Salud constata un aumento de las tentativas de suicidio por la crisis

Anuncio
1
Salud constata un aumento de las tentativas de suicidio por la crisis
El número de decesos por esta causa crece un 36% en cinco años
La consejería extiende dos planes piloto contra estas muertes a toda Cataluña
Fuente: El País / JESSICA MOUZO QUINTÁNS Barcelona
Todavía es un tema tabú para víctimas, conocidos y ajenos. Pero el tema está cada
vez más presente en la sociedad: el suicidio es actualmente la primera causa de
muerte en Cataluña en menores de 34 años y las hospitalizaciones por tentativas
también han aumentado. Los psiquiatras aducen que en cada caso intervienen varios
factores, pero que la crisis es uno de ellos.
Aunque las tasas de mortalidad por suicidio en Cataluña son inferiores a las de
España y Europa, la alerta está activada e incluso el Departamento de Salud ha
puesto en marcha un plan de seguimiento para personas en riesgo. Los médicos
coinciden en que prevenir y desestigmatizar a las víctimas son claves en la lucha
contra el suicidio.
Según el Análisis de Mortalidad en Cataluña de 2012, 507 personas fallecieron por
suicidio en la comunidad, una cifra en aumento desde 2007. El número de decesos por
esta causa creció un 36% en los últimos cinco años con datos. “Hay un punto de
inflexión en 2007, un incremento que tenemos que ver cómo reducimos”, explica la
responsable del Plan de Salut Mental, Cristina Molina. Aunque el 87% de las personas
que lo intentan padecen algún trastorno mental, principalmente depresión grave, los
expertos coinciden en que la crisis sí ha incidido en el aumento. “Vemos gente con
más problemas económicos y sociales. En los primeros años de crisis económicas hay
un repunte. Ya pasó en los años noventa, aunque las tasas actuales no son tan
alarmantes”, apunta Santiago Durán, del Hospital de Sant Pau.
Los hospitales Sant Pau y Parc Taulí han iniciado programas con éxito
Según el informe Efectos de la crisis económica en la salud de la población de
Cataluña, hecho por el Observatorio de Salud de Cataluña, en 2008 se registraron
27,3 tentativas por cada 100.000 mujeres y 15,3 por cada 100.000 hombres, unas
cifras que en 2012 ascendieron a 33,8 y 21,6, respectivamente.
El director de la Agencia de Calidad y Evaluación Sanitaria (AQuAS), Josep María
Argimon, revela que los datos que se manejan de tentativas son inferiores a los reales.
El registro recoge los intentos que acaban en hospitalización, pero no “aquellos que se
resuelven en urgencias”.
Con todo, algunas voces alertan del “peligro” de esconder detrás del factor crisis el
complejo mundo que se esconde tras el suicidio. “No está clara la relación con la
crisis. Hay que ser muy prudentes con este factor, que no nos sirva de justificación
porque es minusvalorar un problema de salud que existe desde que hay documentos
escritos”, advierte Carles Alastuey, secretario de la Asociación de Supervivientes
Después del Suicidio (DSAS).
Los expertos avisan que la crisis no es el factor principal en las tentativas
Él y su cuñada, Cecilia, montaron la entidad tras el suicidio de su sobrino Miquel, a los
19 años. “El impacto de esa situación, la falta de complicidad social, los silencios, los
mitos y las ideas equivocadas que hay en torno al tema nos llevaron a montar esta
2
asociación”, explica Alastuey. “Hay que normalizar esta problemática como lo que es:
un problema de salud”, apostilla. El secretario de DSAS alerta de que el suicidio está
“estigmatizado culturalmente por miedo a un efecto llamada que no existe” y critica la
falta de campañas de prevención como las de los accidentes de tráfico, por ejemplo.
