guerra al régimen. Le
nombraron jefe de las fuerzas revolucionarias. Gerineldo Márquez fue nombrado por
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Aureliano jefe civil y militar de Macondo. Gerineldo le expresó a Amaranta su intención
de casarse con ella, pero Amaranta lo rechazó. Aureliano mandó una carta a su madre
avisando de que José Arcadio Buendía se moriría pronto, por eso lo sacaron de debajo
del castaño y lo amarraron a la cama. José Arcadio tardó poco en morir.
8. Capítulo
Aureliano José intenta acostarse con su tía Amaranta pero esta lo rechaza. Aureliano
visita Macondo y se lleva a su hijo Aureliano José a la guerra. Posteriormente llegan a
Macondo rumores de que Aureliano ha muerto. El alcalde de Macondo es el general
conservador José Raquel Moncada, este es amigo de Aureliano que lo acabará
fusilando cuando restablezca el control de Macondo. Aureliano José deserta del ejercito
para intentar conquistar a Amaranta pero esta lo vuelve a rechazar ya que echa en falta
a Gerineldo Márquez. Mientras, Úrsula recibe en casa a diez hijos de Aureliano, todos
son Aureliano. Aureliano José es asesinado por el capitán conservador Aquiles Ricardo
en medio de la calle.
9. Capítulo
Gerineldo Márquez vuelve a ser rechazado por Amaranta. Entretanto Aureliano
regresa a Macondo. Cuando Aureliano fue a entregar los objetos personales del
general. Moncada a su viuda, le quemó y saqueó la casa. Teofílo Vargas se había
apoderado del mando central liberal y Aureliano a propuesta de un capitán decide
matarlo para hacerse con el poder. Pero debido a los remordimientos decide matar al
capitán que se lo había propuesto. Aureliano recibe la visita de un comisionado de su
partido que le propone unas reformas contrarias al pensamiento liberal, pero aun así las
acepta. Gerineldo interpretó el acuerdo como una traición y fue condenado a muerte por
sus palabras. Después de la intervención de Úrsula, Aureliano rectifica e intenta acabar
con la guerra firmando la rendición. A continuación intento suicidarse pero se salvó.
10. Capítulo
Arcadio y Santa Sofía de la Piedad tuvieron gemelos. Uno era Aureliano II, que se
casó con Fernanda del Carpio y engendraron a José Arcadio. El otro era José Arcadio
II. Las aficiones de los dos hermanos eran muy distintas, José Arcadio II se dedicaba a
criar gallos de pelea y Aureliano II se dedicaba primero a leer libros y manuscritos y
luego a tocar el acordeón. Los gemelos compartieron sin enterarse a la misma mujer,
Petra Cotes, pero fue Aureliano II quien tuvo una hijo con ella que fue educado por
Úrsula para que fuera cura en un futuro. También es Aureliano II quien convive con
Petra Cotes a pesar de estar casado con Fernanda, pero es que las relaciones con
Petra hacen que los animales se reproduzcan rápidamente. Remedios la bella, que es
la otra hija de Arcadio y Santa Sofía de la Piedad, fue la reina del carnaval que se
celebró en Macondo, en que apareció una comparsa procedente de otro pueblo de la
cual la reina era Fernanda del Carpio,(que así se dio a conocer en Macondo). Pero a
media noche la comparsa atacó el pueblo. José Arcadio II salvó a Remedios y
Aureliano II salvó a Fernanda.
11. Capítulo
10
Fernanda y Petra se encuentran enfrontadas por el amor de Aureliano II. Finalmente
Fernanda acepta la relación con Petra y decide vivir en casa de su marido. Al año de
casados, tienen un hijo al que ponen el nombre de José Arcadio, al cabo de un tiempo
tuvieron a una hija que recibe el nombre de Renata pero a la que todos llamarán Meme.
Aureliano recibe la visita de sus diecisiete hijos en el carnaval. El miércoles de ceniza el
padre Antonio Isabel les marcó a todos con una cruz de ceniza en la frente que resultó
imborrable. Solo uno de los hermanos se quedó en Macondo, fue Aureliano el Triste
que quiso instalarse en una supuesta casa abandonada, en que encontró a una vieja
Rebeca, que todos creían muerta. En otra visita de los Aureliano a Macondo, le
arreglaron entre todos la casa, que tenía muchos desperfectos. En esta visita se queda
a vivir Aureliano Centeno que ayuda a su hermano en una fábrica de hielo. Aureliano el
Triste le pide dinero a Aureliano para traer el ferrocarril al pueblo, al cabo de medio año
lo consiguió.
12. Capítulo
La llegada del ferrocarril provocó la llegada de diversos inventos y de todo tipo de
gente. La belleza de Remedios provoca algunas muertes accidentales y un día en que
estaba plegando las sabanas junto a Fernanda y Úrsula desaparece volando junto con
las sabanas. Un cabo de policía mató a un niño por derramar sobre el un refresco.
Aureliano asistió a la matanza y dijo que cualquier día armaría a sus hijos para acabar
con los gringos. Durante esa semana asesinaron a todos sus hijos menos al mayor,
Aureliano Amador que consiguió escaparse. Aureliano quiere promover la guerra total y
busca la ayuda de Gerineldo Márquez que le dijo que había envejecido mucho.
13. Capítulo
José Arcadio se va de Macondo para ir al seminario y Meme se va a un colegio de
monjas. Úrsula empieza a perder la visión hasta quedar ciega pero intenta que la familia
no se de cuenta. Úrsula queda relegada a las tinieblas y pierde el control de la casa en
favor de Fernanda, que decide echar a José Arcadio II de la casa por trabajar en la
compañía bananera. Aureliano II se va a vivir con Petra Cotes y se vuelve gordo a
causa de su gran apetito, come tanto que organiza concursos gastronómicos. En una
ocasión comió tanto que se encontró al borde de la muerte. Desde ese momento
Empezó a visitar a Fernanda cada día. Meme llevó a su casa a cuatro monjas y a
sesenta y ocho compañeras de clase a pasar una semana de vacaciones con su
familia, en ese tiempo destrozaron parte de la casa. Por ese tiempo reapareció José
Arcadio II que basaba su tiempo en hacer pescaditos de oro.
14. Capítulo
Muere Aureliano Buendía y se decreta el luto en la casa. Al cabo de un tiempo es
Amaranta quien lo hace después de predecirlo. Fernanda tiene un hija con Aureliano II
que recibe el nombre de Amaranta Úrsula. Cuando esto sucedió Meme ya había
terminado los estudios y era concertista de clavicordio. Pronto se enteró de que su
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padre solo estaba en la casa para guardar las apariencias de su romance con Petra
Cotes. Meme se aficiona a la bebida y una noche después de haber estado bebiendo
enferma. Tenía entre sus amigas a tres norteamericanas con las que pasaba buena
parte de su tiempo, pero conoce a Mauricio Babilonia, que era un mecánico de la
compañía bananera del cual no tardó en enamorarse. Un día Fernanda los descubre
besándose en el cine, Meme es castigada sin poder salir de la casa, pero sigue viendo
a Mauricio, que se cuela en la casa cada noche hasta que Fernanda lo descubre y lo
denuncia a la policía como a un ladrón. Cuando lo ven colándose le pegan un tiro y lo
dejan in! valido. Entretanto Úrsula había cumplido cien años y ya no se movía de su
cama.
15. Capítulo
Después de la lesión de Mauricio Babilonia, Fernanda se lleva a Meme a un
convento donde tiene a un hijo de su antiguo romance con Mauricio. El niño se llama
Aureliano. Meme no volvió a hablar y se pasó el resto de su vida pensando en Mauricio
hasta que ella muera en un hospital de Cracovia. Al cabo de unos meses del abandono
de Meme, Fernanda recibió en Macondo a una monja que le entregó a Aureliano.
Fernanda dijo a la familia que lo había encontrado en el río en una canastilla y lo metió
en una habitación de la casa. José Arcadio II organizó una gran huelga para poder
tener fiesta los domingos, este hecho produjo la llegada del ejercito a Macondo y se vio
la posibilidad de una guerra civil. Las autoridades concentraron a los trabajadores en
una plaza de Macondo y una vez allí y después de darles unos minutos para que se
fueran, abrieron fuego. José Arcadio II se despertó en un tren lleno de cadáveres
después haber perdido el conocimiento a causa del impacto de una bala. José Arcadio
II bajó del tren y se fue andando a Macondo, una vez allí se dio cuenta que las
autoridades habían conseguido esconder la matanza de tres mil personas. Los
familiares de las víctimas dan por hecho que estos han regresado a sus tierras natales
con la compañía bananera. Los soldados registran la casa, y en el cuarto de
Melquiades o de las bacinillas, se esconde José Arcadio II, un soldado lo mira sin verlo.
16. Capítulo
Llovió cuatro años once meses y dos días. Durante este tiempo a Fernanda se le
escapó de la habitación el niño y cuando su abuelo lo vio decidió cuidarlo. Al ver que la
lluvia no para Aureliano II se va a casa de Petra Cotes donde se estará tres meses
antes de volver a su casa. Una vez en su casa Fernanda le dice que casi no queda
comida pero este no se inmuta, pero debido a una discusión con Fernanda, Aureliano II
decide ir a buscar comida. Úrsula se trastoca y Aureliano II decide buscar el tesoro que
se encontraba en un San José y que Úrsula había escondido esperando el regreso de
su propietario. Pasados ocho meses del final de la lluvia Aureliano volvió con Petra
Cotes.
