Estratega victorioso Por ÁNGEL JIMÉNEZ GONZÁLEZ A l adentrarnos en el vasto y complejo pensamiento estratégico y táctico-militar de Fidel Castro, quien no se formó en una academia militar, surge la pregunta: ¿Cómo nació ese pensamiento militar? El propio Comandante nos da la respuesta: “A mí siempre me gustó leer la historia, creo que a casi todos los muchachos les gusta leer la historia y las historias de las guerras, de las guerras en Cuba y de las guerras fuera de Cuba, de las guerras internacionales y de todos los personajes famosos de la historia. […] Tenía esa vocación y cuanto libro militar caía en mis manos lo leía”. La asimilación de esas lecturas comienzan a reflejarse ya en la experiencia de cayo Confites, cuando era partidario de una lucha guerrillera en las montañas de Santo Domingo, en vez de lanzar una fuerza mal entrenada e inexperta contra el Ejército regular de Trujillo, y durante el Bogotazo, cuando le propuso al comandante colombiano al frente de la Quinta División, que sacara su tropa a la calle a realizar acciones decisivas. El plan para iniciar la Revolución mediante el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, era el primer paso de la concepción estratégica de una insurrección popular contra el gobierno de Fulgencio Batista y sus fuerzas armadas, que debía continuar con la entrega al pueblo del armamento depositado en los cuarteles para rechazar el contraataque del Ejército y la convocatoria a una huelga general. De no poder rechazar la ofensiva de la soldadesca, tomar el camino de las montañas. El fracaso del Moncada y la condena de los sobrevivientes a prisión no lo hicieron cejar en la lucha. En el exilio mexicano se reafirmó su convicción de que el método irregular era el idóneo. Una vez en la Sierra, Fidel se atuvo a sus concepciones iniciales. La previsión estratégica, esa capacidad de imaginarse el desarrollo de las acciones combativas en los próximos días, semanas y meses, es cualidad sin la cual no se alcanza la jerarquía de estratega, y Fidel la puso de manifiesto tantas veces, que en la Sierra no faltó quien creyera que era adivino. Ejemplo formidable de previsión estratégica está en la base del triunfo de Girón. La creación de la milicia en una fecha tan temprana como octubre de 1959, la adquisición masiva de armamento, que comenzó a llegar en agosto de 1960 y el adiestramiento elemental y a toda prisa del personal en el manejo de las armas, fueron premisas de la victoria de Girón “[...] esa victoria no fue un hecho casual. [...] La victoria se forjó 66 antes de la batalla y para todos nosotros [...] es una lección importante”. La táctica, esa rama del arte militar que se ocupa de combates, es cosa que como norma desarrollan los jefes de unidades en el terreno, con los hechos a la vista. Sin embargo, tanto en la Sierra como en Girón y en las misiones internacionalistas, Fidel dirigió acciones tácticas con el acierto de quien tiene los acontecimientos ante los ojos, a veces a miles de kilómetros del teatro donde se ventilaban los combates. Otro reto para el pensamiento estratégico y táctico del Comandante en Jefe fue el enfrentamiento al bandidismo. Ello demandó desdoblar al guerrillero en contrainsurgente, en una época en que esa teoría aún no se había desarrollado, y Fidel salió victorioso. Cerco, peine, entrecerco, jaula, siquitrilla, fueron algunos procedimientos tácticos empleados con magníficos resultados contra los bandidos; pero lo decisivo fue otra vez la línea de masas. “Para combatir guerrillas La Crisis de Octubre fue una prueba suprema para demostrar la capacidad de Fidel como estadista y la validez de su pensamiento estratégico. Agosto de 2016 —recordó Fidel— empleamos campesinos, organizados en milicias y entrenados, [...] campesinos del lugar, que conocen el lugar”. La Crisis de Octubre fue una prueba suprema para la capacidad de Fidel como estadista y para su pensamiento estratégico. Pero cuando brilló como nunca la estrella del Comandante en Jefe fue cuando dirigió, a miles de kilómetros de distancia y a veces contra las opiniones de reputados generales soviéticos, las acciones de