T R I B U N A L S U P R E M O

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TRIBUNAL SUPREMO
Sala de lo Civil
Presidente Excmo. Sr. D. Juan Antonio Xiol Ríos
SENTENCIA
Sentencia Nº: 10/2007
Fecha Sentencia: 30/01/2007
CASACION
Recurso Nº: 204/2000
Fallo/Acuerdo: Sentencia Desestimando
Votación y Fallo: 09/01/2007
Ponente Excmo. Sr. D.: Juan Antonio Xiol Ríos
Procedencia: Audiencia Provincial de Bizkaia
Secretaría de Sala: Ilmo. Sr. D. José María Llorente García
Escrito por: MPL
Abanderamiento. Cumplimiento del contrato al arbitrio de las partes:
inexistencia. Incumplimiento de la cláusula de cliente más favorecido por
suministro a instalaciones fijas en mejores condiciones: inexistencia
Incumplimiento de la normativa comunitaria sobre exclusiva por inexistencia
de inversiones en la estación de servicio: inexistencia. Repsol Petróleo, S. A.
CASACION Num.: 204/2000
Ponente Excmo. Sr. D.: Juan Antonio Xiol Ríos
Votación y Fallo: 09/01/2007
Secretaría de Sala: Ilmo. Sr. D. José María Llorente García
TRIBUNAL SUPREMO
Sala de lo Civil
SENTENCIA Nº: 10/2007
Excmos. Sres.:
D. Juan Antonio Xiol Ríos
D. Francisco Marín Castán
D. José Ramón Ferrándiz Gabriel
En la Villa de Madrid, a treinta de Enero de dos mil siete.
Visto por la Sala Primera del Tribunal Supremo, constituida por los
señores al margen anotados, el recurso de casación que con el número
204/2000, ante la misma pende de resolución, interpuesto por el procurador D.
Ramón Rodríguez Nogueira, en nombre y representación de la entidad mercantil
Estación de Servicio Vivar del Cid, S.A., contra la sentencia dictada en grado de
apelación, rollo 401/97, por la Audiencia Provincial de Bizkaia de fecha 29 de
noviembre de 1999, dimanante del juicio de menor cuantía número 326/94 del
Juzgado de Primera Instancia número 9 de Bilbao. Habiendo comparecido en
calidad de recurrido el procurador D. José Luis Martín Jaureguibeitia en nombre y
representación de las entidades mercantiles Repsol Petróleo S.A. y Repsol
Comercial de Productos Petrolíferos, S.A.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO. - El Juzgado de Primera Instancia número 9 de Bilbao
dictó sentencia de 5 de junio de 1997 en procedimiento de menor cuantía
núm. 326/94, cuyo fallo dice:
«Fallo. Que desestimando la demanda interpuesta por la Estación
de Servicio Vivar del Cid, S. A., representada por la Procuradora Dña.
Begoña Urizar Arancibia, contra Repsol Petróleo, S. A., y Repsol
Comercial de Productos Petrolíferos, S. A., representadas por el
Procurador D. Alfonso Bartau Rojas, debo de absolver y absuelvo a las
demandadas de todas las pretensiones contra ellas deducidas y
contenidas en la demanda inicial de este procedimiento;
»Y estimando parcialmente la reconvención interpuesta por Repsol
Comercial de Productos Petrolíferos, S. A., representada por el
Procurador D. Alfonso Bartau Rojas, contra Estación de Servicio Vivar del
Cid, S. A., representada por la Procuradora Dña. Begoña Urizar Arancibia:
»a) Se declara que la Estación de Servicio Vivar del Cid, S. A., ha
incumplido grave y reiteradamente sus obligaciones de suministro en
exclusiva de carburantes y combustibles con Repsol Comercial de
Productos Petrolíferos, S. A., por lo que se debe de condenar y se
condena a la Estación de Servicio reconvenida al íntegro cumplimiento del
Contrato de Imagen, Comercialización y Colaboración de 30 de junio de
1987, afectante a la Estación de Servicio núm. 7540 de Quintanilla de
Vivar, especialmente en cuanto a la exclusiva contractual de suministro,
reanudando de inmediato los pedidos en exclusiva de carburantes y
combustibles marca Repsol, y absteniéndose de abastecer dichos
productos de terceros ajenos a Repsol.
»b) Se debe de condenar y se condena a la Estación de Servicio
Vivar del Cid, S. A., a pagar a Repsol Comercial de Productos
Petrolíferos, S. A., en concepto de daños y perjuicios a consecuencia de
la infracción del pacto de exclusiva de suministro de carburantes y
combustibles, la cantidad que se acredite en trámite de ejecución de
sentencia, tomándose como bases para su determinación el número de
litros de carburantes y combustibles no adquiridos a Repsol Comercial, S.
A., desde noviembre de 1993, inclusive, con motivo de dicha infracción
multiplicado por el margen comercial por litro que la reconviniente haya
dejado de ganar por dicha circunstancia.
»c) Todo ello con expresa imposición de las costas procesales
derivadas de la demanda inicial a la Estación de Servicio Vivar del Cid, S.
A., y sin efectuar pronunciamiento expreso alguno en materia de costas
procesales causadas a consecuencia de la reconvención».
SEGUNDO. - La sentencia contiene los siguientes fundamentos de
Derecho:
«Primero. A los efectos de la resolución del presente litigio debe de
partirse de los siguientes presupuestos fácticos:
»1º). Con fecha 30 de junio de 1987 las mercantiles Estación de
Servicio Vivar del Cid, S. A., y Empresa Nacional del Petróleo, S. A.
(Empetrol-EMP), actualmente denominada Repsol Petróleo, S. A.,
suscribieron Contrato de Imagen, Comercialización y Colaboración, que
se aporta como Doc. núm. 1 de la demanda, sobre la Estación de
Servicios núm. 7540 propiedad de la Sociedad demandante, que tenía por
objeto regular las relaciones publicitarias, comerciales, técnicas y
financieras entre las partes, y en concreto merecen destacarse las
siguientes Cláusulas:
»Segunda: Implantación en la estación de servicio de la imagen que
EMP determine: quedando obligado el Titular de la Estación de Servicio,
entre otras, a) Consentir que EMP realice, en los terrenos e instalaciones
de la Estación de Servicio, las obras y trabajos necesarios para decorarla
con los colores y símbolos que EMP determine, y b) Aceptar y respetar las
marcas, colores, insignias y publicidad que EMP coloque en la Estación
de Servicio y no realizar publicidad de los productos de EMP sino con la
autorización y siguiendo las directrices de EMP; mientras que EMP se
obligaba: a) Realizar a su costa en los terrenos e instalaciones de la
Estación de Servicio las obras precisas para el establecimiento de las
marcas, colores, insignias, símbolos y publicidad que EMP determine, en
la forma y con arreglo al programa de trabajo que considere conveniente,
procurando causar la menor perturbación en el funcionamiento normal de
la Estación, siendo de su cuenta el abono de las tasas e impuestos que
se devenguen por las obras y por la exhibición de los elementos
publicitarios indicados por EMP, b) Facilitar la uniformidad del personal de
la Estación de Servicio, con la periodicidad prevista en el Convenio
Colectivo Laboral y vigente en cada momento, c) Abonar al Titular en
concepto de contraprestación por las obligaciones que asume por el
establecimiento de la imagen de EMP en la Estación de Servicio, la
cantidades establecidas en el Anexo I, es decir, hasta un máximo de 0,12
pesetas por libro de carburante y combustible vendido, a abonar
semestralmente a cuenta de la liquidación definitiva anual por ejercicio
vendido, siendo objeto de revisión anual a partir del 1-1-88 aplicando el
mismo porcentaje de revisión que haya aplicado la Administración al
concepto de amortizaciones en el escandallo de costes tenido en cuenta
en la aprobación de las comisiones a satisfacer a las Estaciones de
Servicio, y d) Mantener los colores, símbolos y publicidad que instale en la
Estación de Servicio en buen estado de conservación.
»Tercera: cooperación técnica, comercial, económica y financiera,
en los términos previstos en dicha estipulación para fomentar la capacidad
competitiva y la rentabilidad del negocio.
»Cuarta: suministro de lubricantes y de productos de apoyo a la
automoción: El titular adquirirá de EMP la totalidad de los lubricantes,
grasas y demás productos afines de apoyo para la automoción que se
empleen en los equipos e instalaciones anejas a la Estación de Servicio,
pero siempre y cuando hayan sido financiados con la ayuda de EMP, y,
en todo caso, el Titular se obliga a mantener un stock suficiente de
productos de la marca o marcas de EMP para atender la demanda.
»Quinta: suministro de carburantes y combustibles: Se establece
una exclusiva de suministro de carburantes y combustibles, en la que la
Estación de Servicio demandante asumió la obligación de comercializar
en exclusiva los combustibles y carburantes de EMP, para el caso de
cesar la obligación de suministrarse del monopolio de Campsa durante un
periodo máximo de diez años, al establecer: 1. Con arreglo a las
condiciones establecidas legal y reglamentariamente y a las que en este
Contrato se especifican, el Titular adquirirá de EMP o de la firma que ésta
indique, a partir del momento en que pueda legalmente realizar la
distribución de carburantes y combustibles, la totalidad de estos productos
que expenda en la Estación de Servicio hasta la finalización del plazo de
vigencia del presente contrato, y 2. Cuando pueda realizarse libremente la
distribución de carburantes y combustibles el Titular de la Estación de
Servicio vendrá obligado a: a) Adquirir de EMP o de su distribuidor la
totalidad de los carburantes y combustibles que expendan en la Estación
de Servicio que explote.
»Séptima: precio de los productos suministrados y pago del precio:
1. Los precios de los productos suministrados al amparo de este Contrato,
serán los que figuran en la Lista de Precios que se adjunta como Anexo II,
la cual forma parte integrante de este Contrato a todos los efectos. 2.
EMP procurará que dichos precios sean competitivos con los ofrecidos de
buena fe por otros suministradores de relieve en el mercado sobre los
mismos productos dentro de la misma área geográfica o comercial, 3. Si
EMP considera en cualquier momento que la capacidad financiera del
Titular de la Estación de Servicio disminuyera, podrá exigirle que ofrezca
garantías complementarias, incluso reales, y suspender los suministros
hasta que las garantías sean prestadas. Se contempla en el Anexo II para
los lubricantes de automoción que "2. A las Estaciones de Servicio
vinculadas a EMP se les aplicarán las condiciones de cliente favorecido
comprometiéndose EMP a mantener unas condiciones de pago y
descuentos plenamente competitivos", y para los carburantes y
combustibles que "3. A partir del momento en que legalmente sea posible
el suministro por parte de EMP de los carburantes y combustibles que se
expendan en la Estación de Servicio vinculada por este Contrato, EMP
aplicará a la misma las condiciones de cliente más favorecido, de acuerdo
con la Lista Oficial de Precios que EMP tenga en vigor en cada momento,
para este tipo de suministros.
»Novena: duración: La duración del contrato será de diez años que
se contarán a partir de la fecha de su firma (finalizará el próximo 30.6.97).
»Y decimotercera: EMP se reserva la facultad de subrogar en su
posición contractual a la Compañía Mercantil Repsol, S. A., o a cualquier
otra Compañía del Grupo INH.
»2º). A consecuencia de la incorporación de España a la
Comunidad Económica Europea y la adaptación de nuestro ordenamiento
jurídico a las exigencias de la normativa comunitaria en la desarticulación
del monopolio de petróleos, en cumplimiento del art. 5 del Real-Decreto
Ley 4/1991, de 29 de noviembre, se dictó la Orden Ministerial de fecha 27
de mayo de 1992, por la que a partir de las 00,00 horas del día 1 de junio
de 1.992 se autorizaba a las Empresas refinadoras, directamente o a
través de sus filiares, así como a las Sociedades beneficiarias de la
escisión de Campsa, a desarrollar, en el marco legal del monopolio de
petróleos, las funciones de aprovisionamiento de los productos
petrolíferos monopolizados y su venta a los consumidores, directamente o
en las estaciones de servicio y aparatos surtidores de la red de monopolio
vinculados a las mismas. La desaparición legal del monopolio de
petróleos se produce con la entrada en vigor de la Ley 34/92, de 22 de
diciembre, de Ordenación del Sector Petróleo, con fecha 14 de enero de
1.993. En consecuencia, desde el 1 de junio de 1992 (en que desaparece
la obligación legal de suministrarse de Campsa) al 14 de enero de 1993
(en que se declaró extinguido el monopolio de petróleo) las comisiones
fijadas a las Estaciones de Servicio vinculadas a las Compañías
autorizadas para el suministro se fijaron administrativamente de acuerdo
con las normas reguladoras del Monopolio de Petróleos, operando
durante todo el año 1992 la OM de 12 de febrero de 1992 por la que se
autorizó como comisiones y compensaciones a percibir la de 3 076 800
ptas. anuales para Estaciones en ambas márgenes y una comisión de
4,90 ptas. por litro vendido de gasolina, 4,42 ptas. por litro de gasóleos A
y B y 1,75 ptas. por litro de gasóleo C.
