La imagen de América Latina en la Polonia de los siglos XIX y XX.

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Estudios Latinoamedcanos 6, p. I (1980), pp. 131-169
La imagen de América Latina en la Polonia de los siglos
XIX y XX.
Tadeusz Łepkowski*
Se puede decir, sin exageración alguna, que hace poco tiempo que se
iniciaron las investigaciones de los historiadores y sociólogos
polacos sobre la «conciencia latinoamericana» de la sociedad polaca,
sobre la historia de los contactos culturales entre Polonia y los países
latinoamericanos así como sobre la evolución de la imagen de
América Latina a orillas del río Vístula. Dado el «subdesarrollo» de
investigaciones científicas, el presente informe trata tan sólo algunos
aspectos del amplio problema denominado con el título de este
ensayo. En varios casos podré indicar solamente algunas cuestiones
de investigación, o formular hipótesis y observaciones intuitivas.
Este informe se basa sobre trabajos generales, relativamente
numerosos, pero, sin embargo, poco útiles para el tema en cuestión, y
sobre las investigaciones del autor de este esbozo. Los trabajos de
dos científicos polacos: Maria Paradowska y Marcin Kula (algunos
de ellos no han sido publicados todavía) me han servido de gran
ayuda; sin dichas investigaciones me resultaría muy difícil escribir el
presente informe.
Quisiera agregar que despertó mi interés el problema de la
interdependencias pienso que muy estrecha, entre la historia política,
cultural y mental de Polonia y los mecanismos de cambio de
opiniones y estereotipos que han tenido los polacos en lo que se
refiere a Latinoamérica. Me decidí a seguir el camino que me había
parecido el más interesante. Estaba consciente de la existencia del
riesgo que deriva de la pobreza de las investigaciones polacas. Se
trata pues de un camino audaz que podría llamarse síntesis
*
Traducido por Danuta Kurzyca y Zofia Marzec
panorámica, provisional desde luego, llena de hipótesis, de la historia
del cambio de conocimientos, imágenes o estereotipos polacos
inscritos en el largo contexto de historia social, política e intelectual
de Polonia.
La estructura del informe se basa en la periodización de la historia de
mi país. Para Polonia los años veinte del siglo XIX o el año 1900 no
significan prácticamente nada. El factor político-nacional resulta en
los anales de mi patria importantísimo. Las fechas como 1795, 1918,
1939 y 1945, no hablando ya de las fechas claves de la historia
política de la Polonia Popular tienen valor decisivo para comprender
los aspectos fundamentales de la historia intelectual, mental,
sicológica del país.
Este amplio panorama que traté de trazar será quizás instructivo para
los colegas de los países «clásicos» de Europa occidental, en primer
lugar Francia, Gran Bretaña, Bélgica, Italia, donde se practica y se
enseña la historia de Europa reducida a una pequeña porción del
continente, y donde la historia de Polonia, Bulgaria o Portugal no es
menos exótica que la de Venezuela o Hondúras.
*
Realmente ya en el siglo XVI se podía observar, entre las capas cultas
de la nobleza polaca, un interés por América, también por la parte
que hoy llamamos Latina, pero todo ese interés se limitaba casi
totalmente a una curiosidad por los relatos y descripciones exóticas,
mientras que la información propiamente dicha sobre el Nuevo
Mundo llegaba a unos cuantos polacos. Los contactos directos de los
polacos con los países latinoamericanos eran muy escasos: un par de
personas, entre ellos un hábil militar, el almirante Krzysztof
Arciszewski, estuvieron en Brasil en el siglo XVII, al servicio del
ejército holandés; otros tantos visitaron América Latina en el siglo
XVIII, entre ellos el famoso poeta T. K. Węgierski quien hizo un
viaje a Martinica. Algunos dejaron diarios y relatos, pero, por lo
visto, su influencia sobre la formación de una imagen de los lejanos
países del otro lado del Atlántico en Polonia fue mínima. Tan sólo en
el siglo XX se despertó cierto interés por la pintoresca persona de
Arciszewski.
Dado la falta de información directa (los misioneros polacos en
América eran bien raros) en la Polonia de los siglos XVI-XVIII, se
servía de los no muy abundantes relatos y ensayos extranjeros (de
Europa Occidental). En general, el conocimiento de la América
hispana y portuguesa era de un nivel relativamente bajo. Un mayor
interés por América Latina, sobre todo por los indios, típico de la
Ilustración, lo observamos tan sólo en el siglo XVIII, en la época de
repartos de Polonia, de intentos de reformar el Estado y de esfuerzos
para mantener la independencia del país, amenazada por Rusia,
Austria y Prusia (1772-1795). Aquel interés no fue casual; se
buscaba claras analogías y justificadas paralelas entre las descritas
con comprensión y simpatía vicisitudes de los Estados indios (el
azteca y, sobre todo, el incaico), destruidos por los invasores y la
situación de Polonia, amenazada con agresión y aniquilación. La
culta, patriota y reformista nobleza polaca de la segunda mitad del
siglo XVIII veía la América Latina como un continente de la libertad
indígena aplastada por la agresión colonial. Así pues no hay que
extrañarse que en los años 1781, 1794 (la época de la insurrección de
Kościuszko) y 1801 se publicara tres veces la obra de Marmontel Los
incas traducida al polaco. Entre sus admiradores estaba también el
joven Adam Mickiewicz.
Durante los años de la caída de Polonia, las amplias masas de la
sociedad polaca no sabían casi nada sobre la América Latina y no
tenían sobre ella ninguna opinión, mientras que las capas cultas
demostraban una gran simpatía hacia sus habitantes, sobre todo hacia
los cultos y valientes indígenas, siendo su punto de referencia los
tiempos precolombinos y no la poco conocida América del siglo
XVIII.
El siglo XIX (1795-1918).
1. Generalidades.
La pérdida de la independencia de Polonia, su repartición entre Rusia,
Prusia y Austria, la esclavitud nacional que duró los largos 123 años
del siglo XIX polaco, fue un hecho que esencialmente contribuyó, al
tipo, la frecuencia, el alcance social e intensidad de los contactos
polaco-latinoamericanos, a la formación de la opinión polaca sobre
América Latina y su imagen en la conciencia de los polacos.
Polonia, que había desaparecido del mapa como Estado, no mantenía
ningunos contactos políticos con los Estados latinoamericanos
creados a principios del siglo pasado. Tampoco podía Polonia,
inexistente en la política europea, entablar y organizar relaciones
económicas o culturales con Latinoamérica. Todo aquello impedía y
a veces incluso imposibilitaba la llegada de informaciones propias
sobre América Latina hacia los círculos gobernantes, ya que no los
había en Polonia. De alli viene la falta de fuentes creadas por
instituciones polacas, de materiales a base de los cuales se podría
cristalizar una imagen «propia» o «nacional» de la economía, política
y cultura latinoamericanas. Los polacos no tenían acceso a las
fuentes informativas estatales de las oficinas y archivos rusos,
prusianos y austriacos. El tipo y cantidad de información sobre
Latinoamérica, es decir la base de formación de una opinión sobre
ella, dependía considerablemente - en cuanto a la sociedad polaca de las actividades e intereses de las potencias repartidoras, o sea
centros extranjeros.
Cabe mencionar aquí un otro factor: es natural que un pueblo privado
de su propio Estado independiente tenía que atenerse a sus
problemas, interesarse, más que nada, por su propia situación
nacional. Los intelectuales polacos, sobre todo el mundo literario,
muy importante en Polonia por sus aportaciones a la cultura y
conciencia nacionales, eran, en su mayoría, polonocéntricos. Pero
también es verdad que a los patriotas y revolucionarios polacos (los
conspiradores e insurrectos) les caracterizaba un internacionalismo
democrático; toda lucha por independencia de cualquier país la
consideraban como la suya.
Si bien durante la mayor parte del siglo XIX los contactos personales
entre los «polacos de Polonia» y los latinoamericanos eran poco
frecuentes, las seguidas olas de emigraciones políticas postinsurreccionales arrojaban a algunos patriotas polacos (soldados,
científicos, ingenieros) a América Latina. Hacia los fines del siglo
XIX empezó una masiva emigración económica de los campesinos
polacos que, en busca de trabajo, se fueron a Brasil y también,
aunque ya menos, a la Argentina.
En total hubo tres momentos o, mejor dicho, períodos de más o menos
masivos contactos culturales (tanto conflictivos como cooperativos)
polaco-latinoamericanos que indirecta e incluso directamente
despertaron un cierto interés por América Latina, o, más bien por sus
particulares países, e influyeron en la formación de su imagen en las
distintas capas y grupos de la sociedad polaca. Dichos períodos
fueron, primero, los años 1802-1809 (la isla de Haití, hoy Haití y
Dominicana), luego los años 1863-1867 (México) y, finalmente, el
período desde aproximadamente, el 1870 hasta el 1914 (Brasil, en
parte Argentina).
Independientemente de los contactos arriba mencionados, llegaban a
Polonia unas informaciones sobre América Latina procedentes, en
general, de unas indirectas fuentes extranjeras, que facilitaban la
formación de ciertas opiniones sobre este continente. La ignorancia
de los potenciales lectores constituía un obstáculo que impedía la
asimilación y transformación de estas informaciones, accesibles, en
su mayor parte, a través de textos escritos. A finales del siglo XVIII
casi un 90 por ciento de la población polaca eran analfabetos.
Todavía en 1870, en Galicia (terrenos bajo la dominación austriaca)
y en el así llamado Reinado Polaco (la ocupación rusa) un 70 por
ciento de la población no sabía leer ni escribir, mientras que en los
terrenos dominados por Prusia los analfabetos constituían un 30 por
ciento de la población. A principios del siglo XX hubo un 65 por
ciento de analfabetos en el Reinado Polaco y un 56 por ciento en
Galicia. Tan sólo en los terrenos dominados por Prusia prácticamente
se había liquidado el analfabetismo.
Al mismo tiempo los intelectuales polacos se distinguían por su
relativamente alto nivel cultural y amplios horizontes intelectuales.
Pese las persecuciones, la rusificación y germanización, y las
infavorables condiciones de un país poco desarrollado
económicamente, la ciencia polaca y - en términos generales - su
literatura abierta al mundo, llegaba en muchos campos científicos y
literarios a las alturas de los altamente desarrollados países de
Europa Occidental.
2. Fuentes de información.
Podemos distinguir entre unas fuentes de información directas e
indirectas. Por fuentes directas entiendo los varios informes de los
polacos que vivían en América Latina, asequibles en Polonia,
mientras que las indirectas son relatos de segunda mano y trabajos
tanto polacos, como, extranjeros, que estaban operando y que eran
utilizados en los terrenos de Polonia.
Dentro la primera categoría caben los manuscritos (cartas, informes,
relatos) de los soldados polacos (prácticamente de los oficiales) que
tomaron parte en la expedición francesa a Saint-Domingue. Estos
tocan los asuntos y acontecimientos acaecidos en los actuales
territorios de Haití, en parte los de Dominicana, y unas zonas de
Cuba y Jamaica (1802 - 1809). En los siglos XIX y XX se publicaron
unos cuantos interesantes diarios escritos por los soldados polacos.
Treinta o más polacos (su número exacto resulta difícil de fijar)
participaron en las guerras de independencia de América Latina
luchando al lado de los independentistas. No dejaron ellos ningunos
diarios, excepto uno, de un polaco de Ucrania, archivado en la Unión
Soviética y publicado tan sólo en 1976.
Los soldados polacos que lucharon en México, tanto al lado del
emperador Maximiliano (la mayoría), como al lado de Benito Juárez
(la minoría) dejaron unas cartas y diarios, de los cuales sólo algunos
llegaron a ser publicados, además con bastante demora.
Los relatos de los soldados de los años 1802-1867 describen
principalmente unos problemas militares, pero contienen también
unos datos interesantes sobre las cuestiones sociales, políticas y
sobre las costumbres.
