elementos paraje natural “la solana y barranco lucía”

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ELEMENTOS PARAJE
BARRANCO LUCÍA”
NATURAL
“LA
SOLANA
Y
VEGETACIÓN:
Balsa Silvestre:
Mantiene lámina de agua durante todo el año. Este aspecto debe obedecer a que la
charca recibe aportación de aguas subterráneas aparte de las de escorrentía.
Comunidad Vegetal:
Presenta una orla de vegetación típica de lagunas interiores mediterráneas. Alrededor de
la balsa hay una interesante pradera de Eleocharis sp. y una formación de juncos
(Juncos articulatus y Juncus conglomeratus).
Cueva Sabuquera:
Se encuentra incluida en el “Catálogo de cuevas, simas y demás cavidades subterráneas
sitas en el territorio de la Comunidad Valenciana”. Está al noreste del paraje,
accediendo a ella por el camino principal del monte, a poca distancia desde la carretera
de Alcublas – Sacañet (CV-235).
Es un lugar de alto interés, tanto por su propia naturaleza (geomorfología), como por el
refugio que supone para la fauna, la exhuberancia de la comunidad vegetal que hay
asentada y el pasado que esconde, pues hasta hace relativamente poco era utilizada
como ventisquero (nevera).
Comunidad Vegetal:
Aquí las especies dominantes son las lianas, entre las que destaca por su frondosidad y
tamaño la hierba de los pordioseros (Clematis flammula), que tapiza casi todas las
paredes y parte del suelo de la cavidad colapsada.
La otra especie dominante es la hiedra (Hedera helix).
Otras especies vegetales existentes en el Paraje:
Erica scoparia, Senecio lagascanus y Taxus baccata.
FAUNA:
En el paraje se pueden encontrar especies características del matorral mediterráneo,
aunque muchas de ellas no es posible observarlas porque requieren mayor grado de
aislamiento y protección.
Entre los vertebrados, la mayor variedad de especies se puede encontrar entre las aves.
Algunas nidifican en el paraje y otras simplemente acceden en busca de alimento, o van
de paso en su ruta migratoria.
La presencia de mamíferos es muy escasa, reduciéndose básicamente a la familia de los
lepóridos. Casualmente se puede llegar a ver algún zorro, o a algún otro carnívoro
oportunista.
Las especies de fauna protegida que se encuentran en el paraje son las siguientes:
INSECTOS: doncella de ondas rojas (Euphydryas aurinia), mariposa luna o isabelina
(Graellsia isabellae).
ANFIBIOS: En la Balsa Silvestre podemos encontrar el gallipato (Pleurodeles waltl),
anfibio catalogado como vulnerable en la Comunidad Valenciana, así como el sapo de
espuelas (Plobates cultripes).
Otras especies interesantes de anfibios que se observan en la Balsa son el sapo partero
común (Alytes obstreticans), el sapo corredor (Bufo calamita), el sapillo moteado
común (Pelodytes punctatus), el sapo común (Bufo bufo) y la rana común (Rana perezi).
AVES: En la Balsa Silvestre también podemos encontrar la alondra (Alauda arvensis),
el arrendajo (Garrulus garrulus), y el triguero (Milaria calandra).
MAMÍFEROS: el erizo europeo (Erinacea europaeus) también es posible encontrarlo en
la Balsa. Otro mamífero que habita en el Paraje es la ardilla común (Sciurus vulgaris).
PATRIMONIO:
La Cumbre:
Yacimiento correspondiente a la Edad de Bronce, en el que puede observarse un
poblado con restos de construcciones muy arrasados, actualmente en mal estado de
conservación y restos de cerámica que afloran en el terreno. Existe alto peligro por
erosión, la cual ha afectado al poblado bastante, así como también le ha perjudicado
antiguas remociones de tierra.
Se trata de un cerro alto (1122 m de altura) desde el que se domina el llano de Alcublas,
se dispone de una panorámica muy buena. El poblado no es muy grande en tamaño.
Se ignora si el yacimiento conserva intactas alguna de sus partes, pero, en todo caso,
ésta no puede ser muy grande, dado el mal estado que parece encontrarse.
