Solucionario - Planetalector

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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
Solucionario
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
SOLUCIONARIO: por María Cecilia Trujillo Maza
1-3 (pp. 9-43)
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Según el narrador, el escritor se convierte en un mercenario que
ya no escribe para su propia satisfacción, para sí mismo, sino
para un grupo específico de lectores y para un jefe que paga por
su trabajo. Esto condiciona los temas y el estilo que debe
adoptar y cultiva su propia vanidad. Por este motivo sus
compañeros de trabajo dejan de dirigirle la palabra. Ya no está
en su mismo nivel.
David Martín describe La Voz de la industria, como un diario
«venido a menos» (p. 9), localizado en Pueblo Nuevo, entre
fábricas y las esculturas del cementerio de esta misma localidad.
Sus lectores son de clase media-baja, seguramente la clase más
trabajadora, a que interesan sobre todo los sucesos de
actualidad.
Don Basilio Moragas insiste mucho en que si David Martín quiere
sobrevivir en este negocio, ahorre en adverbios y adjetivos y
sea lo más escueto posible (p.13). No hay lugar para los
adornos y las reflexiones trascendentales. Poco importa el
ingenio y la originalidad artística que podría conmover a un
selecto público lector, sino la practicidad que llega al auditorio
de La voz de la industria, menos avezado en la sofisticación
literaria que podrían apreciar otras clases sociales.
Don Basilio le pide que reduzca los asesinatos en sus
narraciones e introduzca el ―final feliz‖ con el que podrían
identificar sus lectores (p. 17); seguramente el público femenino
que solía leer novelas por entregas.
Vidal era la «pluma estrella» de La voz de la industria (p.11).
Debido a su posición social. Redactaba una columna semanal
con los sucesos más relevantes y, de manera esporádica,
publicaba novelas de intriga escenificadas en el barrio del Raval
de Barcelona. Debido a la posición social de Pedro Vidal y de su
influencia económica en La voz de la industria, su opinión tenía
muchísima importancia, aunque para él el diario fuera «un patio
de juego para matar el tedio» (p. 12).
La pensión era un triste y modesto edificio ubicado en la calle
Princesa, en barrio del Born, regentado por una gallega devota.
Las sábanas solamente se cambiaban una vez al mes, por lo que
el protagonista se procuró una vida solitaria. Uno de los
residentes de la pensión era un torero fracasado que trabajaba
como comentarista y encargado de urinarios en la Monumental.
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A doña Marujita, vecina del edificio, la llamaban ―la piquillo‖ por
su anatomía en forma de pimiento morrón; se ganaba la vida
limpiando «establecimientos de medio pelo» (p. 24). Son
personajes pintorescos, de las clases sociales más bajas, que
sobreviven como pueden.
Cuando David Martín visita Villa Helius, el padre de Vidal lo trata
como si fuera un criado. Le intenta disuadir de que no vuelva a
la mansión, ni se introduzca en el mundo de su hijo porque no le
corresponde a su posición social. El patriarca Vidal observa al
escritor como un advenedizo y, desde su perspectiva, nadie
puede cambiar su destino, la cuna condiciona las oportunidades
y las circunstancias del individuo.
Dumas, Sue y Féval fueron los pioneros de las novelas de
folletín o novelas por entregas en la primera mitad del siglo XIX
en Francia e Inglaterra. Sus temas estaban muy influenciados
por la novela gótica; el misterio y los cuentos de terror que se
habían publicado desde finales del siglo XVIII por escritores
como E.T.A Hoffmann. Los sucesos y personajes de Los
misterios de Barcelona tiene muchísimos paralelos con estos
antecedentes literarios en la creación de la atmósfera y en la
trama plena de intrigas y misterios, como las sagas criminales
de Féval, Los misterios de París de Eugène Sue y los cuentos de
horror de Alexandre Dumas que disfrutaron de una recepción
inusitada, al igual que Los tres mosqueteros que compitieron
con la novela por entregas de Sue.
La prostituta y el ambiente de El Encanto son recreaciones de
Chloé Permanyer, la heroína de Los misterios de Barcelona, una
«princesa oscura» de diecisiete años (p. 20). Al igual que la
prostituta, esta especie de vampiro embruja a sus amantes con
una danza hipnótica en la que se desnuda lentamente, para
luego besarlos con los labios envenenados procurándoles la
muerte. Aunque el beso de la prostituta no estaba destinado a
matar a David Martín, su presencia es el vehículo para que
escritor se pusiera en contacto con Corelli. La estancia también
reproduce con absoluta fidelidad los relatos de Martín: «Sentí un
escalofrío. Aquel lugar era idéntico al dormitorio que yo había
creado en la ficción para mi inefable vampiresa Chloé en sus
aventuras de Los misterios de Barcelona» (p. 39).
El editor extranjero le hace este regalo a Martín porque es una
recreación del mundo que había imaginado el autor. Con este
obsequio generoso Corelli pretende ganarse la confianza del
escritor y, posiblemente, su colaboración en un futuro negocio
que le beneficiaría más al editor que al propio David Martín.
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Los personajes de la pensión, al igual que el protagonista,
corresponderían a las clases sociales más bajas que sobreviven
en el límite de sus posibilidades y de la marginación. Don
Basilio, editor jefe de La voz de la industria, pertenece a la clase
media; y Pedro Vidal al igual que su padre, a la alta burguesía
barcelonesa, enriquecida en América y dueña de múltiples
solares del Ensanche.
VOCABULARIO:
contubernio: ‗alianza o liga vituperable‘.
paladín: ‗caballero fuerte y valeroso‘.
estraza: ‗desecho de ropa‘.
contrito: ‘que siente remordimiento‘.
macilento: ‘flaco y pálido‘.
4-5 (pp. 44-63)
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El Ensueño se había incendiado el día del Corpus Christi de 1903,
quince años antes de que el protagonista acudiera al prostíbulo.
Su presencia misteriosa se corresponde con la atmósfera de las
historias que escribe David Martín para La voz de la industria, al
igual que todo lo que envuelve el mundo de Andreas Corelli.
Parece como si el editor extranjero pudiese resucitar de las
cenizas un recinto que estaba abandonado. Una vez se ha
acabado el encantamiento de Corelli, El Encanto vuelve a su
estado habitual.
David Martín no da crédito al estado en el que se encuentra el
edificio que había visitado pocas noches antes, y a la explicación
suministrada por el regente del bar. Esta incertidumbre le hace
dudar de su propia cordura, si había soñado todo lo ocurrido esa
noche o si realmente había estado allí y por ello se marcha
rápidamente a la redacción de La voz de la industria con el fin de
consultar los archivos que aluden al incendio.
El protagonista había llegado a La voz de la industria de la mano
de su padre, un ex combatiente de la guerra de Filipinas que
trabajaba como vigilante en el diario. David Martín fue un niño
enfermizo, débil, que careció del cuidado de sus padres, ya que su
padre desaparecía durante períodos indefinidos y su madre les
había abandonado cuando el protagonista era tan sólo un recién
nacido. Vivían en un ático en el barrio de la Ribera. Ante esa
cruda realidad, desde niño David Martín se refugió en los libros,
especialmente aquellos que compraba en la librería de Sempere e
Hijos de la calle Santa Ana.
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Los libros que le proporcionaba Sempere fueron realmente su
compañía durante toda la infancia, al igual que las lecciones del
librero, ante las prolongadas ausencias del padre de David Martín.
Sempere apreciaba esta afición en el protagonista, mientras que
el padre de David Martín observaba como un desperdicio el gusto
que tenía su hijo por la lectura. Sempere era generoso y
prudente, mientras que el padre de David era violento y
negligente.
6. Lucha para salvar el ejemplar porque había sido un obsequio de
Sempere y porque David sabía apreciar el valor de los libros.
Grandes esperanzas le presenta un mundo lleno de posibilidades,
incluso para jóvenes desgraciados como él. Necesita salvarlo
porque es lo que le proporciona esperanza, una vida mejor que la
que tenía con su padre.
7. El padre de David no quiere darle falsas esperanzas a su hijo. Al
igual que el padre de Pedro Vidal, el vigilante no ve con buenos
ojos que David Martín adquiera una educación que no se
corresponde con su posición social, ni que se mezcle con la alta
burguesía de Barcelona.
8. La clase obrera era la que solía habitar estos barrios de
Barcelona, mientras que la burguesía barcelonesa vivía en el
Ensanche y en las estribaciones del Tibidabo, en Pedralbes, Sarrià
y San Gervasio, entre otros barrios.
9. En las primeras líneas de la novela, el narrador ubica al lector en
diciembre de 1917 (p. 9), un año marcado por la inestabilidad,
llamado después por la historiografía contemporánea como ―La
crisis de 1917‖, ya que se conjugaron tres crisis: la militar, la
política y la social. La restauración del gobierno español estaba en
jaque desde el verano de ese mismo año, merced a la huelga
general convocada a nivel nacional y con elevada trascendencia
en el caso de Cataluña, el conflicto parlamentario que pedía un
cambio urgente en el gobierno y una crisis económica, producto
de la I Guerra Mundial. Aunque España se había mantenido
neutral, no pudo escapar de las graves consecuencias sociales,
políticas y económicas que acarreó la guerra en toda Europa.
10. Grandes Esperanzas, una de las novelas más conocidas de
Charles Dickens, narra el ascenso social de un huérfano que años
después recibe grandes cantidades de dinero de una fuente
anónima que le permite mantener una situación económica
holgada y acceder a los estudios y privilegios de la burguesía
londinense, que sus orígenes humildes le habían negado en la
infancia. En la madurez descubre que el benefactor anónimo no
era otro que un viejo fugitivo al que había ayudado en
Nochebuena cuando era niño. Esta constante alusión a la novela
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de Dickens en los primeros capítulos de El Juego del Ángel se
justifica por la misma trayectoria de David Martín que mantiene
ciertos paralelos con Pip, el protagonista de Grandes esperanzas,
ya que ambos han precisado de benefactores para ascender
socialmente y hacer realidad los sueños que habían fraguado en la
infancia.
11. Augura que ―no es oro todo lo que reluce‖. El ascenso social tuvo
un precio muy alto que Pip pagó en Grandes esperanzas, ya que
la vida acomodada de Londres le hizo olvidar a los familiares y
amigos que le habían apoyado en su antigua vida y, pese a todos
sus esfuerzos, no puede recuperar a su amada Estella ni la
amistad de los seres queridos ya que se queda en la absoluta
soledad. Si se traslada este hilo argumental a El Juego del Ángel,
cabría preguntarse si las esperanzas que le proporcionan Vidal y
Corelli a David Martín no tienen un desenlace desafortunado para
el protagonista.
12. VOCABULARIO:
correveidile: ‗persona que lleva y trae cuentos y chismes‘.
linotipia: ‗máquina de componer con matrices‘.
6-8 (pp. 64-83)
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David Martín recibe la noticia abatido por el regocijo de sus
compañeros de trabajo que celebraban la cena de navidad en el
Set portes. Los días siguientes se refugia leyendo en el Ateneo de
Barcelona, tratando de ocupar su tiempo en otros asuntos, hasta
que decide visitar a Pedro Vidal que, tiempo atrás, le había
ofrecido su ayuda para dedicarse a aquello que tanto añoraba.
Radio Barcelona (EAJ-1 Radio) fue la primera emisora nacional,
aunque las primeras emisiones las realizó Radio Ibérica hacia
1923. La radio era un artículo de lujo innecesario que solamente
los bolsillos holgados podrían permitirse. En los años en los que se
ubica la acción de la novela las emisiones eran muy irregulares y
no justificaban su compra, pues no fue sino hasta 1924 cuando
las emisiones radiofónicas realmente se regularizaron.
El grand guignol era un tipo de teatro que floreció en Francia a
finales del siglo XIX y que se dedicaba a la representación
naturalista de espectáculos de horror. Vidal propone a David que
escriba una novela por entregas en la que puede dar rienda suelta
a su gusto por el misterio, la sangre y el estilo barroco que
desaprobaba don Basilio en La voz de la industria (p. 70).
Acepa estas condiciones porque le suponía un aumento
considerable de su economía en relación con la miseria que
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ganaba con Los misterios de Barcelona, por lo que el pseudónimo
«era tan sólo un precio muy pequeño que pagar a cambio de
poder ganarme la vida con el oficio que siempre había soñado
desempeñar» (p. 71). Adicionalmente, tendría una mayor
libertad, puesto que sólo estaría sujeto a la censura impuesta por
su propio público y no por el del editor.
5. Barrido y Escobillas «eran un par de pintorescos ciudadanos» (p.
72). Barrido hacía mella en su nombre, pues provenía de la
industria salchichera, era rechoncho, de carácter risueño y
«sonrisa aceitosa» (p. 72). Siguiendo este juego, Escobillas era
alto, delgado y tenía un carácter mucho menos afable que el de
su socio. Siempre olía a formol y poseía un aire «vagamente
amenazador» (p. 72).
6. Según David Martín, ambos explotaban a sus trabajadores,
manipulaban las cuentas de la editorial y sabían muy poco de
literatura.
7. El escritor intentaba limitar su relación con los editores a lo
estrictamente
profesional,
manteniendo
la
distancia
y
restringiendo sus reuniones a lo mínimo.
8. David Martín deja la pensión de la calle Princesa para instalarse
en una casa abandonada de la calle Flassaders, de este mismo
barrio, que observaba cada vez que volvía a la pensión. Al tenor
de los gustos literarios del protagonista, era de esperar que el
sitio en que le gustaría vivir fuera tan lúgubre y misterioso como
sus novelas por entregas.
9. Respuesta libre. Los numerosos objetos que tiene la casa aluden
al hecho de que sus antiguos moradores debieron de marcharse
de manera precipitada, dejando casi todas sus pertenencias.
Teniendo en cuenta la ropa extravagante, las fotografías, plumas
y relojes que estaban en los armarios es probable que se tratara
de individuos relacionados con el mundo del espectáculo.
10. La leyenda de Barba Azul se materializó en el cuento homónimo
de Charles Perrault que trataba de un noble que se había casado
en siete ocasiones, sin que nadie supiera el paradero de ninguna
de sus mujeres. Durante la ausencia de su marido la octava
esposa descubrió una habitación prohibida en la que Barba Azul
ocultaba los siete cadáveres de las anteriores esposas que había
tenido. Así, la atmósfera de la casa de la torre y los objetos
abandonados, además de los comentarios del administrador de la
finca, apuntan a que al igual que el palacio de Barba Azul, la casa
estaba maldita y ocultaba un secreto que podría costarle la vida a
su morador.
11. ―La rosa de fuego‖ fue el nombre que la prensa adoptó en 1909
para denominar el estado de Barcelona durante la Semana
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Trágica. Los sucesos que abatieron la ciudad condal en esos días
se desarrollaron especialmente en la zona en la que vivía el
protagonista, pues se quemó el convento de San Pere de les
Puelles y el de San Agustín que estaban ubicados en los barrios la
Ribera y en el del Born. David Martín compara su torre rodeada
del barrio obrero, ―La rosa de fuego‖, sembrada por los
anarquistas y la clase trabajadora, en oposición a Villa Helius, la
torre de Pedralbes, que estaba rodeada de caserones burgueses.
«Lo que acabó de decidirme fue el escritorio que dominaba el
estudio. Sobre él, como una gran escultura de metal y luz,
descansaba una impresionante máquina de escribir Underwood
por la que hubiese pagado el precio del alquiler» (pp. 78-79).
La novela comenzaba con el incendio de El Ensueño en 1903 y se
centraba en una «figura fantasmal que embrujaba las calles del
Raval» (p. 81), inspirado, así, en la prostituta de El Ensueño y en
la atmósfera misteriosa de este recinto onírico.
El ejemplar de Grandes esperanzas que había atesorado de niño
tiene muchísimo significado por el momento en el que Sempere se
lo había regalado, además de la paliza que recibió el protagonista
por intentarlo salvar de la brutalidad de su padre. Cuando David
Martín ganó su primer sueldo como escritor en La voz de la
industria había intentado recuperarlo, pero Sempere ya lo había
vendido. Como se mencionó anteriormente, el título alude a las
expectativas de David Martín para mejorar su posición social y
vivir de aquello que más le gusta: escribir. Corelli, así, le devuelve
al protagonista la esperanza de cumplir su sueño.
VOCABULARIO:
apeadero: ‗en las vías de tren, sitio preparado para el servicio
público‘.
enjuto: ‗delgado o escaso de carnes‘.
precintarla: ‗cerrarla‘.
9-12 (pp. 88-107)
1.