las tropas angolano-cubanas que condujeron a la derrota de las fuerzas racistas sudafricanas. En el curso de esta guerra, Fidel conoció que Pretoria —vía Estados Unidos-Israel— poseía ocho cabezas nucleares, tal vez con el propósito de intimidar a la dirección cubana y hacerla claudicar. Pero eso no arredró a Fidel: “[…] frente a aquel ejército sudafricano poseedor de armas nucleares, tuvimos que adoptar métodos asimétricos. Decidimos formar grupos tácticos no mayores de mil hombres, fuertemente armados con tanques, transportadores blindados, artillería y armamento antiaéreo […]”, con gran autonomía e independencia y elevar su dispersión en el terreno para hacer las unidades menos vulnerables a un golpe nuclear… y continuar la brega. En 1987, bajo la asesoría soviética, las mejores unidades de las FAPLA emprendieron la operación Saludando Octubre, contra las bases de la Unita en el remoto sureste angolano. Fidel advirtió contra aquella acción que hacía vulnerables las líneas de comunicaciones de las unidades angolanas y las ponía al alcance de la aviación sudafricana, por lo que los cubanos no tomarían parte en ella. Pronto sucedió lo previsto por Fidel: la situación operativa amenazaba convertirse en una catástrofe verdaderamente irreparable para las Fapla. Ante ese peligro, el presidente Neto solicitó ayuda a Cuba y Fidel decidió poner punto final de una vez y por todas a las arrogantes aventuras sudafricanas. Para ello llevó a Angola “un río de unidades y medios de combate” que llegó a 55 000 hombres y, mientras entre noviembre de 1987 y marzo del 88 se libraba con éxito la batalla de Cuito Cuanavale, creó una agrupación de 40 000 cubanos, 30 000 angolanos y 3 000 guerrilleros namibios de la Swapo con 600 tanques, cientos de piezas de artillería, mil piezas antiaéreas y unidades de MIG-23, que amenazaba con una ofensiva irresistible en dirección a Namibia. Un golpe aéreo en Ruacaná, donde “los MIG23 les partieron el corazón” a las tropas racistas, fue el epílogo que llevó a los sudafricanos a sentarse en serio a la mesa de negociaciones y aceptar su derrota. Se había impuesto el pensamiento estratégico del Comandante en Jefe y el heroísmo de los pueblos cubano y angolano. El ascenso al poder de Ronald Reagan en los Estados Unidos, con una plataforma política que implicaba descarnadas amenazas contra Cuba, unido a los devaneos entonces de la dirección político-militar soviética, nos obligaron a rediseñar la defensa nacional; a crear el concepto estratégico Guerra de Todo el Pueblo y a instrumentarlo en la práctica. Al respecto Fidel expresó: “Fue precisamente ante una situación de amenazas y de creciente peligro cuando nos pusimos a pensar, meditar, profundizar [...] llegamos a ideas verdaderamente nuevas y revolucionarias en la concepción de la defensa; fue así como se pasó de la antigua concepción, a la idea de que la defensa militar del país, en el terreno del combate y todo lo que asegura y apoya el combate en cualquier variante de agresión: bloqueo, guerra de desgaste, invasión, ocupación parcial o total del territorio era, junto a las fuerzas armadas, tarea de todo el pueblo y, por tanto, todo el pueblo debía estar organizado y preparado para esa lucha“. Tan lejos escruta el pensamiento estratégico del Comandante, que hace casi 30 años, en 1987, afirmó: “No postulamos la eterna hostilidad entre Estados Unidos y Cuba; pero aún el día que vivamos en paz —si eso ocurriera—, no descuidaríamos nuestra defensa; no olvidaríamos por un segundo que debemos nuestra integridad, nuestra independencia, nuestra existencia, a nuestra voluntad de defendernos”. A pesar de su trascendencia en nuestra historia reciente, el pensamiento militar del Comandante en Jefe no ha sido estudiado ni sistematizado con la profundidad y amplitud requeridas. Hacerlo será una descomunal tarea para equipos de investigación multidisciplinarios de la más alta calificación profesional. Es reto colosal y meta para los militares cubanos y los revolucionarios de todo el mundo. Con las milicias orientales en 1961. Preparación para combatir el bandidismo. Edición extraordinaria 67