Ictus arteriales isquémicos en niños con cardiopatías

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ORIGINAL
Ictus arteriales isquémicos en niños con cardiopatías
B. Huidobro-Fernández, M.M. Tolín-Hernani, M. Vázquez-López,
F. Martín-Del Valle, P. de Castro-De Castro
ICTUS ARTERIALES ISQUÉMICOS EN NIÑOS CON CARDIOPATÍAS
Resumen. Introducción. Los ictus en la infancia han aumentado significativamente en los últimos años. Las cardiopatías constituyen uno de los factores de riesgo mejor conocidos en niños. Objetivo. Describir las características de los ictus arteriales
isquémicos en niños cardiópatas, destacando los factores de riesgo específicos, la clínica inicial, la demora diagnóstica y el
manejo posterior. Pacientes y métodos. Estudio retrospectivo de los pacientes con cardiopatía diagnosticados de ictus arterial
isquémico en los últimos 10 años en nuestro hospital. Se analizaron: tipo de cardiopatía, posibles factores asociados, como cirugías o cateterismos recientes, estudio de trombofilias, clínica inicial, demora y método diagnóstico, profilaxis primaria y secundaria, tratamiento administrado y evolución neurológica. Resultados. Veinte pacientes cumplieron los criterios de inclusión (edades: período neonatal a 15 años) de los cuales 18 presentaban cardiopatías congénitas. Once pacientes tenían antecedente de cirugía y/o cateterismo en el mes previo. La forma de inicio más frecuente fueron crisis convulsivas focales. El
diagnóstico se retrasó más de 24 horas en el 60% de los casos. El 50% de los pacientes no recibía profilaxis primaria. Se indicó tratamiento en el 70% de los casos, aunque en ningún paciente trombólisis. Conclusiones. Es prioritario pensar en una
enfermedad cerebrovascular ante cualquier síntoma neurológico agudo en un niño con cardiopatía. Se deberían establecer
medidas para disminuir la demora en el diagnóstico en este tipo de pacientes, así como realizar estudios prospectivos aleatorizados para crear un protocolo de actuación uniforme en los ictus pediátricos. [REV NEUROL 2009; 49: 234-9]
Palabras clave. Cardiopatías. Enfermedad cerebrovascular. Factores de riesgo. Ictus arteriales isquémicos. Niños. Tratamiento.
INTRODUCCIÓN
La frecuencia de ictus en la infancia ha aumentado en las últimas décadas, alcanzando una incidencia anual de 2-13 casos/
100.000 niños en la actualidad [1-4]. Este aumento se debe al
mayor grado de sospecha por parte de los pediatras, así como a
la disponibilidad de nuevos y mejores métodos diagnósticos.
Además, la supervivencia de pacientes con enfermedades antes
letales también ha contribuido a este incremento de la incidencia, especialmente en determinados grupos de pacientes, como
los que tienen cardiopatías. Las etiologías del ictus infantil son
más numerosas y diferentes de las del adulto [1,5,6]. Las enfermedades cardíacas son uno de los factores de riesgo más frecuentes para sufrir un ictus en niños, y se consideran responsables de un 10-30% de los ictus pediátricos [1,2,5,7-10]. La mayoría se trata de cardiopatías congénitas complejas y, a diferencia de lo que ocurre en adultos, la fibrilación auricular tiene un
papel poco relevante [11].
No existe un consenso en cuanto al tratamiento y la prevención secundaria debido a la ausencia de ensayos clínicos aleatorizados en niños. Las recomendaciones actuales se basan en extrapolaciones de las realizadas para adultos, en ensayos clínicos
no controlados, casos clínicos o experimentos in vitro [12-16].
El objetivo de nuestro estudio es describir las características
de los ictus isquémicos en niños con cardiopatías en los últimos
años en nuestro hospital, en el que se han realizado una media
Aceptado tras revisión externa: 03.04.09.
Servicio de Neuropediatría. Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Madrid, España.
