Carmelón Berrocal. Músicos oyendo cantos de sirenas, 1997. Pintura sobre tabla, 30 x 35 cm. Colección Macera-Castro. Foto de portada: Ugo Camandona. Sirena en km 83 de la Panamericana Sur, 1977. Acrílico a soplete sobre tela, 70 x 60 cm Colección Museo de Arte de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. VISITAS GUIADAS: Viernes 22 de marzo, 6:00 p.m. a cargo de las curadoras de la exposición. CONVERSATORIOS: Viernes 6:00 p.m. Christian Bendayan. Orilla, 2007. Óleo sobre tela, 170 x 220 cm Colección Bendayán-Rebaza. escultura, el grabado, la cerámica, la fotografía, el video o la instalación. Desde su llegada, las sirenas han ido dejando su huella por todo el Perú. Al congregarlas, las salas de exposición se convierten en una gran laguna habitada por estas maravillosas criaturas que dan cuenta de las diferentes realidades que conviven en el Perú. Divinas, hechiceras, seductoras o musicales, dejémonos encantar por ellas y sigamos sus múltiples recorridos. 5 de abril: “Las sirenas charanguistas” y “Ritos, mitos y leyendas del charango”. Óscar Chaquilla y Erick Zubieta. 12 de abril: “Esplendor de sirenas. Trascendencia de la mujer-pez en el arte peruano”. Sara Acevedo, Christian Bendayán y Rodrigo Quijano. 19 de abril: Presentación del libro “Misa virreinal y cordillerana en quechua para charango y chillador” de Óscar Chaquilla y Erick Zubieta. Comentarios de José Quesada Machiavello / Concierto de charango. Óscar Chaquilla, Erick Zubieta y Mario Yucra. CASA RÍMAC JR JUNÍN 323 CENTRO HISTÓRICO DE LIMA /GALERIAPANCHOFIERRO Gabriela Germaná / Lala Rebaza / María Eugenia Yllia Curadoras de la exposición ESPLENDOR DE SIRENAS MÚSICA Y SEDUCCIÓN EN LAS AGUAS DEL PERÚ 07/03 – 21/04 CASA RÍMAC INGRESO LIBRE 2013 Luz Letts. Sirenas, 2012. . Técnica mixta sobre tela, 100 x 500 cm. Colección de la artista. Vaso de cuerno, s. XIX. Cuerno burilado con guarnición de plata, 28 x 7 cm Colección Vivian y Jaime Liébana. Sirenas de voz cautivadora que seducen a los hombres a medianoche en las cataratas; sirenas musicales que tocan y afinan instrumentos al sereno de la madrugada; sirenas que surgen de los ríos a las orillas de las cuevas donde duermen los pastores; sirenas que emergen de las cochas en las noches de luna llena; sirenas que buscan esposos para llevarlos a sus moradas en las ciudades perdidas de las profundidades de las aguas. En cada lago, cocha, río, manantial, laguna, cascada u orilla del mar de nuestro país existe una sirena. Sus múltiples formas permiten reconocer nuestra diversidad. Ya nada queda de la sirena griega con su rara forma de ave, nuestra mujer-pez proviene de los bestiarios medievales y de las representaciones bíblicas en las que se le asoció al pecado. Incorporada al imaginario de los pobladores locales, despertó de inmediato el ingenio y la fantasía de los artistas, quienes la adaptaron, modificaron y reinterpretaron otorgándole distintos atributos. Su presencia personifica una serie de elementos fundamentales para el orden natural y social de todo grupo humano (vida-muerte, masculino-femenino, el bien-el mal), lo que le permite asumir los roles adecuados para cada población. Criatura mítica, alegórica y simbólica, sus primeras apariciones en el Perú tienen lugar como parte del repertorio iconográfico mestizo del arte religioso virreinal, en muchos casos superponiéndose a deidades prehispánicas relacionadas al agua. Fue magníficamente representada en las portadas y la pintura mural de las iglesias barrocas como advertencia a los fieles sobre las tentaciones del demonio. A fines del virreinato y durante el siglo XIX fue un motivo muy requerido para la decoración de keros, textiles, platería y cuernos burilados. A través de los siglos el vínculo de la sirena con la música dio lugar a tradiciones que, sobre todo en las zonas centro y sur andina, la relacionan con ritos de afinación de instrumentos y pactos secretos que proveen de destreza y habilidades a los músicos. No sólo obras contemporáneas de estas regiones destacan la cualidad musical de las sirenas, también arpas y charangos ostentan su fascinante imagen y no es casual que artistas limeños suelan inspirarse en los mitos de estas zonas para realizar sus creaciones contemporáneas. En el ámbito amazónico, la sirena habita en las cochas, quebradas o ríos y, al parecer, es la misma que vio Colón en su viaje al nuevo mundo, espejismo del manatí o bufeo colorado, cuya imagen sobrevive en la imaginación de la población local. En algunos pueblos indígenas es un yacuruna, madre de los peces y dueña o demonio del agua. Su explosiva sensualidad es recreada por el arte contemporáneo urbano de la región. En la costa, la sirena ha sido siempre la fantasía de navegantes y pescadores, quienes aseguran haberla visto en sus faenas mar adentro. Como tal, ha sido punto de encuentro de artistas contemporáneos urbanos y rurales que han representado su figura y leyendas a través de técnicas tan diversas como el mate pirograbado, el dibujo, la pintura, la