»3º). La mercantil Estación de Servicio Vivar del Cid, S. A., presentó
demanda con fecha 9 de mayo de 1994 contra Repsol Petróleo, S. A., y
Repsol Comercial de Productos Petrolíferos, S. A., en la que se instaba la
nulidad del contrato de fecha 30 de junio de 1987 al dejarse al arbitrio de
la contraparte la validez y el cumplimiento de la obligación de suministro y
la fijación del precio, subsidiariamente, la resolución del contrato por
incumplimiento de Repsol al imponer a la Estación de Servicio
demandante unas condiciones contrarias a la "cláusula de cliente más
favorecido" e inferiores a las ofrecidas por la competencia, y,
subsidiariamente, la nulidad de la cláusula de exclusiva, tanto en lo que
respecta a los suministros de lubricantes y productos petrolíferos afines,
como a los carburantes y combustibles, y la declaración de que la
exclusiva de publicidad e imagen no tendrá otro alcance que el
expresamente contenido en el art. 11 c) del Reglamento núm. 1984/83 de
la Comisión de la C.E.E.
»4º) Las demandadas mercantiles Repsol Petróleo, S. A., y Repsol
Comercial de Productos Petrolíferos, S. A., no sólo se opusieron a la
demanda alegando la excepción de falta de legitimación pasiva de Repsol
Petróleo, S. A., porque el titular del contrato lo es Repsol Comercial de
Productos Petrolíferos, S. A., en virtud de la subrogación prevista en el
mismo, y negando las razones de fondo aducidas por la contraparte como
fundamento de sus pretensiones, sino que además formularon
reconvención alegando que la Estación de Servicio Vivar del Cid, S. A.,
había incumplido previamente desde noviembre de 1993 la exclusiva de
suministro de carburantes y combustibles de la titularidad de Repsol
Comercial de Productos Petrolíferos, S. A., interesando el integro
cumplimiento del contrato de 30 de junio de 1987 y la indemnización de
los daños y perjuicios derivados de la vulneración a la marca e imagen de
Repsol, que cuantifica en la cantidad de 3 000 000 ptas./mensuales desde
el incumplimiento de la exclusiva de suministro, además de la cantidad
que resulte de multiplicar el margen por litro suministrado que obtiene de
Repsol por el número de litros que ha dejado de suministrar a la
demandante, estimándolo sobre la base de los vendidos en los años
1.992 y 1.993.
»Segundo. En primer lugar, procede examinar la legitimación pasiva
de Repsol Petróleo, S. A., traída a esta litis, que se cuestiona la validez y
eficacia del contrato de 30 de junio de 1987 por la Estación de Servicio
Vivar del Cid, S. A., sobre la base de ser la persona jurídica que ostenta
los derechos derivados del referenciado contrato, en unión de Repsol
Comercial de Productos Petrolíferos, S. A., en cuanto se ha invocado
dicha falta de legitimación "ad causam" por la parte demandada. En
efecto, el contrato de 30 de junio de 1987, aportado como Doc. Núm. 1 de
la demanda, fue suscrito por Empresa Nacional del Petróleo, S. A.,
(Empetrol), de actual denominación Repsol Petróleo, S. A., y la Estación
de Servicio Vivar del Cid, S. A., contemplándose en la Cláusula
decimotercera que "EMP se reserva la facultad de subrogar en su
posición contractual a la Compañía Mercantil Repsol, S. A., o a cualquiera
de otra Compañía del grupo INH (Instituto Nacional de Hidrocarburos)", y
en cumplimiento de la facultad contenida en dicha Estipulación
Decimotercera no acotada sólo a favor de Repsol, S. A., como pretende la
parte demandante, sino a cualquier otra compañía del Grupo INH, la
subrogación subjetiva de la contratante Empetrol operó entre los aquí
litigantes, no a favor de Repsol Petróleo, S. A., (como pretende
equivocadamente la parte demandante con respecto al tercero Ajarte, S.
A., según Doc. Núm. 14 de la demanda) sino a favor de Repsol Comercial
de Productos Petrolíferos, S. A., (constituida con fecha 23-12-1991 como
empresa distribuidora de los abastecimientos, y extinguida en proceso de
fusión por absorción el día 1 de enero de 1994, sucediendo en todos sus
derechos y obligaciones la absorbente Repsol Combustibles Petrolíferos,
S. A., bajo la nueva denominación de la Sociedad absorbida Repsol
Comercial de Productos Petrolíferos, S. A., según docs. núm. 69 y 70 de
la contestación a la demanda) con efectos jurídicos a partir del 1 de junio
de 1.992, como así resulta de la comunicación de fecha 20 de abril de
1.992, debidamente recepcionada y aceptada por la demandante en
prueba de conformidad el 28 de abril siguiente, aportada como Doc. na 68
de la contestación a la demanda, donde consta que "a tal efecto, y en
aplicación de lo previsto en el propio contrato, dicha última sociedad
(Repsol Comercial de Productos Petrolíferos, S. A.,) quedará subrogada,
a partir de la misma fecha antes mencionada en la posición contractual
ocupada por Repsol Petróleo, S. A., asumiendo todos los derechos y
obligaciones derivadas del referido contrato, que empezará a producir
plenos efectos, en lo referente al suministro de la E.S.", y lo que es más la
Estación de Servicio demandante mantuvo todas las relaciones y
cuestiones que fueron posteriormente suscitadas con motivo del contrato
firmado el 30 de junio de 1987 con Repsol Comercial de Productos
Petrolíferos, S. A.
»Por ello, debe estimarse la falta de legitimación pasiva "ad
causam" de Repsol Petróleo, S. A., al haberse apartado de su condición
de parte como titular de derechos y obligaciones derivadas del contrato de
fecha 30 de junio de 1987, quedando subrogada en su misma situación la
también demandada Repsol Comercial de Productos Petrolíferos, S. A.,
con la consiguiente repercusión en la demanda reconvencional promovida
por ambas mercantiles; y aún a sabiendas que ambas entidades
mercantiles forman parte del Grupo Repsol, siendo Repsol Petróleo, S. A.,
una empresa refinadora y Repsol Comercial, S. A., con función de gestión
comercial y aprovisionamiento de las Estaciones de Servicio y Aparatos
Surtidores vinculados al Grupo Repsol.
»Tercero. A continuación se pasa a resolver el fondo de las
cuestiones planteadas por la demandante Estación de Servicio Vivar del
Cid, S. A., que han quedado reducidas únicamente frente a Repsol
Comercial de Productos Petrolíferos, S. A., que por razones sistemáticas
se estructuran en los siguientes apartados:
»A). Sobre la nulidad del contrato 30-6-87 por dejar al arbitrio
exclusivo de Repsol Comercial de Productos Petrolíferos, S. A., la validez
y el cumplimiento del mismo: Esta pretensión ejercitada por la parte
demandante e intentada sobre la base infundada —haciendo una alusión
parcial a la Cláusula Séptima— que el cumplimiento de la obligación de
suministrar, al igual que la fijación del precio de los suministros, quedaba
al arbitrio de Repsol, no puede prosperar precisamente a tenor de la
remisión que el núm. 1 Cláusula Cuarta: "Suministro de Lubricantes y de
Productos de Apoyo a la Automoción" y el núm. 1 de la Cláusula Quinta:
"Suministro de Carburantes y Combustibles" se efectúa a la Cláusula
Séptima: "Precio de los Productos Suministrados y Pago del Precio", cuya
transcripción se vuelve a realizar, de que "1. Los precios de los productos
suministrados al amparo de este Contrato, serán los que figuran en la
Lista de Precios que se adjunta como Anexo II, la cual forma parte
integrante de este Contrato a todos los efectos. 2. EMP procurará que
dichos precios sean competitivos con los ofrecidos de buena fe por otros
suministradores de relieve en el mercado sobre los mismos productos
dentro de la misma área geográfica o comercial, 3. Si EMP considera en
cualquier momento que la capacidad financiera del Titular e la Estación de
Servicio
disminuyera,
podrá exigirle
que
ofrezca
garantías
complementarias, incluso reales, y suspender los suministros hasta que
las garantías sean prestadas", contemplándose en el Anexo II para los
lubricantes de automoción "2. A las Estaciones de Servicio vinculadas a
EMP se les aplicarán las condiciones de cliente favorecido
comprometiéndose EMP a mantener unas condiciones de pago y
descuentos plenamente competitivos", y para los carburantes y
combustibles que "3. A partir del momento en que legalmente sea posible
el suministro por parte de EMP de los carburantes y combustibles que se
expendan en la Estación de Servicio vinculada por este Contrato, EMP
aplicará a la misma las condiciones de cliente más favorecido, de acuerdo
con la Lista Oficial de Precios que EMP tenga en vigor en cada momento,
para este tipo de suministros." Por ello Empetrol no se reservó a su libre
albedrío, primero, ni el cumplimiento de las obligaciones que asumió, toda
vez que el núm. 3 de la Cláusula Séptima tan solo contempla el exigir
garantías complementarias si la capacidad financiera de la contraparte
disminuyera y no se garantizara suficientemente las entregas, facultando
únicamente para la suspensión de los suministros, no para el
incumplimiento del contrato, y, segundo, ni el establecimiento de los
precios, sino que, por el contrario, quedaron pactados al preverse por
referencia a cosa cierta el importe de las comisiones y descuentos a
recibir por la Estación de Servicio Vivar del Cid, S. A., en relación con la
Orden Ministerial de 12 de febrero de 1992 vigente a la desaparición de la
obligación de suministro del monopolio (comisiones y compensaciones a
percibir de 3 076 800 ptas. anuales para Estaciones en ambas márgenes
y una comisión de 4,90 ptas. por litro vendido de gasolina, 4,42 ptas. por
litro de gasóleos A y B y 1,75 ptas. por litro de gasóleo C.), sin perjuicio de
los procedimiento establecidos para asegurar la competitividad o propiciar
los mecanismos de revisión de los precios de la Estación de Servicio
(Doc. núm. 74 a 76 de la demanda sobre facturas de diciembre-93 y
enero-94 que acreditan que la comisión de gasolina era de 5,20 ptas. y en
el gasóleo A de 4,69 ptas.; y Doc. núm. 77 sobre propuesta de mayo-94
sobre nueva elevación de comisión de combustible vendido), según lo
establecido en las anteriores estipulaciones transcritas; todo ello en base
a que el concepto de precio cierto no exige necesariamente que se
precise cuantitativamente en el momento de celebración del pacto, sino
que basta que pueda determinarse aquel, es decir, que el concepto no
quede en blanco ni afectado de unilateralidad plena, sino que pueda ser
determinado con la referencia puntual y concreta que se convenga (STS
15 de marzo de 1.988 y 20 de febrero de 1.992)
»B) Sobre la resolución del contrato de 30-6-87 por incumplimiento
contractual de Repsol Comercial de Productos Petrolíferos, S. A., por no
otorgar la condiciones de "cliente más favorecido" en los suministros de
carburantes y combustibles: La parte actora lo fundamenta en que la
contraparte ha venido aplicando unas condiciones económicas en los
suministros de carburantes y combustibles, no sólo inferiores a las que ha
venido aplicando la competencia, sino, incluso muy inferiores a las que la
propia Repsol ha aplicados a terceros, con conculcación de la "cláusula
de cliente más favorecido" contenida en el ya transcrito núm. 3 del Anexo
II en relación con el núm. 2 de la Cláusula Séptima del Contrato.