Correspondencia: Dr. Pedro de Castro de Castro. Luchana, 15. E-28010 Madrid. E-mail: [email protected]
Presentado en la XXXIII Reunión Anual de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica (Zaragoza, 2008). 2.ª beca-premio a los mejores trabajos
originales presentados.
© 2009, REVISTA DE NEUROLOGÍA
234
de 313 intervenciones de cirugía cardíaca y 330 cateterismos
anuales en los últimos cuatro años. Hemos intentado identificar
el tipo de cardiopatía y otros posibles factores de riesgo implicados, así como la forma de inicio clínico, la demora en el diagnóstico y su manejo posterior.
PACIENTES Y MÉTODOS
Se realizó un estudio retrospectivo en el que se recogieron todos los pacientes diagnosticados de ictus arterial isquémico que, además, presentaban una
cardiopatía en nuestro hospital en los últimos 10 años (1999-2008). Definimos ictus isquémico como la aparición de un déficit neurológico focal que
dura más de 24 horas con evidencia en la neuroimagen de infarto cerebral.
Los métodos diagnósticos fueron la resonancia magnética (RM), la tomografía computarizada (TC) y/o la ecografía transfontanelar. El estudio se
completó con electroencefalograma y con estudio de trombofilias. Se recogieron otros posibles factores asociados que pudieran intervenir en la patogenia del ictus, especialmente cirugías o cateterismos en el mes previo. Se
evaluó el tratamiento administrado en cada caso y si previamente estaban
recibiendo terapia antiagregante o anticoagulante. Finalmente, se revisó el
seguimiento realizado en la consulta de neuropediatría de nuestro hospital,
donde se valora la evolución motora y cognitiva a largo plazo de cada paciente y la presencia de secuelas, y se clasifica a los pacientes en cuatro grupos según la clasificación de Pallás et al [17]:
4. No secuela.
3. Secuela leve. La alteración no es discapacitante y le permite llevar una vida
independiente. Parálisis cerebral leve. Cociente de desarrollo (CD): 71-80.
2. Secuela moderada. Puede llevar vida independiente, pero precisa algún
tipo de cuidado especializado. Parálisis cerebral moderada. CD: 60-70.
1. Secuela grave. No puede llevar una vida independiente, precisa cuidados
y apoyo permanente. Parálisis cerebral grave. CD < 60.
RESULTADOS
De los 62 ictus infantiles recogidos en la base de datos de nuestro hospital
en los últimos 10 años, el 32% (n = 20) se produjo en niños con cardiopatía
de base, 14 varones y seis mujeres. Excluyendo a seis pacientes que comenzaron en el período neonatal, la edad media de presentación fue 35 meses, y
la mediana, 14 meses.
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ICTUS PEDIÁTRICOS
Tabla I. Características de los pacientes.
