20 DE MAtfO DE 1893. Director: SLNES10 DELGADO LA ETERNA DUDA Cuando llegan mis fiestas me dan sudores, y doy ál más pintado trances corno éstos: si no llueve se enfadan lo? labradores, si llueve me apedrean loa de los puestos... NÚM. 535' MADRID CÓMICO —¿Sabe usted adonde \ amos'—la preguntó i —No, señor. TEXTO: De todo un poco, por Luis Taboada.—Cuento, por José Estreme— Á. las Ventas. ra.—Contribución cómica, por José" Jackson Veyan.—Los crustáceos de—¡Jesús!—dijo la viuda, cada \e¿ más niborfea^a sertores, por Juan Pérez Znñiga.—Palique, por Clarín.—Diálogos, por *.«* Eduardo Navarro Gonzalvo.—Pequeño poema, por Sinesio Delgado.— — Vamos á correr una )usrgu—gritó ot; Cantares, por Antonio Montalbán Conformidad, por Francisco de la —Yo soy una señora muy decente Escalera.—Chismes y cuentos.—Correspondencia particular Anuncios. — Ya lo sabemos. ' GRABADOS:Xa duda eterna.—Esgrima de sable.—Annncios, por Cilla. —¡Ayi si viviera mi difunto' ¡Uve hombre c si yo fuera un arzobispo! [Ve^tue yo WéstQs trjiiosf , T,-& , Uno de los juerguistas, para hacéis»simpático, íe i egUjSttu tuna que llevaba en «1 bolsillo dol chaleco —Tome usted, Pascasita—le dijo —Gracias—contestó.ejla, tiagándose «á que no estoy acostumbrada á estas cosa*. - , *-" *-"- ~ Al llegará las Ventas, la \iuda se negaba, á ,..., ii . pero ellos la empujaron suuvemi'iito hacia mi foptlniíSiSC —Vamos, entre usted—la donan 'i-. —Pero ¿qué intenciones son lat -tuyas' -prejfniítaba i'llu dose conducir. Ya en el fonducho, uno de los jóvenes alegres cogió á la por un brazo y se la llevó á la cocina. —¡Seductor, infame!—decía ella á media voz.—Respete usted la pureza de mis principios. ¿Adonde me lleva usted? —Á la cocina. Ixis periódicos franceses han publicado una noticia que reviste —¡Cómo! ¿Qué pretende usted? caracteres graves. Parece ser que en París se ha establecido la cos—Pretendo que nos guise usted un buen arroz á la valenciana. tumbre de raptar señoras en la vía publica, y como aquí tomamos La viuda dejó caer los brazos á lo largo del cuerpo con profunda de Francia todo lo malo, es mu5r posible que dentro de algunos días melancolía, y cada vez que recuerda aquel episodio se pone de un se implante el mismo sistema entre nosotros. humor de todos los diablos. El procedimiento que emplean los raptores no puede ser más sencillo: ven á una dama que va sola por las calles de la capital, y la invitan á subir á un carruaje. La dama se sorprende al principio, JJEl excelente doctor Tolosa Latour, mi querido amigo, ha publipero concluye por aceptar la invitación y sube. Ya dentro del ve- cado una obra notabilísima, titulada Medicina é higiene de los niños. hículo, los raptores la declaran su pasión y quieren estrecharla conLector, ¿es usted padre? En este caso no necesito manifestar que tra su seno, el libro reviste grandísima importancia para los qne tenemos sucesióu (aunque nos esté mal el decirlo). —¡Cochmis!—grita ella en correcto francés. Pada Ja justa fama de Tolosa Latour, puede asegurarse que su —¡Vive ta mere!—dicen los aludidos, queriendo estampar varios nueva obra ha dé figurar en la biblioteca de todos los papas amanósculos en la faz de la señora; pero ella se defiende, mordiendo al uno, clavando las uñas en las narices del otro y logrando, al fin, qne tes de sus chiquitines. Yo tengo á Tolosa un cariño sincero, porque, aparte sus excelenla dejen libre, aunque arrugada. Hasta la hora presente los raptores no han conseguido más que tes condiciones personales, alguno de mis hijos le debe la vida. En arañazos y otras demostraciones análogas, pero con la práctica irán diciendo «Tolosa > parece que adquiere uno la seguridad de que no • perfeccionando sus procedimientos, y acabarán por salirse con lá han de morirse las oria|nras, por malas que estén No hace mucho tiempo fui á buscarle, lleno de angustia, para que suya. Estas noticias han alarmado á muchas damas madrileñas, porque viese á uno de mis hijos. Tolosa entró en mi casa, examinó á la entemen, y no sin razón, que traduzcamos del francés la costumbre de fermita, hizo varias preguntas y tomó asiento en un sofá tranquilamente. Allí ee puso a hablar de literatura,.de artes, de una porción París. —¿Cree usted que se establecerá aquí ese sistema?