Tiempos de Avivamiento. El pan del cielo

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TIEMPOS DE AVIVAMIENTO
“El pan del cielo”
Éxodo 16: 4 “Y Jehová dijo a Moisés: He aquí yo os haré llover pan
del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un
día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no”
Éxodo 16: 14 “Y cuando el rocío cesó de descender, he aquí sobre
la faz del desierto una cosa menuda, redonda, menuda como una
escarcha sobre la tierra. 15 Y viéndolo los hijos de Israel, se dijeron
unos a otros: ¿Qué es esto? porque no sabían qué era. Entonces
Moisés les dijo: Es el pan que Jehová os da para comer”
Introducción.
Habían ya escapado de la esclavitud de Egipto, eran totalmente libres y se
dirigían hacia la tierra que Dios les había prometido, tierra tan fértil que se decía de
ella que fluía leche y miel.
Pero tenían que atravesar el desierto, un lugar hinóspito, lleno de dificultades.
Pero en medio de ese ambiente tan hostil, Dios se manifestaba poderosamente
protegiéndoles y guiándoles.
Muchos el día de ayer fueron bautizados, y muchos más ya lo han sido desde
hace tiempo. La esclavitud del pecado ha quedado atrás, el enemigo que los tenía
dominados nunca más para siempre lo volverán a ver. ¡Aleluya!
Todos nosotros avanzamos hacia un destino maravilloso, hacia una tierra
prometida que Jesús dijo: “Donde Yo estoy quiero que ustedes estén, así que voy a
preparar lugar para ustedes” Hay un lugar que nos espera, un lugar formidable, donde
dicen las escrituras no hay lloro, ni dolor.
Pero en tanto que ese día llega, aún permanecemos en este mundo, lleno de
dificultades, adversidades y conflictos. Aún seguimos en este cuerpo que anhela ser
transformado a la Gloria de nuestro Señor Jesucristo. Así que podemos apreciar que
la situación del pueblo de Dios al haber sido liberados de la esclavitud de Egipto y
dirigirse hacia la tierra prometida a través del desierto, es un tipo y figura de lo que
nosotros también pasaríamos. Hemos sido liberados por el sacrificio de Jesús, todos
los pecados fueron borrados y ninguno de ellos jamás podrán levantarse en contra
nuestra, el acta de decretos fue clavada en la cruz y nos hemos levantado como
hombres y mujeres nuevos, nacidos de nuevo, como hijos de Dios con un destino
maravilloso pero aún viviendo en este mundo.
Pues bien, la protección y provisión de Dios se manifestó maravillosamente con
su pueblo, pues no los dejó sin provisión de alimentos, sino que les dio “pan del cielo”.
No era el mejor alimento sobre la tierra, sino el pan que hay en el cielo. No ser
trataba de comida de rey, sino comida de Dios. Así es la provisión de Dios.
Dice Salmos 78: 24 “E hizo llover sobre ellos maná para que
comiesen,
Por Rubén Álvarez- Alcance Izcalli
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Y les dio trigo de los cielos.
25 Pan de nobles comió el hombre;
Les envió comida hasta saciarles”
¡Qué maravilloso es nuestro Dios! En medio de la adversidad, en medio de las
dificultades, Él tiene un provisión del cielo lista para ti. Nunca te dejará, estará contigo
siempre, hasta que te haya metido en la promesa.
DESARROLLO
1. El maná un tipo de la Palabra de Dios.
Ahora bien, quisiera que comprendiéramos que ese maná que Dios le dio a Su
pueblo para alimentarles en el desierto, tiene una enseñanza muy especial para
nosotros.
Deuteronomio 8: 2 “Y te acordarás de todo el camino por donde
te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para
afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si
habías de guardar o no sus mandamientos. 3 Y te afligió, y te hizo
tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni
tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan
vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá
el hombre”
Dios les dice que les ha sustentado con maná, con comida que no conocían,
para que supieran que no solo de pan vivirá el hombre, sino de todo lo que sale de la
boca de Dios.
El propósito del maná, del pan del cielo, del trigo del cielo que hizo descender
sobre ellos, era para que nosotros supiéramos que Dios tiene cuidado de nosotros,
que nunca nos dejará, y que Su provisión para resistir en este desierto está lista, esa
provisión está en la Palabra que sale de Su boca.
