Boletín CeDe UsC.-.. Issn 1989-1369 http://revistas.usc.es/boletincede Sección Comentarios de Xurisprudencia 2/2015 EL CONCEPTO DE «PARODIA» DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LAS EXCEPCIONES A LOS DERECHOS DE AUTOR Comentario a la STJUE de 3 de septiembre de 2014 (C-201/13, Deckmyn y Vrijheidsfonds) RICARDO PAZOS C ASTRO Investigador predoctoral de Derecho Civil Universidad de Santiago de Compostela [email protected] Abstract: The copyright Directive recognizes a right of reproduction, as well as a right of communication to the public of works and a right of making available to the public other subject-matter. However, these rights can be subject to limitations and exceptions. One of these exceptions Member States may set out is the use of copyrighted material for the purpose of caricature, parody or pastiche. The European Court of Justice explains the concept of “parody” and answers to whether or not a work must satisfy certain conditions or conform to some characteristics to be considered a “parody”. Key words: copyright, right of reproduction, right of communication to the public of works, right of making available to the public other subject-matter, parody Resumen: La Directiva sobre derechos de autor reconoce un derecho de reproducción, así como un derecho de comunicación al público de obras y un derecho de poner a disposición del público prestaciones protegidas. Sin embargo, estos derechos pueden ser objeto de limitaciones o excepciones. Una de las excepciones que los Estados miembros pueden establecer es el uso de material protegido por derechos de autor con fines de caricatura, parodia o pastiche. El Tribunal de Justicia explica el concepto de «parodia», respondiendo si una obra debe satisfacer ciertas condiciones o ajustarse a algunas características para ser considerada una «parodia». Palabras clave: derechos de autor, derecho de reproducción, derecho de comunicación al público de obras, derecho de poner a disposición del público prestaciones protegidas, parodia Sumario: I. Marco normativo. II. Los hechos y las cuestiones prejudiciales. III. La decisión del Tribunal de Justicia. IV. Valoración. 1 I. Marco normativo. La sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea de 3 septiembre de 2014 (Johan Deckmyn, Vrijheidsfonds VZW / Helena Vandersteen, Christiane Vandersteen, Liliana Vandersteen, Isabelle Vandersteen, Rita Dupont, Amoras II CVOH, WPG Uitgevers België, C-201/13, Rec. p. I) objeto del presente comentario tiene como norma comunitaria de referencia la Directiva 2001/29/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 22 de mayo de 2001, relativa a la armonización de determinados aspectos de los derechos de autor y derechos afines a los derechos de autor en la sociedad de la información (en adelante, la Directiva) 1. Los artículos 2 y 3 de la Directiva recogen, respectivamente, un derecho de reproducción y un derecho de comunicación al público de obras y de poner a disposición del público prestaciones protegidas. En virtud de estos preceptos, los Estados miembros deben garantizar los mencionados derechos a determinadas personas, como, por ejemplo, a los autores, respecto de sus obras, a los artistas, intérpretes o ejecutantes, en relación con las fijaciones de sus actuaciones, y a los productores de fonogramas, sobre dichos fonogramas. El artículo 5.3 de la Directiva indica que los «Estados miembros podrán establecer excepciones o limitaciones a los derechos a que se refieren los artículos 2 y 3» en determinados casos, y en la letra k) se prevé como uno de estos casos el uso que se realice «a efectos de caricatura, parodia o pastiche». Por su parte, el artículo 22.1.6 de la Ley belga de 30 de junio de 1994, relativa a los derechos de autor y a los derechos afines a los derechos de autor (Loi relative au droit d’auteur et aux droits voisins)2 proclama que cuando la obra ha sido lícitamente publicada, el autor no puede prohibir la caricatura, la parodia o el pastiche, siempre que sean realizados de acuerdo con las buenas