17. Capítulo
Úrsula mejora con la llegada del buen tiempo y decide limpiar la casa, pero meses
después muere con unos 120 años. José Arcadio abandona Roma antes de hacer los
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votos perpetuos y regresa a Macondo. Aureliano II y Petra cotes viven de las rifas muy
felices hasta que el enferma, entonces decide hacer una gran rifa para conseguir dinero
y poder mandar a Amaranta a estudiar a Bruselas. Después de la marcha de esta a
Bruselas, muere Aureliano II a la vez que también lo hacía José Arcadio II después de
enseñar a leer y a escribir a Aureliano. El día de su muerte fue el nueve de Agosto. En
el entierro las tumbas se confundieron. También había muerto anteriormente Rebeca.
18. Capítulo
Santa Sofía de la Piedad se va de la casa de los Buendía harta de limpiar y no se
vuelve a saber nada de ella. Fernanda había muerto cuatro meses antes de la llegada
de José Arcadio, al llegar mandó a Aureliano a su cuarto y recogió a niños del pueblo
para que jugaran en la casa. Una noche los niños vieron luz en el antiguo cuarto de
Úrsula, la luz procedía de debajo de las losas, donde se encontraba la cripta en que
Úrsula había escondido el dinero del San José. José Arcadio reformó la casa, pero
hecho a los niños de ella y concede la libertad a Aureliano al enfermar. Pero Aureliano
se queda en la casa estudiando los pergaminos. En estos tiempos llega a la casa el
único superviviente de los Aurelianos, era Aureliano Amador, pero al no reconocerlo no
le dejaron entrar. En ese momento dos policías le dispararon en plena calle. José
Arcadio fue asesinado por los niños a los que había echado, estos le ahogaron y se
llevaron tres sacos de oro mientras Aureliano estudiaba.
19. Capítulo
Regresa a la casa Amaranta Úrsula casada con un flamenco llamado Gastón, los
dos tenían un acuerdo de no tener hijos antes de cinco años de casados. Al llegar a la
casa la reformó con gran ilusión. Gastón intenta establecer un correo aéreo. Antes de la
llegada de Amaranta Úrsula, Aureliano había conocido a Nigromanta, una negra con la
que entabló amistad y que después de la llegada de Amaranta Úrsula se convirtió en su
amante. Aureliano también se había hecho amigo de cuatro jóvenes que visitaban la
misma librería, eran: Álvaro, German, Alfonso y Gabriel. Su amistad era más fuerte con
Gabriel ya que este creía en el Coronel Aureliano, porque su abuelo era Gerineldo
Márquez. Aureliano se enamoró de Amaranta Úrsula, a la cual le expresó sus
sentimientos un día, pero ella lo rechazó. Aureliano fue a un nuevo burdel donde
conoció a Pilar Ternera, esta después de que Aureliano le contara sus sentimientos, le
dijo que Amaranta Úrsula le estaría esperando en algún lado. Esa tarde Aureliano
después de haber bebido hizo el amor con Amaranta Úrsula después de una primera
oposición por parte de ella. En la habitación de al lado se encontraba Gastón que no se
dio cuenta de nada.
20. Capítulo
El propietario de la librería al cual llamaban el sabio catalán se había marchado del
pueblo. Por carta recomendó a los cinco amigos que abandonaran Macondo y así lo
hicieron uno por uno menos Aureliano que se había quedado amando a Amaranta
Úrsula, aprovechando que Gastón se había ido a Bruselas a comprobar el
funcionamiento de su correo aéreo. Cuando Amaranta Úrsula se enteró del regreso de
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Gaston le mandó una carta explicándole sus sentimientos en favor de Aureliano. La
respuesta de Gastón fue de desearles la felicidad. Cuando Pilar Ternera murió la pareja
esperaba un hijo, Aureliano preocupado por la posibilidad de que Amaranta Úrsula
fuera su prima buscó en los archivos de la iglesia, al no encontrar nada decidieron
aceptar la versión de la canastilla. El hijo que tuvieron se llamó Aureliano, pero este
nació con una cola de cerdo. No se preocuparon porque no conocían la historia y
pensaron cortársela más adelante. Pocas horas más tarde moría desangrada Amaranta
Úrsula. Aureliano estaba desolado y estuvo deambulando por el pueblo. Al amanecer
regresó a casa y no encontró a su hijo en la canastilla donde lo había dejado. Aureliano
vio a su hijo llevado y comido por las hormigas que habían estado asaltando la casa
desde hacía meses. En aquel momento su mente desveló las claves de los pergaminos,
inmediatamente los pudo descifrar y descubrió su procedencia y que Amaranta Úrsula
era su tía. Los documentos resultaron ser la historia entera de toda su familia. Mientras
leía los pergaminos descubrió que en cuanto acabara de leer, él moriría y Macondo,
con él, desaparecería.
14
Núcleo 2
Literatura hispanoamericana
LITERATURA CONTEMPORÁNEA
La Revolución Mexicana, iniciada en 1910, coincidió con un rebrote del interés de los
escritores latinoamericanos por sus características distintivas y sus propios problemas
sociales. A partir de esa fecha, y cada vez en mayor medida, los autores
latinoamericanos comenzaron a tratar temas universales y, a lo largo de los años, han
llegado a producir un impresionante cuerpo literario que ha despertado la admiración
internacional.
Poesía
En el terreno de la poesía, numerosos autores reflejaron en su obra las corrientes que
clamaban por una renovación radical del arte, tanto europeas —cubismo,
expresionismo, surrealismo— como españolas, entre la cuales se contaba el ultraísmo,
denominación que recibió un grupo de movimientos literarios de carácter experimental
que se desarrollaron en España a comienzos del siglo. En ese ambiente de
experimentación, el chileno Vicente Huidobro fundó el creacionismo, que concebía el
poema como una creación autónoma, independiente de la realidad cotidiana exterior; el
también chileno Pablo Neruda, que recibió el Premio Nobel de Literatura en 1971, trató,
a lo largo de su producción, un gran número de temas, cultivó varios estilos poéticos
diferentes e incluso pasó por una fase de comprometida militancia política, y el poeta
colombiano Germán Pardó García alcanzó un alto grado de humanidad en su poesía,
que tuvo su punto culminante en Akróteras (1968), un poema escrito con ocasión de los
Juegos Olímpicos de México. Por otro lado, surgió en el Caribe un importante grupo de
poetas, entre los que se encontraba el cubano Nicolás Guillén, que se inspiraron en los
ritmos y el folclore de los pueblos negros de la zona.
La chilena Gabriela Mistral, premio Nobel de Literatura (1945) otorgado por primera vez
a las letras latinoamericanas, creó una poesía especialmente interesante por su calidez
y emotividad, mientras que en México el grupo de los Contemporáneos, que reunía a
poetas como Jaime Torres Bodet, José Gorostiza y Carlos Pellicer, se centró
esencialmente en la introspección y en temas como el amor, la soledad y la muerte.
Otro mexicano, el premio Nobel de Literatura de 1990 Octavio Paz, cuyos poemas
metafísicos y eróticos reflejan una clara influencia de la poesía surrealista francesa,
está considerado como uno de los más destacados escritores latinoamericanos de
posguerra, y ha cultivado también la crítica literaria y política.
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Teatro
El teatro latinoamericano continuó su proceso de maduración en gran cantidad de
ciudades, en especial Ciudad de México y Buenos Aires, en las que se convirtió en un
importante vehículo cultural, y vivió un periodo de afianzamiento en otros países, como
Chile, Puerto Rico y Perú. En México pasó por una completa renovación experimental,
representada por el Teatro de Ulises (que comenzó en 1928) y el Teatro de orientación
(en 1932), activados por Xavier Villaurrutia, Salvador Novo y Celestino Gorostiza, que
culminaría con la obra de Rodolfo Usigli y continuaría con la de un nuevo grupo de
dramaturgos, con Emilio Carballido a la cabeza. Por otro lado, entre los más destacados
autores de teatro argentinos se encuentra Conrado Nalé Roxlo.
Ensayo
Los ensayistas posteriores al modernismo han sido muy activos, han adoptado una
dirección nacionalista y más universal, y han ofrecido una gran variedad de puntos de
vista intelectuales. La generación del Centenario de la Independencia de 1910 tuvo
representantes como José Vasconcelos, conocido por su sueño utópico de una “raza
cósmica” (La raza cósmica, 1925), el erudito dominicano Pedro Henríquez Ureña, autor
de Seis ensayos en busca de nuestra expresión (1928), y Alfonso Reyes, supremo
mexicano universal, humanista completo y autor de Visión de Anáhuac (1917). Por otro
lado, el ensayista colombiano Germán Arciniegas sobresale como un cualificado
intérprete de la historia en El continente de siete colores (1965), y el argentino Eduardo
Mallea, autor de Historia de una pasión argentina (1935), destaca entre los novelistas
de ese país.
Narrativa
A partir de comienzos de siglo, la novela latinoamericana en español ha experimentado
un enorme desarrollo que ha pasado por tres fases: la primera, dominada por una gran
concentración en temas, paisajes y personajes locales, se vio seguida por otra en la
que se produjo una extensa obra narrativa de carácter psicológico e imaginativo
ambientada en escenarios urbanos y cosmopolitas, para llegar finalmente a una tercera
en la que los escritores adoptaron técnicas literarias contemporáneas, que condujeron a
un inmediato reconocimiento internacional y a un continuo y creciente interés por parte
del mundo literario.