David Martín se dedica casi de manera exclusiva a la escritura de
La ciudad de los malditos, especialmente durante toda la noche
hasta el amanecer. Este intenso trabajo le produce mareos y
dolores de cabeza cada vez más agudos que sobrelleva con dosis
altísimas de cafeína, cigarrillo y codeína. La única persona con la
que solía verse era con Pedro Vidal, en el bar Almirall, y los
domingos se dedicaba a callejear hasta acabar en una bodega del
Paralelo ahogando su estrés laboral en los brazos de alguna
prostituta.
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Al parecer Cristina desaprueba la inversión de su talento en
novelas de poco valor literario y más comercial como Los
misterios de Barcelona y La ciudad de los malditos. Pese a su
rechazo, ya que intenta averiguar el por qué de su distancia
glacial, se encuentran por casualidad enfrente de la Catedral y él
la invita a tomar chocolate en la calle Petrixol.
Pedro Vidal le había preparado una fiesta sorpresa en Villa Helius
con la presencia de don Basilio, Cristina, Sempere padre e hijo,
otros autores que también publicaban en la editorial de Barrido y
Escobillas, Manuel y su antigua maestra de la escuela, doña
Mariana.
En su regreso a la casa de la torre don Manuel le pide a David
Martín que cuide de Cristina, como si intuyera que pronto e iría de
este mundo: «Si me pasara cualquier cosa –dijo entonces—,
usted la ayudaría, ¿verdad, señor Martín? ¿Haría usted eso por
mí?» (p. 97).
Cristina Sagnier le propone a David que reescriban la novela que
Vidal lleva amasando desde hace años, porque se encuentra
«hundido en la desesperanza» (p. 100). David acepta la
propuesta de Cristina porque es una manera de ayudar a una
persona que ha sustituido la figura paternal que nunca tuvo el
escritor. Pero también decide reescribirla porque ese trabajo le
permitiría estar más tiempo con Cristina (p. 102).
Pese a que Vidal había seguido los consejos de David Martín en lo
que el argumento se refiere, «la novela, tal y como estaba, era
un completo y monumental fiasco: no funcionaba una sola pieza,
empezando por los personajes y la estructura, pasando por la
atmósfera y la dramatización y terminando por un lenguaje y un
estilo que hacían pensar en los esfuerzos de un aficionado con
tantas pretensiones como tiempo libre en las manos» (p. 103).
La novela contaba la historia de tres generaciones de una misma
familia que habían ascendido socialmente desde la pobreza hasta
la riqueza. El relato estaba narrado por un nieto de uno de los dos
hermanos protagonistas, que habían llegado a Barcelona en la
revolución industrial. El nieto recordaba el pasado de su familia
desde su palacio incendiado en el barrio de Pedralbes durante la
Semana Trágica (1909). Así, la acción de la novela de Pedro Vidal
se enmarca entre la revolución industrial, a principios del siglo
XIX, hasta el primer decenio del siglo XX.
Respuesta libre. La historia de Vidal guarda similitudes con su
trayectoria personal, pues la familia de don Pedro se había
enriquecido en América y seguramente no provenía de la clase
alta. Ello explicaría los reparos que tenía el padre de Vidal en que
David Martín se quisiera mezclar en su mundo burgués y elitista.
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El protagonista aprovecha el material que había dejado Vidal pero
rehace por completo los personajes que aparecían insinuados en
la versión de don Pedro, «a medida que avanzábamos, tenía la
impresión de que estábamos haciendo justicia a la novela que
Vidal llevaba en el corazón y se había propuesto escribir pero no
sabía cómo» (p. 104).
Debido a la inversión de tiempo que le suponía la reescritura de la
novela de Vidal, dormía pocas horas y su producción para La
ciudad de los malditos sufría retrasos y cambios drásticos en el
estilo, tal como comenta la Veneno que seguía sus relatos: «ese
no eres tú» (p. 105).
En el fondo, David sabe que no está empleando todas sus
capacidades en La ciudad de los malditos y que escribe para un
fin comercial. Le duele no tener el respecto de Cristina como
escritor, ni la posibilidad de ganarse la vida escribiendo con el
corazón. Por ello el protagonista soñaba con redactar un libro sólo
para ella que pudiera ser fiel a sus sentimientos.
Se trata de Gaudí. Pues además de su obvia relación con la
Sagrada Familia, Gaudí fue atropellado por un tranvía al igual que
le sucede al protagonista. Debido a que el arquitecto no solía
acudir a actos públicos, pocas personas conocían su aspecto y la
policía se lo llevó al Hospital de la Santa Cruz, ahora Biblioteca de
Cataluña, pensando que se trataba de un vagabundo. La alusión a
Gaudí está vinculada con la importancia que había adquirido el
arquitecto en la edificación del Ensanche a finales del siglo XIX y
el empleo de la fantasía en la arquitectura que impregna la
atmósfera de la Barcelona de Zafón.
VOCABULARIO:
adecentar: ‗limpiar, ordenar‘.
acervo: ‗conjunto de bienes morales o culturales‘.
insulso: ‗falto de gracia‘.
13-15 (pp. 108-132)
1.
2.
David se encuentra en el antiguo Depósito de Aguas de Barcelona,
una especie de catedral que se construyó para abastecer al
Parque de la Ciudadela durante la Exposición Universal en 1888.
El edificio, según afirma el narrador (p. 110), acogía a indigentes
y enfermos que no tenían cobijo alguno.
El protagonista se encuentra con Andreas Corellim, que le salva
de caer en el estanque de la azotea del Depósito de Aguas. Pese a
que la figura infundía miedo al escritor, había algo en su voz que
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8.
le trasmitía confianza y tranquilidad, por lo que decide escuchar
su propuesta.
Percibe al personaje como una promesa de un «paraíso perdido»
(p. 112). Le reconfortaba su voz y su mirada. Es posible que
Andreas Corelli se aprovechara de la situación frágil del
protagonista para ablandar sus ánimos y asegurarse su
colaboración.
Andreas Corelli quiere que el protagonista escriba un libro para él
con una dedicación exclusiva de un año, lo que supondría una
ruptura de los compromisos adquiridos con Barrido y Escobillas.
Aunque no le especifica el tema del libro, le anuncia que le
pagaría por adelantado la suma de cien mil francos. Esta
desorbitarte cantidad, unida a la disolución de su compromiso con
la editorial de Barrido y Escobillas, despierta algunas suspicacias
en el escritor.
En la actualidad David Martín no siente ninguna motivación para
continuar con su trabajo en La ciudad de los malditos, puesto que
no escribe para sí mismo o para Cristina, sino para enriquecer los
bolsillos de Barrido y Escobillas. Siente que su creatividad está
esclavizada por la relación mercantil que había entablado con los
editores.
Según el doctor Trías, David Martín tiene un bulto en el lóbulo
izquierdo del cerebro, seguramente un carcinoma, por el que,
según el médico, no hay mucho que el paciente pueda hacer. Por
tratarse de una enfermedad cerebral, el especialista advierte que
la escritura es la actividad en la que tendría más limitaciones y
que cuando se agravaran los síntomas, ingresaría en el hospital
para recibir tratamiento específico.
David Martín decide finalizar La ciudad de los malditos y dedicarse
a la redacción de la novela que siempre había querido escribir.
Aunque le quedaban cien páginas para terminar esta entrega,
redacta el suicidio de Ignatius B. Samson, el propio autor de la
saga, que se entregaba a la muerte tendido en la vía del tren (p.
122). A continuación, Martín toma el manuscrito de la entrega que
estaba redactando en las últimas semanas y le prende fuego.
Naturalmente, la noticia de su enfermedad terminal influye en
esta resolución, ya que tan sólo dispone de un año para dedicarse
a escribir con el corazón.
Barrido y Escobillas quedan atónitos por unos momentos, pero
después retoman un tono amistoso y le prometen que le darían
seis meses para escribir la novela que deseara, tal como afirma
Barrido: «Es usted un artista y quiere hacer arte, alta literatura,
algo que le brote del corazón y que inscriba su nombre en letras
de oro en los peldaños de la historia universal» (p. 127). El editor,
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así, le concede un plazo para que David Martín escriba la «gran
novela de su vida» (p. 127), condición que el protagonista acepta
de inmediato.
9. Se refiere a que reescribiría la novela de Vidal por gratitud, por
todo lo que su mentor había significado, por desesperación por la
enfermedad que amenazaba con quitarle la vida en el término
máximo de un año y, por vanidad, porque, después de todo,
podría firmar sus relatos con su nombre y no con un pseudónimo
(p. 128).
10. Cristina está en el sanatorio de Villa San Antonio en Puigcerdà,
acompañando a su padre que se encontraba en un estado
extremadamente delicado.
11. Respuesta libre
12. VOCABULARIO:
rezumando: ‗dejando de manifiesto un sentimiento o una
cualidad‘.
prolegómeno: `tratado que se pone al principio de una obra‘ y
que, por extensión, se aplica a todo tipo de introducción excesiva
o innecesaria.
carcinoma: ‗tumor maligno que afecta las estructuras epiteliales‘.
taimada: ‗astuta, disimular y advertirlo todo‘.
16-18 (pp. 133-159)
1.
2.
3.
Manuel Sagnier falleció tres días antes en el sanatorio de
Puigcerdà, razón por la que el protagonista se marcha a la
Estación de Francia con el fin de recibir a Cristina en el tren que
volvía a Barcelona horas más tarde.
«Aquella tarde estaba el cielo estaba sembrado de nubes negras
que cabalgaban desde el mar y se anudaban en la ciudad. El eco
de los relámpagos en el horizonte y un viento cálido que olía a
polvo y a electricidad hacían presagiar que se avecinaba una
tormenta estival de considerable envergadura» (p. 134). Esta
tormenta obliga a Cristina a pasar la noche en la casa de la torre
y a complicar la historia de esta pareja. La tormenta también está
relacionada con el estado emocional de Cristina y el cierre de una
etapa tanto en la vida de Cristina, como en la de David, que
justamente culmina esa misma noche.
Cristina comenta que su padre apenas podía acordarse de quién
era ella. A veces le confundía con su madre y en otras ocasiones
no era consciente del lugar en el que se encontraba. No obstante,
los últimos días comenzó a recordarlo todo y Cristina, con la
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7.
8.
ayuda de un álbum, le refrescaba la memoria de todos los
recuerdos que habían vivido juntos.
Se trata de una imagen en la que aparecía una niña de ocho años
caminando en un muelle de la mano de un adulto; un hombre
vestido de blanco cuyo rostro estaba cortado por el encuadre de
la foto. Cristina explica que es su foto preferida pero que no sabe
ni dónde estaba tomada ni si se trataba de su padre o de un
desconocido. Teniendo en cuenta las palabras de Cristina: «es
como si quisiera decirme algo» (p. 141), parece que existe una
historia detrás, un recuerdo que ella jamás ha vivido y que, quizá,
está por ocurrir.
Cristina le pide perdón a David por la indeferencia con la que lo
había tratado todos estos años, pero justifica su actitud diciendo
que la vida de todos los que dependen de Pedro Vidal no les
pertenece: «Ni la mía, ni la de mi padre, ni la tuya... » Por ello
David añade que «todo pertenece a Vidal» pero ella da una tregua
a esta condición durante la noche para luego desaparecer a la
mañana siguiente (p. 141).
La crítica celebra con júbilo La casa de las cenizas que
supuestamente había escrito Pedro Vidal; mientras que Los pasos
del cielo que finalmente firma David Martín recibe poquísima
acogida del público por ser «de estilo pedestre» y por «la falta
recursos y de talento de su autor» (p. 145). Es posible que estos
juicios de valor estén motivados porque la novela de Vidal es
mucho más comercial que la de Martín, se dirige a un público
amplio, mientras que la de David Martín solamente la saben
apreciar los lectores más ávidos como Sempere.
No ofrecen ningún argumento que realmente valide la tirada de
tan sólo quinientos ejemplares. Se disculpan diciendo que estaba
previsto realizae una segunda tirada en el próximo servicio, pero
no proporcionan fechas ni datos concretos. La conversación
concluye con que esta limitada recepción es, en el fondo, una
señal de que el lugar de Martín estaba en La ciudad de los
malditos y no en las novelas que escribía para sí mismo.
Sempere felicita a Martín y deja el libro en la misma vitrina en la
que descansaban las grandes novelas de la literatura francesa: Le
Pere Goriot de Balzac y La educación sentimental de Flaubert. «Es
uno de los mejores libros que he vendido en los últimos diez años,
y he vendido muchos» (p. 150). El protagonista reacciona con
cierta indiferencia ante la ironía de que la novela que había
reescrito con Cristina había tenido un éxito fulminante, mientras
que la que realmente había escrito con el corazón había sido
criticada duramente: «Al llegar a la casa de la torre me serví un
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vaso de agua y, mientras me lo bebía en la cocina, a oscuras, me
eché a reír» (p. 151).
Los editores obligaban a David Martín a que continuara su
colaboración como Ignatius B. Samson en La ciudad de los
malditos y le otorgaban el plazo máximo de un mes y medio para
que entregara el manuscrito que había quemado. En caso de que
David incumpliera con este trato, sería demandado. También le
ofrecían la adquisición de los ejemplares que habían sobrado de
Los pasos del cielo con un descuento del setenta por ciento,
puesto que ellos, ante la escasa demanda, no realizarán una
segunda tirada de la novela. Por último, le recuerdan que había
firmado un contrato por veinte años y que debían recibir una
respuesta en una semana. Ante esta cláusula David replica, sin
saber por qué: «En una semana usted y el imbécil de su socio
estarán muertos» (p. 153).
Vidal culpa a David Martín por su fracaso en Los pasos del cielo.
Su consejo es que escriba pensando en una audiencia específica,
que no escriba para sí mismo, encerrado en su mundo y pensando
solamente en aquello que resulta exclusivamente de su interés
porque «El juego no va así», concluyendo: «más te vale apuntarte
a un parroquia, la que sea. Es así de simple» (p. 154). La clave
del éxito, es identificarse con un grupo, «jugar».
Pedro Vidal le confiesa a David Martín que su padre había muerto
en su lugar. Los tres pistoleros que le asesinaron tiempo atrás
realmente buscaban a Pedro Vidal, para vengar una relación
adúltera que había sostenido éste con la mujer de un socio de su
padre. Para finalizar este cúmulo de confesiones, Vidal participa a
David Martín de su futuro enlace con Cristina Sagnier.
El protagonista queda abatido y decide destinar su novela a
alguien que quizá la supiera apreciar. Se lleva el libro que había
destinado a Vidal hasta la tienda de El Indio, lugar en el que
trabajaba su madre. Intentando buscar consuelo le da dinero a un
niño para que le entregara Los pasos del cielo a su madre de
manera anónima, pero ella, desconcertada, lo tira en una
papelera (p. 159).
VOCABULARIO:
pedestre: ‗llano, vulgar, inculto‘.
prolijo: ‗dilatado, en exceso‘.
compungido: ‗adolorido, abatido‘.
envarado: ‗estirado, orgulloso‘.
adusto: ‗poco tratable, hosco, áspero‘.
bobina: ‗rollo de hilo, tela o de papel‘.
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
19-22 (pp. 160-177)
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Según Sempere, David Martín tenía un aspecto deplorable. Poco
después de llegar a la librería el protagonista se desmaya y vuelve
a retomar la consciencia pocos minutos después. Cuando se
marcha el último cliente David Martín le pide a Sempere que le
ayude a salvar Los pasos del cielo, tal como le había prometido
años antes en caso de que quisiera salvar ―de verdad‖ un libro (p.
162).
Respuesta libre. El librero le pide al protagonista que guarde el
secreto del sitio al que lo está llevando.
El guardián del Cementerio de los libros olvidados es un hombre
enigmático, algo gruñón, cebero con las normas de ingreso de
esta singular biblioteca y emite juicios irónicos respecto al último
trabajo de David Martín, cuyo título juzga como «Menuda
cursilada» (p. 164) y la reputación de los escritores: «Un escritor
nunca es una persona de confianza» (p 163). El humor negro de
Isaac Monfort también se conjuga con las condiciones de este
espacio utópico y a la vez terrorífico por la presencia del ―hombre
de negro‖ que custodia, junto con Isaac, el recinto.
Además de guardar el secreto sobre la existencia del Cementerio,
podrá elegir el libro que desee pero deberá protegerlo y hacer
todo lo posible para que nunca se pierda. Por último, podía
enterrar el libro en el lugar que quisiera. La utilidad de esta
biblioteca es preservar los libros que estaban olvidados,
«condenados a ser destruidos para siempre, libros que preservan
la memoria y el alma de tiempos y prodigios que ya nadie
recuerda» (p. 167).