—nos pregun- de cosas ajenas á la medicina, y yo no hacía más qne decirme mentaba una solterona infeliz, que tuvo trece novios y todos se le des- talmente: —rPero ¡Dios mío! ¿qué tendrá esto que ver con la enfermedad graciaron . de mi niña¿ —¿Quién sabe? No pierda usted la esperanza—la dijimos. Él continuaba hablando, y yo no osaba preguntarle su opinión Y la pobrecita sale por ahí todas las noches llena de temor; pero en cuanto ve un carruaje, se para en seco, con la esperanza de que respecto de la enferma, hasta que, comprendiendo mi extrañeza, dijo con la mayor naturalidad del mundo: exista un hombre valiente capaz de raptarla. —Y finalmente, lo de la niña no es cosa de cuidado. Esto nos recuérdalo que le pasó á una viuda de la clase de esperpentos no hace muchos meses. Iba por la calle de Alcalá al osRecetó, dióme las instrucciones necesarias y se fue corriendo á curecer de un día lluvioso del pasado Octubre, cuando se vio sor- ver á otro eufermito. prendida por un joven no mal parecido, que le preguntó de buenas Media hora después, y á beneficio de una cucharada de medicina á primeras: , prodigiosa, ¿\á enferma había mejorado notablemente .. y si tengo allí á Tolosa-creo que lo abrazo y lo beso. —¿Se llama usted Pascasia? ¿Es usted de Valencia? ¿Quiere usted venirse conmigo? Éste es él hombre: médico sin alardes científicos, ni alarmas que La viuda se ruborizó completamente y dejó caer nn panecillo que perturban á las familias, ni exageraciones, ni aturdimientos. Sólo. hay otro que se le parece como una gota de agua á otra gota, Ferllevaba debajo del mantón. nándo pástelo, mi salvador, ó por mejor decir, mi segundo Hacedor —¿Quién es usted? ¿Qué intenciones son las suyas?—preguntó Sá por último bajando los ojos. —Mis intenciones son buenas—dijo el joven empujando á la viu: í>nes bien, en el libro de Tolosa se refleja fielmente su inmenso da hasta meterla en el tranvía del Este. valer y sus especialisimas condiciones de médico de la infancia. Allí había otros sujetos que al verla comenzaron á dirigirle piro- Esto sólo es suficiente para que la obra se venda como pan bendito. P<>r supuesto, la vida de Tolosa no tiene nada de agradable. Yo no pos, y uno decía: sé "cuándo duerme, ni cuándo come, ni cuándo hace log libros. Á —¡Qué nariz tan simpática tiene usted! todas horas se le ve por ahí; unas veces en coche y otras andando. Y otro replicaba: Siempre de prisa, como sí temiera llegar tarde. —Tiene usted unos ojos que parecen dos reyerberoe. —Usted se viene con nosotros. —¿Adonde va usted? —¡Ay<—decía ella tapándose la cara con el panecillo.—No sean " —A ver á un niño. ustedes malévolos". —¿Grave? SUMARIO UN POCOT MADRID CÓMICO —Sí; pero ya veremos... Y, efectivamente, lo ve, y uatiy maio tiene que estar para que se le muera. Eotre el y Avelino Benavente, otro médico de la infancia, notabilísimo, han salvado más criaturas que pelos tiene Esquer. do en la cabeza. Bien pueden perdonarme los lectores solteros esta parte seria de mi'reviflta, en-gracia del entusiasmo que siento por Tolosa. Cuanto á los padres de familia, creo yo que no necesiten más explicaciones. Luis TABOADA. (Prohibida la reproducción.) —-5-3M-— -. : OXJE3STTO y un caudal en repertorio! Tengo valor bien probado, tengo alientos y ceraje, ante el público irritado, y también tengo equipaje, aunque lo tengo empeñado. ¿Pero dinero?... ¡Ilusión! ¡Sólo tengo corazón, y hombre es d?n Juav que, á querer, salte un escenario hacer de la cuadra de un mesón! Cuando el hambre me disloca y la inspiración me inflama y el duro deber me toca, de la colcha de la cama sé hacerme telón de l>oca. Del arte siento el halago y hago la tragedia inquieta como los saínetes hago, pero no hago una peseta, y así ni cobro ni fia¿o. ¿Pagar?... ¡Nanea! ¡No, señor! ¡Que venga el recaudador, y con él el que quisiere, á contemplar cómo muere debiendo un primer actor/ Fácilmente comprendiera que el alcalde de la villa contribución me impusiera porque desgasto la acera de la calle de Sevilla. Pero á otra tributación de Hacienda no me sujeto. Lo que expongo á su atención con el profundo respeto de mi consideración. > Por la copia, JOSÉ JACKSON VEYAN. 