4. LA ALEMANIA NAZI 4.1. La República de Weimar En noviembre de 1918, el Partido Socialdemócrata (SPD) proclamó la república, y su líder Ebert fue nombrado canciller. Además de hacer frente a la firma del armisticio, la república tuvo que afrontar la insurrección bolchevique de los espartaquistas a los que, con el apoyo del ejército y de voluntarios, aplastó con violencia, asesinando a sus líderes (Liebknecht y Rosa Luxemburgo). Se celebraron elecciones a una Asamblea Constituyente en Weimar, que elaboró la Constitución del mismo nombre que establecía: república federal, sufragio universal, amplios poderes para el presidente que era elegido cada siete años, y que designaba a un canciller o jefe de gobierno que necesitaba el respaldo del Reichstag. Se formó un gobierno de coalición (Coalición de Weimar) formado por el SPD, el Zentrum (católico) y el Partido Democrático (liberal), cuya primera decisión fue la firma del Tratado de Versalles que, como ya sabemos, supuso una carga insoportable para la economía alemana y terminó provocando la hiperinflación en 1923, que arruinó al país. El gran malestar social y político minó la confianza en la joven república, aumentando las movilizaciones obreras y las intentonas golpistas de sectores ultraderechistas y nacionalistas del ejército. Sin embargo, entre 1924 y 1929, la República de Weimar conoció una relativa estabilidad política (Pacto de Locarno e ingreso en la Sociedad de Naciones) y económica (Plan Dawes). 4.2. Los comienzos del nazismo En 1919 se fundó en Munich el Partido de los Trabajadores Alemanes (DAP). Hitler ingresó en él y elaboró el programa de 25 puntos del partido, en los que destacaba ya el racismo y antiparlamentarismo que le acompañará en toda su carrera. El partido pasó a llamarse Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes y tuvo como organización paramilitar a las SA. La ideología del partido era la siguiente: “socialismo nacional” anticapitalista que superase la lucha de clases en beneficio de los intereses superiores de la nación; dictadura nacionalista fuerte que preserve la pureza ; y unir a todos los alemanes en la Gran Alemania, dotada de un “espacio vital” para el desarrollo de la raza aria. Quedaban afirmados el antisemitismo, el antiparlamentarismo y el anticomunismo, así como el nacionalismo, el “espacio vital, el belicismo, etc. Hitler fue elegido en 1921 líder del partido, constituyéndose en el führer y en el soporte central de la organización. En 1923 protagonizó el putsch de la cervecería en Munich, en protesta por la ocupación del Ruhr por los franceses. El golpe fracasó y Hitler fue encarcelado. En 1925, cuando sale de prisión, Hitler refunda el partido para convertirlo en un partido de masas y parlamentario (utiliza todos los métodos de propaganda a través de uno de sus dirigentes, Goebbels) y replantea su programa para recabar más apoyos sociales, sobre todo de los grupos dirigentes: limita sus postulados anticapitalistas, insiste en el antisemitismo y anticomunismo y carga contra el Tratado de Versalles (revisionismo). 4.3. La crisis de la república y el ascenso del nazismo La gran depresión de los años 30 (quiebra bancaria por la repatriación de los capitales estadounidenses, descenso de la producción industrial, más de seis millones de parados) hundió la democracia de la República de Weimar e impulsó al nazismo, que vio ampliadas sus bases sociales a las clases medias y obreros. Las actividades violentas de las SA se intensificaron y en las elecciones de 1930 los nazis pasaron de 12 a 107 escaños. Pero el apoyo más importante fue el de la derecha tradicional, la de los grandes poderes financieros e industriales que, a través del Frente Harzburg, deciden acabar con la política democrática, los sindicatos y los partidos de izquierda (socialistas y comunistas), apoyando la llegada al poder de Hitler. En las elecciones presidenciales de 1932, Hindenburg derrotó a Hitler con el apoyo de todas las fuerzas políticas. Nombró canciller a Von Papen; éste invitó a Hitler a formar parte del gobierno, ya que el NSDAP se había convertido en la primera fuerza política, pero Hitler renunció. Sin embargo, las rivalidades entre los políticos de derechas elevaron, en enero de 1933, a Hitler al puesto de canciller, al que Hindenburg (presidente) y Von Papen (vicecanciller) confiaban controlar y moderar desde el gobierno. Pero se equivocaron. 