Paciente
Cardiopatía
Edad
(meses)
Factores
de riesgo
Cirugía
previa
Territorio
Clínica
Evolución
neurológica
1
VDDS + TGV
33
–
Glenn
ACM D + I
Hemiparesia
Hemiparesia leve
2
Atresia tricuspídea
+ hipoplasia aórtica
7
Sepsis
Norwood
ACM D
Hemiparesia
Hemiparesia moderada
epilepsia secundaria,
retraso intelectual leve
3
Síndrome de Shone
<1
Déficit de
proteína C
No
ACM D
Crisis
Hemiparesia moderada,
epilepsia secundaria,
retraso intelectual leve
4
Interrupción arco aórtico tipo B
<1
Cirugía a
Norwood
ACM + ACP D
Sedación
–
5
SVIH
25
-
6
Tetralogía Fallot
<1
Glenn
ACM D
Hemiparesia
Hemiparesia leve
Cirugía
a
Corrección
ACM I
Crisis
Hemiparesia leve
a
Fístula
ACM + ACP
Deterioro
hemodinámico c
Diplejía leve
7
Atresia tricuspídea +
comunicación interauricular
1
Cirugía
8
Síndrome de Shone
50
Cateterismo a
intervencionista
Fístula
ACM D
Hemiparesia c
Hemiparesia leve
9
Canal arteriovenoso parcial
40
-
No
ACM I
Parálisis facial
Hemiparesia leve, disfasia
10
Comunicación interventricular
+ estenosis pulmonar
+ insuficiencia tricuspídea
180
Cirugía a, cateterismo a
diagnóstico,
síndrome de Down
Corrección
ACM D
Hemiparesia,
disminución
de conciencia
Hemiparesia moderada
(consulta adultos)
11
Atresia tricuspídea +
comunicación interauricular
+ comunicación interventricular
4
Cirugía a, cateterismo a
intervencionista
Glenn
ACM D + I
Crisis
Hemiparesia moderada,
epilepsia secundaria
parálisis pseudobulbar
12
Enfermedad de Kawasaki
14
Interrupción de ACO,
infarto agudo de miocardio
No
ACM D+ I
Crisis, disminución
de conciencia
–
13
Tetralogía de Fallot
1
Cirugía a
Corrección
ACM D
Crisis
Hemiparesia leve
a
14
TGV
<1
Cateterismo
intervencionista
No
ACM + ACP D
Deterioro
hemodinámico
Hemiparesia leve
15
Miocardiopatía hipertrófica
3
Moya-moya
No
Difusa
Crisis
Encefalopatía grave
16
Comunicación interauricular
+ insuficiencia tricuspídea
22
Ingreso por
insuficiencia respiratoria
No
ACM D+ ACM I
Crisis
Hemiparesia moderada,
retraso intelectual
moderado
17
TGV
6
Cirugía a, ECMO
Switch
ACM D
Sedación
Fallecimiento
18
Estenosis aórtica +
insuficiencia aórtica
108
Cirugía a
Ross
ACM D
Hemiparesia c
Hemiparesia leve,
retraso intelectual leve
19
TGV
<1
Cirugía a, MTHFR b
Switch
ACM D
Sedación
Normal
No
ACM I
Asintomático
Fallecimiento
20
VDDS + atresia pulmonar
<1
MTHFR
b
ACM: arteria cerebral media (o ramas); ACO: anticoagulantes orales; ACP: arteria cerebral posterior; D: derecha; ECMO: membrana de oxigenación extracorpórea;
I: izquierda; SVIH: síndrome de ventrículo izquierdo hipoplásico; TGV: transposición de grandes vasos; VDDS: ventrículo derecho de doble salida. a En el mes previo; b Mutación en heterocigosis; c Clínica presentada al disminuir la sedación.
Tipo de cardiopatía
De los 20 pacientes, 18 (90%) presentaban cardiopatías congénitas, un paciente presentaba enfermedad de Kawasaki con aneurismas coronarios gigantes, y otro, una miocardiopatía hipertrófica asociada a enfermedad de moya-moya. De los pacientes con cardiopatías congénitas, 16 presentaban cardiopatías complejas (89%) y dos (11%) cardiopatías simples: comunicación
interauricular y canal auriculoventricular parcial (Tabla I).
Factores de riesgo
Fueron los siguientes:
– El antecedente de cirugía cardíaca en 13 de los 20 pacientes (65%), aunque solamente en nueve de ellos (69%) se había realizado en el mes previo. Cuatro pacientes (20%) tenían antecedente de cateterismo la semana
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anterior, tres de ellos con carácter intervencionista: una septostomía auricular (Rashkind) en un paciente con transposición de grandes vasos, una
dilatación de las arterias pulmonares en un paciente con una atresia tricuspídea en estadio Glenn y la administración de fibrinólisis local en una
fístula sistemicopulmonar trombosada.
– La presencia de ‘cortocircuitos’ entre las circulaciones pulmonar y sistémica en el momento del ictus, aunque debido a la dirección variable del
cortocircuito en algunos pacientes y tratarse de un estudio retrospectivo,
no pudimos establecer la incidencia exacta de pacientes que presentaban
shunt derecha-izquierda en el momento en que tuvo lugar el ictus.