1INSPIKAIM) EN UNO DE OATTJW.B MKNDKS) I — ¡Qué te sucede, hija mía, qae no cesas de llorar y en tu camaiín á solas de día y de noche está*? Por alegras te, mil fiestas he mandado preparar; stambraF, bailes y torneos alegran nuestra ciudad. Tú, que por zarnbias'y bailes mostrabas antes afán, ni aun i la ventana asomas cuando los oyes pasar. ¿Qué tienes? ¿por qué te. afliges? ¿Qué cosa en el mundo habrá que tú no tengas en cuanto la empieces á desear? Hija de un rey poderoso que en tí mirándose está, dispuesto á dar cuantas leyes le dicte tu voluntad, no debieras afligirte, sino pedir y mandar, que, coni.j exista en la tierra, lo que desees, tendrás. —¡Ay, que es imposible, padre! Qne, si llego á confesar la causa de mi honda pena, lu maldición me darás. Pero yo sufro con este silencio de un modo tal, que, si lo oculto más tiempo, la pena me matará. Yo amo, padre. —¿Y eso es todo? 'Eso fn niñas de tu edad es, adorada hija mía, la cosa más natural. —Es que me ha robado el alma un hombre á quien no querrás para príncipe en tu reino. —¡Por no ser de estirpe real? —No es caballero siquiera. —¿Quién, es? —Un pobre juglar'- que cantando por las calles gana un pedazo Je pan. -—Hasta eso tiene remedio, mi vida, porque no hay más que hacerle barón ó conde, recalarle una ciudad y vasallos y castillos para que. sea tu igual. —Padre, me das ia ventura, y te juro que de hoy más, ni nunca has de vcrnif; triste, ni he de volver á llorar. II —Ya tu amante está trocado t.'n persona principal. y por las noches contigo le permito platicar. —¡Cierto! —Y miro, sin embargo, que tu nlegiía no ts tal como yo esperé. ¿Qué ocurre? Mi vida, ¿qué quieres más? - -Nada, padre; tú rae has dado cuanto me podías dar, procurando cariñoso hacer mi felicidad. Mi amante tiene castillos, vasallos y una ciudad que.á tus bienes y á tu gloria nada pueden envidiar. El me quiere con el alma y me ba jurado, además, por los siglos de los siglos guardarme fidelidad. Es el primero en la corte por lo apuesto y lo galán, y envidian muchas doncellas mi inmensa felicidad. Pero tiene un gran defecto. — ¿Cuál? —Que no es aquel juglar que cantando por las callea ganaba un trozo de pao JOSÉ ESTREMEKA. CONTRIBUCIÓN CÓMICA •instancia ó solicitud que á la sabia rectitud de un ministro innovador eleva un primer actor de Cuenca y Calatayud.* «Digno ministro de Hacienda, *eSor y enemigo mío: Veo su ley estupenda, y en Dios y el arte confío que mis razones atienda. Su afán de recaudación <¡reo que ignorancia arguye. ¡Poner á contribución lo que sólo contribuye * la «onmUeración! ¿Yo, que en un mes he cobrado tres sueldos en Archidona, tributar como hacendado?... s > le pagara al Estado, ¿qué diría la patrona? Lamentarse amargamente, y un artista que es decente gollerías no sufraga. ¡El arte es libre, y no paga privada ni oficialmente! ¿Que yo al Erario le atiend» cuando continuas derrotas me afligen con faz horrenda?... ¿Usted me ha visto las botas, señor ministro de Hacienda? ¿Querer que un artista atómica sea en situación tan crítica contribuyente económico?... ¡Vamos, si eso es lo más cómico de la cómica política! Del arte en el rico emporio pedidme verde laurel, y no metal irrisorio. ¡Tengo un tesoro tn papel LOS CRUSTÁCEOS DESERTORES (FANTESÍA EXTRAVAGANTE) I Pobre de ropas, rica de greñas, sucia de cutis, limpia de muelas, por esas calles anda una vieja llevando al brazo roñosa cesta. ¿Qué hny tn su f judo que se minea bajo lus pliegues de ui.a bayeta que fue muy blanca y hoy ÍS njuy negra y al cesto sirve de tapadera? Cuatro cangrejos y sei» cangrejas que se acarician y íe revuelcan y que muiruuran de ¡as Rupertas que los ili^fi'azafi en la> c.i/.aelas. !):: trecho tn trecho para la vit ja, guiña ios ojos, lucrec la jeta, toma coraje y así vocea; c-Cangrejos vivos! ¡la cangrejera^ II Ve contrariada que se le acerca la vendedora más retrechera que pisa el suelo de las plazuelas. ¿Quién es? Dolores la rabanera, que en su cestita rábanos lleva como capullos de rosas fresc-s. La