La narrativa de carácter regional tuvo en el argentino Ricardo Güiraldes, autor de Don
Segundo Sombra (1926), la culminación de la novela de gauchos; al colombiano José
Eustasio Rivera creador de La vorágine (1924), de la novela de la jungla, y al
venezolano Rómulo Gallegos Freire, autor de Doña Bárbara (1929), de la novela de las
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planicies. La Revolución Mexicana inspiró el género propio: “la literatura de la
Revolución Mexicana”, que inauguró Mariano Azuela, autor de las novelas Andrés
Pérezmaderista (1911) y Los de abajo (1915), y a Gregorio López, que escribió El indio
(1935). La situación de los indígenas atrajo el interés de numerosos escritores
mexicanos, guatemaltecos y andinos, como el boliviano Alcides Arguedas, que trató el
problema en Raza de bronce (1919), y el peruano Ciro Alegría, autor de El mundo es
ancho y ajeno (1941), mientras que el diplomático guatemalteco Miguel Ángel Asturias,
que recibió en 1966 el Premio Lenin de la Paz y en 1967 el Premio Nobel de Literatura,
se reveló como un excelente autor de sátiras políticas en su obra El señor presidente
(1946).
En Chile, Eduardo Barrios se especializó en novelas psicológicas como El hermano
asno (1922), y Manuel Rojas se alejó de la novela urbana y cultivó una especie de
existencialismo en Hijo de ladrón (1951). Otros escritores, entre los que se cuenta María
Luisa Bombal, autora de la novela La última niebla (1934), cultivaron el género
fantástico.
En Argentina, Manuel Gálvez escribió una novela psicológica moderna acerca de la
vida urbana, Hombres en soledad (1938). En este país, así como en Uruguay, se
desarrolló una rica corriente narrativa donde se hacía gran énfasis tanto en los aspectos
psicológicos como fantásticos de la realidad. Así, el argentino Macedonio Fernández
abordó el absurdo en Continuación de la nada (1944), mientras que Leopoldo Marechal
escribió una novela simbolista, Adán Buenosayres (1948), y Ernesto Sábato una novela
existencial, El túnel (1948). Jorge Luis Borges, por otro lado, fue en sus comienzos un
poeta ultraísta y, más tarde, se convirtió en el escritor más importante de la Argentina
moderna, especializado en la creación de cuentos (Ficciones, 1944), traducidos a
numerosos idiomas. Colaboró en varias ocasiones con Adolfo Bioy Casares y despertó
el interés por la novela policiaca complicada y por la literatura fantástica. Bioy Casares
fue pionero en el terreno de la novela de ciencia ficción con La invención de Morel
(1940), y el uruguayo Enrique Amorim inauguró la novela policiaca larga con El asesino
desvelado (1945). Otro de los escritores que obtuvieron inmediato reconocimiento
internacional por su brillantez y originalidad fue el argentino Julio Cortázar, en especial
debido a su antinovela experimental Rayuela (1963). Entre los autores uruguayos
centrados en la novela psicológica urbana se encuentran Juan Carlos Onetti con El
astillero (1960) y Mario Benedetti con La tregua (1960).
La nueva novela mexicana evolucionó a partir del crudo realismo como consecuencia
de la influencia de escritores como James Joyce, Virginia Woolf, Aldous Huxley y,
especialmente, John Dos Passos y William Faulkner. Con un escenario y una trama de
carácter local, a la que añadieron nuevas dimensiones psicológicas y mágicas, José
Revueltas escribió El luto humano (1943) y Agustín Yáñez Al filo del agua (1947). Juan
Rulfo escribió en un estilo similar su Pedro Páramo (1955), mientras que Carlos
Fuentes, en La región más transparente (1958), alterna lo puramente fantástico y
psicológico con lo regional, y Juan José Arreola, autor de Confabulario (1952), destaca
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por sus fantasías breves, de carácter alegórico y simbólico. Otros novelistas han
experimentado con técnicas multidimensionales, como, por ejemplo, Vicente Leñero,
creador de la novela Los albañiles, que ganó el Premio Biblioteca Breve en 1963 y que
el autor convirtió en pieza dramática en 1970, y Salvador Elizondo, que escribió
Farabeuf (1965).
Entre los restantes novelistas latinoamericanos que han escrito en español y que han
conseguido reconocimiento internacional, el antiguo regionalismo ha sido superado por
nuevas técnicas, estilos y perspectivas extremadamente variadas. La etiqueta estilística
realismo mágico se puede aplicar a muchos de los más destacados narradores —
aquellos capaces de descubrir el misterio que se esconde tras los acontecimientos de la
vida cotidiana. El novelista cubano Alejo Carpentier añadió una nueva dimensión
mitológica a la novela ambientada en la jungla en Los pasos perdidos (1953), al tiempo
que su compatriota José Lezama Lima consiguió crear en Paradiso (1966) un denso
mundo mitológico de complejidad neobarroca. Por otro lado, el peruano Mario Vargas
Llosa descubrió a sus lectores variadas perspectivas escondidas en el aparentemente
cerrado mundo de una academia militar en La ciudad y los perros, novela que consiguió
en 1962 el Premio Biblioteca Breve y que fue una de las que inauguró el boom de la
Literatura latinoamericana, mientras que el colombiano Gabriel García Márquez,
galardonado con el Premio Nobel en 1982, se dio a conocer internacionalmente con su
novela Cien años de soledad (1967), en la que, a través de una mágica e intemporal
unidad, logró trascender el ámbito puramente local en el que se desarrolla la trama
narrativa. Con la obra de estos escritores, la novela latinoamericana escrita en español
no sólo alcanzó su mayoría de edad, sino que parece estar atrayendo la atención de un
público internacional cada vez más numeroso.
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Núcleo 3
Palabra y Oración
Adjetivo
Adjetivo, parte variable de la oración que acompaña opcionalmente al sustantivo en el
sintagma nominal, para calificarlo (adjetivo calificativo) o determinarlo (adjetivo
determinativo), concordando con él en género, número y en algunas lenguas también
en caso. Véase Concordancia.
ADJETIVO CALIFICATIVO
En la gramática tradicional se le llama nombre adjetivo, y comparte con el sustantivo el
género, el número y alguna función gramatical.
Forma
El adjetivo, desde un punto de vista formal, está compuesto por un lexema o raíz, que
aporta el significado de la palabra, y unos morfemas que lo completan. Los morfemas
son de dos tipos: constituyentes y facultativos.
Los constituyentes u obligatorios son los gramaticales de género (masculino y
femenino) y número (singular o plural). Como el adjetivo calificativo no tiene un género
específico, se limita a adoptar el del sustantivo al que acompaña. Puede presentar dos
formas: una variable, que ofrece una terminación para el masculino y otra para el
femenino, cuya oposición es -o/-a, -e/a, ø/a: bueno/buena, rubiete/rubieta,
cantarín/cantarina, y otra invariable, cuya única forma sirve para ambos géneros:
rebelde, infantil.
Cuando aparecen antepuestos a un sustantivo masculino, algunos adjetivos presentan
una forma apocopada: mal asunto / mala noticia. Véase Apócope.
El adjetivo toma el mismo número que el del sustantivo, ya que ha de establecer la
concordancia con él. Los adjetivos que en singular terminan en vocal átona forman su
plural añadiendo una -s; los que en singular acaban en consonante o en vocal tónica, lo
hacen añadiendo -es.
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El artículo no es, como ocurre con el sustantivo, un morfema del adjetivo. Si en un
sintagma aparecen un artículo y un adjetivo sin ningún sustantivo al que completen, el
artículo sustantiva al adjetivo. Véase también Sustantivación.
Los constituyentes facultativos del adjetivo son los prefijos y sufijos, que modifican el
significado del lexema. Los sufijos pueden ser: aumentativos, diminutivos y derivativos.
Ejemplos de análisis de adjetivos desde el punto de vista formal: Bajito: baj- (lexema), it- (morfema diminutivo), -o (morfema gramatical de género), -ø (ausencia de morfema
gramatical de número).
Mexicanas: Mexic- (lexema), -an- (morfema derivativo), -a (morfema gramatical de
género), -s (morfema gramatical de número).
Algunos adjetivos se han formado a partir de palabras primitivas que originalmente no
tenían esta categoría gramatical, pues eran sustantivos, adjetivos o verbos, pero a las
que al añadir a su lexema un morfema derivativo, además de darles éste un nuevo
significado, las ha convertido en adjetivos: Colonia, colonial; trigo, trigueño; azul,
azulado; amar, amable; oír, oíble. Otros se han formado a partir de dos palabras
primitivas: barbilampiño, agridulce.
Grado del adjetivo
Casi todos los adjetivos (los que señalan propiedades o características cuantificables)
pueden presentar su cualidad en diferentes grados de intensidad o plenitud para
mostrarla tal cual es, para establecer una comparación entre dos elementos o para
potenciar al máximo la cualidad del adjetivo.
El grado positivo presenta la cualidad del adjetivo en su término medio, sin ponerla en
relación con ninguna otra: alegre, bondadoso. El grado comparativo presenta la
cualidad del adjetivo en relación con otra, estableciendo su superioridad (más
generoso), igualdad (tan agradable) o inferioridad (menos risueño) con respecto a ella.
Más, tan y menos son adverbios, adyacentes del adjetivo al que acompañan; el
segundo término de la comparación se establece mediante otros marcadores, los nexos
conjuntivos comparativos que y como. El grado superlativo expresa la cualidad en su
más alto grado, marcando una relación absoluta (superlativo absoluto) mediante:
a) los adverbios muy, extraordinariamente, enormemente, altamente, extremadamente:
Muy
especial,
enormemente
listo.
b) los prefijos archi-, extra-, requete-, super-: Requetelimpio, superinteligente.
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c)
con
los
sufijos
-ísimo
o
d) locuciones adverbiales: la mar de simpático.
-érrimo:
listísimo,
celebérrimo.
