NÚRIA GIRALT Diversas voces al viento Educación musical Un centro de educación singular de Paterna organiza dos coros de jóvenes cantores que desde hace dieciséis años ensayan una vez por semana y celebran conciertos fuera de la escuela. La música se convierte en una propuesta multidimensional que favorece el lenguaje, desarrolla la atención, y ayuda a socializar y a integrar al alumnado. M.ª CARMEN JARILLO SÁNCHEZ Profesora de Educación Musical en el CP La Coma, en Paterna (Valencia) y miembro del Seminario de Música Amadè-91. Correo-e: [email protected] 62 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. Nº365 FEBRERO 2007 } Nº IDENTIFICADOR: 365.015 Martes, 1 de octubre: al comenzar el primer ensayo del curso 2006-07 con el coro Melody, después de intentar calmar las voces, las alegrías y algún chillido que otro; de colocar a los setenta y tres niños y niñas que se acercaron a ensayar; cuando ya todo está más o menos en calma y estoy dando el tono de “¡Ay, linda amiga!”, que cantamos en el concierto del XV Aniversario, aparece Manolo. Manolo viene con su hija de poco más de un año a ver a su “seño” del coro. Casi no lo conozco: todo un hombretón de 25 ó 26 años. Niñas y niños lo observan preguntándose quién es ese hombre que me abraza y a la vez interrumpe el ensayo. Les cuento que Manolo es uno de los coralistas fundadores del Melody. Ellos no comprenden demasiado, pues lo ven como a un hombre ya mayor y les cuesta imaginárselo de niño o de joven. Voy al aula de Música y cojo el cuadro de la fotografía en la que el coro Melody canta ante los reyes tema del mes el 6 de octubre de 1997 y señalo a Manolo. Entonces comprenden: ¡allí está Manolo con el resto del coro y los reyes! La cara casi no le ha cambiado: los mismos ojos grandes y soñadores. Todos se quedan embobados: “uno como ellos cantando a Don Juan Carlos y a Doña Sofía... Hace casi dieciséis años, en el mes de enero, íbamos a celebrar el Día de la Paz y el profesorado del colegio me pidió si podía enseñar a un grupo una canción para la ocasión. Propuse a los mayores de séptimo y octavo si querían hacerlo y un grupo de dieciocho dijeron que sí. Ensayamos la partitura “Óyeme, tú que eres joven”. Todos tenían mucha vergüenza y casi no se atrevían a mirar la dirección de mis manos. La cabeza baja, muy serios… Pero al final se atrevieron: salieron y cantaron para todo el colegio. Vinieron los aplausos y también las sorpresas: aquello les agradó y se presentaron en mi aula para decirme que querían continuar ensayando. Y lo hicimos. ¡Así nació nuestro coro! Después de explicarles todo esto despedimos a Manolo con una canción y continuamos el ensayo. Un poco de historia “Caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante no hay camino se hace camino al andar”. Como el poeta Antonio Machado escribe, así ha ido creciendo este proyecto musical que bajo el nombre Diversas Voces al Viento viene realizándose desde el curso 1991-92 en el CP La Coma, de Paterna. El centro y su entorno El CP La Coma es un centro de atención educativa singular (CAES). Se encuentra en un barrio muy alejado de la población a la que pertenece, separado de ella por la autopista y rodeado de urbanizaciones de lujo. La población es diversa: la mayoría de las familias son de etnia gitana que vinieron de diferentes lugares de España y de asentamientos en solares de Valencia y alrededores. Estas familias gitanas se dedican a la recogida de chatarra, a la venta ambulante, al trabajo temporal en el campo (vendimia, naranja), y tienen muchos periodos de paro. Además de la etnia gitana, viven otras familias –payas–, algunas normalizadas que llegaron al principio al barrio y decidieron quedarse. Otras etnias que viven en el barrio proceden de Sierra Leona, Pakistán, Marruecos, Sahara, Bulgaria; tienen pocos o nulos ingresos; carencias de todo tipo: alimenticias, afectivas, de higiene, etc.; falta de autoestima, problemas familiares graves. Hoy el barrio está cambiando: llega el tranvía después de muchos años de reuniones de la gestora del barrio para conseguirlo. Esto es positivo para el tema laboral, pero se va cercando cada vez más de chalets adosados y viviendas jardín habitadas por personas alejadas de la realidad