A falta de campañas el Departamento de Salud ha copiado dos programas piloto de
prevención que se desarrollan desde hace años en los hospitales Sant Pau y Parc
Taulí de Sabadell, y ha puesto en marcha el Código Riesgo Suicidio. Este protocolo
consiste en monitorizar las personas en riesgo para evitar que las tentativas se
consumen. “Es una estrategia que se basa en la detección precoz”, apunta Molina.
El programa consiste en seguir el caso tras su salida del hospital y asegurarse de que
en 10 días —72 horas si es un adolescente—, acuda a su especialista en atención
primaria. “Si actuamos de manera preventiva, más del 80% de las personas en riesgo
se adhieren al tratamiento”, apunta Molina. El plan también contempla un seguimiento
intensivo durante el primer año.
El mayor riesgo lo presentan quienes ya han tenido un intento anterior
La estrategia impulsada por el Departamento de Salud, que ya está implantada en el
40% del territorio y en 2015 llegará al resto de Cataluña, se remonta a 2005.
“Entonces se inició un plan de mínimos para asegurar que pacientes con un intento de
suicidio tengan atención psicológica y psiquiátrica individual y en grupo. Se trata de
hacer una atención integral en la crisis, solucionar esa crisis y luego devolver al
paciente a los circuitos normales”, explica el doctor Durán, del programa de prevención
del suicidio del Sant Pau. Durán es uno de los profesionales que, pese a que reconoce
que ahora ven más gente con situaciones económicas complicadas, defiende que el
mayor factor de riesgo es “haberlo intentado con anterioridad”. “La causa fundamental
sigue siendo la patología mental, como el trastorno bipolar, la depresión mayor, la
dependencia al alcohol o la esquizofrenia”, apostilla.
El doctor Diego José Palao, director de Salud Mental del Parc Taulí, también coincide
en priorizar la atención a personas que han sufrido una tentativa. “Por cada 20
intentos, hay un suicidio consumado. Éste sigue siendo el factor de riesgo más grave”,
señala. Palao añade que, con su programa contra la depresión y la prevención del
suicidio que inició en 2008, los suicidios en el área de Sabadell “han ido
disminuyendo”. “Trabajamos con atención primaria para que los casos de depresión no
tengan lista de espera para el especialista. Y en personas con tentativas hacemos un
seguimiento telefónico de 12 meses para valorar el riesgo, dar apoyo y conseguir que
no pierdan la relación con el servicio de salud mental”, explica.
Los expertos insisten en que el objetivo pendiente es transmitir a familiares y víctimas
que hay mecanismos de apoyo y medios para atender a las personas con conductas
suicidas.
Suicidio y duelo: jóvenes, adolescentes y sus familias
3
Fuente: http://ayudaenduelo.artmemori.com/
La tasa de suicidio entre los más jóvenes está alcanzando cifras alarmantes hasta el
punto que la OMS insta a las instituciones a tomar medidas para su prevención. Por
ello, el Servei de Suport al Dol de Ponent organizará, con la colaboración de
Artmemori, la jornada “Suicidio y duelo: Jóvenes, adolescentes y sus familias” que
tendrá lugar el próximo 13 de junio en Lérida.
La mortalidad por suicidio es un grave problema de salud pública y se ha
incrementado en los últimos años a nivel mundial. La Organización Mundial de la
Salud prevé que para el 2020 representará un 2,4% del total de carga de enfermedad
en los países desarrollados (versus el 1, 8% de 1998). Por poner un ejemplo más
concreto y cercano de la magnitud de la tragedia, diremos que en el año 2011 se
produjeron 485 muertes por suicidio en Cataluña, hecho que supone 6,52 muertes por
100.000 habitantes de la población general.
Según datos de la OMS, el suicidio preocupa especialmente porque es una de las
cinco primeras causas de mortalidad en la franja de edad entre 15 a 19 años,
constituyendo en muchos países la primera causa tanto en los varones como en las
mujeres de este grupo de edad. Por esta razón se ha considerado de alta prioridad en
las instituciones internacionales y dentro del programa SUPRE (iniciativa mundial de la
OMS para la prevención del suicidio) se han establecido documentos específicos de
prevención dirigidos al colectivo de jóvenes y adolescentes.
