Influencia de la medicina árabe en la medieval castellana

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Atajea 1 (1985) 369-375
NOTAS Y COMENTARIOS
Influencia de la medicina árabe en la medieval castellana
1. El estudio de los textos médicos redactados en lengua castellana que
comienzan a aparecer en los siglos xin y xiv y de los cuales dan fe manuscritos
del xv conservados en numerosas bibliotecas, pone de manifiesto la extraordinaria
influencia de la Medicina Arabe en la castellana medieval. Influencia que, traspasa
el campo conceptual propiamente médico y aflora en la sistematización de los
conocimientos, organización de las partes, morfología, sintaxis y, de una manera
profusa, en el léxico.
Así pues, y con el fin de afianzar este aserto, pretendo centrar este estudio
en tres obras médicas escritas en lengua castellana, dos de las cuales precisamente
han sido editadas por la Universidad de Salamanca y en las que el influjo de la
Medicina Arabe es claramente evidente.
Son éstas y por este orden:
a) El Sumario de la Medicina, de López de Villalobos l .
b) El Menor Daño de la Medicina, de Alonso de Chirino2.
c) Un Tratado de Patología General y Especial, anónimo, al que llamaré
«Acéfalo» —explicaré después por qué— 3 .
2.a) Veamos pues el primer texto señalado o Sumario de la Medicina.
Nace López de Villalobos en Zamora en el año 1473, estudia medicina en
Salamanca y en el año 1498 redacta el libro cuyo nombre completo es: El Sumario
de la Medicina con un Tratado Sobre las Pestíferas Bubas. En efecto, consta
este tratado médico de dos partes: una, más extensa o Sumario de la Medicina,
que viene a ser un Tratado de Patología Gneral y Especial, redactado en romance,
y para cuya composición el autor ha tomado como modelo el Canon latino de
Avicena, hasta tal extremo que adopta la misma división en fasl o capítulos y fans
de aquél, efectuando, en suma, lo que es norma también hagan los médicos árabes,
es decir, divulgar los textos médicos mediante su composición en verso, utilizando
para ello el metro rayaz. Sirva de ejemplo, entre otros, el médico granadino Mu1 F. López de Villalobos, El Sumario de la Medicina con un Tratado de las Pestíferas Bubas. Edición de María Teresa Herrera (Universidad de Salamanca, Cuadernos de
Historia de la Medicina, 1973).
2 Alonso de Chirino, Menor daño de la Medicina. Edición de María Teresa Herrera
(Universidad de Salamanca, Acta Salmanticensia, 1973).
3 Se encuentra en el Ms. de la Biblioteca Nacional, n. 10.151.
24
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Concepción
Vazquez
de
Benito
hammad b. 'Abddalãh b. al-Jatïb (s. xiv), quien compuso su Uryüza fl-l-tibb o
Poema Sobre la Medicina 4 , de igual contenido y estructura que su extensa obra
médica escrita en prosa, *Amal man tabba li-man habba o Tratado de Patología
General y Especial 5 , con fines didácticos y divulgativos.
Evidentemente pues El Sumario de la Medicina de Villalobos viene a ser
un Tratado de Patología General y Especial, en verso, en el que tomando el
autor como base el Canon latino de Avicena, lo redacta igualmente con fines
didácticos y divulgativos, como así declara al comienzo del mismo, diciendo textualmente:
«Con mucha instancia el marques mi señor
aquel tan ylustre y real cauallero
se muestra auer gana daquesta labor
a donde se coja lo mas de la flor
de la medicina en estilo ligero...».