en la que viven nuestros alumnos y alumnas. En cuanto al alumnado, es muy poco el que logra finalizar los estudios de ESO, y se constata que la mayoría de las niñas de etnia gitana abandonan los estudios en sexto curso, y en ocasiones antes, para quedarse al cargo de hermanos pequeños cuando sus padres se van a trabajar en lo que pueden o encuentran. Además, se siguen dando los matrimonios a edades muy tempranas, por lo que es fácil ver a jóvenes de 17 ó 18 años con dos o tres hijos. Y también se continúa reproduciendo el sistema que impide que las chicas puedan acceder a puestos de trabajo por tener una formación precaria y sin titulación. Aunque son una minoría, hay algunos alumnos y alumnas que continúan estudios y consiguen buenos puestos de trabajo. Ese año la música llegó al centro de la mano del programa experimental Música en la Escuela, que se llevaba a cabo en el País Valenciano antes de la implantación de la LOGSE. La composición del alumnado era muy diversa: niños que no habían sido escolarizados en Educación Infantil; otros que, con 9, 10 o más años, era la primera vez que pisaban una escuela, y otros que podían seguir los cursos porque ya venían de otros colegios. Por ello organizamos desde el comienzo grupos flexibles de trabajo: agrupamientos de alumnado para facilitar a los distintos grupos los conocimientos de las diferentes disciplinas. En este entorno la música no podía ser una isla aparte, por lo que tuve que participar de la dinámica organizativa del centro y contemplar otras posibilidades que pudieran orientarse a grupos grandes como el coro y a otros más reducidos: grupo instrumental de séptimo y octavo (1991-94), grupo flamenco La Fragua (1996-98) y más tarde Kaló (2001): un grupo reducido de ocho o nueve alumnos ensayaban para aprender ritmos con el cajón; además de las clases ordinarias para los diferentes niveles. Pero de todas las experiencias iniciadas la de mayor relevancia por la cantidad de alumnado que participa y porque en dieciséis cursos ha funcionado sistemáticamente de octubre a junio es la actividad coral. Los coros del colegio son dos: Grupetto –minicantores de edades comprendidas entre los 5 y los 7 años que ensayan todos los jueves al mediodía– y Melody –niños y niñas entre los 8 y los 13 años que ensayan los martes al mediodía–. El coro que más salidas hace es el de los mayores; cada curso participa en unos siete u ocho conciertos (intercambios, encuentros, etc.). El coro de pequeños cantores actúa en los conciertos del colegio y del barrio. Su primera salida es en mayo, con motivo de La Trobada de Coros de la Escuela Pública, organizada por el Seminario de Música Amadè-91, al cual pertenezco. Del ensayo al encuentro de coros “El mejor método para enseñar a los niños el equilibrio es la música, una herramienta para contactar con ellos mismos y para gozar” (Daniel Barenboim). Y lo hemos venido haciendo, con mucho trabajo, con incertidumbres, con resultados a veces evidentes y otras no tanto. Pero vamos aprendiendo juntos en esta experiencia de cantar, de compartir y de conocer. Las canciones se oyen por los pasillos, unos animan a otros y todos me animan a mí a buscar canciones nuevas: obras de Lorca, de poetas, populares, étnicas, canciones algunas olvidadas ya en mi memoria… Y comenzamos el trabajo del coro con dos únicas normas que prevalecen hasta hoy y que ya han hecho suyas: asistencia regular a los ensayos y buen comportamiento en los mismos, respetando a los compañeros y compañeras de los demás cursos y a los propios. Los criterios para formar parte de los coros no están basados en la cualificación musical, ya que no se hace ninguna prueba para entrar, sino que el ingreso es voluntario y el único requisito es el cumplimiento de las normas citadas anteriormente. El ensayo se lleva a cabo en la entrada del colegio, utilizando los bancos de Educación Física colocados en cuatro filas. Los de primera voz se sitúan a mi izquierda y los de { Nº 365 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. 