Los minerales en la época prehispánica. - UAM-I

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Los minerales en la ¶epoca prehisp¶anica
Ju a n M¶ e n d e z V iva r
D e p t o . d e Qu ¶ ³m ic a U A M-Iz t a p a la p a , A . P . 5 5 -5 3 4 M¶e xic o , D . F. 0 9 3 4 0 .
E -m a il: jm v@xa n u m .u a m .m x
Introducci¶
on
Las etapas iniciales de la civilizaci¶on humana se identi¯can con los nombres de los materiales m¶
as utilizados en la ¶epoca. As¶³, se habla de la Era de
Piedra, de la Era Calcol¶³tica (cobre-piedra), la Era
de Bronce y de la Era de Hierro. Nuestos ancestros utilizaron estos materiales tal y como los encontraron en la naturaleza, y con el tiempo descubrieron que con el uso del fuego pod¶³an transformarlos; tal es el caso del barro que al cocerse se convierte en cer¶
amica, o los minerales que al fundirse permiten obtener metales. Lo mismo ocurre cuando la
arena se funde, obteni¶endose el vidrio. Estos procesos permitieron ampliar gradualmente la variedad
de utensilios dom¶esticos, adornos, herramientas y
armas.
Los minerales m¶
as antiguos
En Mesoam¶erica los artefactos met¶
alicos aparecieron inicialmente en la regi¶
on occidental, alrededor
del a~
no 650 d.C. La metalurgia se introdujo en dicha regi¶
on, proveniente de Sudam¶erica mediante una
ruta mar¶³tima (Hosler y Macfarlane, 1996). Algunas de las t¶ecnicas que caracterizan a la metalurgia mexicana provienen de otras m¶
as antiguas como las de Colombia (vaciado), de las de Per¶
u y Ecuador (martillado en fr¶³o), adapt¶
andolas a la disponibilidad de metales y minerales.
El occidente de M¶exico contiene la mayor variedad de minerales, incluyendo los carbonatos y sulfuros de cobre, la arsenopirita (F eAsS), la argentita (Ag2 S) y sulfosales de plata. Por ejemplo, la casiterita que es un mineral de ¶
oxido de esta~
no (SnO2 )
existe en la regi¶
on suroeste del Estado de Zacatecas.
Los fundidores de metales del Occidente de M¶exico
trabajaron principalmente en la producci¶
on de objetos rituales y sagrados durante aproximadamente 900 a~
nos del desarrollo de esta tecnolog¶³a. En
los a~
nos previos a 1200 d.C. usaron el cobre principalmente en la producci¶
on de campanas, pero tambi¶en en algunos artefactos preparados por martillado en fr¶³o. Posteriormente entre 1200 y 1300 produjeron bronces de cobre{ars¶enico, bronces de cobre|
esta~
no y aleaciones de plata y cobre, con la intenci¶on
no solo de obtener los colores dorado y plateado, sino tambi¶en de optimizar el dise~
no y funcionalidad
de objetos hechos previamente de cobre. Se han encontrado campanas y prendedores elaborados, agujas, leznas y otras herramientas que pertenecen a
la misma ¶epoca en diferentes sitios de Mesoam¶erica
(Hosler, 1994).
En M¶exico, la riqueza y variedad de los minerales con
que contamos se debe a la compleja geolog¶³a, que incluye rocas sedimentarias en la zona de la Sierra Madre Oriental y rocas volc¶anicas en la zona de la Sierra Madre Occidental, as¶³ como formaciones intrusivas (resultado de la incorporaci¶on de lava en grietas) y metam¶or¯cas (rocas formadas a partir de otras
ya existentes mediante cambios extremos de temperatura, presi¶
on, etc.).
