Orientación Educativa II: Objetivos, Principios y Funciones 1.- Objetivos generales de la actividad educativa: Los supuestos que debían día elaboración y de intervención en relación con cada uno de los tipos básicos de capacidades cuyo desarrollo se pretende son: Desarrollo de las capacidades psicomotrices: El desarrollo de las capacidades motrices es uno de los objetivos básicos de la educación por la importancia que tienen para el equilibrio personal y social del sujeto para su desarrollo cognitivo y para su actuación eficiente sobre el medio como la posibilidad de moverse y actuar sobre entorno, por otra parte, es uno de los factores que más influye en la forma en que aprende a representarse el mundo. La educación móvil tiene lugar en el contexto del planteamiento auricular de la vida de educación física y de las actividades y experiencia relacionada con no motor realizada en otras áreas. En el diseño curricular base (MEC, 1989) se indica, en relación con las capacidades motrices, que la educación debe contribuir a que los alumnos: 1-desarrollen las capacidades motrices básicas. 2-utilicen adecuadamente tales capacidades en la resolución de problemas que requieren movimientos precisos y adaptados. 3-desarrollen la capacidad de usar los recursos motrices del propio cuerpo para la comunicación. 4-lleguen a sentirse a gusto con el propio cuerpo, adecuadamente sus potencialidades motrices. estimando Para conseguir los objetivos, los profesores desarrollar su actividad docente en el contexto de un proyecto curricular y una programaciones desde las que derivan los criterios a partir de los que evalúan el progreso de alumnos y alumnas. Es importante que el orientador analice con los profesores los criterios en relación con los cuales los alumnos no progresan. Se hace lo comprueba que se está evaluando al alumno mediante criterios rígidos, dado que éstos no permiten determinar de qué modo ayudar al alumno, el orientador deberá sugerirle un replanteamiento de tales criterios. El que los alumnos desarrollen una imagen negativa relación con sus posibilidades motrices implica automáticamente que no se consigue el cuarto de los objetivos que persigue la educación física: que el alumno llegue a sentirse a gusto con su propio cuerpo. Parece necesario por tanto, que la actividad del orientador se dirija hacia la evaluación tanto de los determinantes motivacionales de la falta de progreso del alumno en este ámbito como de las variables contextuales que influyen en su motivación específica en el campo motor, a fin de determinar qué tipo de ayudas puede facilitar el progreso del alumno. Aprender a pensar: Parece necesario que el orientador trate de evaluar las formas concretas defensa mediante los que el alumno aprenda las tareas escolares a fin de determinar que ayudas proporcionarle. Si un sujeto no progresa, puede que sea porque no saber pensar, esto es, porque no ha adquirido, en el contexto de los conocimientos propios de las distintas áreas, pautas cognitivas de actuación que le permitan aplicar lo aprendido de forma flexible y apropiada en distintas situaciones. En consecuencia los orientadores deben tener presente evaluar la competencia y las dificultades de un sujeto para determinar los recursos que pueden ayudarle supone, en primer lugar, prestar especial atención a los procesos, las consecuencias de acciones que realiza sobre la información, mediante los que el alumno afronta la actividad escolar: la comprensión de lo que se lee u oye, la solución de problemas, el estudio, etc.… Supone, en segundo lugar, que el orientador valore la eficacia de tales procesos desde modelos específicos relativos a los contextos definidos por las distintas tareas pues, por ejemplo, la comprensión de un texto responde a modelos distintos de aquellos que explican la solución de problemas O el estudio, aunque en este proceso incluya las tareas anteriores. En tercer lugar, supone tener en cuenta que los contenidos sobre los que el sujeto trabaja, así como el contexto en el que se ubican. Condicionan el grado en que el sujeto es capaz de poner de manifiesto sus capacidades cognitivas, por lo que es precisamente los contenidos y el contexto si se quiere determinar de modo preciso lo que el alumno es capaz de hacer. Supone, por último, tratar de averiguar, si es posible, que tipo de ayudas específicas facilitan de hecho el progreso del sujeto (Feuersteinn, 1979). Conseguir un equilibrio emocional estable: Uno de los objetivos básicos de la actividad educativa que tiene lugar en la escuela es facilitar, la consecución de un equilibrio emocional estable basado en la valoración positiva de sí mismo y en la adquisición de estrategias adecuadas para afrontar las dificultades y tensiones generadas por la experiencia diaria. Dado que se trata de objetivos de la actividad educativa organizada en torno a un currículo, es preciso considerar los problemas que surgen en los alumnos en relación con la