titne envidia la cangrejera, y allí la insulta donde la encuentra. Se miran, chocan, la lucha empieza con frasecillas no muy correctas, y aquellos labios que nunca rezan son surtidores de desvergüenzas. Tras de los dichos los hechos llegan. Las dos se muerden, se abofetean, se simplifican la cabellera, y al fin entrambas, al dar en tierra, son aplaudidas por lo que enseñan á los curiosos que las rodean. ni Mientras las damas so atizan leña los diez, cangrejos que están de venta (qui: no la pueden ver á >u dueña porque los gruñe cuaado se inquietan) dicen: «¡Caramba! ¿Conque nos dejan abandonados sobre las piedras? ¡Qué ocasioncita se nos 'presenta de hacer que rabie la cangrejera!» Y, entusiasmados con tal idt a, por an resquicio de la bayeta se van salú.ndo los muy gateras y se trasladan á la otra cesta, donde en un lecho de hojita* frese; s tranquilos oyen la pelotera. IV Con las narices medio deshechas dan fin al acto las mujerzuelas, al ver el sable de un Aguilera de á perro chico que las ahuyenta. Vase Dolores por la derecha, llevando al bra/.o .. lo que no espera; diez cangrejitos que sólo al veri.-. de gusto bailan unas manchegas Por otra calle se va la vieja, que de la fuga nada sospechr., y, como siempre, coge la cesta, guiña los ojos tuerce la jeta, toma coraje y asi vocea: «¡Cangrejo» vivos! ¡la cangrejera!» JUAN PÉREZ ZÚSlGA. MADRID CÓMICO Los periódicos populares pueden hacer mucho bien, pero también pueden hacer mucho mal. Se comprende que el favof*del público les importe roncho, pero-110 hay, jp^pensar tan mal del pueblo que se crea que soló mantendrá en.úi f%vá>á los papeles que traiguén, su •mal gusto y su curiosidad insana y grosenf:Cv< . ».(• • .",,'„.* \ , ¡ : Ya-sé lo que se dicei:, •;,..'•, >'. ' )'f - ' \ •> \'-., ) «Con el público fray que;ha^ei: lo q u e til célebre s&éícieb. recomend a b a partí p of>li!r!ir á l a s n i u jé r e s á .ds e g u i d l,o s , á saber,, ü ' d e l a n t e d e ll h l t d tíbüpaya q^^ n o s siga, i h di ellas; hay que iir d delante dell tíftbüco;, hay que adivinar sus debilidades.y halagarlas,; si nOj alranddiiikal más pintado. Si nos empeñáramos éii convertirnos en pedagogos • del vulgo, dándole et alimento'espiritual que le ccmvíeiw, pero" que *nó solicita ni le agrada, sólo conseguiríamos perder4a parroquia;-ípsotros nos quedaríamos siii lectores, niji dinery'; y]%l {)úblico?se v^l,v()n'sirÁ'lóer. á Fray Liberto y ¡as coplas de'los ciegos.>' *.-'''i- j'•'• .' '• No hay que exagerar; mejor es reeord&rja fábula de Jriaríetól público, si se le da graho 1 '0om£»ranon ier(j 'fiay que sahéf dárselo. No quiero yo que los diarios noticieros se con^iqJISmi. eu Repúblicas de Platón... de la mañana ó de la noche. "" - I El bello ideal no es aquel periódico psoudo kravmistá que dividía las secciones de sus correspondencias y noticias líttuiáitdoiü á todo Vida... «Vida intelectual,» Vida económica, Vida aleütoriq (la lotería), Vida corniforme ;los toros), etc., etc,..;Ya sé yo que hay ''periodistas tan de profanáis y tan,demasiado psicológicos, que se duermen en la suerte de ponerle vat$s> al gobierjicÉ.. pero todos lostartremos son viciosos. * • .'• , T ' •.. • * • Con un poco de tacto, sin dejav.de satisfacer las afi'cipnes popularos, (ÍÍ¡ puede ir corrigiendo lo líjalo'y dando á probar lo bueno en forma agradable, y aiíméiiíaiido }>tíco i poco-la dosis. En Francia, en Inglaterra,*en Italia misma (no se djga-en.-Ateiííaiii¡J), los periódicos callejeros, los más •popiihiv.t1!*, los dedicados al público irías vulgar, no dejan di; per iiteiiiiitis'V- de dar gvañ iniportuncia^'vloet intereses del arte, de la ciencia, de la culturas, y en-.ésós papeles, fer publican los trabajos más notables del ingenio nacional... *", .' En España, más" que-en. ninguna parte,Cjjues aquílds: inásde los que saben leer no leen sino periódicos, importa ¿tij^iiMiar;al jilieblóá las 1 menas letras, á lo noble, serio, elevado, espiritual.i^á prensa de gran circulación podría hacer mucho en este senfi-3o...