Estilo de vida

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Estilo de vida
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Bravísimo
Estilo de vida
| texto françois-xavier dupla | fotografía borja carbó |
EN UTRERA, EL TORO Y EL HOMBRE SE MIRAN, PERO NO COMO ENEMIGOS,
COMO DICE EL POEMA. “NOBLEMENTE CONDENADOS A SER, EL UNO PARA
EL OTRO, MORTALES, EN ESE CULTO FATAL, VORAZ DE BELLEZA”, DONDE LA
ESENCIA DE ESPAÑA EMPIEZA Y ACABA, Y DONDE UN GANADERO COMO
ALFONSO GUARDIOLA domínguez CONSERVA EN SU FINCA ‘EL TORUÑO’
TODO LO QUE LA PALABRA BRAVURA PUEDE SIGNIFICAR HOY
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Estilo de vida
u
trera tiene para sí y para el resto de
la humanidad el honor de ser una de las cunas
del flamenco. Desde que sale el sol hasta que
se pone no es raro oir algún cante nacido de
las casas aparentemente tranquilas, hacia el
imposible silencio de las calles.
Cuando nos acercamos a través de la planicie
sevillana, su perfil se dibuja a lo lejos como
una línea que escasamente se levanta del
Alfonso Guardiola en el salón de su finca junto a la fotografía de su hermano ya fallecido, el rejoneador Salvador Guardiola
suelo. Es la imagen de los pueblos sevillanos,
apenas sobresaliendo del horizonte, dejando
destacar entre sus edificios sólo el campanario
de las iglesias. La vida utrerana sigue marcada por las campanadas de la iglesia de Santa
María de la Mesa. Todo gira en torno a ellas. Y
también en torno al toro bravo, como si la cara
religiosa del pueblo necesitara ese reverso ancestral y pagano tan lleno de historia.
“humildad y ayuda
son las palabras más
bonitas de este mundo.
en una persona lo que
más valoro es que sea
persona”
ALFONSO GUARDIOLA. En la
campiña utrerana se extiende la finca de los
Guardiola, ‘El Toruño’, centro fundamental
de la crianza del toro de lidia andaluz desde
los años 40. Los colores de su divisa han teñido de azul y grana los alberos de medio mundo. Más ganadero que empresario, Alfonso es
el último de una estirpe que aún piensa que
el toreo tiene que seguir siendo un arte, e incluso una filosofía.
Y ha hecho que también esos valores entren en
su propia vida. “Me gusta querer a la gente”,
dice mientras caminamos por la dehesa. Los
toros descansan, unos echados, otros erguidos
pacientemente sobre la tierra seca. “Disfruto
cuando veo disfrutar a la gente”, continúa tras
una pausa, y vuelve a detenerse para madurar sus pensamientos antes de traerlos a la
luz: “Quiero a la gente y me gusta ayudar…”.
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Estilo de vida
Es una idea cabal que, confiesa, le viene
de casta: “Mi padre me enseñó que la sabiduría hay que transmitirla a los demás.
Para mí lo esencial en la vida es querer a
la humanidad, a todo el mundo sin mirar
su condición. Tan grande es el pobre como
pobre es el rico. Humildad y ayuda son las
palabras más bonitas de este mundo. En
una persona lo que más valoro es que sea
persona. Que no es lo mismo que tener personalidad. Quiero a mi mujer Rocío, que en
los cielos será reina. De ella valoro el amor
que me tiene y lo gran señora que es. Nadie
tiene tanta clase como ella. Quiero a mis
cuatro hijos…”.
Echa la vista atrás y nos habla de su
­abuelo, catalán de Reus, que llegó un buen
día a Utrera; de los primeros pasos de su
padre Salvador y de su tío Juan hacia la
ganadería de reses bravas; de Salvador
Noguera, su suegro, dueño de otra línea
de ganado bravo: María Luisa Domínguez
Pérez de Vargas. Tiene un especial recuerdo de su abuela, “Yo era su ojito derecho”.
Habla de todos ellos con respeto y pasión:
“Mi gente es mi gran afición”.
“los toros, como las personas, son
distintos según donde nacen y donde
pacen. las sales de las marismas dan
genio al toro”
EL TORO Y EL TOREO. La cas-
ta y la nobleza de un toro bravo tiene una
definición: la bravura. Los años que lleva
Alfonso Guardiola en ‘El Toruño’ le han
hecho entender lo que define a un toro de
lidia. “El toro aparece en España por la
zona norte”, comienza a explicarnos. “En
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un principio no se toreaba: se derribaban los
toros por diversión, pero vieron que algunos
animales se levantaban y se enfrentaban al
hombre. Aquí comienza la selección. Aquí comienza la bravura. Es al llegar al sur cuando
se empieza a seleccionar su casta y es entonces cuando se inicia el toreo. Los toros, como
las personas, son distintos según dónde nacen y dónde pacen. Por poner un ejemplo, las
sales de las marismas dan genio al animal”.
Cuando la palabra genio aún flota en el aire
(una palabra que notamos que tiene un especial significado para él), Alfonso se pone
más serio todavía: “Yo soy un gran amante
de la naturaleza, pero entiendo que el toro
bravo ha nacido para morir.” ¿Pero qué les
diferencia de otros animales?, ahondamos en
la cuestión: “Los toros tienen sentimientos.
No hablan pero sienten. Los toros lloran. El
Cordobés decía: no quiero matarlo, me está
diciendo cosas, me está llorando…”.
Pero le preguntamos por el tema clave: ¿Qué
es la bravura? “La bravura -afirma- es casta,
genio y fiereza”. Es una definición que no es
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de libro, sino sacada de su ­propia experiencia
ganadera. “Los pitones -nos sigue contandono matan: la mayoría de las cornadas son por
culpa de los toreros. El toro siempre avisa. El
toro no sabe embestir. Hay que enseñarle”.
“la bravura es casta,
genio y fiereza. el
toro es el rey del
espectáculo. no hay
torero sin toro”
EL TORERO. “El toro es el rey del es-
pectáculo. No hay torero sin toro. Hoy en día
el hombre le ha perdido el respeto al animal
rey. Si yo pudiera, me quedaría sólo con el
período de crianza. Creo que hace falta una
revolución. Tienen que venir nuevos toreros
que busquen la lidia”. Dicho esto, Alfonso habla de la figura del torero, de lo que él piensa
de que debe de ser: “El torero tiene que transmitir emoción. La vida sin emoción no vale
‘na’. Tiene que provocar que te salga algo de
aquí dentro, que haga que el ¡olé! salga instintivo. Para eso necesita un toro bravo, que
no codicioso. Con movilidad. Un toro que se
haga respetar… Que todo el mundo en el callejón esté pendiente”.
Y piensa entonces en la figura mítica del ­torero,
la imagen ideal: “Los buenos toreros son los
que dejan huella. El que alguien o algo te deje
huella es lo más importante. La huella es la
raíz… El torero tiene que dominar, que mandar, tiene que poder al toro. Los buenos toreros
tienen una rapidez en la cabeza que sólo se la
da la dureza de la vida. El gran atractivo de
la fiesta es la incertidumbre que se genera al
enfrentarse una fiera con una persona. No hay
ningún torero que no tenga miedo. El valiente
es el que se impone al miedo y lo supera”.
Cariñoso, cercano, humilde, entrañable y dicharachero, Alfonso Guardiola Domínguez,
nos ha dejado una huella indeleble. Un estilo
muy auténtico de entender y vivir la vida.
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