– Un paciente, en el postoperatorio de la corrección de una transposición
de grandes vasos, se encontraba asistido por membrana de oxigenación
extracorpórea.
235
B. HUIDOBRO-FERNÁNDEZ, ET AL
– Cuatro pacientes (20%) presentaban otros factores de riesgo independientes de la cardiopatía y/o su manejo: una sepsis, un ingreso en unidad de
cuidados intensivos pediátrica por una insuficiencia respiratoria (paciente con comunicación interauricular), un déficit de proteína C y una enfermedad de moya-moya.
El paciente con enfermedad de Kawasaki sufrió el ictus en el contexto de
una gastroenteritis por la que se suspendió el tratamiento anticoagulante y
secundariamente presentó un infarto agudo de miocardio por trombosis de
la arteria coronaria descendente anterior, y posteriormente infartos de la arteria cerebral media (ACM) izquierda y la rama posterior de la ACM derecha. Sólo un caso presentaba antecedente de un ictus previo; se trataba de
una paciente con una estenosis pulmonar y una comunicación interventricular que había presentado un ictus 14 años antes, cuando era lactante, y en el
momento del segundo ictus no recibía profilaxis secundaria.
10
8
6
4
2
0
Grado 1
Grado 2
Grado 3
Grado 4
Figura. Evolución neurológica según clasificación de Pallás et al [17].
Clínica
La sintomatología inicial más frecuente fueron las crisis convulsivas focales (siete pacientes) y la hemiparesia (seis pacientes). Dos pacientes presentaron, además, una disminución del nivel de conciencia, uno asociado
a una crisis convulsiva y otro a hemiparesia. En un paciente, la clínica de
inicio fue una parálisis facial central y, posteriormente, desarrolló una hemiparesia. Uno de los pacientes presentó únicamente un empeoramiento
hemodinámico. En otro paciente, el ictus fue asintomático (neonato), se
diagnosticó mediante las secuencias de difusión de una RM realizada en
el contexto de un síndrome polimalformativo. En los seis pacientes que se
encontraban bajo sedación, el diagnóstico se realizó por ecografía transfontanelar realizada de forma rutinaria (tres pacientes, todos en período
neonatal) o tras observar clínica neurológica al disminuir la sedación (tres
pacientes).
(21%) con antiagregantes y en cuatro (29%) con terapia combinada (antiagregantes y anticoagulantes).
Profilaxis secundaria
Se indicó en 12 pacientes (el 70%, excluyendo los dos pacientes que fallecieron y un paciente en el que desconocemos si se inició o no la profilaxis
secundaria). En nueve casos (75%) se realizó inicialmente con anticoagulantes orales, en los tres restantes con antiagregantes.
Sólo un paciente ha presentado recurrencia de ictus. Se trata del paciente
con enfermedad de moya-moya, que ha sufrido múltiples infartos y ha desarrollado una encefalopatía grave, pero en este caso atribuimos los ictus a la
enfermedad de moya-moya y no a su cardiopatía.
Diagnóstico
Evolución
Solamente en dos pacientes el diagnóstico se hizo en las seis primeras horas
tras el inicio de la clínica. En tres pacientes, la demora fue de 6-24 horas; en
tres, de 24-48 horas; y en cinco transcurrieron más de dos días. En siete casos, el diagnóstico fue más complicado por encontrarse seis de los pacientes
bajo sedación, y en otro porque el ictus cursó de manera asintómatica y no
se pudo establecer el tiempo transcurrido entre que tuvo lugar el infarto y el
diagnóstico.
El diagnóstico se realizó en 10 casos (50%) mediante TC y en seis mediante RM (30%). En estos pacientes no se realizó TC previa. En los cuatro
casos restantes, el diagnóstico inicial se hizo por ecografía transfontanelar.
En dos casos se realizaron ecografías transfontanelares previas a otras exploraciones radiológicas que resultaron normales.