Los pueblos de Mesoam¶erica consideraban al oro y la
plata elementos divinos. Tanto en lengua pur¶epecha
como en n¶
ahuatl el oro se asociaba con el sol. En
n¶
ahuatl el oro se llamaba c¶
oztic teocu¶³tlatl, que literalmente signi¯ca \excrecencias amarillas divinas", y
se supone que se re¯ere a las excrecencias de la deidad solar (Hosler, D., 1997). Seg¶
un el C¶odice Florentino el nombre de la deidad solar era Tonatiuh, que
se deriva de la ra¶³z tona que signi¯ca \relucir", \bri¶
llar" o \expeler rayos". Esta
es la apariencia que tiene el oro, reluce expeliendo rayos, como el sol, o sea,
como Tonatiuh. La palabra n¶ahuatl para la plata
es ¶³ztac teocu¶³tlatl , que signi¯ca \excrecencias blancas divinas", y seg¶
un los lingÄ
uistas, se asocia a las excrecencias de la luna.
En la sala del Museo de Antropolog¶³a de la ciudad de M¶exico que incluye la colecci¶
on correspondiente al Periodo Precl¶
asico de la zona del Altiplano Central se puede observar que el mineral de hierro de color rojo llamado hematita (F e2 O3 , conocido tambi¶en como rojo ocre) se consideraba de uso
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ContactoS 43, 11{18 (2002)
ceremonial. Se transportaba en recipientes especiales (vasijas) para lo cual, primero se trituraba en metates de piedra volc¶anica y se vert¶³a usando embudos de barro. El pigmento se usaba para decorar ¯gurillas funerarias implicando la impregnaci¶on de vida para el sepultado, en el otro mundo.
Los primeros indicios del uso de los metales en
M¶exico provienen de zonas arqueol¶ogicas de Jalisco y Nayarit, donde abundaban el cobre y la plata principalmente. En M¶exico los minerales de cobre m¶
as com¶
unes son la malaquita (Cu2 CO3 (OH)2 ),
la cuprita Cu2 O y la calcopirita (CuF eS2 ), que requieren del proceso de fusi¶on (com¶
unmente llamado fundici¶
on) para obtener el metal puro.
La forma tradicional de puri¯caci¶on de un metal empleada en la ¶epoca prehisp¶anica era la fusi¶on de la
mena en un crisol conteniendo el mineral y el combustible, que era le~
na. Por ejemplo, para fundir la
malaquita se deb¶³a generar su¯ciente calor para permitir que el ox¶³geno del mineral se combinara con
el mon¶
oxido de carbono (CO) derivado de la combusti¶
on incompleta de la le~
na; de esta manera se obten¶³a el cobre met¶alico. Esto se puede ilustrar mediante la siguiente reacci¶on:
Cu2 CO3 (OH)2 + 2CO ¡! 2Cu0 + 3CO2 + H2 O
malaquita
Uno de los m¶etodos empleados por los metalurgistas para moldear los metales se denomina \t¶ecnica
de la cera perdida", usado en algunos casos para obtener cascabeles en diferentes tama~
nos y formas. Esta t¶ecnica requiere de la elaboraci¶on de un modelo de cera del objeto que se desea obtener; por ejem¶
plo, un cascabel. Este
se recubre con una mezcla
de barro y ceniza que posteriormente se calienta para fundir la cera. El paso ¯nal es vaciar el metal fundido en el molde para obtener el objeto deseado (Fig.
1). Otro m¶etodo es el martillado en fr¶³o hasta alcanzar la forma deseada.
Los metales para los pueblos mesoamericanos eran
importantes por su resonancia y sonoridad, m¶
as que
por sus ¯nes utilitarios. Los sonidos de los cascabeles se consideraban sagrados y creativos: proteg¶³an a
los que los portaban de in°uencias mal¶e¯cas; simulaban el ruido del trueno, de la lluvia y de la v¶³bora
de cascabel y propiciaban la fertilidad agr¶³cola y humana (Hosler, 1994).