El superlativo puede ser también relativo, si expresa la máxima cualidad de algo o
alguien en relación con otras personas, animales o cosas de un grupo determinado:
Sonia es la más simpática de mis amigas (de superioridad), Juan es el menos
complaciente de la clase (de inferioridad). Muy es incompatible con la terminación ísimo: muy buenísimo.
Procedentes del latín, en español se conservan comparativos y superlativos irregulares
que conviven con las regulares correspondientes. Así, del bueno surge el comparativo
mejor y el superlativo óptimo, que pueden alternar con más malo y muy malo. Los
demás comparativos y superlativos irregulares son:
de malo: peor; pésimo
de grande: mayor; máximo
de pequeño: menor; mínimo
de alto: superior; supremo o sumo
de bajo: inferior; ínfimo.
Además, existen otros superlativos irregulares, procedentes del latín, de carácter culto o
literario, cuyas formas más usadas son:
acre: acérrimo
amable: amabilísimo
amigo: amicísimo
antiguo: antiquísimo
áspero: aspérrimo
benévolo: benevolentísimo
célebre: celebérrimo
cierto: ciertísimo o certísimo
cruel: crudelísimo
fiel: fidelísimo
frío: frigidísimo
fuerte: fortísimo
libre: libérrimo
mísero: misérrimo
noble: nobilísimo
nuevo: novísimo
pobre: paupérrimo
pulcro: pulquérrimo
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sagrado: sacratísimo
salubre: salubérrimo
simple: simplicísimo
Estos superlativos presentan otra forma popular o coloquial, como amiguísimo,
asperísimo, cruelísimo, integrísimo... Algunos adjetivos tienen formas duplicadas en el
superlativo con variaciones fonéticas: bonísimo/buenísimo, fortísimo/fuertísimo, o
cambios de grafías: antiquísimo (derivado de antiguo). Potísimo, „muy poderoso‟ y
ubérrimo, „muy abundante y fértil‟ son superlativos cultos, no existen en español
adjetivos en grado positivo de los que se hayan formado.
Relacionados con los comparativos y superlativos tradicionales están los aumentativos,
diminutivos y los despectivos, que establecen también una relativa idea comparativa y
que se hallan a medio camino entre la flexión y la derivación.
Función
El adjetivo calificativo puede acompañar a un sustantivo, apareciendo antepuesto o
pospuesto a éste, o puede aparecer de forma independiente realizando las siguientes
funciones:
a) adyacente: modificador o adjunto de un sustantivo. Puede aparecer antepuesto o
pospuesto a éste: un „claro’ día, un niño „alegre’.
b) atributo o predicado nominal, si en la oración aparecen los verbos ser o estar: Mis
amigas son „simpáticas’.
c) predicativo: Vi a Raúl muy „enfadado’.
d) núcleo de un sintagma adjetivo: Está „lleno’ de alegría.
e) núcleo de un sintagma adjetivo sustantivado: El „verde’ me gusta.
f) aposición: mi amigo, „feliz por verme’, me abrazó.
En algunos países de América es frecuente la adverbialización de los adjetivos: Toca
„lindo’.
El participio equivale a un adjetivo, por lo cual puede realizar sus mismas funciones. Si
el participio conserva su naturaleza verbal puede ir complementado por otras palabras y
formar una proposición de participio.
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Significación
El adjetivo calificativo expresa una cualidad del sustantivo al que acompaña o con el
que se relaciona. Puede ser especificativo o explicativo. El especificativo es el que
delimita (especifica) la significación del sustantivo; aporta una información necesaria,
por lo que no se puede suprimir sin que varíe sustancialmente el significado de la frase.
Suele ir pospuesto al sustantivo: El libro ‘pequeño’ está sobre la mesa. El explicativo o
epíteto aporta una información ya conocida e intrínseca al significado del sustantivo; por
lo tanto, si se prescinde de él no varía notablemente el significado de la frase: Dejó su
huella en la ‘blanca’ nieve. Aparece antepuesto al sustantivo.
La posición que ocupa el adjetivo con respecto al sustantivo al cual acompaña suele
estar muy relacionada con lo semántico. Generalmente se afirma que en español el
hablante goza de una cierta libertad para anteponer o posponer el adjetivo al sustantivo
en función de su preferencia o intencionalidad: prado verde, verde prado; la casa alta, la
alta casa, pero hay veces en las que la norma impone su anteposición o posposición;
así se dice, por ejemplo, mujer casada, color azul, cosa difícil de conseguir. A veces
cambia el significado del adjetivo dependiendo de su posición: buen hombre/hombre
bueno, pobre hombre/hombre pobre, mala comida/comida mala.
ADJETIVOS DETERMINATIVOS
Los adjetivos determinativos acompañan al nombre en el sintagma nominal para
actualizarlo: limitan la significación del nombre de varias formas. Si delimitan la
significación en el espacio se trata de adjetivos demostrativos, del tipo este, ese, aquel.
Si refieren el significado del nombre a las relaciones de posesión, se trata de adjetivos
posesivos, del tipo mi, mío, tu, tuyo, su, suyo; las formas breves, que son apocopadas,
se emplean sólo antepuestas al nombre; las plenas van pospuestas y tienen un carácter
estilístico. Si limitan la significación del nombre y la cuantifican u ordenan, se trata de
adjetivos numerales, del tipo dos, segundo, doble, mitad. Esta clase de adjetivos se ve
seriamente discutida por algunas escuelas lingüísticas: las que admiten su existencia
distinguen entre numerales cardinales, que dan cuenta de la cantidad, como tres o
trescientos; numerales ordinales, los que refieren la significación a un determinado
orden, como tercero o tricentésimo. Hay otros tipos de adjetivos determinativos, los que
presentan al nombre de forma deliberadamente imprecisa; se trata de los indefinidos,
como algún, ningún, todo, cierto o semejante.
Todos los adjetivos determinativos pueden pasar a funcionar como pronombres; a su
vez, pueden acompañar a un pronombre en función de adjetivo. A veces un solo
nombre puede ir acompañado por más de un tipo de adjetivos determinativos: las dos
primeras sillas son para esos amigos tuyos. Salvo en un caso así, los adjetivos
determinativos se anteponen al nombre; la posposición ofrece posibilidades estilísticas:
Este cuadro es de Miró; el cuadro este es de Miró.
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Adverbio
Adverbio, parte de la oración que sirve para modificar, precisar, matizar o ampliar el
significado de un verbo, de un adjetivo, de otro adverbio, de un sintagma nominal, de un
sintagma preposicional o de una oración.
Es una categoría gramatical heterogénea, caracterizada por su invariabilidad, con
algunas excepciones, ya que muchos adverbios pueden admitir morfemas de sufijación;
ejemplo: de ahora, ahorita. Carecen de morfemas de concordancia con otros elementos
de la oración; ejemplo: Luisa está mal. Los niños están mal educados.
FORMA
En español, los adverbios no tienen unidad morfológica; por lo tanto, los hay con formas
simples: hoy, mañana; con formas compuestas: anteayer; e incluso con formas
complejas, como las locuciones adverbiales: a lo grande, de vez en cuando.
El adjetivo adverbializado es también un adverbio: bajo, alto, oscuro, rápido; también se
adverbializa con sufijos como -mente, que se forma así: si el adjetivo tiene dos
terminaciones se utiliza la forma femenina: buena/buenamente, loca/locamente; si el
adjetivo sólo tiene una terminación, se añade el sufijo —mente: atrozmente, felizmente.
Muchos adverbios tienen la posibilidad de admitir morfemas de sufijación para formar
aumentativos, diminutivos o superlativos. Aumentativos: lejotes, arribota. Diminutivos:
despacito, cerquita, ahorita, lueguito, poquito, prontito, tempranito. Superlativos:
cerquísima, lejísimos, prontísimo, tardísimo, poquísimo, muchísimo, tempranísimo.
Igualmente, algunos adverbios admiten la gradación, característica de los adjetivos, por
medio de la anteposición de cuantificadores (más, menos, mucho, poco, muy): Mucho
mejor, poco antes, muy abajo, más cerca.
FUNCIÓN
Según la gramática tradicional, el adverbio es un modificador del verbo, de un adjetivo o
de otro adverbio. Juan estudia bastante (bastante modifica al verbo). Él es bastante
torpe (modifica al adjetivo). Lo hizo bastante bien (bastante modifica al adverbio bien).
También pueden ejercer por sí mismos el valor de oración, con significado completo:
¿Vendrás a casa esta tarde? ‘Sí’. ¿Saldrás hoy? ‘Probablemente’. Equivalen a: Sí, iré a
tu casa esta tarde, y Probablemente saldré hoy.
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A veces el adverbio afecta a toda la oración, utilizado como recurso lingüístico por el
hablante: Increíblemente, Carmen vino. También pueden desempeñar función de nexos
o conectores entre oraciones: Lo harás ‘como’ yo quiera. Iré ‘cuando’ pueda.
SIGNIFICACIÓN
Los adverbios se pueden clasificar tradicionalmente en varios grupos, en cuanto a sus
valores léxico-semánticos:
Adverbio de tiempo: luego, ahora, antes, después, ayer, hoy, mañana, entonces,
tarde.
Adverbio de lugar: cerca, lejos, aquí, allí, arriba, abajo, fuera, alrededor, allá, ahí.
Adverbio de modo: bien, mal, así, despacio, deprisa, aprisa, gratis... Y la mayoría de
los terminados en -mente: lentamente, rápidamente, felizmente.
Adverbio de cantidad e intensidad: más, menos, poco, bastante, demasiado, muy,
mucho, apenas, casi, medio, algo, nada.
