Terapia Familiar Sistémica

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Terapia Familiar Sistémica
La Terapia Familiar Sistémica postula que las personas y sus problemas
existen en sistemas recíprocos más amplios, de los cuales el principal es la
familia. Por esta razón a la hora de intervenir es fundamental que tengamos en
cuenta el funcionamiento familiar en conjunto y no sólo del paciente
identificado, al que se considera “portador” del síntoma, que únicamente se
entiende dentro de su contexto. Según esta teoría el origen de la sintomatología
suele situarse en las dificultades y crisis a las que se ven sometidos los grupos
familiares en su devenir vital.
En cuanto a su formación histórica, esta surge en torno a los años 1952 a 1962,
impulsada por las circunstancias clínicas y la investigación. Ackerman, es
considerado el precursor de la terapia, puesto que da un paso con respecto a la
denominada terapia familiar psicoanalítica al otorgar igual peso a los conceptos
intrapsíquicos que a los interpersonales. Destacan también Murray Bowen que
desarrolló la “teoría familiar de sistemas”, Gregory Bateson con su teoría sobre
el doble vínculo y Don Jackson quien funda el Mental Research Institute (MRI),
aportando el enfoque “interaccional” de terapia familiar.
Centrándonos en las características de la Terapia Familiar Sistémica,
recordamos que está basada en las relaciones que se dan en el interior del
sistema familiar. Otra de las características fundamentales de esta terapia viene
a ser el papel del terapeuta, el cual trabaja “desde adentro”, es decir,
establece alianzas con los distintos miembros del sistema familiar utilizando
para ello los códigos, canales y modismos propios del sistema.
A continuación destacamos las distintas propiedades que se pueden observar
principalmente en un sistema familiar: totalidad, causalidad circular,
equifinalidad, equicausalidad, limitación, regla de relación, ordenación
jerárquica y teleología.
1. Totalidad. La conducta del sistema familiar no puede entenderse como
la suma de las conductas de sus miembros, se trata de algo cualitativamente
distinto, que incluye además las relaciones existentes entre ellos, de ahí que
tengamos que estudiar sus interacciones.
2. Causalidad circular. La “causalidad circular” describe las relaciones
familiares como recíprocas, pautadas y repetitivas, lo cual conduce a la noción
de secuencia de conductas. Las familias regulan su funcionamiento
incorporando ciertas secuencias de interacción que se repiten de forma pautada,
lo cual no es patológico en sí mismo sino que facilita la vida cotidiana de sus
integrantes. Cuando se habla de “secuencia sintomática” se refiere al
encadenamiento de conductas que se articulan en torno al síntoma, reguladas
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por una causalidad circular. Una de las consecuencias más notorias de esta
concepción circular es que el interés terapéutico resida en el “qué”, “dónde” y
“cuándo” ocurre algo en lugar de centrarse en el “porqué”.
3. Equifinalidad. Un sistema puede alcanzar el mismo estado final a
partir de condiciones iniciales distintas, lo que dificulta buscar una causa única
del problema.
4. Equicausalidad. Se refiere a que la misma condición inicial puede dar
lugar a estados finales distintos. Esta propiedad y la anterior establecen la
conveniencia de que el terapeuta abandone la búsqueda de una causa pasada
originaria del síntoma. Como consecuencia, para ayudar a la familia a resolver el
problema hay que centrarse fundamentalmente en el momento presente, en el
aquí y ahora. Por tanto, la evaluación se orienta a conocer los factores que
contribuyen al mantenimiento del problema – no a descubrir los factores
etiológicos – de tal forma que se pueda influir en ellos para iniciar el cambio
terapéutico.
5. Limitación. Cuando se adopta una determinada secuencia de
interacción disminuye la probabilidad de que el sistema emita otra respuesta
distinta, haciendo que se reitere en el tiempo. Si la secuencia encierra una
conducta sintomática, se convierte en patológica porque contribuye a mantener
circularmente el síntoma o problema.
6. Regla de relación. En todo sistema existe la necesidad de definir cuál
es la relación entre sus componentes, ya que posiblemente el factor más
trascendente de la vida humana sea la manera en que las personas encuadran la
conducta al comunicarse entre sí.
7. Ordenación jerárquica. En toda organización hay una jerarquía, en el
sentido de que ciertas personas poseen más poder y responsabilidad que otras
para determinar qué se va a hacer. La organización jerárquica de la familia no
sólo comprende el dominio que unos miembros ejercen sobre otros, las
responsabilidades que asumen y las decisiones que toman, sino también la
ayuda, protección, consuelo y cuidado que brindan a los demás. Por otro lado, la
relación jerárquica n sólo se observa entre las personas sino también entre los
subsistemas a los que pertenecen. Así por ejemplo, los padres son legalmente
responsables de cuidar a sus hijos, por lo que como subsistema parental ocupan
una posición superior al subsistema filial.
8. Teleología. El sistema familiar se adapta a las diferentes exigencias de
los diversos estadios de desarrollo por los que atraviesa, a fin de asegurar
continuidad y crecimiento psicosocial a sus miembros. Este proceso de
continuidad y de crecimiento ocurre a través de un equilibrio dinámico ente dos
funciones complementarias, morfostasis y morfogénesis.
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Se denomina homeostasis o morfostasis a la tendencia del sistema a mantener u
unidad, identidad y equilibrio frente a medio. Este concepto se emplea para
describir cómo el cambio en uno de los miembros de la familia se relaciona con
el cambio en otro miembro, es decir, que un cambio en una parte del sistema es
seguido por otro cambio compensatorio en otras partes del mismo que restaura
el equilibrio.