F ig . 1 . C a sc a be le s de o ro , o bte nido s c o n la
c e ra pe rdida . a ) M o no c o n e l e x tre mo de la
da e n la c a be z a . b) F ig ura z o o mo rfa c o n c ue
Sa g ra do de C hic h¶e n Itz ¶a , Y uc a t¶a n. Pe r¶ ³o do
t¶e c nic a de
c o la e nro sc
rno s. C e no
Po sc l¶a sic o
la
a te
.
El bronce
Es una aleaci¶
on que contiene como componente principal al cobre (Cu); su composici¶
on es compleja e incluye al esta~
no (Sn) y al zinc (Zn). En este caso las proporciones son Cu(70-95), Zn(1-25), Sn(118). En los bronces con aluminio (Al) la composici¶
on es Cu(90), Al(10). Tambi¶en existen bronces de cobre y ars¶enico (As) y de cobre con plata (Ag) (Masterton et al., 1989). Los artesanos del
occidente de M¶exico empezaron a producir la aleaci¶
on Cu ¡ ¡Sn a partir del a~
no 1200 d. C, fundiendo la casiterita (¶
oxido de esta~
no, SnO2 ) con
cobre.
Se han encontrado objetos de bronce de Cu ¡ Sn y
Cu ¡ As en las zonas arqueol¶
ogicas de Jalisco (Atoyac) y Michoac¶
an (Milpillas, Urichu y Tzintzuntzan); en la regi¶
on del r¶³o Balsas y en las costas de
Guerrero.
Para obtener el bronce de esta~
no se puede fundir la
casiterita para producir el esta~
no met¶
alico; aparte se
funde el mineral de cobre (malaquita por ejemplo)
para obtener cobre met¶
alico, y ¯nalmente, se funden
los metales juntos.
En el caso del bronce con ars¶enico, aparentemente
los metalurgistas utilizaban como materia prima la
arsenopirita (F eAsS), que es el m¶
as com¶
un de los
minerales de ars¶enico en M¶exico y que abunda en la
regi¶
on occidental del pa¶³s.
Los minerales en la ¶epoca prehisp¶anica. Juan M¶endez Vivar
Entre los usos que los artesanos daban al bronce estaban los cascabeles y las argollas, aprovechando el
mejoramiento en la maleabilidad, la dureza y la resistencia mec¶anica. Los objetos que pertenecen a esta ¶epoca eran m¶as re¯nados, con dise~
nos elaborados.
Tambi¶en el dise~
no de prendedores se volvi¶o m¶
as complicado, presentado ondulaciones complicadas, siendo ¶estos m¶
as delgados, m¶as grandes y m¶
as anchos
que sus antecesores de cobre (Fig. 2). Estos objetos eran s¶³mbolos de poder pol¶³tico y los portaban la
nobleza y los grupos privilegiados. Algunos otros objetos de uso cotidiano obtenidos eran las agujas, cada vez m¶
as largas, punzantes y durables.
Los artesanos prehisp¶anicos aprovecharon las propiedades del bronce para obtener diferentes colores.
As¶³, en aleaciones que contienen 23% de ars¶enico,
el metal adquiere una apariencia plateada, y cuando la concentraci¶on de esta~
no es de 5% se obtiene
una apariencia dorada.
Los metales preciosos
El oro y la plata eran metales muy apreciados por
los pueblos mesoamericanos, aunque no por el valor
que le adjudicaban los europeos. Ambos eran usados
como tributo, sabiendo que se pod¶³an elaborar joyas
vistosas y elaboradas a partir de ellos (Le¶on-Portilla,
1997). La regi¶on m¶as rica en oro fue la zona del
actual estado de Oaxaca; ¶esta es la raz¶on por la que
actualmente en los museos se cuenta con un n¶
umero
considerable de objetos de este metal, provenientes
de esa zona.
El patrono de los orfebres era Xippe T¶otec, se~
nor
de la fertilidad. Fray Bernardino de Sahag¶
un recogi¶
o varios testimonios de las t¶ecnicas de los llamados teocuitlapitzque (\fundidores del metal precioso"), y de los teocuitatzotzonque (\martilladores
del metal"), los que lo trabajaban en fr¶³o, lo repujaban, o de quienes engastaban en el oro piedras preciosas. Tan reconocido era el oro, que incluso se ten¶³a un s¶³mbolo o glifo para representarlo;
ver Fig. 3.