costumbres 3. II. Los hechos y las cuestiones prejudiciales. Aprovechando la recepción que con motivo del Año Nuevo de 2011 se celebró en la ciudad de Gante, Johan Deckmyn, miembro del partido político belga Vlaams Belang, distribuyó una serie de calendarios en los que figuraba como editor responsable 4. La cubierta de los calendarios reflejaba un dibujo similar al que se encuentra en la portada de un cómic titulado «El benefactor compulsivo» (De Wilde Weldoener), publicado en 1961. En el original, uno de los personajes de la historia, ataviado con una túnica blanca y volando ayudado de una hélice, deja caer monedas que diversas personas intentan 1 DO L 167, de 22 de junio de 2001, p. 10. La ley se encuentra disponible en su versión en francés en el siguiente enlace: http://www.ejustice.just.fgov.be/cgi_loi/loi_a.pl?language=fr&caller=list&cn=1994063035&la=f&fromta b=loi&sql=dt='loi'&tri=dd+as+rank&rech=1&numero=1. 3 «Lorsque l’œuvre a été licitement publiée, l’auteur ne peut interdire: 6° la caricature, la parodie ou le pastiche, compte tenu des usages honnêtes». 4 El Vlaams Belang, que en neerlandés quiere decir «interés flamenco», es un partido nacionalista flamenco fundado el 14 de noviembre de 2004 a raíz de la disolución del partido Vlaams Blok («bloque flamenco»), la cual se produjo el mismo día. El partido Vlaams Blok había sido condenado en la sentencia del Tribunal Supremo belga (Cour de cassation) de 9 de noviembre de 2004 por incumplir la ley contra el racismo. Cfr. ERK, «From Vlaams Blok to Vlaams Belang: The Belgian Far-Right Renames Itself», West European Politics, vol. 28, nº 3, 2005, pp. 493 a 502. 2 2 recoger con bastante afán, ante la expresión de sorpresa de dos niños 5. En el dibujo del calendario, el personaje del cómic es sustituido por el alcalde de la ciudad belga de Gante 6, mientras que las personas que intentan recoger las monedas llevan burka o son personas de color, también bajo la mirada de dos niños cuya expresión entremezcla sorpresa y preocupación 7. Los titulares de los derechos de autor sobre el cómic consideraron que el calendario infringía sus derechos, de modo que presentaron un recurso ante el tribunal de primera instancia de Bruselas (Rechtbank van Eerste Aanleg te Brussel), que ordenó el cese en el uso del dibujo. Interpuesto un recurso de apelación contra esa resolución, el editor responsable del calendario litigioso alegó que su obra constituía una caricatura política a la que le era de aplicación la excepción sobre la parodia recogida en el artículo 22.1.6 de la Ley belga de 30 de junio de 1994. Los titulares de los derechos de autor entendían, sin embargo, que una obra debe reunir ciertas características para ser considerada una parodia, y que éstas no se daban en el presente caso, en particular, «cumplir una finalidad crítica, presentar en sí misma originalidad, tener objeto humorístico y propósito de burla de la obra original y no asumir de ésta más elementos figurativos que los estrictamente necesarios para realizar la parodia» 8. Además, señalaban el contenido discriminatorio del calendario. El órgano de apelación suspendió el procedimiento y planteó al Tribunal de Justicia de la Unión Europea tres cuestiones prejudiciales. La primera consiste en determinar si el concepto de «parodia» es un concepto autónomo del Derecho comunitario. La segunda, para el caso de una respuesta afirmativa a la anterior, si la parodia debe reunir los siguientes elementos: acreditar un carácter original propio (originalidad), acreditar tal carácter de forma que la parodia no pueda atribuirse razonablemente al autor de la obra original, estar dirigida a hacer humor o burla, con independencia de si la crítica eventualmente realizada afecta a la obra original o bien a algo o a otra persona, e indicar la fuente de la obra parodiada. La tercera cuestión plantea si una obra debe reunir otras condiciones, además de las ya indicadas, para ser considerada una «parodia». III. La decisión del Tribunal de Justicia. 