Según recuerda Isaac, el origen es tan antiguo como Barcelona,
aunque el edificio tal como permanece hasta ahora fue obra del
siglo XVIII. En la Edad Media había estado oculto en los túneles y
posteriormente, en sarcófagos y osarios con el fin de que la
Inquisición no los encontrara. En el siglo XIX se encontró un túnel
que terminaba en una antigua biblioteca oculta en las ruinas de
una sinagoga del Call. Cuando se levantaron las murallas para
realizar el Ensanche el túnel quedó inundado y el acceso a la
biblioteca se convirtió en la actual puerta que custodia Isaac.
«No más de cien personas en toda la ciudad conocen este lugar»
(p. 168). Es fundamental que se mantenga en secreto para que
sea una biblioteca que guarda los conocimientos que el mundo ha
rechazado en determinados momentos de la historia. De saberse
su existencia sería rápidamente liquidada por las autoridades y
lectores que no verían el valor de esta biblioteca.
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El hombre de negro es un misterioso personaje que custodia el
interior de la biblioteca. Algunas personas creen que se trata del
espíritu maldito de un escritor que rompió la promesa de proteger
el libro que había tomado del Cementerio. «Es el patrón de este
lugar, el padre de todo conocimiento secreto y prohibido, del
saber y de la memoria, portador de la luz de cuentistas y
escritores desde tiempos inmemoriales... Es nuestro ángel de la
guarda, el ángel de las mentiras y de la noche» (p. 169).
Lo deja en una cámara en la que había una mesa y una silla. La
estantería que elige es una en la que había quedado un espacio
libre seguramente de un volumen que alguien se había llevado
tiempo atrás. Cuando lo deja en la biblioteca siente una presencia
que le mira fijamente, el hombre de negro, y a continuación se
sienta en la silla.
Cuando sale de su ensoñación observa su propio reflejo en un
espejo y le llama la atención un libro tosco y oscuro que
descansaba en la mesa, apilado con otros volúmenes. Se
intitulaba Lux Aeterna y su autor respondía a las iniciales de D.M,
las mismas que David Martín.
Respuesta libre.
Pareciera como si el editor extranjero supiera los diferentes
momentos en los que David Martín tiene los ataques que
producen su tumor cerebral para aprovecharse de la debilidad del
escritor. Las delicadas circunstancias del protagonista le harían
más proclive a aceptar cualquier propuesta que pudiera menguar
su cansancio físico.
Cuando termina de leer la carta de Corelli una voz le ordena: «No
podrá usted ni pensar en escribir» (p. 176). A continuación toma
la foto en la que aparecía Cristina de niña paseando en un muelle,
y tiene un sueño en el que caminaba hacia Santa María del Mar y
le acosaba una extraña sombra negra que despedía un hedor
insoportable. De repente aparecía una niña que le guiaba hasta la
casa de la torre, dejando atrás aquello que le acechaba a sus
espaldas.
VOCABULARIO:
canguelo: ‗miedo, temor‘.
granado: ‗notable, distinguido, señalado‘.
ralo: ‗compuesto por partes más separadas de lo normal‘.
balaustrada: ‗serie de columnas colocadas entre los barandales de
una escalera, corredor o balcón‘.
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
23-25 (pp. 178-197)
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En la salida de la iglesia, David Martín mira fijamente a Pedro
Vidal y murmura: «Malditos seáis. Malditos seáis los dos» (p.
179).
Cuando David Martín apoya el cañón en la cien sintió una brisa
que azotaba los ventanales de la torre, «portando un aliento
perdido de las grandes esperanzas» (p. 179). Es como si la
providencia le estuviera ofreciendo una segunda oportunidad, tal
como sucedió cuando fue rescatado tras su accidente en el tranvía
y cuando estaba a punto de caer en el estanque del Depósito de
Aguas. En cierto sentido, pareciera que Corelli se encuentra
detrás de los diferentes estados de ánimo y de salud de David
Martín.
Andreas Corelli se aloja en una casa que estaba abandonada en el
parque Güell, en la esquina de la calle Olot y San José de la
Montaña.
En los años en los que trascurre la acción de la novela, el parque
Güell ya había sido vendido al Ayuntamiento y abierto al público
(1922), tras la muerte del Conde Güell hacia 1918 y ante la
ausencia de compradores dispuestos a habitar un parque
residencial tan alejado de Barcelona. Gaudí vivió en una de las
dos casas que se construyeron en el parque, hasta su muerte
accidental en 1925. Carlos Ruiz Zafón lo caracteriza como un
espacio abandonado, seguramente motivado por la paralización
que sufrió el proyecto en 1914 por la I Guerra Mundial y su venta
en 1918. Esta atmósfera de «edén maldito» (p. 179), con las
columnas y las fuentes medio en ruinas está en relación con los
enigmas que esconde la casa de Corelli custodiada por perros y
otros animales de «rostros lobunos» (p. 181).
La casa de Corelli era la única vivienda que tenía luz en toda la
colina. Se alzaba en la cima de una pendiente y olía a flores
muertas. David Martín se encontró la puerta ajustada y nadie
salió a recibirlo. Escuchó pasos pequeños que se perdían en la
lejanía, saludaba pero nadie respondía a su saludo. Había un
silencio absoluto y una corriente de viento interrumpió sus
cavilaciones (p. 183).
Respuesta libre. Se trataba de una pared repleta de fotografías en
la que, en todos los casos, los individuos retratados miran con
tristeza el objetivo de la cámara. Es probable que se tratara de
una extraña afición de Corelli por capturar la imagen de personas
que les acababa de suceder alguna desgracia y se han resignado.
Se trata de un broche de plata con un ángel que Corelli justifica
como un «recuerdo de familia» (p. 184).
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Corelli le pide a David Martín la dedicación exclusiva de un año
para escribir un libro que tenga la capacidad de crear una religión.
Ofrece también los servicios de sus abogados que negociarían con
Barrido y Escobillas las condiciones contractuales que había
acordado el escritor al empezar La ciudad de los malditos.
El editor extranjero opina que la creatividad de David Martín en
sus anteriores obras demuestra una gran capacidad para
desarrollar la ficción y lo que él busca es justamente un escritor
que maneje con solvencia este género. Considera que no hay
muchas diferencias entre la literatura y la religión; pues esta
última está compuesta de mitos y leyendas no menos ficticias que
la literatura misma. No obstante, pese a su escasa veracidad, es
un elemento indispensable para la fe. Depende exclusivamente de
la capacidad de narrar y de comunicar: «Todo es un cuento, una
narración, una secuencia de sucesos y personajes que comunican
un contenido emocional. Un acto de fe es un acto de aceptación,
aceptación de una historia que se nos cuenta. Sólo aceptamos
como verdadero aquello que puede ser narrado» (p. 187).
Corelli le promete que le podría ayudar a superar la enfermedad.
Le toma la mano y le pregunta si quiere vivir, a lo que David
Martín asiente con lágrimas. El editor le dice al escritor que le
ayudará a vivir siempre y cuando Martín acepte su propuesta.
La misteriosa casa de Corelli, al igual que El Ensueño, son
espacios oníricos que se ubican entre el sueño y la vigilia. Todo lo
que sucede en su interior parece un producto de la imaginación,
por ello el protagonista siempre se pregunta si lo que ha vivido
realmente había ocurrido. Las visiones que conformaban este
sueño apuntaban a la curación de David. Después de que la casa
se hundía y se inundaba de un líquido frío, el protagonista se
dirigía a una puerta que lo conducía a un sótano en el que varios
autómatas con el mismo aspecto del doctor Trías, le abrían la
cabeza para extraerle el tumor. Cuando la herida estaba curada,
David se incorporaba y volvía a subir por las escaleras que lo
habían llevado a este sótano.
Cuando el protagonista se despertó del sillón en el que se había
quedado dormido se da cuenta de que la presión que sentía en el
cráneo y el zumbido de sus oídos había desaparecido del todo, y
en su lugar, se encontraba perfectamente salud. Al parecer Corelli
había cumplido con su promesa y lo había curado, aunque David
Martín todavía no comprende el origen de estos cambios que
percibe en su cuerpo.
David intenta buscar un espejo, pero todas las habitaciones
estaban cerradas. A continuación, trató de encontrar la puerta del
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
sótano en la que estaba la sala de cirugía y lo único que encontró
fue la imagen de un ángel.
19. VOCABULARIO:
percutor: ‗aguja de un arma con la que se detona la bala‘.
hojarasca: ‗conjunto de hojas que han caído de los árboles‘.
apostada: ‗instalada para algún fin‘.
aupar: ‗levantar, subir‘.
postigo: ‗cada una de las puertas de las ventanas o
puertaventanas‘.
lustro: ‗plazo de cinco años‘.
Segundo acto (pp. 201-483)
1-4 (pp. 201-222)
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La ventaja evidente es que el editor le había prometido vivir, una
razón de peso para aceptar el trato. La segunda, es la cuantiosa
suma que recibe por adelantado, que tal y como está su relación
con Barrido y Escobillas, no tiene más remedio que aceptar. La
confianza que le inspira la voz de Corelli también influye
muchísimo en esta decisión.
David Martín sigue dudando si el cuerpo con el que se había
levantado esta mañana en la casa de Corelli era suyo o fruto de
un trueque siniestro. También duda sobre la veracidad de los
sucesos ocurridos en la noche anterior y si había algo oscuro en
su visita a la casa del editor.
Desde la subida al poder en 1923 Primo Rivera había reprimido
los movimientos anarquistas, las huelgas y sindicatos para
restablecer el orden que se había perdido en la restauración. El
narrador se refiere a que se estaba preparando, nuevamente, una
atmósfera candente que en cualquier momento podría explotar, y
en efecto lo hizo pocos años después en la Guerra Civil.
David Martín encuentra en la sección de sucesos de La voz de la
industria un incendio en la editorial de Barrido y Escobillas que
había dejado a un muerto y dos heridos graves.
El incendio había ocurrido en la madrugada de ese mismo día y
que había muerto Barrido y dos habían quedado heridos,
Escobillas y un trabajador. Los bomberos estaban barajando la
posibilidad de que el origen del incendio fuera la combustión de
un material químico. Los testigos presenciales afirmaron haber
visto un hombre entrar al edificio poco antes de que empezara el
incendio (p. 202).
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El fuego es un motivo común en El Juego del Ángel. El Ensueño
había cerrado después de un incendio acaecido en 1903 y el
protagonista le prende fuego al manuscrito de La ciudad de los
malditos cuando decide dedicarse a su propia novela. En los
capítulos siguientes se verán más alusiones en las que se vuelve
sobre este motivo.
David Martín es el principal sospechoso porque la muerte de sus
jefes le supondría la libertad absoluta para escribir para la
editorial que se le antojara. De hecho la única manera de anular
el contrato que tenía con ellos era con el fallecimiento de algunas
de las partes. Víctor Grandes había sido «el hombre revelación del
cuerpo, un valor sólido que confirmaba la llegada a la fuerza de
una nueva generación de profesionales de élite mejor formados
que sus predecesores, incorruptibles y duros como el acero» (p.
205).
El protagonista le explica al inspector el lugar en el que había
cenado la noche anterior, el editor con el que había estado
conversando y la imposibilidad de que él fuese el hombre que los
testigos habían visto entrar en el edificio hacia la madrugada del
día del incendio. Respuesta libre.
No. David Martín sospecha que él pueda estar implicado de
manera indirecta, y lo que es peor, Corelli, del que ya no confía
con la misma intensidad que la noche anterior; pero fue incapaz
de sentirse mal por la muerte de Barrido. La sensación de
bienestar que le proporcionaba ese cuerpo nuevo con el que se
había levantado le distraía de las preocupaciones que debería
tener por el incendio (p. 212).
Respuesta libre. Sempere le ve mucho más joven, al igual que
Víctor Grandes pocas horas antes. El librero se queda boquiabierto
cuando David entra en la tienda de la calle Santa Ana y cree que
se debe a que finalmente el escritor había aceptado visitarse por
el médico (p. 213).
El librero quiere que David Martín haga las veces de mentor de
Isabella Gispert, una joven admiradora que tenía talento para la
escritura y gran interés por la literatura. La colaboración de Martín
era clave, pues los padres de la muchacha la querían internar en
un convento o casarla para volverle completamente inútil.
Necesitaba una guía que le enseñara a escribir y a desarrollar el
talento que sus padres no veían con buenos ojos.
Víctor Grandes le informa que Escobillas ha muerto y que debido
a las condiciones de su contrato con los editores, estaba
completamente libre para trabajar con quien quisiera.
David Martín recupera el manuscrito que había extraído del
Cementerio de los libros olvidados: Lux Aeterna.
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14. La temática del libro era la muerte. Una especie de saga de mitos,
eventos, cantos y reflexiones que iba produciendo, poco a poco, la
inquietud del protagonista a medida que se iba acercando al final.
15. Las deidades que aparecían en este relato eran un ángel blanco
con ojos de reptil y un niño luminoso «que se manifestaba en la
naturaleza, el deseo y en la fragilidad de la existencia» (p. 220).
16. Los motivos que integraban Lux Aeterna se mezclaban de manera
arbitraria hasta llegar a la ilegibilidad del discurso, con visiones
proféticas, «tormentas de sangre y fuego precipitándose sobre
ciudades y pueblos» (p. 221). David Martín percibía al autor de
este manuscrito como un perturbado mental que al final del relato
pedía auxilio desde el abismo de su propia locura.
17. La implicación directa es que el autor de Lux Aeterna había vivido
en la casa de la torre en la que actualmente residía David Martín.
El estilo del manuscrito y los juicios que emite el protagonista
respecto el estado mental de su autor, explicarían en cierta
medida la maldición que se cierne sobre la casa y los objetos
abandonados que descansaban sin explicación alguna, esperando
la respuesta de alguien que se interesara por averiguar su origen.
18. VOCABULARIO:
basiliscos: ‗personas furiosas o dañinas‘.
congoja: ‗pena, preocupación‘.
altruismo: ‗diligencia en procurar el bien ajeno por encima del
propio‘.
avernos: ‗reino de los muertos, infierno‘.
colegir: ‗inferir‘.
4-7 (pp. 223-254)
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La joven era la muchacha que había hablado con Sempere para
que David le enseñara a escribir. Ella conocía al protagonista
porque era la hija de los dueños de Can Gispert, el colmado de la
calle Mirallers en el que compraba David Martín. En el pasado, se
había encargado de llevarle las conservas a la casa de la torre
cuando el protagonista estaba escribiendo La ciudad de los
malditos. Lo elige como tutor porque era el único escritor que
conocía (p. 227).
La primera regla es que Isabella no podía hacer preguntas ni
comentarios, al menos que David le hiciera una pregunta
específica. La segunda, es que no quería que su futura secretaria
le controlase su tiempo ni sus horarios de trabajo. La tercera, es
que el escritor no toleraría el sarcasmo antes del mediodía y la
última es que no le llamara ―señor Martín‖ ni el día de su entierro,
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sino David. Lo primero que hace la joven es preparar un café
colombiano que le había traído del colmado de sus padres y
entregarle el relato del que necesitaba la opinión del protagonista.
El talento natural tan sólo es un parte del quehacer del escritor.
En realidad lo que realmente se necesita para escribir bien, según
David, era el trabajo, el oficio y la técnica, tal como le indica a la
joven: «Para llegar a cualquier cosa que te propongas hace falta
primero la ambición y luego el talento, el conocimiento y,
finalmente, la oportunidad» (p. 233).
«Noté por primera vez el silencio que embrujaba aquella casa» (p.
234).
Cuando abre la habitación se encuentra con un olor insoportable y
pilas de cajas, libros y baúles. La pared del fondo estaba ocupada
por un armario de roble y al pie, una caja con fotografías viejas.
Al abandonar la habitación el armario se abre con el viento y deja
entrever vestidos y trajes. El fondo del mueble tenía la madera
desgastada y se podía observar un muro de yeso con un pequeño
orificio.
Respuesta libre.
Parece que la Maison Dorée era un restaurante refinado
frecuentado por la élite de Barcelona en el que poco pintaban
individuos de la clase media, como era el caso de Sempere hijo y
David Martín. Este hecho seguramente condicionó el mal trato que
recibieron por parte de los camareros, muy distinto del que había
tenido el protagonista cuando había estado con Pedro Vidal. Se
marchan porque ven llegar a Cristina Sagnier del brazo de su
esposo, el antiguo benefactor de David Martín.