Los escasos emigrantes polacos asentados en América Latina así como
los científicos, ingenieros (que desempeñaron un papel bien
importante en el Perú) y viajeros que vivían temporalmente en los
países latinoamericanos dejaron, aunque no todos, variós trabajos
científicos, comentarios de viaje y diarios. Relativamente pocos de
estos materiales fueron publicados en Polonia en la segunda mitad
del siglo XIX y a principios del siglo XX. Los trabajos de Domeyko,
por ejemplo, fueron mucho mejor conocidos en Francia y Alemania,
sin mencionar ya Chile, que en Polonia.
En América Latina trabajaban unos curas y frailes polacos. Algunos de
ellos, al regresar al país, pronunciaban sermones sobre temas
latinoamericanos (principalmente indios), dirigidos hacia las masas
populares.
La emigración campesina polaca de los fines del siglo XIX y principios
del siglo XX dejó su correspondencia enviada a Polonia. Parte de
estas cartas detenidas por la censura rusa nunca había llegado a sus
destinatarios. Las que llegaban informaban a sus familias más bien
sobre la vida particular de los colonos que sobre la parte Sur de
Brasil como tal. Se produjo sin embargo una amplia discusión sobre
la emigración polaca en Brasil (libros, folletos, artículos en la
prensa). También se organizaba conferencias y discusiones públicas
sobre el tema.
Hablando de las polémicas acerca el sentido y objetivos de la
emigración así como sus logros, tocamos ya las categorías de las
fuentes informativas indirectas sobre América Latina.
La prensa polaca, al dar las corrientes noticias políticas, se basaba sobre
el servicio de información extranjero (principalmente reimpresiones
de los periódicos franceses, alemanes y rusos) aunque a veces, sobre
todo a caballo de los siglos XIX y XX aparecían también
correspondencias; y comentarios de autores polacos. La información,
muchas veces errónea, sobre los acontecimientos políticos y
fenómenos económicos era bastante escasa. En los terrenos ocupados
por Rusia, la censura frenaba el interés de los periodistas polacos por
las guerras de independencia latinoamericanas y por los movimientos
revolucionarios. Pero a fines del siglo XIX aumentaron
considerablemente las informaciones sobre Latinoamérica (sobre
todo en lo que se refería a las guerras, golpes de Estado y cambios de
presidentes). Sin embargo se publicaba estas informaciones de una
manera bastante accidental, fuera de su contexto histórico y político,
sin ningún comentario o con uno muy insuficiente e incompleto y sin
guardar la jerarquía de su importancia.
Las revistas científicas propiamente dichas y las de divulgación
científica publicaban, sobre todo a partir de la segunda mitad del
siglo XIX, numerosos artículos de conocidos autores; en su mayoría
eran artículos de viaje, y geográficos, traducidos del francés, inglés y
alemán (a veces adaptados y abreviados) y también, como ya
sabemos, algunos escritos por los polacos. Así mismo se editaba en
unas series especiales antologías de relatos de viaje. Aparecían
también - en pequeñas tiradas - los más importantes trabajos
científicos extranjeros (geográficos, de ciencias naturales,
etnológicos, y, más raramente, históricos).
Las enciclopedias polacas, que representaban un nivel bastante alto,
prestaban mucha atención a la América Latina (menos sin embargo
que a las otras regiones del mundo), pero, por lo visto, los datos
referentes a ciencias naturales, geográficos y etnográficos dominaban
sobre los del tipo político, económico e histórico.
Los manuales de historia universal así como los de ciencias naturales y
geografía utilizados en los liceos, hablaban poco de los países y
sociedades de América Latina. En las clases de historia se
mencionaba los Estados de los aztecas e incas y la conquista,
prestando mucho menos atención al período colonial y la historia
contemporánea de Latinoamérica. En general, la información
histórica y política sobre América Latina era muy limitada. Se
escribía un poco más sobre su naturaleza y cuestiones raciales y
étnicas.
Los calendarios, populares entre el pueblo, también comprendían unas
cuantas informaciones (bastante accidentales), peto hay que tener en
cuenta que sus editores se interesaban más bien por Africa y Asia
que por América Latina.
La prensa, muy rica a fines del siglo XIX y principios del XX en unos
artículos sobre temas emigratorios, referentes en su mayoría a Brasil,
tocaba más bien indirectamente, los interiores problemas
latinoamericanos propiamente dichos.
Los libros de aventuras, tanto los traducidos de idiomas extranjeros
como los polacos, tan de moda a partir de los fines del siglo pasado,
popularizaban, en principio,
particularmente la india.
la
problemática
«exótica»,
3. Conocimientos - opiniones - imágenes - estereotipos.
El nivel de la potencial información de la sociedad polaca del siglo XIX
sobre los problemas latinoamericanos (a decir la verdad, solamente
sobre algunos de ellos) era relativamente elevado y, en varios casos,
no era ínfimo al de los países de Europa Occidental. A pesar de ello,
el conocimiento real de América Latina por parte de los polacos,
incluso de los intelectuales, resultaba muy superficial, reduciéndose a
unas vagas opiniones, unas imágenes imprecisas e ingenuos
estereotipos. Ya las informaciones recogidas hasta ahora nos
explican por qué fue así. Dado estado actual de investigaciones cabe
abstenerse todavía de sacar unas conclusiones más profundas, a
menudo tan sólo hipotéticas. Creo que hay que discutir primero unos
ejemplos concienzudamente elegidos o sea de países sobre los
cuales, en definidos periodos de tiempo, se hablaba y escribía más
que sobre los otros, y cuya imagen debería de ser más clara, así como
un ejemplo «continental». Pienso aquí en Haití, México y Brasil y en
la problemática de los indios latinoamericanos.
La epopeya de los legionarios polacos, que al lado de Francia combatían
por la independencia de Polonia, enviados por Bonaparte a SaintDomingue (San Domingo, en la literatura polaca) para aplastar la
sublevación de los negros que también luchaban por su libertad, y la
mayoría de los cuales murieron matados por los negros o por la
fiebre amarilla, está arraigada en la conciencia histórica polaca como
un doloroso recuerdo y sus lúgubres ecos hallan su reflejo hasta en la
historiografía, literatura y arte modernas. Las relaciones de los pocos
que regresaron al país se difundieron rápidamente en el ejército y en
la sociedad, todavía antes de que se publicaran los diarios de los
veteranos de la guerra de las Antillas y los trábajos científicos
correspondientes. Se conocía, más o menos, el curso de la guerra, el
heroísmo del soldado polaco con su alma desgarrado, que por una
parte quería ser fiel a sus, compañeros y a Napoleón, el supuesto
salvador de Polonia, y, por otra, simpatizaba con los negros soldados
de la libertad del general Dessalines.
¿Cuál es la imagen que ha permanecido en Polonia de este lejano país,
sometido, en los primeros años del siglo XIX a una tremenda guerra
colonial? Saint-Domingue es un país de esclavos negros, salvajes y a
veces crueles, pero, al mismo tiempo, de gentes terriblemente
explotadas, .que viven en una injusta sociedad donde unos
inhumanamente se aprovechan de los otros. Es también un país de
una hermosa, exuberante y generosa naturaleza, unas tierras fértiles
(cosa que impresionaba al soldado campesino), bien cultivadas,
cuidadas y ricas. «El negro es diferente a todo, a sus propios hijos,
que no quiere y abandona sin pesar [...]. No cuenta el pasado, sino lo
recuerda, el futuro no le interesa [...]. Vegeta sin mostrar pasión;
muere sin que nada le pese». Así explicaba el estado de espíritu de
un negro esclavo un polaco que conocía Saint-Domingue (K. Lux:
Opisanie wyspy Santo Domingo [Descripción de la isla de Santo
Domingo], «Biblioteka Warszawska», 1854, v. IV).
Las opiniones sobre la política colonial de Francia en las Antillas eran
negativas, aunque no se condenaba el colonialismo como tal, pero sí
se rechazaba el sistema de esclavitud. Tanto los soldados polacos
como sus compatriotas del país comprendían las aspiraciones
independentistas de los negros y admiraban su valentía. En 1831,
cuando la Insurrección de Noviembre, el General Małachowski, un
veterano de Santo Domingo, a los soldados polacos les ponía de
ejemplo a los insurrectos haitianos: «con mis propios ojos he visto a
negros que no solamente descalzos sino desnudos, combatían por la
libertad con piedras y palos como únicas armas» (M. Kamieński:
Kilka wspomnień starego żołnierza [Algunos recuerdos de un viejo
soldado], «Rocznik Tow. Hist. Literackiego w Paryżu», 1870- 72).
No es de extrañarse que los polacos lucharan contra las tropas de los
rebeldes de mala gana y que unos 400 soldados polacos, de los cuales
algunos pasaron al bando de los insurrectos, se quedaran en Haití,
gozando de unos privilegios concedidos por general Dessalines.
El interés de los polacos por Haití y su simpatía hacia este país no
desaparecieron a la vuelta a Europa de los que habían sobrevivido la
guerra de las Antillas, así como tampoco desapareció el interés en
que los polacos siguieran participando en las guerras coloniales. En
las revistas polacas de la primera mitad del siglo XIX salían unos
artículos que apreciaban y reconocían los esfuerzos de los haitianos
en el campo de enseñanza. Halagando a uno de los estudiantes de
liceo que elogiaba en su discurso al presidente A. Pétion, el autor del
artículo afirma: «se ve que ese negro orador podría, al lado de los
blancos, en cualquier cámara de diputados perorar» («Pamiętnik
Warszawski», 1821, v. XIX). En la historiografía polaca (S.
Askenazy y menos A. Skałkowski) tanto como en la literatura
novelesca, ya del siglo XX (S. Żeromski, W. Przyborowski, J.
Dobraczyński), domina junto con una visión antiracista de Haití, la
gran admiración por su amor a la libertad, a pesar de que se les
reprocha a veces a los haitianos por su crueldad y pereza. Era muy
raro encontrar en la literatura unas opiniones decididamente
negativas que con la aversión racista juzgasen a los negros
luchadores de la independencia y que les atribuyeran unas cualidades
diabólicas y bestiales (K. Suffczyński: Zawsze oni [Siempre ellos],
Obrazy historyczne i obyczajowe z czasów Kościuszki i Legionistów,
Kraków 1887).
El interés por la República de Haití en Polonia no había disminuido en
el siglo XX, así que todavía volveremos a tocar este tema.
Los contactos entre Polonia y México y los comienzos de la formación
del estereotipo de este país en Polonia están vinculados con los
tiempos de Juárez y del efímero imperio de Maximiliano.
La mayoría de los 2-3 mil polacos que guerrearon en México, luchaba
bajo las banderas francesas y, más amenudo, austriacas, es decir al
lado del imperio, mientras que una minoría (principalmente los
voluntarios de los EE.UU.) estaba dentro de las tropas republicanas.
Un considerable grupo de los soldados rasos fue reclutado por los
austriacos por fuerza mientras que los oficiales se presentaban
voluntariamente. La motivación de alistarse en las filas de los
intervencionistas era muy variada; hubo motivos ideológicos (como
la lucha para defender el catolicismo y el «conservatismo liberal»
europeo, apoyo para la Francia de Napoleón, considerada como
aliado de Polonia y partidario de su independencia) y otros como el
riesgo, la aventura, el dinero. La derecha polaca, tanto en el país
como en el exilio, en general apoyaba a Francia y a Maximiliano
mientras que la izquierda era pro-juarista, ya que éste defendía la
independencia de México de los invasores franceses y creían que los
polacos no deberían de tomar parte en una guerra injusta (existe una
abundante literatura de ambas partes).
Estando ya en México, numerosos soldados de intervención polacos se
daban cuenta de que no todos los mexicanos eran partidarios del
imperio y les cogían simpatía, pasando a veces a sus filas. Los
oficiales sin embargo quedaban fieles a la causa de Maximiliano.
Es difícil de saber cuál fue la imagen de México traída al país por los
soldados rasos. Hay que suponer que ésta parecía a la de los dos
principales cronistas de la epopeya mexicana y, sobre todo, a la de K.
Niklewicz cuyas memorias gozaban en Polonia de bastante
popularidad (dos ediciones). Dicha imagen dio la base para la
formación de un definido y permanente estereotipo de México en
Polonia.
México - a diferencia de la gris Europa - es un país muy lindo, dotado
en una magnífica y variada naturaleza, un país potencialmente muy
rico y abundante en unos extraordinarios monumentos del pasado.