íyíliay temporadas en que olvida esta obligación y se deja juragtrar por las tentaciones del lucro inmediato y á poca costa. Ahora, por ejemplo, han tomado ejt los periódicos alarmantes proporciones las causas célebres-y los folletines á ia antigua, total, causas célebres. Crímenes jjpr arriba y por. abajo. Puñaladas, escalos, misterios sangrientos y ciencia policiaca por todo^ pasto espiritual. Si BOHÍOS tan amigos de imitar, coro» dicen algunos criminalistas, vamos á acabar todos en presidiov _ '" .; Copio de nn periódico popular: * ' ^>- ''"-.. . . -, <—La.escribí buce tres días para que me trajera á'roi niña, asi «orno al pobre inocente á quien han "asesinado con ella; •., —¿El niño que estaba en el pozoíi ¿Lp;. conocíais, pne¿^ ¿Quiénes son sus padres?" -.. \" * " ,í - "—No he visto nunca más que á su madre. '.' •.'•*" / El juez de instrucción insistió: • . "••. » . . * —Necesito saber el paradero de D. M. N...> >.~ ¡ -.. ¿Be dónde dirán ustedes que es ese trozo de literatura?" 1 —¡Toma! Bien claro está: de ese crimen nuevo qué llaman los periódico» El niño del pozo. , - : Pues no, señores; es de un folletíiv^ftulado Mano de hierro. De mudo que hay pozo con niño ¿rí él entresuelo y en el principal, en el folletín y iriás arriba. ... ' < .,. TJOS tales folletines suelen-UeñjEtr'la-cuaita parte de loé periódicos más leídos, y esto es mucho pasto Criminal para el iíiapresionable pueblo español. • ., Además, para recomendar el genera, no.yacjj,an los papeles públicos en alabar las novelas más disparatadas,y pafeqe-comO que procuran un renacimiento \le la más deéacreditada litei^tura: • Se han empeñado l»speriódicófe ^ue'oircnlan rmicqío en restaurar el gusto que hacía admirar Loa 'tres nioSquefárot, yiao .falta quien pretende que se había equivocado la critica al encbiitrar, poco, literarias obras como Él Conde de MoiUecristn, El Jñiís ttiyqñfe, Tf.s memorias del diablo, etc., etc. -- '* "; . '..•".'. Es más: se nos propone, con dudosa buenaf fe,, que abraníos lá boca ante las ocurrencias de Fernández y Gonjsálea en Men Rodríguez de Sanabria y El cocinero de Su Majestad. Medio paso más, y caemos en la cuenta de que r,o eran tan cursis, las; modistillas que devoraban El corazón en la mano, de Pérez Escrich. . . La verdad es que la mayor parte de los periodistas que hace años, por seguir la moda, eran realistas y se reían dfitnaeiado de los "disparatones novelescos de Fernández y GonzáJéZj- ÍSscrich, Tarrago, etc., etc., se burlaban por rutina; otra les -qtíedaba... y ésa es la que Bacán ahora á relucir. ' s ¡Qué mucho si hasta hay personas formales, formalmente instruí das, que echan de menos «la antigua novela de aventuras,» de histo ria inventada-pcrresrritores'que r w h a b t o leído'htstoríat'— Yo no sé cómo pueden agradar á.hombres de alguna cultura y sano juicio invenciones incongruentes, fábulas disparatadas, sin gramática, sin estilo, sin lógica, sin idealidad, sin verosimilitud, sin poesía, sin caracteres, sin enseñanza moral, sin nada bueno en suma. Una cosa es que los escritores malos hayan abusado de la novela realista y de la idealista, y otra cosa ee que se quiera restaurar lo <jue no es ni fue nunca literatura verdadera. • Malas son las «cansas célebres,» los «crímenes de la calle de tal.. p e r o eí h a y q u e escoger, a n t e s eso q u e los folletines célebres. Antós Ravachol q u e Ortega y Frías. i DIÁLOGOS - 4 HKS visto qué atrocidad?., v Ésto ¡no hay quien lo soporte. I$n la vida hubo en la corte t*n horrible mortandad, ¿jío tenéis miedo vosotros?,., fines yb lo tengo cerval. -^-¡Bah! No hagas: caso. ¡Con tal que n » nos toque á-nosotros! • -j-jA nosotros? ' • —Hombre, sí. —Es claro. I : —Naturalmente. —Yo no soy tan exigente. ¡.Conque no me toque á mí! —:Bs usted una persona de primeral —¡Caballero! Esas burlas no tolero. —¿Burlas? ; —Yo ya soy jamona .