Y el río murió, David María Tellechea Santamarta

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Y EL RIO MURIO...
DAVID MARIA TELLECHEA SANTAMARÍA
La agonía fue lenta. «M e-m uero-ayudadm e». El río
^ aquellas angulas, o su s hijas, o las hijas de sus hi-
lloraba agua sucia. V su voz fue a p a gándose. ^ a no suena
jas... 'i a no \ o l \ ieron a subir por el río. \ i los corcones...
la corriente en su ch oq u e con las piedras del lecho. Su
\ i los niños q u e se bañaban e n \ ueltos en gritos \ salp ica -
eterna canción q u e salpicaba el aire... «M e-m uero-ayu-
duras. En fiestas, se organizaban cucañas. ^ el río a m o ro -
dadine». E m p e z ab a a oler. ^ sufría. ^ o sufría de ver y
so. reía con su voz de agua de siglos y festejaba a su m a -
oler aquello, ( asi 110 nos d á b a m o s c uenta . Se moría. ^ 110
nera. ^ el «Centenario», barco m elodioso, se hundía bajo
q u e r ía m o s /p o d ía m o s ayudarle.
el puente. ^ fluía hacia el mar. hacia la eternidad.
« M e-m uero-ay udadme».
Llegaron las m áquinas. ^ quitaron las piedras, e sca mas del m onte. ^ ya el agua e n m u d e c i ó .« M e-m uero-ayu-
'i o tam bién, río mío. yo tam bién. \ l m enos, algo d e n -
dadinc». Su tenue \ o z . ap e n a s se oía. Sólo el corazón co-
tro de mí. ha muerto. Tu voz de agua clara, pupilas de
nectaba con el río. «T e-escucho-aguanta-te-salvarem os».
roca que le \ io nacer, sólo es el recuerdo de la m ontaña,
Pero yo no p o d ía /q u er ía . ^ poco a poco, sus aguas se fue-
tu padre. Peña de Vva. \ alie de Oyarzun que te bautizó.
ron tiñendo de oscuro.
R iegas mi tierra, mi patria, mis huertas, mi espíritu.
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H o y, cadá ver hediondo, sucio y despreciado. N i siquiera te observa nadie desde la barandilla. P asas com o
avergonzado. Silencioso. Y las ratas acechan tus orillas.
D a s asco.
(¡Por qué? ¿Cuál ha sido tu culpa...? N in g u n a . Eres
cauce de errores, abusos e incom prensión.
¿Con qué derecho te han co n v er tid o en un esterco lero? ^ todos callábam os. ¿En una cloaca inm unda? Y todos callábam os. ¿En un vertedero de desechos industriales? 'i todos callábam os. Y tú, m ientras tanto, llorabas
agua de polución y porquería.
¿Qué queda de la senda acuífera por donde circulaban
las an tigu as galeras? ^ las voces de aquellos recios marinos, al llegar a « \laberga». ^ el muelle donde am arraban
los buques. ^ tus aguas m ezcladas con las del mar. Olor a
\ ()(lo \ sabor a lejanías azuladas. ¿ D ó n d e están? E nterradas en el olvido, bajo una pesada capa de indiferencia y
mugre.
^ así, el río lim pio se tornó sucio. El río alegre, sinfonía de piedras y agua, se vo lvió triste y m elancólico. El
río am oroso, fluido de vida, am paro de peces, se hizo v e neno. El río refrescante, el río de niños y za m bullida s y risa s/llo r o s de a le g r ía s/m ie d ó s, se fue por la m ar hacia el
horizonte.
^ o me acuerdo m ucho de mi río. C a d a vez que pienso
en mi pueblo, sus aguas refrescan mis recuerdos. E s posible que lo idealice d e m asiado. Quizás nunca ha sido co m o
quisiera que fuese. Pero, es mi río. Mi hermano. Me g u staría aplicarle la respiración artificial. R esucitarlo. ^ lim piar sus aguas. ^ volver a ver los peces, las angulas, los
corcones. 'i los niños bañarse en «Presa».
Q uizás sea d em asiad o tarde. Es posible que su m uerte
sea definitiva. E n to n ces no queda m ás que enterrarlo
bajo c e m e n to y ca ntar el «réquiem».
^ recordar de vez en c u a n d o su so nido al chocar con
las piedras, sus aguas claras y sus orillas arboladas. Y
transm itir nuestro pésam e a sus padres: Peña de \ y a y
Valle de Oyarzun. \ m é n .
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