Los mexicanos de las clases medias y altas son muy hospitalarios y
benévolos para los europeos. La sociedad mexicana está fuertemente
dividida e incluso polarizada. Lo característico de la mayoría indiomestiza es su atraso, ignorancia, primitivismo, holgazanería, pero
también son muy valientes y hasta salvajes y crueles; las clases altas
y medias están europeizadas (se subraya «lo europeo» de la capital
del país), y de una manera esnob imitan la aristocracia, inexistente en
México. Resalta la riqueza y la fuerza de la Iglesia. Los ricos
hacendados son como señores feudales que «tienen criados a su
servicio y viven en palacios como si fueran reyes» (K. Niklewicz:
Wspomnienia z Meksyku...[Memorias de México] II ed., Warszawa
1901, vol. II) mientras que los peones sufren una misería, se los
explota terriblemente y encima se los incorpora por fuerza al tan
odiado ejército.
El país está hundido en un permanente caos producido por las luchas
por poder, frecuentes golpes de Estado, inestabilidad de los
gobiernos, corrupción, bandidaje endémico, antagonismos clasistas e
ideológicos y políticos. S. Wodzicki, que veía México por el prisma
de la superioridad europea y era mucho más severo en sus opiniones
que Niklewicz, escribía «Opinando en general sobre toda la
población de ese país, tanto los indígenas como los mestizos y los
criollos, hay que decir que las agitaciones centenarias, desde el
momento de liberarse del dominio español, la falta del sentido moral,
del sentido de honor, la corrupción y la depravación de las
costumbres, han degradado el sentido de la dignidad personal hasta
tal punto que llegaron a convertir esta población mixta en hombres
privados de honor y de fe» (S. Wodzicki: Z ułanami cesarza
Maksymiliana w Meksyku [Con los ulanos del emperador
Maximiliano en México], Kraków 1931).
La visión de México anno domini 1867, presentada por Niklewicz, es la
siguiente: «¿qué es lo que fue el presente? Una república que quita
los bienes a los ricos y al clero, un imperio que promete mucho y no
puede hacer nada, un país abundante en riquezas pero pobre porque
el pueblo estaba sin derechos y títulos de propiedad; por todas partes
reinaba el desorden, horror, corrupción, intrigas, vileza, humillación,
violencia y ambiciones contradictorias».
Los cronistas advierten la cada vez mayor (en los años 1865 - 1867)
hostilidad de las varias capas de la sociedad mexicana hacia los
intervencionistas, respetan el valor y el desprecio a muerte de los
juaristas masivamente fusilados aunque, sin embargo frente al
complicado dilema de la tenaz Guerra civil unida con la intervención
extranjera, dan la razón a Maximiliano y ven las posibilidades de
calmar el país y promocionar su armónico cfesarrollo bajo su
gobierno, o mejor dicho, un gobierno conservador.
Hacia los fines del siglo XIX y a comienzos del XX aparecen varios
artículos de prensa y diarios (Dunikowski) que hablan del México
precolombino y el independiente. Juárez, visto desde la perspectiva
de varios años, está considerado un positivo reformador y luchador
por la independencia, pero, se elogia más que nada los
«civilizadores» y modernizantes gobiernos de Porfirio Díaz y la paz
porfiriana. El orden introducido por Díaz no podía, sin embargo,
borrar el estereotipo de México arraigado en Polonia, es decir el de
un país gobernado con la pistola en la mano.
Brasil despertó en Polonia un interés social superior al demostrado por
Haití y México. También en este caso el interés estaba enfocado
sobre los colonos polacos y, en consecuencia, sobre las regiones
donde se asentaban (Paraná, Santa Catarina, Rio Grande do Sul). La
visión de Brasil en Polonia se cristalizaba a través del prisma de las
vicisitudes, problemas y dilemas de los campesinos emigrantes
polacos, que, alienados, vivían su propia vida al margen de la
realidad brasileña.
La imagen de Brasil o mejor dicho de su parte sur, fue creada a base de
relatos y experiencias de dos grupos sociales distintos. El primero lo
constituían los pobres campesinos, analfabetos en su mayoría, a los
cuales llevó a Paraná o Rio Grande do Sul la misería de Polonia y
quienes mantenían varios tipos de contactos con su vieja patria. El
segundo grupo eran los escritores, científicos, políticos y activistas
sociales que habían visitado la «Nueva Polonia» brasileña, la
describían y participaban en la discusión sobre la necesidad y los
objetivos finales de la emigración polaca, expresando a veces
opiniones opuestas.
Falta, prácticamente, una imagen completa de Brasil - país, Brasil Estado y Brasil - sociedad. Tanto en la emigración como en Polonia
se percibe solamente algunos fragmentos de ésta: geográficamente los Estados del sur, étnicamente - los brasileños del Sur y los
alemanes; económicamente - el campo y la agricultura y
políticamente - la ayuda y protección prestadas a los inmigrantes por
parte de las autoridades estatales y federales.
Los campesinos polacos estaban encantados con la belleza y
exuberancia de la naturaleza y con la fertilidad de la tierra. Sobre
todo había mucha tierra, cosa que era de mayor importancia para los
imigrantes polacos que en su patria no la tenían o la tenían muy
poco. El campesino se hacía el propietario y hombre libre. La imagen
que los emigrantes dieron a conocer en Polonia fue la de un país
donde cada uno es libre e igual (tanto en los tiempos del imperio
como los de la república). Fue una libertad de la arbitrariedad y
explotación del señor feudal así como, libertad de la explotación
nacional.
«Las libertades os están esperando. El enemigo salvaje
No os arrancará ni la lengua ni el alma...»
(S. Kossobudzki)
El padre A. Zieliński, uno de los pionieros del asentamiento polaco en
Brasil, antes de venir allí, había estado en México con las tropas
austriacas del emperador Maximiliano. En 1868 les decía a sus
compatriotas de Santa Catarina: «no hay nada mejor que nuestro
Brasil, un país de orden y paz, un Estado del buen emperador Pedro
II, protector de extranjeros y gente trabajadora» (Emigracja polska w
Brazylii. 100 lat osadnictwa [La emigración polaca en Brasil. 100
años de asentamiento],Warszawa 1971).
«Los asentados se quedaban impresionados con la ayuda estatal
brasileña» (M. Kula: Polonia brazylijska [Los polacos en Brasil], en
imprenta) mientras que los intelectuales polacos la criticaban mucho
(aplicando la crítica a todo el país). Desaprobaban vehemente las
malas condiciones de las barracas designadas a los inmigrantes en los
puertos brasileños, la falta de ayuda en el transporte y al instalarse en
el campo.
Tanto los polacos en Brasil que los del país, hacían destacar el
primitivismo de la agricultura indígena, la misería y la pereza del
campesino brasileño. Los incultos campesinos polacos, con su
cultura agrotécnica muy baja y sobre todo los intelectuales veían en
Brasil un país para «civilizar» y en sus habitantes, los mestizos más
que los blancos, a unos atrasados y salvajes. Pero no se quejaban
demasiado ya que todos los brasileños eran católicos. Maria
Konopnicka escribía así en su poema El Señor Balcer en Brasil:
«[...] se dice que son países ricos, en oro
abundantes; pero su pueblo es negro y salvaje,
y por eso nos quieren tener allí, los católicos».
Los periodistas y con ellos la opinión pública en Polonia, durante
bastante tiempo, pensaban en Brasil como un país
extraordinariamente rico, pero arruinado económicamente por la
insensata política del gobierno. Si Brasil había logrado algo, era
gracias a los extranjeros, europeos, y a los polacos entre ellos.
A parte, y en cierto modo fuera de la visión total de Brasil, operaba en
la conciencia de los polacos una imagen separada de los indios no
solamente los brasileños sino indios en general. El interés por los
indígenas americanos, superior al por los negros latinoamericanos
(menos atractivos por ser influidos por su exótica africana),
complementa con esta exótica preferidad la imagen de un continente
dominado por blancos que le traían consigo la «civilización» y, a la
vez mantenía la convicción sobre la propia superioridad europea (de
Europa Occidental).
Las informaciones que llegaban a Polonia sobre los indios eran bien
abundantes (relatos y libros de viaje, trabajos geográficos y
etnográficos, sermones, manuales, novelas, etc.); transformadas
daban una visión estereotípica de la vida, costumbres e importancia
de la población india.
Hasta los fines del siglo XIX se cristalizaron cuatro, o mejor dicho tres,
sub-estereotipos del indio latinoamericano. El primer de ellos era una
imagen de un hombre de una cultura antigua y desarrollada,
derrotado por los conquistadores, de un digno y valiente luchador por
la libertad (sobre todo los incas, pero también los aztecas, los mayas
y los araucanos). Aquellos indios valientes, que no merecían su
destino miserable, gozaban de la simpatía de la opinión pública
polaca. Esta imagen tan positiva de ellos fue un resultado y
continuación de las paralelas, conocidas en el siglo XVIII, en las
cuales se encontraban los pueblos nobles y valientes (los indios y los
polacos), vencidos por los invasores crueles.
El segundo sub-estereotipo lo constituía la imagen del indio, de un nivel
inferior al de los incas o de los aztecas, un indio bueno, servicial, que
se estaba civilizando gracias a la redentora influencia moral de la
religión católica. El indio mencionado poblaba en grupos de desigual
numerosidad toda América Latina.
El tercer y el cuarto esquema abarcaba a los aborígenes retrasados y
desconfiados, encontrándose entre ellos los salvajes del interior de
Amazonia o de la Tierra del Fuego.
A finales del siglo XIX y en los principios del siglo XX el esquema y
sus variantes sufrieron unas modificaciones a raíz de la influencia de
las novelas (p. ej. de Carlos May y otros) como también del cine (la
diversión bastante frecuente en las ciudades polacas ya en los años
1910-1918). Se produce una imagen «sintética» del indio del Oeste
Salvaje de los Estados Unidos, mientras que la imagen variada
persistente hasta entonces se borra y desvanece paulatinamente.
No es fácil resumir la visión de América Latina en Polonia del siglo
XIX; ¡Sabemos pues tan poco de ella!
El primer problema que se nos presenta es el del alcance social del
interés y conocimiento de América Latina. Era escaso, es cierto.
¿Quizás fuese más amplio en la alfabetizada «Polonia prusiana» que
en los terrenos ocupados por Rusia y Austria? Es difícil decirlo. En
general, podemos suponer que la imagen parcial y deficiente de
Latinoamérica, una visión basada más que nada en las informaciones
casuales pasó el limite de 10% de la sociedad «culta» en dos casos:
en las cuestiones brasileñas (porque concernían tanto a los
campesinos como a los intelectuales) e indígenas (se abordaba esta
problemática, entre otros, en los periódicos dirigidos al pueblo). En
numerosas cuestiones reinaba una ignorancia total.
Una cosa es cierta. Cualquiera que fuesa la imagen de América Latina,
estaba ella dominada y vista a través del prisma del interés en los
problemas polacos, nacionales, políticos y emigracionales. De aquí
pues se exponía (con simpatía), sobre todo entre los intelectuales, el
problema de la lucha por la libertad, desde Dessalines, hasta los
insurrectos cubanos de 1895-1898 (como ocurre en la novela de W.
Umiński, Los Filibusteros, editada en 1901, que desenmascaraba los
verdaderos objetivos de la intervención norteamericana en Cuba).
En el aspecto geográfico la imagen de numerosos países no se había
cristalizado por falta casi completa de interés e informaciones (p. ej.
América Central, la mayor parte de las Antillas, el Ecuador,
Venezuela, Bolivia).
Destacaban poco en la imagen de América Latina los problemas
económicos y políticos, eran más visibles los temas sociales, sobre
todo el racial. Se consideraba a la mayoría de los países
latinoamericanos como naciones potencialmente ricas, pero mal
gobernadas y mal manejadas económicamente. Se creía, con el
sentido de superioridad, que los regímenes inestables, que se
sucedían con frecuencia unos a otros a causa de los incomprensibles
golpes de Estado, no podrían dominar el caos, ni tampoco superar el
atraso y la pereza común. Se apreciaba como un factor altamente
positivo la actividad de los emigrantes de Europa y los ejemplos
económicos y de civilización que fluían del Viejo Continente. Se
percibía, aunque no muy claramente, la dualidad social (grandes
contrastes) y racial existentes en América Latina. Lo más esencial y
fascinante en la visión de Latinoamérica, era sin duda lo exótico: la
naturaleza, las costumbres, lo racial (los indios).