La tendencia del sistema a cambiar y a crecer recibe el nombre de morfogénesis;
comprende la percepción del cambio, el desarrollo de nuevas habilidades y/o
funciones para manejar aquello que cambia, y la negociación de una nueva
redistribución de roles entre las personas que forman la familia.
El ciclo vital. El curso vital de las familias evoluciona a través de una secuencia
de etapas bastante universal, por lo que se denomina “normativo”, a pesar de las
diferencias culturales. Los hechos nodales en la evolución familiar que forman
parte del “ciclo vital de la familia” son: el nacimiento y crianza de los hijos, la
partida de éstos del hogar y la muerte de algún miembro. Todos ellos producen
cambios adaptativos vinculados a las variaciones en la composición de la familia
que precisan una reorganización de los roles y reglas del sistema, así como una
modificación de los límites familiares internos y externos
La entrevista
El modelo de entrevista, inicialmente desarrollado por el Grupo de Milán,
dedica una cantidad considerable de tiempo a la reflexión del equipo terapéutico
con la finalidad de configurar hipótesis sobre el funcionamiento familiar. Por
esa razón, previamente a la primera entrevista se establece un contacto con la
familia a través de una llamada telefónica, en la cual se recoge una información
básica.
Antes de ver a la familia, existe una etapa denominada presesión en la que el
equipo discute la información de la ficha telefónica o, cuando no e trata de una
primera sesión, de lo acontecido en las anteriores y elabora hipótesis que guíen
el desarrollo de la entrevista, que es cuidadosamente planificada.
La sesión es la etapa que transcurre desde que el terapeuta entra en la sala con
la familia hasta la pausa que precede a la intervención. La primera sesión se
inicia definiendo las reglas del trabajo terapéutico y evaluando la respuesta de la
familia a las mismas. Siempre es importante crear una buena relación con los
miembros del sistema familiar, de forma que colaboren con el tratamiento. La
intención del terapeuta durante esta etapa es recoger información para
confirmar o falsar las hipótesis terapéuticas y, a partir de la segunda entrevista,
para comprobar el cambio de la situación sintomática y la respuesta de la famita
a la intervención de la sesión anterior.
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La sesión se interrumpe dos veces, en las cuales el terapeuta se ausenta de la
sala de terapia para hablar con el resto del equipo y evaluar el desarrollo de la
entrevista y/o preparar la intervención final. La cuarta fase se dedica
precisamente a impartir la intervención y la quinta, llamada postsesión, a
discutir la respuesta de la familia a la prescripción impartida.
La entrevista contiene un seguimiento, también estandarizado, con objeto de
interesarse por el estado de la familia y su evolución con respecto al problema
presentado, todo lo cual permite obtener información de la eficacia del
tratamiento.
Pautas básicas para la primera entrevista
1. La primera entrevista determina, en gran manera, el tratamiento.
2. La familia se presenta a la terapia: en el nivel verbal: DESEA EL CAMBIO, en
el nivel analógico: ACTITUD NEGATIVA AL CAMBIO
3. La tarea del terapeuta es tomar a su cargo la terapia.
4. La familia debe empezar a sentir que es posible el cambio.
5. No es necesario iniciar la primera entrevista con gran cantidad de
información sobre la familia.
6. Si el nivel de angustia es alto, puede ser adecuado sumergirse,
temporalmente, en la historia de alguno de los miembros.
7. Hay que catalizar el presente y no buscar causas en el pasado.
8. Observar más el proceso NO VERBAL que el contenido VERBAL.
9. Diagnóstico y tratamiento se entrecruzan.
10. El terapeuta debe dar a entender que le interesa el grupo como totalidad.
11. Observar el lugar y la forma de ubicación de cada miembro.
12. Se puede empezar haciendo una pregunta de tipo general: ¿Qué les trae por
aquí?
13. Cada miembro debe sentir que participa en la exploración de los problemas.
14. Si se observa demasiada incomodidad en la familia, se dará un paso atrás, y
se utilizarán operaciones de sostén.
15. REGLA DE ORO: La familia debe partir con el deseo de volver a la siguiente
sesión.
Genogramas en terapia familiar
El genograma es un mapa familiar que engloba al menos tres generaciones. En
él se traza la estructura familiar, se registra la información más importante
sobre la familia y se represéntale tipo de relaciones, fundamentalmente en
términos de alianzas y exclusiones. Los datos plasmados gráficamente permiten
generar hipótesis sobre la relación del síntoma con el contexto familiar,
considerando quiénes están más implicados en el problema, evaluando la
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presión que las familias de origen o las instituciones ejercen sobre la familia
nuclear, definiendo el estado de los límites intrafamiliares y extrafamiliares, y
observando el grado de adaptación a la etapa del ciclo vital que le corresponde
atravesar al grupo familiar. Todo ello posibilita prever la evolución del problema
y de su contexto.
Bibliografía:
www.adicciones.org
CASAS, M. y GOSSOP, M. (Comps) (1993), Recaídas y prevención de
recaídas, Barcelona, CITRAN.
GRAÑA GÓMEZ, J.L., (1994), Conductas adictivas. Teoría, evaluación y
tratamiento, Madrid, Debate.
HOFFMAN, L. (1987), Fundamentos de terapia familiar, México, FCE.
MINUCHIN, S. (1977), Familias y terapia familiar, Barcelona, Granica.
OCHOA DE ALDA, I. (1995), Enfoques en terapia familiar sistémica,
Barcelona, Herder.
www.portalpsicológico.com
www.angelfire.com
ASIGNATURA: MODELOS
PSICOPEDAGÓGICA.
DE
ORIENTACIÓN
E
INTERVENCIÓN
UNIVERSIDAD DE ALCALÁ DE HENARES
ALUMNA: INMACULADA CABELLOS OLIVARES
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CURSO: 2009/2010
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