Adverbio de afirmación: sí, también, ciertamente, claro, desde luego, en efecto,
asimismo.
Adverbio de negación: no, nunca, jamás, tampoco.
Adverbio de duda: acaso, quizás, tal vez, probablemente.
Junto a esta clasificación, hay que señalar otra que obedece a criterios funcionales:
Adverbios demostrativos: aquí, entonces, ahora, así, luego, tal, tanto.
Adverbios relativos: donde, como, cuanto, cuando.
Adverbios interrogativos: cuándo, dónde, cómo, cuánto, qué.
En cuanto a su significación, se pueden señalar dos tipos de adverbios: situacionales y
nocionales.
Adverbios situacionales o deícticos: son aquellos que señalan la situación
extralingüística espacial y temporal; por ejemplo: „Aquí’ no ha venido. ‘Allí’ ocurrió el
accidente. ‘Hoy’ me han hecho un regalo;. ‘Mañana’ te llamaré a casa. Los adverbios de
lugar establecen como punto de referencia a los interlocutores del discurso, en relación
con los demostrativos: 1ª persona: aquí, acá; 2ª persona: ahí; 3ª persona: allí, allá.
Existen formas locativas o de situación estática, como dentro: El libro está ‘dentro’ del
cajón; y formas direccionales, que marcan movimiento, adentro: Pasa ‘adentro’ de la
casa.
Con los adverbios de tiempo, se dan dos posibilidades en cuanto a la relación hablanteoyente: en la primera, la situación actual, creada por el hablante que expone al oyente,
es el momento del discurso, y corresponde al mundo comentado; en la segunda, el
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hablante narra hechos que se refieren a un contexto diferente, que no es en el que se
hallan el hablante y el oyente, y corresponde al llamado mundo narrado.
Referencia al presente. Indican simultaneidad: ahora, hoy. Referencia al pasado.
Indican anterioridad: ayer, anoche. Referencia al futuro. Indican posterioridad: mañana.
Ejemplo: „Hoy’ hace frío, ‘ayer’ hizo buen tiempo y ‘mañana’ no sabemos si nevará.
Adverbios nocionales o conceptuales: son los adverbios de modo, y expresan cómo
se realiza la acción. Gran parte de los adverbios de modo están formados a partir del
femenino del adjetivo, al que se le añade el sufijo -mente. Provienen de un ablativo
absoluto: Fríamente, „con la mente fría‟; calurosamente, „con la mente calurosa‟;
generosamente, „con la mente generosa‟. Otros adverbios de modo están constituidos
por la misma forma del adjetivo en masculino singular. Alto, claro, firme: Habla „claro’.
También se pueden formar con una preposición y un sustantivo, creando una sola
palabra: Apenas (a + penas), despacio (de + espacio). ‘Apenas’ tengo tiempo.
Los adverbios de cantidad expresan modificaciones cuantitativas y presentan igual
forma que los pronombres indefinidos y numerales, excepto los apócopes muy y tan.
Los adverbios de cantidad se clasifican en: adverbios de tipo gradativo: poco, mucho,
bastante, algo, demasiado; intensivos: más, menos, tanto; múltiplos: doble, triple;
partitivos: medio.
Los adverbios de orden están relacionados con los numerales ordinales y sirven para
expresar series, primero o primeramente, último o últimamente, sucesivamente,
alternativamente, finalmente, por ejemplo: Primero trabajó, finalmente descansó.
Los adverbios relativos e interrogativos se refieren a un antecedente. Pueden ejercer
una doble función, igual que los pronombres relativos. Introducen oraciones
subordinadas y desempeñan una función sintáctica. Los hay de lugar, donde, adonde:
Ésa era la calle ‘donde’ vivía; de tiempo, como cuando: Llámame el lunes, ‘cuando’
vayas a venir; de modo, como: Duerme destapado, ‘como’ le apetece.
Los adverbios interrogativos sirven para preguntar por una circunstancia; son tónicos,
llevan tilde y exigen una respuesta: ¿’Dónde’ estabas ayer? En el museo. ¿’Cuándo’
vendrás? Mañana. ¿’Cómo’ estás? Bien.
Los adverbios modalizadores u oracionales, incluidos dentro de los adverbios
conceptuales, modifican a toda la oración con sentido completo. Los hay de afirmación:
sí, ciertamente, cierto, claro, exacto, justo, bien; de negación: no, nunca, jamás,
tampoco, quia, ca; de duda: quizás, acaso, tal vez.
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LOCUCIONES ADVERBIALES
Las locuciones o frases adverbiales son una serie de formas lingüísticas múltiples que
han quedado en el uso de la lengua como expresiones fijas y que adquieren la función y
valor del adverbio: a escondidas, a hurtadillas, a ciegas. En muchas ocasiones están
compuestas por una preposición unida a sustantivos, adverbios o adjetivos: Enfrente,
encima, despacio, debajo, acaso, adentro. Si se consideran estas unidades como
adverbios, no hay ninguna razón fundada para no aceptar otros grupos análogos
separados gráficamente: A oscuras, de pronto, a duras penas, de frente, de súbito, por
fuera, a bulto, a tientas, a regañadientes, en secreto, en particular.
Artículo
Artículo, constituyente obligatorio del sintagma nominal que se antepone al nombre
para actualizarlo y señalar si el sustantivo es conocido o no por el emisor, receptor o
ambos.
Se clasifica en determinado o definido e indeterminado o indefinido. Las antiguas
gramáticas tomaban al artículo como una de las partes de la oración; en la actualidad
se le considera un morfema gramatical del sustantivo, con el que se combina, y del cual
nos indica el género y el número. Puede estar precedido de un preartículo (todo un
hombre) o seguido de un pos artículo (la misma casa).
FORMA
Las formas que presenta el artículo son:
Determinados: masculino singular: el; femenino singular: la; neutro singular: lo;
masculino
plural:
los;
femenino
plural:
las.
Indeterminados: masculino singular: un o uno; femenino singular: una; masculino plural:
unos; femenino plural: unas. No existe la forma de neutro plural.
Los artículos determinados proceden del demostrativo latino ille, illa, illud. Ille
evolucionó en castellano hacia la forma masculina el; illa dio origen a dos formas
femeninas: él y la; illud se trasformó en el neutro lo. El artículo indeterminado procede
del numeral latino unus, una, unum; está relacionado con los indefinidos y los
numerales. Puede ser correlativo de otro: „Uno’ es inteligente, otro tonto, e
27
intercambiable en algún contexto con algún o alguno: Debe haber ocurrido ‘un’ / algún
accidente.
El artículo neutro lo sólo se utiliza en español para sustantivar (véase Sustantivación)
adjetivos o proposiciones, puesto que no existen sustantivos neutros: Me gusta ‘lo
alegre’; ‘lo que me dices’ me divierte.
Cuando el artículo el lleva delante las preposiciones a o de se contraen y constituyen
las formas contractas al y del respectivamente: a + el > al: Mañana iremos ‘al’ cine; de +
el > del: El agua ‘del’ río está helada.
Sólo si el artículo entra a formar parte de un nombre propio como El Escorial, un
apellido o sobrenombre: el Viti, o el título de una obra puede mantenerse la separación:
Fueron ‘a El’ Escorial; Al torero Santiago Martín se le conoce con el sobrenombre ‘de El’
Viti; Fui al estreno ‘de El’ perro del hortelano.
Cuando el sustantivo al que precede comienza por a o ha tónicas, se escriban o no con
acento ortográfico, el artículo femenino singular que aparece delante toma la forma el
(procedente del femenino illa latino) en lugar de la: el ala, el hada; pero toma la forma la
si el artículo precede a un adjetivo o va en plural: „la alta’ torre, las alas, las hadas. Se
exceptúan de esta regla los nombres de las letras a y h: la a, la hache, y aquellos
sustantivos que empiezan por a tónica, cuya forma es igual para el masculino que para
el femenino y en las que sólo la forma del artículo que le antecede nos permite
distinguirlo: el / la árabe. Sin embargo, no todos los sustantivos que comienzan por a
tónica son femeninos: el átomo / los átomos, el acto / los actos. El artículo
indeterminado un también es femenino si le sigue una palabra que comience por a, ha
tónicas: un águila / unas águilas.
FUNCIÓN
El artículo siempre funciona como determinante del sustantivo al que acompaña, o
como determinante de aquello que aparezca sustantivado porque convierte en
sustantivo de discurso todo aquel elemento al cual antecede y que originalmente no
fuera un sustantivo: El gato atrapa ‘al ratón’; Yo compré ‘lo que me pareció mejor’.
SIGNIFICACIÓN
El artículo es un determinante semánticamente vacío, no obstante, el que aparezca en
español el artículo determinado o el indeterminado, o el que el sustantivo vaya o no
precedido de un artículo, hace que en el sustantivo se produzcan diferencias
semánticas.
Un sustantivo, que sin artículo tiene un valor genérico o es una simple abstracción para
los hablantes, precedido de un artículo determinado, se convierte en algo conocido
28
tanto para el emisor como para el receptor; por el contrario, el artículo indeterminado
designa un nombre no conocido por uno de los dos o por ambos a la vez y lo presenta.
El término casa es genérico, mientras que la casa es algo concreto.
Cuando un objeto es desconocido se utiliza para nombrarlo por primera vez un artículo
indeterminado, pero si se vuelve a mencionar con posterioridad se hace uso del
determinado porque ya ha sido presentado al receptor y éste lo identifica con algo
concreto. El artículo determinado tiene, pues, un valor deíctico o referencial: En la
tienda vi ‘un armario’; „el armario’ era grande y lindo.