El siglo XX (1918-1939/45)
1. Generalidades.
En el período mencionado el marco de los contactos polacolatinoamericanos se había ampliado, aumentándose asimismo su
frecuencia. Dichos contactos se convirtieron en relaciones
«normales», extensas, comparables a los contactos de otros países
europeos con Latinoamérica: Polonia obtuvo pues la independencia.
Casi desde su renacimiento, el Estado polaco apareció en la escena
de América Latina. En 1925, la República de Polonia mantenía
relaciones diplomáticas con 5 países latinoamericanos (con
Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay); en 1933, ya con 17
países, y en 1937 mantenía relaciones con 20 países
latinoamericanos. Sin embargo, las representaciones diplomáticas a
nivel de legación funcionaban solamente en 3 capitales
latinoamericanas: en Rio de Janeiro (1920), en Buenos Aires (1922)
y en la Ciudad de México (1931). Al mismo tiempo el recientemente
renacido Estado polaco emprendió y organizó el intercambio
comercial de escasa importancia (ya que el valor del intercambio con
los países de América Latina constituía apenas entre 1 - 6% del
volumen total del comercio exterior polaco); los socios comerciales
más importantes de Polonia eran entonces Argentina y Brasil. La
viva actividad política, diplomática y comercial (como también la de
viajes) de Polonia en América Latina colocaba al país en el segundo
lugar (después de Checoslovaquia) entre los nuevos Estados de
Europa Central, los cuales por su parte mantenían una política casi
enteramente europeísta (eurocéntrica).
La renacida Polonia se hallaba destruida y desangrada (la guerra de
1914-1918, la guerra polaco-soviética de 1919-1921); su economía
poco desarrollada sufría serias dificultades. El desempleo en las
ciudades, y el superávit de la mano de obra en el campo retrasado
permitieron que persistiera la emigración económica (que se
mantenía masiva hasta los principios de los años treinta), organizada
en parte por el Estado; era la emigración tanto de los polacos, como
de las «minorías» (los judíos, los ucranianos). Los emigrantes se
dirigían en su mayoría a Europa Occidental, a los Estados Unidos y
Canadá, pero también a la América Latina (110 mil a la Argentina,
40 mil a Brasil, 12 mil a Paraguay, más de diez mil - sobre todo en
forma de tránsito, en su camino a Argentina - a Uruguay, y unos
miles de emigrantes, principalmente judíos, a México, Colombia,
Costa Rica y Cuba).
Tras el período de la falta de independencia se emprendieron grandes
esfuerzos, encaminados al renacimiento y desarrollo de la cultura, de
la educación, de la prensa y, en general, al desarrollo de la literatura
nacional. A pesar de ello se mantenía, sobre todo en el campo, el
analfabetismo (el índice de analfabetos ascendía al 35% en 1921; en
1931 era de 23%).
Después del golpe de Estado de mayo de 1926 se fortalecío en Polonia.
institucíonalizándose en los años treinta, el régimen autoritario. En
los años treinta pudo notarse el acercamiento de Polonia a los países
fascistas y las autoridades supremas de la nación proclamaban que a
pesar de la debilidad económica y militar del Estado, Polonia era una
gran potencia que merecía poseer colonias ultramarinas. La Liga
Marítima y Colonial se convirtió en una organización social más
fuerte (apoyada por el gobierno) de la Polonia del período entre las
dos guerras mundiales.
Durante la II Guerra Mundial se activaron las relaciones entre el
gobierno polaco residente en Londres y algunos países amigos de
América Latina. Por la primera vez en la historia, el primer ministro
del gobierno polaco efectuó una visita oficial en un país de América
Latina (en México). Una parte de los emigrados políticos, de los
exiliados de la guerra, entre ellos los escritores conocidos
(Gombrowicz, Tuwim) encontró asilo en América Latina. La nueva
ola de emigrantes llegó allí directamente después de haber terminado
la II Guerra Mundial.
2. Fuentes de información.
Aparece un nuevo tipo de fuentes surgidas de las oficinas del Estado
nacional inexistente en el pasado. En el Archivo de las Actas Nuevas
se conservó, después de las graves destrucciones durante la II Guerra
Mundial, una parte de documentos y correspondencia de las
representaciones diplomáticas y consulares polacas en América
Latina. Estos materiales eran la base de la información y formaban la
imagen de América Latina en las esferas del gobierno.
Indirectamente, creaban la imagen del continente latinoamericano
también los materiales de la Unión Mundial de los Polacos en el
Extranjero (manuscritos, impresos Ínformativo-propagandísticos,
periódicos dedicados a la problemática de la emigración) y de la Liga
Marítima y Colonial.
Los diarios y los periódicos de distintos matices políticos
(principalmente eran periódicos polacos, pero también judíos y
ucranianos) enriquecieron, sobre todo en los años treinta, su servicio
informativo de América Latina. A diferencia del período de antes de
1918, los diarios y los periódicos se basaban con más frecuencia en
las noticias propias (los periodistas, literatos o activistas de
emigración incrementaban la frecuencia de sus viajes a la América
Latina) y en las informaciones oficiales de la Agencia Telegráfica
Polaca, aunque en la mayoría de los casos se servían de las noticias
procedentes de las agencias de prensa de los Estados Unidos y de los
países de Europa Occidental.
Aparecían no pocos libros valiosos sobre América Latina,
principalmente del turismo, de viajes, libros de etnografía que salían
de la mano de unos escritores muy a menudo buenos. Se editaba
pocos libros sobre los sistemas políticos o sobre la economía.
Faltaban por completo los originales trabajos científicos polacos
sobre la historia, así como también los trabajos críticos sobre la
cultura. La situación en la disciplina de la geografía era mucho
mejor.
Los manuales polacos traían las informaciones básicas de la geografía
de los países latinoamericanos; en tanto, en la disciplina de la historia
se aludía solamente a las culturas precolombinas y a la conquista, sin
informar siquiera de la historia contemporánea.
3. Conocimientos - opiniones - imágenes - estereotipos.
El incremento considerable del número de informaciones hizo que el
margen del posible conocimiento sobre los países de América Latina
se amplió considerablemente en comparación con el período de
transición entre los siglos XIX y XX, y todavía más, comparándolo
con los primeros decenios del siglo pasado. Sin embargo, seguía
manteniéndose la diferencia entre el conocimiento potencialmente
accesible y el saber deseado y adquirido, que permitiese formar una
opinión sólida sobre América Latina.
Parece que la actitud de la mayoría de las clases poseedoras, de los
intelectuales y de las capas medias frente a los problemas del mundo
tan lejano adquirió - más que antes - el matiz europocéntrico y
nacionalista. Aumentó este singular sentido de superioridad frente a
los países de Africa y América Latina, menos en relación a Asia, la
cual se temía («el peligro amarillo»). No hay que extrañarse entonces
que dominara poca preocupación en cuanto al entendimiento de los
procesos que sucedían en Latinoamérica, a menos que se tratara de
los problemas polacos, que atraían la atención, pero que eran
erróneamente comprendidos, por ser autónomos, arrancados del
contexto latinoamericano.
La marcada diferenciación política de la prensa, visible en la
interpretación de los acontecimientos que tenían lugar en América
Latina, influía en la diversificación de las opiniones de sus lectores
sobre el continente. Resultaron ser contradictorios dos «bloques de
prensa»: el nacionalista-clerical por un lado y el socialista-popular
por el otro (el Partido Popular era en los años treinta el partido
político más fuerte de Polonia).
El servicio diplomático polaco formaba la imagen de América Latina en
las esferas gubernamentales. Era aquella una imagen bastante
incompleta desde el punto de vista de la geografía. Para el personal
diplomático polaco en el extranjero y para las autoridades supremas
eran importantes solamente algunos países y precisamente ellos
representaban en algún sentido a la América Latina. Me refiero aquí
a la Argentina y Brasil y luego también a Uruguay, Paraguay, Chile,
el Perú y México. Al parecer sin embargo, solamente la Argentina
era tratada sin aquel sentido de superioridad, por ser una nación
económicamente desarrollada, civilizada, organizada con habilidad,
similar a Europa.
En el aspecto económico, se veía a la América Latina (con excepción
de Argentina) como un continente atrasado - principalmente agrícola
- exportador de los prodúctos agrícolas y - en parte - de las materias
primas. Se percibía sin embargo el progreso de la industrialización,
sobre todo en los años treinta, en tales países como Brasil, Argentina
y México. Se consideraba natural la dominación extranjera y la
dependencia económica de los centros de Europa Occidental y de los
Estados Unidos, ya que - como se creía - sin ello el desarrollo de
Latinoamérica hubiese sido irrealizable. Se observaba con cierta
inquietud el creciente «nacionalismo económico» y las tendencias
nacionalistas y populistas, fascistas, progresistas y revolucionarias
(que se manifestaron en los años treinta), buscándose en ellas (en el
marco de las fobias y obsesiones anticomunistas) el peligro
comunista y la subversión soviética. La vida política de América
Latina era tratada por los círculos gubernamentales polacos en las
categorías del personalismo y élite tradicional, subrayándose la
inestabilidad del poder. Se notaba muy bien el abismo existente entre
los gobernantes y los gobernados, se percibía agudos conflictos
sociales, se estaba consciente de la presión creciente de las masas
sobre los gobiernos (el rol de los sindicatos, de los partidos políticos
de izquierda, etc.). Parece que los círculos gubernamentales y
diplomáticos polacos subestimaron la importancia del creciente
sentimiento «antiextranjero» y la influencia del nacionalismo
revolucionario. Sin embargo un diplomático polaco, opinó
acertadamente en 1936 la situación y la atmósfera de Nicaragua
después del asesinato del general Sandino, quien luchaba contra los
invasores norteamericanos y quien «gozaba hasta después del retiro
de estas tropas de una desagradable, para los Estados Unidos,
popularidad entre la inmensa mayoría de nicaragüenses». Es
interesante que la cultura latinoamericana era considerada poco
original, secundaria, dominada por la civilización europea.
El Ministerio de Relaciones Exteriores y una parte de los activistas de
emigración veían a la América Latina y, principalmente al Brasil,
como un terreno adecuado para asentar allí una colonia polaca. El
gobierno brasileño era calificado de poco eficaz y débil y las
estructuras estatales se las consideraba no cristalizadas, Es por eso
que se realizó una política de aislamiento cultural de la comunidad
polaca en Brasil, con ei fin de aprovechar en el futuro su potencia y
para poder establecer en las fronteras entre Brasil, Argentina y
Paraguay una colonia polaca. Era una idea conforme con los
proyectos de algunos empleados del Ministerio de Relaciones
Exteriores. En uno de aquellos proyectos, de 1936, se puede leer lo
siguiente: «para la posición imperial de Polonia es indispensable la
obtención de un factor de influencias políticas en los terrenos
extraestatales, pero el objetivo, a larga distancia, es la obtención de la
soberanía sobre los nuevos terrenos, fuera del único territorio
soberano, hasta ahora, en la cuenca del Vístula». Las autoridades
brasileñas - para el asombro de los políticos polacos - conocían bien
la existencia de estos planes. La política de «nacionalización» de
Getulio Vargas (1938) puso fin a las ilusiones utópicas colonialistas
y los emigrantes polacos en Brasil sufrieron una serie de
persecuciones. La imagen del Brasil semicolonial, débil, sin una
cohesión interna, desapareció para siempre.