En el poblado se han encontrado fragmentos de cuarcita tallados o percutores de este
mismo material y fragmentos de cerámica a mano.
El Corral de Capa:
Corresponde a un poblado de época ibérica (siglo II-I a.C.), en el que se han encontrado
restos datados en la edad de bronce y también restos de cerámica de época islámica.
Ventisqueros:
Su función era la de recogida de nieve para su posterior distribución en las localidades
del entorno. Concretamente existen restos de dos de estos ventisqueros, uno de ellos se
sitúa en la propia Cueva Sabuquera y el otro en una ladera del Barranco Lucía, al pie del
puntal de la Majada de la Vaca, llamado “el Ventisquero”.
El ventisquero de la Cueva Sabuquera basó su construcción en el gran almacén natural
formado por la propia cueva, que realmente es un desplome o “avena”, formado
posiblemente por el colapso de una cavidad de tipo sumidero. Este enclave natural tiene
grandes proporciones, siendo de planta elipsoidal, su diámetro en dirección N-S es de
32 m, y en dirección E-O es de 23 m. La profundidad es de 10 m. Por este motivo, la
cavidad se dividió en dos partes desiguales mediante un muro de 2-2.5 m, hecho de
mampostería en seco. El compartimento más pequeño es el que se empleó como
ventisquero (sin cubierta) para almacenamiento de nieve, con un diámetro de 11 m en
dirección N-S y 14 m en dirección E-O. El extraplomo de la pared sur proporciona
cierta cobertura, beneficiosa para la conservación de la nieve.
Para acceder al interior hay una bajada natural que fue ampliada por el hombre,
excavando la piedra calcárea; se trata de un canal inclinado hacia el interior de la
cavidad, de 3.5 x 0.7 x 0.4 m, con un surco en la base de 0.1 x 0.2 m y la misma
longitud que posiblemente formara parte del mecanismo para extracción de hielo en
algún tipo de vagoneta rudimentaria.
En cuanto a “El Ventisquero”, se accede por el mismo camino que al de la cueva
Sabuquera, pero siguiendo hacia delante hasta llegar a un cruce. El depósito se
encuentra en la cara NE del puntal la Majada de la Vaca (pico secundario de 1083 m al
NE del pico de la Cumbre), en una vaguada del barranco Lucía con pendiente suave,
cubierta de pino laríceo, coscoja y otros arbustos.
Se trata de un ventisquero rudimentario pero de gran cabida. La forma
aproximadamente circular, tiene 20 m de diámetro y no tiene excavación ni cubierta.
Solamente unos muros que en época funcional tendrían de 2 a 2.5 m de altura, junto con
las laderas de la vaguada, cierran el espacio. Hoy en día no se diferencia nada del resto
de la ladera. Se puede estimar su capacidad en 750 – 780 m3. Actualmente no se pueden
diferenciar, pero seguramente tuvo un par de aberturas con tal de permitir el acceso de
carros a su interior, facilitando las labores de carga de nieve.
El camino seguido por los carros con la nieve no era el actual, con salida a la carretera
de Sacañet, sino que se reducía la distancia bajando por la ladera de la Solana, donde
permanecen las marcas creadas por las ruedas de los carros en piedra caliza, que en
algunos puntos tienen más de 20 cm de profundidad. Un buen lugar donde se pueden
observar estas roderas es dentro del corral de ganado (en estado de ruina), que se sitúa a
225 m al SO de la Balsa Silvestre. Es curioso que la vía de comunicación pase por
dentro del recinto, por lo que se deduce que éste es posterior, y que el comercio de la
nieve viene de antiguo.
La ruta descrita era aprovechada para el transporte de nieve no sólo del ventisquero
descrito, sino también de los numerosos presentes por el monte al otro lado del linde
provincial, pertenecientes a la aldea de Canales (Sacañet). Esta senda corresponde al
PR.V 105.
Hornos de cal:
Es otro de los elementos frecuentes del patrimonio etnológico que se encuentra en el
paraje.
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