David Martín le duele muchísimo ver al amor de su vida con la
persona en la que había visto un padre. Vidal le había traicionado
mintiéndole sobre la muerte de su padre y, pese a conocer sus
sentimientos hacia la señorita Sagnier, decidió casarse con ella.
Por este motivo le pide al hijo de Sempere callejear por Barcelona
hasta acabar en los brazos de alguna amante a sueldo.
El protagonista soñaba con el entierro de Pedro Vidal en el
cementerio de Montjuïc. Cada miembro de la comitiva llevaba un
cirio blanco y encima de la tumba las luces bordeaban el contorno
de un ángel de mármol que mostraba un semblante abatido. Vidal
yacía con los ojos abiertos y lloraba lágrimas negras. Cada uno de
los integrantes de la comitiva dejaba una rosa negra encima del
difunto y el sarcófago quedaba inundado de sangre. Al retirarse
de la tumba una bandada de pájaros negros cruzaba el cielo y
unas sombras le pedían a David que les rescatase de la oscuridad
(p. 243). La presencia del ángel alude al broche de Corelli, el sello
de lacre que caracterizaba sus cartas y la imagen de la casa del
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parque Güell en la que Martín había soñado una puerta que
conducía a un sótano. El ángel es una imagen que comienza a
convertirse en una presencia perturbadora para el protagonista y
presagia la catástrofe. La mirada fija de Pedro Vidal a David
pareciera que le culpa de su propia muerte. Es lógico que los
sentimientos que tenía el escritor hacia su antiguo benefactor
hubiesen cambiado y que el protagonista le deseara lo peor a raíz
de su matrimonio con Cristina y de su implicación en la injusta
muerte de su padre. La lectura de Lux Aeterna y los oscuros
secretos que esconde la casa de la torre comienzan a hacer efecto
en David Martín, que presagia que el encargo que había aceptado
de Corelli podría acarrear graves consecuencias, tal como afirma
antes de reunirse con su patrón: «Algo oscuro y turbio me cubrió
el corazón» (p. 252).
Según Isabella, sus padres son tiranos e incomprensivos. Don
Odón había amenazado con matar a David Martín si osase
acercarse al colmado de la calle Mirallers. Respuesta libre.
David está sorprendido por la limpieza de su casa, «cada cosa en
un sitio» (p. 248), el olor a lejía y el aspecto que había adquirido
la galería y el salón. La trata con displicencia porque no quiere
que la muchacha se haga a la idea de que puede vivir con él, sean
cuales sean sus circunstancias. Isabella hace acopio de su
disposición para organizar y limpiar, subrayándole al escritor la
necesidad de su presencia en la casa.
La carta anuncia una nueva reunión esa misma noche en la casa
del parque Güell para conversar sobre el proyecto que había
aceptado David Martín.
Al dejar a Isabella califica el encargo de Corelli como «el libro
maldito» (p. 252). No sabe exactamente qué es lo que está
sucediendo y que hay detrás del manuscrito que encontró en el
Cementerio de los libros olvidados, pero no quiere que una
criatura noble como Isabella salga herida con las posibles
consecuencias de su colaboración con el editor extranjero.
Se arrepiente porque se siente atrapado con el encargo que le
había hecho Corelli y que había aceptado ingenuamente. Su
colaboración en la editorial de Barrido y Escobillas, aunque le
suponía limitaciones y menos lujos que los que se podría permitir
con cien mil francos en el bolsillo, no había nada oscuro en el
trato que había entablado con ellos. Con Corelli siente que una
maldición se ha cernido sobre su cabeza.
VOCABULARIO:
parabienes: ‗felicitaciones‘.
cogorza: ‗borrachera‘.
dilucidar: ‗declarar o explicar un asunto concreto‘.
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
disoluta: ‗licenciosa, viciosa‘.
beodo: ‗embriagado, borracho‘.
mácula: ‗mancha‘.
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Lo recibe un criado que no musitaba palabra y le indicaba que
siguiera al gran salón en el que se podía observar toda Barcelona.
David Martín reconoce al patrón por el brillo de sus ojos que
nunca pestañeaban y el resplandor del broche del ángel que
llevaba siempre en su solapa. La sonrisa lobuna de Andreas Corelli
terminó por helarle la sangre al protagonista. Cuando están
reunidos en el jardín Corelli adopta el aspecto de un joven y sus
rasgos se veían más perfilados.
Se siente incómodo porque sabe que algo turbio está tomando
forma con el proyecto que le ha encargado Corelli y cada vez
tiene menos ganas de aceptar. Especialmente desde el incendio
de la editorial de Barrido y Escobillas y la consiguiente muerte de
sus antiguos jefes. Respuesta libre.
Corelli asume una actitud de absoluta frialdad y despreocupación
ante los sucesos ocurridos en la calle de los Ángeles. Cambia de
tema de manera inmediata, evitando las indagaciones del escritor.
El hombre necesita la fe para sobrevivir. Según el editor, es una
respuesta instintiva a todos los fenómenos que no tienen ninguna
explicación racional como la muerte o el origen del universo.
Aunque son cuestiones muy básicas, el hombre necesita de otras
herramientas para responderlas y por ello se genera una
«respuesta emocional» (p.258). La religión, al igual que la ficción
forma parte de estas respuestas con las que el hombre intenta
llenar los vacíos de su propia existencia que no puede contestar
de manera inequívoca.
Andreas Corelli le pide a David Martín que utilice la palabra para
devolverle la esperanza al hombre: «Le pido simplemente que me
ayude a dar de beber al sediento» (p. 259), «una narración que
despierta el alma» (p. 261). No se considera un candidato
adecuado porque opina que un intelectual lo podría hacer mucho
mejor que él, mientras que Corelli juzga que justamente lo que
no quiere es un intelectual porque suelen ser incompetentes, sino
alguien inteligente.
Le despiertan náuseas porque las reflexiones del editor parecen
las de alguien que habla con ira contenida y desprecia al ser
humano.
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Corelli no quiere un discurso racional porque la fe no se adquiere
mediante la razón. Quiere que David busque «la fuerza del arte,
de la puesta en escena» (p. 261). Para el editor extranjero
importa mucho más la música que la letra, porque es lo que
conmueve al ser humano.
El trabajo tendría una duración de un año. Al término de ese plazo
David debía entregarle todo el manuscrito, sin excepción alguna.
El escritor debía renunciar a los derechos de su obra y al terminar
el libro recibiría cincuenta mil francos adicionales.
Cuando David le pregunta el editor la utilidad del encargo que le
está realizando, Andreas Corelli responde con una sonrisa y le
indica que escribirá «porque quiere vivir y no le importa el precio
ni las consecuencias. Porque no hace mucho se sabía a las
puertas de la muerte y ahora tiene usted una eternidad por
delante y la oportunidad de una vida. Me ayudará porque es usted
humano. Y porque, aunque no lo quiere aceptar, tiene fe» (p.
263).
Porque su vida le pertenece ahora Corelli y debe participar en un
proyecto en el que no se siente cómodo y percibe que tendrá
graves consecuencias.
David Martín le da una brutal paliza a los maleantes que estaban
atacando a Isabella. Una vez regresan a casa, él la protege, le da
de cenar y acepta que se quede en con él por unos días.
Los padres de Isabella distaban muchísimo de la descripción que
había proporcionado la joven. Ambos estaban preocupados por
ella y muy agradecidos con la ayuda del escritor. Le explican a
David que nunca habían echado a Isabella de su casa y que
debido a su difícil carácter ella había decidido marcharse por su
propio pie. Habían tenido una discusión y don Odón había
amenazado con mandarla a un convento, pero esa no era su
intención. El padre de Isabella era un hombre noble y trabajador y
su madre que era discreta y cariñosa provenía de una familia
napolitana de mujeres de carácter, de atender al apodo de la
abuela de Isabella: La Vesuvia.
Don Odón considera que el carácter de Isabella y su resolución
por esquivar la vida de la casada provienen de su afición por la
lectura. Su padre opinaba que el día que la mujer se le enseñara
a leer y a escribir «el mundo sería ingobernable» (p. 273). En la
época en la que se enmarca la novela una mujer debía dedicarse
a las labores domésticas y no requería de una educación
equivalente a la del varón. Su trabajo consistía en criar, cuidar del
hogar y satisfacer a su marido; sin que su opinión o voluntad
tuviera valor alguno.
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
15. Le piden que cuide de Isabella hasta que cambiara de actitud y
quisiera volver a casa de sus padres.
16. VOCABULARIO:
atavío: ‘adorno‘.
visillos: ‗cortina pequeña que se pone en el interior de los cristales
para proteger a la estancia de la luz‘.
rayana: ‗cercana, próxima a‘.
cruento: ‗sangriento‘.
incautos: ‘que carecen de cautela, ingenuos‘.
galimatías: ‗lenguaje oscuro, confuso‘.
pantagruélico: ‘banquete o comida excesiva‘.
mariscal: ‗oficial de elevado rango en la milicia antigua‘.
11-13 (pp. 278-300)
1.
2.
3.
4.
David Martín se pasa la primera semana leyendo volúmenes que
versaban de mitología e historia de la religión, aunque la
bibliografía era infinita y le producía un cansancio extremo pensar
en que tan sólo estaba arañando una pequeña parte de todo lo
que debía estudiar. Pese a la ingratitud de esta labor, prefería
ocupar su tiempo en estas lecturas que pensar en la vida de
Cristina y Pedro Vidal.
Estas primeras investigaciones tan sólo produjeron dudas en el
escritor y un estado de aburrimiento. Todos los autores de los
libros que había consultado no sabían escribir, sin importar el
conocimiento o ideología desde el que se estaban aproximando a
la fe y a la religión.
Le pide que recolectara los principales catecismos que circulaban
en Barcelona para la enseñanza religiosa y elaborara un resumen
para cada uno de ellos. La joven reacciona con ironía ante este
inusitado encargo y le indica que, de atender a esta bibliografía, el
libro que le ha encargo Corelli tiene pocas posibilidades
comerciales (p. 279).
Según David Martín, la mitología se desarrolla alrededor de la idea
de jerarquía. La clave de la evolución es el dominio. La verdad fue
revelada a todos los hombres, no obstante algunos de ellos tienen
más poder sobre esta verdad que los demás. Ello obliga a que se
genere un sistema de organización específico y a que exista un
grupo de represores y otro de reprimidos: «Este fenómeno, que la
biología nos enseña que es propio de cualquier grupo animal
social, no tarda en transformar la doctrina en un elemento de
control y lucha política» (pp. 283-384).
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
5.
Isabella había cambiado completamente su estudio. La
Underwood parecía una escultura y las teclas se podían volver a
leer, había una pila de folios que contenían los resúmenes que él
le había encargado a la joven y unos cigarros Macanudos que
había traído del colmado Gispert.
6. La torre de San Sebastián fue diseñada por el arquitecto Carles
Buïgas e inaugurada en 1931 con motivo de la Exposición
Universal de 1929, para unir el puerto con los pabellones ubicados
en las faldas de Montjuïc. David no le sienta nada bien este lugar
como escenario de la reunión porque sufre de vértigo.
7. Corelli juega siempre con las debilidades de David Martín. Sabe
que una situación límite el escritor cede con mayor facilidad a sus
deseos. El teleférico, además, proporciona una imagen acorde con
el motivo del ángel. Pareciera como si estuvieran sobrevolando
Barcelona, como si la dominasen; no muy distinta de la vista que
proporcionaba la casa de Corelli en el parque Güell.
9. Corelli le pide que acuda a las fuentes y deje de leer a los
intelectuales. Que lea la Biblia como una historia ficticia, no como
un compendio de doctrinas y verdades divinas.
10. David Martín debe leer las fábulas puesto que «enseñan que lo
seres humanos aprenden y absorben ideas y conceptos a través
de narraciones, de historias, no de lecciones magistrales o de
discursos teóricos» (p. 292). Por ello, más que libros de doctrina o
de historia de la religión, David Martín debe leer ficción: los
cuentos de los hermanos Grimm, tragedias de Esquilo, el
Ramayana y leyendas celtas. Sólo así, podría ―hacer creer‖ a sus
lectores.
11. El protagonista le aconseja a Isabella que se emplee en la
escritura a través del trabajo y la dedicación. La inspiración no
llega milagrosamente, sino que exige disciplina y empeño: «La
inspiración acude cuando se pegan los codos a la mesa, el culo a
la silla y se comienza a sudar» (p. 296).
12. VOCABULARIO:
alférez: ‗oficial de menor graduación, la inmediatamente inferior
al teniente‘ y, aplicado al alumno, ‗el que sigue recibiendo
enseñanza militar‘.
diletante: ‗aficionado que cultiva algún campo del saber‘.
vuecencia: ‗vuestra excelencia‘.
sino: ‗hado, destino‘.
beligerante: ‘combativo‘.
pusilánime: ‗falto de ánimo para tolerar las desgracias‘.
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
14-17 (pp. 301-319)
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6.
7.
Gustavo Barceló era un librero cuya especialidad eran los libros
sagrados y los textos apócrifos de diversa naturaleza. El escritor
se dirige a esta tienda por que es el mejor lugar para comprar una
Biblia.
En la tienda de la calle Fernando se trataban los libros con
exquisito cuidado, como si fueran vinos: «catalogando buqué,
aroma, consistencia y año de cosecha» (p. 302).
Barceló insiste en que no puede cobrarle una Biblia a un descreído
como David.
Éditions de la Lumière fue fundada por Andreas Corelli en 1881 y
cerró en 1914. Se dedicaba, sobre todo, a la publicación de textos
religiosos desde sus diferentes oficinas ubicadas en Londres,
Roma, París y Berlín. El actual edificio que ocupaba la principal
sede de la editorial, se encontraba tapiado y, en opinión de
Barceló, pareciera que había habido un incendio. La única pieza
que había permanecido intacta era un llamador de puerta en
forma de ángel.
De la vida de Andreas Corelli, el librero averiguó que la editorial
había cerrado cuando su fundador había decidido retirarse al
campo y que poco después había muerto de la picadura de una
víbora. La certeza de que el editor había fallecido, proviene de
una esquela que Pére Coligny, otro editor afincado en París que
odiaba a Corelli, le había enseñado a Barceló.
Al parecer Andreas Corelli le había robado uno de los autores que
solía trabajar con Coligny, un individuo de apellido Lambert. Éste
último se había comprometido a escribir un libro de contenido
religioso para Corelli por una cantidad de dinero considerable,
pero al final terminó perdiendo el juicio y entregándose a las
llamas con manuscrito incluido. Cuando Barceló visitó a Coligny,
se lo encontró delirando en una habitación llena de crucifijos y
santos, por lo que el librero sospecha que parte de sus
afirmaciones no sean más que divagaciones de una mente
enferma.
Respuesta libre. El suicidio de Lambert y el estado de Coligny, al
igual que el incendio de la editorial de Barrido y Escobillas, la
misteriosa existencia del autor de Lux Aeterna y su perturbada
mente, son señales de que David Martín se encuentra en peligro y
que en todos los casos, Andreas Corelli está implicado, tal como
afirma el mismo protagonista tras su visita a la librería de
Barceló: «tuve la impresión de que las calles y mi destino estaban
pavimentados sobre arenas movedizas» (p. 307).
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
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15.
Le compra un juego de plumines chapados en oro para
corresponder los esfuerzos y la ilimitada paciencia y amabilidad de
la joven.
Isabella había averiguado el nombre del antiguo morador: Diego
Marlasca. También había encontrado una caja de fotos en las que
aparecía, en casi todos los casos, una antigua estrella del Paralelo
Irene Sabino.
Cuando Isabella estaba guardando la caja una foto resbala y deja
atónito al escritor. En el salón del Círculo Ecuestre aparece un
grupo de personas y en lo alto de la escalinata, Andreas Corelli.
A partir de este momento David le pide a Isabella que no vuelva a
entrar a la habitación misteriosa y le ordena que lo donen todo a
la caridad. Horas después reflexiona sobre la naturaleza del
encargo que le había hecho Corelli y comprende por qué había
acudido a él: «Necesitaba una mente mercenaria que no le
importara escribir un cuento narcótico capaz de enviar a los niños
a dormir o de convencer a un pobre diablo sin esperanza de
asesinar a su vecino a cambio de gratitud eterna» (p. 314).
Corelli lo encuentra interesante porque David en vez de ir a la
mitología se había ido directamente a las fuentes más prosaicas;
prescindiendo del adoctrinamiento y de la fábula.
