Untitled - III Encuentro de Folkcomunicación

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Oficina: Leitura Cultural Folkcomunicacional
Lendas Folclóricas Chilenas
Narrativas Culturais Contemporâneas
Valdívia 2016
Número máximo de participantes: 25 alunos
Duração: 3 horas
Sonia Regina Soares da Cunha (Regina Cunha)
Doutoranda em Comunicação pela Universidade de São Paulo. Mestre em Estudos
da Mídia pela Universidade Federal do Rio Grande do Norte. Especialista em
Comunicação e Cultura pela FCT (Portugal). Especialista em Cinema e Vídeo pela
Universidade de Derby (Reino Unido). Especialista em Geopolítica da Cultura e
Jornalismo Internacional pela PUC-SP. Especialista em Comunicação Audiovisual
pelo IORTVE (Espanha). Integrante do Grupo de Pesquisas Projeto Plural/Novo
Pacto da Ciência/Narrativas da Contemporaneidade. Associada da Rede Brasileira
de Folkcomunicação. E-mail: [email protected]
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Leitura Cultural Folkcomunicacional
Lendas Folclóricas Chilenas
Narrativas Culturais Contemporâneas
Valdívia 2016
Folkcomunicação é, assim,
o processo de intercâmbio de informações
e manifestação de opiniões, ideias
e atitudes da massa, através de agentes
e meios ligados direta ou indiretamente ao folclore.
Luiz Beltrão
Costumbres, tradiciones, gestos y comportamientos
de otros pueblos, cercanos o distantes,
circulan ampliamente en la aldea global. De la misma manera,
padrones culturales que parecían sepultados en la memoria nacional,
regional y local resurgen profusamente. Ellos permiten el rescate de
celebraciones,ritos o fiestas aparentemente condenados al olvido,
facilitando la interacción entre generaciones diferentes.
José Marques de Melo
Podemos adiantar que uma cultura
constitui um corpo complexo de normas,
símbolos, mitos e imagens que penetram o indivíduo
em sua intimidade, estruturam os instintos, orientam as emoções.
Esta penetração se efetua segundo
trocas mentais de projeção e de identificação
polarizadas nos símbolos, mitos e imagens da cultura
como nas personalidades míticas ou reais que encarnam os valores.
Edgar Morin
Sólo las hablas que van
por el interior del país,
pasando de boca en boca
cantos y leyendas,
mantienen vivo al pueblo.
N.F.S. Grundtvig
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Descrição da Oficina
A oficina de leitura cultural das lendas folclóricas chilenas (Valdívia) propõe aos
participantes a oportunidade para pensar intituitivamente e narrar as histórias
individuais e/ou coletivas de forma sensível e poética, revelando os contornos
culturais do cotidiano. A leitura cultural é uma escrita que permite ao narrador se
libertar da linearidade cronológica do tempo, e viajar pela imaginativa circularidade
cultural que permeia os caminhos do saber ancestral.
O participante é convidado a contar a própria história individual, ou a história coletiva,
com o conteúdo da cultura popular de sua região. História que será narrada pelo
jornalista autor, mediador comunicador cultural, que atua nas vias interativas do saber
local.
Através da prática da narrativa, da arte de contar histórias, o jornalista se torna mais
humano, compreende melhor a história do local onde vive, exerce a cidadania,
protege a natureza e participa da vida comunitária. Ao buscar na história cultural, na
lenda folclórica, o saber ancestral mítico, o participante como mediador social plural
recupera a dialogia, através da narrativa polifônica e polissêmica.
Dinâmica da Oficina
Elaboração do texto “Leitura Cultural” (individual).
Leitura dos textos dos participantes.
Análise dos textos e debate sobre as vertentes epistemológicas das narrativas
culturais contemporâneas. Apresentação dos referenciais teóricos.
Elaboração do texto final “Leitura Cultural” (em grupos, coletivo).
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Referências
Marques de Melo, José (2015) La folkcomunicación, año 50: el brasilianismo beltraniano pide
pasaje a los gatekeepers en la aldea de McLuhan. In: C&S – SBC, v. 37, n. 1, p. 5-24,
jan./abr. 2015. Disponível online: DOI:
<http://dx.doi.org/10.15603/2175-7755/cs.v37n1p5-24> Acesso em 04 abr 16
_____ (2014) La comunicación de los marginados invade la aldea global. Folkcomunicación
en la edad de Internet. In: Revista Austral de Ciencias Sociales 27: 157-170, 2014.