Sin embargo, puede no aparecer el artículo si el nombre está en plural: Llevamos
bananas ‘al’ mercado, o si el sustantivo hace alusión a una realidad no contable: Vendo
trigo. En alguna ocasión, la presencia o ausencia del artículo establece una clara
oposición de significados: busco abrigo / busco el abrigo / busco un abrigo.
Uno, una pueden utilizarse como
significando de „uno cualquiera‟.
pronombres
personales
indefinidos,
con
el
En una relación de sustantivos o sintagmas yuxtapuestos o coordinados entre sí, el
artículo puede aparecer escrito una sola vez y sobrentenderse en las demás: La fe,
esperanza y caridad son virtudes. Si dos o más sustantivos agrupados pertenecen a
distinto género, el artículo prefiere la forma masculina a la femenina casi siempre.
No se han de confundir los artículos con los pronombres o adjetivos que tienen su
misma forma: lo, los, las: los artículos van siempre delante de un sustantivo o elemento
sustantivado; los pronombres nunca acompañan a ningún sustantivo, siempre lo
sustituyen y se refieren a personas; un, unos: como artículos designan a personas,
animales u objetos indeterminados; como pronombres tienen un significado numeral o
de aproximación.
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Núcleo 4
Palabra y Oración
Determinantes
Determinantes, unidades gramaticales que permiten limitar el referente potencial de un
sintagma nominal, o cuantificar un sintagma nominal.
En español, la clase de los determinantes incluye el artículo, los demostrativos, los
posesivos, los cuantificadores (numerales e indefinidos), así como una serie de
elementos léxicos que indican identidad o cantidad: otro, diversos, incontables. Su
distribución es siempre prenominal, es decir, preceden a un nombre común, con el que
concuerdan en género y número. Por otra parte, la coaparición de determinantes y el
orden de los mismos están restringidos, de forma que no puede decirse *ese su libro ni
*todas tres personas, al no poder combinarse demostrativos y posesivos ni el
cuantificador todo con numerales, y, aunque pueden combinarse demostrativos y
cardinales o todo y demostrativos, solo pueden hacerlo en un orden determinado: esos
tres libros, todos estos años.
Desde el punto de vista semántico, los determinantes convierten al sintagma nominal
en una expresión referencial o una expresión cuantificada. Todo sintagma nominal, para
pasar del plano de la lengua al del habla, debe ser actualizado. La actualización sitúa
los conceptos genéricos en un espacio y tiempo concretos. Para ello, la lengua cuenta
con diferentes procedimientos, como el uso de determinantes o del plural. Así, mientras
que *pasa coche es una oración agramatical por no haber sido actualizado el sintagma
nominal, pasan coches no lo es, pues el plural actualiza al sustantivo en un uso que se
considera genérico. Obsérvese que ciertos sustantivos, los que denotan masas y son,
por tanto, no contables, no necesitan de tal actualización: come carne. Asimismo, los
determinantes actualizan y al mismo tiempo determinan la significación de un
sustantivo: pasa el/este coche no sólo sitúa al sustantivo en el discurso sino que
restringe su significado referencialmente al relacionarlo con una entidad coche
presentada anteriormente en dicho discurso. Toda determinación es, por tanto, una
actualización, pero no al contrario.
Sin embargo, no todos los determinantes producen expresiones referenciales. Así, los
cuantificadores convierten al sintagma nominal en una expresión cuantificada,
actualizada pero no determinada en el discurso: pasan tres coches no relaciona las tres
entidades coche con ningún otro lugar del discurso.
De igual forma que el plural y los nombres no contables pueden producir sintagmas
nominales actualizados genéricos, es decir, que se refieren genéricamente a la clase de
entidades o al tipo de material (come carne no significa que coma una carne concreta),
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el artículo en español puede producir también referencias genéricas. Así, mientras que
en el elefante se escapó de su jaula la referencia es concreta, en una oración como el
elefante es un mamífero es genérica y designa a todos los miembros de su clase.
Finalmente, las mismas categorías léxicas que funcionan como determinantes, excepto
el artículo, pueden comportarse como pronombres.
Oración (gramática)
Oración (gramática), unidad lingüística mínima, dotada de significación, que no
pertenece a otra unidad lingüística superior, con sentido completo, autonomía sintáctica
y figura tonal propia.
La oración como unidad estructural está constituida por dos sintagmas fundamentales:
sintagma nominal y sintagma verbal, que son los constituyentes inmediatos de la
oración y corresponden a las funciones de sujeto y predicado.
Desde el punto de vista semántico, el sujeto es un sintagma nominal que realiza la
acción verbal, del cual se afirma, niega, pregunta, exclama, duda o se desea algo; el
predicado es un sintagma verbal con el que se afirma, niega, se pregunta algo del
sintagma nominal.
Sujeto es la persona u objeto del que se dice algo, y predicado es un sintagma verbal
que expresa todo lo que se dice del sujeto gramatical; esta relación gramatical
establecida entre sujeto y predicado da lugar a las oraciones bimembres: Luis trabaja.
Sujeto y predicado son las funciones sintácticas básicas de la oración. En oposición se
dan las oraciones unimembres, que pueden ser enunciados con sentido completo,
aunque sin alguno de los dos elementos organizadores básicos de la oración, es decir,
sin el sintagma nominal o sin el sintagma verbal, o, a veces, el núcleo de ambos:
Buenas tardes; !Socorro!; y las oraciones impersonales, aquellas que carecen de sujeto
gramatical: Llueve; Hay mucha gente; Es primavera.
La oración, como unidad de habla real con sentido completo que es en sí misma, puede
contener un solo juicio (oración simple) o más de uno (oración compuesta).
La oración simple se caracteriza por tener como núcleo del predicado un solo verbo en
forma personal, e indica una sola acción verbal: La casa es grande. La oración
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compuesta o compleja se caracteriza por tener dos o más verbos e indica más de una
acción verbal: Luis se alegra tanto cuando sus hijos triunfan.
CLASIFICACIÓN DE LA ORACIÓN SIMPLE
1. Según la naturaleza del predicado, la oración obedece a las relaciones entre el verbo
y sus complementos y el modo de significado del verbo: atributivas y predicativas,
según estén formadas por un predicado nominal o por un predicado verbal: David es
arquitecto; Virginia trabaja en Barcelona.
Las oraciones atributivas expresan cualidades del sujeto, y se constituyen
fundamentalmente con los verbos ser y estar, aunque pueden utilizarse otros verbos,
los llamados cuasi atributivos: encontrarse, hallarse, parecer, vivir...: Sergio se
encuentra alegre; Sergio está enfermo; Sergio parece agotado. El verbo funciona como
cópula o unión.
Las oraciones predicativas expresan acciones o comportamientos del sujeto: Luis
escribe poesías. Se construyen con verbos predicativos, que son el núcleo significativo
del predicado verbal: Los perros juegan en el jardín.
Las oraciones predicativas pueden presentar diferentes formas: activas y pasivas,
según el sujeto realice la acción verbal o la reciba: David compra una casa; Una casa
ha sido comprada por David.
Las oraciones activas, según las relaciones sintácticas y significativas, pueden ser:
a) Transitivas, que son oraciones construidas con complemento directo: Carmen vende
libros.
b) Intransitivas, que son las oraciones que carecen de complemento directo: Daniel
come en el restaurante.
c) Reflexivas, que son oraciones en las que el sujeto realiza la acción y también la
recibe; incluyen un pronombre reflexivo. Se distinguen dos tipos de oraciones reflexivas,
directas e indirectas. En las directas, el complemento directo coincide con el sujeto:
Virginia se lava. En las indirectas, el complemento indirecto coincide con el sujeto:
Virginia se lava las manos.
d) Recíprocas, que son las oraciones en el sujeto denota a varias entidades que
realizan y reciben la acción mutuamente: Virginia y David se quieren. Las oraciones
recíprocas, igual que las reflexivas, pueden ser directas o indirectas. Son directas
cuando el pronombre funciona como complemento directo, e indirectas cuando el
pronombre funciona como complemento indirecto: Virginia y David se besan la cara.
32
e) Personales, que son las que llevan sujeto gramatical, explícito o implícito, que realiza
o recibe la acción verbal: Sergio lo hizo; Lo vio (sujeto él o ella).
f) Impersonales, que son oraciones unimembres que carecen de sujeto. Pueden ser
impersonales de fenómenos meteorológicos o de la naturaleza: Nieva; se construyen
con formas verbales en tercera persona del singular. Las impersonales
gramaticalizadas carecen de sujeto y se construyen con verbos que, en otros usos
lingüísticos, no son impersonales, haber, hacer, ser: Hace calor; Hay mucho público; Es
primavera. Las impersonales reflejas se pueden considerar variantes de las pasivas
reflejas: Se vive feliz, oraciones con verbo en singular que carecen de sujeto pasivo
expreso. Impersonales ocasionales son las oraciones que carecen de sujeto, por su
intencionalidad en la expresión o porque el sujeto es indeterminado: Dicen que canta;
Comentan que...; se construyen con verbo en tercera persona del plural por lo que no
son impersonales propias, en alguna de estas expresiones, según el contexto,
podríamos conocer el sujeto.
Las oraciones pasivas se clasifican en propias e impropias:
a) Pasivas propias tienen significado pasivo, el sujeto recibe la acción verbal y el verbo
está en forma pasiva. Se llama primera de pasiva cuando lleva el complemento agente
expreso: La ciudad fue conquistada por los romanos, y segunda de pasiva a la oración
que no lleva el complemento agente expreso: La ciudad fue conquistada.
b) Pasivas impropias o pasivas reflejas son las oraciones que tienen significado pasivo;
el sujeto recibe la acción del verbo, pero éste se construye en voz activa: Se alquilan
pisos. Sólo se utiliza en tercera persona con el pronombre se, que marca la pasiva
refleja y acompaña a la forma activa del verbo: Se venden libros; se utiliza en la lengua
publicitaria y generalmente aparece sin el complemento agente, ya que el hablante
intenta ocultar quién es el agente de la oración expresada: Se alquilan pisos, razón
portería.
