Piratas en el Caribe Guatemalteco

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Piratas en el Caribe Guatemalteco
Durante el período hispánico Izabal perteneció al Corregimiento de Chiquimula de la Sierra, luego
fue distrito y finalmente fue creado como departamento el 18 de mayo de 1866.
Debido a su posición estratégica, Izabal jugó un papel determinante en el comercio durante la
colonia, y con el comercio llegaron también los piratas.
El puerto principal y las Bodegas de la Corona Española (Bodegas del Golfo) se ubicaron en la
orilla sur del Lago de Izabal a partir de 1549. Este puerto se comunicaba tierra adentro a través de
una combinación de caminos y vías fluviales principalmente a lo largo de los ríos Motagua y
Polochic. A través de este puerto se exportaba añil, azúcar, zarzaparrilla, palo de brasil, cueros y
bálsamo, mientras que se importaba vino, higos, aceite, pasas, aceitunas, lino, hierro y mercurio.
Desde sus inicios, Bodegas del Golfo fue asediado por piratas y corsarios. Conforme fue pasando
el tiempo los ataques se tornaron más comunes ya que la piratería se convirtió en un tema
característico de la Colonia en el Caribe. En 1595 el Gobernador de Guatemala informó al Rey
Felipe II sobre los ataques perpetrados por piratas y éste ordenó la construcción de una Torre
protegida por 12 soldados y 12 piezas de artillería, la cual fue llamada “Torre de Sande”.
En 1604 se fundó el nuevo puerto de Santo Tomás de Castilla, durante el gobierno del presidente
Alonso Criado de Castilla. El nombre del puerto se debe al día de su fundación (Santo Tomás) y al
apellido del presidente. Este puerto estaba más propenso a los ataques de piratas, por ejemplo en
1607 fue saqueado en un ataque perpetrado por más de 1,000 piratas. Esta situación, junto con las
malas condiciones del camino que comunicaba Santo Tomás y la Capital fue forzando a volver a
utilizar Bodegas del Golfo como puerto principal.
Alrededor de 1640, los ataques a la zona se intensificaron. Algunos de los piratas más conocidos
de esta época fueron Diego el Mulato, lugarteniente de Pata de Palo, así como Gareful y William
Jackson quienes tenían su base de operaciones en las islas de Guanaja y Roatán. En 1643
Bodegas del Golfo fue saqueado por una expedición pirata, por lo que las autoridades organizaron
una extensa movilización militar reclutando a todos los hombres entre 16 y 60 años, so pena de
muerte para el que desobedeciera.
El baluarte de San Felipe fue construido con fines defensivos en 1650 y llamado “Castillo de San
Felipe de Lara” en honor al Rey de España. Hacia 1655 los ataques piratas habían disminuido, por
lo que el Castillo fue convertido en prisión. Entre 1660 a 1666, los Hermanos de la Costa, piratas
establecidos en la Isla de Tortugas, reanudaron los ataques y saqueos por lo que el Castillo volvió
a cumplir una función defensiva.
El Ingeniero militar Martín de Andujar inspeccionó el Castillo y reportó que éste estaba muy dañado
y no era funcional. Debido a lo anterior, en 1672 se realizaron mejoras incluyendo elevar las
murallas y el cierre de la puerta con una mejor tecnología.
Cerca de 1665, el famoso pirata “el Olonés” o “el Enviado del Diablo”, quien se refugiaba en los
cayos Del Diablo en la costa de Izabal, trató de convencer a su tripulación para tomar la ciudad de
Santiago de los Caballeros de Guatemala (ahora Antigua). La promesa de tesoros, conventos,
templos y lindas mujeres no fue suficiente para convencer a sus hombres, descorazonados por
fracasos recientes, quienes no secundaron la propuesta. Así, Guatemala se salvó, ya que las
leyendas cuentan que este personaje, además de ladrón, tenía una sed insaciable de sangre.
En 1679 un nuevo ataque de piratas sorprendió a los vigías del Castillo y culminó con los atacantes
apoderándose del mismo. Posteriormente atacaron también Bodegas del Golfo.
Unos años más tarde, el pirata holandés Juan Zaques y el corsario Lorenzo se mantuvieron en
constante incertidumbre el Río Dulce y las costas de Campeche. En 1684, Zaques tomó el Castillo
incendiándolo, robando municiones y piezas de artillería. Debido a este ataque y destrucción se
celebró una Junta de Capitanes para determinar la factibilidad de conservar el Castillo. Finalmente
se acordó su reconstrucción debido a su ubicación estratégica y por ser la única defensa en la ruta
al interior de la Capitanía General de Guatemala. Al año siguiente se reconstruyó y amplió su
capacidad defensiva con murallas y 100 plazas para guardias. Gracias a estas acciones, los
ataques cesaron y regresó la tranquilidad.
En 1736 se dieron nuevos ataques que llevaron al establecimiento de 3 puestos de vigías:
Fronteras, Zapote y Tameja. En 1955 se realizó una nueva reconstrucción del Castillo. Durante
estos trabajos en las excavaciones se encontraron restos de distintas estructuras correspondientes
a diversas épocas del Castillo. En su estado actual, el Castillo de San Felipe está formado por una
mezcla de partes existentes durante distintas épocas de su historia. Aún se puede visitar la Torre
de Bustamante que formó parte de las estructuras más antiguas del Castillo.
Aunque ficción de la literatura y del cine les ha dado a los piratas una imagen romántica de
espíritus libres, fanfarrones, de buen corazón y vividores sin más patria ni ley que la del viento en
sus velas; los piratas tuvieron serias implicaciones económicas y políticas en su época. Más allá de
los saqueos ilícitos, los piratas pasaron a formar parte de la política europea. Holanda, Francia e
Inglaterra institucionalizaron la piratería como una forma de debilitar a su enemigo común:
España. Así, los corsarios gozaron de “permiso” (por medio de la patente de Corso) para realizar
sus fechorías siempre y cuando debilitaran la ruta comercial que unía a España con sus colonias y,
claro, repartieran una parte de su botín con la corona que los hubiera “autorizado”.
La última gran historia pirata en Centroamérica tuvo lugar a principios del siglo XIX, cuando un
grupo de piratas argentinos comandados por Luis Auri asediaron el golfo de Honduras. Estos
piratas usaban una bandera blanca y azul, la cual según algunos historiadores pudo haber dado
origen a las banderas actuales de Centroamérica, por representar un levantamiento contra la
monarquía española.
Se denomina mercader a la persona que trata o comercia con géneros vendibles, o
sea, mercaderías o mercancías . Se le aplica diferentes calificativos en función de la mercancía
con la que trabaja: mercader de hierro, mercader de telas,mercader de finanzas, etc. Es un término
prácticamente en desuso que ha sido sustituido por comerciante o distribuidor. Antiguamente,
según la legislación marítimo-mercantil española se denominaba mercader a:

el dueño de las mercaderías que se embarcaban

el cargador de géneros propios o ajenos

el fletador de un buque entero o a quintaladas
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