Las formas en que se molde¶o el oro, a partir del
siglo X d.C. incluyen ¯guras de dioses, escudos con
incrustaciones, im¶agenes de templos, de juegos de
pelota, °ores, animales, joyas, discos del Sol y la
Luna, etc. El polvo de oro se us¶o solo en peque~
na
proporci¶
on en ca~
nutos de huesos de ave, como medio
de cambio en ciertas transacciones.
Tanto Hern¶
an Cort¶es como Crist¶obal Col¶
on mencionan en sus escritos la palabra oro muchas veces, y
en algunos casos para referirse al arte de las creaciones logradas con ¶este metal. En la segunda carta que Hern¶an Cort¶es dirigi¶o a Carlos V, se expres¶
o
de Moctezuma, diciendo:
13
\Qu¶e m¶
as grandeza puede ser que un se~
nor
b¶
arbaro como ¶este tuviese contrahechas [reproducidas] de oro y plata y plumas, todas las cosas que debajo del cielo hay en
su se~
nor¶³o, tan al natural lo de oro y plata, que no hay platero en el mundo que mejor lo hiciese" (Cort¶es, 1963). Ver Fig. 4.
La misma admiraci¶
on experiment¶
o el humanista italiano Pedro M¶
artir de Angler¶³a cuando contempl¶o
los objetos que Cort¶es hab¶³a enviado a Carlos V y
los describi¶
o as¶³:
\No me admiro en verdad del oro y las piedras preciosas; lo que me causa estupor es
la habilidad y el esfuerzo con el que la obra
aventaja a la materia. In¯nitas ¯guras y
rostros he contemplado que no puedo describir; par¶eceme no haber visto jam¶
as cosa alguna que, por su hermosura, pueda
atraer tanto a las miradas humanas" (Angler¶³a, P., 1964).
La turquesa
En nuestro pa¶³s la regi¶
on m¶
as rica en turquesa es
el noroeste; espec¶³¯camente, los estados de Sonora y Zacatecas (regi¶
on de Chalchihuites); tambi¶en
se explot¶
o abundantemente en la Sierra Gorda de
Quer¶etaro, donde se estableci¶
o un complejo de aproximadamente 3000 minas. En el Suroeste de los Estados Unidos tambi¶en existen grandes yacimientos
en los estados de Nuevo M¶exico, Arizona, Utah y
Colorado. El consumo masivo de turquesa ocurri¶o
en los per¶³odos Cl¶
asico (100-900 d. C) y Poscl¶asico
Temprano (900-1200 d. C.).
A la turquesa ninguna civilizaci¶
on la ha valorado
tanto como la Mesoamericana, en la que se le relacionaba con la lluvia, la sabidur¶³a, el discurso sagrado,
la fertilidad, el poder pol¶³tico, el concepto del tiempo, etc. As¶³, los objetos recubiertos con turquesas
entregados a Hern¶
an Cort¶es por los embajadores del
emperador azteca Moctezuma II eran ofrendas religiosas a uno de sus dioses. Seg¶
un los historiadores,
Moctezuma II estaba convencido de que Cort¶es era
Quetzalc¶
oatl, la serpiente emplumada personi¯cada. El cronista espa~
nol fray Bernardino de Sahag¶
un
describi¶
o los regalos entregados a Cort¶es: \Primeramente una m¶
ascara labrada de mosaico de turquesas; ten¶³a esta m¶
ascara labrada de las mismas piedras una culebra dorada y retorcida . . . " (Harbottle y Weigand, 1992). Ver Fig. 5.
