¿Todos los caminos llevan a Roma? El EZLN y la sociedad civil

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¿Todos los caminos llevan a Roma? El EZLN y la sociedad civil
Segunda parte
Gerardo González Figueroa
Escribí en la entrega anterior sobre algunos aspectos relevantes de una relación importante entre
el EZLN y la sociedad civil. La pregunta la refiero a si los caminos de la guerra o la participación
política; o uno o ambos o quizá algún otro nos lleve a otro mundo posible o a diferente y en el que
sea visible la libertad, justicia y democracia como aspiran los zapatistas.
Comentaba a partir de una carta de febrero, cómo el EZLN hizo esfuerzos por una vía política y que
el recurso de las armas fue utilizado porque, en su valoración, no hubo otra manera de enfrentar
un mundo unipolar, capitalista y que en México, con la firma del TLC, y los cambios
Constitucionales al artículo 27, fueron interpretados como el “tiro de gracia”, a los pueblos
indígenas y campesinos.
Fue entonces que sucedió lo que ya es historia y presente: un número indeterminado de indígenas
chiapanecos tomaron ciudades y comunidades de Chiapas, y dieron a conocer la proclama del ¡Ya
Basta! grito que comunicó la añeja historia del desprecio y el racismo con la de un presente de
modernidad en el discurso, pero alejada de la realidad de millones de personas sumidas en la
pobreza y el olvido.
No hubo señalamiento que ubicara a los neozapatistas con el marxismo, socialismo o comunismo,
sino puntos clave que son y siguen siendo sentidos por las y los mexicanos como el derecho a la
salud, educación, alimentación, trabajo, vivienda, tierra; así como justicia, democracia, libertad,
dignidad y paz.
¿Cómo y de qué manera el EZLN no se vuelca a la lucha militar y hace uso de la política? Antes de
contestar la pregunta, parto del supuesto que preparar a un ejército, no a una guerrilla, durante
diez años para una guerra, y que una vez listas las tropas no sólo de Chiapas –Frente Suroriental-;
también otras regiones –Frentes, Norte y Centro-; algunos testimonios en las comunidades
zapatistas, ello no sucedió, sólo Chiapas fue el epicentro de un levantamiento que se suponía
nacional, y que por ello la consigna de ir avanzando hacia la capital del país, no sucedió.
En Las Margaritas, otro jefe militar, el subcomandante Insurgente Pedro, es herido y fallece horas
después, y las tomas del Cuartel en Rancho Nuevo o llegar a Tuxtla Gutiérrez, fue casi imposible,
por lo que la coyuntura de los primeros diez días de combates entre el EZLN y el ejèrcito federal,
iban tomando una forma desigual, que se puede ver con los enfrentamientos en Ocosingo, son
decenas de zapatistas asesinados, y civiles, ya fueran bases de apoyo o testigos en el peor
momento, pero que cayeron abatidos por las balas del ejército mexicano que enfrentó a la
insurgencia zapatista con el mayor rigor militar.
Es ahí, en este contexto complejo, de ultraviolencia, de incertidumbre en cuanto a la sobreviencia
del EZLN y las comunidades en el que aparece este actor colectivo llamado sociedad civil. Aunque
en el ámbito nacional tiene mayor repercusión lo que sucede en la ciudad capital (el Distrito
Federal) con la famosa marcha del 8 de enero de 1994, con la consigna “Paren la masacre”.
¿Qué efectos tuvo la marcha de las organizaciones civiles, sociales y de la población en general?
Una profunda movilización, no sólo en marchas, sino que la gente se organizó para ayudar de
todas la maneras posibles, convocando a Caravanas humanitarias para ir a Chiapas, recolectando
víveres, ropa, medicinas. Informando, pero en particular reflexionando sobre el impacto del
levantamiento y su relación con el sistema político que impera –ba- en el país.
En Chiapas OSC y ciudadanas y ciudadanos de San Cristóbal y otras ciudades, se movilizan para
informar (además de la noble e histórica actividad de Tiempo –familia Avendaño-, documentando
violaciones a los derechos humanos (CIOAC, ARIC, entre otros) y la marcha de San Cristóbal a las
Comunidades del Sur (Corralito) el 7 de enero de 1994, que es cuando surge la Coordinación de
Organismos no Gubernamentales por la Paz (CONPAZ) y la sociedad civil; y que posteriormente dio
paso primero a Ciudadanos San Cristobalenses por la Paz (CIUSPAZ).