López de Villalobos, además, y al igual que de este modo proceden los médicos árabes, define la Ciencia Médica, atendiendo a un doble aspecto, es decir,
como curativa de la enfermedad y preservadora de la salud. Desarrolla, asimismo,
la teoría de las complexiones, los cuatro humores, las capacidades y las causas
generales de la enfermedad, a la manera del Canon, y trata posteriormente la
patología de cada órgano en particular, siguiendo el mismo orden establecido por
los tratados médicos árabes, es decir, enumerando los órganos desde la cabeza
a los pies. Incluye, también, dentro de la patología del cerebro, la enfermedad
amor-pasión, en árabe al-Hsq, a la que le da el deformado nombre de «Flisei»
—enfermedad que precisamente, entre los médicos árabes es tratada únicamente
por Ibn Sïna en su Qanün fï-l-tibb6 y por el médico granadino antes mencionado, Ibn al-Jatïb, tanto en su Tratado de Patología General y Especial o 'Amal7,
como en su Uryüza fl-l-tibb o Poema sobre la Medicina8-—.
En suma, y como acabamos de exponer, esta obra de Villalobos, es un Tratado
de Patología General y Especial en donde —y al igual que en el Canon y restantes
tratados de medicina árabes—, se estudian, en una primera parte, las enfermedades, definiciones, síntomas, causas y terapia de los males capaces de afectar a todo
órgano. Y, en otra segunda, se describen aquellos males que pueden dañar a todo
el cuerpo, como fiebres, apostemas, fracturas, heridas o venenos, incluyendo también, lo mismo que así hacen los médicos árabes, un capítulo dedicado a la Cosmética. Sin embargo, el autor zamorano —acaso debido a prescripciones morales— elimina de este capítulo el fasi o apartado destinado al tratamiento y cosmética de los órganos genitales tanto femeninos como masculinos, las prácticas
anticonceptivas y las descripciones de los diversos afrodisíacos, temas todos ellos
4 Cf. María de la Concepción Vázquez de Benito, 'La Uryüza fî-1-tibb de Ibn alJatíb', Boletín de la Asociación Española de Orientalistas=BAEO (1982) 147-77.
.5 María de. la Concepción Vázquezde Benito, «El Libro del *Amal man tabba
li-man habba» de Muhammad b. Abdallah ¿, al Jattb (Universidad de Salamanca, Acta
Saímanticensia 1972).
6 Qanün. fi-l-tibb, edic. offset sobre la de Bagdad, vol. II, p. 71.
7 Cf. nota 5," p. 20.12.
8 Cf. nota 4, p. 156.68.
Influencia
de la medicina
árabe
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incluidos y ampliamente desarrollados en los capítulos homónimos de los textos
médicos árabes 9 .
La parte segunda del Sumario y última, dedicada a las bubas y que ocupa
solamente catorce páginas, se desglosa un poco de la fuente árabe, mas el léxico,
se halla al igual que la primera salpicado todo él de arabismos.
2.b) El segundo texto o Menor Daño de la Medicina10 pertenece a Alonso
de Chirino y ofrece unas características distintas al de Villalobos. Vive su autor
en época de Enrique III y Juan II de Castilla, estudia medicina y la ejerce, alcanzando gran renombre en su época. Se desconoce, por otra parte, la fecha exacta
de su nacimiento y de su muerte, pero sí se sabe que, durante el ejercicio de
su profesión, conoció los engaños de los que se valían sus colegas con el único
fin de situarse y decidió combatirlos. Se sabe asimismo que abandonó el ejercicio
de su profesión y que recorrió Castilla y Aragón, pregonando los inconvenientes de
ejercer la medicina de esta manera, ya que el mismo autor así nos lo narra.
Es sabido además que el rey Juan II lo tuvo en gran estima, porque, al
poco de subir al trono, le honra con el más alto cargo que puede detentar un
médico, «Alcalde e examinador mayor de los físicos e cirugianos de sus reignos
o señoríos».
Escribió Chirino dos obras: El menor daño de la Medicina y Espejo de la
Medicina. La primera, objeto aquí de este estudio, escrita en prosa, viene a ser
un compendio de medicina práctica cuyo único fin es divulgar la medicina, haciendo llegar así los conocimientos médicos entonces conocidos al vulgo y no a la
clase culta. Se trata, por tanto, del caso inverso al de Villalobos. Mas, Chirino,
al igual que aquél, considera también que la ciencia médica comprende dos dimensiones, es decir, es curativa de la enfermedad y preventiva de ella y que, como
antes fue dicho, es la misma concepción sostenida por la medicina árabe.