A nivel mundial, la prevención del suicidio es una necesidad que no se ha abordado de
forma adecuada debido básicamente a la falta de sensibilización sobre la importancia
de ese problema y al tabú que lo rodea e impide que se hable abiertamente de ello. De
hecho, solo unos cuantos países han incluido la prevención del suicidio entre sus
prioridades. (Ampliar información en artículo “La prevención del suicidio. Hagamos
algo antes de llegar al ¿y por qué?”).
Es evidente que la prevención del suicidio requiere también la intervención de sectores
distintos del de la salud y exige un enfoque innovador, integral y multisectorial, con la
participación tanto del sector de la salud como de otros sectores, como por ejemplo los
de la educación, el mundo laboral, la policía, la justicia, la religión, el derecho, la
política y los medios de comunicación. En realidad, la prevención del suicidio puede
ser una cosa de todos.
Desde hace 12 años la ONG Servei de Suport Dol de Ponent, en Lleida, viene
constatando esta realidad en la práctica diaria (igual que otras entidades que también
han detectado un repunte de los casos de duelo por suicidio o de las peticiones de
4
ayuda antes de acomenterlo, como explican desde el Teléfono de la Esperanza). Las
integrantes del Servei de Suport Dol de Ponent han percibido como el número de
familiares que piden ser atendidos por procesos relacionados con la muerte por
suicidio de un adolescente, va en aumento de manera exponencial. Por esta razón y
en consonancia con las iniciativas de organismos nacionales e internacionales antes
referidas, esta entidad ha decidió impulsar una jornada que ofrezca un espacio para la
reflexión y el debate y Artmemori se ha unido a este proyecto como entidad
colaboradora, así como la Asociación Grupo de Apoyo al Duelo de Monzón.
El Suicidio en los Adolescentes
Fuente: http://www.aacap.org/
El suicidio entre los adolescentes ha tenido un aumento dramático recientemente a
través de la nación. Cada año miles de adolescentes se suicidan en los Estados
Unidos. El suicidio es la tercera causa de muerte más frecuente para los jóvenes de
entre 15 a 24 años de edad, y la sexta causa de muerte para aquellos de entre 5 a 14
años.
Los adolescentes experimentan fuertes sentimientos de estrés, confusión, dudas de sí
mismos, presión para lograr éxito, incertidumbre financiera y otros miedos mientras
van creciendo. Para algunos adolescentes el divorcio, la formación de una nueva
familia con padrastros y hermanastros o las mudanzas a otras nuevas comunidades
pueden perturbarlos e intensificarles las dudas acerca de sí mismos. Para algunos
adolescentes, el suicidio aparenta ser una solución a sus problemas y al estrés.
La depresión y las tendencias suicidas son desórdenes mentales que se pueden tratar.
Hay que reconocer y diagnosticar la presencia de esas condiciones tanto en niños
como en adolescentes y se debe desarrollar un plan de tratamiento apropiado. Cuando
hay duda en los padres de que el niño o el joven pueda tener un problema serio, un
examen psiquiátrico puede ser de gran ayuda.
Muchos de los síntomas de las tendencias suicidas son similares a los de la depresión.
Los padres deben de estar conscientes de las siguientes señales que pueden indicar
que el adolescente está contemplando el suicidio:
Cambios en los hábitos de dormir y de comer
Retraimiento de sus amigos, de su familia o de sus actividades habituales
Actuaciones violentas, comportamiento rebelde o el escaparse de la casa
Uso de drogas o de bebidas alcohólicas
Abandono fuera de lo común en su apariencia personal
Cambios pronunciados en su personalidad
Aburrimiento persistente, dificultad para concentrarse, o deterioro en la calidad de su
trabajo escolar
Quejas frecuentes de síntomas físicos, tales como: los dolores de cabeza, de
estómago y fatiga, que están por lo general asociados con el estado emocional del
joven
5
Pérdida de interés en sus pasatiempos y otras distracciones
Poca tolerancia de los elogios o los premios
Un adolescente que está contemplando el suicidio también puede:
Quejarse de ser una persona mala o de sentirse abominable
Lanzar indirectas como: no les seguiré siendo un problema, nada me importa, para
qué molestarse o no te veré otra vez
Poner en orden sus asuntos, por ejemplo: regalar sus posesiones favoritas, limpiar su
cuarto, botar papeles o cosas importantes, etc.