»Para determinar si procede o no acoger la acción resolutoria
establecida en el art. 1124 párrafo 1º del Código Civil, —para cuya
viabilidad exige la jurisprudencia los siguientes requisitos: A) Existencia de
un vínculo contractual vigente; B) Reciprocidad de las prestaciones, C)
Que el demandado haya incumplido de forma grave las obligaciones que
le incumbe, lo que comporta que no basta una infracción mínima, y que es
ineludible que la infracción afecta a obligaciones principales y no a las
simplemente accesorias y secundarias y D) Que quien ejercita la acción
no haya incumplido a su vez las obligaciones que le concernían, salvo
que el incumplimiento sea consecuencia del anterior incumplimiento del
otro contratante, pues la conducta del que incumple primero es la que
motiva el derecho de resolución, habiéndose añadido el principio de la
interpretación restrictiva de las causas resolutorias en aras del
mantenimiento del vínculo contractual (STS de 21 de marzo de 1.986 y 27
de noviembre de 1.992) —, ha de examinarse la prueba practicada,
resultando que Repsol Comercial de Productos Petrolíferos, S. A., como
suministradora de los productos petrolíferos contemplados a del contrato
controvertido no incumplido en ningún caso la cláusula de cliente más
favorecido, circunscrita únicamente "sobre los mismos productos dentro
de la misma área geográfica o comercial" y "para este tipo de suministros"
(núm. 2 de la Cláusula Séptima y núm. 3 del Anexo II) desde el 14 de
enero de 1993 hasta mayo de 1995, en que cesó la totalidad de
suministro de combustibles y carburantes por Repsol a la Estación de
Servicio Vivar del Cid, S. A., con vulneración por ésta del contrato de
exclusiva de suministro. El examen de los precios de combustible
suministrados por Repsol a la Estación de Servicio demandante, a los
fines pretendidos de infracción de la "cláusula de cliente más favorecido",
debe serlo sólo en cuanto al canal de distribución contemplado en el art. 8
de la Ley 34/92 de 22 de diciembre, de distribución al por menor en
instalaciones de venta al público, Estaciones de Servicio, —quedando al
margen el canal de distribución recogido en el art. 7 de dicha Ley 34/92
de suministros directos a instalaciones fijas (en relación con los Docs.
núm. 8 al 53 de la contestación a reconvención que se refieren a ventas
directas)—, así como la competitividad de los precios de Repsol con los
ofrecidos de "buena fe" por otros "suministradores de relieve en el
mercado" sobre "los mismos productos" y en idéntica "área geográfica o
comercial", sin que ello implique vinculación directa de los precios que
ofrezcan otras empresas de la competencia (Agip, Saroil, Avanti y
Continental Oil, según simple fotocopias de facturas aportadas por la
reconvenida como Docs. Núm. 65 al 211), precisando que no se puede
efectuar un contraste de precios con suficiente fiabilidad entre las
empresas concurrentes en el mercado de petróleo durante el año 1993, al
no traerse a autos precio de comisiones a venta de combustible en
Estaciones de Servicio de otros operadores de petróleo, pero sí durante el
año 1994, no apreciándose distinción de precios, así resulta de la
certificación de Repsol sobre evolución de precios (Doc. núm. 94 aportado
por demandada: Opción A, 5,50 ptas./gasolina y 5,30 gasóleo, y Opción
B, 5,60 gasolina y 5,10 gasóleo) y las certificaciones sobre comisiones
para Estaciones de Servicio durante el año 1.994 de Cepsa, Shell
España, S. A., Agip España, S. A., y Petrogal Española, S. A., (5,60
ptas./gasolina y 5,1 ptas/ gasóleo), y de BP (5,2 ptas./I gasolina y 4,69
ptas./I gasóleo). También se pone de relieve que la mayoría de los
intentos de traer a estos autos documental de Repsol y de otras empresas
sobre suministros en mejores condiciones a distintas Estaciones de
Servicios han resultado ser de fecha muy posterior a las primeras
divergencias entre los contratantes (docs. núm. 54 al 64 se refiere a
suministros de Repsol a Estaciones de Servicios durante los años 1995 y
1996)
»Por otro lado, no cabe duda que desde noviembre de 1993 la
Estación de Servicio demandante había incumplido el contrato de
exclusiva de suministro con Repsol al haber realizado descargas de
productos ajenos a la marca Repsol (carta remitida por Repsol a la actora
el 5 de enero de 1994), lo que motivó en su descargo y defensa la
remisión de la carta por el Letrado de la Estación de Servicio de Vivar del
Cid, S. A., datada el 23 de marzo de 1994, en el sentido del aquí alegado
de incumplimiento de la obligación de "establecer un sistema de
retribución por suministros efectuados a la Estación de Servicio en línea
con la competencia" (Doc. núm. 28 de la demanda), y su posterior
contestación por Repsol vía notarial el 28 de abril de 1994, con
posterioridad a la interposición de la demanda (Doc. núm. 72 y 73 de la
contestación), incidencias surgidas en el desarrollo del contrato que
vincula a los litigantes y que obliga a desestimar la acción resolutoria de la
demandante puesto que su previo incumplimiento del pacto de exclusiva
en el suministro de carburantes y combustibles impide su viabilidad.
»C). Sobre la inexistencia de la cláusula de exclusiva del contrato
de 30-6-87 de suministros tanto de carburantes y combustibles como de
lubricantes y productos de apoyo a la automoción y de publicidad de
imagen: Basada en la vulneración del art. 85 del Tratado de Roma y de
los arts. 10 y 11 del Reglamento núm. 1984/83 de la Comisión de la
C.E.E., relativo a la aplicación del apartado 3 del art. 85 del Tratado a
determinadas categorías y acuerdos de compra en exclusiva, al no
reportarle a la Estación de Servicio demandante ninguna ventaja
comercial ni financiera por la adquisición del derecho a la exclusiva,
requisito sine qua non para la validez del pacto de exclusividad.
»Sin embargo no se patentiza infracción del art. 10 del Reglamento
de la CEE reseñado, que permite el suministro en exclusiva en materia de
carburantes y combustibles ("... una de ellas, el revendedor se
compromete con la otra, el proveedor, a como contrapartida de
determinadas ventajas económicas o financieras, a comprarle únicamente
a éste, o a una empresa vinculada a él o a una empresa tercera a la que
haya encargado la distribución de sus productos, para su reventa en una
Estación de Servicio designada en el acuerdo, determinados
carburantes"), ni del art. 11 que permite que se interpongan restricciones
del suministrador en exclusiva al revendedor Estación de Servicio ("a) La
obligación de no vender en la Estación de Servicio designada en el
acuerdo los carburantes servidos por terceras personas, b) La obligación
de no utilizar en la Estación de Servicio designada en el acuerdo
lubricantes si el proveedor o empresa vinculada a él hubieran puesto a
disposición del revendedor o financiado un equipo de cambio de aceite u
otras instalaciones de cambio de aceite, c) La obligación de hacer
publicidad de productos servidos por terceros en proporción a sus
ventas"), ya que ha resultado acreditado que Repsol ha cumplido con su
obligación de conceder a la actora las ventajas a las que se alude en el
art. 10 del Reglamento, no sólo por la inversión material realizada en la
Estación de Servicio por obras de remodelación (Certificación del
Ayuntamiento de Quintanilla Vivar relativa a obras de 1989 de adecuación
de la estación de servicio para la implantación de la imagen de Repsol, e
Informe Pericial del Arquitecto D. Carlos López de Subijana sobre
valoración de obras en la Estación de Servicio para acondicionarla a la
imagen de Repsol) sino también el pago de otros gastos accesorios como
lo es la publicidad, vestuario, electricidad etc. (Docs. núm. 3 al 66 de la
contestación y Docs. núm. 212 y 213 aportados por la parte actora). Se
pone de relieve que no ha llegado a materializarse la exclusiva de
suministro de lubricantes en la Estación de Servicio demandante al no
haberse invertido y financiado por Repsol los equipos e instalaciones
anejas a la Estación de Servicio (núm. 1 de la Cláusula Cuarta),
cumpliéndose así la exigencia del Reglamento 1984/83 CEE, en lo
relativo al suministro de lubricantes condicionado a la admisibilidad de una
exclusiva de dicho suministro a la financiación de los equipos de cambio
en que los lubricantes suministrados hayan de utilizarse. Todo ello en
relación con la comunicación de la Comisión de 15 de diciembre de 1993
sobre la compatibilidad de los contratos de abanderamiento de Repsol a
la normativa del Reglamento 1984/83 CEE (Doc. núm. 78 al 80 de la
contestación), y del Acuerdo del Director General de la Defensa de la
Competencia y Resolución confirmatoria del Tribunal de Defensa de la
Competencia de 22 de noviembre de 1995 (Doc. núm. 86 y 87 de la
demanda).
»Cuarto. Procede, a continuación, analizar las cuestiones incluidas
en la reconvención que se entiende promovida únicamente por Repsol
Comercial de Productos Petrolíferos, S. A., en base a lo ya expuesto
sobre la legitimación en el Fundamento de Derecho Segundo, que, como
también se ha indicado, se pretende: a) El cumplimiento íntegro del
Contrato de Imagen, Comercialización y Colaboración de 30 de junio de
1987, afectante a la Estación de Servicio núm. 7540 de Quintanilla de
Vivar, y, especialmente, en cuanto a la exclusiva contractual de
suministro, reanudando de inmediato los pedidos en exclusiva de
carburantes y combustibles marca Repsol, absteniéndose de abastecerse
de dichos productos de terceros ajenos a Repsol y a la marca e imagen
de Repsol; b) Se condene a la Estación de Servicio Vivar del Cid, S. A., al
pago de los daños y perjuicios irrogados desde noviembre de 1993, fecha
en que se abasteció de combustible de terceros ajenos de Repsol,
derivados tanto de la pérdida del margen comercial que Repsol obtenía
hasta entonces, a fijar en trámite de sentencia, como de la pérdida de
marca e imagen sufrida por Repsol por la venta en la Estación de Servicio
de carburantes y combustibles ajenos a dicha marca a razón de 3 000
000 ptas./mensuales por incumplimiento de la exclusiva de imagen de
Respol en la Estación de Servicio demandante; y c) En caso de
incumplimiento en el plazo de seis meses desde la firmeza de la sentencia
que pudiera acoger el primer petitum (abastecerse en exclusiva de
Repsol), se declare resuelto el contrato de 30 de junio de 1987
condenando a la Estación de Servicio a que abone los daños y perjuicios
que tal resolución ocasione a Repsol Comercial, en base a las anteriores
bases, por todos los años de vigencia del contrato que resten hasta la
expiración prevista en el presente mes 30 de junio de 1997
»Siendo de aplicación lo dispuesto en el art. 1258 del Código Civil,
en relación con el art. 1255 del mismo Texto Legal, señalando el primero
de los preceptos citados que los contratos obligan, desde que las partes
consienten en ellos, no sólo al cumplimiento de lo expresamente pactado
sino también a todas las consecuencias que, según su naturaleza, sean
conformes a la buena fe, al uso y a la ley, y, sentado que ha resultado
acreditado el incumplimiento de la Estación de Servicio de Vivar del Cid,
S. A., del suministro en exclusiva de carburantes y combustibles a Repsol,
que se constatan a través de los descensos de pedidos a partir de
noviembre de 1993, e Informes de Infidelidad de suministro del Técnico de
Zona D. Iñigo Barturen Ugalde sobre suministros de carburante de
compañía ajena realizados sobre las 20,00 horas del día 26 de noviembre
de 1993 y sobre las 17,30 horas del día 19 de abril de 1994 (Docs. núm.
82 y 83 de la reconvención y prueba testifical), lo que motivó la puesta en
conocimiento que se realizó por Repsol a la demandante mediante el Doc.
núm. 27 de la demanda fechado el 5 de enero de 1994, así como del
Informe de la empresa de detectives Check In sobre descargas de
combustible que efectúan camiones-cisterna en la Estación de Servicio
durante los días 21 al 23 de julio de 1994 (Doc. núm. 85 aportado por
demandada y adverado por la testifical de los detectives D. Francisco
Villanueva Roca y D. Fernando del Castrillo González), y cesando
totalmente en el aprovisionamiento de productos de la marca Repsol
desde el mes de Mayo de 1995 (Doc. núm. 84 aportado por la
demandada de Historial de suministros durante los años 1992 a 1996 de
la actora y confesión judicial del Representante Legal de la actora), como
decíamos, resulta claro y contundente la obligación de la Estación de
Servicio demandante de cumplir los términos contractuales pactados con
la otra parte contratante, entre los que se incluyen, la obligación de ser
surtida de carburantes y combustibles de forma exclusiva por Repsol,
debiendo de operar la reanudación de la petición en exclusiva a la
empresa Repsol Comercial de Productos Petrolíferos para abastecer a la
Estación de Servicio núm. 7540 (Punto I de su Suplico), aunque se pone
de relieve que la petición subsidiaria de resolución por incumplimiento
(Punto IV del Suplico) deviene imposible por la duración de la tramitación
de este procedimiento al proceder la extinción del contrato de
abanderamiento el próximo día 30-6-97, con inminente vencimiento del
plazo contractual de diez años.