La obra se divide en tres partes y de éstas, dos a su vez se subdividen en
otras tres para incluir, al final, dos capítulos que versan sobre ciertos males no
recogidos en los textos médicos de entonces, como ciertas enfermedades que
pueden afectar a la mujer, algunos folios sobre cosmética y, otros, sobre ciertas
clases de remedios.
En suma, Chirino, del mismo modo que Villalobos y que todos los médicos árabes, recoge esta doble dimensión de la ciencia médica, pero además, añade también
la teoría de las seis cosas extranaturales como complemento de las naturales, es
decir, las buenas condiciones climatológicas, la comida y la bebida, la evacuación
y la repleción, el sueño y la vigilia y los estados de ánimo. Principios éstos que,
todos ellos, y desde la Isagoge de Hunayn b. Ishâq y Râzï han arraigado en toda
la medicina árabe del medievo u .
Chirino, sin embargo, altera en su obra el orden establecido por los tratados
médicos árabes y los invierte, de suerte que trata en primer lugar las enfermedades capaces de afectar al cuerpo en su conjunto, para pasar a describir en
9 Cf. Concepción Vázquez de Benito, 'Sobre la Cosmética (zina) del s. xiv en
al-Andalus', Boletín de la Historia de la Farmacia (Madrid, marzo 1982) 9-48.
10 Cf. nota 2.
11 María de la Concepción_ Vázquez Benito, «Kitab al-Mudjal ilã sina'ati-l-tibb» de
de Muhammad b. Zakafiyã al-Rãzí (Universidad de Salamanca, Acta Salmanticensia, 1979)
Introducción.
372
Concepción Vázquez de Benito
segundo lugar aquellas otras que pueden dañar a cada órgano por separado. Sin
embargo, mantiene igualmente el orden establecido por los médicos árabes al
clasificar los órganos del cuerpo «a capite ad calcem».
Por otra parte y tras la lectura detenida del texto, la fuente árabe se rastrea
de modo constante a lo largo de todo él, tanto por las descripciones que el autor
hace de la enfermedad y de su sintomatologia, como por las traducciones que
del árabe realiza o, incluso, aclaraciones, utilizando para ello términos propiamente árabes.
Sirvan de ejemplo las siguientes citas tomadas casi al azar. Así, y al hablar
de las durezas, p. 113, dice:
«Destas durezas hay una que llaman "lobinillos" o en arávigo dicen "cochinillos e porquezuelos", e sus señales son éstas»...
Sin duda alguna se está refiriendo a las janãzlra o jinzira «cerdos», nombre
que la Medicina Arabe aplica a las «escrófulas».
Y, comparando por otra parte la sintomatologia que Chirino ofrece de esta
enfermedad, vemos que es idéntica la dada por Râzï en su Kitãb al-Hãivl12
o por al-Zahrawi en su Tratado de Cirugía13.
Un poco más adelante, vuelve a explicar:
«Destas durezas hay otra muy mala e la peor de todas es llamada en aravigo
"saratan" o dízenle cáncer o llaga cancerosa»...
Emplea, por tanto, el término vulgar de «cangrejo» para el cáncer, que se
recoge ya como tal también en los textos médicos árabes.
O, como antes mencioné, aclara el término con otro árabe.
Así, dice en p. 224:
«El aljófar menudo por foradar que llaman lulu»...
Por último, en p. 225, se dice:
«Es para dolor de cabeza lo que viene con ensachamiento de la venita, que
llaman intixar»...
El término árabe es intisãr y es constante en toda la medicina para designar
la dilatación 14 .
2.c) Un tratado de Patología General y Especial anónimo o Acéfalo —al
que así llamo por estar falto al comienzo— es el tercer tratado objeto de mi estudio. Ha sido editado parcialmente 15 y se halla su manuscrito en la Biblioteca
12 Abü Bakr Muhammad b. Zakaríyã al-Rãzí, Kitãbal-Hâvï fi-l-tibb (Liber Continens)
(Hyderabad 1974) vol.' 22, p. 88.