2. Según la actitud del hablante ante lo que expone, actitud que se manifiesta a través
de la entonación. La intencionalidad del hablante individualiza las oraciones ante el
contenido de su propio enunciado y así éstas se clasifican en enunciativas,
interrogativas, exclamativas, imperativas o exhortativas, desiderativas, optativas y
dubitativas o de probabilidad.
a) Enunciativas, también llamadas declarativas o aseverativas, expresan la conformidad
o disconformidad lógica del sujeto con el predicado. Se caracterizan por la ausencia de
recursos lingüísticos específicos y por el uso del modo indicativo; pueden ser
afirmativas, si enuncian la conformidad objetiva del sujeto con el predicado: La casa es
blanca; Daniel estudia; o negativas si enuncian la disconformidad objetiva del sujeto con
el predicado: La casa no es blanca; Daniel no estudia.
33
b) Interrogativas, son las oraciones utilizadas para expresar preguntas, para requerir
una respuesta verbal al interlocutor en el proceso de la comunicación. El español
carece de marcas sintácticas obligatorias específicas de la interrogación. La entonación
es suficiente para señalarlas. En la lengua escrita se marcan con signos de
interrogación al comienzo y al final: ¿Viene Sergio? ¿Sergio viene? Se pueden
distinguir: Interrogativas totales e interrogativas parciales. Las totales preguntan por
todo el contenido de la oración y su respuesta es sí o no: ¿Estuvo Sergio ayer en tu
casa? Las parciales, preguntan sólo por un elemento de la oración, que aparece
representado por un pronombre interrogativo, por un adverbio interrogativo o por una
conjunción o locución interrogativa: ¿Quién ha llamado? ¿Dónde vas? ¿Por qué lo has
hecho? Las oraciones interrogativas retóricas marcan preguntas cuya respuesta es
conocida: ¿Cómo podría yo negarme? o que equivalen a mandatos o peticiones: ¿Te
callas de una vez? Las interrogativas directas son aquellas que reproducen
exactamente el discurso del hablante: ¿Qué hora es?; y las interrogativas indirectas,
aquellas en las que la pregunta está suavizada y no va entre signos de interrogación;
utiliza verbos que expresan lengua y pensamiento: Quisiera saber qué hora es;
Pregúntale qué desea; Me gustaría saber qué hora es.
c) Exclamativas, expresan emociones directas; se distinguen principalmente por la
entonación, un énfasis articulatorio y una curva melódica distinta de la entonación
habitual: ¡Se acerca el momento!; ¡Qué alegría! Predomina la función expresiva; el
hablante manifiesta toda su emoción y expresa con mayor fuerza sus sentimientos:
¡Qué hermoso es amar! Según la forma que presenten, las oraciones exclamativas
pueden ser de dos tipos: analíticas y sintéticas. Las exclamativas analíticas son las que
presentan forma oracional: ¡Qué feliz soy! y las exclamativas sintéticas son las que se
expresan de forma abreviada o reducida, aunque significativa, y equivalen a oraciones
exclamativas analíticas o enteras. Son las que se expresan mediante interjecciones:
¡Ah! ¡Oh! Los vocativos: ¡Niño! O frases exclamativas: ¡Madre mía!
d) Exhortativas o imperativas, expresan mandato, exhortación o simple ruego: Ven aquí;
Tráeme el pan; Salid ya. Estas oraciones pertenecen solamente a la comunicación
interpersonal. Predomina la función apelativa; el hablante intenta influir en el oyente
para que actúe de una forma determinada. El sujeto gramatical sólo puede ser la
segunda persona, a veces el interlocutor; se trata de un vocativo y no del sujeto:
Carmen, ven aquí (Carmen, vocativo); Juan, tráeme el pan (Juan, vocativo); Chicos,
salid ya (Chicos, vocativo). Se construyen con verbo en imperativo: Venid, o en
presente de subjuntivo, si el mandato es negativo: No vengáis, aunque pueden
aparecer otras formas de expresión imperativa, en construcciones: a + infinitivo: A
callar, con verbos en futuro: No matarás, con verbos en presente de indicativo: Tú lo
haces ahora, con oraciones en forma interrogativa: ¿Dónde vas? (Tú no vas).
e) Optativas o desiderativas, son aquellas oraciones que expresan contenidos cuya
realización se desea; se caracterizan por el uso del modo subjuntivo, modo de la
irrealidad y de lo subjetivo. Con el empleo del presente, la realización del hecho que
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deseamos va referida al presente o al futuro: Ojalá apruebe; Descanse en paz. Con el
imperfecto de subjuntivo, la realización deseada puede referirse al pasado o al futuro:
Ojalá aprobase; son las optativas potenciales, en las que el deseo se considera
realizable (menos probable) en mayor o menor grado. En las optativas irreales el deseo
se considera de imposible cumplimiento, o bien se sabe que no se ha cumplido;
aparecen marcadas por la interjección ojalá, el adverbio así y también el nexo que:
Ojalá hubiese aprobado; Así viviese mi padre; Que Dios te ayude.
f) Dubitativas y de posibilidad o probabilidad en las que el hablante cree que su juicio
corresponde a la realidad objetiva, formula su pensamiento con una oración afirmativa o
negativa. Expresa su incertidumbre mediante adverbios de duda: acaso, quizás, tal vez.
El modo utilizado es el indicativo si la duda está atenuada y el subjuntivo si presenta
mayor intensidad dubitativa: Acaso está en Madrid; Quizás lo haga; Tal vez sea verdad.
La posibilidad y la probabilidad en pasado o en futuro se expresan mediante el
potencial: Serían las diez. O mediante medios léxicos: Probablemente son las doce, con
perífrasis verbales deber de + infinitivo: Deben de ser las doce.
La oración compuesta y la oración simple coinciden en cuanto que forman un periodo
oracional que expresa una unidad de comunicación sentida como tal por los hablantes;
se diferencian en la expresión o en la forma gramatical que expresan: Sergio desea mi
éxito (oración simple); Sergio desea que yo tenga éxito (oración compuesta). La oración
compuesta o compleja es, gramaticalmente, un periodo oracional complejo, formado por
dos o más oraciones simples, que indican una sola unidad de comunicación, o unidad
significativa. No es la expresión de dos o más oraciones simples agrupadas, sino la
expresión de un contenido unitario que se estructura en varias oraciones: Daniel desea
que su hermano tenga éxito en sus exámenes (desea su éxito).
Véase Oraciones adjetivas o de relativo; Oraciones adverbiales o circunstanciales;
Oraciones sustantivas o completivas; Oraciones coordinadas; Oraciones yuxtapuestas.
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Núcleo 5
Revisión y análisis de textos
Comentario de texto
Comentario de texto, análisis que se realiza sobre un texto escrito desde varios planos
o puntos de vista con el fin de determinar su naturaleza y características generales o
particulares. Una lectura compresiva e identificativa del tipo de texto es lo primero que
se debe hacer. El método o métodos que se sigan pueden ser tan diversos como los
textos comentados; no obstante, es necesario dar unas pautas imprescindibles para
hacer un comentario correcto.
AUTOR, OBRA, GÉNERO
Hay que hacer referencia al autor y su obra, si se conoce. En cuanto al género, término
complejo, puede aplicarse la siguiente clasificación:
Los géneros literarios se clasifican en: mayores y menores; los géneros mayores son:
Lírica, expresión de los sentimientos del autor, „yo subjetivo‟, está escrito en prosa o
verso.
Épica, es la narración del mundo exterior, observado por el autor, en prosa: novela,
cuento y leyenda; en verso: cantares de gesta, romances...
Dramática o género teatral, analiza las vivencias de los personajes de ese mundo
exterior: tragedia, comedia o drama.
Y géneros menores:
Oratoria, pretende persuadir por medio de la palabra: discurso, arenga, conferencia,
charla...
Didáctica, género con fines formativos y educativos: ensayo, artículo, conferencia...
Historia, narración de acontecimientos pasados: crónicas, reportajes...
TIPO DE ESCRITO Y NATURALEZA DEL TEXTO
Un texto puede pertenecer a uno de estos cuatro tipos de escritos básicos: A)
Narración, se cuentan acciones: predominio de dinamismo: frases cortas, abundancia
de verbos... B) Descripción, se expresan circunstancias: cualidades, ambientes,
paisajes; texto de acción lenta, predominio de sustantivos, adjetivos... C) Exposición,
escrito en el que se pretende comentar objetivamente un tema: se comunican ideas y
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opiniones; predominio de lenguajes técnicos especializados... D) Argumentación, es la
exposición de un tema, pero sometido a debate, aportando datos que sustenten lo que
se afirma. Es más subjetivo que la exposición...
Los textos, por su naturaleza y contenido temático, se pueden clasificar en:
periodísticos, científicos, publicitarios, humanísticos, jurídicos, literarios... Además, hay
circunstancias espaciales que también se deben considerar en un comentario, como la
fecha en que el texto fue escrito; si la fecha no aparece expresada, se intenta deducir
por el contenido significativo del texto, analizando el contexto histórico-social al que el
texto responde. Conviene destacar: el tiempo externo, en el que está escrito el texto, y
el tiempo interno al que se refiere su contenido.