»En cuanto a la fijación de los daños y perjuicios que el
incumplimiento del contrato de Imagen, Comercialización y Colaboración
de fecha 30 de junio de 1987 por parte de la reconvenida ha ocasionado a
Repsol Comercial de productos Petrolíferos, S. A., se hacen las siguientes
consideraciones: a) En primer lugar y en cuanto a los derivados por lucro
cesante, como ganancia dejada de percibir por Repsol a consecuencia de
la disminución de los pedidos por infracción de la exclusiva de suministro,
cuya existencia así ha resultado acreditado, su entidad y determinación
queda diferida a lo que resulte probado en el trámite de ejecución de
sentencia, partiendo de las siguientes bases para su concreción según el
art. 360 de la L.E.C.: 1) A partir del mes de noviembre de 1993, inclusive,
la Estación de Servicio Vivar del Cid, S. A., ha vulnerado el pacto de
compra en exclusiva concertado con Repsol, cesando los pedidos en
mayo de 1995, abasteciéndose de combustible y carburante de terceras
empresas, y 2) El cálculo que resulte por el margen comercial por litro
obtenido por Repsol Comercial, S. A., multiplicado por el número de libros
de carburantes y combustibles no adquiridos a Repsol Comercial, S. A.,
—infringiendo la exclusiva de suministro—, y ello por cuanto el margen
comercial de 4,71 ptas./litro en la Estación de Servicio núm. 7540 en el
Ejercicio de 1993 fijado en el Informe de Arthur Anderssen obrante en el
ramo probatorio de la demandada-reconvenida, no puede atribuirse la
virtualidad pretendida al haber sido elaborado a instancia de parte, sin
contradicción alguna de la contraparte, y siendo elaborado por la auditora
de Repsol Comercial de P.P., S. A., y b) En segundo término y en lo
referente a los daños y perjuicios a la marca e imagen de Repsol por la
venta en la Estación de Servicio que cuenta con dicha imagen, de
carburantes y combustibles ajenos a la marca Repsol, procede rechazarlo
al no haberse practicado prueba alguna tendente a acreditar la existencia
y entidad de algún perjuicio por el motivo expuesto.
»Quinto. Las costas procesales causadas por la demanda inicial de
este procedimiento deben ser impuestas a la Estación de Servicio
demandante, al ser desestimadas íntegramente las pretensiones por ella
ejercitadas de conformidad con el párrafo 1º del art. 523 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil, mientras que no se efectúa pronunciamiento alguno
respecto de las derivadas con motivo de la demanda reconvencional a
tenor del párrafo 2° del mismo precepto legal».
TERCERO. - La Sección Quinta de la Audiencia Provincial de
Bizkaia dictó sentencia número 529/99, de 29 de noviembre de 1999 en el
rollo de apelación número 401/97, cuyo fallo dice:
«Fallamos. Que desestimando el recurso de apelación interpuesto
por la representación de Estación de Servicios de Vivar del Cid, S. A.,
contra la sentencia dictada el día 5 de junio de 1.997 por la Ilma. Sra.
Magistrada del Juzgado de Primera Instancia núm. nueve de Bilbao en el
Juicio Declarativo de Menor Cuantía núm. 326 de 1.994, del que dimana
el presente rollo, debemos confirmar y confirmamos dicha resolución, todo
ello con expresa imposición al apelante de las costas devengadas en esta
segunda instancia».
CUARTO. - La sentencia contiene los siguientes fundamentos
jurídicos:
«Primero. Frente a la sentencia dictada en primera instancia la
representación de la parte apelante, Estación de Servicio Vivar del Cid, S.
A., aduce que debe revocarse la misma y estimarse en su lugar todos los
pedimentos articulados en la demanda, desestimando los articulados en
la reconvención, mostrando su conformidad con la falta de legitimación
pasiva de Repsol Petróleo, S. A., pero sin que se establezca condena en
costas por ello ya que la subrogación se comunicó a través de una carta
circular de Repsol y lo correcto hubiera sido que dicho cambio se hubiera
notificado a las estaciones de servicio.
»Segundo. En primer lugar solicita la parte apelante que se declare
la nulidad del contrato de 30 de junio de 1987, aportado como documento
núm. uno de la demanda, estimando que dicha nulidad procede porque en
él se ha dejado al arbitrio de la demandada Repsol Comercial de
Productos Petrolíferos, S. A., la validez y el cumplimiento del mismo,
reiterando ante la Sala las alegaciones que articuló en primera instancia,
con particular referencia a la cláusula séptima, y sosteniendo en definitiva
que, tanto si considera que estamos ante un contrato tipo como ante uno
de adhesión, lo cierto es que está redactado por una de las partes y la
otra se limitó a suscribirlo simplemente, habiéndose establecido que
cuando cesase la obligación legal de suministrar, lo cual se sabía que iba
suceder las relaciones entre las partes, se regirían en su relaciones por
dicho Anexo y en el Anexo se preveía la aplicación de la cláusula de
cliente más favorecido, habiendo fijado Repsol unilateralmente las
condiciones, y los plazos de pago, y se procuraría que los precios sean
competitivos y se reservaba la facultad de suspender los suministros si a
su juicio se produjera una disminución de la capacidad financiera de la
parte contratante, por lo que en definitiva, lo que determinaba la
suspensión de los suministros es la sola decisión de la codemandada.
»Pues bien, a la vista de estas manifestaciones, la Sala considera,
coincidiendo plenamente con la juzgadora a quo que debe desestimarse
el primer motivo de oposición a la resolución recurrida, sin que quepa dar
lugar a esa pretendida nulidad del contrato de referencia porque de la
simple lectura de la invocada cláusula séptima (folio 47) no se desprende
que la validez y el cumplimiento del contrato quedara al libre arbitrio de
una sola de las partes, al momento de la firma del contrato Empetrol-EMP,
sino que la empresa suministradora "debía procurar que los precios
fueran competitivos con los ofrecidos de buena fe por otros
suministradores en el mercado, sobre los mismos productos dentro de la
misma área geográfica o comercial" (punto 2), añadiéndose en el punto 3
de dicha cláusula que "si EMP considerase en cualquier momento que la
capacidad financiera del titular de la Estación de Servicio disminuyera,
podrá exigirle que ofrezca garantías complementarias, incluso reales y
suspender los suministros hasta que las garantías serán prestadas", lo
cual no significa que Empetrol pudiera decidir a su libre arbitrio la
interrupción de los suministros, como pretende la apelante, sino algo muy
distinto, esto es, se atribuía a la mercantil suministradora la facultad de
exigir el ofrecimiento de garantías complementarias caso de que la
capacidad financiera del titular de la Estación disminuyera, otorgándose
tan sólo la posibilidad de suspender los suministros para el caso de que
esas garantías no fueran prestadas, y hasta tanto que no fueran
prestadas.
»Por otra parte, tampoco es cierto que la fijación de los precios se
hubiera dejado a la libre determinación de Empetrol, ya que los mismos se
fijaban en el Anexo núm. dos, que formaba parte del contrato, en clara
referencia a la lista oficial de precios de EMP de venta al público de
lubricantes de automoción, sobre los cuales habían de establecerse los
concretos descuentos del 18% en relación con los Aceites C.S. y del 16%
en relación con los Aceites Repsol.
»Tercero. En segundo lugar, la parte apelante sostiene que Repsol
Comercial de Productos Petrolíferos, S. A., ha incumplido el contrato y
procede por ello que se declare su resolución, ya que no ha respetado, lo
pactado al no aplicar a la Estación de Servicios demandante las
condiciones de cliente más favorecido en los suministros de carburantes y
combustibles, habiéndose establecido dos canales de distribución y se ha
probado que la demandada a determinadas empresas les daba mejores
condiciones que a la actora.
»Tampoco esta segunda petición puede prosperar pues la parte
apelante parece olvidar que la referida cláusula de cliente más favorecido,
según se desprende del contenido de la cláusula séptima del contrato, en
su apartado número dos y del punto 3 del Anexo II, se refería "a los
mismos productos dentro de la misma área geográfica o comercial" y
sobre ese tipo de productos que se pactaban en el contrato, y además
dicha cláusula de cliente más favorecido tan solo podía contemplarse en
relación con el canal de distribución a que se refiere el artículo 8 de la Ley
34/92 de 22 de diciembre, de ordenación del Sector Petrolero, esto es, el
canal de distribución al por menor en instalaciones de venta al público,
pero no en relación con los otros dos canales contemplados en dicha Ley
34/1992, es decir, el de distribución al por mayor de carburantes y
combustibles petrolíferos y el de distribución al por menor mediante
suministros directos en instalaciones fijas a consumidores, o usuarios
finales.
»Por ello carece de trascendencia, a los efectos de la litis, el
resultado de la prueba practicada en periodo probatorio en esta segunda
instancia porque el contrato en que la parte apelante funda su invocación
de incumplimiento de la cláusula de cliente más favorecido, no puede ser
objeto de comparación con el contrato origen de la presente litis, ya que
según se desprende del contenido de los documentos obrantes a los
folios 2057 a 2085, unidas al rollo de apelación, concertado el día 1 de
diciembre de 1.993 entre Repsol Comercial de Productos Petroliferos, S.
A., y Autocares Ramila, S. A., se encuadra dentro de un canal de
distribución distinto a aquel en que se desenvolvía la relación entre las
partes en esta litis, concretamente el de distribución al por menor
mediante suministros directos en instalaciones fijas a consumidores o
usuarios finales, por tratarse una empresa de Autobuses, que contrataba
los suministros para cubrir sus necesidades de gasóleo A para su propio
consumo, pero no para la distribución al por menor en régimen de venta al
público.
»Pero es que, además, ya en esa época, en noviembre de 1993 la
demandante Estación de Servicio Vivar del Cid ya había empezado a
incumplir su obligación de suministrarse en exclusiva de Repsol, cuestión
ésta sobre la que posteriormente se volverá, mientras que la
documentación obrante en autos relativo a suministros a otras estaciones
de servicio, se refiere a periodos muy posteriores a la carta remitida por
Repsol a la actora en el mes de enero de 1994.
»Cuarto. También subsidiariamente solicita la parte apelante que se
declare la inexistencia de la cláusula de exclusiva, estimando que se ha
vulnerado el artículo 85 del Tratado de Roma y los artículos 10 y 11 del
Reglamento núm. 1984/83 de la Comisión de la C.E.E., relativos a la
aplicación del apartado 3 del artículo 85 a determinadas categorías y
acuerdos de exclusiva, por entender la parte apelante que ese derecho de
exclusiva no le aportaba a la demandante ninguna ventaja, ni comercial ni
financiera, con lo que falta el presupuesto básico y esencial para que
dicho pacto de exclusividad debe reputarse válido, y más cuando en el
caso que se examina las obras realizadas por Repsol no superaron los
seis millones de pts., frente a los sesenta que sostenía Repsol haber
gastado en la remodelación, y no hubo verdadera remodelación sobre la
estación de servicio, tan solo se colocaron los logotipos de imagen de
Repsol.
»Esta pretensión de la parte apelante debe ser igualmente
rechazada, aceptándose plenamente por la Sala las consideraciones
establecidas al efecto por la Juzgadora a quo en el apartado C del
Fundamento Jurídico Tercero pues no cabe apreciar vulneración alguna
de los artículos 10 y 11 del Reglamento núm. 1984/83 de la Comisión de
la CEE, ya que a través del dictamen pericial y aclaraciones al mismo,
obrantes al tomo quinto de los autos, se ha puesto de manifiesto que no
es cierta la afirmación de la parte apelante relativa a que Repsol no aportó
a la mercantil demandante ninguna contrapartida comercial o financiera
que justificara la validez de la clausula de exclusiva.
»En efecto, según indicó el perito judicial y Arquitecto D. Carlos
López de Subijana, el importe de las obras realizadas en la Estación de
Servicio de Vivar del Cid para acondicionarla a la imagen de Repsol, S.
A., ascendió a un total de 41 230 379 pts., de las que 21 802 095 pts.
correpondieron a las obras realizadas en la margen izquierda y 19 428
084 pts. a la margen derecha, desprendiéndose de dicho informe pericial
que las obras realizadas fueron de gran envergadura, y afectaron no solo
a la colocación de logotipos como pretende la parte apelante, sino que se
hicieron importantes obras afectantes a la estructura de las edificaciones,
así como a las instalaciones de electricidad, como se deduce del examen
pormenorizado de los diferentes capítulos analizados y valorados por el
perito, remitiéndonos a este efecto a las consideraciones establecidas al
efecto por el perito en su dictamen pericial.
»Quinto. Solicita, por último la parte apelante que se desestime la
reconvención planteada por la parte demandada, pero dicha pretensión
debe ser igualmente rechazada por cuanto que la abundante prueba
practicada a lo largo del procedimiento ha puesto claramente de
manifestó el claro incumplimiento de la Estación de Servicio Vivar del Cid,
S. A., de su obligación de suministrarse en exclusiva de carburante y
combustibles de Repsol, sirviéndose de otras empresas suministradoras,
hasta que finalmente en el mes de mayo de 1995 cesó totalmente el
aprovisionamiento con la demandada reconveniente, habiendo tenido
constancia la demandante de que ésta bien conocía la situación, al
menos, ya en el mes de enero de 1994, tras recibir la carta fechada al 5
de enero de 1994, remitiéndonos a estos efectos a las consideraciones
establecidas al efecto en el fundamento jurídico cuarto de la resolución
recurrida y cuyo contenido, que en rigor, no ha sido como tal cuestionado
por la parte apelante, se acepta plenamente por la Sala.
