Olga Salanueva, una voz por la libertad Por Sofía Espul “Si el presente es de lucha, el futuro es nuestro” Ernesto “Che” Guevara El pasado mes de mayo, en la Embajada de Cuba, bajo el slogan “Obama give me five”, estuvo presente Olga Salanueva, esposa de René González Sehwerert; uno de los cinco luchadores cubanos presos desde 1998 en Estados Unidos. Olga narró para todo el auditorio la situación actual de los Cinco y explicó que la lucha se mantendrá hasta lograr la liberación de todos; es en pos de llevar a cabo ese objetivo que está visitando aquellos países que se sumaron a la solidaridad con la causa, uno de ellos es Argentina, que además cuenta desde hace años con un comité formado para la liberación de los Cinco. La campaña apunta a lograr que el actual presidente de Estados Unidos intervenga en la causa y apoye el pedido de libertad para estos cinco presos políticos. En septiembre de 1998 cinco cubanos fueron arrestados en Miami por agentes del FBI y aislados en celdas de castigo durante 17 meses antes que su caso fuera llevado al tribunal. Su misión en los Estados Unidos era monitorear las actividades de grupos y organizaciones responsables de actividades terroristas contra Cuba. Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Fernando González, Antonio Guerrero y René González Sehwerert fueron acusados de “conspiración” para cometer espionaje. El gobierno de Estados Unidos nunca los acusó de espionaje real, ni afirmó que hubiera ocurrido ya que no les fue incautado ningún documento clasificado. No obstante, en el juicio, el jurado encontró culpables a los Cinco de todos los cargos, después de haber sido puesto bajo una intensa presión por parte de los medios de prensa locales. Luego de ser hallados culpables fueron sentenciados a condenas que sumaban cuatro cadenas perpetuas y fueron confinados a cinco cárceles diferentes de máxima seguridad, totalmente separadas una de otra y sin comunicación alguna entre ellos. A partir de allí comenzó un proceso que pasó por casi todas las instancias de apelaciones y provocó denuncias de varias ONG’s de Derechos Humanos, como Amnistía Internacional, la ONU, etc. A partir del encarcelamiento de los Cinco, comenzó una campaña para pedir la liberación, campaña desde la que solicitan apoyo a organismos de derechos humanos y mediante la que denuncian la cantidad de irregularidades que tiene la causa. Con el fin de difundir la injusticia que se produjo con el encarcelamiento y las condenas a los Cinco, Olga tuvo que aprender a transformar su forma de comunicarse, pasó de ser una ingeniera industrial de pocas palabras, a tener que hablar en público, a dar charlas y entrevistas a la prensa. Gracias a esto, lograron la solidaridad tanto del Gobierno cubano, que apoya la causa desde el primer momento, como de varias organizaciones que se formaron en diferentes partes del mundo para hacer oír este pedido de liberación. Pasaron ya 14 años desde aquel septiembre del 98’, años que cambiaron la vida de Olga para siempre. Ella misma se define como “tristemente famosa”; madre de dos hijas, una de ellas tenía tan sólo 4 meses cuando se produjo el encarcelamiento de su padre. Tuvo que arreglárselas sola con las dos, hasta que en el año 2000, luego de la sentencia, Olga fue deportada de los Estados Unidos, aún cuando ella era residente permanente de ese país. En ese momento la hija más pequeña del matrimonio tenía tan sólo 2 años y no había podido conocer a su papá. Desde ese entonces reclama que le otorguen la visa para poder entrar a los Estados Unidos a visitar a su esposo con sus dos hijas, solo la mayor de ellas pudo verlo en muy pocas oportunidades, y siempre en muy malas condiciones y por poco tiempo. Esto ocurre no solo en el caso de René, las esposas de los cuatro restantes tampoco han podido visitarlos con la continuidad y en las condiciones que a cualquier otro preso sí se le otorgan. En el año 2006, luego de haberle sido negada la visa durante tanto tiempo, Olga decidió que la pequeña Ivette vaya con su hermana mayor a conocer a su padre, fue muy duro para ella no estar presente en ese encuentro, pero prefirió que sus hijas y René puedan vivir ese momento juntos. Así fue y es aún hoy, la vida de esta mujer, una vida de lucha, de resignaciones, pero también una vida llena de amor, de amistad y de brazos que se extienden para ayudarla y acompañarla en este largo tiempo separada de su esposo. Recién en el 2008, luego que varias organizaciones de Derechos Humanos de todo el mundo reclamaran, se realizó una nueva sentencia en la que hubo leves bajas en la condena, pero siguieron encarcelados. Hoy en día René luego de haber cumplido 13 años de prisión está en un régimen de “libertad supervisada” durante 3 años más. El que se encuentra en peor situación es Gerardo Hernández, que fue condenado a dos cadenas perpetuas y pese a todas las apelaciones realizadas aún sigue con esa pena, además de ser otro de los que no dejan que sea visitado por su esposa. En el transcurso de la charla Olga leyó un mensaje que el propio René escribió, lectura que realizó llena de emoción al poder expresar la voz de su esposo y dejó en claro la postura de seguir al frente de la lucha hasta que el último de ellos sea liberado. A cargo de Olga y del resto de las esposas está el llevar la voz que reclama libertad, en sus gargantas y cada vez más en la de muchos otros está la misión de ejercer presión sobre los que tienen el poder de decidir, aquellos que en el país “más” liberal coartan libertades individuales e inventan causas y condenas paradójicamente en pos de preservar la libertad de la que tanto se vanaglorian. En una charla íntima con Olga, luego que finalizó su exposición ante el atento auditorio, reforzó la idea de seguir adelante, de dar pelea, se mostró íntegra y orgullosa de la causa por la que alza la voz, lo que la hace admirable es que aún hoy, luego de 14 años de esfuerzo y sufrimiento, conserva la fortaleza que solamente el amor por su esposo y su país pueden darle.