En el período comprendido entre las dos guerras mundiales creció el
interés por México como un lugar de un experimento social. Si bien
es cierto que se sabía poco de la Revolución Mexicana cuya imagen
estaba limitada a una inexplicable sucesión de guerras, rebeliones,
golpes de Estado y masacres, también se observaba cautelosamente
el conflicto religioso en México, interpretándolo de maneras opuestas
en los círculos derechistas e izquierdistas (vide mi ponencia sobre
este tema). La izquierda polaca no comunista opinaba que el régimen
de Lázaro Cárdenas era de carácter popular, socialista y
anticapitalista. La derecha en cambio lo consideraba como el
gobierno cripto-comunista y a veces hasta bolchevique. Los
diplomáticos polacos tenían en este caso una opinión más
equilibrada, subrayando el nacionalismo de la Revolución Mexicana
y el carácter propio de la ideología y de la política de Cárdenas. El
gobierno polaco; considerando la postura de México respecto al caso
de Etiopía y la Guerra Civil en España, calificó a México al grupo de
los países «influenciados por la doctrina comunista o la del frente
popular» (de la carta del ministro de Relaciones Exteriores J. Beck,
del 28 de mayo de 1937; manuscrito: AAN-MSZ n° 1787).
No cabe duda, al parecer, que en todavía poco clara imagen de América
Latina, las cuestiones políticas (más que económicas) empezaron a
manifestarse- junto al elemento polaco y emigracional - con mayor
fuerza que en el período de antes de la I Guerra Mundial. A pesar de
ello, el exotismo de América Latina tendía a ocupar en esta imagen el
lugar principal, por lo menos en los medios de la juventud educada,
así como también entre los intelectuales que no participaban
activamente en la vida política. La imagen del folklore exótico y de
la naturaleza abundante era formado por numerosos libros
(generalmente de buen nivel) de viajes y reportajes; adquieren aquí
un valor del símbolo los libros de A. Fiedler y sobre todo Los peces
cantan en Ucayali. Sin embargo, parece que en aquella imagen se
hacen más visibles que antes, las ciudades. La gente nota cada vez
con mayor frecuencia las grandes ciudades, parecidas a las europeas,
las metrópolis (Rio de Janeiro, Buenos Aires, México, La Habana).
No basta ya limitar la imagen geográfica de América Latina a unos
cuantos países del continente. Aparecen en la prensa las
constataciones que los polacos demuestran demasiado interés en los
países poco interesantes, tales por ejemplo como Argentina y Brasil,
conociendo poco sobre Bolivia, el Perú y México - los países
originales, de una antigua y rica cultura propia.
En dicha imagen, América Latina sigue siendo poblada por unos indios
salvajes e ingenuos, pero la presencia de éstos en el estereotipo ya se
destaca menos. Pasan al plano inmediato los indios-creadores de las
grandes culturas precolombinas o los indios que dan forma a la nueva
vida del México revolucionario. A esta nueva visión del indigenismo,
unos pocos incorporan a la persona de Zapata. Pero al mismo tiempo
las películas y las novelas de aventuras imponen el estereotipo del
indio norteamericano «con su penacho de plumas».
El interés y a veces la fascinación por América Latina abarca a una
muy pequeña élite intelectual. Las grandes masas, a cuya conciencia
llega una imagen fragmentaria de Latinoamérica se interesan por el
exotismo, despreciando los países de opereta, con sus dictadores de
opereta a la cabeza. Un puñado de hombres educados asocia p. ej.
México con los aztecas, los mayas, con la revolución, Zapata y
Cárdenas, mientras que para las masas el nombre de México tiene un
doble sentido: el de un país (sentido geográfico) y la nación que
simboliza el caos, el banditismo, el desorden, el de un país donde el
revólver lo decide todo (sentido popular, casi proverbial).
¿Ocurre en Polonia, en el período entre las dos guerras mundiales el
cambio importante y el enriquecimiento de la imagen de América
Latina? Parece que no. Los cambios son solamente cuantitativos y no
cualitativos. Tanto como el margen de la ignorancia respecto a los
problemas de América Latina sigue siendo muy extenso, así también
la imagen del continente lejano en la conciencia de los que «saben
algo» (los hay en 1939 seguramente más que en 1914) permanece
intacta en su esencia. América Latina sigue siendo principalmente
Brasil, donde los polacos cumplen sus misiones civilizadoras
(aunque en realidad se encuentren al margen de la sociedad
brasileña). Sin embargo la imagen de América Latina se enriquece
paulatinamente y se libera del «prisma» polaco y emigracional. Hay
en ella menos curiosidades y cosas exóticas, aparecen más los
problemas sociales, culturales, políticos.
Siglo XX (1945-1978).
1. Generalidades.
Después de la II Guerra Mundial, el desastre más grande para la nación
polaca en el curso de su complicada historia, tras enormes pérdidas
humanas y terribles destrucciones, el Estado polaco renació dentro de
unas fronteras distintas a las de los años 1918-1939, desplazadas
hacia el oeste; su sistema político adquirió una nueva forma
ideológica. Los primeros años de la reconstrucción (1944/45-1948)
fueron muy difíciles; fue un período en el cual se inició una profunda
revolución, social acompañada de agudos conflictos políticos e
incluso enfrentamientos armados internos. La Polonia de aquellos
años se volvía hacia sí misma, hacia sus propios problemas, hacia los
dilemas de la nada fácil formación de una sociedad socialista. Luego,
llegó el período de, la guerra fría, el período que traía consigo el
aislamiento y el auto-aislamiento, llegaron los tiempos de la
«movilización general» de la época estalinista, los años del primer
grán empuje a la industrialización socialista. Fue una época de
profundas transformaciones sociales que traían la idea del
igualitarismo del pueblo; fue un período de la gran movilidad
migracional dentro del territorio polaco, y de la revolución,
educacional (la liquidación del analfabetismo, gran desarrollo de la
red de escuelas, divulgación masiva de la prensa y libros). Se
desarrollaba, sobre todo entre la generación de los jóvenes, un
profundo cambio ideológico, no libre todavía del sectarismo y de los
«blancos y negros» esquemas clasistas.
Está estrechamente ligada con estos cambios la reorientación
metodológica de las bien desarrolladas ciencias sociales hacia el
marxismo; se trata sobre todo de la historiografía marcadamente
polonocéntrica en el período precedente al año 1956.
El año 1956 trajo consigo un importante cambio del modelo socioeconómico y político-cultural del socialismo, el cual quedó abierto
desde entonces (incluyendo transformaciones posteriores ocurridas
en los años 1968-1971) al mundo, a diversos conceptos e ideas,
anteriormente rechazados, del socialismo que realizaba el programa
de la coexistencia pacífica. El rápido desarrollo económico, una
nueva etapa de la industrialización de Polonia en los años setenta y la
política exterior activa trajeron como. consecuencia la multiplicación
de los contactos económicos, comerciales científicos y culturales
tanto con los países socialistas (la integración de los países del
CAME) como con los países capitalistas y el - así llamado - «Tercer
Mundo». Se efectuó «una revolución informativa» y una revolución
en los contactos interhumanos, a escala internacional (la radio, la
televisión, afluencia y lectura de prensa extranjera del Occidente,
intercambio de correspondencia con todo el mundo, incremento
enorme de viajes efectuados por los polacos al extranjero, de distinto
carácter y variada duración, llegadas frecuentes de extranjeros a
Polonia).
Subió el interés de la sociedad por los problemas del mundo no europeo
(decolonización, revoluciones y movimientos de liberación nacional,
explosión demográfica, los problemas raciales y culturales de los
países del Tercer Mundo); este interés se hizo visible sobre todo en
los años sesenta y abarcaba a los círculos de diferentes ideologías. En
el presente decenio, parece disminuir la simpatía y el interés por el
Tercer Mundo; en tanto, crece la tendencia de enfocar los problemas
dé Tercer Mundo desde el punto de vista eurocéntrico.
Se desarrollaron los contactos políticos de Polonia con América Latina.
La República Popular de Polonia mantiene relaciones diplomáticas
con casi todos los países latinoamericanos (con excepción de Chile desde 1973, el Paraguay, Guatemala, el Salvador y la República
Dominicana); tiene sedes diplomáticas en 8 capitales de América
Latina. Los vínculos muy estrechos unen a Polonia con Cuba, aunque
el área de cooperación con este país es menor en comparación con
algunos otros países socialistas europeos, tales p.ej. como la Unión
Soviética, Checoslovaquia, Bulgaria. Las visitas oficiales de alto
nivel (aparte de Cuba) fueron intercambiadas entre México y
Polonia. El ministro de Relaciones Exteriores de Polonia visitó hace
unos meses México, Panamá, Venezuela y el Perú. Las delegaciones
parlamentarias polacas efectuaron también visitas en América Latina.
Se desarrolló asimismo un intercambio cultural y deportivo. Técnicos
y otros especialistas polacos trabajan en los países de América
Latina, principalmente en Cuba, pero también en el Perú, Colombia y
otros países. Este hecho está relacionado con el incremento del
intercambio comercial en los últimos años y con la cooperación
industrial (el intercambio comercial, al igual que antes de1939, no,
tiene mayor importancia en el volumen total del comerci o exterior
de Polonia). Con frecuencia, sobre todo a partir de 1960, visitan
América Latina los periodistas y los escritores polacos, mucho más
raramente los científicos. Sin embargo, el movimiento turístico no se
ha desarrollado y el número de visitas, de los polacos a América
Latina y de los polacos asentados en el continente. a Polonia, sigue
siendo muy limitado. Después de 1956, se repatrió a Polonia un
escaso número de personas, principalmente de Argentina y del
Brasil.
Notemos que el idioma castellano, casi desconocido en Polonia y tan
importante para el entendimiento del mundo latinoamericano,
empezó a ser objeto de interés tan sólo en los años 60 y 70;
anteriormente estaba considerado innecesario y marginal no
solamente en comparación con el francés, inglés, alemán o ruso, sino
también con el italiano (es característico que el primer, y no muy
extenso, diccionario polaco-español y español-polaco apareció en
1938). La cantidad de personas que aprenden el castellano aumentó
considerablemente; en distintos cursos (en las escuelas secundarias con algunas excepciones - no se lo enseña) ocupa generalmente el
lugar ihmediatamente después de los cuatro «grandes idiomas»
mencionados. El portugués sigue siendo todavía el idioma marginal.
2. Fuentes de información.
Fuentes oficiales (gubernamentales y del partido), bastante numerosas e
importantes para influir la opinión pública, fuentes de carácter
político y económico se guardan en los archivos (son accesibles las
del período hasta 1949-1950); sin embargo, la mayoría de ellas
fueron publicadas (declaraciones, informes, discursos, comentarios
oficiales de la Agencia Polaca de Prensa PAP).
Los diarios y los periódicos polacos escriben mucho sobre América
Latina a partir del fin de los años 50. En los años 60 se estableció una
representación permanente de prensa polaca en América Latina. Las
noticias de América Latina (.actualmente de casi todo el continente)
se caracterizan por un amplio margen temático (economía, problemas
sociales, política, relaciones internacionales, cultura y literatura). Los
semanarios, como también los mensuales (especialmente los
«Kontynenty» - «Continentes») dedicaban mucho lugar a los
problemas latinoamericanos (en el caso de los semanarios se trataba
de artículos propios o traducidos de otros idiomas).
La radio y la televisión polaca difundían muchas informaciones sobre el
presente y el futuro de América Latina. Se estrenaba en Polonia
cierto número de películas latinoamericanas de largo metraje (en su
mayoría mexicanas y cubanas) y también las películas documentales
para el cine y la televisión. Las populares películas norteamericanas
(tipo «western») difundían algunas informaciones y muchas
desinformaciones sobre México.
En los años 60 y 70 fueron traducidos y publicados en Polonia casi 100
volúmenes de prosa iberoamericana (novelas, cuentos). Tenían lugar
frecuentes encuentros con escritores y críticos latinoamericanos, se
daban conferencias por ejemplo en la Asociación de los Amigos de la
Cultura Ibérica (existente desde 1957). Los polacos (cada vez más
numerosos) que estuvieron durante algún tiempo (más o menos
corto) en los países de América Latina se convirtieron, en sus
círculos familiares o profesionales, en los portadores de
informaciones y opiniones sobre las cuestiones latinoamericanas.
Las exposiciones bastante frecuentes de las artes plásticas o de
fotogramas fueron visitadas por muchas personas, pero sobre todo en
las grandes ciudades del país. Actuaron también en Polonia
conjuntos de ballet, conjuntos vocales de varios países de América
Latina.