Puede ser que estés afligido, que estes enfrentando fuertes adversidades; pero
la provisión de Dios está lista. Tu puedes vencer pero necesitas comer el alimento del
cielo, el alimento que te llena no de energía terrenal, sino de poder sobrenatural del
cielo: La Palabra de Dios.
Tienes que saber que la provisión material no es lo único que necesitas, pero
de ello están llenas las oraciones, lo que verdaderamente requieres es la provisión del
cielo, el pan de los nobles, el trigo del cielo, la Palabra de Dios.
2. Busca la provisión cada mañana.
Ahora bien, quisiera que escucharan lo que dice acerca de este alimento el
libro de Sabiduría. Se que no lo tienen en sus biblias, es un libro apócrifo porque no
fue escrito en hebreo, pero es impresionante lo que dice:
Sabiduría 16: 20 “A tu pueblo, en cambio,
le diste a comer alimento de ángeles.
Sin que tuvieran que trabajar,
les enviaste desde el cielo
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un pan listo ya para comer, que podía agradar a todos
y era apropiado a todos los gustos.
21 Este sustento que le dabas
mostraba la ternura que sientes por tus hijos:
se acomodaba al gusto del que lo comía
y se convertía en lo que cada uno quería.
22 Además, aunque era como nieve o como hielo,
resistía el fuego sin derretirse.
Así podían darse cuenta
de que, mientras el fuego que ardía en medio del granizo
y centelleaba en medio del aguacero
destruía las cosechas de los enemigos,
23 ese mismo fuego perdía su energía propia
para que los justos pudieran alimentarse.
24 Porque la creación, sirviéndote a ti, su creador,
actúa con más fuerza para castigar a los malvados,
y se calma en favor de los que en ti confían.
25 Así fue como, en aquella ocasión,
ella, por una transformación total,
se puso al servicio de tu bondad, que a todos alimenta,
para satisfacer los deseos de los que a ti acudían,
26 para que aprendieran tus amados hijos, Señor,
que no son las cosechas de la tierra
las que alimentan al hombre,
sino que es tu palabra
la que mantiene a los que en ti confían.
27 El maná, que no era destruido por el fuego,
se derretía simplemente
con el calor del primer rayo del sol,
28 para que tu pueblo supiera que es preciso
levantarse antes del amanecer a darte gracias
y orar antes de que salga el sol,
29 pues la esperanza del ingrato
se derretirá como escarcha de invierno
y se escurrirá como agua inútil.
Aprendemos nuevos datos acerca del maná: Podía adaptarse al gusto de cada
persona y tomar la forma de lo que ellos querían, no era derretido por el fuego, pero se
disolvía con el calor del primer rayo del sol.
Así es la Palabra de Dios con nosotros, pueden escucharla diferentes personas
y el Espíritu de Dios les revelará a cada quien lo que necesitan, lo pondrá en sus
corazones y les llenará de fe para enfrentar con éxito las adversidades que enfrentan.
Llenará el corazón de cada persona en lo particular, aunque la Palabra sea la misma
para todos.
La Palabra de Dios no puede ser destruida por el fuego, sino que te llena de
fuego en tu interior, como aquella zarza ardiendo que no se consumía, así serás
transformado por la Voz del Señor en tu interior.
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La Palabra de Dios es una provisión diaria del cielo para tu vida, está lista en la
mañana, Dios contestará tus oraciones, y dirá lo que habrás de hacer. Saulo
preguntaba al Señor: ¿Qué debo hacer? Y creo que es la pregunta que cada hijo de
Dios debe hacer cada día: ¿Qué debo hacer? Es ponerse a disposición del Espíritu de
Dios, es aceptar Su dirección, es fortalecerse en el hombre interior para iniciar el día
con fuerza y éxito.
El pueblo de Dios debía levantarse antes que saliera el sol si querían recoger
su alimento del día, es por ello que Jesús nos enseñó a orar así: “Padre nuestro que
estas en el cielo, santificado sea Tu nombre, Venga a nosotros Tu Reino, y que se
haga Tu Voluntad como en el cielo así también en la tierra, El pan nuestro de cada
día, dánoslo hoy.