El territorio arterial más frecuentemente afectado por el infarto fue la ACM
o sus ramas en 19 pacientes (95%); en 13 se afectó la derecha, en tres la izquierda y en el resto ambas. En tres casos, además de la ACM, se afectó la
arteria cerebral posterior, y en un paciente se produjeron infartos múltiples
(enfermedad de moya-moya).
En 16 pacientes (80%) se realizó electroencefalograma en los días posteriores al infarto; en cuatro de los casos el registro resultó normal. Las
anomalías más frecuentes fueron signos irritativos focales (cuatro pacientes,
33%) y asimetrías interhemisféricas (seis pacientes, 50%).
Se realizó estudio de trombofilias en nueve pacientes (45%), que resultó
normal en seis de ellos. Solamente en un paciente se encontró alteración en
la proteína C. Dos pacientes presentaban una mutación del gen de la metiltetrahidrofolato reductasa (MTHFR) en heterocigosis.
En el momento de realización del estudio, el tiempo medio de seguimiento
de los pacientes en la consulta de neuropediatría fue de 37 meses, con rango
variable entre ocho meses y ocho años. Se continuó el seguimiento en todos
los pacientes excepto en cinco casos: dos fallecimientos debido a su patología de base, dos pacientes que continuaron el seguimiento en sus hospitales
de referencia y una paciente que se transfirió a la consulta de adultos. La hemiparesia fue la secuela motora más frecuente, ya que se encontró en 13 de
nuestros pacientes (81%). En la mayoría de los casos fue de carácter leve
(ocho casos, 61%). Tres pacientes (20%) presentaron epilepsia secundaria y
solamente uno (6%) encefalopatía grave. En cuanto al desarrollo intelectual, ocho de los pacientes (53%) no presentaban ninguna alteración. En
cinco pacientes (33%), la afectación fue leve, y presentaron un retraso ligero o disfasia. Según la clasificación de Pallás et al [17], la mayoría de pacientes presentaba secuelas leves o grado 3 (Figura).
Profilaxis primaria
En cuanto al tratamiento previo al infarto, encontramos 11 casos (55%) en
los que no se seguía ninguna pauta anticoagulante ni antiagregante. En dos
pacientes (10%) se había suspendido el tratamiento profiláctico con heparina del período postoperatorio en las 48 horas previas al ictus, y en otro la terapia con anticoagulantes orales por presentar gastroenteritis. Dos pacientes
(10%) recibían tratamiento con antiagregantes, tres (15%) con anticoagulantes orales y uno (5%) con heparina.
Tratamiento
En 14 pacientes (70%) se instauró tratamiento al detectarse el ictus, aunque
no se siguió una pauta uniforme: en siete casos (50%) con heparina, en tres
236
DISCUSIÓN
Las cardiopatías son uno de los principales factores de riesgo de
aparición de ictus en la infancia, y se presentan en un tercio de
los niños con ictus. Nuestro estudio pone de manifiesto la amplia variedad de cardiopatías que pueden provocarlos, aunque
fundamentalmente son cardiopatías congénitas complejas (un
80% en nuestra serie, al igual que ocurre en otras series) [7]. No
hemos encontrado ningún caso asociado a fibrilación auricular,
causa frecuente de ictus en adultos.
La mayor incidencia de ictus en estos pacientes se ha atribuido principalmente a la formación de embolismos de origen cardíaco, debidos a anomalías anatómicas y funcionales que provocan disfunción ventricular y alteraciones del flujo sanguíneo [7].