En los manuales escolares aumentó un poco la cantidad de
informaciones sobre América Latina (en cuanto a la enseñanza de
historia, se mencionaba - aunque muchas veces los maestros lo
omitían - las civilizaciones precolombinas, las guerras de
independencia, Juárez, la Revolución Cubana).
Creció considerablemente la cantidad de libros de reportaje, libros de
carácter publicista y politológico, editados en grandes tiradas. Al
mismo tiempo, gracias a la creación de los - todavía pequeños centros especializados de investigaciones, empezaron a aparecer por
primera vez en tal escala los originales trabajos científicos polacos
dedicados a la América Latina; se trataba sobre todo de los trabajos
etnográficos, históricos, geográficos, y menos - de los trabajos de
arqueología y economía. Cuando digo «en tal escala», me refiero a la
comparación con el período de antes de 1960. Sin embargo
aparecieron en los últimos veinte años muchas más publicaciones
científicas sobre Africa.
3. Conocimientos - opiniones - imágenes - estereotipos.
El primer hecho que destaca aquí, es una gran diferencia entre el
conocimiento de América Latina en el período comprendido entre
1945-1956/58 y el período posterior. Los primeros doce años
después de la II Guerra Mundial pueden ser calificados como
tiempos de la ignorancia y el esquematismo. El período posterior, de
más de 20 años, trae un aumento considerable de los conocimientos
de América Latina, una profundización y una «des-esquematización»
de su imagen, un cambio básico de estereotipos.
En los primeros años de la post-guerra, la imagen oficial y
propagandística de América Latina era muy pobre y superesquemática. Los gobiernos de los países latinoamericanos (países
atrasados y explotados por los Estados Unidos), eran - según la
fórmula de J. Stalin - los fieles títeres de los Estados Unidos y los
soportes del gobierno de Washington en la ONU («máquina para
votar»). Se oponían contra estos gobiernos las naciones no
identificadas, representadas y dirigidas por los partidos comunistas.
Se superestimaba la fuerza del movimiento comunista, sobre todo el
brasileño y el argentino (se forjaba la leyenda de C. L. Prestes, «el
caballero de la esperanza»; se publicaba las novelas de Jorge
Amado).
El interés de la .sociedad polaca por América Latina era escaso. El
sentimiento anti-alemán y anti-hitleriano, surgido como resultado de
las duras experiencias y reminiscencias de la guerra, dio sus frutos
(no sin influencia de la propaganda) en el rechazo del peronismo,
considerado como el fascismo; surgió cierta aversión hacia la
Argentina, y – en parte - hacia el Brasil y el Paraguay, como los
países que daban asilo a los criminales de guerra nazis. Las huellas
de estos sentimientos permanecieron hasta hoy. A principios de
1978, después de un programa de televisión sobre América Latina,
un televidente preguntaba: «¿Puede ponerse signo de la igualdad
entre las palabras "el alemán de Brasil" y "el nazi"?».
La imagen de América Latina (la visión de los últimos 20 años)
divulgada por los medios de difusión polacos, de orientación
marxista, puede ser resumida en los siguientes puntos:
1) el continente es potencialmente rico y tiene grandes perspectiva para
el futuro;
2) a pesar de los agudos conflictos sociales y de la polarización de la
sociedad, pese a la explotación del imperialismo el atraso económico
(vestigios del feudalismo) está siendo superado (México, Brasil,
Venezuela, Perú, Panamá) por vía de reformas agrarias y
nacionalizaciones (más bien positivo enfoque aclasista del Estado);
3) se concede una gran importancia a la Cuba revolucionaria, como
ejemplo de una ruptura eficaz con la dependencia del imperialismo,
4) los movimientos progresistas y de liberación nácional en
Latinoamérica, constituyen un factor importante en el frente mundial
anti-imperialista; desempeñan en él un papel positivo los partidos
comunistas que organizan los frentes democráticos, como tambien
los gobiernos militares progresistas, los movimientos populistas y
socialdemócratas; no se concede este carácter positivo - o por lo
menos en mucho menor escala - a los movimientos de ultraizquierda,
incluyendo la guerrilla urbana y rural;
5) América Latina se la considera un continente de una magnífica
cultura progresista con su digna contribución al llamado patrimonio
de la cultura mundial.
Dicha imagen no se la acepta total y completamente en todos los grupos
sociales, aunque su influencia sobre la opinión pública es bastante
grande. También hay que mencionar aquí la bien abundante prensa
católica de varias tendencias que presta no poca atención a la
América Latina, informando ampliamente sobre las cuestiones de la
Iglesia católica de estos países (por ejemplo, entre otros, los
problemas brasileños, los de los sacerdotes-revolucionarios y
guerrilleros). No obstante, se debilita y desvanece paulatinamente el
antiguo exotismo de la visión de Latinoamérica. A pesar de que en
los últimos años se hace destacar - a veces exageradamente - la
aportación polaca al desarrollo de América Latina, los asuntos
polaco-latinoamericanos dejaron de estorbar la imagen del
«continente verde».
Por lo visto, es sobre todo la juventud, especialmente los estudiantes y
algunos círculos intelectuales los que demuestran un interés (a veces
incluso fascinación) bastante grande por América Latina. En los años
sesenta, la América Latina constituía, para un pequeño grupo de
jóvenes, un ejemplo de un continente revolucionario, heróico y
original que contrastaba con el marasmo de la sociedad de consumo
europea, mientras que para la mayoría el mundo latinoamericano
significaba mas bien el descubrimiento del fenómeno cultural. A
través de la literatura, accesible en Polonia a gran escala, las artes
plásticas, música y, un poco menos,. a través del cine se percibía el
continente de tristeza, miseria y lucha, violencia y esperanza, un
continente distinto a Europa, sensible artística y emocionalmente,
variopinto y rico en una imaginación creadora original. Lo valioso
era lo propio, lo indígena o lo sujeto al mestizaje, y no lo europeo, lo
criollo, lo que imitaba la civilización norteamericana.
Las masas populares siguen asociando la América Latina con lo
especifico y lo original de sus costumbres y temperamento, con su
música y, sobre todo, los deportes, particularmente, el apreciado y
admirado fútbol brasileño, argentino y uruguayo.
Es evidente que la Revolución Cubana despertó un interés no
solamente por Cuba, sino también por toda América Latina. Todavía
en el 1958 no se sabía casi nada sobre Cuba; la prensa polaca traía
noticias sobre esta isla llenas de errores. A principios, tampoco se
entendía mucho de la revolución misma que, sin embargo, fascinaba
en los años 1959-1968, y entre el 1959-1961 en especial. Se opinaba
que ésta era una revolución romántica, plena de entusiasmo, ímpetu y
autenticidad, anti-burocrática, anti-esquemática y anti-dogmática y
que es muy importante - una revolución que contaba con el apoyo de
la gran mayoría del pueblo. La evolución de Cuba hacia el
socialismo tipo Europa Oriental generalmente fue interpretada por
los «errores» de la política estadounidense frente al gobierno de Fidel
Castro. A partir de la segunda mitad de los años sesenta hasta la
mitad de los setenta la simpatía hacia la Revolución cubana se
mezclaba con críticas de su aventurera política exterior e ineficacia
en manejar la economía del país. Había diversas opiniones sobre la
indudablemente interesante persona de Fidel Castro. Es significativo
que durante la visita del líder cubano en Polonia en 1972 (que más
bien no fue exhosa en todos sus aspectos) Fidel logró entablar un
contacto más persánal con la juventud, principalmente los
estudiantes, que le festejaron sinceramente tanto en Varsovia como
en Silesia y, sobre todo, en Cracovia.
La persona de Che Guevara goza en Polonia de popularidad y se la
asocia con las actitudes de los patriotas y revolucionarios polacos del
siglo XIX; su muerte causó un gran impacto. Aparecieron numerosos
artículos en la prensa, en la radio se dedicaron varios programas al
heróico guerrillero, en la ciudad de Łódź se estrenó en 1970 la obra
Canto del camino, basada, entre otros, sobre el texto del Diario de
Bolivia.
México siempre ha gozado y sigue gozando en Polonia de un gran
interés. El conocimiento de este país es relativamente amplio (unas
decenas de libros, películas, exposiciones, programas en la radio);
hay cuatro cuestiones que frecuentemente no están entrelazadas, que
forman la imagen de México: las culturas precortesinas, Juárez, el
indigenismo, la revolución. El México contemporáneo se le
considera como un país de un desarrollo dinámico, con un gobierno
estabilizado, una «democracia dirigida» y una política exterior
progresista (de no alineación activa). Esta imagen tan optimista la
estropea la explosión demográfica y la rebelión de 1968 ampliamente
(aunque de una manera poco clara) discutida en Polonia, que atesta la
existencia de una crisis del «sistema mexicano».
Asimismo, la opinión pública polaca seguía con un gran interés la
historia del gobierno de la Unidad Popular en Chile. Ya antes se
escribía bastante sobre el experimento demócrata-cristiano de Frei.
Las noticias sobre la caída del gobierno de Salvador Allende y el
asesinato del Presidente causaron en Polonia un gran impacto. En
Polonia se encuentran pocos exiliados chilenos y su papel en formar
la opinión sobre la época de la Unidad Popular es pequeño. Si bien
antes del golpe de Estado se subrayaba las dificultades políticas de
Allende causadas por la oposición, el rol del terrorismo de la derecha
y la ingerencia de los Estados Unidos, después se prestaba más
atención a las discrepancias en el seno de la izquierda, a las
perjudicales actuaciones del MIR y a la crisis económica.
La opinión positiva sobre los gobiernos militares en el Perú y Panamá,
creada por los medios de comunicación de masas, está poco matizada
y poco dinámica y en el caso del Perú no refleja bien el viraje de este
gobierno a la derecha.
Varios artículos, películas, trabajos científicos sobre Haití, su historia y
el régimen de Duvalier constituyen un reflejo del interés por este país
y simpatía de la cual goza en Polonia. El período de la dinastía de los
Duvalier en el poder está considerado como modelo del sistema del
régimen dictatorial de tipo antiguo.
Se podría hacer un informe por separado, dedicado a la situación de la
problemática latinoamericana en la ciencia polaca de los últimos 20
años. Es por primera vez que los científicos polacos, superando
numerosas dificultades y la incomprensión de la mayoria de sus
eurocéntricos colegas, se pusieron a trabajar sobre algunas cuestiones
claves latinoamericanas, sobre todo las históricas y etnográficas, y en
menor escala las politológicas, geográficas, sociológicas, filológicas
y económicas. No cabe duda que los latinoamericanistas polacos de
las ciencias sociales constituyen un margen en Polonia y tienen poca
importancia a escala internacional. No obstante, hemos empezado
desde cero y el progreso es visible. Es importante el hecho que los
científicos polacos influyen sobre la opinión pública - aunque seá a
poca escala - y forman la imagen de América Latina o, mejor dicho,
corrigen sus contornos trazados erróneamente por los medios de
difusión.
Los etnólogos se han concentrado sobre unas investigaciones
contemporáneas directas con la gente y etno-históricas de la
población indígena, sobre todo la. del Perú y México. Se
emprendieron con especial energía los estudios sobre movimientos
sociales y religiosos, así como los problemas de aculturación. Los
etnólogos han colaborado con los antropólogos, arqueólogos e
historiadores del arte. Sus trabajos llamaron la atención al papel de
los indios y al problema indio en la historia de América Latina en
varias épocas.
Los historiadores, basándose en su mayoría, en la metodología marxista
se dedicaron, entre otras cosas, a la historia de los movimientos
campesinos e indios, las guerras de independencia, los movimientos
revolucionarios del siglo XX, así como al problema de la
dependencia y han preparado un esbozo sintético de la historia de
Latinoamérica que abarca los tiempos desde los fines de la época
colonial hasta los tiempos contemporáneos. En estos trabajos, hacen
destacar en la historia latinoamericana los conflictos sociales y
movimientos de liberación, el papel de los indios y negros, la
específica no europea del desarrollo económico-social y políticocultural del «continente verde». Dentro de la disputa entre los
partidarios de la tesis sobre la vía capitalista del desarrollo de
América Latina desde la conquista hasta hoy día (el capitalismo
dependiente) y los «feudalistas» del círculo polaco de historiadores
latinoamericanistas también surgen polémicas y aparecen distintos
puntos de vista, aunque parece que los «feudalistas» están en la
minoría. Los historiadores, junto con los etnólogos, los geógrafos y,
en parte, los politólogos están intentando a formar en la sociedad
polaca una imagen rica, no esquemática y polifacética de América
Latina. Su influencia está por supuesto limitada.