La turquesa es un fosfato de cobre y aluminio
(CuAl6 (P O4 )4 (OH)8 ¢ 4H2 O); se trata de un mineral cuya coloraci¶
on puede ser azul intenso, azul cielo, verde{azul o gris{verde. Fue uno de los minerales favoritos para la elaboraci¶
on de objetos rituales
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ContactoS 43, 11{18 (2002)
F ig . 2 . F ra g me nto de una s pinz a s c o n e spira le s o bte nido a pa rtir de una so la pie z a . Se o btuv o de una a le a c i¶o n
Cu(9 0 ) ¡ Sn(1 0 ).
Los minerales en la ¶epoca prehisp¶anica. Juan M¶endez Vivar
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F ig . 3 . D o s ilustra c io ne s de l g lifo m¶a s fre c ue nte me nte usa do pa ra re pre se nta r a l teocu ¶³tlatl, me ta l pre c io so , c o no c ido
a c tua lme nte c o mo o ro .
F ig . 4 . Be z o te de o ro c o n la re pre se nta c i¶o n de Eh¶e c a tl. C ultura mix te c a . Pro v ie ne de Oa x a c a y se e nc ue ntra e n la
b¶o v e da de l M use o N a c io na l de A ntro po lo g ¶ ³a .
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ContactoS 43, 11{18 (2002)
F ig . 5 . M ¶a sc a ra de turq ue sa . Se tra ta de do s se rpie nte s e ntre la z a da s re pre se nta do a Que tz a lc ¶o a tl. M use o Brit¶a nic o .
y art¶³sticos. Se calcula que existe m¶as de un mill¶
on
de piezas de turquesa en las colecciones de los museos, algunas de las cuales se han obtenido mediante excavaciones arqueol¶ogicas formales y otras provienen de colecciones particulares. La t¶ecnica de extracci¶
on era ardua y compleja, pues la turquesa se
ten¶³a que separar de rocas muy duras. El proceso consist¶³a en hacer fuego frente a la roca para calentarla y posteriormente echarle agua para resquebrajarla. De esta manera se pod¶³a iniciar la explotaci¶
on de la cantera, para lo cual se utilizaban mazos de piedra.
Se ha demostrado mediante la t¶ecnica de activaci¶
on
de neutrones que algunas de las piezas de turquesa
halladas en zonas arqueol¶ogicas de Mesoam¶erica provienen de minas del Suroeste de los Estados Unidos.
Esta t¶ecnica consiste en bombardear una muestra
con un haz de neutrones, produciendo radiois¶
otopos
de elementos traza contenidos en la turquesa, como sodio, potasio, bario y escandio. Tambi¶en se pueden detectar elementos de transici¶on como manganeso, hierro, cobalto, ars¶enico y cobre. En los casos en que se obtiene el mismo patr¶on de composici¶
on en piezas encontradas en diferentes zonas arqueol¶
ogicas, se concluye que provienen del mismo
¯l¶
on. De esta manera se ha encontrado que dece-
nas de objetos encontrados en M¶exico provienen de
minas situadas a m¶
as de 1600 kil¶
ometros, en Nuevo M¶exico, Arizona y Nevada (Harbottle y Weigand,
1992).
El jade
La palabra jade no la usaron las culturas mesoamericanas. Para referirse al mineral los aztecas le llamaban chalch¶³huitl y los mayas se refer¶³an a ¶el usando la palabra yax que signi¯ca \n¶
umero uno", \el primero", \el m¶
as ¯no", y tambi¶en \verde resplandeciente" (Ridinger, 1997).
El t¶ermino actual es una deformaci¶
on del nombre
que los espa~
noles le dieron: \piedra de ijada" o \piedra de ri~
nones", porque supuestamente curaba los
dolores en esas partes del cuerpo. Los franceses tradujeron este nombre como pierre ejade, o simplemente, jade.
Los principales usos que los pueblos mesoamericanos le dieron al jade fueron: funerario, ornamental, ritual y utilitario. El jade tiene como propiedades importantes dureza, resistencia mec¶
anica y durabilidad, raz¶
on por la que se le adjudicaron connotaciones tan especiales como el s¶³mbolo de la respiraci¶
on, y por lo tanto, de la vida. Tambi¶en se asoci¶
o a la fertilidad y al poder pol¶³tico.