La situación más descrita en la bibliografía son pacientes con
ventrículos únicos sometidos a cirugía de Fontan, en los que se
ha descrito una incidencia de ictus entre 2,8-9%, según las series, fundamentalmente en el primer mes de postoperatorio [8,
18-20]. En nuestra serie no hemos encontrado ningún caso en
pacientes con cirugía en estadio Fontan. Otro factor ampliamen-
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ICTUS PEDIÁTRICOS
cardiovasculares sospechar un ictus, y
pensamos que debería insistirse en la neSituación predisponente
Prevención primaria
cesidad de que en los centros infantiles
con servicios de cirugía cardíaca debería
Fístula sistemicopulmonar
Heparina postoperatorio inmediato (HNF)
existir posibilidad de realizar RM las 24
± antiagregación
horas del día. La mayor dificultad diagNorwood (estadio I)
Heparina postoperatorio inmediato (HNF)
nóstica se presenta en los pacientes que se
± antiagregación
encuentran bajo sedación, ya que la auGlenn
Heparina postoperatorio inmediato (HNF)
sencia de sintomatología en muchas ocasiones provoca una importante demora
Fontan
AAS o HNF seguida de anticoagulación (INR 2-3)
diagnóstica. Estos pacientes deberían teStents
Heparina perioperatoria (HNF)
ner una monitorización neurofisiológica
(electroencefalograma y monitor de funMiocardiopatía dilatada
Anticoagulación oral
(especialmente si indicación de trasplante)
ción cerebral continua) y ecográfica seriada para detectar la presencia de infarHipertensión pulmonar
Anticoagulación oral cuando se inicie
tos. La espectroscopia cercana al infrarrotratamiento farmacológico
jo empleada para valorar la perfusión del
Prótesis valvulares biológicas: fase aguda
Anticoagulación tres meses
tejido cerebral también podría ser útil paAnticoagulación tres meses o AAS
ra detectar precozmente ictus en estos
Mitral
pacientes [26].
Aórtica
Las secuelas neurológicas permanentes
en los ictus pediátricos varían entre
Prótesis valvulares biológicas: mantenimiento
Anticoagulación
AAS
un 50-80% de los casos [15]. El porcentaFibrilación auricular
je de secuelas en nuestra serie es mayor
(93%), probablemente porque los niños
Ausencia de fibrilación auricular
con cardiopatías presentan múltiples facPrótesis valvulares mecánicas
Anticoagulación ± antiagregación
tores de riesgo neurológico, como la situación de hipoxia crónica, otras malforCateterismo
Bolo de heparina
maciones asociadas o la mayor incidencia
AAS: ácido acetilsalicílico; HNF: heparina no fraccionada.
de cirugía bajo circulación extracorpórea,
y, por tanto, el ictus no sea el único determinante en su evolución.
te descrito es la existencia de cortocircuitos derecha-izquierda,
Es importante la realización de ecocardiografías y otras ecoque implican un riesgo de émbolos paradójicos [7]. La cirugía grafías para identificar posibles trombos, así como la búsqueda
supone un riesgo mayor, debido a la formación de microémbo- específica de disecciones vasculares [2,9,24]. Por otro lado, quelos. Este factor se ha conseguido controlar en cierta medida con remos resaltar que sólo en un caso de ictus neonatal la cardiopael uso de detectores de burbujas, filtros y la terapia anticoagulan- tía se diagnosticó en su estudio etiológico. Esto es muy infrete intra y postoperatoria [8]. En nuestra serie, se había realizado cuente en la bibliografía [2].
cirugía previa en 13 pacientes (65%), en nueve de ellos en el mes
Se ha descrito la relación entre los trastornos protrombótiprevio al ictus. También está demostrado que los cateterismos cos e ictus en niños [4,27-30]. Respecto a la utilidad del estudio
tienen una importante tasa de complicaciones vasculares en de trombofilia en los niños con ictus y cardiopatía hubo controadultos, incluyendo ictus, especialmente los de carácter inter- versia [30]. En nuestra serie no es valorable la incidencia hallavencionista [21,22]. En nuestra serie, encontramos antecedente da de trombofilias, ya que, al tratarse de un estudio retrospectide cateterismo en la semana previa en cuatro pacientes (20%), vo, sólo se pudieron valorar nueve pacientes en los que se había
tres de ellos intervencionistas. La realización de un Rashkind es realizado estudio de trombofilia (un 45% del total), y se enconel tipo de cateterismo intervencionista más relacionado con ictus tró alteración de la proteína C en uno de los casos. En la actuapediátricos en la bibliografía [23]. En nuestra serie hay un caso lidad se recomienda la realización de estudios de trombofilias
de un neonato con una transposición de grandes vasos al que se en todos los casos, por las consecuencias sobre el pronóstico y
le había realizado dicha técnica en las primeras horas de vida. la profilaxis secundaria.