Ponerse muy contento después de un período de depresión
Tener síntomas de sicosis (alucinaciones o pensamientos extraños)
Si el niño o adolescente dice yo me quiero matar o yo me voy a suicidar, tómelo muy
en serio y llévelo de inmediato a un profesional de la salud mental capacitado. La
gente a menudo se siente incómoda hablando sobre la muerte. Sin embargo, puede
ser muy útil el preguntarle al joven si está deprimido o pensando en el suicidio. Esto no
ha de ponerle ideas en la cabeza, por el contrario, esto le indicará que hay alguien que
se preocupa por él y que le da la oportunidad de hablar acerca de sus problemas.
Si el niño o adolescente dice yo me quiero matar o yo me voy a suicidar, tómelo muy
en serio y llévelo de inmediato a un profesional de la salud mental capacitado. La
gente a menudo se siente incómoda hablando sobre la muerte. Sin embargo, puede
ser muy útil el preguntarle al joven si está deprimido o pensando en el suicidio. Esto no
ha de ponerle ideas en la cabeza, por el contrario, esto le indicará que hay alguien que
se preocupa por él y que le da la oportunidad de hablar acerca de sus problemas.
Si una o más de estas señales ocurre, los padres necesitan hablar con su niño acerca
de su preocupación y deben de buscar ayuda profesional cuando persiste su
preocupación. Con el apoyo moral de la familia y con tratamiento profesional, los niños
y adolescentes con tendencias suicidas se pueden recuperar y regresar a un camino
más saludable de desarrollo.
Suicidio infantil: un fenómeno complejo y difícil de explicar
Fuente: http://www.humanium.org/
6
Siendo un tabú con numerosas causas, el suicidio infantil es un tema delicado que
muchas veces es difícil de diagnosticar. Apenas estudiado a nivel internacional, la
incidencia del suicidio infantil parece, sin embargo, haber aumentado en los últimos
años.
Definición
Un niño o adolescente suicida es un menor de edad que planea o intenta acabar con
su vida.
El término “suicidio infantil” designa el acto por el cual un niño provoca su propia
muerte de manera voluntaria. En la mayoría de los casos, esto no significa
simplemente un deseo de morir, sino que aparece como el último recurso para
escapar de un gran sufrimiento o de una situación para la cual el niño no encuentra
salida.
Un intento de suicidio es definido como un acto –no exitoso- a través del cual el niño
expresa un deseo de lastimarse, poniéndose en peligro, con la intención de provocar
su propia muerte.
Los intentos de suicidio no son siempre intentos fallidos. Muchos son considerados
como un intento desesperado de llamar la atención hacia los problemas o sentimientos
de maltrato que el niño experimenta.
Datos mundiales sobre el suicidio infantil
El suicidio infantil es un tema tabú en la mayoría de países. Aunque entre
adolescentes está siendo crecientemente investigado, hay pocos estudios científicos
acerca del suicidio de niños más pequeños (menores de 13 años de edad), y no hay
datos acerca de la incidencia de este fenómeno a nivel internacional. Sin embargo, se
sabe que las razones que llevan a los niños a suicidarse son muy diferentes de
aquellas que motivan a los adultos.