»Consecuencia de todo lo expuesto es la desestimación del recurso
de apelación interpuesto y la confirmación de la sentencia recurrida
incluso en relación con la imposición a la parte actora de las costas de la
demanda deducida contra Repsol, S. A., ya que con independencia del
cauce por el que la actora pudo haber tenido conocimiento de la
subrogación efectuada, la realiad es que en el mes de enero recibido la
carta aportada como documento núm. 27 de la demanda, y dicha misiva,
en la que se instaba al cumplimiento de lo pactado, le fue remitida por el
Delegado Regional de Repsol Comercial de Productos Petrolíferos, S. A.,
»Sexto. En cuanto a las costas de esta segunda instancia, procede
su imposición al apelante a tenor de lo dispuesto en el vigente artículo
710 párrafo 2º de la Ley de Enjuiciamiento Civil, conferida por la
Soberanía Popular y en nombre de S.M. el Rey».
QUINTO. - En el escrito de interposición del recurso de casación
presentado por la representación procesal de Estación de Servicio Vivar
del Cid, S. A., se formulan los siguientes motivos de casación:
Motivo primero. «Se formula el presente motivo al amparo del
número 4° del artículo 1692 de la Ley de Enjuiciamiento Civil,
denunciándose en el mismo la infracción del artículo 1256 del Código Civil
y la jurisprudencia que interpreta su naturaleza jurídica y alcance.»
Cita las SSTS de 28 de mayo de 1998 y 5 de marzo de 1986.
El contrato de exclusiva de suministro y abanderamiento de fecha
30 de junio de 1987 en cuanto a su validez y cumplimiento se dejan al
arbitrio de Repsol Comercial de Productos Petrolíferos, S. A., por dos
razones fundamentales:
a) El precio de los productos queda, en definitiva, a la libre
determinación del demandado, ya que, no obstante la fijación de los
mismos, en la "lista adjunta al anexo ", todo ello forma parte del convenio
o contrato general, según el cual "Repsol procurará que dichos precios
sean competitivos con los ofrecidos de buena fe por otros
suministradores". Es decir, que los precios de la "lista adjunta al anexo",
no eran precios fijos e invariables del contrato, Repsol tenía que
atemperarlos a los ofrecidos de buena fe por otros suministradores, lo que
nunca hizo, quebrantando ella misma esta estipulación contractual y
vendiendo directamente a otros consumidores, como flotas de camiones,
canteras, etc.
Ha quedado debidamente acreditado en el proceso que Repsol
nunca atemperó los precios a los de aquellos competidores, a pesar de
las constantes reclamaciones que el titular de la Estación le había hecho
tanto verbalmente como por escrito.
b) La cláusula contractual que reserva a favor de Repsol la facultad
de suspender el suministro, si considera que ha disminuido la capacidad
financiera de la Estación, demuestra palmariamente que el cumplimiento
contractual queda evidentemente al arbitrio de Repsol, por la sencilla
razón de que quien puede considerar la disminución de la capacidad
financiera de la Estación de Servicio, se la atribuye unilateralmente
Repsol, pudiendo aplicarla a su gusto y conveniencia sin sujeción a
ninguna evidencia contable o económica que pueda servir de referencia.
Repsol también de forma unilateral se reservaba la facultad de suspender
el suministro si no se prestaban las garantías que exigía.
Motivo segundo. «También se ampara este motivo en el ordinal 4°
del artículo 1692 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, denunciándose la
infracción del artículo 1124 del Código Civil y de la jurisprudencia relativa
a la facultad de resolver las obligaciones para el caso de que uno de los
obligados no cumpliere lo que le incumbe.»
Reseña los requisitos establecidos en la jurisprudencia sobre la
facultad resolutoria por incumplimiento. Cita las SSTS de 1-2-66; 10-4 y
30-10-86, 21-3 y 18-11-94 y 2-10 y 7-11-95, 27-10-81, 11-10-82 y 7-3-83,
5-6-89, 12-6-86 y 8-11-97 y 8-2 y 29-5-96).
La condición establecida en el contrato "de cliente más favorecido y
el ofrecimiento de precios competitivos de los productos" no se ha
cumplido desde el principio, con lo que el contrato resultaba leonino, ya
que el demandante tenía que suministrarse exclusivamente de Repsol
cuando la competencia vendía los mismos productos en mejores
condiciones de precio, e incluso lo hacía Repsol a los propios clientes de
la Estación de Servicio, como se ha demostrado con la exhaustiva prueba
del proceso.
Repsol alegaba en defensa de su conducta y actuación, que se
trataba de canales distintos: uno era, el suministro a Estaciones de
Servicio y otro era, las ventas directas por Repsol a instalaciones fijas,
pero este problema o criterio tan subjetivo de Repsol está desvirtuado por
diversas razones: Repsol vende a las Estaciones de Servicio sus
productos conforme al contrato de exclusiva y abastecimiento que
suscribe con el titular de la Estación de Servicio (contrato de 30 de junio
de 1987), pero también vende en la misma área comercial a otros
consumidores o lo que llama ella, instalaciones fijas, como son por
ejemplo, canteras, minas, empresas de transportes, etc. y esas ventas se
efectúan, como hemos dicho, en la misma zona de influencia de la
Estación de Servicio, sujeta al contrato de exclusiva. Estas instalaciones
fijas en la mayor parte de los casos eran clientes de la Estación de
Servicio. Se les ofrecían más bajos precios, especialmente en el gasóleo,
y más facilidades de pago.
Esta práctica abusiva de las operadoras, en este caso Repsol, dio
lugar a reclamaciones ante el Tribunal de Defensa de la Competencia, el
cual, en resolución de 22 de noviembre de 1.995 (expediente 118/95)
declaró: "la distribución a instalaciones fijas y la venta al por menor en
Estaciones de Servicio son canales comerciales que compiten entre sí,
puesto que todas luchan en el mercado para captar clientes tales como...
flotas de autobuses o camiones.... ".
Motivo tercero. «También se articula este motivo por el cauce del
ordinal 4° del artículo 1692 de la Ley de Enjuiciamiento Civil por infracción
del artículo 85 del Tratado de Roma y artículos 10 y 11 del Reglamento
núm. 1984/83 de desarticulación del Monopolio de Petróleos de
conformidad con la Unidad Europea o Comunidad Europea».
Cita, además de los preceptos invocados como infringidos, los
apartados 13, 14 y 17 del Reglamento comunitario citado y los artículos 2,
14 y 17 del mismo.
Tanto en el Tratado de Roma como en los Reglamentos invocados,
se aprecia claramente el propósito de impedir los monopolios, las
exclusivas y la actitud de posición dominante en el mercado de productos
como el de los carburantes y combustibles.
En todo caso, se permiten los contratos de exclusiva de
abastecimiento, cuando el operador no desarrolla la misma actividad de
venta de productos en la misma área geográfica, en nuestro caso de la
Estación de Servicio, a otros revendedores y en todo caso para estos
contratos de exclusiva se requiere que se haya proporcionado al
revendedor determinadas ventajas en instalaciones, en locales,
equipamientos, etc.
Pues bien, Repsol no ha proporcionado a la Estación de Servicio
Vivar del Cid, S. A., ninguna ventaja económica o comercial o
instalaciones, en contraprestación por la exclusiva de abastecimiento, ni
instalaciones, ni préstamos, ni ninguna otra ventaja que es lo que le
permitiría concertar el contrato de exclusiva. La colocación de la imagen
en su Estación de Servicio no le proporciona al titular ninguna ventaja
económica o comercial. Si Repsol dice en su escrito reconvencional que
gastó 40 ó 70 millones de pesetas en la Estación de Servicio, no se
refiere más que a la imagen o logotipos que colocó en la Estación y a las
obras necesarias en la misma para poder colocarlos.
Termina solicitando de la Sala «que tenga por presentado este
escrito, y a mí como personado y parte en la representación que ostento,
disponiendo se entiendan conmigo las sucesivas actuaciones; se tenga
por interpuesto en tiempo y forma el presente recurso de casación,
preparado contra la sentencia dictada por la Sección 5ª de la Audiencia
Provincial de Bizkaia de fecha 29 de noviembre de 1999, en el
procedimiento de Menor Cuantía de que se deriva; y tras los trámites
correspondientes, se dicte resolución declarándolo admitido por todos los
motivos alegados; dictando finalmente, en su día, sentencia dando lugar
al mismo y casando y anulando la sentencia recurrida, declarando la
nulidad del contrato de exclusiva de abastecimiento e imagen de 30 de
junio de 1987 suscrito entre Estación de Servicio Vivar del Cid, S. A., y
Repsol Petróleo, S. A., y Repsol Comercial de Productos Petrolíferos, S.
A., que se subrogaron en las consecuencias jurídicas y económicas de
dicho contrato suscrito con Empetrol o Empresa Nacional del Petróleo, S.
A., y con la preceptiva condena de la parte/contraria en las costas de este
recurso.
SEXTO. - En el escrito de impugnación del recurso de casación
presentado por la representación procesal de Repsol Petróleo, S. A. y
Repsol comercial de Productos Petrolíferos, S. A. se formulan, en síntesis,
las siguientes alegaciones:
Al primer motivo.
Se articula a través del ordinal 4ª del art. 1692 LEC por infracción
del art. 1256 CC.
Es reiteradísima la jurisprudencia según la cual el art. 1256 CC no
puede invocarse como infringido a efectos casacionales por su carácter
genérico, pues exige saber previamente qué fue lo convenido por las
partes y ello es objeto de la tarea interpretativa que salvo supuestos de
interpretaciones ilógicas o absurdas es, a su vez, tarea de los tribunales
de instancia.
La insuficiencia a efectos casacionales de la simple invocación del
art. 1256 CC ha sido repetidamente recordada, así, la sentencia de 15 de
marzo de 1999, que se trascribe.
En el hipotético supuesto de que se estimase pertinente conocer del
motivo de casación al amparo del art. 1256 CC, se rechaza que el
contrato de 30 de junio de 1997 adoleciera de cláusulas obligacionales
cuyo cumplimiento se dejase al arbitrio de una de las partes.
La parte recurrente pretende deducir que es arbitraria la cláusula
séptima del contrato. Al Anexo II se adjuntaba la lista de precios de los
aceites lubricantes que se suministrasen a la estación de servicio a los
que no alcanzaba ninguna exclusiva de suministro, así como los
descuentos y condiciones de pago de esos aceites lubricantes.
La recurrente confunde la lista de precios para los aceites
lubricantes (que es a lo que se refiere la citada cláusula séptima y el
Anexo II al que se remite), con el importe de la comisión que igualmente
percibía la recurrente por la comercialización de carburantes y
combustibles, que tuvo una regulación diferenciada (cláusula quinta) y
diferida (apartado 3 del Anexo 1) en ese mismo contrato (firmado en
1987) al momento en que cesase la entonces obligación legal de
suministrarse, en cuanto a esos carburantes y combustibles, el Monopolio
de Petróleos entonces vigente, situación que no se produjo, como recogió
la sentencia del Juez de primera instancia, hasta el 1 de junio de 1992 y
en virtud de lo establecido en la O.M. de 27 de mayo de 1992, dictada en
desarrollo del Real Decreto-Ley 4/1991, de 29 de noviembre.
Al pactarse a través de un porcentaje el descuento del que se
beneficiaría la recurrente por la comercialización de aceites lubricantes, el
trascrito apartado 2 de la cláusula séptima, no comportaba más que una
garantía para aquélla de poder realizar, mediante la venta de esos
productos, ese descuento siempre que los precios de venta al público
fuesen competitivos, lo cual, en buena medida, no dependía sólo de la
recurrida, sino también de la recurrente que, en última instancia, era la
que los comercializaba y podía efectuar las rebajas que considerase
oportunas.
El propio titular de la Estación de Servicio tendría oportunidad y
facilidad para comprobar la competitividad de los precios en ella misma
aplicados para aceites lubricantes de unos y otros suministradores o
proveedores.
Por lo que respecta a la imputación de arbitrariedad que se formula
también frente al tercero de los apartados de la citada cláusula séptima,
ésta disponía: “Si EMP (hoy REPSOL) considera en cualquier momento
que la capacidad financiera del titular de la Estación de Servicio
disminuyera, podrá exigírsele que ofrezca garantías complementarias,
incluso reales, y suspender los suministros hasta que las garantías sean
prestadas".
Una cláusula como la transcrita no persigue otra finalidad que la de
poder asegurarse el suministrador el cumplimento de las obligaciones que
competen al titular de la estación de servicio, sin que en ello exista
arbitrariedad ninguna, sino simple cautela. Según la sentencia recurrida,
dicha cláusula "no significa que Empetrol (hoy REPSOL) pudiera decidir a
su arbitrio la interrupción de los suministros, sino algo muy distinto, esto
es, se atribuía a la mercantil suministradora la facultad de exigir el
ofrecimiento de garantías complementarias caso de que la capacidad
financiera del titular de la estación disminuyera, otorgándose tan solo la
posibilidad de suspender los suministros para el caso de que esas
garantías no fueran prestadas, y hasta tanto no fueran prestadas".