4.4. La dictadura nazi y el nacimiento del Tercer Reich La conquista del poder absoluto por Hitler fue muy rápida: obtuvo de Hindenburg la disolución del Reichstag y convocó elecciones, que se desarrollaron en un clima de violencia extrema por parte de las SA y las SS, y que terminó con el incendio del Reichstag en febrero de 1933, del que culparon a los comunistas. Aun así, en las elecciones los nazis no consiguieron la mayoría absoluta, pero con el apoyo de los partidos de derechas, aprobaron una ley que otorgaba al canciller plenos poderes durante cuatro años, lo que los nazis aprovecharon para eliminar a los restantes partidos políticos. Alemania se convertía en una dictadura de partido único. A continuación, y para ganarse el apoyo del ejército y de la oligarquía económica, Hitler eliminó a los elementos más radicales y revolucionarios de las SA, en la llamada “noche de los cuchillos largos” (junio de 1934). Cuando Hindenburg muere en agosto de 1934, Hitler asoció la cancillería a la presidencia del Reich, del Tercer Reich. Las SS y la Gestapo, dirigidas por Himmler, vigilaban la política del Reich y subordinaban a la policía y el ejército. 4.5. La política nazi de adoctrinamiento y propaganda El régimen nazi desató una campaña masiva de adoctrinamiento y control ideológico de toda la sociedad, y fomentó el culto al führer. Este adoctrinamiento se hacía a través de la educación y de las organizaciones juveniles (Juventudes Hitlerianas), inculcando en ellas la camaradería, la obediencia, el sentido del deber, además del racismo, el antisemitismo y el militarismo. Se suprimió la libertad de expresión, se desarrolló la censura y se impulsó la quema de libros. Las artes plásticas fueron utilizadas para transmitir los valores raciales y patrióticos. Joseph Goebbels, como Ministro de la Propaganda, concentró en su persona el control de todas estas actividades, de los medios de comunicación y de la cultura. 4.6. Racismo y antisemitismo Para asegurar la cohesión social, la división de clases fue sustituída por la unidad y supremacía racial, en pos de la cual, era necesario eliminar todas las “impurezas” que no se ajustasen al estereotipo ario: otras razas y etnias, incapaces físicos o mentales, marginados sociales, etc. Sin embargo, el grupo de víctimas más amplio fue la comunidad judía, a los que se fueron aplicando las siguientes medidas: Entre 1933 y 1938 se les suprimieron los derechos políticos y sociales y se les expolió sus bienes y, además, las leyes de Nuremberg les excluían de la ciudadanía alemana y prohibían los matrimonios mixtos. Desde finales de 1938 se dio vía libre a su persecución, y en la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, tiendas y sinagogas judías fueron saqueadas y destruídas en la “noche de los cristales rotos”; a continuación miles de judíos alemanes y austríacos fueron encerrados en campos de concentración. A partir de 1942, Hitler ordenó la “solución final”, es decir, la eliminación total de la población judía de Europa, lo que implicó el asesinato de más de cinco millones de judíos. 4.7. Autarquía y rearme El gobierno nazi intervino en la economía. Eliminó los sindicatos de clase y obligó a los obreros a integrarse en el único sindicato, el Frente Alemán del Trabajo. Entre 1934 y 1936 el régimen se centró en resolver los problemas más acuciantes: reactivación de la economía, impulso al comercio exterior (controlando las importaciones e incrementando los intercambios con Europa central y oriental) y la lucha contra el desempleo (a través de las obras públicas). Desde 1936, y a las órdenes de Goering, se siguen los planes cuatrienales, con una decidida política autárquica y de rearme. Para ello, se explotan los recursos del suelo y del subsuelo, se desarrolló la producción de sucedáneos y de sintéticos y se incrementó la inversión en la industria de guerra. La recuperación económica tenía que superar dos obstáculos: la falta de alimentos y de materias primas estratégicas (petróleo, caucho, wolframio, etc). La solución era la guerra para ampliar el “espacio vital” a costa de otros países. El aumento de la producción y el pleno empleo hicieron olvidar a los alemanes –clases medias y campesinos- los sacrificios impuestos a los obreros (congelación de salarios y aumento de la jornada laboral). Pero esta política económica era insostenible a largo plazo y su mantenimiento dependía de la obtención de recursos de otros países y del estallido de la guerra para dar salida a la gran acumulación de armamento.