5 La mencionada portada puede verse en el enlace http://www.knijff.com/markmatters/wpcontent/uploads/2014/09/De-Wilde-Weldoener-01.jpg (última consulta, 29 de diciembre de 2014). 6 Desde las elecciones de 2006, el alcalde de Gante es Daniël Termont, perteneciente al Partido Socialista-Diferente (Socialistische Partij Anders), el cual surgió a partir de la escisión del Partido Socialista belga en 1978. 7 La cubierta del calendario es accesible a través del enlace http://www.vlaamsbelang.org/fotos/20110111_cartoon_dewildeweldoener.jpg (última consulta, 29 de diciembre de 2014). En el punto 72 de sus conclusiones en la sentencia Deckmyn y Vrijheidsfonds, el Abogado General describe las diferencias entre los dibujos aludiendo a «la sustitución del “benefactor” por una personalidad política» y a que «los beneficiarios, originariamente inespecíficos, de la generosidad de aquél se convierten, de forma igualmente inequívoca, en inmigrantes o, en todo caso, en residentes “extranjeros”». 8 Sentencia Deckmyn y Vrijheidsfonds, apartado 12. 3 Debiendo responder en primer lugar a la cuestión consistente en determinar si la noción de parodia es un concepto autónomo del Derecho comunitario, puesto que de lo contrario las otras dos cuestiones prejudiciales no serían analizadas, el Tribunal no alberga dudas de que debe proporcionar una respuesta afirmativa, haciendo referencia a lo que el propio Tribunal de Justicia había señalado ya en su sentencia Padawan 9. Aun cuando los Estados tengan la facultad de establecer o no las excepciones contenidas en la Directiva, es una exigencia de los principios de aplicación uniforme del Derecho comunitario y de igualdad que las normas comunitarias deben ser interpretadas de conformidad con el propio texto comunitario en el que se contienen, salvo cuando expresamente se reserva a los Estados la capacidad de determinar su sentido y alcance. Dado que dicha reserva no ha sido prevista en la Directiva, el concepto de «parodia» constituye un concepto autónomo del Derecho comunitario que exige una interpretación uniforme para todos los Estados miembros 10. A continuación, el Tribunal debe responder a la pregunta de si las características enunciadas por el órgano de remisión son necesarias para considerar que una obra es una parodia, así como si debe añadirse alguna otra no contemplada. La respuesta a las cuestiones segunda y tercera es conjunta. El TJUE indica los dos criterios que deben ser tenidos en cuenta para determinar el concepto de «parodia», habida cuenta de que la Directiva no proporciona ninguna definición u orientación al respecto. Dichos criterios son el sentido del concepto en el lenguaje usual, por un lado, y los objetivos perseguidos por la norma en la que se encuentra integrado el concepto en cuestión, por otro. En lo que respecta al significado que el término parodia recibe en el lenguaje usual, el Tribunal observa dos características fundamentales. Evocar una obra anterior, que no obstante debe ser perceptiblemente diferenciada de la nueva, y el espíritu humorístico o burlesco que subyace tras la obra posterior. Por el contrario, no se identifican todos los elementos que el órgano de remisión menciona. De esta forma, no es preciso que una obra manifieste un carácter original propio, ni que no pueda atribuirse razonablemente al autor de la obra original, ni tampoco que se cite la fuente de la obra parodiada. De las características referidas por el órgano de remisión, sólo el fin de humor o burla responde al concepto analizado. El Tribunal constata, eso sí, que la interpretación del concepto de parodia debe ser estricta al tratarse de una excepción a un derecho, debiendo respetar dicha interpretación la finalidad de la Directiva 11. El segundo de los factores a tener en cuenta es, como se ha apuntado, el objetivo de la Directiva y, en particular, de la excepción contenida en el artículo 5.3.k) de la misma. El Tribunal apela a los considerandos 3 y 31 de la Directiva. El primero de ellos, porque enuncia «el derecho de propiedad, incluida la propiedad intelectual, la libertad de expresión y el interés general» que la Directiva debe respetar, no pudiendo obviar el TJUE que la parodia es un medio adecuado a través del cual expresar opiniones. El considerando 31, por su parte, es tomado en consideración porque del mismo se 9 Sentencia del TJUE de 21 de octubre de 2010 (Padawan, S.L. / Sociedad General de Autores y Editores de España [SGAE], C-467/08, Rec. p. I-10055). 