El mesías del manuscrito de David es un guerrero muy joven,
opuesto a las convenciones de las religiones más conocidas que lo
solían caracterizar como un individuo pacífico y adulto. El mesías
de David Martín salvaría a su pueblo gracias a la rabia y el
esfuerzo y sometería a todos aquellos que no respetasen su
doctrina.
Para David Martín, la juventud es el auge de la vida del ser
humano. Es cuando alcanza la mayor vitalidad y potencia
reproductiva; lo que le constituye en un soldado ideal. Si el
mesías era un joven, como la mayoría de la sociedad, la
identificación sería mucho más efectiva a la vez que agresiva. Los
adultos ya no creen con la misma intensidad que los jóvenes. En
la adultez el hombre se siente culpable y hace cualquier cosa para
aliviar el rencor y el victimismo. Al simplificar las relaciones
humanas y la religión en una lucha por la supervivencia, Corelli le
advierte que se está volviendo más cínico que él.
David Martín era consciente de la palabrería vacía que le había
dedicado a Corelli y del escaso significado que tenía para él el
libro que estaba escribiendo. Su actitud desafiante y cínica
intentaba aparentar el gusto de David por el encargo y el
insospechado giro que había tomado este novelista fracasado.
Esta simulación le permitiría ganar algo de tiempo para seguir
averiguando el qué lío en el que se había metido.
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
16. VOCABULARIO:
raudo: ‗rápido‘.
alféizar: ‘vuelta de una pared en una ventana o puerta, tanto por
dentro como por fuera‘.
álgido: ‗frío, glacial‘.
18-21 (pp. 320-343)
1.
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7.
David Martín desea investigar los inquilinos anteriores de la casa
de la torre y el pasado de Diego Marlasca y el régimen de
propiedad de la casa en la que se alojaba Corelli en el parque
Güell. Respuesta Libre.
Diego Marlasca compró la finca en 1902 y en 1911 fue embargada
por el Banco Hispano Colonial debido al fallecimiento de su
propietario. En estos documentos se mencionaba un abogado de
apellido Valera que había actuado como representante de la
familia Marlasca.
Sempere se encuentra enfermo pero no quiere preocupar al
escritor. También le cuenta que la librería estaba teniendo
importantes problemas de solvencia económica.
Sempere le pide a David Martín que le ayude a encontrar una
mujer para su hijo, pues no muestra grandes indicios de estar
interesado en formar una familia y sentar cabeza. La felicidad del
librero depende de ver a su hijo estable con una mujer que, en su
caso, se la arrebató la vida demasiado pronto: «Prométame que
no dejará que me vaya de este mundo sin ver a mi hijo colocado
con una mujer de esas por las que vale la pena morirse. Y que me
dé un nieto» (p. 327).
Como indica el narrador el edificio se encontraba próximo a Paseo
de Gracia, en el Ensache Derecho en el que poblaban los prodigios
arquitectónicos que no escatimaban en los recursos de la fantasía
y la exhuberancia que había traído el modernismo. Techos con
forma de dragón, fachadas con ondas que simulaban el coral del
fondo del mar, torres y arcos árabes, ventanales medievales y
balcones de ensueño. Los edificios de esta zona de Barcelona
estaban destinados a las clases sociales más altas que
demostraban su prestigio a razón de estas excentricidades
arquitectónicas que se habían puesto de moda a finales del siglo
XIX. En el caso del despacho de Valera el edificio es casi una
caricatura del prestigio y actitud arrogante del abogado.
Sebastián Valera era el hijo de Soponcio Valera y Menacho, el
abogado que había representado a la familia Marlasca tras el
fallecimiento de Diego. De atender al retrato de don Soponcio,
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
Sebastián Valera creció a la sombra de su padre, era distante, frío
y cortés. «Tenía una mirada inteligente y penetrante que
amparaba ese además exquisito que sólo disfrutan las princesas
reales y los abogados realmente caros» (p. 330).
8. Marlasca había sido un brillante abogado que la mayor parte de su
vida se había dedicado a la escritura de tratados de derecho y de
historia. Diego Marlasca había sido socio fundador del despacho
en el que trabajaba Valera, pero a razón de su dedicación a la
escritura de ficción, había dejado de lado la abogacía para
dedicarse a la redacción de un libro que le había encargado un
editor extranjero.
9. Jacinto Verdaguer fue un sacerdote catalán que destacó
especialmente por el dominio de la poesía. Después de su viaje a
Tierra Santa en 1886 sufrió una crisis espiritual por la que decidió
abandonar sus trabajos literarios y estudiar fenómenos
relacionados con la demonología y los exorcismos. Su prestigio se
vio gravemente afectado por las investigaciones que estaba
desarrollando sobre estos asuntos paranormales en la calle
Mirallers (Barcelona), y su implicación en doctrinas espiritistas
que la Iglesia no vio con buenos ojos. No es gratuito que además
el jesuita que vivió en la casa de Flassaders estuviese relacionado
con estas prácticas heterodoxas, ya que la calle Mirallers se
encuentra a escasos metros de la casa de la torre y subraya el
carácter maldito de todos sus moradores interesados en la
comunicación con los muertos.
10. Respuesta libre. La casa de la torre empieza a adquirir la
personalidad de Marlasca y esta evolución supone una atmósfera
de inquietud que presagia lo peor para el protagonista. Solamente
averiguando el pasado de Diego Marlasca y el origen de su locura
David Martín podría realmente saber qué pasaría con su propia
vida y el alcance del influjo de algo que se removía en el interior
de los muros de Flassaders, 30.
11. Isabella recibe a David Martín ataviada con uno de los vestidos
que habían sido de Irene Sabino y maquillada como si fuera una
adulta. El protagonista desaprueba estos impulsos de la joven
pues no quiere ver nada que le recuerde la anterior existencia de
Diego Marlasca en la casa de la torre y sus desventuras con Irene
Sabino. Estos recuerdos están malditos y cuanto antes sepa lo
que ha ocurrido en la casa de la torre y se deshaga de las
antiguas pertenencias de su dueño anterior, mejor para su higiene
mental.
12. Según Isabella Gispert David Martín era un déspota y
desagradecido. Estaba condenado a la soledad porque, al igual
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
que la casa de la torre, su carácter «pone los pelos de punta» (p.
340).
13. David Martín le confiesa que Isabella es la única amiga que le
queda, la única que, a diferencia de Sempere, es capaz de
hablarle con la verdad (p. 341).
14. Isabella le indica que si quiere que ella se quede como su
ayudante las reglas deberán cambiar de inmediato: «no más
mando y ordeno, ni más numeritos a lo mister Rochester» (p.
343).
15. VOCABULARIO:
atildado: ‗pulcro, elegante‘.
párvulo: ‗infantil, inocente‘.
22-25 (pp. 344-369)
1.
2.
3.
4.
David Martín empezó a trabajar con mayor disciplina y orden, lo
que favoreció muchísimo la producción de páginas escritas de
manera consistente, como había ocurrido en los primeros años en
los que había colaborado en La voz de la industria: «Las horas de
encierro en el estudio se cristalizaron rápidamente en páginas y
páginas en las que, no sin cierta inquietud, empecé a reconocer
que el trabajo había alcanzado ese punto de consistencia en que
deja de ser una idea y se transforma en una realidad» (p. 345).
En palabras del narrador: «El texto fluía, brillante y eléctrico. Se
dejaba leer como si se tratase de una leyenda, una saga
mitológica de prodigios y penurias poblada por personajes y
escenarios anudados en torno a una profecía de esperanza para la
raza» (p. 346). El núcleo de esta saga de leyendas lo ocupaba la
llegada de un mesías, un salvador, que redimiría al pueblo y le
devolvería la gloria que habían perdido merced al dominio del
enemigo. El estilo empleado en el relato era llano, como si se
tratase de una revelación.
De reflexionar sobre la unión de Vidal y Cristina Sagnier.
David Martín quiere salvar la librería de Sempere e hijos de la
bancarrota. Para ello Isabella se introducirá como ayudante,
apelando al escaso salario que le proporcionaba David Martín y a
su carácter déspota y despiadado. De esta manera, podría
introducir en caja una suma que el escritor le iría proporcionando
semana a semana. La segunda intención de David Martín era
hacer de celestina entre el hijo de Sempere e Isabella. En la
conversación subraya los sentimientos ocultos del hijo de
Sempere hacia ella y transforma su antipatía y desinterés, en la
nostalgia de un amante no correspondido.
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
5.
6.
Isabella acepta este encargo por el bien de la literatura.
Respuesta libre. La casa Marlasca era una mansión en ruinas. El
jardín estaba completamente descuidado y había un intenso olor a
tierra mojada. El interior de la casa estaba cubierto de polvo y de
los restos de una vida aburguesada de la que tan sólo había
quedado la sombra. De atender a la arquitectura de la casona,
debió albergar sirvientes y ser escenario de eventos sociales de
alta alcurnia.
7. Según Alicia Marlasca la casa de la torre estaba maldita y lo
primero que debía hacer el escritor era marcharse: «Olvídese
usted de esa casa. Es un lugar maldito» (p. 356).
8. Diego Marlasca y David Martín abandonaron sus antiguos trabajos
que les proporcionaban estabilidad económica y libertad, para
recuperar una esperanza. En el caso de Marlasca, su propio hijo
Ismael que había fallecido trágicamente en la piscina de la
casona, y en el de Martín, la vida que el doctor Trías le había
pronosticado con un término máximo de un año. En ambos casos
sus vidas quedan atrapadas en manos de Andreas Corelli y la
atmósfera de la casa de la torre contribuye a cultivar la inquietud
y la oscuridad en sus relatos de leyendas proféticas.
9. Damián Roures se dedicaba al espiritismo en un local de la calle
Elisabets y su socio, Jaco o Juan Corbera, era el representante y
amante de Irene Sabino; una actriz que llegó a ser la estrella del
teatro Apolo. Jaco fue quien se inventó que Sabino había sido la
hija ilegítima de una vedette de París y un príncipe europeo. Fue
él mismo el que la introdujo en las sesiones de espiritismo en las
que conoció a Diego Marlasca.
10. Marlasca buscaba la esperanza de recuperar su hijo de la muerte.
Las sesiones de espiritismo le proporcionaban una vía de acceso al
más allá en el que creía comunicarse con Ismael y aliviar el
sentido de culpabilidad que le carcomía el alma. Según la viuda,
Diego Marlasca era un padre totalmente entregado a su hijo y se
sentía culpable por la muerte de su hijo porque el día en el que
ahogó sostenía una acalorada discusión con su mujer debido a las
horas que destinaba escribiendo y el limitado tiempo que dedicaba
a su trabajo en el despacho que compartía con Valera.
11. Acepta escribir el libro porque creía que, al igual que David
Martín, se estaba muriendo.
12. Diego Marlasca veía a Ismael, un lago de sangre y una
acumulación de almas malditas que se escondían debajo de
Barcelona: «Decía que su hijo le hablaba en sueños, que Ismael
estaba atrapado por una sombra con la piel de serpiente que se
hacía pasar por otro niño y jugaba con él» (p. 362).
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
13. David Martín se dirige a Villa Helius. Desde la calle contempla a
Cristina que levantaba la mano para intentar saludarle pero él no
pudo resistir mirarla y le dio la espalda.
14. Todo salió como habían acordado. Isabella consiguió vender dos
ejemplares de El retrato de Dorian Gray, unas obras completas de
Petrarca y acumular propina para introducirla en caja. El
comportamiento de Sempere hijo distaba mucho de las
impresiones que había descrito David Martín.
15. Lo cita en el cementerio de Pueblo Nuevo. Un espacio lúgubre y
siniestro al igual que el abandonado parque Güell. Respuesta
libre. Es posible que Corelli haya elegido el cementerio por la
acumulación de imágenes de ángeles que se podrían encontrar en
un lugar como estos.
16. VOCABULARIO:
tundra: ‗terreno abierto y llano, de clima subglacial y subsuelo
helado, falto de vegetación arbórea‘.
pertinaz: ‗obstinado, terco‘.
26-29 (pp. 370-401)
1.
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4.
Vestía de negro y lo que lo distinguía de las sombras de las
estatuas eran sus ojos brillantes que jamás pestañeaban.
Mientras Corelli ojeaba los avances del protagonista, David Martín
visitaba por primera vez la tumba de su padre. La contemplación
del mausoleo que Pedro Vidal había mandado a construir,
motivado seguramente por su remordimiento, encajaba muy poco
con la vida humilde que había llevado el padre de David. El
escritor le pide perdón por haberle culpado de su propio asesinato
y añora que él estuviera a su lado para que viese impreso el
nombre de su hijo en un libro: «Me hubiera gustado conocerle,
padre, y que usted me hubiera conocido a mí. Le convertí a usted
en un extraño para olvidarme y ahora el extraño soy yo» (p.
373).
Una de las aportaciones de David Martín en la saga de relatos de
leyendas y profecías es que el narrador adopta la perspectiva de
un testigo. Un testigo que habla en nombre de los hechos que ha
vivido y del pueblo que espera la salvación. La debilidad es que no
hay ningún villano y este motivo le parece clave al editor
extranjero, pues es lo que permite definir al ser humano.
El villano materializa aquello que no queremos ser, lo que en el
fondo nos define: «Una de las funciones de nuestro villano debe
ser permitirnos adoptar el papel de víctima y reclamar nuestra
superioridad moral. Proyectaremos en él todo lo que somos
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
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incapaces de reconocer en nosotros mismos y demonizamos de
acuerdo con nuestros intereses particulares» (p. 376).
La ironía y el desprecio que percibía en la voz de Corelli pronto
terminó por agotar su ingenio, ya que se sentía humillado por su
presencia y sus palabras envenenadas. Por ello le pide a Corelli
que le deje libre, pues ya no le interesa colaborar en este
proyecto y que le devolverá el dinero que el había dado. El editor
responde a esta solicitud con frialdad recordándole que debía
acabar el manuscrito: «Eso es lo único en lo que puede y tiene
que sentir» (p. 378).
Intenta buscar una cara amiga y recopilar información sobre la
muerte de Diego Marlasca. Cuando llega a La voz de la industria
se entera que su antiguo jefe ahora trabajaba para La
Vanguardia.
La información era imprecisa y sucinta. Las noticias hablaban de
un accidente mortal por haberse ahogado.
Casi todas las ocasiones en las que aparecía alguna referencia a la
muerte de Marlasca aparecía una noticia que ocupaba casi toda la
plana con un reportaje irrelevante que le restaba espacio al
accidente. Este hecho hace pensar a Brotons que el accidente
ocultaba otro hecho que había sido silenciado por la policía.
Respuesta libre.
David Martín se dirige en búsqueda de Ricardo Salvador, el policía
que había estado investigando la muerte de Marlasca y que había
sido silenciado con su salida del cuerpo de la policía. Las calles
aledañas a la Plaza Real, como es el caso de la calle Lleona había
sido el escenario en diversas ocasiones de La ciudad de los
malditos. Su presencia le seguía evocando al escritor «intrigas y
pólvora» (p. 391).
Ricardo Salvador recibe a David Martín apuntándole una pistola.
Esa precaución se debe seguramente a los asuntos turbios en los
que se había tenido que inmiscuir para averiguar la verdad sobre
la muerte de Diego Marlasca.
Diego Marlasca no pudo morir ahogado porque era campeón de
travesía navideña el Club Natación de Barcelona y el sitio en el
que se supone que había muerto era el estanque del Depósito de
Aguas
que
apenas
tiene
un
metro
de
profundidad.
Adicionalmente, el cuerpo presentaba quemaduras de tercer
grado, seguramente por algún disolvente de tejidos. Según el ex
policía alguien quería silenciar el crimen retrasando la
identificación del cadáver (p. 396).
Respuesta libre. Tanto Ricardo Salvador como Alicia Marlasca
apuntan a que Jaco, Damián Roures e Irene Sabino podrían estar
interesados en matar al abogado para hacerse con la cuantiosa
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
suma que le había pagado el editor extranjero. Según el ex policía
Jaco engañó a Irene para que manipulara a Marlasca, junto con
Roures, para embaucarlo con las sesiones de espiritismo y la
situación desesperada en la que se encontraba. Al final Jaco se
fugó con el dinero y no repartió lo que le correspondía a Irene y a
Roures.
14. David le pide una foto de Diego Marlasca.
15. VOCABULARIO:
atrezo: ‗utilería de un teatro‘.
plañideras: ‗mujeres a las que se pagaba para que lloraran en los
entierros‘.
fastos: ‗en Roma era el día corriente para tratar los negocios, en
oposición a los días nefastos que estaban consagrados a los
dioses‘.
espita: ‗dispositivo que se introduce en un agujero y que permite
la salida de gases o líquidos‘.
amilanar: ‗intimidar‘.
regurgitaban: ‗vomitaban, devolvían‘.