El suicidio infantil a veces es difícil de diagnosticar, ya que los niños viven tienen
mayor dificultad que los adultos para expresar sus conflictos o su infelicidad. El
suicidio de los niños más pequeños es, además, confundido con o pensado como un
accidente: muchas veces atribuido a apoyarse en las ventanas o cruzar la calle en el
momento equivocado, por ejemplo. Además, la muerte de niños huérfanos y/o los que
viven en la calle no suelen ser investigadas o siquiera registradas por las autoridades
de algunos países, lo cual dificulta poseer estadísticas o realizar estudios.
Según algunos de los pocos estudios que existen al respecto -la mayoría, llevados a
cabo en países industrializados-, la mayoría de los niños que logran suicidarse son
generalmente varones, mientras que la mayoría de los intentos de suicidio son
realizados por niñas.
Un estudio realizado en Estados Unidos revela que el suicidio es la cuarta causa de
mortalidad entre niños de 10 a 14 años, y la tercera en niños mayores de 15. Incluso
ha llegado a reportarse el suicidio de un niño de 7 años. Según dos estudios suizos
realizados en 2004 en niños de entre 11 y 15 años, y de entre 16 y 20 años,
aproximadamente el 8% de las niñas y el 3% de los niños admitieron haber realizado
un intento de suicidio al menos una vez en su vida.
La mayoría de estos estudios observan una tendencia creciente del suicidio infantil y
un incremento en los comportamientos de riesgo que antes solo era atribuido a los
adolescentes.
7
Causas de suicidio en niños y adolescentes
El fin de la infancia y el comienzo de la adolescencia suelen ser períodos difíciles que
presentan múltiples desafíos, tales como cambios hormonales, mayores
responsabilidades escolares o laborales o relaciones personales turbulentas, entre
otros, lo cual puede llevar a tener pensamientos negativos.
Sin embargo, hablar de un único factor precipitante sería incorrecto. Aunque un hecho
significativo, tal como la pérdida de un ser querido, divorcio de los padres, mudanzas,
agresiones, etc., puedan empujar a un niño a suicidarse, estos suelen ser la gota que
colma el vaso. Es entonces preferible hablar de múltiples causas y de circunstancias
agravantes.
Factores personales
Los factores más frecuentemente señalados son psicológicos (depresión, ansiedad,
personalidad anti-social…) y comportamentales (agresividad, abuso de alcohol o
drogas).
Factores familiares
El entorno familiar también juega un importante papel si no logra brindar al niño una
atmósfera suficientemente segura durante todo su crecimiento. El abandono, la
negligencia, el abuso o la pérdida de parámetros culturales (como en el caso de una
reubicación forzada) y la falta de proyectos de futuro, pueden fomentar tendencias
suicidas. En general, el aislamiento social o afectivo es una importante causa de
suicidio.
Otros factores
También deben ser considerados otros factores que acontecen algunas veces o que
son específicos de un país en particular, como la ciber-dependencia (adicción a
videojuegos o internet), acoso en el colegio o violencia debido a la orientación sexual o
por pertenecer a una minoría.
Por ejemplo, en Japón, donde las autoridades no han logrado controlar este
fenómeno, el maltrato y el acoso escolar fueron responsables por 14 de los 40
suicidios que fueron reportados entre 1999 y 2005.
El caso de las minorías
La tasa de suicidio entre jóvenes en la comunidad india de Brasil, y de aborígenes en
Australia, por ejemplo, es cuatro veces más alta que la tasa nacional de suicidios de
8
esos países debido a la violencia física y psicológica, así como a la discriminación
social.
Prevención del suicidio infantil
Detectando actitudes suicidas
Detectar y comprender los signos antes de que los niños lleven a cabo sus impulsos
es importante a la hora de tomar las medidas necesarias para prevenir un suicidio. Los
padres y otras personas cercanas al niño deben prestar atención a su comportamiento
y a sus actividades de forma que sea posible detectar signos que sugieran la
presencia de depresión o pensamientos suicidas.
