De pura cepa - Dos Hemisferios

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NEGOCIOS VINO
De pura cepa
Cuando pensó que era
tiempo de retirarse, decidió
cambiar de ruta. Desde la
Mitad del Mundo los vinos
de Guillermo Wright ganan
premios internacionales.
Rafael Valdez Mera, Guayaquil
FREDDY MORENO
L
e dijeron que estaba loco. Que
era imposible hacer vino en
Ecuador. Que estar en la mitad
del mundo era una desventaja para su
proyecto porque la uva usada en los vinos
se cosecha en otras latitudes.
Los malos augurios llovieron cuando Guillermo Wright les comentó a sus
amigos y colegas que quería convertir
su hobby en un negocio rentable. Había
trabajado 30 años en la empresa que
fundó su abuelo y que actualmente es
la más grande compañía privada del
país: Corporación Favorita que en 2010
facturó US$ 1.284 millones.
Era hora de retirarse, estaba cansado
del agitado ritmo de vida que implicaba
ser Vicepresidente de esa Corporación.
Pero su plan no era dejar de trabajar,
sino cambiar de ruta. Así es como fundó
Figalsa, razón social de su compañía
cuyo nombre comercial es Dos Hemisferios. Esta firma fabrica cuatro marcas
de vino tinto: Paradoja, Travesía, Del
Morro y Bruma; y una de vino blanco
que es Enigma.
La primera que salió al mercado en
2008 fue Paradoja. La bautizó así porque
“hacer vinos en Ecuador era una paradoja
y yo lo logré”. Ese año produjo 1.200
botellas que básicamente se vendieron
entre sus amigos, pero esa buena acogida
inicial no le bastó. “No solo queríamos
producir un vino, sino vender uno de
calidad que gane premios”, dice.
Este sueño se comenzó a cristalizar en
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Guillermo
Wright fundó
Figalsa para
elaborar vinos.
1999 cuando compró las 360
hectáreas en San Miguel de El
Morro, situado a 15 minutos
del estratégico balneario General Villamil Playas, ubicado cerca del
canal de riego de la Comisión de Estudios para el Desarrollo de la Cuenca del
Río Guayas (Cedegé). “Cuando recién
analizábamos la factibilidad del proyecto
visitamos las granjas experimentales de
la Cedegé, así que buscamos un terreno
cerca de su canal de riego porque vimos
que sí era posible sembrar uva ahí”,
comenta. Lo desértico del paisaje haría
dudar que en lo que más parece un bosque
seco se esconde un oasis de vid.
Al momento están sembradas nueve hectáreas. De
ellas, seis producen uvas
para hacer vino y en las
tres restantes se cultivan uvas de mesa.
La diferencia es que la uva de vino es
más pequeña y tiene la cáscara más
gruesa, en cambio la uva de mesa tiene
más pulpa.
Este año produjo 50.000 botellas de
vino que principalmente se vendieron
en Guayaquil y Quito.
Al principio, Wright también sembró
cebolla perla con la meta de exportarla
a Estados Unidos, pero a fines de 2003
decidió concentrarse en el vino.
NEGOCIOS VINO
Las primeras variedades de uvas de
vino las trajeron de Argentina y Brasil.
El clima no fue un impedimento, a pesar
de los malos vaticinios de varios expertos
que consideran que lo recomendable es
sembrar uva en zonas donde haya cuatro
estaciones. Wright desestima esa idea:
“Cuando tienes cuatro estaciones, en
el otoño, ya no tienes nada de hojas y
los nutrientes regresan al tronco, así la
planta descansa, inverna. En cambio,
en la Costa, como siempre hace calor,
la planta nunca descansa”.
En este viñedo hay dos cosechas al año,
cuando lo usual en otras partes del mundo
es que solo haya una. “Como estamos
cerca a la línea ecuatorial, podemos tener
dos cosechas. Los expertos no lo creen
todavía. Nosotros refutamos todos esos
paradigmas, porque realmente logramos
sacar un buen vino”, dice Wright.
LA CEPA FAMILIAR
Guillermo Wright fue un destacado
tenista que representó al país durante
su adolescencia. Tan bueno era que
obtuvo una beca en Estados Unidos para
seguir sus estudios en la Universidad
A&M de Texas.
Al volver al país, se vinculó a la
empresa familiar. Cuando tenía 30 años
comenzó su relación amorosa con el
vino. “Antes como era deportista no
tomaba, por eso mi gusto por el vino
comenzó un poco tarde”, comenta. El
flechazo fue fulminante.
Cuando prueba una copa de vino,
Wright cierra los ojos, respira hondo y
saborea. Definitivamente lo disfruta. Es
uno de los amores de su vida. El vino lo
relaja, lo pone reflexivo, le da paz.
Esa paz que era difícil de alcanzar
en medio de todo el estrés que implicó
liderar la expansión de Supermaxi a la
región Costa del país. De hecho, Guillermo Wright fue quien abrió la primera
tienda en Guayaquil. “Mi padre, que
fundó los supermercados junto con mi
abuelo, tiene 81 años y sigue empren-
En el viñedo que está en El Morro hay
dos cosechas al año, cuando lo usual en
otros lugares es que solo haya una.
diendo. Él me enseñó la tenacidad, su
ejemplo fue fundamental porque el éxito
no es cuestión de suerte, sino de trabajo
y mucho esfuerzo. Mi tío no estudió la
universidad y, sin embargo, maneja la
empresa más grande del país”, dice.
Los Wright, según él, son hombres
con visión. Por ahora, sus vinos solo se
venden en Ecuador, pero ya está en conversaciones para cruzar las fronteras.
Los primeros pasos en el exterior los
ha dado en concursos internacionales
donde algunas de sus marcas han sido
premiadas.
En 2009 participó en el II Concurso
Internacional Gala del Vino 2009, en
Quito, organizado por la Cofradía del
Vino. Sus marcas Paradoja y Enigma
obtuvieron el reconocimiento al mejor
vino tinto y el mejor vino blanco ecuatoriano, así como el Premio Plata por
Enigma midiéndose con más de 200 vinos de Chile, Argentina, Francia e Italia.
Todo esto ocurrió en una cata a ciegas,
es decir que los jueces, no sabían el vino
que estaban calificando, lo cual asegura
la imparcialidad del resultado.
Un mes después recibieron la Medalla
de Oro en el IX Concurso Internacional
Vinandino 2009 por su marca Enigma, realizado en Mendoza y San Juan
(Argentina), considerado uno de los
concursos más respetados de América
Latina. Allí compitieron más de 800
vinos, catados por 90 especialistas, con
vinos de 15 países.
Con el aval de todos estos premios,
el siguiente reto de Wright es promover
la cultura del vino en el país. Según
la corporación La Cofradía del Vino,
actualmente se consume una botella
per cápita. n
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