30-34 (pp. 402-436)
1.
2.
3.
4.
David Martín debe cumplir con la promesa que le había hecho al
librero Sempere y para ello debe recurrir a la manipulación de la
información y simular que Isabella estaba completamente
enamorada de Semepre hijo.
El hijo de Sempere rondaba la treintena, era solitario y se
mostraba desinteresado por las mujeres. Al contrario de su padre
era hombre de pocas palabras y muy discreto. Le gustaba el
orden y era generoso. De atender a los comentarios de David
Martín y de Isabella gozaba de muy buen aspecto, aunque con su
modestia y timidez le sacaba poco partido a su físico. Demostraba
una actitud pudenda hacia la sexualidad, más propia de un obispo
célibe que de un joven de su edad.
La literatura y el amor por los libros son algunos de los intereses
que tienen en común: «Le interesa espantar la soledad y no
perder el tiempo en comprender que en este perro mundo nada
vale un céntimo si no tenemos a alguien con quien compartirlo»
(p. 408).
Isabella se encuentra bloqueada. David Martín comenta la
facilidad que tiene cualquier escritor para trabajar de manera
organizada y constante. Cualquier distracción o actividad suele
tener prioridad sobre el acto de sentarse y escribir, lo que David
Martín llama como «procrastinar» (P. 412). Isabella cocinaba,
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
organizaba y reordenaba para escapar del escritorio y de su
propio bloqueo.
5. Imagina a Diego Marlasca contemplando la misma vista del Born
que él estaba mirando desde su estudio. Los cubiertos que había
utilizado Isabella para la cena le recordaban al antiguo propietario
y por ello no le gustaba que la joven utilizara los objetos de la
casa. Con la foto en la mano imaginaba a Marlasca entregándose
en llamas al estanque del Depósito de Aguas.
6. Marlasca había acudido a Damián Roures porque, como tantos
desesperados, buscaba en el espiritismo la respuesta de la muerte
de su hijo Ismael. Le explica al escritor que Marlasca creía que
estaba maldito, a razón de un espíritu que pensaba que le estaba
invadiendo y que le estaba conduciendo al borde de la locura.
Roures subraya que nunca le había prometido nada a Marlasca:
«Aquellas sesiones eran una simple diversión. Todos los sabían»
(p. 422), y que lo que había hecho Jaco no era responsabilidad
suya.
7. Según Roures Irene estaba enamorada de Marlasca «creía en el
corazón» (p. 423) y era incapaz de hacer cualquier cosa que le
perjudicara a su amante. Era una buena mujer que en la
actualidad se ganaba la vida como lavandera en el barrio del
Raval. Por ello Roures descartaba su implicación en la muerte del
abogado y defendía la hipótesis de que Marlasca se había
suicidado.
8. Respuesta libre.
9. Para Damián el espiritismo era una diversión como cualquier otra,
no había iluminados sino espectadores. Pese a ello, muchas
personas buscaban las respuestas de los vacíos que dejaba un ser
querido al morir en estas sesiones, pues alentaban la posibilidad
de que aquella persona que se había ido los estaría esperando del
otro lado.
10. Irene Sabino había nacido en las cabañas de la playa de Bogatell.
Allí vivía una conocida adivina, la bruja de Somorrostro, que le
había inculcado a la actriz el interés por la comunicación con el
más allá.
11. Lux Aeterna era el título de un panfleto religioso que utilizaban
Damián y Jaco en las sesiones de espiritismo que pertenecía a
una colección de libros que trataba de supercherías. Lux Aeterna
era un poema sobre la muerte y Lucifer: «los siete nombres del
Hijo de la Mañana, el Portador de la Luz» (p. 426).
12. El inspector le comenta que ha seguido sus indagaciones en el
despacho de Valera, la casa de Ricardo Salvador y ahora, la
tienda de magia. Estas pesquisas de David Martín aumentan las
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
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sospechas de Víctor Grandes que considera que él fue el culpable
de la muerte de Barrido y Escobillas.
Como inspector, sabe que para conseguir la información debe
manipular la mente del culpable y torturarlo aludiendo a seres
queridos y situaciones en las que se puede sentir más débil. Por
ello refiere el reciente intento de suicidio de Cristina. La reacción
de David ante esta noticia podría favorecer al inspector para que
el escritor confesara toda la verdad.
Encuentra una caja con todas las cartas que le había escrito
Cristina Sagnier.
La torre de Bellesguard o Torre Figueras en el barrio de San
Gervasio fue también producto de la arquitectura modernista de
Gaudí. Su aspecto, al igual que el del parque Güell y los edificios
del Ensanche, cultiva esta atmósfera onírica en la que se mueve la
acción de El Juego del Ángel. El arquitecto había aprovechado las
ruinas de una antigua torre edificada en el siglo XV por Martín El
Humano para elaborar esta fortaleza neogótica por encargo de la
viuda de Jaume Figueras.
Respuesta libre.
Una mujer vestida de blanco en compañía de un hombre le atacan
con una navaja. Al despertarse después del golpe que le habían
propinado para dejarle inconsciente, descubre que tenía el pecho
lleno de marcas.
VOCABULARIO:
posaderas: ‗nalgas‘.
procrastinar: ‗aplazar‘.
correoso: ‗en los alimentos, que han perdido sus cualidades por
exceso de humedad‘.
flexo: ‗lámpara de mesa‘.
trucadas: ‗manipuladas con trampas‘.
peana: ‗tarima, basa o apoyo‘.
35-38 (pp. 437-466)
1.
2.
El protagonista descubre que la casa nunca la había percibido tan
vacía como esa noche: «Esperé a entrar en calor, escuchando
aquel silencio frío, un silencio de ausencia y vacío que ahogaba la
casa» (p. 438).
Cristina escribía para sí misma, ya que al no recibir respuesta
alguna de David, había decidido tomarse esa práctica como una
terapia para sobrevivir la soledad de Villa Helius. Describe a Pedro
Vidal como un hombre comprensivo y bueno en extremo, hasta el
punto que la hacía sentir miserable por su indiferencia. En el
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fondo, él le ha enseñado que tiene el corazón vacío y que no
merece que alguien como Pedro la quiera, pero le guarda rencor
alguno: «Cuando me pregunta si le quiero le digo que sí, y cuando
ve la verdad reflejada en sus ojos desearía morirme. Nunca me lo
echa en cara. Habla mucho de ti» (p. 439).
Damián Roures ha sido asesinado en la tienda de magia de la
calle Princesa. David Martín es el principal sospechoso porque el
día del asesinato él había estado hablando con Roures, tal como
Víctor Grandes lo pudo comprobar.
Respuesta libre. Seguramente se debía a que Valera no quería
que David Martín continuase trajinando con una muerte
misteriosa que se había zanjado desde hacía muchísimos años, y
que debido a la rapidez con la que se presenta en la comisaría,
seguramente escondía un secreto que afectaría la reputación del
bufete de abogados que su padre había fundado con tanto
esfuerzo.
David Martín es un individuo muy solitario, que como ya le había
indicado Pedro Vidal, no se había apuntado a ningún grupo,
ideología o sociedad. Sin embargo, tiene contactos muy
poderosos que no desean verse afectados por los problemas que
está ocasionando las pesquisas de Martín sobre el caso Marlasca y
la sucesión de asesinatos relacionadas con estas indagaciones.
Solamente esta ayuda le podrá proporcionar seguridad, ahora que
todas las puertas se le están cerrando de golpe. Finalmente, le
aconseja que se mantenga alejado de la casa Marlasca porque sus
averiguaciones le podrían conducir a un laberinto sin salida.
Era una carta de Andreas Corelli en la que anunciaba la siguiente
reunión en el Círculo Ecuestre. A continuación el protagonista
quemaba la carta y mandaba al infierno al patrón.
La casa estaba desierta, silenciosa y oscura. Para entrar había
tenido que forzar la chapa de la puerta desde la ventana; y al
principio no había señal alguna de que alguien más se encontrara
en la vivienda. Observa el rastro de la silla de ruedas y de pisadas
grandes, que correspondían a la persona que empujaba la silla de
la viuda.
Era la habitación de Ismael, el hijo de Alicia y Diego Marlasca que
era completamente de color blanco, a diferencia del resto de la
vivienda que estaba sumida en la oscuridad absoluta: «La
estancia parecía sacada de una visión de ensueño, una fantasía de
cuento de hadas. Había juguetes y libros de cuentos en los
estantes» (p. 454).
Se trataba de una caja de latón que estaba debajo de la cama y
que contenía una paloma blanca con el corazón atravesado por
una aguja.
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
10. Respuesta libre. Es posible que se tratara del mismo Diego
Marlasca que le estaba siguiendo los pasos desde el más allá, de
uno de los criados de la viuda o bien de Andreas Corelli que tenía
el don de la omnipresencia para aparecer siempre en los
momentos en los que David Martín se encuentra más frágil.
11. Era el cadáver de Alicia Marlasca.
12. Al parecer es el mismo personaje que percibe minutos antes de
dar con el cuerpo de la viuda. Sus pesquisas producen la
inquietud no solamente de la policía, sino de una sombra
indefinida que quizá fue la responsable de la muerte de Alicia
Marlasca, Damián Roures y los editores Barrido y Escobillas.
13. Respuesta libre.
14. Isabella le había contado a Cristina que ella misma se había
encargado de ocultarle las cartas para protegerle de sus propios
sentimientos. Cristina busca a David Martín porque ya no quiere
seguir fingiendo que vive un matrimonio feliz en Villa Helius y le
quería pedir perdón. Ella se encontraba completamente
destrozada y lo único que necesitaba era el consuelo de quien
realmente amaba: «Tenía el rostro marcado de cansancio. Los
mese de ausencia habían dibujado líneas sobre su piel y su
mirada tenía un aire de derrota y de vacío» (p. 462).
15. Según Cristina «la casa está embrujada de tristeza» (p. 464).
16. Pedro Vidal había dejado a Cristina porque sabía que ella se había
casado con él por gratitud y no por amor. Por esto decidió irse al
Ritz para que ella lo dejara y buscara realmente la persona con la
que deseaba estar. Sentir que ella nunca le querría lo hacía
completamente miserable y por esto decidió darse por vencido.
17. VOCABULARIO:
mirilla: ‗ventana ubicada en la puerta para ver quién llama‘.
masculló: ‗musitó, balbuceó‘.
catenaria: ‗relativo a la cadena‘.
retícula: ‗red de hilos o líneas e que reproducen sombras y luces
en un fotograbado‘.
39-41 (pp. 467-483)
1.
David Martín intentaba quemar el encargo que le había
encomendado Corelli, pero careció del valor suficiente para
hacerlo. Esas páginas, aunque de todas las que había producido
eran las más grotescas, eran suyas, era su criatura de papel y no
las podía eliminar tan fácilmente. Según el protagonista, los
escritores están condenados a dejar la vida en los libros que
crean, morir en ellos: «No había nada en aquellas páginas que
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
mereciese otra cosa que el fuego y, sin embargo, no dejaba de
ser sangre de mi sangre y no tenía el coraje de destruirla. La
abandoné en el fondo de aquel baúl y salí del estudio
apesadumbrado» (p. 467).
2. El «manuscrito de tinieblas» le inspiraba náuseas (p. 468).
3. David Martín esconde la carta en su bolsillo y reacciona con
indiferencia ante el reparo de Andreas Corelli en que el escritor
había fallado en la última cita por una causa mayor.
4. Los amantes contemplan Barcelona como si fuera un espejismo y
visitan algunos de los lugares en los que David Martín ha vivido
los momentos más importantes de la vida como la librería
Sempere. La ciudad nunca fue tan triste y hermosa como esa
tarde (p. 471).
5. Isabella le había comentado a Cristina que estaba muy
preocupada por el estado de ánimo de David Martín y los
problemas que le podía acarrear un encargo que estaba
desarrollando para un editor extranjero: «Dice que tienes miedo
de ese hombre, el patrón, y que hay algo turbio en ese asunto»
(p. 472).
6. David Martín le cuenta a Cristina que estaba escribiendo un
cuento para niños pero que desde esa mañana era un trabajo que
había abandonado del todo.
7. Aduce que es un borrador desordenado que falta pulir muchísimo,
pero lo que en realidad ocurre es que sabe que con su lectura
Cristina comprendería el mundo de sombras en el que se había
internado el escritor.
8. Sueña que corre por una Barcelona llena de relojes que giraban al
revés, con calles y laberintos que le resultaban interminables y
difíciles de sortear. Cuando llegaba a la Estación de Francia el tren
que los llevaría a París partía con Cristina a bordo. El tren se
alejaba y ella miraba al escritor desde la ventana.
9. Esa mañana David se dirige a la Estación para comprar los billetes
que los llevarían a París, después acudió al banco para retirar
todo el dinero que le había dado Corelli y en el paseo del Born le
compra unas flores a Cristina.
10. Los cien mil francos que se había endosado Martín les permitiría
una vida tranquila en París, un destino ideal para huir de la
realidad de ambos personajes en Barcelona a la sombra de Vidal y
de Corelli y la posibilidad de reiniciar una nueva vida juntos.
11. La puerta se encuentra abierta y David no encuentra señal de
Cristina. Al principio se sorprende porque desconoce su paradero
pero después se queda dormido hasta cerca del medio día y
asume que la noche que estuvieron juntos había sido un
espejismo. Se imaginaba que había vuelto a Villa Helius y cuando
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
está a punto de lanzarse en el vacío para acabar con esta
pesadilla alguien llega a su puerta.
12. Cuando se despierta y observa que ella definitivamente no iba a
volver observa que el manuscrito del baúl tenía el cordel
deshecho como si alguien más lo hubiera estado leyendo desde el
momento en el que el protagonista había decidido abandonar este
trabajo.
13. Isabella para informarle que Sempere acababa de morir.
14. VOCABULARIO:
garbo: ‗gracia, gentileza, elegancia‘.
Tercer acto (pp. 487-659)
1-4 (pp. 487-512)
1.
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7.
Un centenar de personas estaban en la puerta de la tienda
llevando velas, llorando en silencio, con congoja por la muerte
repentina del librero (p. 487).
Isabella consuela al hijo de Sempere con mucho tacto y a David
Martín se le antoja que la joven ayudante ahora es más mujer y
sabia que nunca.
Respuesta libre.
David Martín le devuelve el libro que le había proporcionado
esperanzas cuando era niño en agradecimiento a todo lo que
había hecho Sempere por él. El librero, a través de su amistad
desinteresada, le enseñó a David el mundo que encierran los
libros y la afición por la lectura de los clásicos universales,
aspectos esenciales en la evolución personal del protagonista.
El hijo de Sempere estaba irreconocible y ciertamente abatido por
la muerte de su padre. Isabella lo sostiene y lo conduce a una silla
para que no se caiga y Barceló tuvo que encargarse de los
detalles del entierro debido a que el joven librero estaba muy
afectado: «Oí que alguien decía que el hijo del librero parecía
haber envejecido quince años en una noche» (p. 493).
En el Cementerio de Pueblo Nuevo.
Aunque no profesaba abiertamente la religión cristiana, Sempere
era un hombre de fe que creía en los libros, en los amigos y que
el ser humano formaba parte de un universo en el que los
recuerdos y los anhelos no caían en el vacío. Creía en el poder de
los libros para transformar y guardar estos anhelos y recuerdos
que era necesario preservar y cuidar. En palabras del párraco
Sempere «creía, y me hizo creer a mí también, que mientras
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quedase una sola persona en el mundo capaz de leerlos y vivirlos,
habría un pedazo de Dios o de vida» (p. 495).
Vidal se acerca para darle la mano a David Martín y éste le
responde con un puñetazo porque el escritor creía que Cristina
estaba con él, pese a que Vidal le estaba intentando de disuadir
de que no sabía cuál era su paradero.
Cuando regresa a casa relee su propio manuscrito y siente
satisfacción y náusea porque pensaba que cien mil francos era un
precio muy bajo por haberlo comprado. En un alarde vanidad
David deja de reflexionar sobre las desventajas del encargo,
repasa Lux Aeterna y decide prenderle fuego: «Donde él había
fracasado, yo triunfaría. Donde él se había perdido por el camino,
yo encontraría la salida al laberinto» (p. 498). Quería olvidarse de
Marlasca y de sentir remordimientos por el trabajo que estaba
desarrollando. Dejando el pasado atrás del antiguo morador de la
casa de la torre podía culminar su trabajo y encontrar su propia
perdición: «Escribía para prender fuego al mundo y consumirme
con él» (p. 499).