13 Albucasis, On Surgery and Instruments, Ed. M. S. Spik y G. L. Lewis (BerkeleyLos Angeles 1973) pp. 13 y 14.
14 Cf. María Teresa Herrera y María de la Concepción Vázquez de Benito, 'Arabismos en el castellano de la medicina y farmacopea medievales. Apuntes para un nuevo
diccionario', Cahiers de Linguistique Hispanique Médiévale, n. 6 (1981) p. 142.
15 Cf. Concepción Vázquez de Benito y María Teresa Herrera, 'Dos capítulos Ginecológicos: Arabe y Castellano', Asclépio 33 (1981) 183-241; Idem, 'Dos capítulos sobre
pediatría', Asclépio XXXV (1984) 47-83; Idem, 'Confrontación de textos: árabe y castellano' (en prensa), Revista de Filología de la Universidad de La Laguna; ídem, 'Similitud de dos textos médicos: árabe y castellano', BAEO (1983) 39-121.
Influencia
de la medicina
árabe
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Nacional 16 , es de autor anónimo y en el lomo de su encuademación puede leerse
Medicina en Romance.
Millas Vallicrosa 17 nos lo describe y piensa que acaso su autor fuera un
judío buen conocedor de la lengua árabe. Pero, tras un detenido estudio del mismo puede llegarse a la conclusión de que esta obra médica no es sino, otro Tratado
de Patología General y Especial redactado en castellano y que posee las mismas
características y estructura que las de los tratados médicos árabes homónimos,
hasta tal punto que en una primera impresión, podría pensarse, como cree Millas,
en una traducción al castellano de algún texto escrito en lengua árabe realizada
por mozárabe o judío bilingüe con el fin de hacer asequible a los cristianos los
conocimientos médicos más avanzados. Mas, un estudio profundo del miso,
hace desechar esta hipótesis en parte, porque la sistmatización de los textos árabes
se encuentra en él, a veces alterados, o incluso, algunos términos médicos se
hallan confundidos en la versión castellana. Es posible que su autor tuviera un
conocimiento de la lengua árabe que, algunas veces, sobrepasase al que posee
de la lengua castellana —de ahí las glosas en caracteres árabes— y no haya
traducido línea a línea un tratado médico árabe concreto sino que solamente
haya tratado de recoger la Ciencia Médica de su tiempo, de origen árabe, y,
conservando la sistematización y acaso traduciendo algunas veces, haya vertido
estos saberes médicos al castellano para divulgarlos entre sus compatriotas.
Por otra parte, las divisiones en las partes esenciales y la distribución de
los capítulos es la misma que la de los tratados de medicina árabes. La patología
de cada órgano se estructura siguiendo la ordenación establecida por aquélla,
«a capite ad calcem», describiéndonos en su segunda parte aquellas enfermedades que pueden afectar al cuerpo en general, a la vez que incluye también
un capítulo sobre pediatría, y otro, sobre venenos, mordeduras y picaduras de
animales. Sin embargo omite el capítulo destinado a la Cosmética que —como
hemos dicho, contienen los textos médicos árabes y que igualmente suprime Chirino, acaso inducidos estos autores por las ideas moralizantes de su tiempo—, ya
que este texto Acéfalo, y al tratar de la patología de la cabeza, únicamente estudia lo relativo a la cosmética del cuero cabelludo y del pelo, eliminando de este
modo, como así hace Villalobos, el capítulo concerniente a los órganos sexuales,
empleo de afrodisíacos o de anticonceptivos y utilización de abortivos.
3. A pesar de que en este artículo me he ceñido exclusivamente al estudio
de tres textos médicos redactados en lengua castellana, en los que el influjo
de la Medicina Arabe es evidente, es de señalar, como dije al comienzo, el
hecho de que toda la medicina castellana comprendida entre el período que va
desde el siglo x n al xv y que se documenta en los numerosos manuscritos dispersos por las distintas bibliotecas, se fundamentó y tomó como modelo la Medicina Arabe como única fuente de la que aquélla se sirvió.
