El asesinato de Trotsky

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El asesinato de Trotsky
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DOCUMENTAL DE HISTORY CHANNEL
El asesinato de Trotsky
- Artículos - Comunicados de Prensa -
Fecha de publicación: Viernes 7 de septiembre de 2007
Descripción :
"... Pero cualesquiera que sean las circunstancias de mi muerte, moriré con una fe inquebrantable en el futuro comunista. Esta fe en el hombre y su futuro me da
aun ahora una capacidad de resistencia que ninguna religión puede otorgar."
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El asesinato de Trotsky
Presentamos a continuación el testamento de Trotsky, redactado pocos meses antes de su
asesinato en manos de un agente stalinista.
27 de febrero de 1940
Mi presión arterial alta (que sigue aumentando) engaña los que me rodean sobre mi estado de salud real. Me siento
activo y en condiciones de trabajar, pero evidentemente se acerca el desenlace. Estas líneas se publicarán después
de mi muerte.
No necesito refutar una vez más las calumnias estúpidas y viles de Stalin y sus agentes; en mi honor revolucionario
no hay una sola mancha. Nunca entré, directa ni indirectamente, en acuerdos ni negociaciones ocultas con los
enemigos de la clase obrera. Miles de adversarios de Stalin fueron víctimas de acusaciones igualmente falsas. Las
nuevas generaciones revolucionarias rehabilitarán su honor político y tratarán como se lo merecen a los verdugos
del Kremlin.
Agradezco calurosamente a los amigos que me siguieron siendo leales en las horas más difíciles de mi vida. No
nombro a ninguno en especial porque no puedo nombrarlos a todos. Sin embargo, creo que se justifica hacer una
excepción con mi compañera, Natalia Ivanovna Sedova. El destino me otorgó, además de la felicidad de ser un
luchador de causa del socialismo, la felicidad de ser su esposo. Durante los casi cuarenta años que vivimos juntos
ella fue siempre una fuente inextinguible de amor, bondad y ternura. Soportó grandes sufrimientos, especialmente
en la última etapa de nuestras vidas. Pero en algo me reconforta el hecho de que también conoció días felices.
Fui revolucionario durante mis cuarenta y tres años de vida consciente y durante cuarenta y dos luché bajo las
banderas del marxismo. Si tuviera que comenzar todo de nuevo trataría, por supuesto, de evitar tal o cual error, pero
en lo fundamental mi vida sería la misma. Moriré siendo un revolucionario proletario, un marxista, un materialista
dialéctico y, en consecuencia, un ateo irreconciliable. Mi fe en el futuro comunista de la humanidad no es hoy menos
ardiente, aunque sí más firme, que en mi juventud.
Natasha se acerca a la ventana y la abre desde el patio para que entre más aire en mi habitación. Puedo ver la
brillante franja de césped verde que se extiende tras el muro, arriba el cielo claro y azul y el sol que brilla en todas
partes. La vida es hermosa. Que las futuras generaciones la libren de todo mal, opresión y violencia y la disfruten
plenamente.
L.Trotsky
Todas mis pertenencias, mis derechos literarios (los ingresos que producen mis libros, artículos, etcétera) serán
puestos a disposición de mi esposa Natalia Ivanovna Sedova. En caso de que ambos perezcamos [el resto de la
página está en blanco].
3 de marzo de 1940
La índole de mi enfermedad es tal (presión arterial alta y en avance) -según yo lo entiendo- que el fin puede llegar
de súbito, muy probablemente -nuevamente, es una hipótesis personal- por un derrame cerebral. Este es el mejor fin
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que puedo desear. Es posible, sin embargo, que me equivoque (no tengo ganas de leer libros especializados sobre
el tema y los médicos, naturalmente, no me dirán la verdad). Si la esclerosis se prolongara y me viera amenazado
por una larga invalidez (en este momento me siento, por el contrario, lleno de energías espirituales a causa de la
alta presión, pero no durará mucho), me reservo el derecho de decidir por mi cuenta el momento de mi muerte. El
suicidio (si es que cabe el término en este caso) no será, de ninguna manera, expresión de un estallido de
desesperación o desaliento. Natasha y yo dijimos más de una vez que se puede llegar a tal condición física que sea
mejor interrumpir la propia vida o, mejor dicho, el proceso demasiado lento de la muerte... Pero cualesquiera que
sean las circunstancias de mi muerte, moriré con una fe inquebrantable en el futuro comunista. Esta fe en el hombre
y su futuro me da aun ahora una capacidad de resistencia que ninguna religión puede otorgar.
L.T.
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