Enero de 1994 fue intenso por las actividades de la sociedad civil: Caravanas, movilizaciones, y la
organizaciones de Comitès de apoyo a Chiapas y la solidaridad con el EZLN y las comunidades
indìgenas. Fueron momentos tensos que fueron alivianados por la excelente pluma del
Subcomandante Marcos, sus comunicados como lo he dicho, son puentes de comunicación entre
el grupo armado y la sociedad civil, cuentos, metáforas, historia, política, filosofia, de todo hubo
en ello, y la misma comunidad se comunicaba con apoyos, declaraciones de amor, todo que tuvo
como impacto el que el Sub nos dijera que lo que paró la guerra fue el choque polìtico con la
sociedad mexicana.
¿En que se tradujo todo ello? Primero en que el EZLN tenía apoyo y simpatías por las causas, no
por su estrategia, y segundo, derivado de lo anterior, es que el EZLN hizo de la política, la mejor
estrategia para enfrentar al Estado mexicano.
Ese camino, el de la vía política le trajo al EZLN simpatías de la iglesia, de la intelectualidad liberal,
y de otros sectores que hubieran reaccionado de otra manera en torno a al violencia militar que
un levantamiento traería al país. Por ello el aporte del EZLN al cambio polìtico y a la participación
polìtica de la sociedad, que al igual que en 1985 con el terremoto, el levatamiento fue un fuerte
impulso a la organización de la sociedad civil.
Es curioso porque considero que el levantamiento de 1994 fue de tipo insurreccional, es decir, en
la valoración del EZLN, el levantarse en armas, llevaría a sectores populares a seguirlos a la toma
de ciudades y el arribo a la capital, sin embargo, los dieciséis días o más de enfrentamientos dieron
cuenta que era imposible el triunfo militar y lo logrado por el EZLN rebasaba cualquier expectativa
en un escenario de disputa polìtica con el desafío al Estado mexicano que tampoco quiso el
aniquilamiento de la insurgencia zapatista. Ahí radica el logro de la sociedad civil mexicana, con
toda y su complejidad, la violencia política puso en evidencia, una demanda central: la
transformacion democrática.
Vista en esta perspectiva de lo acontecido hace 22 años, sin duda, el camino de la violencia política
no deriva en la toma del poder político, para ello, no sólo basta con tener una fuerza militar con
legitimidad social y política, o un plan adecuado, requiere de que el conjunto de la masa, de la
sociedad tenga en su imagniario el que eso sea asi, pero es la lucha política un camino mucho más
amplio y complejo que nos llevaría por un derrotero, desconocido por cierto en los últimos 30
años, y que ahora a 22 años, el tema de la autonomía, puede darnos una idea de que son posibles
otro o quizá otros caminos, violentos, sin duda, pero de mayor movilización y de que no sea el
poder por el poder mismo, lo que lleve por otros derroteros, la transformación de una sociedad
que hoy es desigual e inequitativa.
En los 22 años que han pasado de aquel primer día de enero de 1994, somos testigos de la
insuficiencia de la democratización del país, es cierto que la sociedad es mejor que hace muchos
años, que goza de mejores derechos y es mucho más participativa, pero siguen, o son peores las
maneras en que se hace política, pues si bien hay más votos, la democracia mexicana es
deficiente, sigue excluyendo a los pueblos originarios, han retrocedido los derechos de
trabajadores, la apertura mexicana a la economía global es descarnada, la pobreza se mantiene, y
el modelo de desarrollo privilegia los intereses del capital que el de las y los trabajadores, ya no se
diga el abandono del campo.
A pesar de ello, en la sociedad y en el mismo zapatismo se privilegia la vía política, en
comunicación constante se construye, desde la ética, una nueva forma de hacer política, y desde
la autonomía se viven y experimentan otras formas de vida común, como la economía solidaria, la
resignificación del buen vivir, o la de construirse otras formas de participación política, desde la
resistencia, o colectivos culturales, sociales, de salud, educativos, entre otros.
No sé si se vaya a terminar el capitalismo, lo que si sé es que para hacer la lucha antisistémica,
anticapitalista, se requiere de múltiples actores, y en ella el zapatismo, la sociedad, sus
organizaciones pues, desde otra forma de hacer política, desde la autonomía es posible pensar
que efectivamente no sólo es que haya muchos caminos, sino que el punto de partida es caminar,
sí, claro, con todas y todos.
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