Mencionaré, finalmente —como dije al comienzo— el hecho de que la influencia de la medicina árabe no se limitó solamente al campo conceptual, sino que
16 Cf. nota 3.
17 J. M. Millas Vallcirosa: Las Traducciones Orientales de la JB. Catedral de Toledo
(Madrid 1944) pp. 129-32.
374
Concepción
Vázquez
de
Benito
todavía ésta fue aún mayor en lo que concierne al léxico —campo objeto de mi
estudio 1 8 — donde la presencia de arabismos es constante. H e aquí éstos:
tf"
Afán, del ár.
***J
Adubela, adubayla, del ár.
c^JI
Albaras, del ár.
Agua Zarca, ár.
apostema
lepra
^
glaucoma
'¿^¿Jl
eclampsia
*jy
Alcarena, ár.
afán, cuita, pesar
Aleóla, ár.
afta, muermo
Aldubul, ár.
marasmo
Algarab, ár.
fístula en el lacrimal
Alintisar, ár.
dilatación de la pupila, priapismo
Altarfati, ár.
<Sjki\
Adruba, ár.
à>a>JI
Aprea, ár.
queratitis
joroba, gibosidad
caspa
^¿SÍ* »
pústulas malignas
Akoboin, taon, ár.
A
Abuzos, botor, ár.
granillos, barros
Colloco, solloço, ár.
agitación (estomacal)
Zirbo, ár.
redaño
Essere, ár.
salpullido, eritema
Falgamuni, ár.
<jy¿&
forma arabizada de flegmón
Gafacan, ár.
palpito, latido
G ese, ár.
iduración, callosidad
Mirach, ár.
JU
flatulência hipocondríaca
Mirachia, ár.
Sahara, ár.
hipocondrio
st-*
insomnio
Sephiros, ár.
escirro
Sebe!, ár.
panus, opacidad vascular de la córnea
Sirsen, xerci, cinzen , ár.
fl~>¿
tumor cerebral
18 Cf. María Teresa Herrera y Concepción Vázquez de Benito, 'Arabismos en el
Castellano de la medicina y farmacopea medievales. Apuntes para un nuevo diccionario',
Cahiers de Lingustique Hispanique Médiévale (1981) 142 (1982) 173-216 (1983) 165-96
(1985) 175; María de la Concepción Vázquez de Benito y María Teresa Herrera,
'Dependencia de los Tratados médicos castellanos de los Arabes', BAEO (1981) 89-136;
ídem, 'Los tratados médicos árabes fuente de los medievales castellanos', Al-Qantara
(1981) 345-64; ídem, 'Apostillas a A. Steiger', Vox Románica (en prensa); ídem, 'Los
Arabismos de Ruyces de Fontecha en Dubler', Al-Qantara (en prensa); ídem, 'En torno
a Mola', homenaje a Alvaro Galmés de Fuentes, I, 639-45; ídem, 'En torno a Tabardete',
Revista de Filología Española (en prensa); ídem, 'Problemas en la transmisión de arabismos', Al-Qantara (1983) 151-80; Concepción Vázquez de Benito, 'Recapitulación sobre
los Arabismos de los textos médicos castellanos medievales', JJJ Jornadas celebradas en
el Instituto Hispano-Arabe de Cultura (en prensa).
Influencia
de la medicina
árabe
i\«U0
Sifac, ár.
375
peritoneo
Soda, ár.
l JU>
cefalea
Sodat, ár.
6
obstrucción
Subet, ár.
Subet Sahari, ár.
c-L*
{jj-^~ o \+~>
sopor
sopor insomne
Vena medeni, ár.
^ j j» ¿¿g.
tumores malignos, peste
edema
variz
Vena del Nase, ár.
w J l ^J^P
ciática
Tabardete, tabardillo, ár.
Udimia, Zimia, ár.
Onf*3^
"¿ J9
CONCEPCIÓN VAZQUEZ DE BENITO
Universidad de Salamanca.
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