COMENTARIO EXPLICATIVO DEL TEXTO
En esta fase se anota lo que el autor dice y cómo lo dice: Explicación del contenido,
comentario de los términos, datos, conceptos básicos del texto, asociándolos, si es
posible, con los conocimientos que se tengan. Señalar también el plan ideológico del
texto, así como el pensamiento del autor. Análisis de la forma, valoración general del
estilo y de las características formales del texto: la estructura: analítica, sintética,
encuadrada, paralela... y caracterización del lenguaje: culto, popular; normativo,
incorrecto..., y rasgos que presenta: rasgos fónicos: grafías, reducción de grupos
consonánticos, acentuación, entonación...; rasgos morfosintácticos, categoría
gramatical dominante: sustantivos, adjetivos, verbos...; presencia o ausencia de
determinantes; coordinación o subordinación; periodos largos o periodos cortos...
rasgos léxico-semánticos, clases de palabras: simple, compuesta, derivada...;
connotación, denotación y uso figurado del lenguaje.
COMENTARIO CRÍTICO
Surge de la respuesta razonada, que el texto sugiere al lector, y se deben puntualizar
varios aspectos: Juicio crítico es asentir, disentir o matizar el contenido del texto,
expresando el grado de precisión, objetividad o subjetividad manifestados por el autor.
Asociación y relación del texto, con otras tendencias, movimientos o temas conocidos.
Interés del texto, con relación a su época, como representación de una corriente de
pensamiento, por su relación o vigencia actual, por su originalidad de contenido de
enfoque o forma.
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Resumen
Resumen, exposición abreviada de un tema o materia, tanto realizada de manera oral
como escrita. Se puede resumir cualquier asunto, desde la teoría de la relatividad hasta
una excursión por el Amazonas, o el argumento de una película.
En los trabajos escolares, un resumen es una síntesis de las ideas más importantes de
un libro, texto, explicación, conferencia, etcétera. Debe ser breve, conciso, con frases
cortas y sin juicios críticos.
Si se presenta escrito, debe estar precedido por la palabra RESUMEN. Si se expone
oralmente, debe redactarse primero un esquema que sirva de pauta.
En el lenguaje periodístico, la entradilla de una noticia es el resumen de la misma y se
redacta con las pautas anteriores.
Ensayo
Ensayo, composición literaria que tiene por objeto presentar las ideas del autor sobre
un tema y que se centra, por lo general, en un aspecto concreto. Con frecuencia,
aunque no siempre, el ensayo es breve y presenta un estilo informal. El género se
diferencia así de otras formas de exposición como la tesis, la disertación o el tratado.
ORIGEN DEL ENSAYO
Si bien algunas obras de escritores latinos como Cicerón, Séneca y Plutarco pueden
considerarse prototipos del género, el ensayo es fundamentalmente creación del
escritor francés Michel Eyquem de Montaigne. El desarrollo de esta forma literaria es
resultado de la preocupación por el ser humano demostrada durante el renacimiento,
que estimuló la exploración del yo interior en relación con el mundo exterior. Los
Ensayos de Montaigne (como el propio autor quiso llamar a las breves y personales
meditaciones en prosa que comenzó a publicar en 1580) surgieron en una época de
grandes cambios intelectuales y sociales; un periodo en el que los europeos revisaron
sus opiniones y valores sobre temas de muy diversa naturaleza: la muerte y la
posibilidad de una vida futura, el viaje y la exploración o las relaciones sociales. Temas
que todavía hoy son los principales asuntos del ensayo contemporáneo.
ANONIMATO Y SEUDÓNIMOS
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El declive del individualismo renacentista animó a los ensayistas a escribir bajo
seudónimo o permanecer en el anonimato. No obstante, los temas que abordaban
seguían estando condicionados por sus puntos de vista personales. El uso del
seudónimo a menudo persuadía a los lectores de tener algo en común con el autor. Así
por ejemplo, no sólo con el fin de protegerse sino también con la voluntad de establecer
una relación con sus lectores, el escritor satírico irlandés Jonathan Swift firmó Las
cartas del pañero (1724-1725) con el nombre de Un pañero, y fingió ser un economista
en Modesta proposición para impedir que los hijos de los pobres de Irlanda sean una
carga para sus padres o para el país (1729). En ambas obras ofrece comentarios
sumamente provocadores sobre las condiciones de vida en Irlanda. Otros autores
contemporáneos de Swift, como Joseph Addison y Richard Steele se proponían reflejar
las observaciones de un ciudadano del mundo sobre cuestiones políticas y sociales.
Charles Lamb, uno de los grandes maestros ingleses del género, utilizó el seudónimo
de El amable Elia, nombre que tomó prestado de un clérigo. El novelista William
Makepeace Thackeray firmó Los papeles de Yellowplush (1837-1838) que pretenden
ser las observaciones de un ciudadano corriente sobre cuestiones sociales y literarias
con el seudónimo de Michael Angelo Titmarsh.
DIVERSOS ESTILOS DE ENSAYO
Comoquiera el ensayo se presta a la expresión de un amplio espectro de
preocupaciones personales y su estilo no es ni mucho menos fijo. Ni siquiera se inscribe
en los límites de la prosa, como ponen de manifiesto los poemas de Alexander Pope,
Ensayo sobre la crítica (1711) y Ensayo sobre el hombre (1733). El ensayo es un
género flexible que el autor desarrolla y cultiva a su antojo. Puede ser de carácter
formal, como los Ensayos o consejos civiles y morales (1527-1625) del filósofo y
estadista inglés Francis Bacon; o distendido y coloquial, como Sobre el placer de la
caza, del crítico inglés William Hazlitt. También puede ser lírico, como Los bosques de
Maine, de Henry Thoreau. En ocasiones puede adoptar la forma epistolar, como se
pone de manifiesto en las obras del escritor británico Oliver Goldsmith (Ciudadano del
mundo, 1762). Entre los más atrevidos experimentadores del siglo XX destaca el
escritor estadounidense Norman Mailer, creador de un estilo que combina la biografía,
el documental, la historia, el periodismo y la ficción en obras como Ejércitos de la noche
(1968), donde reflexiona sobre las protestas que levantó la Guerra del Vietnam.
Otros Conceptos de Ensayo
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El género que hoy se conoce con el nombre de ensayo es una modalidad literaria
realizada enprosa a medio camino entre la producción artística y el tratado científico.
El término procede de la obra de Montaigne Essais de Messire Michel, seigneur de
Montaigne, publicada en 1580. Con el término “Essais” quería decir que su libro exponía
experiencias. Eran, efectivamente, 94 capítulos en que el autor trataba de sí mismo, de
sus puntos de vista personales ante temas variadísimos: la amistad, los libros, la
naturaleza humana.
Este nuevo género fue imitado por el inglés Francis Bacon, cuyos ensayos aparecieron en
1587. No tardó en difundirse por toda Europa. En España, el término ensayo, en esa
acepción es muy tardío, pero el género quedó instaurado con las obras de fray Benito
Jerónimo Feijoo (1676-1764). El ensayismo cobra fuerza en el s. XIX con nombres como
Larra, Clarín... pero será la Generación del 98 la que dé un nuevo giro al género.
Unamuno lleva sus dudas y paradojas; Ortega su agudeza literaria.
Hoy el ensayo sirve para analizar aquellos aspectos y problemas que la sociedad tiene y
ofrecer una reflexión sobre los mismos. Es un género muy ligado a las circunstancias de
un momento histórico, y por tanto, acusa los cambios y alteraciones de cada época.
Se trata de un escrito en el que el autor presenta, a ser posible con originalidad, un tema
cualquiera, destinado a lectores no especializados. Puede ser muy breve, o constar de
varias páginas. Cualquier tema puede ser objeto de un ensayo. El tono adoptado puede
ser serio, pero también humorístico y hasta satírico. Sus canales ordinarios de difusión
son la prensa y el libro.
Se trata de un género híbrido en el que se desarrolla el análisis de datos, hechos e
informaciones objetivas tratados de un modo personal desde una perspectiva subjetiva.
La combinación de objetivismo y subjetivismo es una de las características más
destacadas. El ensayista expone yargumenta de un modo personal. En el ensayo, por
cuanto no se dirige a lectores especializados, emplea un lenguaje animado de imágenes
y recursos. Quienes lo cultivan suelen prestar una especial atención a la forma. Muchas
veces el ensayista sacrifica el rigor científico y la exhaustividad para dar al texto un aire
más ameno y dinámico y promover así su difusión.
El ensayo se apoya básicamente en dos modos de discurso: la argumentación y la
exposición. De todas formas no renuncia a otras formas expresivas como el diálogo, la
descripción o la narración.
En resumen, el ensayo es un género que...

Suele abordar temas humanísticos, filosóficos, sociológicos, históricos y
científicos (variedad temática)
40



No tiene una estructura predeterminada (estructura libre)
Se expone y se valora un tema (enfoque subjetivo)
Breve
Rasgos Lingüísticos:
1. Función representativa (exposición de un tema). En el ensayo predomina una
triple intención: persuasiva (se busca convencer al lector de un determinado
punto de vista) ;expresiva (el punto de vista es subjetivo, fruto de una
interpretación personal) y estética (en el desarrollo del tema subyace una
voluntad de estilo, de ahí que se le considere un género literario).
2. Tono confidencial (el autor opta por un acercamiento al lector; huye del
distanciamiento afectivo característico de los textos científicos y jurídicoadministrativos).
3. Empleo de la lengua culta
4. Destinatario minoritario, heterogéneo, culto (no especializado en la materia)
5. Presencia de figuras literarias (símil, metáfora, ironía...) // Léxico connotativo // 1ª
persona gramatical // predominio de estructuras oracionales complejas
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