Por lo que a esa concreta cláusula se refiere la recurrente, además,
nunca hizo uso de la misma.
Por lo que concierne al importe de la comisión pactada por la
comercialización de los carburantes y combustibles que la estación de
servicio se obligó a recibir exclusivamente de la recurrida (tan pronto
cesase la obligación legal de suministrarse del entonces existente
Monopolio de Petróleos) su determinación económica tampoco quedó al
arbitrio de la recurrida, sino que fue objeto del pacto, contenido en el
apartado 3 del Anexo I del citado contrato.
Pues bien, a fecha 1 de junio de 1992 (que fue cuando cesó la
obligación legal de abastecerse de los carburantes y combustibles del
Monopolio de Petróleos todavía entonces existente según facultaba la
O.M. de 27 de mayo de 1992), las condiciones económicas de suministro
venían dadas por la también OM de 12 de febrero de 1992, de modo que,
como acertadamente mantuvo en su sentencia el Juzgado de Primera
Instancia (cuyo pronunciamiento hizo propio la Audiencia Provincial), no
hubo indeterminación, ni mucho menos arbitrariedad en la fijación del
importe de las retribuciones o comisiones que habría de percibir el titular
de la estación de servicio por la comercialización de los carburantes y
combustibles que le suministrase la recurrida.
Al segundo motivo.
Se formula este segundo motivo también al amparo del ordinal 4°
del art. 1692 de la LEC, denunciándose como supuestamente infringido el
art. 1124 del Código Civil y de la jurisprudencia que lo ha interpretado.
La recurrente pretende una nueva valoración de la prueba
practicada, que como es sobradamente conocida es privativa de los
tribunales de instancia, sin que en este recurso extraordinario pueda
conocerse de la interpretación de los contratos (salvo que los
razonamientos del tribunal a quo fueran absurdos o ilógicos, supuesto que
no acontece sino que ni siquiera se invoca por la recurrente) ni de la
valoración de las pruebas, circunstancias por las que el motivo debiera ser
desestimado sin más.
Se queja la recurrente de que no se ha cumplido la denominada
cláusula de cliente más favorecida de la que dice ser beneficiaria,
calificando, a su vez, el contrato de "leonino", al tiempo que imputa a las
operadoras como Repsol y otras que no identifica prácticas abusivas por
el hecho de suministrar a estaciones de servicio como a otro tipo de
instalaciones fijas y consumidores directos que, a diferencia de aquéllas,
no comercializan, sino que se abastecen de carburantes y combustibles
para su propio consumo. Sin embargo, no se alcanza a vislumbrar qué
relación guardan esas imputaciones con el art. 1124, pues en el desarrollo
del motivo la recurrente no llega a expresar qué concreto incumplimiento
contractual imputa a mis mandantes, sin que el hecho de que Repsol
haya abastecido a otras estaciones de servicio o instalaciones que
demandan carburantes y combustibles para su consumo propio constituya
incumplimiento contractual ninguno, máxime cuando contractualmente no
concedió a la recurrente ninguna distribución exclusiva en un área o
territorio determinado sino que fue la recurrente la que se obligó a
suministrarse, en cuanto a los carburantes y combustibles,
exclusivamente de ella.
Hace suyos los razonamientos de la Sala a quo que al valorar la
prueba practicada en segunda instancia sobre las distintas condiciones
económicas del suministro de carburantes y combustibles, en relación a la
cláusula de cliente más favorecido.
La recurrente tergiversa la resolución del Tribunal de Defensa de la
Competencia de 22 de noviembre de 1995, en la que el citado Tribunal
impropio, a renglón seguido de lo trascrito por la recurrente, añadió:"En
efecto, no cabe hablar de discriminación en materia de precios o
comisiones por cuanto no se puede afirmar que se aplique un tratamiento
desigual a situaciones idénticas. En este caso, las condiciones
económicas aplicadas a las estaciones de servicio son diferentes a las
aplicadas a los mayoristas y a los suministradores de instalaciones fijas y
las comisiones pagadas a estos últimos superiores a las establecidas para
aquéllas; pero estas diferencias se justifican porque las inversiones que
los operadores petrolíferos realizan en las estaciones de servicio son muy
elevadas y no tienen correspondencia con los otros sistemas de
distribución."
Ese criterio del Tribunal de Defensa de la Competencia se reiteró en
su resolución de 20 de marzo de 1996, en la que se mantuvo:
"Por otra parte, existe justificación económica para aplicar precios
más bajos o márgenes más altos en el caso de los suministros a
instalaciones fijas o a - distribuidores que a las estaciones de servicio, que
se derivan de los diferentes costes totales en que incurre la petrolera en
uno y otro caso. Puesto que la petrolera ha otorgado importantes ventajas
económicas y facilidades financieras a la estación de servicio en el
momento de la suscripción del contrato de compra exclusiva -lo que no
ocurre o en mucha menor medida respecto a distribuidores y usuarios de
instalaciones fijas- está económicamente justificado que los márgenes
que le conceda durante la vigencia del contrato sean diferentes y más
reducidos que los que aplica a distribuidores y clientes esporádicos. No
puede aceptarse que dicha conducta constituya un trato discriminatorio,
sino un trato desigual ante condiciones de contratación desiguales. En
dichas circunstancias, no es preciso entrar a analizar si las petroleras
denunciadas detentan o no posición de dominio en el mercado' afectado
puesto que la conducta no puede reputarse abusiva, y no se puede
imputar a las denunciadas una infracción del arto 6 LDC.
La aplicación de márgenes diferentes tampoco puede reputarse de
acto de competencia desleal de los tipificados en el art.16.2 de la Ley de
Competencia Desleal puesto que las condiciones del contrato de compra
exclusiva se derivan de un acuerdo concertado voluntariamente por el
titular de la estación de servicio con la petrolera por un período
determinado a cambio de una serie de contra prestaciones. No cabe, por
tanto, una imputación de infracción del arto 7 LDC."
Por lo que concierne a la contraposición que tratando de modificar
la valoración de la prueba practicada se quiere efectuar entre los
repetidos canales de distribución, cita la sentencia de la Sala Tercera del
Tribunal Supremo de 12 de febrero de 1999, cuyo fundamento jurídico
segundo se trascribe cuya doctrina de la Sala Tercera del Tribunal
Supremo, incluso, desvirtúa el criterio del Tribunal de Defensa de la
Competencia de que esos distintos canales de distribución compiten entre
sí.
No son de recibo las genéricas alusiones a innumerables
reclamaciones que por vía judicial han efectuado las estaciones de
servicio contra las operadoras que abusaban de su posición dominante.
Al motivo tercero.
Igual que los otros dos se articula también al amparo del ordinal 4°
del art. 1692 LEC, en este caso, por supuesta infracción del art. 85 del
Tratado de Roma y de los arts. 10 y 11 del Reglamento CEE 1984/1983.
Tras una parcial trascripción del art. 85 del Tratado de Roma (actual
art. 81 del Tratado de Ámsterdam) y del Reglamento CEE 1984/1983,
viene a sostener la ilicitud de la exclusiva de abastecimiento pactada en el
contrato de 30 de junio de 1987 por una duración (cláusula novena) de
diez años desde la fecha de su firma (según expresamente autoriza el art.
12.1.c) de ese Reglamento CEE), toda vez que, a su entender, dicho
pacto de exclusiva requeriría que se hubiera "proporcionado al
revendedor determinadas ventajas en instalaciones, en locales,
equipamientos, etc.
De nuevo la recurrente pretende que se vuelva a valorar la prueba
practicada sobre el importe y alcance de las ventajas económicofinancieras concedidas por mi mandante a la recurrente, cuestión esa
vedada a este recurso extraordinario.
Contrariamente a lo sustentado en el recurso impugnado las
sentencias del Juzgado y de la Sala a quo han tenido por probado que la
recurrida concedió a la recurrente importantes ventajas económicas o
financieras, consistentes no sólo en obras de gran envergadura
afectantes a la estructura de las edificaciones, instalación eléctrica e
implantación de la imagen de marca, sino también en otras inversiones y
gastos complementarios tales como pagos a la recurrente por la
exhibición de rótulos de la marca, vestuario de sus empleados o consumo
de energía eléctrica, ventajas distintas de la contraprestación que,
además, satisfacía mi mandante a la recurrente por la comercialización de
carburantes y combustibles en la estación de servicio, y cuya
determinación inicial venía dada en la O.M. de 12 de febrero de 1992, en
la que se establecía el importe de las comisiones, fijas y variables, que
por tal motivo habría de percibir la recurrente.
Muy recientemente la Sala se ha pronunciado sobre la
interpretación del Reglamento CEE 1984/1983, en sentencia de 15 de
marzo de 2001, dictada en el recurso n° 524/1996, en la que concluyó con
la licitud de una cláusula de exclusiva en el suministro de carburantes y
combustibles a una estación de servicio pactada por una duración de
treinta y cinco años, (mientras que la que aquí nos ocupa lo fue por tan
solo diez años), entendiéndose allí que las elevadas inversiones
efectuadas por el proveedor o suministrador justificaban la referida
cláusula de exclusiva.
Inaplicabilidad al contrato que nos ocupa del Reglamento CEE
1984/1983 que la recurrente considera, indebidamente infringido. Al
respecto ha de partirse de la premisa de no haberse hecho efectiva ni
exigido nunca entre las partes la exclusiva relativa a la comercialización
de lubricantes en la estación de servicio, según tuvo por acreditado la
sentencia del Juzgado de Primera Instancia en su fundamento jurídico
tercero y nos hallamos, en cuanto al suministro de carburantes y
combustibles, ante una relación jurídica de comisión mercantil por virtud
de la cual la recurrente comercializaba esos productos en la estación de
servicio en nombre y por cuenta de mi mandante percibiendo el importe
de las comisiones establecidas en la repetida O.M. de 12 de febrero de
1992.
Sentada la naturaleza de la relación, hemos de añadir que el citado
Reglamento CEE se dictó al amparo del apartado 3 del art. 85 del Tratado
de Roma (actual art. 81 del Tratado de Ámsterdam) para establecer una
exención por categorías a determinados acuerdos de compra en exclusiva
celebrados entre un proveedor y un revendedor. Sentado que mi
mandante no vende a la recurrente ni ésta adquiere en ningún momento
la propiedad de los productos que se le suministran, la conclusión es la
inaplicabilidad de ese Reglamento CEE a este contrato en cuanto que no
está necesitado de la obtención de la exención a la que se refiere el art.
85.3 del Tratado de Roma (art. 81.3 del Tratado de Ámsterdam).
Así lo ha declarado la Sección Sexta de lo Contenciosoadministrativo de la Audiencia Nacional, en sentencia de 7 de junio de
2000, en la que analizando un contrato con igual estructura de derechos y
obligaciones en cuanto a la comercialización en exclusiva de carburantes
y combustibles, y confirmando, a su vez, la resolución del Tribunal de
Defensa de la Competencia de 30 de julio de 1996, concluyó con que
eran "inexistentes las prácticas restrictivas que supone el recurrente del
art. 85.1 del Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea, en relación
con el Reglamento CEE 1984/1983, en cuanto tales normas contemplan
una relación entre dos empresas, el proveedor y el revendedor, y ya se ha
visto que en el caso de autos no hay reventa de carburantes de Repsol
sino que éste es un agente comercial del primero, que suministra
carburantes propiedad de Repsol a cambio de una comisión.
Del razonamiento así expuesto, enteramente trasladable a nuestro
supuesto de hecho, se desprende que no es aplicable la prohibición del
art. 85.1 del Tratado de Roma (actual art. 81.1 del Tratado de Ámsterdam)
a relaciones jurídicas convenidas en régimen de agencia o comisión
mercantil, por lo que, a su vez, esas relaciones no están necesitadas de la
obtención de la exención por categorías conferida por el Reglamento CEE
1984/1983 al amparo del apartado 3 del citado precepto del Tratado, no
obstante lo cual, criterios de prudencia han aconsejado siempre a mis
mandantes el cumplimiento de los criterios y principios generales que
inspiran dicho Reglamento CEE, ajustando a ellos los términos y
condiciones de su contratación aún cuando, en cualquier caso, sigamos
manteniendo la inaplicabilidad del mismo Reglamento CEE a contratos
como el que aquí nos ocupa.
Sentada, pues, la inaplicabilidad de ese Reglamento CEE al
contrato de 30 de junio de 1987, y, subsidiariamente, su plena
conformidad con lo en él establecido, y, especialmente en lo relativo a la
duración del pacto de exclusiva por tiempo de diez años (según
expresamente autoriza su art. 12.1.c), el motivo de casación debe ser
desestimado.