adquisición de dicho equilibrio, como problemas del sistema, esto es, como problemas derivados no tanto o no solo de las características personales del alumno cuanto de los procesos de interacción con el contexto escolar, contexto en diferencia entre noruega y España, por ejemplo, el que se generan las tensiones y desajustes emocionales de los alumnos y que puede estar contribuyendo a que no se resuelvan por no proporcionar las ayudas necesarias. En la medida en que el equilibrio emocional depende, pues, de la interacción de factores tales como la situación, emoción, contexto…cuando se planteen problemas en relación con el mismo, o incluso antes, con objeto de prevenir su aparición, el orientador deberá dirigir la evaluación tanto hacia la identificación de las representaciones, procesos de pensamiento y estrategias de control emocional con que alumnos y alumnas afrontan las actividades escolares que pueden resultar des adaptativos como hacia la identificación de las variables contextuales señaladas que pueden estar contribuyendo a generar o mantener los modos de respuesta cognitiva, emocional o comporta mental del alumno. Solo llegando a descubrir los patrones de interacción contexto-alumno y los modos de respuesta con que este afronta de modo regular su trabajo puede determinarse el tipo de ayudas a proporcionarle. Aprender a relacionarse socialmente: Uno de los objetivos explícitos del diseño curricular base (MEC, 1989) es que el alumno aprenda a relacionarse constructivamente con otras personas, adoptando actitudes de flexibilidad, cooperación, participación, interés y respeto. Las actitudes hacia los demás o, lo que es igual, la tendencia a actuar de un modo determinado al relacionarse con los otros en distintas situaciones, dependen no tanto del aprendizaje formal de normas y valores cuanto de las experiencias del sujeto en la interacción con los demás, experiencias que cobran significado para él a partir de las reacciones afectivas que ha experimentado y del modo en que ha entendido e interpretado lo ocurrido en la situación. Este hecho subraya que el desarrollo de actitudes constructivas en la interacción con los demás no depende solo ni principalmente de lo que más ocurre en la escuela. Sin embargo, sugiere también que la escuela, en cuanto a lugar donde tienen lugar numerosas experiencias de interacción, puede estar contribuyendo a la superación de los problemas de relación o su cristalización. En consecuencia, cuando surgen alumnos con problemas, es preciso que el orientador afronte su análisis de modo que pueda identificar que modos de actuación pueden ayudar a superar los problemas de relaciones. El papel del orientador frente a los problemas de relaciones interpersonales no es el de evaluar al sujeto para ver si es “retraído”, “no asentido”, “agresivo”, “egocéntrico”, “insolidario”, “indisciplinado” o “no cooperativo”, sino de analizar los procesos de interacción para determinar que ayudas pueden darse al sujeto, bien desde la propia clase en forma de selección de las situaciones a las que se le expone, de modelos que se le ofrecen, de indicaciones que faciliten la comprensión de las situaciones sociales, etc. De modo que pueda progresar, o bien directamente, si la edad lo permite y el sujeto tiene la motivación suficiente para que afronte las situaciones que le creen problemas con una mayor competencia y un mayor grado de control personal. Adquirir las capacidades necesarias para la inserción y la actuación social. Es la última de las finalidades en torno a las que se estructura el Diseño Curricular Base (MEC, 1989). Esta finalidad se concreta en que los alumnos sean capaces de analizar los mecanismos y valores básicos de la sociedad, elaborar juicios y criterios personales sobre ellos y actuar críticamente en consecuencia dentro de los grupos sociales a que se pertenece, o también, conocer las propias características, intereses, posibilidades y limitaciones a fin de poder encauzar adecuadamente su actividad laboral. La necesidad de elegir entre distintas alternativas que tienen implicaciones para el futuro educativo y laboral determina que antes de terminar los estudios muchos alumnos se enfrenten con problemas derivados de la incertidumbre respecto a qué camino tomar. Tradicionalmente, este ha sido un problema cuya solución se ha dejado en manos de orientadores, sin embargo, aunque existen algunos elementos específicos de información, lo cierto es que si los alumnos no tienen un conocimiento elaborado de sí mismos, de la oferta educativa y del mundo laboral, y no están habituados a tomar decisiones utilizando estrategias elaboradas y eficaces, lo probable es que se dejen llevar por la opinión de otros, sin asumir de forma realmente madura y personal sus decisiones. Es cierto que, una vez que se plantea el problema, el orientador debe analizar el origen inmediato de las dificultades de los alumnos, examinando cómo toma sus decisiones y procurar