Querido Papa Francisco: nuestro compromiso Gracias Papa Francisco por aceptar, el que es quizás, el mayor compromiso de la Tierra. Nosotros también debemos comprometernos. En primer lugar, estamos en Paraguay, así que esperar cosas buenas y rezar son una tarea cotidiana para gran parte de la población. Por lo tanto, vamos a orar más para que el Espíritu Santo te ilumine y que junto con la Virgencita de Caacupé tengas salud y sabiduría para que te permitan resolver algunos problemas, e iniciar la solución de otros. Igualmente pediremos por el Papa Emérito Benedicto XVI. En segundo lugar, haremos lo posible para que haya más soldados en el ejército de Cristo, más vocaciones sacerdotales, más gente sirviendo a los demás. Vamos a aumentar nuestro voluntariado de atención, acción y compasión con los demás. Seremos aun más amistosos y solidarios, y perdonaremos ofensas y olvidos. Esta sociedad llena de gente joven y entusiasta aportara servidores que evangelicen con fuerza y constancia. En tercer lugar, en las próximas elecciones, vamos a procurar elegir a las mejores autoridades. Vamos a votar por aquellas que actúan por y para la gente, que tienen espíritu y accionar cristianos, que cuidan la calidad del gasto público, que son patriotas, y que cumplen sus promesas de bien. Nos comprometemos a actuar legal y pacíficamente para que nuestros elegidos disminuyan las exclusiones, la sociedad “máquina de picar carne” y las vanidades que tantas veces has cuestionado. Como le prometimos a Juan Pablo II en 1988, vamos a construir un país mejor. En cuarto lugar, nos proponemos producir, estudiar, trabajar y servir mejor. La cantidad y calidad de nuestra producción de alimentos hacen que decenas de millones de personas en el mundo dependan de nosotros y no podemos defraudarlos. Vamos a cuidar el agua y los demás recursos naturales que tenemos en abundancia porque Dios los puso aquí para que los cuidemos, no para que los contaminemos o destruyamos. Vamos a ejercer trato, trabajo y comercio justos porque solo vale crecer con responsabilidad social. Finalmente, hay algunos países del mundo, inclusive algunos países vecinos, cuyas autoridades consideran que no fueron suficientes la Guerra de la Triple Alianza, la Guerra del Chaco ni la mediterraneidad. Siguen apretándonos la tuerca. Nos comprometemos, querido Papa Francisco, a seguir dialogando, rezando y procurando que países cercanos y lejanos acepten que todos somos diferentes y que no es bueno tener vecinos pobres ni oprimidos. Sabemos que, entre muchas otras cosas, te duelen la pobreza, las drogas, los abortos, las madres solteras, las enfermedades, las familias rotas, las injusticias, y los niños y ancianos desamparados. Los indios dicen “A Dios rezando y los pies moviendo”, por lo tanto, vamos a actuar para ayudarte. Que Dios nos ilumine para tomar las decisiones correctas y especialmente otorgue a nuestro Papa los dones que le permitan cumplir su misión. Disfrutemos la cuaresma. Juan Luis Ferreira E., ADEC – Junta Directiva