Termina solicitando de la Sala «que tenga por presentado este
escrito, y por impugnado el recurso de casación interpuesto por la
mercantil "Estación de Servicio Vivar del Cid, S. A.", frente a la sentencia
de la Audiencia Provincial de Vizcaya, Sección 5ª, de 29 de noviembre de
1999, acordándose, en su día, dictar sentencia por la que se desestime
dicho recurso, confirmándose la del Tribunal a quo e imponiéndose las
costas de este recurso a la recurrente.
SÉPTIMO. - Para la deliberación y fallo del recurso de fijó el día 9
de enero de 2007, en que tuvo lugar.
Ha sido Ponente el Magistrado Excmo. Sr. D. JUAN ANTONIO XIOL
RÍOS, quien expresa el parecer de la Sala.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO. 1)
El Juzgado desestimó la demanda interpuesta por la Estación
de Servicio Vivar del Cid, S. A., contra Repsol Petróleo, S. A., y Repsol
Comercial de Productos Petrolíferos, S. A., y estimó parcialmente la
reconvención, condenando a la primera, por incumplimiento de sus
obligaciones de suministro en exclusiva de carburantes y combustibles, al
íntegro cumplimiento del contrato de imagen, comercialización y
colaboración de 30 de junio de 1987, que afectaba a la Estación de
Servicio núm. 7540 de Quintanilla de Vivar y, en concepto de daños y
perjuicios a consecuencia de la infracción del pacto de exclusiva de
suministro de carburantes y combustibles, al abono de la cantidad que se
acreditase en trámite de ejecución de sentencia, con arreglo a las bases
que se especificaban.
2)
La Audiencia Provincial desestimó el recurso de apelación
interpuesto por la representación de Estación de Servicios de Vivar del
Cid, S. A., por considerar, en síntesis, en lo que este recurso de casación
interesa:
a)
Que la validez y el cumplimiento del contrato no quedaba al
libre arbitrio de una sola de las partes, pues de las cláusulas del contrato
no se desprendía que la concedente pudiera decidir a su libre arbitrio la
interrupción de los suministros, sino que se atribuía a la mercantil
suministradora la facultad de exigir el ofrecimiento de garantías
complementarias caso de que la capacidad financiera del titular de la
Estación disminuyera; y no quedaba al arbitrio de aquélla la fijación de los
precios, ya que los mismos se fijaban en el anexo número II del contrato.
b)
Que no podía estimarse incumplida la cláusula de cliente
más favorecido por cuanto no se había demostrado el suministro por
terceros en condiciones más favorables; y el suministro por Repsol a
instalaciones fijas obedecía a otro tipo de suministro encuadrado en un
canal de distribución distinto.
c)
Que no podían estimarse vulnerados los artículos 10 y 11 del
Reglamento (CEE) nº 1984/83 de la Comisión, de 22 de junio de 1983, ya
que no era cierta la afirmación de la parte apelante relativa a que Repsol
no aportó a la mercantil demandante ninguna contrapartida comercial o
financiera que justificara la validez de la cláusula de exclusiva.
3)
Los tres motivos del recurso de interposición interpuesto por
Estación de Servicio Vivar del Cid, S. A., se encaminan a combatir,
respectivamente, los tres razonamientos de la sentencia que se acaban
de sistematizar.
SEGUNDO. - El motivo primero se introduce con la siguiente
fórmula:
«Se formula el presente motivo al amparo del número 4° del artículo
1692 de la Ley de Enjuiciamiento Civil [LEC 1881], denunciándose en el
mismo la infracción del artículo 1256 del Código Civil y la jurisprudencia
que interpreta su naturaleza jurídica y alcance.»
El motivo se funda, en síntesis, en que la validez y el cumplimiento
del contrato de exclusiva de suministro y abanderamiento de fecha 30 de
junio de 1987 se dejan al arbitrio de Repsol Comercial de Productos
Petrolíferos, S. A., por cuanto: a) el precio de los productos queda, en
definitiva, a la libre determinación de ésta; y b) la cláusula contractual que
reserva a Repsol la facultad de suspender el suministro, si considera que
ha disminuido la capacidad financiera de la Estación, demuestra que el
cumplimiento contractual queda evidentemente al arbitrio de Repsol.
El motivo debe ser desestimado.
TERCERO. A)
Como opone la parte recurrida, esta Sala viene considerando
que el art. 1256 del Código civil [CC] no puede fundar un motivo de
casación dado su carácter genérico (SSTS, entre otras, de 10 de febrero
de 2004, 27 de febrero de 2004 y 14 de marzo de 2005). Aunque este
importante defecto sería suficiente para desestimar el motivo, en el caso
particular examinado, habida cuenta de que el desarrollo del motivo
permite concretar la infracción que se imputa a la sentencia en relación
con la interpretación del contrato controvertido, resulta procedente entrar
en su examen, con el carácter limitado que se dirá, en aras de la
efectividad del derecho a la tutela judicial consagrado en la Constitución.
B)
En el caso enjuiciado, la interpretación llevada a cabo por la
sentencia recurrida se concreta en que: a) de la simple lectura de la
invocada cláusula séptima no se desprende que la validez y el
cumplimiento del contrato quedara al libre arbitrio de una sola de las
partes, ya que el anexo núm. II, que formaba parte del contrato que
contenía una suficiente concreción de los precios; b) La cláusula sobre
suspensión no significa que Empetrol pudiera decidir a su libre arbitrio la
interrupción de los suministros, como pretende la hoy recurrente, sino algo
muy distinto; esto es, se atribuía a la mercantil suministradora la facultad
de exigir el ofrecimiento de garantías complementarias caso de que la
capacidad financiera del titular de la Estación disminuyera, y se otorgaba
tan sólo la posibilidad de suspender los suministros para el caso de que
esas garantías no fueran prestadas, y en tanto no lo fueron.
C)
Según esta interpretación no estamos ante un caso de la
llamada «venta con precio del vendedor», la cual, según la STS de 13 de
abril de 1982 no puede tener efectos en nuestro ordenamiento, pues
requiere para su validez una norma legal que ordene su aplicación, salvo
que exista un acuerdo contractual que tenga por finalidad señalar el
precio conforme al criterio del vendedor; fuera de estos casos, según esta
sentencia, admitir otro precio que el vendedor habría de fijar llevaría a la
infracción de los artículos 1256 y 1449 CC, en cuanto en definitiva el
cumplimiento del contrato quedaría al arbitrio de una de las partes.
En el caso enjuiciado se trata de un supuesto distinto, en el que no
existe indeterminación alguna en las condiciones del contrato que permita
considerar que su cumplimiento quede al arbitrio de una de las partes.
D)
Esta Sala viene declarando que corresponde al juzgador de
instancia como función propia la de interpretar los contratos, y que esta
interpretación sólo es revisable en casación cuando se muestre contraria
a la ley o a la lógica (SSTS de 20 de enero de 2000, 16 de julio de 2002,
23 abril de 2003, 23 de diciembre de 2003, 30 de diciembre de 2003, 11
de marzo de 2003, 23 de diciembre de 2003, 23 de enero de 2004, 29 de
enero de 2004, 20 de mayo de 2004, 25 de octubre de 2004, 12 de
noviembre de 2004, 19 de octubre de 2005, 24 de noviembre 2005, 9 de
diciembre 2005, 22 de diciembre 2005 y, entre las más recientes, 24 de
enero de 2006, 12 febrero de 2006, 8 de febrero de 2006, 8 de marzo de
2006, 13 de junio de 2006, 23 de junio de 2006, 20 de julio de 2006, 14 de
septiembre de 2006 y 22 de diciembre 2006). Quiere esto decir que sólo
puede prosperar en el recurso de casación una alegación de
disconformidad con la interpretación realizada por el tribunal de instancia
cuando esta exégesis contradice abiertamente el espíritu o la letra del
texto interpretado. El recurrente en casación no puede pretender sustituir
la interpretación de la sentencia impugnada por su propio criterio, siempre
y cuando las normas hermenéuticas hayan sido aplicadas correctamente.
E)
La parte recurrente no solamente no ha demostrado que la
interpretación realizada por la sentencia recurrida sea contraria a la letra o
el espíritu del contrato concertado entre las partes, sino que ni siquiera ha
formulado una argumentación tendente a desvirtuar sus atinados
razonamientos concernientes a esta cuestión, ni alegado la infracción de
norma alguna sobre la interpretación de los contratos, sino que
prácticamente se ha limitado a reproducir las alegaciones formuladas en
el escrito de demanda, pretendiendo sustituir el criterio de la sentencia de
apelación por el que propone como más acertado en la interpretación de
las cláusulas contractuales controvertidas. Según la doctrina general que
ha quedado expuesta, la pretensión impugnatoria formulada en estos
términos no es susceptible de viabilidad en el marco procesal impuesto
por la naturaleza del recurso especial de que estamos conociendo.
F)
La STS de 11 de diciembre de 2002, núm. 1170/2002,
recurso número [RN] 1559/1997, ante una cláusula contractual de
apariencia similar a la aquí enjuiciada, llega a conclusiones idénticas a las
que acaban de exponerse.
La STS de 17 de octubre de 2005, en relación con un contrato de
suministro de naturaleza análoga al aquí examinado, llega a la conclusión
de la existencia de una indeterminación en el precio determinante de la
nulidad del contrato, pero lo hace en interpretación de una cláusula de
contenido muy diferente a la que es objeto de examen en estos autos,
pues en ella sólo se hacía referencia a la media aritmética de las tarifas
oficiales de precios aplicadas por el resto de compañías en la zona
geográfica que se delimitaba, y no consta que se hicieran ulteriores
precisiones.
CUARTO. - El motivo segundo se introduce con la siguiente
fórmula:
«También se ampara este motivo en el ordinal 4° del artículo 1692
de la Ley de Enjuiciamiento Civil, denunciándose la infracción del artículo
1124 del Código Civil y de la jurisprudencia relativa a la facultad de
resolver las obligaciones para el caso de que uno de los obligados no
cumpliere lo que le incumbe.»
El motivo se funda, en síntesis, en que la suministradora infringió la
cláusula de cliente más favorecido, ya que la estación tenía que
suministrarse exclusivamente de Repsol, cuando la competencia vendía
los mismos productos en mejores condiciones de precio, e incluso lo
hacía Repsol a los propios clientes de la estación de servicio, en virtud de
una práctica abusiva que dio lugar a reclamaciones ante el Tribunal de
Defensa de la Competencia [TDC].
El motivo debe ser desestimado.
QUINTO. - La fundamentación de este motivo tropieza con los
mismos obstáculos que ha llevado a la desestimación del motivo primero
de casación, puesto que:
A)
La sentencia recurrida, entre otros razonamientos auxiliares,
afirma que:
a)
En cuanto al suministro por terceros, la documentación
obrante en autos relativa a suministros a otras estaciones de servicio se
refiere a periodos muy posteriores a la carta remitida por Repsol a la
actora en el mes de enero de 1994 reclamando por incumplimiento de la
exclusiva.
b)
En cuanto al suministro por Repsol a instalaciones fijas, la
cláusula de cliente más favorecido se refería a un determinado «tipo de
suministros», por lo que dicha cláusula de cliente más favorecido tan sólo
podía contemplarse en relación con el canal de distribución a que se
refiere el artículo 8 de la Ley 34/1992 de 22 de diciembre, de Ordenación
del Sector Petrolero, esto es, el canal de distribución al por menor en
instalaciones de venta al público, pero no en relación con los otros dos
canales contemplados en dicha Ley 34/1992, es decir, el de distribución al
por mayor de carburantes y combustibles petrolíferos y el de distribución
al por menor mediante suministros directos en instalaciones fijas a
consumidores o usuarios finales.
c)
Según se desprende de la documentación unida al rollo de
apelación, las operaciones con las que pretende establecerse la
comparación de sobreprecios se encuadran en un canal de distribución
distinto a aquel en que se desenvolvía la relación entre las partes,
concretamente el de distribución al por menor mediante suministros
directos en instalaciones fijas a consumidores o usuarios finales.
La parte recurrente desconoce el argumento utilizado en la
sentencia impugnada, que se basa en la diferenciación legal de ambos
canales de distribución en relación con la concreción de un determinado
tipo de suministro especificada en el contrato. Un razonamiento similar
había sido ya expresado por la Sala Tercera de este Tribunal, al afirmar,
en síntesis, en la STS de 12 de febrero de 1999, (en la cual se examinó la
nulidad de los artículos 17.15 y 18.7 del RD 1905/1995, de 24 noviembre,
por el que se aprobó el Reglamento para la Distribución al por menor de
carburantes y combustibles petrolíferos en instalaciones de venta al
público,) que la venta directa de carburante fuera de la propia estación de
servicio al consumidor final en el domicilio de éste no restringe el derecho
de libertad de empresa, de libre comercio y de libre competencia, en
beneficio de los consumidores y usuarios; sino que esta previsión se
encuentra en la Ley 34/1992, que le otorga el tratamiento de excepcional.