A continuación observamos una lista de síntomas que podrían ser preocupantes,
especialmente si varios de ellos se manifiestan al mismo tiempo:
– Trastorno del sueño (dormir mucho o muy poco)
– Pérdida del apetito y/o peso
– Aislamiento
– Pérdida del interés en las actividades preferidas
– Absentismo escolar
– Agresividad física o psicológica
– Abuso de alcohol o drogas
– Falta de preocupación por la apariencia e higiene
– Correr riesgos innecesarios
– Interés por la muerte
– Envío de mensajes preocupantes por internet
– Malas notas o problemas escolares inusuales
– Dificultad para concentrarse
– Pensamientos negativos respecto de las propias cualidades y logros
Pasos a seguir
Lo más importante es la atención de los miembros de la familia y del personal
educativo , quienes deben apoyar al niño y no descuidar o desacreditar sus
sentimientos y problemas, especialmente si está atravesando un período estresante o
cambios profundos en su vida. Debe hacerse un esfuerzo por eliminar gradualmente
los pensamientos suicidas o comportamientos destructivos.
Los miembros del personal educativo (maestros, médicos escolares) deberían ser
entrenados para detectar signos de alarma y responder ante ellos. Aquellos padres
que sospechan que su hijo tiene pensamientos suicidas pueden, en la mayoría de los
países, contactar líneas de ayuda y asesoramiento o consultar sitios en internet. Los
mismos niños pueden usar estos servicios si no encuentran a nadie cercano a ellos
con quien hablar acerca de sus conflictos.
Si los síntomas revelan una situación seria, es importante que el niño sea asesorado
por un médico para determinar si sufre problemas mentales o comportamentales. Esto
debería derivar en un tratamiento adecuado: tratamiento psicológico o psiquiátrico,
prescripción de medicación y, de ser necesario, internación hospitalaria.
Suicidio en Adolescentes. ¿Cuáles son los factores de riesgo?
El temperamento, la familia y su entorno juegan todos un papel importante.
Fuente: http://www.childmind.org/
9
La Dra. Nadine Kaslow, Presidenta Electa de la Asociación Americana de Psicología,
es una experta en suicidio en jóvenes que ha dedicado gran parte de su carrera a
tratar adolescentes suicidas y a familias que han perdido a seres queridos debido al
suicidio.
Uno de los mitos existentes sobre las personas que hablan de suicidarse, y aquellos
que realmente lo intentan, es que se trata simplemente de una llamada de atención o
de una petición de ayuda. Los niños que hablan o escriben acerca de matarse no son
tomados en serio y se les considera excesivamente melodramáticos: ¡obviamente no
lo dicen en serio! Pero no debemos nunca ignorar una amenaza de suicidio, incluso
cuando provenga de una niña que ha amenazado con suicidarse ya tantas veces que
estamos tentados a dejar de tomarla en serio. Es importante responder seria y
cuidadosamente a dichas amenazas y a otras señales de advertencia. Estas no
significan que un niño vaya a intentar suicidarse. Pero es una posibilidad que no se
puede descartar.
Cuando se reflexiona sobre este tema, resulta útil conocer los factores que hacen que
los más jóvenes sean más o menos propensos a considerar o intentar suicidarse.
¿Qué sabemos de los jóvenes que intentan quitarse la vida, o de aquellos que
finalmente mueren por suicidio? Analicemos los factores de riesgo (aquellos que
aumentan las probabilidades de que un niño manifieste conductas suicidas) y los
factores protectores, es decir, aquellos que reducen el riesgo.
Si un niño tiene muchos factores de riesgo y apenas factores protectores, es razón
suficiente para preocuparse sumamente por él. Por otro lado, si tiene una cantidad
razonable de factores de riesgo pero tiene muchos factores protectores, puede
preocuparse algo menos, aunque aún así, por supuesto, debe seguir preocupándose
por él.
Algunos factores de riesgo:
Una pérdida reciente o seria. Esto puede incluir la muerte de un miembro de la familia,
un amigo o una mascota. Los niños pueden sentir que la separación o el divorcio de
los padres, o una ruptura con el novio o la novia es como una profunda pérdida,
además de la pérdida del empleo de uno de los padres, o que la familia pierda su
casa.