ISSN 0718-1795 (versión on-line) Disponível em:
<http://mingaonline.uach.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-179520140002
00007&lng=es&nrm=iso> Acesso em: 04 abr 16
Marques de Melo, José; Fernandes, Guilherme M. (orgs.) (2013) Metamorfose da
Folkcomunicação. Antologia Brasileira. SP: Editae Cultural.
Marques de Melo, José; Trigueiro, Osvaldo M. (orgs.) (2008) Luiz Beltrão. Pioneiro das
Ciências da Comunicação no Brasil. João Pessoa: Ed. UFPB, Intercom.
Medina, Cremilda (2003) A arte de tecer o presente: narrativa e cotidiano. SP: Summus.
Plath, Oreste. (1983) Geografía del mito y la leyenda chilenos. (Provincia de Valdivia
páginas 287-296). Santiago, Chile: Editora Nascimento.
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Geografía del mito y la leyenda chilenos, de Oreste Plath. (Provincia de Valdivia
páginas 287-296), publicado pela Editora Nascimento, Santiago, Chile, 1983.
César Octavio Müller (1907-1996) eligió, en 1929, el seudónimo de Oreste Plath. El
investigador más importante del folclor y la cultura popular chilena escribió 58 libros y
viajó 35 veces por Chile. El primer y último periplo tuvo el mismo destino: Isla de
Pascua. En 1982 fue nombrado miembro de número de la Academia Chilena de la
Lengua. Algunos de sus títulos son: Folclor Lingüístico,Folclor del
carbón, Geografía del mito y leyendas chilenos, Folclor chileno, Folclor religioso, El
Santiago que fue y Aproximación histórico-folclórica de los juegos en Chile.
La campana de oro hundida en el río Valdivia (Pág. 263-264)
Los indios al incautarse del oro en los malones, lo lanzaban a lo más profundo del río
con otras muchas joyas de valor inútil para ellos, ya que este metal no les atraía
porque le recordaba tan duros trabajos como sufrimientos. Mucho oro se volcó en las
primeras iglesias ricas y opulentas de esta ciudad. Una de las campanas de oro de
ellas fue arrojada al río y se encuentra sumergida frente a la isla Teja y son muchos
los que la oyen sonar. Una campana de oro está en lo profundo del río Valdivia, frente
a la isla Teja, que recuerda una tragedia que pudo suceder durante la destrucción de
la ciudad por los indígenas en 1599 o en un incendio acaecido en 1910. La campana
de la iglesia profanada por los indios o las llamas, yace en el fondo del río y sus
lúgubres sones se dejan oír en las noches tempestuosas, las tañen los dedos
descarnados del fraile que aún la cuida. Un hombre, atraído por los mágicos sones de
la campana de oro, dio en situarse todas las tardes, a la puesta del sol, en el sitio
donde se le supone ubicada. Al proceder así, lo llevaba la idea de oír mejor los sones
de la campana, y si era posible, apoderarse de ella con el propósito de convertirse en
hombre rico de la noche a la mañana. Siempre salvé esa parte con toda felicidad. Y
muchas veces, a la entrada del sol, llegaban a mis oídos, con toda claridad, los sones
de esa campana que tiene que ser de oro por la infinita dulzura de su tono. En las
tardes de verano es posible escucharla, a eso de la hora de la oración. Cuando en el
río se hace un silencio enorme y solemne, se oyen los sones de una música extraña y
dulce. Es la campana de oro que llama a recogimiento a los pobladores misteriosos
de la ciudad hundida. (Versión de Oreste Plath)
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Pichi Juan (Pág. 265-266)
Pichi Juan es un famoso talador indio de mediana estatura, de tez morena y labios
gruesos, de pelo negro y de ojos brillantes; brillaban ansiosos de paisajes.
Extraordinariamente listo, tal cual el puma. Conoce todos los vericuetos del bosque y
siempre está pronto para sacar de apuros. Muchas veces arrebata vidas a la
turbulencia de los ríos. Pichi Juan, figura de las tierras australes, orienta a los colonos
y les descubre los misterios de la selva; es el indio-guía, amigo de quienes llegan por
los días del año 1850 a destacar ciudades. Vicente Pérez Rosales, Jefe de la
Colonización, se da cuenta que este indio vale, que sirve para sus planes de
encontrar terrenos y suelos fértiles, y
lo invita a integrar una caravana de
exploración. Se internan en el
bosque, en el que no se puede leer
una carta bajo su sombra, pero
guiados por Pichi Juan no hay peligro
de extraviarse ni menos morirse de
hambre, porque Pichi Juan sabe
extraer la miel de los árboles y
servírsela con avellanas, cazar,
pescar en los pequeños riachuelos,
husmear de lejos al huillín o al puma.