Tampoco ha desaparecido el interés por las comunidades de los
emigrantes polacos en América Latina. Se iniciaron unos estudios
metódicos sobre su historia y su vida actual; hoy día los científicos
no aislan ni autonomizan estos problemas en el amplio contexto de la
historia de sociedades y naciones latinoamericanas.
Generalmente, el conocimiento de América Latina en la Polonia
Popular, incluso en los años 1958-1978, sigue siendo limitado,
aunque demuestra unas tendencias de estar ampliándose. Poco a poco
van desapareciendo los antiguos estereotipos de Latinoamérica, el
exótico salvajismo, la vida política «regida por la pistola», lo
secundario de su cultura y lo europeo de todo lo que es valioso en
América Latina.
¿Estarán surgiendo nuevos estereotipos? Seguramente sí, pero de
momento no me atrevería a caracterizarlos. Tal imagen sería poco
madura y demasiado subjetiva.
Bibliografía.
Obras generales.
«Estudios Latinoamericanos», Wrocław, T. 1-4 (1972, 1974, 1976, 1978), T. 5 (en
la imprenta); «Dzieje Najnowsze» (Historia contemporánea), 1972, N° 2 (informes
presentados durante la conferencia de historiadores polacos celebrada en 1971 y
dedicada a la historia de América Latina en los siglos XIX y XX). Véase también
Latin American Literature and History in Polish Translation. A Bibliography,
complied by John Sarnacki. Port Huron 1973.
Obras de M. Kula: 1) Ameryka bliska i daleka [América cercana y lejana] introducción a la antología América Latina en los relatos de los polacos (en la
imprenta); 2) Polonia brazylijska [La comunidad polaca en Brasil], Warszawa
1977 -, un excelente ensayo de 281 pág. dactilogr. (en la imprenta); 3) Wątki
polonijne w latynoamerykanistyce polskiej [Asuntos de la emigración polaca en a
latinoamericanística polaca] «Przegląd Polonijny», 1975, N° 1; 4) Polska
literatura dotycząca Ameryki Łacińskiej XIX i XX w. [La literatura polaca
concerniente a la América Latina de los siglos XIX y XX]. «Dzieje Najnowsze»,
1972, N° 2, pp. 119-136.
Obras de T. Łepkowski: 1) Polonia. Informaciones bibliográficas americanistas,
«Historiografía y bibliografía americanistas», Sevilla, 1971, vol. XV, N° 2; 2)
Sociétés et nations latino-américaines. Recherches polonaises: informations et
problèmes, Warszawa 1972; 3) Z dziejów kontaktów polsko-kubańskich w XIX w.
[Sobre los contactos polaco-cubanos en el siglo XIX], «Przegląd Historyczny»,
1966, N° 4; 4) Z dziejów kontaktów polsko-meksykańskich w XIX i XX w. [Sobre
los contactos polaco-mexicanos en los siglos XIX y XX], «Etnografia Polska»,
1970, N° 2.
Obras de M. Paradowska: 1) Polacy w Ameryce Południowej [Los polacos en
América del Sur], Wrocław 1977; Obraz Indian Ameryki Południowej w Polsce
XIX wieku [La imagen de los indios de América del Sur en Polonia del siglo XIX],
Poznań 1977, 280 pág. dactilogr. (en la imprenta).
Obras generales de vulgarización científica - J. Drohojowski: Ameryka Łacińska z
bliska [América Latina de cerca], Warszawa 1968; W. Rómmel: Ameryka
Łacińska - Tierra caliente, Warszawa 1970; Ameryka Łacińska [América Latina],
Warszawa 1976 (ensayos y artículos escritos por los científicos y periodistas; libro
muy bien ilustrado: grabados, fotografías).
Obras generales de carácter científico - Ameryka Łacińska. Rozwój społecznoekonomiczny [América Latina. Desarrollo socio-económico], red. J. Nowicki,
Warszawa 1977 (monografía económica del continente en la década de 1960-1970,
ecléctica del punto de vista metodológico; base bibliográfica fundamental: trabajos
norteamericanos y soviéticos); A. Maryański, Z. Szot: Geografia ekonomiczna
Ameryki Łacińskiej [Geografía económica de América Latina], Warszawa 1977;
Dzieje Ameryki Łacińskiej od schyłku epoki kolonialnej do czasów współczesnych
[Historia de América Latina desde el ocaso de la época colonial hasta la época
contemporánea], red. T. Łepkowski, T. 1 – 1750-1870/1880, Warszawa 1977 (T. 2
- 1870/1880-1930, en la imprenta; T. 3 – 1930-1975, en preparación).
Siglo XVIII.
J. Tazbir: Szlachta a konkwistadorzy. Opinia staropolska wobec podboju Ameryki
przez Hiszpanię, Warszawa 1969.
Siglo XIX (1795-1918).
Materiales relativos a Saint-Domingue y a la guerra de independencia de Haití: 1)
cartas y otros documentos en el archivo AGAD de Varsovia; 2) memorias de P. B.
Wierzbicki («Biblioteka Warszawska», 1874, T. 1), K. Lux («Bibl. Warsz.», 1854,
T. IV), de K. Małachowski y J. F. Kierzkowski (Na San Domingo. Obrazy i
wspomnienia, Warszawa 1917). Monografías fundamentales de S. Askenazy:
Napoleon a Polska, T. 1-3, Warszawa 1918-1919 y de A. M. Skałkowski: Polacy
na San Domingo 1802-1809, Poznań 1921. Fragmentos de la célebre novela de S.
Żeromski Popioły (1904).
La correspondencia y el diario de M. Rola-Skibicki que actuaba en Venezuela
durante la guerra de independencia, editados por B. Lukin en: Presencia de
Miranda, Bolívar y Páez en los archivos de la URSS, Moscú 1976.
México en la época de Juárez y Maximiliano. Memorias de K. Niklewicz y S.
Wodzicki, ya citadas. Además J. Sobieski: The life-story and personal
reminiscences of col. [...] written by himself, Shelbyville 1900 (el autor tomó parte
en la guerra al lado de los republicanos). Otros trabajos polacos relativos a Mexico
- A. Bohdanowicz: Wspomnienia meksykańskie, Warszawa 1902; E. H.
Dunikowski: Meksyk i szkice z podróży po Ameryce, Lwów 1913.
Algunos relatos de viajeros y ensayos científicos polacos sobre América del Sur - I.
Domeyko: Araukania i jej mieszkańcy, Wilno 1860; K. Jelski:
Popularnoprzyrodnicze. opowiadania z pobytu w Gujanie francuskiej i po części w
Peru, Kraków 1898; W. Kluger: Listy z Peruwii, Kraków 1877; W. Kluger: Listy z
Peruwii i Boliwii, Kraków 1878; J. Sztolcman: Peru, T. 1-2, Warszawa 1912.
Sobre los indios de América del Sur - J. Siemiradzki: Indianie Ameryki
Południowej, «Wszechświat», 1893, T. 12; del mismo autor: Na kresach
cywilizacji, Lwów 1896. Bibliografía completa en las obras citadas de M.
Paradowska.
Muchos artículos y libros fueron consagrados a los problemas brasileños. Hay que
citar algunos de los más importantes - Z. Chełmicki: W Brazylii. Notatki z podróży,
T. 1-2, Warszawa 1892; A. Dygasiński: Listy z Brazylii, Warszawa 1891; A.
Hempel: Polacy w Brazylii, Lwów 1894; Kilka słów o kraju Brazylią zwanym...,
Lwów 1898; S. Nestorowicz: W Brazylii i Argentynie, Warszawa 1891; sobre la
imagen de Brasil formada por los emigrantes de Polonia y la discusión en torno de
la emigración campesina - K. Groniowski: Polska emigracja zarobkowa w Brazylii
1871-1914, Wrocław 1972; I. Klarner: Emigracja z Królestwa Polskiego do
Brazylii w latach 1890-1914, Warszawa 1975. Hay que citar una edición muy
valiosa de las cartas escritas por los inmigrantes campesinos polacos que se
establecieron en los Estados sureños de Brasil - Listy emigrantów z Brazylii i
Stanów Zjednoczonych 1890-1891, oprac. W. Kula, N. Assorodobraj-Kula, M.
Kula, Warszawa 1973. Véase también Emigracja polska w Brazylii. 100 lat
osadnictwa, Warszawa 1971.
La bibliografía muy abundante y en particular la lista de periódicos y revistas que
publicaron materiales relativos a Latinoamérica en los trabajos de Groniowski,
Kula, Łepkowski, Skałkowski, Paradowska.
Siglo XX (1918-1939-45).
Memorias, relatos y novelas: problemática polaco-latinoamericana, en primer lugar
brasileña - W. Fedorowicz: Z biegiem rzeki Tocantis, Kurytyba 1924; M. Ficińska:
20 lat w Paranie, Warszawa 1938; M. Isaakowa: Polska w puszczach Parany,
Poznań 1939; Pamiętniki emigrantów. Ameryka Południowa, Warszawa 1939; K.
Warchałowski: Picada. Wspomnienia z Brazylii, Warszawa 1930; W. Wójcik:
Zemsta Indianina, Kurytyba 1931; Z. Uniłowski: Żyto w dżungli, Warszawa 1936.
Se publicó un gran número de artículos, folletos y libros informativos para los
emigrantes sobre los países suramericanos. Florecieron al mismo tiempo
discusiones y polémicas en torno del problema de la emigración transatlántica - O.
Bujwid: Stosunki zdrowotne w Brazylii..., Warszawa 1930; K. Głuchowski: Wśród
pionierów polskich na Antypodach..., Warszawa 1927; E. de Kurnatowski: Le
problème de l'émigration polonaise au Brésil, Rio de Janeiro 1927; M. Lepecki:
Opis stanu Espirito Santo..., Warszawa 1931; M. Lepecki: Opis stanu Parana,
Warszawa 1928; B. Żabko-Potopowicz: Osadnictwo polskie w Brazylii, Warszawa
1936.
L'émigration polonaise au Péru, Varsovie 1929; Z. Kiersnowski: Polskie
gospodarstwo osadnicze w Misiones. Opisy i materiały rachunkowe, Warszawa
1939; J. Skomorowski: Południowa Argentyna (Patagonia) i południowe Chile...,
Warszawa 1931.
Relatos de viajeros, reportajes y novelas etnográfico-geográficas - S. Barszczewski
Na ciemnych wodach Paragwaju..., Lwów 1931; A. Fiedler: Ryby śpiewają w
Ukajali, Warszawa 1935; M. Fularski: Argentyna, Paragwaj, Boliwia. Wrażenia z
podróży, Warszawa 1929; M. Lepecki: W cieniu Kordylierów. Podróż do Ameryki
Południowej, Warszawa 1937; M. Wańkowicz: W kościołach Meksyku, Warszawa
1927; Z. Zaniewski: Zielone piekło. Z przeżyć w puszczy brazylijskiej, Warszawa
1929.
Trabajos semi-científicos (geografía y etnología) - M. Lepecki: Ameryka
Południowa. Brazylia, Argentyna, Boliwia i Paragwaj, Warszawa 1936; F. T. Łyp:
Brazylia. Kraj, ludzie, stosunki, Warszawa 1930; J. Ostrowski: Brazylia, Warszawa
(1929); J. Siemiradzki: O Indianach Południowej Ameryki, Kraków 1924.
Monografías geográficas, políticas y económicas - W. Dostal: Argentyna,
Warszawa 1937; T. Dobczyński: Ameryka Środkowa [w:] Wielka Geografia
Powszechna, T. 13, Warszawa b. r.; Z. Merdinger: Meksyk, Warszawa 1936; J.
Sawicki: Ameryka Środkowa. Costa Rica, Guatemala, Honduras, Nicaragua,
Panama, Salwador, Warszawa 1937.