Un trastorno psiquiátrico, particularmente un trastorno del estado de ánimo, como la
depresión, o un trastorno relacionado con estrés.
Intentos de suicidio anteriores aumentan el riesgo para otro intento de suicidio.
Trastorno de consumo de alcohol y otras sustancias, así como también involucrarse en
muchos problemas, tener problemas disciplinarios, involucrarse en comportamientos
de alto riesgo.
Tener dificultades con su orientación sexual en un ambiente que no sea respetuoso o
que no acepte dicha orientación. El problema no es si el niño es homosexual o la niña
es lesbiana, sino si tiene dificultades en un entorno que no le apoya.
10
Un historial familiar de suicidio es algo que puede ser realmente significativo y
preocupante, como lo es también un historial de violencia doméstica, abuso o
negligencia infantil.
La falta de apoyo social. Un niño que no siente el apoyo de un adulto importante en su
vida, así como también de sus amistades, puede aislarse tanto que el suicidio le puede
parecer la única salida a sus problemas.
Acoso. Sabemos que ser víctima de acoso es un factor de riesgo, pero también hay
cierta evidencia de que niños que son acosadores pueden tener un riesgo más alto de
comportamiento suicida.
Tener acceso a productos y/o artículos letales, como armas de fuego y pastillas.
El estigma asociado a pedir ayuda. Una de las cosas que sabemos es que mientras
más desesperadas y desamparadas las personas se sienten, tienen más probabilidad
de elegir hacerse daño a ellos mismos y terminar con su vida. También si ellos sienten
mucha culpa o vergüenza, o si ellos se sienten que no valen nada o si tienen baja
autoestima.
Barreras para acceder a servicios: Dificultades para recibir servicios que necesitan de
verdad incluyen la falta de proveedores de servicio bilingües, medios de transporte no
confiables, y el costo financiero de los servicios.
Las creencias culturales y religiosas de que el suicidio es una manera noble para
resolver un dilema personal.
¿Y qué de los factores protectores? ¿Qué cosas pueden mitigar el riesgo de
involucrarse en comportamiento suicida?
Aquí hay algunos factores protectores claves:
Buenas habilidades para resolver problemas. Los niños que son capaces de ver un
problema y buscar maneras efectivas de manejarlo, y la capacidad de resolver
conflictos de manera no violenta, tienen un riesgo menor.
Conexiones fuertes. Mientras más fuertes son las conexiones que los niños tienen con
sus familias, con sus amigos, y con las personas en la comunidad, tienen menor
probabilidad de hacerse daño a ellos mismos. En parte, eso es porque se sienten
queridos y apoyados, y en parte porque tienen personas a quienes acudir cuando
están teniendo dificultades y se sienten realmente atrapados.
Acceso restringido a productos y/o artículos letales, como armas de fuego y pastillas.
Creencias culturales y religiosas bajo las cuales el suicidio está mal visto y se apoya la
autopreservación.
Acceso relativamente fácil a intervención clínica apropiada, ya sea a psicoterapia,
terapia individual, grupal, familiar, o medicamento si es indicado.
Atención efectiva para trastornos mentales, físicos y del uso de sustancias. Buena
atención de la salud mental y la salud general tiene que ver con mantener relaciones
continuadas y hacer que los niños se sientan conectados a profesionales que los
atienden y están disponibles a ellos.
11
Entonces, ¿qué debe hacer si su hijo encaja en el perfil de alguien que está en peligro
de suicidarse? Las señales de alerta que se deben tener pendientes incluyen cambios
en la personalidad o del comportamiento que pueden no estar obviamente
relacionados con el suicidio. Cuando un adolescente se pone triste, más introvertido,
más irritable, ansioso, cansado, o apático; las cosas que antes les parecían divertidas
ya no lo son, entonces usted debe preocuparse. Cambios en los hábitos de sueño o
hábitos alimenticios, también pueden ser indicios.
Descargar