proporcionarles las ayudas necesarias. Sin embargo, actuar así es solo una solución parcial e incompleta. El orientador no debe enfocar el problema como problema exclusivo del alumno o alumnos que demandan consejo, sino como problema derivado de que la comunidad escolar no está consiguiendo uno de sus objetivos, lo que implica analizar qué tipo de modificaciones deben introducirse que sirvan de ayuda para que, llegados los momentos de decisión, los alumnos puedan afrontarlos con la capacidad y madurez adecuados. En la medida en que la actividad escolar realizada en el contexto del currículo facilite al sujeto el contacto con contenidos de distinta naturaleza, relacionados con distintas opciones académicas y profesionales, en la medida en que facilite la experiencia directa de su valor de medio o de fin, y en la medida en que facilite al sujeto la toma de conciencia de dicho valor, puede contribuir a que los alumnos adquieran los conocimientos necesarios, facilitando así la toma de decisiones. El orientador debería analizar qué se hace en las clases que pueda facilitar la adquisición de los conocimientos y habilidades necesarios para tomar decisiones. 2.- PRINCIPIOS DE LA ORIENTACION EDUCATIVA: Un principio es un propósito general, a partir del cual pueden derivarse proposiciones particulares. Desde los diversos planteamientos teóricos y epistemológicos se han propuesto una serie de principios que deben guiar la intervención orientadora. Según Miller (1968) los principios que deben presidir y regular el hecho orientador son los siguientes: Primer principio. La Orientación es (o debe ser) para todos los alumnos / as. Segundo principio. La Orientación es para los alumnos / as de todas las edades. Tercer principio. La Orientación debe aplicarse a todos los aspectos del desarrollo de un alumno / a. Cuarto principio. La Orientación estimula el descubrimiento y desarrollo de uno mismo, la idea mas importante es el conocimiento de si mismo. Quinto principio. La Orientación debe de ser una tarea cooperativa, en ella han de comprometerse el alumno / a, los padres o tutores, el docente, el director y el orientador. Sexto principio. La Orientación debe de ser considerada como una parte principal del proceso total de educación, como el resto de actividades que se desarrollan en un centro escolar. Séptimo principio. La Orientación debe ser responsable ante el individuo y la sociedad. Diversos autores como Rodríguez Espinar, Álvarez Rojo, Echeverría y Marín, (1993) proponen tres principios de la Orientación Educativa. 1. Principio de prevención. Prevenir significa evitar que algo malo suceda. La llamada prevención pretende reducir el índice de nuevos casos. Para ello hay que actuar en contra de las circunstancias negativas antes de que tengan oportunidad de producir efectos. En el campo educativo la prevención toma sentido al anticiparse a la aparición de circunstancias o situaciones que puedan ser un obstáculo al desarrollo de una personalidad sana e integrada, propiciando que pueda desarrollar al máximo sus potencialidades. Llevar a la práctica educativa el principio de prevención supone: Poner especial atención a los momentos de transición del alumno en sus diferentes etapas educativas: - Familia-escuela. - Enseñanza obligatoria-postobligatoria. - Escuela-mundo del trabajo. También conocer el contexto de condiciones (sociales, económicas, culturales ...), así como el contexto de las necesidades de cada alumno /a. 2. Principio de desarrollo. Si la educación tiene como máximo objetivo el desarrollo de las capacidades, habilidades y potencialidades de la persona, la orientación puede ser un agente activador y facilitador de ese desarrollo. Para lograrlo en la Orientación Educativa se debe dotar al alumno de las capacidades necesarias para afrontar las necesidades de cada etapa evolutiva y el proporcionarle las situaciones de aprendizaje que facilite el progreso del mismo. Este planteamiento supone tener en cuenta la siguiente cuestión: - Si consideramos al individuo en un continuo crecimiento personal, la orientación que le acompaña debe ser también un proceso continuo, ligado al proceso de enseñanza-aprendizaje y no basado en actuaciones puntuales. Los programas de Orientación deben ser proactivos (asumir la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan; decidir en cada momento lo que queremos hacer y cómo lo vamos a hacer) y encaminados al desarrollo de las potencialidades de cada uno. 3. Principio de intervención social. El principio de intervención social se enfoca desde una perspectiva holístico-sistémica de la orientación, según la cual, se deben incluir en toda intervención orientadora las condiciones ambientales y contextuales del individuo, ya que estas condiciones influyen en su toma de decisiones y en su desarrollo personal. Asumir el principio de la intervención social supone: - Que la actividad orientadora debe dirigirse a modificar aspectos concretos