B)
Esta afirmación de la sentencia recurrida constituye una
interpretación racional de la cláusula contractual sometida a
enjuiciamiento, la cual debe, de acuerdo con lo razonado en el motivo
anterior, prevalecer en este recurso de casación.
C)
A idéntica conclusión se llega, en virtud de los razonamientos
que allí se exponen, en consideración a una cláusula similar, al resolver el
motivo sexto de casación, en la STS de 11 de diciembre de 2002, núm.
1170/2002, RN 1559/1997, anteriormente citada.
D)
La STS de esta Sala de 11 de octubre de 2005, núm.
712/2005, RN 46/1999, dictada sobre unos presupuestos de hecho que
guardan cierta similitud sobre los aquí enjuiciados, acepta, al resolver el
primer motivo de casación, las conclusiones de la Audiencia Provincial en
el sentido de haberse producido incumplimiento de la cláusula de cliente
más favorecido entre otros factores por las mejores condiciones
económicas reconocidas en favor de las instalaciones fijas, pero lo hace
atendiendo a una interpretación de la concreta cláusula enjuiciada, que
conduce a una conclusión diferente aplicando la misma doctrina sobre
interpretación de los contratos a que acaba de hacerse referencia; pues
«la Sala de Instancia —dice— se ha limitado a señalar que comparte el
criterio expuesto en una resolución del Tribunal de Defensa de la
Competencia, pero ha basado su decisión en la valoración de la conducta
de las partes según el canon de lo convenido en los contratos. [...] la Sala
no aplica los preceptos que el recurrente cita de la ley 43/1992 de 22 de
diciembre, hoy derogada por la Ley 34/1998, de 7 de octubre, del Sector
de hidrocarburos. Por más que la aseveración de la sentencia recurrida
respecto de los canales comerciales pueda ser o no compartida.»
Es bien sabido que la aplicación de idéntica doctrina, en función de
los presupuestos de hecho del supuesto enjuiciado y de la valoración de
la prueba e interpretación efectuadas por el tribunal de instancia, puede
conducir a conclusiones distintas, como aquí ocurre (v. gr., STS de 30 de
noviembre de 2006, cuyos razonamientos en este punto, contenidos en el
fundamento jurídico cuarto, damos por reproducidos).
E)
La recurrente intenta desvirtuar la argumentación de la
sentencia apoyándose en una resolución del TDC en la cual se afirma que
la distribución a instalaciones fijas y al por menor constituye un canal
comercial que compite con el de las estaciones de servicio; pero este
argumento no merece consideración alguna, pues:
a)
Dicha resolución fue anulada mediante sentencia de la
Audiencia Nacional, Sala de lo Contencioso-administrativo, de 28 de mayo
de 1998, firme en virtud de la STS, Sala Tercera, de 7 de julio de 2003
(aunque ciertamente, ambos tribunales no ponen en cuestión la
expresada afirmación) y no consta que se haya sustituido por otra firme,
en virtud de la ejecución ordenada por el propio TDC en resolución de 19
de diciembre de 2003.
b)
En la propia resolución se indica, cosa que ahorra ulteriores
consideraciones, que «el incumplimiento del contrato de compra exclusiva
por los operadores petrolíferos, es cuestión que escapa a la competencia
de este Tribunal y que, por tanto, debe ser planteada, en su caso, ante la
jurisdicción civil».
c)
En la propia resolución se añade que las diferencias de
precio «se justifican porque las inversiones que los operadores
petrolíferos realizan en las estaciones de servicio son muy elevadas y no
tienen correspondencia con los otros sistemas de distribución», cosa que,
en último término, remitiría a la resolución de la cuestión planteada en el
siguiente motivo de casación, que se funda en la ausencia de inversión
alguna por parte de Repsol en la Estación de Servicio recurrente.
F)
La apreciación de la inexistencia de un incumplimiento
contractual, nos releva de entrar en el examen de la trascendencia de
dicho incumplimiento para fundamentar el ejercicio de la acción resolutoria
(SSTS, entre otras, de 20 de julio de 2006 19 de mayo de 2006 y 11 de
octubre de 2006).
SEXTO. - El motivo tercero se introduce con la siguiente fórmula:
«También se articula este motivo por el cauce del ordinal 4° del
artículo 1692 de la Ley de Enjuiciamiento Civil por infracción del artículo
85 del Tratado de Roma y artículos 10 y 11 del Reglamento núm. 1984/83
de desarticulación del Monopolio de Petróleos de conformidad con la
Unidad Europea o Comunidad Europea».
El motivo, en cuyo fundamento se citan, además de los preceptos
invocados como infringidos, los apartados 13, 14 y 17 del Reglamento
comunitario citado y los artículos 2, 14 y 17 del mismo, se funda, en
síntesis, en que la normativa comunitaria permite los contratos de
exclusiva de abastecimiento cuando el operador no desarrolla la misma
actividad de venta de productos en la misma área geográfica a otros
revendedores; pero para estos contratos de exclusiva se requiere que se
hayan proporcionado al revendedor determinadas ventajas en
instalaciones, en locales, equipamientos, etc., y Repsol no ha
proporcionado a la Estación de Servicio Vivar del Cid, S. A., ninguna
ventaja económica o comercial o instalaciones, pues se ha limitado a la
colocación de la imagen en su Estación de Servicio en su exclusiva
ventaja.
El motivo debe ser desestimado.
SÉPTIMO. A)
En este motivo no es menester examinar la compatibilidad de
las cláusulas contractuales objeto de enjuiciamiento con la normativa
comunitaria (Reglamento [CEE] nº 1984/83 de la Comisión, de 22 de junio
de 1983), puesto que la parte recurrente no la cuestiona directamente,
sino que lo que pone en duda es la afirmación de la sentencia recurrida
sobre el cumplimiento, en el terreno de los hechos, de los requisitos
contractualmente exigidos de acuerdo con ella.
Esta Sala ha aceptado dicha compatibilidad, en términos generales,
en las SSTS de 10 de noviembre de 2005 y 11 de diciembre de 2002 (y,
de forma indirecta en relación con los contratos calificados como de
comisión o agencia, en la STS de 11 de octubre de 2005), si bien debe
reseñarse la cuestión prejudicial planteada por la Sala Tercera de este
mismo Tribunal resuelta mediante STJCE de 14 de diciembre de 2006,
asunto C-217/05, Confederación Española de Empresarios de Estaciones
de Servicio contra Compañía Española de Petróleos, S. A., en el sentido
de que en un contrato de distribución en exclusiva de carburantes y
combustibles celebrado entre un suministrador y un titular de una estación
de servicio, cuando este titular asuma, en una proporción no
insignificante, uno o varios riesgos financieros y comerciales vinculados a
la venta a terceros, «[l]os artículos 10 a 13 del Reglamento (CEE) nº
1984/83 de la Comisión, de 22 de junio de 1983, relativo a la aplicación
del apartado 3 del artículo 85 del Tratado a determinadas categorías de
acuerdos de compra exclusiva, deben interpretarse en el sentido de que
tal contrato no estará cubierto por este Reglamento en la medida en que
imponga al titular de la estación de servicio la obligación de respetar el
precio final de venta al público fijado por el suministrador.»
B)
La valoración probatoria sólo puede excepcionalmente tener
acceso a la casación mediante un soporte adecuado, bien la existencia de
un error patente o arbitrariedad en la valoración de la prueba, en cuanto,
según la doctrina constitucional, dicha existencia comporta la infracción
del derecho a la tutela judicial efectiva (SSTS de 20 de junio de 2006, 17
de julio de 2006), bien la infracción de una norma concreta de prueba que
haya sido vulnerada por el juzgador (SSTS de 16 de marzo de 2001, 10
de julio de 2000, 21 de abril y 9 de mayo de 2005, entre otras). En defecto
de todo ello la valoración de la prueba es función de la instancia y queda
fuera de la casación (SSTS 8 de abril de 2005, 29 de abril de 2005, 9 de
mayo de 2005, 16 de junio de 2006, 23 de junio de 2006, 28 de julio de
2006 y 29 de septiembre 2006, entre las más recientes).
Este principio no sólo impide tratar de desvirtuar una apreciación
probatoria mediante una valoración conjunta efectuada por el propio
recurrente para sustituir el criterio del tribunal por el suyo propio, sino
también intentar el mismo efecto mediante un salto lógico, invocando la
infracción de un precepto legal sustantivo cuya aplicación sólo sería
procedente si se alterasen los datos fácticos sentados por el juzgador de
instancia (SSTS de 9 de mayo, 13 de septiembre de 2002, 21 de
noviembre de 2002, 31 de enero de 2001, 3 de mayo de 2001, 30 de
noviembre de 2004, 18 de julio de 2006, entre otras), pues sería tanto
como pretender la revisión de la actividad probatoria, que compete
exclusivamente al tribunal de instancia, mediante el paralogismo
consistente en hacer supuesto de la cuestión, incompatible con el método
de discusión racional al que se ajusta el proceso judicial (SSTS 19 de
mayo de 2005 y 9 de febrero de 2006, entre otras muchas).
C)
La anterior doctrina conduce a la desestimación de este
motivo de casación. En su fundamento se parte de unos hechos distintos
e incompatibles con los que se declaran acreditados en la sentencia de
instancia; pues —mientras el recurrente da por supuesto, para
fundamentar la infracción de los preceptos de Derecho comunitario que
invoca, que Repsol no ha proporcionado a la Estación de Servicio Vivar
del Cid, S. A., ninguna ventaja económica o comercial o instalaciones,
pues se limitó a la instalación de la imagen de empresa en su exclusivo
beneficio—, en la sentencia impugnada se afirma que: a) «no es cierta la
afirmación de la parte apelante relativa a que Repsol no aportó a la
mercantil demandante ninguna contrapartida comercial o financiera que
justificara la validez de la cláusula de exclusiva»; y b) «se hicieron
importantes obras afectantes a la estructura de las edificaciones, así
como a las instalaciones de electricidad, como se deduce del examen
pormenorizado de los diferentes capítulos analizados y valorados por el
perito».
El motivo tropieza, en consecuencia, con el obstáculo insalvable en
el recurso de casación de dar por supuestos los hechos en que se funda,
en contra de la valoración probatoria efectuada por el tribunal de
instancia.
OCTAVO. - La desestimación de todos los motivos de casación
comporta la procedencia de declarar no haber lugar al recurso de
casación e imponer las costas a la parte recurrente, de acuerdo con el art.
1715 LEC 1881, así como la pérdida del depósito constituido.
Por lo expuesto, en nombre del Rey y por la autoridad conferida por el
pueblo español.
FALLAMOS
1.
No ha lugar al recurso de casación interpuesto por la
representación procesal Estación de Servicio Vivar del Cid, S. A. contra la
sentencia número 529/99, de 29 de noviembre de 1999, dictada en el rollo de
apelación número 401/97 por la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de
Bizkaia, cuyo fallo dice:
«Fallamos. Que desestimando el recurso de apelación interpuesto por la
representación de Estación de Servicios de Vivar del Cid, S. A., contra la
sentencia dictada el día 5 de junio de 1.997 por la Ilma. Sra. Magistrada del
Juzgado de Primera Instancia núm. nueve de Bilbao en el Juicio Declarativo de
Menor Cuantía núm. 326 de 1994, del que dimana el presente rollo, debemos
confirmar y confirmamos dicha resolución, todo ello con expresa imposición al
apelante de las costas devengadas en esta segunda instancia».
2.
Declaramos la firmeza de la expresada sentencia.
3.
Se imponen las costas del recurso a la parte recurrente y la pérdida
del depósito constituido.
4.
Comuníquese esta sentencia, al mismo tiempo de su notificación a
las partes, al Servicio de Defensa de la Competencia, a los efectos previstos en
el art. 15.2 y .3 del Reglamento (CE) nº 1/2003 del Consejo, de 16 de diciembre
de 2002, relativo a la aplicación de las normas sobre competencia previstas en
los artículos 81 y 82 del Tratado, y en el art. 8.2 del Real Decreto 2295/2004, de
10 de diciembre.
Así por esta nuestra sentencia, que se insertará en la COLECCIÓN
LEGISLATIVA pasándose al efecto las copias necesarias, lo pronunciamos,
mandamos y firmamos.- Firmado y rubricado.-Juan Antonio Xiol Ríos.-
Francisco Marín Castán.-José Ramón Ferrándiz Gabriel
PUBLICACIÓN.- Leída y publicada fue la anterior sentencia por el EXCMO. SR.
D. Juan Antonio Xiol Ríos, Ponente que ha sido en el trámite de los presentes
autos, estando celebrando Audiencia Pública la Sala Primera del Tribunal
Supremo, en el día de hoy; de lo que como Secretario de la misma, certifico.
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