J. Szygowski: Starożytny Meksyk, Warszawa 1933 (libro sobre las civilizaciones
mezoamericanas escrito por un diplomático polaco, muy «anti-azteca»).
Siglo XX (1945-1978).
Los principales títulos de la prensa diaria oficial o semi-oficial: «Trybuna Ludu»,
«Życie Warszawy», «Sztandar Młodych», «Gazeta Robotnicza», etc. Periódicos y
revistas: «Polityka», «Kultura», «Współczesność», «Świat», «Życie Literackie»,
«Poznaj Świat», «Przekrój», «Kontynenty», etc. Periódicos católicos: «Kierunki»,
«Tygodnik Powszechny», etc.
El cine iberoamericano representan ante todo las películas mexicanas
(probablemente alrededor de 50% de filmes latinoamericanos proyectados en
Polonia). Los películas más populares: Paloma (4,6 millones de espectadores), Rio
Escondido (3,4), Maclovia (2,7).
Las obras de numerosos escritores latinoamericanos (novela, cuento, poesía) han
sido publicadas en Polonia. Hay que citar algunos apellidos - J. Amado, J. M.
Arguedas, M. A. Asturias, M. Azuela, J. L. Borges, A. Carpentier, J. Cortázar, C.
Fuentes, G. García Márquez, N. Guillén, J. M. Machado de Assis, G. Mistral, P.
Neruda, E. Poniatowska, M. Rojas, J. Roumain, J. Rulfo, M. Scorza, M. Vargas
Llosa, C. Villaverde.
Los novelistas polacos consagraron algunas de sus obras a la temática
latinoamericana - M. Choromański: Makumba czyli drzewo gadające, Poznań 1968
y Głownictwo, modlitwa i praktykarze, T. 1-2, Poznań 1971; B. M. Długoszewski:
W kraju Azteków: Warszawa 1967; B. Mrówczyński: Cień Montezumy, Warszawa
1968; M. Rusinek, Muszkieter z Itamariki, Warszawa 1965.
Relatos de viajes, reportajes - M. Azembski: Powrót do Rio, Warszawa 1967; O.
Budrewicz: Pozłacana dżungla, Warszawa 1967; E. Dzikowska: Hombre,
Warszawa 1973 y Tropem złota, Warszawa 1970; A. Fiedler: Piękna, straszna
Amazonia, Warszawa 1971 y Spotkałem szczęśliwych Indian, Warszawa 1968; J.
Iwaszkiewicz: Listy z podróży do Ameryki Południowej, Kraków 1954; J.
Klimowicz: Diabły z Bahia..., Warszawa 1972 y Moje Chile, Warszawa 1973; W.
Korabiewicz: Matto Grosso..;, Kraków 1948; M. Lepecki: W Selwasach
Paragwaju, Warszawa 1960; T. Łepkowski: Azjatycka i afrykańska Ameryka...,
Warszawa 1968; Z. Marzec: W cieniu Andów, Warszawa 1970; W. Ostrowski:
Życie wielkiej rzeki, Warszawa 1967; R. Samsel: Gorące morze, Warszawa 1971;
J. J. Szczepański: Świat wielu czasów, Kraków 1969.
Entre el reportaje y la literatura política - Z. Antos: 1000 dni Salvadora Allende,
Warszawa 1976; R. Kapuściński: Chrystus z karabinem na ramieniu, Warszawa
1975; I. Krasicki: Chile - tragedia i nadzieja zielonego kontynentu, Warszawa
1974; Z. Marzec: Szkice do portretu Ameryki Łacińskiej, Warszawa 1972; J.
Urbaniak: Dryfujący subkontynent, Warszawa 1966.
Entre la literatura política de actualidad y la ciencia política - A. Abraszewski:
Ameryka Łacińska w ONZ, Warszawa 1967; G. Bernatowicz, Z. Dobosiewicz:
Chile. Rewolucja parlamentarna?, Warszawa 1973; M. Lidert: Kuba a Stany
Zjednoczone, Warszawa 1961; R. Mroziewicz, W. Rómmel: Armie w Ameryce
Łacińskiej..., Warszawa 1973; I. Sachs: Analiza stosunków międzyamerykańskich.
Stany Zjednoczone a Ameryka Łacińska, Warszawa 1957.
Cuba - T. Breza: Listy hawańskie, Warszawa 1961; P. Burchard: Kuba. Wśród
mogotów i krokodyli, Warszawa 1967; W. Giełżyński: Desant na Playa Girón,
Warszawa 1963; M. Ikonowicz: Wyspa nadziei, Warszawa 1973; M. Jurkowicz:
Guantánamo, Warszawa 1972; W. J. Kapuściński: Bonne chance, Cuba!, Gdynia
1965; J. Mikołajska: Kuba - wyspa skarbów, Warszawa 1971; M. Szulczewski:
Kubańskie spotkanie, Warszawa 1973. Discursos de F. Castro, publicados en 1962
y 1963; El Diario del Che en Bolivia, publicado en polaco en 1969; I Zjazd
Komunistycznej Partii Kuby, Warszawa 1977.
México - H. Adamowicz, St. Adamowicz: Meksyk, Warszawa 1968; J.
Drohojowski: Meksyk bogów, krzyża i dolarów, Warszawa 1968: E. Dzikowska:
Niełatwo być Indianinem, Warszawa 1976; Z. Jeżewska: W królestwie pierzastego
węża..., Poznań 1964; A. Korzycki: Zapiski meksykańskie, Warszawa 1965; J.
Klimowicz: Meksyk - miasto trzech kultur, Warszawa 1974; F. Sobota: Calima to
wulkan zły, Meksyk 1945; M. Sten: Barwy Meksyku, Warszawa 1961. Además se
editó las traducciones de las obras de F. Benítez, J. L. Bermúdez, A. Caso, Díaz del
Castillo, Ch. Gallenkamp, E. Kisch.
Las ciencias sociales reflejan y al mismo tiempo forman varios aspectos de la
imagen del pasado y del presente de Latinoamérica.
1. Etnología - M. Frankowska: Podstawy gospodarki wiejskiej w Peru w ostatnim
okresie panowania Inków i w pierwszym stuleciu po konkwiście. Wiek XVI i
pierwsza połowa XVII w., Poznań 1967; A. Kowalska-Lewicka: Shipibo, Wrocław
1969; A. Posern-Zieliński: Ruchy społeczne i religijne Indian hiszpańskiej Ameryki
Południowej (XVI-XX w.), Wrocław 1974; Materiales presentados durante los
seminarios etnográficos se publicaron en «Etnografia Polska».
2. Historia - artículos de A. Macierewicz y J. Szemiński consagrados a la historia:
precolonial y colonial del Perú en «Estudios Latinoamericanos», T. 1-3 y en
«Etnografia Polska» T. XVII (2) y XVIII (2). Sobre la esclavitud M. Kula:
Początki czarnego niewolnictwa w Brazylii. Okres gospodarki cukrowej (XVIXVIl), Wrocław 1970; T. Łepkowski: Archipelagu dzieje niełatwe. Obrazy z
przeszłości Antyli XV-XX w., Warszawa 1964 y un artículo sobre la abolición en
«Estudios Latinoamericanos», T. 3. Las guerras de independencia - T. Łepkowski:
Haiti. Początki państwa i narodu, Warszawa 1964 (versión española: Haití, La
Habana 1968-1969); del mismo autor: Simon Bolívar, Warszawa 1976. Formación
de la clase obrera en Brasil - monografía de M. Kula en «Estudios
Latinoamericanos», T. 1. Revoluciones latinoamericanas, movimiento obrero,
guerrilla - R. Mroziewicz: Rewolucja meksykańska 1910-1917. Zarys historii
politycznej. Warszawa 1973; M. Kula: Rewolucja 1933 r. na Kubie, Wrocław
1978; T. Łepkowski: Początki prasy robotniczej w Meksyku, «Z Pola Walki»,
1977, N° 4; M. Kula: Strajki robotników przemysłu cukrowniczego na Kubie w
okresie wielkiego kryzysu, «Kwart. Historii Ruchu Zawodowego», 1976, N° 1; P.
Sommerfeld: Strategia i taktyka Socjalistycznej Partii Ludowej Kuby w latach
1952-1959, «Z Pola Walki», 1977, N° 2; Z. M. Kowalewski, M. Sobrado:
Antropología de la guerrilla (hacia la ciencia social del Tercer Mundo), Caracas
1971; Z. M. Kowalewski: Guerrilla estratégica. Vanguardia y método de
movilización campesina, Caracas 1972. Dependencia y relaciones internacionales
de América Latina - R. Stemplowski: Zależność i wyzwanie. Argentyna wobec
rywalizacji mocarstw anglosaskich i III Rzeszy, Warszawa 1975 (en preparación:
La República Socialista de Chile, 1932); T. Knothe: Ameryka Łacińska w polityce
USA 1945-1975, Wrocław 1976. Disertación doctoral de H. Szlajfer sobre la
«burguesía dependiente»: Burżuazja latynoamerykańska. Próba socjologii zależnej
klasy panujqcej (370 pág. dactilogr.), Warszawa 1977; varios artículos de
Kowalewski, Stemplowski, Dowbor (disertación doctoral sobre el capitalismo
dependiente brasileño); véase también T. Łepkowski: Historia de América Latina:
entre una vía de desarrollo «europea» y una tercer-mundista,. [w:] Poland at the
14th Congress of Hist. Sciences, Wrocław 1975. Historia de Brasil para el largó
público - T. S. Grabowski: Brazylia i jej dzieje, Kraków 1947; S. Zaborski: Cukier,
złoto, kawa. DziejeBrazylii, Warszawa 1965; A. Gajewski: Z dziejów Brazylii.
Warszawa 1969. Relaciones polaco-latinoamericanas y la emigración polaca en
América Latina - E. Ciurus: Polacy w Brazylii, Lublin 1977; M. Kula: Emigracja
polska na Kubie w okresie międzywojennym, «Przegląd Polonijny», 1975, N° 2; J.
Radzymińska: Biały Orzeł nad Rio de la Plata, Warszawa 1971; B. Kubiak:
Historia i kultura Meksyku w oczach Polaków 1945-1975, texto dactilogr. (99
páginas); T. Łepkowski: Polska - Meksyk 1918-1939, en la imprenta.
3. Ciencias políticas. L. Gelberg: Kryzys karaibski 1962 r. Problemy prawa
międzynarodowego, Warszawa 1964; W. Morawski: Tworzenie podstaw
ustrojowych Republiki Kuby, Lublin 1975 y Wojna domowa na Kubie (grudzień
1956-styczeń 1959), Lublin 1971; E. J. Pałyga: Interwencje zbrojne USA w
Ameryce Łacińskiej, Warszawa 1973; W. Rómmel: Argentyna, Warszawa 1972; E.
Noworyta: Chilijskie doświadczenia, Warszawa. 1977.
4. Ciencias económicas y sociológicas. E. Drabowski: Problemy rozwoju Ameryki
Łacińskiej, Warszawa 1963; M. Gryfin: Kuba. Rolnictwo i ludzie, Poznań 1973; E.
Legomska-Dworniak: Polska - Kuba. Gospodarka, współpraca, Warszawa 1975;
M. Kula: Boliwia: latynoamerykańska wersja ustroju pośredniego, «Ruch
Prawniczy, Ekonomiczny i Socjologiczny», 1971, N° 1; L. Kolarska: Z zagadnień
struktury społecznej Meksyku, «Studia Socjologiczne», 1971, N° 2; Prace i
materiały - editado por el Instituto de la Economía de los Países en vía de
desarrollo.
5. Geografía. A. M. Żeromski: Ameryka Łacińska. Ziemia i ludzie, Warszawa
1969; A. Dembicz: Kuba, Warszawa 1969: J. Machowski: Meksyk, Warszawa
1968; A. Zarychta: Brazylia, Warszawa 1972; Z zagadnień ludnościowych krajów
gospodarczo słabo rozwiniętych, Warszawa 1969.
6. Estudios literarios. J. Z. Klave: Aluizio Azevedo, twórca brazylijskiego
modernizmu, Warszawa 1975 y Premodernizm w Brazylii..., Warszawa 1977.
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