10 Sentencia Deckmyn y Vrijheidsfonds, apartados 14 a 16. 11 Sentencia Deckmyn y Vrijheidsfonds, apartados 20 a 24. 4 desprende una nota característica de muchas de las resoluciones del Tribunal de Justicia; cual es que debe decidir sobre situaciones en las cuales se produce una concurrencia de intereses que pueden entrar en conflicto, debiendo buscar el equilibrio entre los mismos. Resulta ser éste el caso de la parodia, donde se contraponen la libertad de expresión y los derechos de propiedad intelectual 12. En la búsqueda de este equilibrio, el Tribunal de Justicia dice que es preciso atender a todas las circunstancias concurrentes en el caso, y ahí es donde entra en juego el posible mensaje discriminatorio del dibujo en el calendario. En la obra original, todas las personas que se esforzaban por recoger las monedas eran de piel blanca y su atuendo era de corte «occidental», mientras que en el calendario los protagonistas pasaban a ser ciudadanos cuya raza o religión es minoritaria en Europa. Esta modificación, en opinión de los titulares de los derechos de autor, suponía la transmisión de un mensaje discriminatorio, deseando dichos titulares que el cómic original no se vea conectado a dicho mensaje, lo cual constituye un interés legítimo. Corresponde al órgano jurisdiccional nacional determinar si el calendario contiene un mensaje incompatible con el principio de no discriminación por razón de la raza, el color de la piel o el origen étnico. El órgano jurisdiccional nacional deberá considerar si el calendario litigioso evoca una obra anterior con un espíritu humorístico o burlesco, así como tomar una decisión sobre el posible mensaje negativo del calendario litigioso, y concluir si en el caso concreto la aplicación de la excepción por parodia reconocida en el artículo 22.1.6 de la Ley belga de 30 de junio de 1994 permite mantener el equilibrio de intereses que la Directiva pretende alcanzar entre los derechos de propiedad intelectual y la libertad de expresión. Por el contrario, el órgano nacional no deberá requerir la existencia de los elementos enunciados en la segunda cuestión prejudicial planteada 13. IV. Valoración. La brevedad con la que el Tribunal de Justicia responde a la cuestión motiva que una valoración de la misma deba recoger las consideraciones efectuadas por el Abogado General en sus conclusiones presentadas el 22 de mayo de 2014, quien ya había recogido la necesidad de tener en cuenta el sentido usual o corriente del término «parodia» y ponerlo en relación con los objetivos perseguidos por la Directiva correspondiente y la excepción en la cual se emplea el concepto analizado. Tras señalar que precisar las diferencias de «parodia» con los otros términos que se recogen en el artículo 5.3.k) de la Directiva, esto es, «caricatura» y «pastiche», puede resultar difícil, el Abogado opta por una noción única a los efectos de examinar el caso planteado. Recurre así en primer lugar a las definiciones proporcionadas por diferentes diccionarios, y constata dos tipos de rasgos comunes a todas ellas, uno que denomina «rasgos estructurales», y otro que califica como «rasgos funcionales» 14. 12 Sentencia Deckmyn y Vrijheidsfonds, apartados 25 a 27. Sentencia Deckmyn y Vrijheidsfonds, apartados 28 a 35. 14 Conclusiones del Abogado General en la sentencia Deckmyn y Vrijheidsfonds, puntos 45 a 48. 