Otros factores desencadenantes son presencia de material extraRecientemente se han publicado dos pautas de tratamiento
ño (conductos, stents, válvulas protésicas), la hiperviscosidad en los ictus en pacientes pediátricos: la propuesta en la guía
sanguínea en pacientes con cardiopatías cianóticas y la mayor American College of Chest Physicians Evidence-Based Clinical
incidencia de endocarditis y disecciones vasculares en niños con Practice Guidelines [16] y la presentada por la American Heart
cardiopatías [8,9,13,24]. No hemos encontrado ningún caso aso- Association (AHA) [15]. Ambas guías están basadas en opiniociado a endocarditis ni casos de disecciones vasculares.
nes de expertos y extrapolaciones de datos de adultos, y el grado
En nuestra serie sólo se ha realizado el diagnóstico en las de evidencia de sus recomendaciones en general es bajo, dado
primeras seis horas en dos pacientes (10%). Este retraso diag- que no existen ensayos clínicos aleatorizados sobre el tratamiennóstico, similar al encontrado en los ictus pediátricos en general to de ictus en pacientes de estas edades. Ninguna de estas guías
[25], representa una importante limitación de cara a plantear recomienda el tratamiento trombolítico en fase aguda, debido a
en el futuro alternativas terapéuticas. Es fundamental ante cual- la falta de de datos acerca de la seguridad y eficacia en niños,
quier clínica neurológica aguda en pacientes con enfermedades aunque recientemente se han publicado casos aislados con evoTabla II. Prevención primaria (guía Chest) [16].
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B. HUIDOBRO-FERNÁNDEZ, ET AL
lución satisfactoria [20,31-35]. Tampoco se ha establecido el papel de otras herramientas terapéuticas que están en investigación, como el empleo de células progenitoras endoteliales o los
fármacos neuroprotectores dirigidos a preservar la viabilidad de
las células situadas en la zona de penumbra [36,37]. En ambas
guías se recomienda el inicio de la anticoagulación en cuanto se
diagnostica el ictus isquémico, manteniendo posteriormente heparina de bajo peso molecular o anticoagulantes orales en los
pacientes con probable origen cardioembólico o disección vascular. La duración del tratamiento dependerá de las intervenciones realizadas sobre la cardiopatía de base del paciente.
La profilaxis primaria o secundaria tampoco está aún bien
protocolizada, debido a la insuficiencia de estudios pediátricos
prospectivos [12-16,38]. En nuestra serie, en el 55% de los casos
no recibían profilaxis primaria y en el 30% no se mantuvo pauta
profiláctica secundaria. La AHA recomienda realizar las medidas necesarias para disminuir el riesgo de ictus, como es el tratamiento de la insuficiencia cardíaca congestiva o la corrección
quirúrgica de las cardiopatías complejas (recomendaciones de
clase I). En los pacientes con riesgo alto de ictus por embolismo
cardíaco, recomienda anticoagulación con heparina de bajo peso
molecular o anticoagulantes orales; y en los que presentan riesgo
bajo, antiagregación (recomendaciones de clase II). Sin embargo,
no establece qué cardiopatías son las que tienen un riesgo alto o
bajo. En cuanto a la prevención primaria, la guía Chest establece
diferentes indicaciones según el tipo de cardiopatía (Tabla II).