—Pero muy guapa, de veras. —Esos requiebros extraños & mis años... , —¡Si lo:> años cuenta usted p o r primaveras! —¡Primaveras! : : — ¡Muy hermosas! Un mes de Mayo florido. ; i—$b, mis últimas han sido primaveras muy lluviosas. • Complaciente por demás ¡dicen.muchos que es Tomás, el novio de Rosalía, y hay quien jura que ella es más complaciente todavía, .,.. y dándole gustq al pico en un círculo de hermosas... .. decía anoche Perico: —Pero, Jesús, ¿ese-chico cómo .no ve ciertas cosas? Y respondió Valeriano: - Aunque le cause sonrojos, ' ' " tiene» que ser campechano, porque para abrir los ojos tiene que cerrar la mano. En un banquete oficial, muy grave y malhumorado se pasea un invitado por el salón principal. ;Qué noche mas aburrida, qué eterno salir y entrar! • Oos horas .sin encontrar ni una car.a conocida! JJel sal6n en 4in rincón tropieza con un anciano " * y, tendiéndole la mano, % —¿Me da usted un apretón?... —le dice —De estos extremos r yo- la clave le daré. ,i Al verme hablar con usté, creerán que nos conocemos. Porque estoy haciendo el paso y, francamente, no quiero... — ¡Apriete usté, caballero! ¡Yo estoy en el mismo casol E. NAVARRO GONZALVO. PEQUEÑO POEMA Pepe virio á'Madrid lleno de bríos» '. á luíliíir por Ja gloria, á hacerse célebre, *. y trayendo por* armas y bagajes lá audacia, la paleta y los pinceles, Se metióle» io más recio del combate . dispuesto á pelear como un valiente. Dura fue la labor; ¡la muchedumbre tenaz y silenciosa se defiende y el soldado del arte necesita, además de valor, paciencia y suerte! En esta lucha previa, en esta etapa de dudas, privaciones y reveses en que los más sucumben, y los menos temple de acero para el alma adquieren, Pepe se enamoró... como cualquiera de uña. rubia preciosa: de Mercedes, ' ptra pobre como él, más desgraciada • p<t<jue siempie fue sola y poBre siempre.' EMa quiso con ansia, con el fuego .' que da la sangre que en las venas hierve; ella á él con ternura, con el suave cariño que impresiona dulcemente. Fné-'sn acicate vivo en te batalla, salutífero bálsamo en la fiebre, gufa en el arte y eficaz consuelo que trocaba las penas en deleite... II Y él, al cabo, triunfó. Pudo su firma alternar con las firmas de los jefes, oyó el primer aplauso, y vio delante eícampo abierto donde el genio vence. Los canjbios de fortuna traen consigo fatal alteración de caracteres, y el hombre que fue bueno en la desgracia cambia en la dicha, y en el cambio pierdePepe olvidó á Mercedes poco á poco, se dedicó á otro mundo, á otras mujeres, y contaba riendo á sus amigos aquel eterno amor... de cinco mese9. Ella, la pobre, le quería tanto que el cariño aumentó con los desdenes, y como tritte rosa abandonada MADRID CÓMICO : . . .."..H • se agostó con la pena de no verle. Y á fuerza de sufrir pidió á los cielos el eterno descanso de la muerte, í* ¡qae hay niña? inocentes todavía que aman de veras, y de amor se mueren! •_», Sr. Director -ds ^oinpujftacipn jPodrá V S decifme qué petado ha cometido D Ricaido Montequi, médico de«i!arco de, Avila^ para, que se le imponga el duro, castigo de no ¡recibir njinca ^l^MXP^iP CgMttlü, que esta Admmistraqón le remite pun •tualísimamen&e.í -j „ *1, . ' Porque si »o bü coBiijtidf^magun pecado €t una^Bjusticia muy grande labros: , , -_ it. Páginas altgrt, colección de artículos de nueAro compañero D Luis ; Taboada, ilustrada pqr Pons Y editada pop- D Antonio de Safe Martín, Ua ¡libro nuevo de ntfi strq^ueridOjCroni^ta tes siempre un aconteéimiento li'terario. Todos \Q£ anlténo?e5 Té haflf v»ndid.<Jt como pün bendifeo. Fste se ¡venderá m^s ¡gdiiv\á, p'prque el publico \ntnsiasfe d< Tabodda aumenta ^prodigiosamente .todos'foí ífar'No cuesta el tomo más que 3,50 pesetas ! ¿L.o compra\^u,u tcdesr lfj_' * ^ ' '< j Sonetos y "w/tf/i^déí'bac'iiíller Küamsi&oo de Osuna y I) I*rancisco Rodrigues Marjj), dos personaí'dis^intas y un solo poeta verdadero, corso se • demuestra; en" él, lib^w jjjaJüSblelilente. E-dición elegante que no se vende ,al público.1 ; - " " ? * * '-".';• ;, C/aro ¿jfíif», éns^ó^dí novela de Dj Luis defieran, con una carta prólo'iáé Ii.»J6)é"Matííi de»P«focVaj<jEl aujoréstlibío sigue con gran aprove,chainiíntq#las hue.llas de quien le presentare» eL^papipo literario y prámete ¿ópimos'Tru'tóá eH tan^éifícrígélíero. Precio, 2,50 pesetas. La tiple ingeniosa, juguete cómico lírico en un acto y en verso, original de D. Rómultrftfrrro, imísie»—det nwsetfo -Alcubilla, «¿trenado con gran éxito en el Teatrí) Roias-'d^Toledo. , , . . . . les higos son los disgustos ..t yjos placeres las. brevas/., ] .