13 5 En la vertiente estructural, el Abogado General hace girar su análisis en torno al concepto de «imitación», indicando que una parodia no es totalmente original porque toma elementos de una obra anterior reconocible para el público a la que se dirige aquélla. Sin embargo, junto a esta parte que el Abogado General identifica con un «tributo» o «reconocimiento» a la obra original, aparece una dimensión creativa, puesto que el autor de la parodia, si bien evoca la obra original, busca diferenciarse de ella. Aunque el Abogado General considera que el concepto «parodia» es un concepto autónomo del Derecho comunitario, mantiene que los Estados miembros gozan de un margen de apreciación en cuanto a la entidad que debe reunir la dimensión creativa de una obra para ser considerada una parodia. En cuanto a los elementos que el órgano de remisión señalaba en su segunda cuestión prejudicial, el Abogado General entiende que desde un punto de vista estructural la parodia debe ser original, en el sentido de «acreditar un carácter original propio», criterio que para el Abogado significa que la parodia «razonablemente, no se confunda con el original» 15. El Abogado General parece vincular dos elementos que el órgano de remisión había expresado de forma diferenciada indicando, por un lado, «acreditar un carácter original propio (originalidad)» y, por otro, «acreditar tal carácter de forma que la parodia no pueda atribuirse razonablemente al autor de la obra original». Nótese sin embargo que el Abogado General admite que el autor de la obra original puede ser al mismo tiempo el autor de la parodia, esto es, la clave reside más bien en que una y otra obra no puedan confundirse razonablemente, y no en la identificación del autor de cada una de las creaciones. Esto no obsta para que en ciertos casos, como por ejemplo el que ha dado lugar a la sentencia objeto de comentario, el autor de la obra parodiada tenga un interés legítimo en distanciarse de la parodia, adquiriendo relevancia entonces la cuestión de la posible confusión entre los autores. Sin embargo, en la medida en que no suele haber coincidencia entre el autor de la parodia y el original, considero que en principio cabe apreciar que el público que se encuentre con ambas supondrá que los autores son diferentes en los dos casos. Otro elemento a reseñar es que el razonamiento del Abogado General le conduce a una solución aparentemente distinta de la tomada posteriormente por el Tribunal de Justicia en su sentencia, ya que mientras que el Tribunal niega que la parodia deba mostrar un carácter original propio, el Abogado General entiende que este es un aspecto consustancial a la noción de «parodia». En mi opinión, la diferencia es más aparente que real, y se debe a que el Abogado General y el Tribunal de Justicia han entendido de forma diferente la noción de originalidad propia. El Tribunal dice, textualmente, que una parodia tiene como primera característica esencial «evocar una obra existente, si bien diferenciándose perceptiblemente de ésta», así como que la noción de parodia «no se supedita a requisitos que impliquen la necesidad de que la parodia tenga un carácter original propio más allá de la presencia de diferencias perceptibles con respecto a la obra original parodiada» (énfasis añadido) 16. Por lo tanto, creo que el Tribunal y el Abogado General se sitúan en un nivel de exigencia muy similar en cuanto a la originalidad, pero mientras que el primero entiende que con dicho nivel no se alcanza un «carácter original propio», el segundo cree que sí, por cuanto este carácter se aprecia 15 16 Conclusiones del Abogado General en la sentencia Deckmyn y Vrijheidsfonds, puntos 49 a 58. Sentencia Deckmyn y Vrijheidsfonds, apartado 20. 