Decide reanudar el manuscrito que había dejado inconcluso, pero
esta vez escribe para sí mismo y para nadie más. Ya no pensaba
en Corelli ni en las limitaciones que le ofrecía su relación con el
patrón. Siete días después retoma el ritmo de trabajo que tenía
cuando colaboraba en La voz de la industria, manteniendo un
ritmo trepidante en el que brotaban fácilmente las imágenes y las
palabras (p. 499).
David Martín había adquirido un aspecto lobuno y enfermizo. Los
ojos los tenía inyectados en sangre y la piel excesivamente pálida.
El médico le diagnostica un principio de anemia propio del
agotamiento y deshidratación; por lo que le recomienda ir a su
consulta en la mañana siguiente y empezar a comer poco a poco.
Isabella había vuelto a casa de sus padres pero seguía trabajando
casi todo el tiempo en la librería de Sempere e hijos. El joven
Sempere le había pedido que se casara con ella y ella estaba
pensando en aceptar la propuesta, aunque sabía que su enlace
con el librero no sería una noticia bien recibida por sus padres que
hubieran preferido que se casara con un rico comerciante. La
amistad de Isabella y David en ocasiones daba lugar a cierta
ambigüedad, como si ella estuviera enamorada del escritor. En la
última conversación que sostienen Isabella y David, ésta roza sus
labios con los del escritor y le aprieta la mano con fuerza. Estos
lazos justifican el interés de la joven por la recuperación de David
y su reconciliación con Cristina Sagnier.
Al parecer el día en el que Sempere había tenido el ataque al
corazón una mujer mayor había acudido a la tienda para que el
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
librero le vendiera el ejemplar que David había firmado de Los
pasos del cielo. Como Sempere se negó a realizar tal cosa, ambos
entablaron una acalorada discusión que acabó con la muerte de
Sempere. Isabella también le comenta que el ejemplar que
buscaba la mujer había desaparecido.
15. Porque Sempere creía que los libros tenían alma, el alma del
autor que los había escrito: «Comprendí entonces que hasta el
último momento había luchado por protegerme, sacrificándose
para salvar aquel pedazo de papel y tinta que él creía que llevaba
mi alma escrita» (p. 509).
16. Respuesta libre.
17. VOCABULARIO:
díscolo: ‗desobediente, perturbador‘.
arcón: ‗caja, baúl‘.
galeno: ‘médico‘.
5-8 (pp. 513-540)
1.
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3.
4.
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6.
David Martín se dedica a buscar el rastro de Cristina en todos los
sitios en los que habían estado juntos, en los cafés y bares
predilectos de Vidal, pero nadie la había visto en semanas.
El protagonista recordaba una habitación de un hotel que tenía la
familia Vidal al lado del teatro Liceo en la que cabría la posibilidad
que se alojara Cristina, pero todo fue en vano. Otras personas ya
habían pasado por el mismo lugar indagando el paradero de la
mujer de Vidal.
Aunque el traje negro de tres piezas y la corbata roja seguían
igual que siempre, ya no tenía el broche del ángel.
El editor responde con ironía e indiferencia ante el plantón que le
había dado David y le pregunta sobre el estado de su trabajo. La
reunión concluye con que celebrarán el éxito de la empresa en un
par de semanas.
Se ve reflejado en los ojos de Corelli como «un muñeco pálido
atrapado en un pozo oscuro» (p. 517), una metáfora de su
situación de absoluta dependencia del editor extranjero, a quien
sin darse cuenta le había vendido su alma por cien mil francos.
Pep le comenta la rutina que solían tener Cristina y le comenta los
diferentes problemas de salud que estaba teniendo por falta de
sueño y por echar de menos a su padre. Este último dato ofreció
la información que David necesitaba para saber el paradero de
Cristina: estaba en Puigcerdà donde su padre había sido
enterrado.
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14.
David Martín pasó la noche en una pensión de medio pelo que
estaba en la plaza Palacio en la que vivían antiguos especuladores
de la bolsa. El recepcionista proporcionaba todo tipo de
atenciones a los huéspedes, desde souvenirs, pastillas de jabón
con olor a lejía hasta compañía femenina. La habitación tenía el
aspecto de un sarcófago y las sábanas no mostraban signos de
haberse lavado desde hacía varios meses y la cama olía a
naftalina.
El doctor Sanjuán era un hombre que rondaba la treintena, era
discreto y extremadamente prudente. Tras su conversación en el
sanatorio, se mostraba con un aire más distendido, afable y con
gran interés por la recuperación de Cristina Sagnier. Era un
individuo comprensivo y sensible, de atender a la propuesta de
matrimonio que le hizo a Cristina tiempo atrás, durante la
estancia de don Manuel en Villa San Antonio.
No sabe qué es lo que ha ocurrido.
La habitación tenía los techos muy altos, las paredes blancas y
una cama que estaba cubierta por una cortina de gasa. Cristina
contemplaba el exterior desde un amplio ventanal en el que se
podía observar el paisaje nevado. Vestía un camisón blanco y
tenía la mirada perdida, como si no estuviera en ninguna parte.
Tenía vendas en los brazos y en las muñecas y estaba atada a la
silla. David se siente asfixiado por esta inesperada situación y
decide salir a respirar aire puro lejos del sanatorio y del doctor
Sanjuán.
La encontraron inconsciente en la tumba de su padre y desde
entonces se había limitado a balbucear el nombre de David y
mencionar que se encontraba en grave peligro.
David comenta la discusión que tuvieron porque ella había mirado
sin su consentimiento el manuscrito de un libro que estaba
escribiendo «para una audiencia familiar» (p. 537). No le confiesa
la naturaleza del libro que estaba redactando y las posibles
implicaciones que hubieran podido conllevar su lectura. Tampoco
le proporciona datos de alguna persona que pudiera entrar en la
casa mientras ella le estaba esperando, ya que según David sólo
él sabía dónde se encontraba Cristina en esa mañana.
El doctor Sanjuán le agradece su ayuda en la recuperación de
Cristina y le que escriba algo para ella.
VOCABULARIO:
escruté: ‘indagué, examiné detalladamente‘.
estafeta: ‗oficina de correos‘.
volutas: ‗adornos en forma de espiral‘.
fámula: ‗criada doméstica, camarera‘.
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
carromatos: ‗carros grandes de dos ruedas para enganchar
caballería‘.
9-12 (pp. 541-563)
1.
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7.
8.
David Martín recuerda la imagen del álbum de Cristina en la que
ella aparecía de niña caminando por un muelle en compañía de un
extraño. Imaginó que estaba con ella, que sus pasos le llevaban
hasta ella y rápidamente «una pequeña historia se insinuó en un
trazo» (p. 541) a partir de un recuerdo imaginario que
probablemente nunca existió.
La escritura se convierte en una manera de expresar la inquietud
que le producía el estado de Cristina y de reconciliarse con su
propio oficio después de su implicación en el libro de Andreas
Corelli. La escritura apresuraba el paso del tiempo y le alejaba de
sus propios demonios.
David iba cada mañana al sanatorio a leer las cuartillas que había
escrito el día anterior hasta el anochecer que el doctor le pedía
que se marchara. En la noche paseaba por el pueblo y cenaba
algo para centrarse el resto del tiempo en la escritura.
Lo primero que le pregunta Cristina a David Martín es dónde había
estado.
Cuando están paseando en el jardín del sanatorio ella le explica
un sueño en el que una niña que caminaba por una ciudad
laberíntica cuyos edificios y calles se alimentaban de las almas de
sus habitantes. Cuando conseguía escapar llegaba a un muelle y
caminaba al lado de un extraño sin rostro que la acompañaba
hasta el otro extremo del muelle en el que había alguien
esperándola.
No se especifica demasiado, pero al parecer era una presencia
que estaba buscando a David Martín, por lo que ella debía
proteger al escritor para que esa sombra no le viera.
El protagonista y el médico escuchaban desde fuera gritos, golpes
en las paredes, el movimiento de los muebles que había en la
habitación y una conversación que sostenía Cristina con alguien
más. Cuando finalmente pueden entrar en la estancia se
encuentran a Cristina riendo en el baño y llena de cortes en los
brazos satisfecha porque no le había dejado entrar, sin especificar
quién era ese ―alguien‖ que perturbaba su vida (p. 546).
Cristina le ordena a David que le quite las correas que la
sujetaban a la cama. El protagonista, pese a las circunstancias,
percibe que la enferma tenía una claridad distinta a la de los días
anteriores. Volvía a ser ella.
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
9. Le ordena que destruya el manuscrito de Corelli.
10. Cristina le explica que la mañana que se había ido a la Estación de
Francia ella había subido a buscar el manuscrito del baúl y lo
había empezado a leer. Poco después sintió la necesidad de
quemarlo pero había alguien más en la casa que le impidió
hacerlo. Notó un golpe en la nuca y lo único que pudo ver fue un
sujeto que tenía los ojos de lobo y que le quitó el manuscrito para
devolverlo al baúl.
11. Pensaba que merecía ser destruido.
12. Por que no es capaz de enfrentarse a Corelli ni a sus propios
demonios para deshacerse de un libro que le está costando su
propia vida y la de todos los que le rodean. Además la insistencia
en disfrazar el encargo que había aceptado de Corelli como un
libro de fábulas y negar su propia responsabilidad en el estado de
salud de Cristina lo hacen un cobarde.
13. Respuesta libre.
14. Le escupe en la cara y le pide que se marche.
15. Necesita un lugar para reflexionar y hallar la esperanza de que
todo esto acabará tarde o temprano. Suplica a Dios la
recuperación de Cristina y que le diese fuerzas para sacarla de
este lugar.
16. Se la llevaría de Puigcerdà, «para morir a su lado. El odio y la
rabia iluminarían mi camino» (p. 552). Para ello la iría a buscar
esa misma noche y, posteriormente, escaparían hacia Barcelona.
17. Cristina se dirigía hacia el lago en el que estaba el hotel de David.
Sin atender a la voz del escritor que había encontrado su rastro,
Cristina se internaba en el lago congelado hasta que poco se
empezaron a abrir grietas a su alrededor. Cuando el protagonista
intentó rescatarla, la grieta se abrió del todo y ella cayó dentro
del agua helada. David, impotente, la contemplaba desde la
superficie después de intentar rescatarla por todos los medios:
«Cristina nunca apartó sus ojos de los míos. Posó su mano sobre
el hielo y sonrió. Las últimas burbujas de aire escapaban ya de
sus labios y sus pupilas se dilataban por última vez» (p. 554).
18. El manuscrito permanecía intacto pero encima de la carpeta
estaba el broche del ángel del patrón.
19. Después de los delirios de Cristina y de su comprobación tras
observar el contenido del baúl en el que estaba el manuscrito de
Corelli, el protagonista ya no tiene ninguna duda que el causante
de la locura de Cristina fue el editor extranjero. Al llegar a la casa
de Corelli en el parque Güell se encuentra la casa en tinieblas y
con varias capas de polvo. Engañado por un muñeco en el que
creía ver a Corelli, dispara pero cuando se acerca se da cuenta del
engaño en el que había caído.
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
20. David vuelve a la galería e intenta buscar la puerta que lo llevaba
al sótano. Tal como lo recordaba, había una imagen de un ángel,
pero al quitarla, encuentra la puerta. Ésta conducía a una sala de
quirófano, la misma de su sueño, pero además estaba poblada de
extrañas siluetas. Eran muñecos en los que David reconoció al
chófer y al criado que le habían atendido, al igual que la de su
propio doble. Pero escucha unos pasos que interrumpen sus
indagaciones y observa que el muñeco del patrón había cambiado
de sitio.
21. Encuentra una foto nueva. Es Cristina vestida de blanco con la
mirada perdida en compañía de Andreas Corelli. Esta imagen, al
igual que los muñecos, confirma que el editor es un coleccionista
de almas, un ángel que tiene la capacidad de dar la vida y la
muerte a quien se le antoje.
22. VOCABULARIO:
otearon: ‗registraron desde abajo‘.
acequia: ‗zanja o canal por donde se conducen las aguas para
regar un jardín‘.
mansardas: ‗buhardillas‘.
pátina: ‗barniz de color aceitunado que adquieren los objetos de
bronce‘.
13-16 (pp. 564-589)
1.
2.
3.
4.
5.
Según le informa Salvador, la policía cree que David es el
responsable de la muerte de los editores, la viuda Marlasca y
Roures. Por este motivo, el protagonista cree que la única persona
que le puede ayudar es el abogado Sebastián Valera.
La amenaza con la pistola que le había legado su padre.
Según Valera, esa ha sido la única ocasión en la que Andreas
Corelli se había puesto en contacto con el despacho. Una semana
antes, habían recibido una carta con un cheque en la que el editor
indicaba que David era un socio suyo y que el inspector Grandes
lo estaba incordiando con preguntas. Con esta comunicación venía
la carta que Valera le había dado a David antes de que éste
bajara del coche. Respuesta libre.
«Antes de morir, el señor Marlasca dejó un fondo de capital bajo
la administración y tutela del despacho desde donde debían
efectuarse una serie de pagos a una cuenta a nombre de un tal
Juan Corbera y María Antonia Sanahuja» (p. 569).
David Martín se encuentra con un perro blanco que lo recibe
dócilmente y le conduce hasta Valera.
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6.
Valera había sido asesinado mientras revisaba los dietarios de su
padre. Respuesta libre.
7. El dietario contenía las anotaciones de envíos de dinero realizados
a un taller de escultura en 1904, una mensualidad a la cuenta de
Irene Sabino y Jaco y un abono que para la playa de Bogatell,
seguramente destinado a pagar los honorarios de la bruja de
Somorrostro.
8. Respuesta libre.
9. Ricardo Salvador tenía el mismo aspecto que en la actualidad,
aunque la foto se había realizado décadas antes y estaba en
compañía de Soponcio Valera, en la puerta del edificio del
despacho de abogados de la avenida Diagonal. El ex policía no era
otro que Diego Marlasca, autor de Lux Aeterna.
10. Busca el taller de escultura al que se le había hecho algunos giros
en 1904. El taller se dedicaba a la elaboración de estatuas y
lápidas para el cementerio de Pueblo Nuevo. En el interior,
después de contemplar las piedras esculpidas y las lápidas,
observa un ángel idéntico al del broche del patrón. La figura
medía dos metros de largo y tenía una inscripción «David Martín
1900-1930» (p. 580). La muerte del protagonista ya estaba
determinada por Andreas Corelli y el envío de estos giros
periódicos desde el despacho de Valera no tenía otro sentido que
costear las lápidas de las almas que iba coleccionando el editor
extranjero, utilizando el fondo que había dejado Diego Marlasca.
11. La anciana que atiende a David Martín era la hija de la bruja de
Somorrostro. Ella le aclara el tipo de relación que sostenía su
madre con Diego Marlasca y el modo en que ella creía que le
estaba ayudando al abogado. Diego Marlasca creía que estaba
maldito y necesitaba que alguien le ofreciera esperanzas de que
su calvario tendría salvación. El abogado le había dicho a la bruja
que había entregado su alma a una sombra que adoptaba su
mismo aspecto, y por ello, la bruja intentó ayudarle por todos los
medios para que Marlasca encontrara la paz.
12. La bruja de Somorrostro había crecido en la miseria y carecía de
poderes sobrenaturales. No sabía ni leer ni escribir, pero tenía un
gran corazón y creía en las personas. Leía en sus miradas sus
anhelos, sus miedos y sus sentimientos. Se ganaba la vida
vendiendo pócimas de amor que estaban hechas con agua de la
riera y hierbas comunes. Cuando empezó a adquirir popularidad a
raíz de las frecuentes visitas de hombres poderosos, pudo ahorrar
para que sus hijos pudiesen acceder a las oportunidades que ella
no había podido tener. Terminó sus días asesinada por David
Marlasca porque sabía que el abogado había cometido un grave
error y él la necesitaba silenciar.
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13. En palabras de su hija: «La vida le había enseñado que las
personas vivimos tanto de grandes y pequeñas mentiras como del
aire. Decía que si fuésemos capaces de ver sin tapujos la realidad
del mundo y de nosotros mismos durante un solo día, del
amanecer al atardecer, nos quitaríamos la vida o perderíamos la
razón» (p. 585). Ayudó a Marlasca, no con la ayuda de la magia,
sino con su buena voluntad, para intentar sanar sus
remordimientos.