„ Es más fácil el probiém^/' _de la gallina y el "nuevo,''"' , '* ** que averiguar el origen "'_" -JtW. alefirjta, Porque tienes hoyuelos en las mejillas; ríes por eso, .."_ Por lucir los encantos de tus íí¿ynelos;,--'.'"'.• Yo no « p o r qué razón •'<hacen algifcos casados, al andar; ^tolón! ¡tolón! E& tuja, lástima grande , , . Ine los^msados no. «/san muchos,.. porque es p a ^ t i m u y poco > decir que vales un mundo. Con un par ¿le piñones ,-,." de los míichicos quiso el Señor- hacerte-v - * .. IQS pie&cjlos; " per»" es le, cierto -; l i e los hizo, y sobraron . / pifión y .medio. Crfi. $1 árbol de la vida dos frutos, como la higuera: de tus ojos y del cíelo, i '*' Es Iridíenlo cúanda'Á - \ ' • - = *.•; te mira el naviO" que fingiendo rutfarfjr •• , bajes loé ojej^j, pues si te <£»sXi t s tjj serás la que rete ' ' , V;con la mirada. " \ ; Separad mujeres.y.ltombre# con muralla de alfileres, *\ í"_. ".. y veréis cuántos pinchazo» " ' van á llevarlas mujeres. _ jj£ •álRREÍáÉMDENCJA PARTICULAR / Abecedaríoi\-Y6o^a.\A eos»,' si hemosfde hablar con la fratiqueia debida. Sr. D. A. b Los rojnáírces largos . ., ..*•• . * ' • ' • ' Me^ggit» el nublado, •• •<:'M~.'--r • I.úqerpla^e elJnvienH), -• Vj--" porqne tienen trísírcaas .tan granjleí , v ?5Oinp yo las tetgo... . *•-| • ' - • . / - . ' • ; . " : . - , • - . • • estilo. y* " ".'* > t J_ í ^' ^_ • / - - .* ' >*V»i - ^ í l i ¡ ".T,V : :, • ._..;. ., , ;. Sr. íi. U R,-B«tt»§pero en' i _. . •' _ conttC^iíf^ra. PotiWftdlf &ÍO niaterialmente :.en«Tle pedir la firma, (toino íé corresponden, <fÑf%B 'a}£*ao> Porque sale vulgar f,.Í %>£A \fr¿\ "fí "rl 'í*«' .,!"-.'•"! / T •.3.-' solí viHatto de""sus galas y esplendor. > . ; ' Y como usted corapr,$rrtJf ^o, jipefie. sec ^^F.a^rque el sol no puede sstar hacienda, TnQattQ alarde de nada. Sr. D. J. R! C:*Jííorpitéd^*'apfr)fettiaK'niiigialí?^'''i1,?>t'' :: Pantaleón.—Mala cosa es salir ahora con^versitos á la vecina de enfrente. Un aiuaieut.—Hal medidos ^mchos, y eso es un pecado muy grave. M-JÍO pueda resjstir &J$ tentación, ¡qü| demontre! Allá va el • • •-'••*•,j * * * . • • • ! . htére mi/ai, suave njurujHiUo * . . , ,, ., ... de tiaíiaaoM sonido*^' i ./*,.!'»' í'.í •'..,." •'•')'.'Í-»*'"".*,,'-" ¿ ' ^ •'.yí.;'i.;.','.v Divagó mucho tiempo sobre el caso; el oeligjo ininineute de un fracaso; níM cbínO aff¿f'M> Tepíft6 «ñoptezc, «••••• • v miríridVp^e'dieríaíen véh de todo» •*•* :i J •'alteteSñar^óngesto sonriente, - . -•< t -v • ' murmuró de e»te modo:- r"iV;>v -.•';'. oda., cuando no : Sr. L). M. J.—Mataró.^ ériano Suárez, Preciadolf f¿sp>': ^_.,, jl pedido a la librería de 0 . Vic| » d e M, C. Henead.», 'con' «*í¡#aít • * • ; • • ! iij_^ •.i '•'*'.''•• - p é n M r f á a ' s o f e W i á V i r t u d p e r d i d a . ' " " i '•-' > ; %' •»'*? X'>t v f " **'Es'iSüs' V£ce8"lieríno«a - - ' • - •**' * •* e*<'"t• -f *Si^i'~" ' . .^ » ^<= £ / Ay¿> Í/Í 7a nt^^r^ase 1 composición. V gajisfe. Curriqui.—Cómo uiii -jr-ri i serj)onita duplicad». ... ~~ .._ . ^ . -. "* No iré i l a cúa. que jni'no.yip, pide;,. , , a .^ ee iniJtil, no,Ruedo¡ . : . " • • V i_ • ; _ " .. *" el de^er, tueJlpTOipide, ¡ '. '. { i-j , .; .-• ',./;... («^j - ,^ jr^olvidar mi deber oje^causa miédó^" ' * ' "• M<s f/ '.. Cara/aba. — Los fjges le/salen.-bpenof , 4 , ... 'saieri r/oí chamba, ' •• -' >S,; te ....conque... ¡cuelgue la pluma —Me cka...^Iré?... No debo; . . es virtuosa; r /V/;ft>.-^-¡Qué bonita!...- para leerla don gran aplauso en cualquiera reunión cursú • | k á suici^;> p.a. ^eji^l^j gcjio silabea de reglamento. Y C0NR0RM1OAP , %j N . ^ . «Has íicho pó.r^hTquie no tengo cabeza»^'"- • ^ es largo, *erl mifrümilide ópin-Wn*. V'enjlas humoradas hay't)ástañtespór'el * t)ebe de ser la vergüenza *•• .como gota de mercurio, *">> porque está visto que pasa resbalando sobre, el ANTONIO X 5- f de 4<ie enJtt'Sbridó, cuando á amar se ^mpiél», se'empieja á vislumbi'ar un raunddtniéV-OÍ ,. '" / í%|>a grj, ; por mfÉ qáe tanta gíona es ilusoria, v pue&-4Í-R6;^e flS womeato de locura .-, j ; aquella gloria Il^s parece impura. ... 