Huxley y los Psiconautas

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Huxley y los Psiconautas
Huxley y los Psiconautas
2010-12-23 05:00:55
Aldous Huxley, escritor, visionario y filósofo, fue uno de los pioneros más relevantes en el campo de la
psiquedelia. Formado en una familia británica de reputada tradición intelectual, pasó su infancia entre
libros, y a pesar de quedarse prácticamente ciego a raíz de una enfermedad que sufrió durante la
adolescencia, su infinita curiosidad acabó por granjearle una renombrada fama de enciclopedia viviente.
El interés de Huxley por las drogas se remonta a los años 30, cuando después de escribir varios ensayos
sobre el tema publicó su famosa novela “Un mundo feliz”, en la que una droga llamada Soma se convierte
prácticamente en el personaje central de la obra. Por aquel entonces la actitud de Huxley ante los
psicotrópicos era ambivalente. Por una parte intuía que el campo de la farmacología estaba a punto de
ofrecer una substancia que despojaría al ser humano de sus miedos, permitiéndole abrirse a la belleza de
la vida; pero al mismo tiempo temía que esta promesa fuera truncada por los poderes estatales,
ofreciendo un sucedáneo de encefalograma plano que no hiciera otra cosa que reforzar aun más el
control del Estado sobre el individuo. Esta última hipótesis es la que presentó en Un mundo feliz, una
visión pesimista del ahora presente, que según los entendidos va más allá que el tétrico 1984 de G.
Orwell.
Pasaron los años y el interés de Huxley en el misticismo fue despuntando cada vez más, hasta el punto
de concentrar toda su actividad intelectual en la redacción del libro La filosofía perenne, un compendio de
tradiciones espirituales orientales que apuntaban hacia el reencuentro del alma humana en contraposición
a la amenaza de alienación que ofrecía la técnica. La vivencia directa de la trascendencia había
desaparecido de nuestra desalmada sociedad mecánica, y Huxley se preguntaba si el olvido de esta
experiencia no habría sido una pérdida inestimable para el ser humano.
Fue a principios de los años 50 cuando Huxley decidió llevar a cabo su primera sesión con mescalina, el
alcaloide visionario del peyote. De esta primera experiencia nació el libro Las puertas de la percepción, un
ensayo sobre arte y religión destinado a revolucionar la escena americana de los años siguientes.
Hasta el mismo momento de su muerte Huxley desplegó una actividad incansable como divulgador de lo
que la experiencia psiquedélica podía aportar. En su último libro, Isla, describe un mundo sumido en la
neurosis de la guerra, en el que un pequeño grupo de personas que habita en una isla conserva la
sabiduría de la desvelación del alma. Los pacíficos miembros de esta sociedad tienen por costumbre
ingerir unas misteriosas setas en el momento del tránsito, como vehículo para iluminar este trascendente
momento de la vida -Huxley fue un firme defensor de que en el momento de la muerte la persona debería
tener la mente más clara que en cualquier otro momento de la vida, por lo que rechazaba la
administración de opiáceos y aspiraba a la claridad aportada por los psiquedélicos-. Fiel a su propia
profecía, en el momento de su tránsito, Aldous Huxley pidió a su esposa que le administrara 100 mcg de
LSD, hecho que más tarde fue alabado por E. Jünger como un gesto del más alto valor psiconáutico.
Los Psiconautas
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Psiconauta, referido a la cultura psiconáutica como fenómeno intelectual y artístico en sus distintas
formas (literario, musical, cinematográfico), caracterizado por entender como positivo y mostrar interés
por el consumo de sustancias psicoactivas y psicodélicas.
Un psiconauta (literalmente, navegante de la conciencia) es una persona que utiliza las drogas, muchas
veces junto a técnicas de trance de cualquiera de las religiones del mundo, psicología moderna u otros
paradigmas, para explorar la psique, comprender su sentido, y potencialmente mejorar el funcionamiento
de ciertas tareas psicológicas. El término se asocia a menudo al uso de alucinógenos o de enteógenos
como guías o medios, para alcanzar experiencias internas. Esto es absolutamente distinto del uso
religioso o del uso lúdico-social de las drogas.