Enseña a valerse de la selva para
subsistir. Llegan a un lago, no hay
embarcaciones para recorrerlo y
Pichi Juan hace una canoa de un
tronco
carcomido.
Arriban
a
pequeñas islas y en una de ellas los
coge una tormenta haciendo imposible el regreso o retardándolo. Sin amparo bajo la
lluvia, Pichi Juan hace mantas de hojas de nalca o pangui y pasan la noche.
Descubren el bosque milenario en gran escala, pero éste impide el camino hacia el
progreso. De vuelta a Valdivia Pérez Rosales ofrece a Pichi Juan treinta pagas, treinta
pesos, para que incendie los bosques que median entre Chan Chan y la cordillera.
Las llamas devoran leguas y durante un mes el sol se oscurece al horizonte. Más de
una vez Pichi Juan, sitiado por las llamas, encuentra su asilo en un carcomido coigüe.
La muerte del bosque ofrece a los primeros colonos campos planos, virginales y
arables. Y Pichi Juan, hijo de la naturaleza bravía, se incorpora a la extraordinaria
perseverancia de los colonizadores germanos. Pichi Juan fue dejado al margen por
las ciudades, no se oye hablar más de él ni se sabe la fecha de su muerte. Valdivia,
Osorno y Llanquihue lo cuentan en su historia. Y en los márgenes del lago Llanquihue,
en el lugar denominado Los Riscos, un cerro lleva su nombre.
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Los evadidos de Tasmania (Pág. 268-269)
Un grupo de doce penados se fuga de Tasmania, y después de una penosa odisea,
arriban a las costas de Chile. Los presos estaban encargados de construir un
bergantín en el puerto de Macquaire. Una vez que éste se hizo a la mar, desembarcan
a los soldados que los cuidan, y dueños del barco eligen capitán y las restantes
autoridades. Toman rumbo a América del Sur y viven semanas de penalidades.
Después de 43 días de aventuras,
desembarcan cerca de Valdivia y se
orientan hacia la ciudad. Relatan
proezas reales e imaginarias al
gobernador y éste les dice que si se
portan bien los deja trabajar. Pasan dos
años, algunos forman su hogar en Chile,
otros con graves cargos de conciencia,
deciden huir a otras tierras. Construyen
una embarcación y se dirigen al Perú.
Uno de ellos, bebido, habla más de lo
necesario. Sale a relucir la aventura de Tasmania y alguien lleva la declaración al
Comandante de la fragata Blonde que se halla fondeada en el Callao. Este marino
pide la entrega de los prófugos, estos denuncian a sus compañeros de Valdivia. La
Blonde zarpa a Valparaíso. Antes de la llegada a las costas chilenas, un suceso
precipita los acontecimientos. Cinco de los ex presidiarios habían ofrecido al
Gobernador de Valdivia construir un barco para el Estado, proposición que fue
aceptada con el fin principal de darles trabajo. Un día, aterrados al tener la noticia de
que la Blonde viajaba hacia Valdivia, los cinco penados, que ya habían terminado su
obra, lanzan la embarcación al mar y huyen en ella. El Gobernador al saber lo
ocurrido monta en ira y creyendo que los evadidos podrían estar de acuerdo con los
que están en tierra, hace tomar presos a estos cuatro y los remite a Valparaíso a
disposición del cónsul británico, quien los entrega al Comandante de la Blonde. Son
llevados a Inglaterra y luego a Tasmania. La Corte Suprema de Hobart condena a
muerte a tres de ellos. Y estos hombres, mitad héroes, mitad réprobos, ocupan por
años las mentes de los campesinos y poblanos. A la orilla de los ríos y en los bosques
valdivianos se encuentran las figuras y sus posibles aventuras, como se comenta la
muerte de los entregados a la justicia.
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El diablo en la isla Teja (Pág. 269)
En Valdivia, en la isla Teja, existió un distinguido industrial del cual se hacían lenguas
que había logrado su fortuna favorecido por el diablo. Entre sus negocios florecientes
estaba una fábrica de
cerveza, famosa por su
calidad y cuyas botellas
ostentaban una etiqueta
que lucía a un diablo con
cara astuta y sinvergüenza
a horcajadas en un barril. El
pacto que tenía con el
Maligno consistía en que
éste durante la noche era el
que fabricaba la cerveza, mas un día que el industrial no le cumplió una promesa, dio
una fuerte patada en la tierra y huyó. Nunca más le fabricó el rubio líquido.
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