Cada día hay una provisión sobrenatural, una provisión del cielo, un pan de
ángeles para ti. Pero debes buscarla en oración, debes buscarla antes de hacer
cualquier cosa. ¿Cuánta provisión Dios habrá enviado a tu vida pero se ha derretido,
porque no saliste a buscarla?
3. Jesús el pan del cielo.
Ahora bien, aún hay más revelación del Espíritu Santo sobre este maná que
descendió sobre Su pueblo en el desierto.
Juan 6: 48 “Yo soy el pan de vida. 49 Vuestros padres comieron
el maná en el desierto, y murieron. 50 Éste es el pan que desciende
del cielo, para que el que de él come, no muera. 51 Yo soy el pan vivo
que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para
siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida
del mundo”
Los religiosos que se resistían a creer en Jesús llegaron y le dijeron: ¿Qué
señal haces para creer en ti? Juan 6: 30 “Le dijeron entonces: ¿Qué señal,
pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces? 31
Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito:
Pan del cielo les dio a comer. 32 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto
os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el
verdadero pan del cielo. 33 Porque el pan de Dios es aquel que
descendió del cielo y da vida al mundo. 34 Le dijeron: Señor, danos
siempre este pan.
35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca
tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás”
Nuestros padre comieron el pan del cielo y tu ¿qué obra haces?. Jesús les
contestó que Moisés no les dio el verdadero pan del cielo, sino que era una figura de
lo que sería el verdadero pan del cielo. “Yo soy el verdadero pan del cielo”, dijo Jesús.
Y agregó: Aquellos que comieron el maná murieron en el desierto, pero el que
come de éste verdadero pan de vida, tendrá vida eterna y vivirá para siempre.
Quizá tu hubieras querido vivir en aquellos tiempos en que el maná descendió
sobre el desierto y comer de él, ¿Qué privilegio no es así? Pero quiero decirte que tu
y yo somos mucho mas privilegiados que aquellos hombres y mujeres que comieron
de aquel maná, porque tenemos al verdadero pan del cielo: Jesús.
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Jesús es el pan de vida, Él es el pan que descendió del cielo. Él es la Palabra
de Dios viva, la Palabra viviente. Quisiera que comprendieras este principio: La
verdadera relación que tienes con Jesús es la relación que tienes con la Palabra de
Dios.
Si tu buscas con todo anhelo de tu corazón la Palabra de Dios, entonces eso
mismo es lo que haces con Jesús, Él verdaderamente es tu anhelo y tu adoración.
No puedes decir que amas a Jesús pero desprecias la Palabra de Dios porque
son lo mismo. Es por ello que Jesús dijo: Que quien comiera de Él tendría vida eterna.
Es por ello que dice Salmos 81: 13 “Oh, si me hubiera oído mi
pueblo,
Si en mis caminos hubiera andado Israel!
14 En un momento habría yo derribado a sus enemigos,
Y vuelto mi mano contra sus adversarios.
15 Los que aborrecen a Jehová se le habrían sometido,
Y el tiempo de ellos sería para siempre.
16 Les sustentaría Dios con lo mejor del trigo,
Y con miel de la peña les saciaría.
Si el pueblo de Dios dispusiera su corazón para escucharle, si buscaran Su
Voz como buscan la provisión material, ya sus enemigos hubieran sido derribados, ya
sus adversarios estarían sometidos. El pueblo sería sustentado con lo mejor del trigo,
y será saciado de la miel de la peña.
4. Ministración.
El Espíritu de Dios nos habla una y otra vez: Es tiempo de buscar la Voz de
Dios. Dios sigue hablando hoy en día y tiene una provisión sobrenatural para ti cada
día. Dios hablará a tu corazón en medio de tu oración, también lo hará cuando leas tu
biblia, allí está la Palabra de Dios.
Es tiempo de cambiar y venir a Él ¿no crees? Porque desperdiciarías la
provisión del cielo para ti. Los cielos están abiertos, desde allí desciende Su provisión,
pero ésta se derrite si no sales a buscarla.
Dios no quiere que vayas por este mundo lleno de quejas y cuitas, sino que,
lleno de Su poder, tengas una vida llena de alegría, éxito y gloria.
Ven, es tiempo de buscar a Dios.
Por Rubén Álvarez- Alcance Izcalli
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