Los minerales en la ¶epoca prehisp¶anica. Juan M¶endez Vivar
Hist¶
oricamente, el jade fue un mineral valioso, ampliamente utilizado antes que la turquesa, la cual
lo sustituy¶
o a partir del per¶³odo Cl¶asico (100-900
d. C.). El jade lo usaron los olmecas, los mayas
y los aztecas. Cuando est¶a pulido, el jade aparece como un mineral verde obscuro o blanco verdoso, constitu¶³do por jade¶³ta o nefrita. A su vez, la jade¶³ta es un silicato, cuya f¶ormula es N aAl(SiO3 )2
y la nefrita es CaM g(SiO3 )2 . Estos minerales contienen impurezas, las cuales proporcionan la coloraci¶
on de la piedra. Si la impureza es cromo, la jade¶³ta es verde claro, si es cobre y hierro, es verde obscuro. El manganeso le da un tono negro y el hierro (Fe(II)) un tono azul; el cobalto y el n¶³quel juntos le dan un color verde azulado. El jade de las
piezas arqueol¶ogicas encontradas en M¶exico proviene de minas de Guatemala, y en ¶estas s¶olo se ha hallado jade¶³ta. Ver Fig. 6, p¶ag 18.
Existen diferentes variedades de jade, las cuales los
antiguos lapidarios ten¶³an bien clasi¯cadas y sab¶³an
distinguir. As¶³, en las zonas alejadas y de menor importancia del reino de los mexicas se han encontrado ofrendas funerarias consistentes en jades de
menor calidad: serpentina ((M g,F e)3 Si2 O5 (OH)4 ),
crisoprasa (un silicato de n¶³quel) o aventurina (cuarzo que contiene hematita o mica como impurezas).
Una de las diferencias m¶as importantes entre el jade y la turquesa es que el primero se tiene que pulir (al igual que muchas otras gemas) para adquirir esa apariencia brillante y coloraci¶on intensa, cosa que no es necesario hacer en el caso de la turquesa. El proceso de extracci¶on del jade de las minas sigue siendo a la fecha un secreto, aunque fray Bernardino de Sahag¶
un proporcion¶o informaci¶on u
¶til para encontrar piedras preciosas, como el jade:
\Hay personas que conocen d¶onde se cr¶³an [. . . ], y es
que cualquier piedra preciosa, donde quiera que est¶
a,
est¶
a echando de s¶³ vapor o exhalaci¶on como un humo
delicado, y este humo se aparece cuando quiere el sol
salir [. . . ] y los que las buscan [. . . ] p¶onense en lugar
conveniente [. . . ] y miran hacia donde sale el sol, y
donde ven salir un humito delicado, luego conocen
que all¶³ hay piedras preciosas, o que ha nacido all¶³ o
que ha sido escondida all¶³ . . . " (Sahag¶
un, 1979).
Comentarios ¯nales
Seg¶
un lo descrito, los pueblos mesoamericanos desarrollaron una tecnolog¶³a avanzada para la puri¯caci¶
on de los metales y la formaci¶on de aleaciones durante la ¶epoca prehisp¶anica. Esta tecnolog¶³a
fue el resultado del intercambio tanto de los minerales como de las t¶ecnicas empleadas en la puri¯caci¶
on en sus lugares de origen. As¶³, existe evidencia de que algunos de los conocimientos en metalurgia fueron heredados de las culturas de Colombia,
17
Per¶
u y Ecuador entre otros. Los objetos mesoamericanos de bronce son muestra del dominio y la perfecci¶
on de la metalurgia, ya que se sab¶³a en qu¶e proporciones se deb¶³an mezclar determinados metales para
obtener como resultado propiedades espec¶³¯cas como color y dureza. Seguramente, esta fue una de
las grandes sorpresas de los espa~
noles a su llegada a Am¶erica.
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