'V Que^piosvifteJlíbre á mí de ese momento que. destruye eTfiésor.9 de la vida y ejue deja d'é>pne's páravtérmento, br^eírehVordimilfáto ' " * •-' ''•'-,• ccuálterrlblSy u á l ' t e r í í b l S y br^érrem'ordimilíáto, "*)*••-'. : iU-i í,«i- »h,\ ú : CANTARES El mundo íes n»a petaca"? tobl g y ¡Taya si hayjm.el«Sundo... «garninas dej-estaocol. . _, • CHJ^MÉS Y CUENTOS ^ $ r . que; erl. l»,'cotapoa«;ión'.S'<*>¿J^í-,publicada-en el numero anterior c'bmo muestra de lo mucho que ^ale el libro Giraldillas, de JlWftro jcompañero j amigo D. Ricardo J. Catarineu, bueno será advertir, .digo, que por exigencias 5'e^^He'seT^Bm{eTÓ^,"1í^lrlttmalrorSpirgunos párrafÓ6, sípresüif ^ í i alt<tf>, aunque poco, el sentido de la composición. Es decir, qué habrá espíritus suspicaces que habrán notado los baches. • Y para eso» éspírftltí.'isy-emos esta aclaración, que servirá de satisfacción al autor •fcVa'riJrrntf tiejnfro.v Iba un carruaje fiídebre", modesto, . v ; • marchando! at cementerio lentamente, _ . . y al' llegar a las Ventas, de oh cuar^to, . • donde había sin dodá gente alegre • ; . . -«píef llenaba d e ruido el merendero , .•£••'' con risotadas y canciones verdes, \: , se abrió una ventanilla. Una muchacha ebria d e v i n o y harta de placeres • - *W asomó á?Ver el coche. Y en seguida v S* oyó en-el interior la voz <ie Pepe qne la d e c S j ^ ^ r i n i , ya lo has visto: .- "."' ; np entierrp^qfe pasa. ¡Cierra y bebe! ?•' ' T • • ' • SINÉSIO DBLOA»'o. "';• ' . 'ili •'- .-. • ' " ' . V - ; - ' • • • 1.* A J » MADRID CÓMICO Lit. Madrid Cómico, Jesús del Valle, 36 —¿Qué quieres? ¿Por qné alborota»? —¡Que no me quiero lavar si no me echan unas gotas de Colonia Palomar! Drogucria y Per/tunería. Faenearral, 24. BECQXJBRIANA Yo entré en la espacios» y ele«*ut« tienda y admiré ciad todos cuanto había en ella. Para pavimentos vt distintas maestras de mosaico hidráulico désraptotellexa. Vi machas baldoaas especiales, hechas para aceras, patios, cuadras y cocheras. Vi paratostechos de las casas regina ricdé artesone* que el alma recrean. Vi tantos objetos y tan gran riqueza y tantas'estatuas de b«*b, tari bellas, qne exclame: (Dios mío, qué cbeas tari buenael Con un traje de Petqttera f uime al síntó el otro día. Me arrastré por la pradera, y al alzarme, no tenia ni un descosido'siquiera. Magdalena, 20. —¡Dios bendiga esa heraosnrsi —Apártese, caballero: ¡limpíete la dentadura, porque si no, no le qstoro. Tirso Pérez.—Mayor, 73. JBtcáfet Fortvmyy CempaAia. Ayer mi obrita hiao flaseo. jNo importa! Lo que yo quiero es qne piste este sombr«i« de M. Gartia Carrasco. Carretas, M -—¿QB&MRVW á ta mujer, de Saaísidro,Oaspar? (Venid, que en el mundo —¡Hombre! ¿qué la be de llevar? ' no hay casa como ésta Ctffftutcfinóde Mogker. para instalaciones Sobrina? de Guinea, Carretas, 27. de la luz eléctrica! tkpósito de vinos, Arenal, 2. Manuel Fhreníín.—BalleiUa, 20. GRANDES DESTILERÍAS MALAGUEÑAS COGNACS SUPERFINOS ¡Suceso inmenso!j8oiréefashi<m*Mel If^&'jiaombrosol —¿Por qué ?igue tanj d^p,rjsa Dos elefantes hacen ejercicios á Bamón esa morena? sobre una cama del Bator -4e la —ífiríjue lleva una camisa Plaza de la Cebada, nM.l, y hf <!• 'Martínez, cosa buena. la rompen ni la doblan. San Sebastián, 2. un dia qnó tiene Fortunata con los. novios tal fortuna? ' —POM... porqne se deaiyona coa pastelillos de nata. La Flor y Nata. Plaza de Celenque,!. JIMÉNEZ Y LAMOTH* viendo el pelo que por, lji, bomba del Perfumería y Droguería, MADRID CÓMICA PERIÓDICO SBHAKAL , F^SfiyO É ILUSTRADO DKUA \mmkMhMiMiki\\ i 50. RECOMPENSAS INDUSTRÍALES DEPÓSITO CALLE MAYOR, 18 Y 2O HAORIO PRECIOS os dáá 5 Mndrld.—Trimestre, 2 , 5 0 B«a«t0:a; seme«tr«, ño, 8 . Provincia».-S«.ue^T, ^ E x t r a n j e r o y Ultramar.—A«o. *o,J|«#«WM». Ea provincias no se admiten por menos de qeis meses y «a • ' xtranjero por menos de un.año, Pago adelantado, en libransas del Giro mAtao, l e ^ M 4 t f4d> ;obro ó sellos de franqueo, con exolosión dft lo# Uñares movite* PUECIOS.;;» TfflRPá Un núraer* córríenteríS céntimos.—ídem atrasado, 5O. A corr«spojisales y vendedores, 1 0 céntimo» número to T AOÍtUIISIIUOlÓS: Ptnintulw, 4. priatya . ,, Teléíbno nftm. 3.160. DWPAOHOS TODOS LOS DÍA» DK M B S i CUATRO J