tanto del marco educativo (dirección, organización, metodologías de trabajo, etc.), como del contexto social (empleo juvenil, formación postobligatoria, asistencia social, becas, etc.). No encontramos justificación a las posturas pasivas de aquellos orientadores que encuentran argumentos para no intervenir, por que dicen que lo que ocurre fuera de la puerta del centro educativo no es de su competencia. - Concienciar al orientado de la existencia de factores ambientales (en su caso) que obstaculizan el logro de sus objetivos personales, con el fin de generar una actitud activa que consiga el cambio de tales factores. - Si partimos de la existencia de una divergencia entre los valores del alumno e institución educativa, así como de la persona y la sociedad, el conflicto que se produce no se debe resolver con un simple ajuste o adaptación del alumno, sino a través de un serio esfuerzo por cambiar determinadas características ambientales. También se debe de seguir dos condiciones: - Analizar el desarrollo y la conducta de los destinatarios en el marco de los sistemas que actúan sobre la persona a través de procesos de socialización en valores, normas, expectativas y metas. - Diseñar una intervención que tenga como objetivo eliminar los efectos negativos de los ambientes sobre las personas. 3.- ¿En qué consiste la orientación educativa? Su funciones son garantizar la educación integral del alumnado a través de la personalización del proceso educativo, especialmente en lo que se refiere a la adaptación de los procesos de enseñanza y aprendizaje, a su singularidad y a la transición entre los distintas etapas y niveles en los que se articula el sistema educativo y el mundo laboral, así como ofrecer al conjunto de la comunidad educativa asesoramiento colaborador y apoyo técnico especializado. Hay varios niveles: 1. Tutoría del profesorado: en todos los centros docentes no universitarios. 2. Apoyo especializado: a. Las Unidades de Orientación (Centros de Educación Infantil y Primaria). b. Departamentos de Orientación (Educación Secundaria). c. Centros de Recursos y Asesoramiento a la Escuela Rural. (Solo nos centraremos en el punto a, ya que se cita las unidades de orientación en los centros de Educación Infantil y Primaria ya que siguen las mismas unidades). Tutoría del profesorado: Es responsabilidad del profesorado de todas las etapas. Contribuyen a la individualización de los procesos educativos. Mediación entre alumnadoprofesorado-familia. Funciones. a) Programas de meditación y mejora de convivencia, hábitos y técnicas de estudio, toma de decisiones y pensamiento creativo y emprendedor. b) Participación de familias. c) Coordinar al profesorado. d) Colaborar con el resto de niveles de orientación. e) Actuación de empresas. Estructura y organización. Los contenidos de las tutorías se concretan en cada etapa a través del currículo y de la organización del centro, cada alumno tiene que tener al menos un tutor/a. Apoyo especializado: Se centra en facilitar un asesoramiento especializado para personalizar la educación mediante apoyo a la función tutorial, el desarrollo de los objetivos establecidos para cada etapa a través de la intervención en procesos de enseñanza, aprendizaje y la orientación académica y profesional. Funciones. a) Favorecer los procesos de madurez personal, social y profesional. b) Prevenir las dificultades de aprendizaje. c) Respuesta educativa a las necesidades particulares, adaptándola a sus capacidades, intereses y motivaciones, mediante las adaptaciones curriculares y metodológicas y asesoramiento en las medidas de atención a la diversidad. d) Continuidad educativa entre las etapas. e) Asesoramiento psicopedagógico. f) Asesorar a las familias. g) Colaborar en el desarrollo de la innovación para mejorar la calidad educativa. h) Interacción entre los integrantes de la comunidad educativa. i) Asesorar a la administración educativa. Estructura y organización Las Unidades de Orientación en educación infantil, primaria y en los centros de educación especial. a. Unidades de orientación. Funciones. a) Asesorar al alumnado, a los tutores y a las familias. b) Identificar las necesidades educativas del alumnado. c) Colaborar en la prevención y detección de las dificultades de aprendizaje. d) Asesorar en la elaboración, desarrollo y evaluación del Plan de Atención a la Diversidad. e) Asegurar la continuidad educativa a través de las distintas áreas, ciclos y etapas. f) Prestar asesoramiento psicopedagógico al profesorado y órganos de gobierno. g) Asesorar a las familias. h) Colaborar en el desarrollo de los procesos de innovación, investigación y experimentación. i) Contribuir a la interacción entre los integrantes de la comunidad educativa. j) Participar en el Plan de Orientación de Centro y de la Zona educativa. k) Participar en los planes institucionales y estratégicos. l) Cuantas otras actuaciones les pueda encomendar la Administración educativa.