63 segunda, a mi derecha. El lugar de ensayo es siempre el mismo para empastar las voces y controlar la asistencia de una forma rápida. En cuanto a la distribución de la sesión de trabajo coral, queda más o menos así: los primeros cinco o diez minutos hacemos ejercicios de vocalización, impostación, respiración, etc. A continuación se aprende un fragmento de la nueva partitura. El aprendizaje se hace de una forma imitativa repitiendo cada frase: primero el texto, luego con la melodía. Si la partitura es larga, la aprendemos en dos o tres sesiones. Una vez ya la conocen, les doy la partitura y la terminan de memorizar, y cuando la mayoría la conoce se canta de memoria. Este trabajo nos lleva unos 30 minutos y al finalizar viene la parte más gratificante para ellos: cantar las obras que ya se saben de memoria o partituras de otros cursos para tener siempre un repertorio preparado por si sale algún concierto. En los primeros ensayos se elige el presidente del coro para el curso, que recae en un alumno o alumna de sexto. Este representante del coro ayuda en el orden, reparte partituras, etc. Regularmente, y hasta Navidad, preparamos el repertorio para el Encuentro de Villancicos del Palau de la Música; las obras para el concierto de fin de trimestre de la comarca que organiza el CEFIRE; el concierto del barrio para familiares, vecinos y amigos, y por último, el concierto de Navidad del centro. Es importante resaltar que por el aula de Música han pasado familiares de niños que son músicos de flamenco a comunicar experiencias o a cantar. En los conciertos que damos en el barrio se acercan familias con mucho respeto a escuchar a sus hijos e hijas. Para los niños y niñas es muy importante el ritual previo a cada concierto: vestirse, ensayar, situarse en el escenario, etc. Después, la presentación, los aplausos… A finales del segundo trimestre o principios del tercero organizamos los Campamentos Corales y de Escuela de Naturaleza. Este proyecto vinculado al del coro comenzó hace once cursos, y este curso organizaremos el décimo segundo campamento. En ellos participan alrededor de unos 80 alumnos y alumnas de Primaria, distribuidos en dos turnos según edades. En estos campamentos participa el profesorado y se abre también a alumnado que no pertenece al coro. Los objetivos son múltiples: la convivencia de alumnado de diferentes cursos y edades en un ámbito diferente al aula, buena y regular alimentación, hábitos de orden y limpieza, cine club, fiesta del campamento, trabajo compartido; también otros más relacionados con aspectos musicales: cuidado e higiene de la voz, prueba de voz a los nuevos, trabajo de la respiración, vocalización y ensayo del repertorio del concierto de primavera-verano. Estos días al lado del mar, en un parque natural, suponen toda una escuela de educación en valores. Es por eso que cada año decidimos continuar con esta experiencia. Después llega mayo, con la participación en la Trobada de Coros de la Escuela Pública, que cada año tiene lugar en una población de la comarca, y los conciertos de fin de curso para el colegio y el barrio. Es frecuente también que el coro sea solicitado para intercambios con otros colegios, conciertos interculturales, semanas culturales, etc. Y cada salida supone visitas a las familias gitanas, que no dejan a sus hijos ir en autobús ni salir del barrio, explicación de lo que van a hacer, de que es muy bueno para sus hijos, papeleos, ensayos, nervios, autorizaciones y… ¡Salida!, pero, lamentablemente, no de todos. La música es una experiencia multidimensional: favorece el lenguaje, desarrolla la atención y la memoria, forma en la disciplina, ayuda a socializar y a integrar al alumnado, los hace más listos y listas. Esta experiencia de tantos años nos hace reflexionar sobre el hecho de que siempre es posible abrir ventanas, horizontes en la educación. Que la única forma de elección para que las condiciones de vida y personales puedan cambiar es a través del conocimiento, de la creación de infraestructuras que ayuden a los más desfavorecidos a salir del “cerco” en el que la vida les ha puesto. Y siempre con una educación de calidad para todos. Este ideal es el que me da fuerza cada curso para seguir con los coros, siguiendo el consejo de un viejo sabio: “Alegría en las ideas, rigor en el método y respeto a las personas”. NÚRIA GIRALT 64 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. Nº365 }