14. Como Diego Marlasca solamente creía que se podía salvar con la
ayuda de la magia, la bruja de Somorrostro recuperó una leyenda
de pescadores que había oído de niña. Si un individuo había
perdido el rumbo de su vida y sentía que la muerte se acercaba,
podría conseguir la salvación si encontraba un alma pura que
quisiera sacrificarse por él: «Una alma a cambio de otra. Muerte a
cambio de vida» (p. 587). Irene Sabino había intentado realizar
este sacrificio para salvar a Marlasca, pero la bruja le advirtió que
sería en vano porque su alma no era pura. La relación de David
con esta leyenda es que probablemente Cristina Sagnier fue el
alma pura que fue sacrificada para salvar la de un corazón oscuro.
15. VOCABULARIO:
aldabón: ‗asa grande‘.
hornacinas: ‗huecos dispuestos en templos o paredes en general,
para colocar estatuas o flores‘.
famélicos: ‗excesivamente delgados, hambrientos‘.
camposanto: ‗cementerio‘.
cabotaje: ‗transporte marítimo mediante pago‘.
alimañas: ‗sabandijas, personas despreciables, de bajos
sentimientos‘.
17-20 (pp. 590-623)
1.
2.
Encuentra una pared falsa desde la que se puede divisar una luz;
como si hubiera una puerta que había sido tapeada, que conduce
a otra estancia. Pero no puede averiguarlo porque le interrumpe
Víctor Grandes para llevárselo a la comisaría.
Todos los asesinatos, incluyendo el de Sebastián Valera. Lo único
que le oculta es la muerte de Cristina. En su versión había ido a
Villa San Antonio con el propósito de encontrarla, pero lo único
que pudo hallar era su rastro en la nieve. Esto se debe a que él
mismo, ni siquiera es capaz de aceptar el modo en que Cristina se
murió sin que pudiese hacer nada para impedirlo: «Tal vez, si lo
repetía una y otra vez, incluso yo llegaría a creer que así había
sido» (p. 597).
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8.
El cuartel de la guardia civil de Puigcerdà había enviado un
informe en el que indicaba la desaparición de Cristina Sagnier y él
era el principal sospechoso porque había amenazado con que se la
llevaría lejos del sanatorio. El padre de Pedro Vidal era el hombre
que estaba detrás de todas estas investigaciones y había
solicitado que antes de que enviaran a David al calabozo le
interrogaran sobre el paradero de Cristina.
Considera que la mayoría de los datos aportados por David Martín
es material para un argumento de La ciudad de los malditos y no
se corresponde con información verídica. No obstante, el inspector
revisará todos los datos que le ha facilitado el protagonista para
comprobar su veracidad.
Al verificar los diferentes personajes y lugares citados por Martín,
Infantes se encuentra con que ninguno de ellos se corresponde
con la realidad. La consulta del doctor Trías en la calle Muntaner
no existe, David Martín nunca había tenido una cuenta en el
Banco Hispano Colonial, sino en el Banco Sabadell desde la que
transfirió fondos al despacho de Valera, la casa de Corelli en el
parque Güell es una ruina abandonada hace por lo menos diez
años y no hay huella alguna de la galería fotográfica, ni de los
objetos que había descrito David Martín, la hija de la bruja de
Somorrostro es muda y el ángel que había visto el protagonista
en el taller de escultura había sido un encargo para el panteón de
la familia Marlasca. No había ninguna inscripción con su nombre.
Aunque Irene Sabino había negado en dos ocasiones que conocía
a David Martín, a la salida el inspector se encontró el ejemplar de
Los pasos perdidos que había firmado el autor para Sempere.
Respuesta libre. Podría ser fruto de la manipulación de Andreas
Corelli, ya que las almas que colecciona las identifica con este
broche y sólo son capaces de ver aquello que él quiere que vean.
Esto explicaría también todos los acontecimientos que le han
ocurrido a David Martín que, en realidad, nunca tuvieron lugar o
que sucedieron en una dimensión distinta, manipulada por Corelli.
La pensión tenía un aire decadente, al igual que Irene Sabino. Los
buzones estaban completamente oxidados y la escalera olía a
alcantarilla. El piso en el que vivía Sabino tenía una aire fétido y
estaba lleno de habitaciones en las que había más gente. La
habitación de la actriz olía a «almendras amargas» y ella yacía en
una cama, pálida y con los labios negros por el veneno que se
había terminado de beber. La atmósfera nauseabunda de la
pensión refleja la situación de Irene Sabino; decadente y al borde
de la muerte.
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9. Moribunda, a causa de un veneno que había ingerido poco antes.
10. Le dice que Marlasca nunca la había querido y que está maldito al
igual que David Martín. Por las escasas palabras que balbucea,
afirma que Diego Marlasca era un hombre bueno, pero que
después cambió.
11. Tenía estrellas similares a las que le habían hecho en el pecho en
el cementerio de San Gervasio. Los trazos estaban hechos con
sangre y había también unos labios, una mano y unos ojos. Todo
parece indicar que David Martín había sido víctima de un hechizo
realizado por Irene Sabino.
12. Para sustraer el alma de David Martín y salvar la de Diego
Marlasca.
13. Después de diferentes persecuciones David mata a Marcos y a
Castelo con la pistola que le había dejado su padre.
14. Marcos intenta disuadirlo de que saliera de su escondite porque
Marlasca había aparecido y había confesado todos los crímenes
que se le habían imputado a David Martín.
15. VOCABULARIO:
ausculté: ‗escuché el sonido a través de una pared‘.
postín: ‘lujo, distinción‘.
arracimadas: ‗dispuestas en racimo‘.
21-25 (pp. 624-655)
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Se oculta en Villa Helius porque sabe que el caserón de Pedro
Vidal sería el último lugar en el que la policía lo buscaría y porque
quería pedirle perdón a su antiguo benefactor.
David Martín le suplica que no le crea a la policía todos los
crímenes a los que se le acusa y Vidal acepta confiando la salud
del escritor a la de un doctor que en breve vendría a verlo.
El protagonista sueña con la muerte de Cristina. Ella se
encontraba debajo del hielo envuelta en un manto blanco e
intentaba tomarle a la mano a David Martín pero cuando estaban
a punto de tocarse una nube oscura la arrebataba y se la llevaba
a un mundo de tinieblas. Estas visiones son una metáfora de lo
que ha sucedido con Cristina. Andreas Corelli, la sombra que
soñaba el protagonista, se la había llevado a la oscuridad y David
Martín no había podido hacer nada para evitarlo.
Grandes le dejó salir porque no quería ensuciarse las manos en la
comisaría. Le proporcionó la pista de Irene Sabino para que, en su
calidad de prófugo de la justicia, Marcos y Castelo le asesinaran
en la pensión de mala muerte en la que vivía la actriz del Paralelo.
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Porque siente remordimientos por todo el daño que había causado
a Pedro Vidal y pensaba que lo mejor era que su mentor pensara
que ella seguía viva y que le esperaba una vida muy feliz al lado
de David. También decía que ella hablaba mucho de don Pedro y
que lo recordaba con cariño.
Ha sido un amigo y un padre.
Respuesta abierta. Posiblemente porque había vendido a David
Martín y ya no le quedaba ninguna razón para vivir.
Víctor Grandes.
En 1931, un año después del cierre de la Exposición Universal.
Pedro Vidal había pagado quince mil pesetas por la cabeza de
David Martín. Todo era una trampa posiblemente para vengar la
muerte de Cristina Sagnier.
Porque de esta manera él saldría ileso de cualquier sospecha de
asesinato.
La casa de David estaba completamente desordenada. Todos los
libros estaban en el suelo y la piel de las butacas hechas jirones.
La carpeta del patrón había desaparecido del baúl, y de atender al
estado de los objetos de la casa, alguien había estado buscando el
manuscrito y no sabía dónde estaba. Alguien que no era Andreas
Corelli.
Cuando David Martín regresa a la casa de la torre se encuentra
con una paloma blanca con las alas desplegadas, similar a la que
estaba en la habitación de Ismael. Él también había sido objeto de
un hechizo.
Había una habitación llena de crucifijos, vírgenes y santos.
También tenía inscripciones en los muros hechas con las manos,
seguramente hechas con sangre, y el suelo estaba cubierto de
pequeños huesos. Al fondo de la estancia había un hombre
vestido de negro con las manos esposadas. Cuando David lo tocó
la figura se deshizo por completo. Era el cadáver de Ricardo
Salvador. En el umbral, le esperaba Diego Marlasca sosteniendo el
manuscrito del patrón.
Considera que es una «obra maestra» (p. 647) y que Andreas
Corelli premiaría su esfuerzo por recuperar el libro que realmente
cumple con las expectativas del editor. Pero dadas las
circunstancias, debe matar primero a David Martín.
En un
forcejeo entre los dos personajes, David Martín consigue
prenderle fuego a Marlasca y escapar con el manuscrito.
Devuelve el ejemplar a la vitrina en la que Sempere lo había
puesto y le da las quince mil pesetas a Isabella para que saldara
todas las deudas de la librería.
La lleva al Cementerio de los libros olvidados. Pese a todo lo que
ha sucedido, se siente incapaz de deshacerse de su propia
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creación en la que ha dejado también un trozo de su alma.
Respuesta libre. Lo deposita, al igual que lo había hecho Marlasca,
para enterrarlo y a la vez para continuar ‗El Juego del Ángel‘.
18. VOCABULARIO:
atalaya: ‗torre edificada en un punto más alto para registrar al
enemigo‘.
cimborio: ‗cúpula‘.
somera: ‗superficial‘.
lastrado: ‗pesado‘.
anegado: ‗ahogado‘.
Epílogo (pp. 659-667)
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Se encuentra en un lugar remoto a la orilla del mar, similar al que
salía en la foto de Cristina cuando era niña.
Mister Rochester.
La librería la regentaban Isabella y el hijo de Sempere, que se
habían casado poco después, en 1935 y tenían un niño al que
habían llamado Daniel. Fueron años muy difíciles por la llegada de
la guerra y de diversas enfermedades que fueron diezmando la
población de Barcelona. Isabella contrajo el cólera y murió poco
después de que hubiese nacido Daniel.
Isabella intuía que su marido le ocultaba la gravedad de la
enfermedad que había contraído y sabía que tenía la muerte muy
cerca. Por ello le había escrito una carta de despedida
informándole de sus actividades en los últimos años en los que
había vivido con el hijo de Sempere y, sobre todo, para
agradecerle lo que había aprendido los años que trabajó para él:
«Quería escribirle para que supiera que pese a todo he vivido y
estoy muy agradecida por el tiempo que he pasado aquí,
agradecida de haberle conocido y de haber sido su amiga. Quería
escribirle porque me gustaría que me recordase y que, algún día,
si usted tiene a alguien como yo tengo a mi pequeño Daniel, le
hable de mí y que con sus palabras me haga vivir para siempre»
(p. 664).
El patrón ya no tiene los ojos brillantes ni el traje negro. Ahora
viste de blanco y despliega un aire de tranquilidad que antes no
tenía. Iba en compañía de una niña, la misma que aparecía en la
foto del álbum de Cristina. Andreas Corelli era el extraño que
caminaba con ella y el lugar en el que se encontraban era el
mismo muelle de la foto.
Andreas Corelli acepta que había cometido errores: «No lo hice
por herirle. Lo hice por temor. Por temor a que ella le apartase de
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mí, de nuestro trabajo. Estaba equivocado. He tardado un tiempo
en reconocerlo, pero si algo tengo es tiempo» (p. 65). Quiere
compensar al escritor por estos errores, con la entrega de una
niña, Cristina, para que volvieran a vivir juntos todo aquello que
Andreas Corelli les había arrebatado en Barcelona: «Le entrego
una página en blanco. Esta historia ya no me pertenece» (p. 666).
7. Después de que Corelli se marcha David toma de la mano a
Cristina y se compromete a pasar cada minuto de su vida a
hacerla feliz y a devolverle todo lo que no había sido capaz de
darle.
12. VOCABULARIO:
esquife: ‗barco pequeño‘.
CUESTIONES GENERALES:
1.
Andreas Corelli era el ángel que manejaba a todos los personajes
como si de tratara de un titiritero que mueve los muñecos a su
gusto, aunque el final de la novela muestra la imagen de un
―malvado‖ arrepentido por sus acciones pasadas que emplea
esta habilidad para hacer el bien. Por ello Corelli es una figura
que se mueve constantemente en la ambivalencia, entre lo
angelical y lo demoníaco, la misma que le produce a sus
escritores la comisión de un escrito en el que se articule una
nueva religión. Repudian su trabajo pero a la vez son incapaces
de deshacerse de éste. Sienten odio y satisfacción, como
demuestra David Martín en diversas ocasiones. Su interés en la
religión se debía a que él mismo estaba fundando una nueva
doctrina y necesitaba de un texto que sustentara su poder y
consiguiera adeptos. La superstición juega un papel esencial en
su influencia como se puede ver en el caso de Diego Marlasca.
Su habitación está plagada de crucifijos, santos y marcas de
sangre, al igual que el rastro de la paloma blanca que va
dejando en la casa de la torre y en la habitación de Ismael. Estas
imágenes demuestran su devoción en el más allá y la obsesión
por salvarse. Corelli juega con personajes que tienen fe, que
tienen esperanzas o que necesitan esperanzas. Como se ha
visto, en la primera parte el escritor está sediento de
esperanzas, de una ventana que le proporcione nuevas
oportunidades para dedicarse a aquello que más desea. Andreas
Corelli le proporciona la esperanza de vivir y de alcanzar ese
sueño. Lo mismo sucede con Marlasca que deseba redimir sus
culpas por la muerte de Ismael e incluso devolverle a vida. El
editor le había proporcionado esperanzas de que, merced a su
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
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3.
4.
colaboración en Lux Aeterna, podría recuperar todo lo que había
perdido.
Los libros contienen el alma de su autor. Y por ello es
absolutamente indispensable que existan lugares como la librería
Sempere y el Cementerio en el que se puedan preservar sin
limitaciones. Es también una metáfora de la relación que se
establece entre el lector y el libro, el escritor y el manuscrito. No
son sólo palabras, sino que hay un mundo detrás que ha
entregado el autor y del que no es posible deshacerse. Los
avatares del ejemplar de Los pasos del cielo que David Martín
había dedicado a Sempere, demuestra la confianza que se tenía
desde diferentes orillas, la superstición y la afición por la
literatura, de que un libro contenía el alma de su autor y ofrecía
mucho más que palabras en un papel.
La amistad tiene una capacidad transformadora para el caso de
David Martín. Gracias a la paciencia de Isabella, de su
preocupación por la salud del escritor, el protagonista se
humaniza. Lo mismo ocurre con Sempere que desde que David
era un niño le había proporcionado lecturas para que se
distrajera e inculcado el amor por los clásicos de la literatura
universal. Con estas lecciones David aprende a tener fe en que
su vida podría cambiar y que si se lo proponía podría llegar a ser
un gran escritor.
David Martín reflexiona en diferentes momentos de la novela
sobre el proceso creativo. Afirma que no todo es cuestión de
talento o de inspiración, sino que requiere disciplina y un trabajo
arduo. La escritura de La ciudad de los malditos al igual que Los
misterios de Barcelona, se desarrolla de un modo orgánico y
constante; al igual que el libro que le escribe a Cristina. Las
diferentes posturas de los editores; don Basilio, Barrido y
Escobillas y Corelli muestran tres maneras diferentes de
entender la literatura, que lógicamente condicionan la creación
del autor. Para don Basilio hay que satisfacer a los lectores de su
diario y para ello hay que emplear todos los medios para que
reciban lo que están esperando. Lee con atención los relatos de
David y preferiría que ahorrara en sangre y en misterio, al igual
que en adverbios y en adjetivos, pero sabe que este tipo de
narraciones atrapan al lector; circunstancia idónea para una
publicación periódica como La voz de la industria. Barrido y
Escobillas desconocen completamente la literatura y solamente
les interesa ganar dinero a costa del trabajo de David. Esta esa
una de las etapas en las que el protagonista cae por agotamiento
y decide abandonar su labor. Para ellos la literatura es un
negocio como cualquier otro y no precisa de ninguna meditación
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Guía de lectura: ―El Juego del Ángel”
ni de un tratamiento especial. Para Andreas Corelli la escritura
tiene un poder muy distinto. Le ofrece al ser humano la
capacidad de creer, de olvidar, de explicar todo aquello que
escapa la razón. En este proceso creativo David sufre diferentes
momentos de inspiración pero es quizá cuando menos piensa lo
que está haciendo, quizá para evitar la náusea que le producían
sus propias palabras.
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