6 si la parodia no se confunde razonablemente con la obra original. En mi opinión, la exigencia de diferencias perceptibles entre una y otra obra comporta automáticamente que éstas puedan diferenciarse razonablemente. La segunda dimensión del concepto que analiza el Abogado General es la denominada «funcional», caracterizada por lo burlesco de la parodia. En esta parte se reflexiona sobre el objeto, el efecto y el contenido de la nueva obra. En cuanto al objeto, el estudio se centra en la distinción entre una «parodia de», es decir, el tono burlesco de la misma se dirige contra la obra original, y una «parodia con», o lo que es lo mismo, la obra original es un medio a través del cual se satiriza otra cosa 17. Coincido con el Abogado General en que ambos tipos entran dentro de la idea corriente de parodia, por lo que el calendario litigioso, que consiste en una «parodia con», puede ser calificado como una parodia en atención a su objeto 18. También estoy de acuerdo con el Abogado General en el efecto de la parodia, ya que ésta puede tratarse de una «forma de expresión artística», de «una manifestación de la libertad de expresión», o de ambas cosas al mismo tiempo 19. En efecto, la parodia es un medio que puede servir para, a través de un tono satírico y con ciertas dosis de originalidad con respecto a una obra anterior en la que se inspira, llevar a cabo críticas y manifestar opiniones sobre cuestiones de mayor o menor trascendencia. La última parte de la exposición del Abogado General versa sobre el contenido de la parodia, y, en particular, el equilibrio de derechos al que ya se ha aludido anteriormente. Respondiendo a si el alcance de la excepción recogida en el artículo 5.3.k) de la Directiva se ve determinado por la incidencia que la obra litigiosa tiene en los derechos fundamentales, el Abogado General considera que el juez debe otorgar prevalencia a la libertad de expresión frente a los derechos de propiedad intelectual. Es decir, el hecho de que el autor de la obra original no comparta el mensaje transmitido por la parodia no priva a ésta de tal carácter. Sin embargo, la libertad de expresión está condicionada a la observancia de ciertos valores considerados esenciales de la sociedad europea, tales como el respeto a la dignidad humana y la prohibición de discriminación por razón de raza o de religión. Por este motivo, el Abogado General considera que no deben incluirse dentro de la excepción del artículo 5.3.k) de la Directiva las pretendidas parodias cuyo mensaje contravenga «las convicciones más profundas de la sociedad (…) sobre las que en definitiva se construye, y en definitiva existe, el espacio público europeo». No obstante, si se da ese respeto o no es una cuestión que debe determinar el juez nacional en el caso concreto 20. Un estudio sobre los límites de la libertad de expresión exige una exhaustividad que excede sin duda de las pretensiones de este trabajo. Hay ciertas posiciones o ideologías que no parecen merecer ningún respeto, por reflejar ideas que contradicen las convicciones, los valores y las libertades más básicos de la sociedad. Tolerar la 17 El propio órgano de remisión introducía tácitamente esta distinción al aludir en la segunda cuestión prejudicial planteada a que la obra estuviese «dirigida a hacer humor o burla, con independencia de si la crítica eventualmente realizada afecta a la obra original o bien a algo o a otra persona». 18 Conclusiones del Abogado General en la sentencia Deckmyn y Vrijheidsfonds, puntos 60 a 65. 19 Conclusiones del Abogado General en la sentencia Deckmyn y Vrijheidsfonds, puntos 66 a 70. 20 Conclusiones del Abogado General en la sentencia Deckmyn y Vrijheidsfonds, puntos 71 a 88. 7 expresión de esas manifestaciones conllevaría caer en un relativismo moral que llevado al extremo no resulta aconsejable. Sin embargo, también es defendible, como manifestó en 1991 el entonces congresista estadounidense Henry Hyde, que «la libertad de expresión carece de sentido a menos que se tolere la expresión de lo que odiamos» 21, puesto que rechazar la expresión de todo aquello que no sea lo que la mayoría de la sociedad considera correcto conduciría a un «pensamiento único» que tampoco es recomendable. Para evitar caer en los extremos e identificar los parámetros de la libertad de expresión pueden tomarse como referencia los valores reflejados, por ejemplo, en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea o en el Convenio Europeo de Derechos Humanos, textos a los que alude el propio Abogado General en sus conclusiones. 21 «Free speech is meaningless unless it tolerates the speech that we hate». 8