04-tu.QXD 4/9/00 22:02 Página 1 4 Justicia, Seguridad y Policía La Plata, lunes 10 de abril de 2000 Un crimen planificado Néstor Daniel Alvarez se enfrentará a primera hora de hoy con los jueces de la Sala III. En su acusación de primera instancia, la fiscal Laura Julieta Lasarte solicitó para Alvarez una condena de prisión perpetua por el delito de "homicidio en ocasión de robo". Lasarte tuvo en cuenta la declaración de un remisero que fue quien trasladó a Alvarez desde la casa de Botteri hasta Ensenada, donde se hizo el "contacto" para vender el televisor. La fiscal destacó además, el testimonio de un sujeto que hizo de "contacto" en la venta del televisor. Esta persona señaló que Alvarez había anticipado que iba a matar a Botteri pa- ra sacarle plata y que, con el mismo fin, en anteriores oportunidades, había mantenido relaciones sexuales. El testigo detalló que Alvarez había averiguado el día que Botteri cobraba en el Ministerio. También a qué hora pasaba el recolector de residuos y abría un kiosco de venta de diarios. Según el testigo, cuando pasó el camión de la basura aprovechó su característico ruido para disparar a través de la almohada. Y llamó a un remís para irse antes de que lo vieran desde el puesto de diarios que estaba por abrir. JUICIO ORAL POR EL CRIMEN DE TOLOSA Lo mataron por Comienzan las audiencias por el crimen de un empleado de disparo con una almohada. Buscaba dinero. Sólo se llevó un televisor. El asesino conocía a la víctima. Entró a la casa sin forzar la cerradura “Un olor a podrido impresionante” Una vecina sospechó al ver las persianas bajas. La mujer vivía en la casa contigua a la de Jorge Botteri y lo conocía mucho, puesto que siempre le tocó "contenerlo en momentos difíciles". Conocida en la cuadra como "La Chola", era una de las grandes amigas de la víctima. Y fue quien se animó a ingresar a la casa, luego de llamar a la Policía y se encontró con el macabro escenario. "Yo vi que las persianas de la casa estaban cerradas y me pareció raro, porque él cuando se iba a trabajar las dejaba semi abiertas", dijo la mujer en una nota concedía a este medio. "El miércoles -prosiguió- me llamó por teléfono una compañera de trabajo y me dijo que Jorge no iba a la Gobernación desde hace unos días. Me asusté, porque de la casa salía un olor a podrido impresionante". "El me había contado que dormía con pijama, un pullover y medias, porque sufría mucho el frío -confió la vecina- y así lo encontraron... se ve que lo mataron mientras dormía". Fue también uno de los compañeros de trabajo de Botteri, quien se refirió a una golpiza que sufrió dos meses antes de su muerte. "Hace unos meses lo golpearon y sacó carpeta médica durante más de dos semanas... -continuó el compañero y explicó que cuando volvió-, estaba todo lastimado y le dije que se cuidara. Pero él era un tipo muy cerrado, te decía 'sí, sí' y después desviaba la conversación para cualquier lado. Era muy reservado con su vida íntima". La Cámara Penal de La Plata comenzará a hoy a ventilar en juicio oral y público, el crimen de un empleado de 52 años del ministerio de Gobierno bonaerense, quien fue muerto de un tiro en la cabeza en su casa de Tolosa. El asesino, aprovechando que la víctima dormía, le tapó la cara con una almohada -a modo de silenciador- y disparó a menos de 50 centímetros de distancia. Luego, revolvió la vivienda y buscó dinero, pero sólo logró llevarse un televisor de 20 pulgadas. El debate oral dará comienzo a las 8.30 y estará a cargo de la Sala III, integrada por los jueces Carlos Silva Acevedo, Vicente Sanucci y Armando Correa. Como fiscal de cámaras subrogante actuará Laura Julieta Lasarte. La víctima, Jorge María Botteri, se desempeñaba en la Mesa de Entradas de la dirección de Servicios Técnicos Administrativos de la cartera de Gobierno provincial, y también como profesor de contabilidad en la Escuela media 28 de Villa Elisa. El homicidio se produjo en la madrugada del 6 de junio de 1997. El cuerpo de Botteri fue encontrado por una vecina varios días después de su muerte. La mujer se decidió a ingresar a la vivienda de calle 116 Nº 288 (esquina 529) porque había recibido varios llamados telefónicos de compañeros de trabajo que estaban preocupados por la reiterada ausencia de la víctima. La vecina se asomó a la vivienda, y al sentir fuertes olores nauseabundos dio el alerta a la Policía. Efectivos de esa repartición se hicieron presentes en el lugar junto al juez penal de turno Guillermo Labombarda. El cadáver de Botteri fue hallado boca abajo sobre la cama, vestido con ropa de dormir y un tiro en el hueso occipital izquierdo, cerca de la nuca. El cuerpo del profesor se hallaba en avanzado estado de descomposición y por la lesión recibida la cabeza estaba desfigurada. La víctima se desempeñaba también como preceptor en otro colegio y había trabajado años atrás en la Escuela Media Nº 1, en 9 y 38. Nadie escuchó el disparo. Los vecinos del barrio dijeron que no habían sentido discusiones ni ruidos raros, menos un disparo. Esto podría explicarse debido a que el asesino tapó la cabeza de la víctima con la misma almohada sobre la que dormía y disparó, amortiguando de esta forma el estruendo de la detonación del arma de fuego. Un televisor de 20 pulgadas fue el único elemento robado en aquella vivienda, que Botteri ocupaba desde pequeño, cuando vivía con su familia, y que heredó al morir sus padres. Si bien el mobiliario era sencillo, uno de los elementos más llamativos de la investigación fue que la puerta de ingreso a la finca se hallaba cerrada. Lo que desencadenó el primer indicio de sospecha: el asesino conocía a su víctima. El picaporte fue accionado y la cerradura abierta y vuelta a cerrar. El matador ingresó por la puerta principal. Al parecer, conocía el lugar de antemano. Los allegados a la víctima lo describieron como una persona discreta y al declarar en la causa, le adjudicaron una supuesta tendencia homosexual.