En la enfermedad de Kawasaki, la guía Chest recomienda
tratamiento con gammaglobulina intravenosa en los primeros
10 días tras el inicio de los síntomas, así como ácido acetilsalicílico en dosis antiinflamatorias (80-100 mg/kg/día) y, posteriormente, en dosis antiagregantes (3-5 mg/kg/día). En pacientes que desarrollen aneurismas coronarios gigantes, deben añadirse anticoagulantes orales, como se hizo en el paciente de
nuestra serie.
Finalmente, hay que recordar que es fundamental el seguimiento multidisciplinar de estos pacientes: neurólogo, rehabilitador, cardiólogo, hematólogo y a largo plazo, teniendo en cuenta
que puede haber secuelas importantes en el desarrollo que no se
manifiesten en el período inmediato al ictus [8].
En conclusión, se debe de pensar en la posibilidad de un ictus
en todo niño cardiópata que presente un síntoma neurológico
agudo, sobre todo si presentan crisis focales o hemiparesia. El
tipo de cardiopatía es muy variable y existen múltiples mecanismos implicados en la patogenia de los ictus isquémicos en estos
niños. La cirugía cardíaca, especialmente si se realiza con circulación extracorpórea y parada cardíaca, y los cateterismos son
los factores de riesgo más importantes. Aunque no hay normas
establecidas de actuación, consideramos importante la realización de un estudio de trombofilia en todos los niños que sufran
ictus, debido a la frecuente asociación de varios factores predisponentes.
El diagnóstico precoz resulta difícil de establecer, pero es
necesaria una concienciación del pediatra y de los servicios sanitarios de urgencias para pensar en el ictus de origen cardíaco.
En la actualidad, aunque no está establecido el tratamiento
trombolítico en niños, cada vez se publican más casos de pacientes en los que se ha empleado, pero es necesario efectuarlo
en las primeras horas tras el inicio del ictus. No obstante, resultan necesarios estudios prospectivos multicéntricos para establecer un protocolo de actuación uniforme en los casos de ictus
pediátricos.
Es importante el seguimiento de estos pacientes para valorar
la evolución y el pronóstico a largo plazo. En nuestra serie se
produjo afectación del 93% de los casos, aunque generalmente
de carácter leve. Para lograr la minimización de las secuelas y
evitar posibles recurrencias, en el manejo de estos pacientes es
fundamental la participación de un equipo multidisciplinar.
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ARTERIAL ISCHAEMIC STROKE IN CHILDREN WITH CARDIAC DISEASES
Summary. Introduction. The incidence of cerebral stroke in children has significantly increased in last years. Heart diseases
are one of the best known risk factors in pediatric stroke. Aim. To describe the characteristics of the cerebral stroke in children
with heart diseases, emphasizing in predisposing conditions, time to diagnosis, management and follow-up of patients.
Patients and methods. We performed a retrospective study in children suffering from heart diseases with cerebral stroke
admitted to our hospital that comprised 10 years. Type of cardiopathy, associated factors like surgery or catheterization, study
of thrombophilia, clinical findings, methods and time to diagnosis, primary and secondary prophylaxis, treatment and longterm neurologic outcome were analyzed. Results. Twenty patients were included in our study (age: from neonatal period to 15
years), eighteen of them were children with congenital cardiac disease. Eleven patients had antecedent of surgery and/or
catheterism in the previous month. The most common clinical presentation was focal seizures. Time from clinical onset to
diagnosis of stroke was longer than 24 hours in 60% of our patients. Fifty per cent of our patients did not receive any primary
prophylaxis. Treatment was initiated in 70% of patients, but no one received thrombolysis. Conclusions. It is crucial to consider
stroke when children with heart diseases show any neurologic symptom. Optimal diagnostic strategies must be established to
low the delay of diagnosis in these patients, as well as randomised clinical trials in order to establish uniform guidelines in
pediatric stroke. [REV NEUROL 2009; 49: 234-9]
Key words. Arterial ischaemic stroke. Children. Congenital heart diseases. Risk factors. Stroke. Treatment.
REV NEUROL 2009; 49 (5): 234-239
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