Dentro de esta corriente cultural que se mantiene con altibajos en Europa y EE.UU. desde el siglo XIX,
cabe situar principalmente aquellos intelectuales y artistas que hacen apología de su condición de
psiconautas, así como la labor científica de los diferentes estudiosos de estas sustancias.
Dos de los primeros escritores psiconautas serán los británicos Samuel Taylor Coleridge (1772–1834),
consumidor de opio desde 1796 hasta su muerte y Thomas De Quincey (1785–1859), consumidor de opio
desde 1803 hasta su muerte y autor de “Confessions of an English Opium Eater” (Confesiones de un
inglés comedor de opio) de 1822, describiendo los estados de éxtasis y tormento del opio, enuncia
también la esperanza del autor de aumentar su racionalidad y sentido de la armonía gracias a su
consumo. Para él, el opio no formaba parte de un estilo de vida alienado o criminal; otro de los pioneros
será Fitz Hugh Ludlow (1836–1870), quien experimentó intensamente con el cannabis, autor de un texto
de referencia: “The Hasheesh Eater” (El comedor de hachís, 1857). También Charles Pierre Baudelaire,
poeta, crítico y traductor francés, será autor de varios textos líricos de interés psiconauta como Las flores
del mal en 1857 o Paraísos artificiales (de 1858-1860).
Hacia 1884 Sigmund Freud escribirá una serie de artículos como “Über Coca” (Sobre la cocaína) en los
que el creador del psicoanálisis se sitúa a favor del uso de la cocaína y en algunos momentos se muestra
casi entusiasta en sus alabanzas. Posteriores experiencias le harán sin embargo años más tarde
desdecirse de su primera opinión.
Albert Hofmann descubre el L.S.D. en 1938 e investigará también la Salvia divinorum en 1962. Amigo del
anterior, Ernst Jünger escribe en 1952, después de su primera experiencia con el LSD, “Besuch auf
Godenholm” (Visita a Godenholm), cuya publicación coincidió con la aparición de “Las puertas de la
percepción”, (Aldous Huxley), al que seguiría “Annäherungen. Drogen und Rausch”, (Acercamientos.
Drogas y ebriedad), de 1970. Esta obra, en la que el autor acuñó el término psiconautas (navegantes de
la conciencia), expone las numerosas experiencias de Jünger con varios tipos de sustancias
psicoactivas, tanto enteogénicas como estimulantes u opiáceos.
También resulta determinante la obra del arriba mencionado Huxley, (1894–1963), cuyos trabajos a partir
de la década de 1950, estaban fuertemente influenciados por el misticismo y por sus experiencias con
mescalina, la cual probó invitado por el psiquiatra Humphry Osmond en 1953, quién también inventó la
palabra psychedelic (psicodélico, “que hace manifestarse la conciencia”), para referirse a las drogas
comúnmente llamadas alucinógenas. El descubrimiento de las sustancias psicodélicas (mescalina, LSD,
psilocibina y otras) y el gran interés que las mismas presentan -utilizadas en un contexto específico- para
el descubrimiento del espíritu, le llevaron a escribir Las Puertas de la Percepción y Cielo e Infierno.
Destaca también la obra de Timothy Leary, (1920–1996), escritor y psicólogo estadounidense que
propició el uso del LSD en la década de 1960; amigo del anterior, cabe citar al ilustrador y escultor suizo
H. R. Giger, consumidor reconocido de opio. Algunas novelas de distintos movimientos culturales
paralelos serán adoptadas por la cultura psiconauta como referente, así por ejemplo Hunter Stockton
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Thompson, autor de “Fear and Loathing in Las Vegas” (Miedo y asco en Las Vegas), de 1971.
Fuente: http://www.secretia.com
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